Cómo responder al pecado en la iglesia: 1 Corintios 5

Este capítulo es muy fuerte para mí, porque revela lo lejos que estamos del ejemplo de la iglesia primitiva. Es el primero de dos casos (el otro está en el capítulo seis) de pecado en la iglesia, y nos enseña cómo responder a él.

¿Chotas en la iglesia? ¿O el amor verdadero?

1Es ya del dominio público que hay entre ustedes un caso de inmoralidad sexual que ni siquiera entre los paganos se tolera, a saber, que uno de ustedes tiene por mujer a la esposa de su padre. ¡Y de esto se sienten orgullosos! ¿No debieran, más bien, haber lamentado lo sucedido y expulsado de entre ustedes al que hizo tal cosa? 

En la cultura carcelaria que yo conocía durante muchos años, un “chota” (alguien que informa a los oficiales de algún delito) era odiado. Pero en la iglesia, es nuestro deber cuidar de nuestros hermanos (ver Génesis 4:9). Algunos se regocijan en secreto cuando un hermano se cae, porque los hace sentir más espirituales. Pero la primera reacción debe ser llorar y sentir un dolor profundo. Todo el cuerpo sufre por el pecado de un miembro. ¿Estás tan acostumbrado al pecado que no te molesta, no te duele? ¿Comprendes lo importante que es la santidad para Dios?

Los corintios ignoraron el pecado e incluso estaban envanecidos y se jactaron. Los líderes fallaron en su responsabilidad de enfrentarlo. Por desgracia, en muchas iglesias grandes de hoy, la mayoría no tiene idea de lo que está pasando en la vida de sus hermanos. Si sabemos algo, lo ignoramos o chismeamos – o (si somos muy espirituales) oramos por ello. La mayoría de los líderes no tienen el denuedo, la unción o el conocimiento para enfrentar al pecado.

Jesús dijo que no solo es la responsabilidad de los líderes, sino de cada creyente. En Mateo 18 nos enseñó cómo responder al pecado de un hermano:

  1. Busca al hermano y repréndelo en privado.
  2. Si él no te escucha, trae uno o dos testigos.
  3. Si te niega a escuchar, lleva el asunto ante la iglesia.

El papel del apóstol

Pablo siguió este modelo de Jesús y lo aplicó a toda la iglesia. Él sabía que este pecado la destruiría, y como los corintios ignoraban la situación, ahora es su responsabilidad como apóstol enfrentarlo. El versículo tres explica cómo funciona la autoridad apostólica:

Yo, por mi parte, aunque no estoy físicamente entre ustedes, sí estoy presente en espíritu (o, en el Espíritu Santo), y ya he juzgado, como si estuviera presente, al que cometió este pecado.

La iglesia no es un negocio o un club. Un apóstol, y toda la iglesia, operan en un nivel espiritual. No es solo un dicho (“estoy presente contigo en el espíritu”); Pablo sabe que realmente él está presente. Eso es muy poderoso: La autoridad funciona fuera de nuestro concepto de tiempo y espacio. Fue esa compresión y la fe profunda del centurión que asombraron a Jesús cuando ese hombre le dijo: “no soy digno de que entres bajo mi techo…pero dí la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad.” Jesús nunca entró a su hogar, pero espiritualmente estuvo presente, y el siervo se quedó sano (Lucas 7:1-10).

Como un hijo cuando sus padres no están presentes, los corintios creían que tenían la libertad de hacer lo que quisieran hacer. Pablo les dice: “No, tu papá está presente”: Ya he juzgado, como si estuviera presente, al que cometió este pecado. Aún más importante, el Señor Jesús está presente.

Un apóstol puede, y debe, juzgar al pecador en una de las iglesias que él supervisa. Para cumplir con esa responsabilidad, necesita un conocimiento de lo que está sucediendo en las iglesias, y necesita el denuedo para actuar. Algo sucede en el espíritu cuando él juzga a un pecador.

El papel de la iglesia 

Bajo la autoridad del apóstol, la iglesia tiene que cumplir tres condiciones antes de actuar:

Cuando se reúnan en el nombre de nuestro Señor Jesús, y con su poder yo los acompañe en espíritu, entreguen a este hombre a Satanás para destrucción de su naturaleza pecaminosa a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor.

