¿Tienes la actitud de Jesús?

Jesús demostró una humildad radical: La obediencia hasta la muerte de la cruz. Filipenses 2:1-16 contiene la enseñanza bíblica más profunda sobre la humildad:

1Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.

La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,

quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!

Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,
10 para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra,
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.

12 Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor, 13 pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.

14 Háganlo todo sin quejas ni contiendas, 15 para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento, 16 manteniendo en alto la palabra de vida. Así en el día de Cristo me sentiré satisfecho de no haber corrido ni trabajado en vano.

El objetivo de la vida cristiana es tener la misma actitud que tuvo Jesús (verso 5), seguir su ejemplo y andar como anduvo Jesús. Tener ese mismo sentir va en contra de nuestra naturaleza caída; implica humillarte a ti mismo.

Esta forma de pensar se manifiesta en cómo se relaciona con otros

  • Mantener la unidad perfecta con nuestros hermanos: Un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento, y un mismo propósito (verso 2). No es fácil mantener esta unidad; es posible solo si nos humillamos. ¿Eres rápido y capaz de perdonar a otros por sus errores cometidos en tu contra? ¿Mantienes cuentas cortas? o ¿guardas rencor durante mucho tiempo? Colosenses 3:12-14 habla de las cosas con las cuales debemos revestirnos de afecto entrañable, e incluye la humildad entre bondad, amabilidad, paciencia y amor. Al reflexionar sobre  cómo el Señor te perdonó, tolera a otros y perdónalos.
  • Verso 3: No hagas nada por egoísmo (contienda, rivalidad) o vanidad (orgullo). ¿Cuál es tu motivo en lo que haces en la iglesia? ¿Qué estás sembrando? ¿Cómo es la cosecha? Reflexiona honestamente sobre cómo te relacionas con otros. El comportamiento jactancioso y arrogante produce desaprobación social. Otras personas, ¿se sienten amenazadas por ti? ¿Por qué? La jactancia trae discordia. La ambición puede arruinar una iglesia, pero la humildad genuina la edifica.
  • Considera (estima) a los demás con humildad, es decir, como superior a ti mismo (verso 3). Humillarse significa no tener una actitud superior hacia nadie; no tiene nada que ver con los hechos. Tu puedes decir: “¡Pero yo tengo más experiencia! ¡Yo tengo más educación!” Y puede ser la verdad, pero eso no importa. En nuestra actitud, hay que considerar a otros como superiores. Por lo tanto, reconoces honestamente tus errores, en lugar de culpar a otros por ellos.
  • Vela por los intereses de los demás. Piensa en otros y en sus deseos. No significa no vigilar tus propios intereses, sino velar por los intereses de otros antes que los tuyos.

¿Cómo podría Jesús vivir así?

  • No consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse. Nunca negó que es Dios. Él sabía muy bien quién era, pero tomó la decisión de no aferrarse a ello. Para aquellos que dudan de la divinidad de Jesús, aquí dice claramente que tiene la naturaleza divina, que es igual a Dios.
  • Se rebajó voluntariamente, se despojó a sí mismo. Dejó a un lado lo que era suyo. Jesús negó sus derechos, porque confiaba en que su Padre cuidaría de Él. Para ti, no es por obligación, ni pensar en la recompensa que vas a recibir. Te niegas a ti mismo, por amor. Lo haces voluntariamente.
  • Tomó la naturaleza de siervo. Una y otra vez Cristo dijo que el que quiere ser grande tiene que ser el servidor de todos. Servir es la raíz de la humildad, y Jesús es el ejemplo supremo de servicio.
  • Se hizo semejante a los seres humanos (verso 8). Dejó toda la gloria del cielo, todo su privilegio como hijo de Dios, para vivir una vida muy humilde. Se identificó completamente con nosotros, algo que no pudo hacer desde el cielo. Humillarse significa vivir con gente humilde (no solo enviar dinero desde la comodidad de una casa grande para “ayudar a los pobres,” sino vivir entre los pobres e identificarse con ellos). Cuando yo trabajaba de capellán en las prisiones, a veces deseaba pasar unos días viviendo dentro de la prisión. Fui a la cárcel por ocho horas para dar un culto y ministrar, pero luego regresé a mi familia y mi hogar. Cristo se hizo “preso” para identificarse con nosotros en nuestra prisión (sin pecar).
  • Se humilló a sí mismo hasta el extremo, hasta la muerte más cruel y vergonzosa, de la cruz. Su humildad se manifestó en obediencia.

Cristo es nuestra garantía de que Dios va a exaltarnos cuando nos humillamos (9-11). Pero si te humillas solo para ser exaltado, no es verdadera humildad.

Los estudios de este pasaje casi siempre terminan con el verso 11, pero el verso 12 comienza “así que,” o “por tanto.”

Cosas que deben fluir de la actitud de Jesús:

  • Hay que tomar en serio cuán grande es nuestra salvación. Hay que llevarse a cabo con temor y temblor (12). Reconocer la supremacía de Dios en todas las cosas. Dios Habla Hoy dice: Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor.
  • Cristo cumplió perfectamente la voluntad de Dios en su vida, y nosotros tenemos que buscar y cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Gracias a Dios, Él produce en nosotros el querer y también el hacer su voluntad, que siempre es buena (12-13). Descubre el lugar que Dios tiene para ti en el mundo. Si es muy humilde, acéptalo. Si es una posición enaltecida, recíbela con humildad. La Nueva Traducción Viviente dice: Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo.
  • Cumplir su voluntad con humildad es hacerlo sin quejas ni contiendas. Brillamos en nuestro mundo oscuro como intachables y puros hijos de Dios sin mancha (14-15). Te ves como Jesús.

Humillarte a ti mismo es una revolución que afecta tu vida entera. Estudia nuevamente la vida de Jesucristo, para ver cómo se humilló a sí mismo, y sigue su ejemplo. Empieza con tu matrimonio; ¡puede transformarlo!