Jesus nos da un requisito para entrar en el Reino

Un día en que yo estaba preparando estos estudios, le dije al Señor: “He estado reflexionando sobre la humildad durante más de un mes. ¿Quién va a leerlo? Creo que quieren algo más emocionante de leer.” Y el Señor me dirigió a Mateo 18. Los discípulos tuvieron una inquietud. Parece que, como muchos, querían ser importantes en el reino de Dios y recibir todas sus bendiciones. Le preguntaron a Jesús: “¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?

¿Cómo responderías tú esa pregunta? En tu iglesia, ¿quién es el más importante? ¿El pastor? En la comunidad cristiana de tu ciudad, ¿quién es el más importante? ¿En tu país?

Sin saber lo que dijo Jesús, la mayoría pensaría en:

  • Alguien en la televisión.
  • Alguien que ha escrito muchos libros.
  • Un gran evangelista.
  • Alguien que tiene mucha influencia en muchas iglesias.
  • Algún profeta o apóstol.
  • El pastor de una iglesia grande.

Pero Jesús llamó a un niño y lo puso en medio de ellos, y dijo: “Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos” (Mateo 18:2-3).

Guao. Esto es radical. Es extremo. No es solo una cuestión de ser grande en el reino. El que no cambia y no se vuelve como niño no entrará en el reino. Humillarse no es solo una opción para los más entregados, es necesario para la salvación.

¿Cómo es un niño?

Jesús nos da un modelo muy claro de cómo humillarnos que va más allá de ocupar el último lugar en la mesa o dar preferencia a otros; hay que humillarnos como niños.

Hay muchas cosas que un niño no tiene:

  • No tiene mucha educación
  • No tiene cónyuge o hijos
  • No es independiente…depende de otros para todo
  • No tiene programa propio en la televisión
  • No pastorea ninguna iglesia, ni es el líder de ningún ministerio en la iglesia
  • No tiene poder o posición en el gobierno o en el mundo de los negocios
  • Nadie le escucha muy en serio
  • No tiene una capacidad de razonar altamente desarrollada
  • No tiene un vocabulario extenso o habilidades verbales
  • No trata con el sexo (no debe tener ninguna experiencia o conocimiento del mismo, aunque por desgracia muchas veces ese no es el caso)

Entonces, ¿qué se puede decir acerca de un niño?

  • Le encanta jugar
  • No tiene prisa
  • Necesita maestros para entrenarlo
  • No se preocupa por el dinero o la provisión de sus necesidades
  • No tiene muchos quehaceres
  • Necesita disciplina para guiarle y protegerle; necesita límites
  • Se deleita en cosas muy sencillas
  • Necesita una familia…un padre y una madre. Es vulnerable y en peligro sin esa familia. Admira, respeta y copia a sus padres y hermanos mayores.
  • Le gusta saber qué se espera de él
  • Confía, es enseñable, y le encanta aprender

¿Cómo puede alguien mayor cambiar y volverse como niño?

Jesús nunca nos ordena que hagamos algo imposible, aunque puedes sentirte como Nicodemo cuando Jesús le dijo que tenemos que nacer de nuevo: —¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer? (Juan 3:4) Como adultos, tenemos la capacidad de decidir cambiar, dejar todo y volverse como niño. Tenemos la capacidad de humillarnos a nosotros mismos. Jesús es nuestro modelo; Él lo hizo: Dejó todo y nació como un bebé, y creció como un niño en Nazaret. Él, más que nadie, sabe que no es fácil, pero Él también sabe que es necesario. Por eso Él dijo que tenemos que nacer de nuevo. A través de los siglos hay creyentes que han hecho cosas radicales (y estúpidas) para humillarse. Eso no es necesario, pero estoy harto de la gente que ignora las cosas que dijo Jesús porque les hacen sentir incómodos. No creo que tengamos que renunciar a nuestros trabajos y abandonar a nuestras familias, pero Dios nos llama a hacer unos cambios radicales.

En los siguientes versos de Mateo 18, Jesús dice varias cosas más acerca de los niños:

  • Tenemos que recibir a los niños en su nombre; así recibimos a Jesús (18:5).
  • Hacer pecar a un niño (o a alguien que se ha vuelto a ser como niño) tiene consecuencias muy graves (18:6). El abuso y el sufrimiento de los niños en todo el mundo es algo que debería motivarnos a la acción.
  • Tenemos que hacer todo lo necesario (llama nuestra atención cuando menciona medidas extremas como cortar y arrojar una mano o sacar un ojo) para evitar el pecado (18:7-9).
  • Un niño es muy importante para Dios; nunca desprecies a un pequeño (18:10).
  • Los ángeles de los niños siempre contemplan el rostro del Padre en el cielo (18:10).
  • Cada uno tiene gran importancia para Dios; no es la voluntad de Dios perder incluso un pequeño (18:14).
  • Es fácil para un niño perdonar. Es más difícil para un adulto, pero tenemos que resolver problemas con otros hermanos. Para hacerlo, a menudo tenemos que humillarnos (18:15-17).

Me parece que estamos muy confundidos y tenemos las cosas al revés. Hemos seguido al mundo y sus conceptos de éxito y los más trascendentes en él. El mismo Jesús dijo (con referencia al dinero) “Aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios” (Lucas 16:15).