  1. Estar reunidos en el nombre del Señor Jesucristo

No es suficiente simplemente terminar la oración para abrir el servicio con “en el nombre de Jesús.” Por la fe en la palabra de Jesús (“donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”), creemos que Jesús mismo está allí. Ese es el mismo pasaje donde Jesús habla del poder de la unidad, y cómo tratar a un hermano que peque contra ti (Mateo 18:15-20).

  1. El poder del Señor Jesús está presente

Sería peligroso disciplinar al hermano sin el poder de Jesús presente. Aparentemente, incluso con Cristo presente, su poder no es automático. A veces tenemos que esperar, o confesar el pecado, antes de experimentarlo. ¿Has estado en un servicio donde el poder de Jesús no estuvo presente? ¿Podría ser que la mayoría de nuestros servicios carecen de ese poder? Si no lo están experimentándolo, no es sorprendente que haya gente atada en pecado.

  1. Pablo los acompaña en espíritu

La iglesia no ejerce esa disciplina sin el apóstol, y Pablo no lo hace aparte de la iglesia; trabajan juntos. La presencia del apóstol les da autoridad; ellos necesitan la fe para creer que él está presente.

Si la persona no recibe la corrección 

Solo cuando hayan hecho todo lo posible por ayudar al hermano, y no se arrepienta, hay un paso más: Entreguen a este hombre a Satanás para destrucción de su naturaleza pecaminosa a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor (verso 5).

Está claro que hay una dinámica aquí que la mayoría de nosotros nunca experimentamos en la iglesia. Solo en estas condiciones pueden hacer algo tan radical como entregar a un hermano al diablo.

  1. No es un castigo o venganza, sino una disciplina hecha en amor, con el motivo de la restauración del hermano. Cada iglesia necesita salvaguardas para evitar abusos en la disciplina.
  2. Muchos creen que Romanos 7 dice que siempre vamos a tener una lucha entre la carne y el espíritu, pero aparentemente Pablo cree que la carne (la naturaleza pecaminosa) puede ser destruida. En este caso, esa destrucción ocurre cuando el pecador es entregado a las manos de Satanás. Tenemos que crucificar la carne. No es posible acomodarla; tiene que morir. Si la naturaleza pecaminosa no es destruida, el espíritu no será salvo. Mejor ser obediente y crucificarla ti mismo, que ser entregado a Satanás para su destrucción. ¿Es ese hombre viejo destruido en tu vida?
  3. ¿Cómo se destruye? El hombre está fuera de la cobertura de la iglesia y, por lo tanto, es vulnerable a los ataques físicos, emocionales y espirituales de Satanás. Él puede pasar por unas pruebas muy fuertes, pero el motivo es la destrucción de la carne, no de la persona, aunque a veces puede morir (ver 1 Corintios 11:30 y Ananías y Safira en Hechos 5).
  4. El único otro ejemplo en el Nuevo Testamento de entregar a alguien a Satanás está en 1 Timoteo 1:19-20. Pablo dice que al ignorar su conciencia, algunos han naufragado en la fe. Él entregó dos hermanos a Satanás “para que aprendan a no blasfemar.” Está claro que no lo haces apresuradamente o a la ligera. Requiere mucha oración y mucho cuidado, o puedes hacer mucho daño a la persona.

 ¿Por qué es tan importante purificar la iglesia completamente y practicar esta disciplina?

Hacen mal en jactarse. ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado. Así que celebremos nuestra Pascua no con la vieja levadura, que es la malicia y la perversidad, sino con pan sin levadura, que es la sinceridad y la verdad.

Primero, impacta la salvación eterna del individuo, pero también puede destruir una iglesia entera. El pecado es como un poco de levadura que impregna toda la masa con malicia y perversidad. ¿Te acuerdas de Acán en Josué 7? El pecado de un solo hombre resultó en la derrota de toda la nación. Si permitimos a una persona en la iglesia con pecado en su vida, será como un cáncer y una mancha en todo el cuerpo. Tenemos que echar fuera la vieja levadura de la malicia y la perversidad, y tomar el pan de la sinceridad y la verdad.

Entonces ¿cómo relacionamos con los pecadores, en la iglesia, y en el mundo?

Los últimos versículos del capítulo revelan cómo ellos (y muchos de nosotros también) tenían las cosas al revés:

Por carta ya les he dicho que no se relacionen con personas inmorales.10 Por supuesto, no me refería a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salirse de este mundo. 11 Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer.

12 ¿Acaso me toca a mí juzgar a los de afuera? ¿No son ustedes los que deben juzgar a los de adentro? 13 Dios juzgará a los de afuera. «Expulsen al malvado de entre ustedes.»

Un cristiano no debe relacionarse con personas inmorales; ni siquiera deberían juntarse para comer. Nada. Pero entendemos mal lo que Pablo dijo. No está hablando de la gente del mundo: Uno tendría que salir de este mundo para evitar gente como esa (NTV). Muchos cristianos, como los fariseos, no quieren nada que ver con los “pecadores” del mundo. ¡Pero somos la sal y la luz del mundo! Los inmorales, los avaros, los estafadores y los idólatras del mundo nos necesitan. Jesús era “amigo de publicanos y de pecadores” (Mateo 11:19). Sigue el ejemplo de Jesús y busca a tales personas. No es para nosotros juzgar a los que están afuera (12). Esa es la tarea de Dios. ¡Ten cuidado de no tomar su lugar!

El problema no es el mundo, sino la iglesia. Necesitamos un templo santo para el Señor, sin levadura. El verso 11 dice: No deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea:

  • Inmoral: ¡Imagínate expulsar a todos en la iglesia que se meten en pornografía, fornican con sus novios o practican alguna inmoralidad sexual!
  • Avaro: ¡Allí va otra gran parte de la iglesia!
  • Idólatra: Aquellos que tienen algo más que Dios (dinero, computadora, televisión, placer….) ocupando el primer lugar en su vida.
  • Calumniador (maldiciente): Aquellos que chismean y hablan mal del pastor u otro hermano, o simplemente tienen una boca sucia y mala.
  • Estafador o ladrón: Aquellos que no son honestos en su negocio, con impuestos o en cosas pequeñas de la vida diaria.

¡Con tal persona ni siquiera deberían juntarse para comer (11)!

Dios juzga a los que están afuera; los hermanos de la iglesia deben juzgar a los que están dentro. ¡Pero parece imposible! ¡Vamos a perder la mayor parte de la iglesia! Es cierto que es muy delicado.

Algunos consejos sobre la disciplina

  1. Estamos hablando aquí de la persona que practicapecado. Todos pecamos de vez en cuando. 1 Juan 1:8 dice:Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad.
  2. Esta persona está endurecida. Sabe que está pecando, pero sigue haciéndolo. Tiene la actitud de que no tiene que rendir cuentas a nadie; es libre de hacer lo que quiera. Dios quiere un corazón arrepentido, que corre hacia el Señor quebrantado, pidiendo su misericordia y perdón.
  3. Solo después de hacer todo lo posible para ayudar a la persona “perversa,” tenemos que sacarla de entre nosotros (verso 13, Deuteronomio 17:7). La ley del Antiguo Testamento era muy fuerte con el pecado; apedrearon a muchos, y tenían que eliminar todo pecado de la comunidad.

¿Pero no es casi imposible poner en práctica la enseñanza de este capítulo?

Ya he escuchado todas las excusas:

  • “Pablo no pretende que realmente sigamos estas instrucciones.”
  • “Era para la iglesia primitiva; no es posible hacerlo hoy.”
  • “Vamos a tener problemas con las autoridades y con el tribunal.”
  • “Vamos a perder a toda la congregación.”
  • “Nos van a llamar fanáticos.”

De verdad, estoy cansado de las excusas. La iglesia está llena de levadura. No hay poder de Jesús en nuestros servicios. Jesús no aparece en muchos de ellos, hay tanto pecado en su cuerpo. No predicamos acerca del pecado, el arrepentimiento y la santidad. Luchamos contra la autoridad, ya sea un apóstol, un pastor o una iglesia. Somos rebeldes y no queremos dejar nuestro pecado. Y si una iglesia intenta poner en práctica esta palabra, la gente irá a otra iglesia más “abierta,” con “más amor,” que no “juzga.” Pero no es para nosotros sacar las cosas de la Biblia que no nos gustan o que nos parecen anticuadas. Como en toda la vida cristiana, Dios nos ayudará a obedecerla.

¿Cuáles son las enseñanzas principales de este capítulo?

  1. La importancia de la autoridad en la vida cristiana. Por naturaleza, el ser humano es rebelde y resiste a la autoridad. Hoy hemos rechazado la autoridad que teníamos en el pasado, en la familia, la escuela y la sociedad. La misma rebeldía ha invadido la iglesia. Cada creyente debe estar bajo la autoridad de una iglesia, la iglesia bajo la autoridad de un apóstol o un concilio, y ellos bajo la autoridad de Cristo. Cuando dejamos esta cadena de autoridad, perdimos el poder del Espíritu. Ha habido muchos abusos con esa autoridad, pero no abandonamos un principio bíblico debido a esos abusos.
  2. También estamos bajo la autoridad de la Biblia. Existe lo bueno y lo malo; no nos corresponde a nosotros decidir lo que está permitido o no. Cristo murió a causa de nuestros pecados; despreciamos ese sacrificio cuando tomamos su muerte y el pecado a la ligera.
  3. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Debe haber una diferencia entre el mundo y la comunidad de fe.
  4. La disciplina en la iglesia no es opcional. Tenemos que enfrentar el pecado.

¡Qué Dios tenga misericordia de nosotros! ¡Qué la sangre de Jesús nos purifique! ¡Qué nos arrepintamos de nuestro pecado, y de la tolerancia del pecado! ¡Estamos muy listos para el juicio de Dios! Más que nunca necesitamos la plenitud del Espíritu Santo para guiarnos y aconsejarnos sobre estos asuntos delicados.

 

Un hombre extraordinario, altamente respetado

Creo que todo el mundo diría que Moisés era una persona muy buena. Claro que tenía sus fallas. Pero era el hombre más humilde. Tenía una relación intima con Dios que todos anhelan. Y era un gran éxito guiando al pueblo hacia la tierra prometida. Estaba con Jesús en el monte de transfiguración. Y puedo decir mucho más.

Pero la reacción de la gente de su día no era tan positiva.

Ya sabemos de sus conflictos con el faraón. La ultima vez que vio a Moisés le dijo: -Retírate de mi presencia. Cuídate de no ver mas mi rostro, pues el día en que veas mi rostro, morirás. (Éxodo 10:28) No me sorprende, después de todas esas plagas.

Es más difícil entender la reacción del pueblo que él liberó de su esclavitud. No se lee muchas palabras de agradecimiento. Parece que no estaba muy a gusto con Moisés.

  • No le escuchaba.

  • Dijeron a Moisés y Aarón: –¡Que el Señor los examine y los juzgue! ¡Por culpa de ustedes somos unos apestados ante el faraón y sus siervos! ¡Ustedes mismos les han puesto la espada en la mano, para que nos maten! (Éxodo 5:21)

  • ¿Que has hecho con nosotros? ¿Para que nos sacaste de Egipto? Ya en Egipto te decíamos: «¡Dejanos en paz! ¡Preferimos servir a los egipcios!» (Éxodo 14:11)

  • Una y otra vez se lee: Murmuraban en contra de Moisés. Altercaron con Moisés. Toda la comunidad hablaba de apedrearlos.

Lo sorprendente es la reacción de los egipcios. Leí este versículo esta mañana como para la primera vez:

Moisés era considerado un gran hombre en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de faraón y a los ojos del pueblo. (Éxodo 11:3 RVR)

Los funcionarios del faraón consideraban a Moisés como un hombre extraordinario, y lo mismo pensaban todos en Egipto. (Versión Popular)

La NVI dice que era «altamente respetado«.

¡Y esto después de todas las plagas que destruyeron su país! ¿Cómo se explica su reacción? Solamente podemos adivinar, como no dice nada mas:

  • Ellos también sufrían bajo la opresión del faraón.

  • Todavía le consideraban como el hijo del faraón. Sabían algo de su juventud en el palacio.

  • Respetaban su relación con Dios y las manifestaciones de su poder. Hizo mejores señales que los mágicos egipcios.

  • Vieron la integridad de Moisés.

  • El drama era como una novela en la televisión, y Moisés era el héroe.

A fin de cuentas, no sabemos porque. Pero para mí es impresionante que un pueblo pagano le consideraba así. Lástima que su propia gente no podía.

Me gustaría tener ese respeto del pueblo a mi alrededor. De hecho, 1 Timoteo 3:7 nos da un requisito para un obispo: –Que hablen bien de el los que no pertenecen a la iglesia, para que no caiga en descrédito y en la trampa del diablo.

¡Que tu también seas considerado «un hombre extraordinario, altamente respetado» para la gloria de Cristo!

La lucha de un padre espiritual 1 Corintios 4

En este capítulo puedes ver el amor, el dolor y el anhelo del corazón del apóstol Pablo por sus hijos espirituales.

Lo que más le duele es la arrogancia de la iglesia (verso 8):

  • ¡Ya tienen todo lo que desean!
  • ¡Ya se han enriquecido!
  • ¡Han llegado a ser reyes! ¡Y eso sin nosotros!

Ellos creen que no tienen necesidad de nada ni de nadie. Ya han llegado. Están prósperos y contentos, y creen que son muy espirituales. Pero están ciegos a unos problemas muy profundos en su iglesia.

Me recuerda a la iglesia de Laodicea en Apocalipsis 3:17: Dices: «Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada»; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú.

En sus propios ojos, los corintios son:

  • Inteligentes
  • Fuertes
  • Estimados (10)

Por el contrario, mira cómo Pablo describe a los apóstoles (que deberían ser ejemplos de una vida piadosa):

  • Son ignorantes (lo que significa que el mundo piensa que son ignorantes)
  • Son débiles (ante los ojos del mundo)
  • Son despreciados
  • Pasan hambre
  • Tienen sed
  • Los falta ropa
  • Son maltratados
  • No tienen donde vivir
  • Se matan trabajando con las manos
  • Están malditos, pero bendicen
  • Son perseguidos, pero lo soportan
  • Los calumnian, pero los tratan con gentileza
  • Son considerados la escoria de la tierra y la basura del mundo (10-12)

Hoy son muchos los que se llaman “apóstol.” Pero ser un apóstol es algo muy serio, y también muy difícil. Pablo dice que Dios los «ha hecho desfilar en el último lugar, como a los sentenciados a la muerte.» En lugar de la gloria que muchos buscan como apóstoles, Pablo dice que han » llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para los hombres» (9).

¿Por qué tiene que sufrir así un fiel siervo de Jesucristo? ¿Sufrió tanto Pablo porque no era un buen apóstol? ¿O puede ser que los “apóstoles” de hoy no conocen muy bien lo que significa ser un apóstol?

El corazón de un padre espiritual

Quizás lo más difícil para el apóstol es el dolor en el corazón de un padre que ve sufrir a su hijo. Pablo nunca tuvo hijos de carne, pero tuvo muchos hijos espirituales, y eso es muy especial. Aunque podemos tener miles de tutores en Cristo, solo tenemos  un padre que nos engendró en el evangelio. ¿Sigues en comunicación con tu padre espiritual? ¿Le das el honor que se merece?

Hemos escuchado el dicho: Haz lo que digo, no lo que hago. Eso es hipocresía. Aún más importante que su enseñanza, un padre tiene que dar un buen ejemplo a su hijo. Y para conocer y seguir ese ejemplo, tienen que pasar tiempos juntos, tal como los discípulos estuvieron con Jesús casi todo el día. No es posible saber cómo es la vida de alguien que ves en la televisión, o que conoces por medio de Internet. En este caso, Pablo les está enviando a uno de sus hijos más queridos, Timoteo, para recordarles su manera de comportarse (17).

Todo esto es importante para Pablo, no porque él quiera alardear y ser alguien exaltado en sus ojos, sino porque él tiene que amonestarlos, y solo puede hacerlo si reconocen su autoridad. Pablo puede soportar con gozo todas las tribulaciones de ser apóstol si él sabe que sus hijos (en este caso, la iglesia en Corinto) están recibiendo sus enseñanzas y creciendo en Cristo. Él sabe que todo es por causa de Cristo (10). Pablo no busca dinero ni honor, sino el bienestar de la iglesia. Está obligado a ministrarles como apóstol llamado por Jesucristo; si no lo hace, está en rebelión y pecado.

Algunos malentienden a Pablo. No saben lo que es tener el corazón de un padre espiritual. Pablo realmente amaba a sus hijos, como todo padre debe amar a sus hijos. Nos da un ejemplo de sacrificio en su amor. Así él puede decir: “Les ruego que sigan mi ejemplo.” Le pido al Señor que tú tengas a alguien con un buen ejemplo a seguir, y que tu vida sea un buen ejemplo para muchos.

 

¿Entraré al cielo como quien pasa por el fuego? 1 Corintios 3

Pablo usa dos metáforas para describir la iglesia:

  1. Un campo
  • En un campo, algunos siembran y otros riegan. En la iglesia, Dios ha designado diferentes personas para cada tarea. En este caso, Pablo sembró y Apolos regó (verso 6).
  • Para obtener una cosecha, cada uno tiene que hacer su parte. Todos los labradores están al mismo nivel. Un pastor, por ejemplo, no es mejor que otro miembro de la iglesia; simplemente tienen distintas tareas en el campo (8).
  • Tenemos el gran privilegio de ser colaboradores con Dios (9).
  • Dios conoce tus talentos y Él asigna a cada uno su tarea (5). La parte más importante es de Dios: Él da el crecimiento (6). Tú puedes sembrar la mejor semilla y echar agua y alimento todos los días, pero sin la obra de Dios, no tendrás ninguna cosecha.
  • Dios está muy interesado en la cosecha; ese es el propósito del campo. Si no es fructífero, es inútil (Juan 15:6-8), pero si permanecemos en Cristo, debemos tener una buena cosecha. Vamos a ver en un momento algunas  cosas que pueden limitar esa cosecha.
  1. Un edificio; en efecto, un templo.
  • Aquí, otra vez, Pablo fue el sembrador que echó los cimientos. Él se llama un «maestro constructor» (10).
  • Luego otros vienen y construyen sobre ese fundamento. Para ser un edificio sano, cada uno tiene que tener cuidado de cómo construye (10). Si el fundamento es malo, todo el edificio será malo.
  • El único fundamento para una iglesia es Jesucristo. Si el fundamento de una iglesia es un pastor o una doctrina, la iglesia no es una verdadera iglesia.

Cosas que pueden dañar este campo o edificio

  1. Divisiones
  • Todavía hoy en día es común que los cristianos se identifiquen con algún teólogo, apóstol o líder de la iglesia. Incluso se puede decir que los concilios y denominaciones tienden a eso.
  •  Pablo dice que aquellos que lo hacen son carnales y actúan como la gente del mundo (4).
  • Seguir a algún hombre o doctrina de esta manera produce celos y conflictos. Pablo dice que los que caen en contiendas son inmaduros (3); no son espirituales, sino niños en Cristo (1).
  • Para ser maduros en Cristo tenemos que dejar todo lo que pueda dividir la iglesia.
  1. Usar materiales inferiores
  • Para construir un edificio puedes usar lo mejor: oro, plata y piedras preciosas; o puedes usar madera, heno y paja (12). Se puede edificar sobre la arena o sobre la roca. Al principio, los edificios pueden parecer iguales, pero cuando llega la tormenta, se revela la calidad de los materiales. Hay un juicio venidero que dejará todo al descubierto (13). Muchas personas están usando materiales inferiores porque no quieren gastar mucho dinero, tiempo o energía. Cuesta más construir con los mejores, pero el templo del Señor lo merece.
  • Lo que tú hagas en la construcción del templo va a tener consecuencias eternas para ti. No es una cuestión de salvación; serás salvo, pero como quien pasa por el fuego (15). Si tu obra es consumida, sufrirás pérdida (la Biblia no dice qué será qué se perderá). Pero si tu obra permanece, recibirás tu recompensa (14). Construir el templo de Dios es muy serio.
  1. Tomar la iglesia a la ligera
  • La iglesia (los creyentes) es el templo de Dios, mucho más importante que el antiguo templo en Jerusalén. Obviamente, el templo de Dios es sagrado (17). Muchos no tienen un concepto tan alto de la iglesia.
  • Ya que es el templo de Dios, si alguien lo destruye, Dios destruirá a esa persona (17). ¿Cómo destruimos la iglesia?
    • Descuidando las ovejas.
    • Falsa doctrina y falta de alimento de la Palabra.
    • Contiendas y divisiones.
    • El pecado.
    • Vanagloriándose.

Es muy serio jugar con la iglesia. Cada líder en la iglesia debe tener un temor de Dios y hacer su obra con mucha seriedad.

  • En el capítulo 6 Pablo dice que el cuerpo humano también es un templo del Espíritu Santo. Creo que se puede decir que si alguien destruye ese templo con glotonería, drogas, alcohol, cigarrillos, abusos, etc., Dios lo destruirá.

Unas cosas para reflexión de este capítulo:

  1. ¿Estoy maduro? ¿O inmaduro? ¿Cuáles son los criterios que utilizo para determinar si alguien es maduro o inmaduro? ¿Puedo decir con confianza que no estoy siguiendo a ningún hombre o doctrina? ¿Que no estoy contribuyendo a contiendas, celos o divisiones en la iglesia?
  2. ¿Estoy dando alimentos sólidos a los creyentes que todavía son niños? ¿Tengo que hacer algunos ajustes en mi predicación para dar más leche a la congregación? ¿O hay una necesidad de más alimentos sólidos, o exhortaciones para la iglesia?
  3. ¿Qué puedo hacer para sanar las divisiones en la iglesia?
  4. ¿Cuál es mi parte en el campo del Señor? ¿Estoy dejando que Dios dé el crecimiento? Si no hay crecimiento, ¿por qué? ¿Estoy dejando a otros, y animándolos, a hacer su parte? ¿Podría ser que estoy regando cuando nadie ha sembrado?
  5. Reflexionando honestamente sobre mi vida, mi familia y mi iglesia, ¿estoy seguro de que el fundamento es Cristo? ¿Qué tengo que cambiar para darle a Cristo su lugar como fundamento?
  6. ¿Estoy usando lo mejor en mi servicio para el Señor? ¿Hay evidencia de que mi obra permanecerá? ¿O ya está sufriendo bajo la presión de este mundo? ¿Qué tengo que cambiar para evitar sufrir una pérdida eterna? Pon tu obra a prueba ahora, para prepararte para el juicio venidero. Pide ayuda a algunos hermanos para probarla.
  7. ¿Estoy sufriendo bajo el juicio de Dios porque he destruido un templo? ¿Qué puedo hacer para comunicarle a otros cuán importante es la iglesia para Dios? ¿Qué puedo hacer si veo a alguien destruyendo el templo de Dios?

 

Una noche más con las ranas Éxodo 8:8-10

Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: Ruéguenle al Señor que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que le ofrezca sacrificios.

Moisés le respondió: Dime cuando quieres que ruegue al Señor por ti, por tus funcionarios y por tu pueblo. Las ranas se quedarán solo en el Nilo, y tu y tus casas se librarán de ellas. “Mañana” contestó el faraón.

“Así se hará” respondió Moisés, “y sabrás que no hay dios como el Señor, nuestro Dios.”

El faraón y todo el país de Egipto estaban afligidos con una plaga de ranas;  así como muchos están afligidos con algún pecado, una adicción o algún problema en su vida.

Faraón hace lo correcto: llama al varón de Dios y pide oración para quitar esa aflicción de su vida. Le promete que si Dios contesta, él obedecerá el mandato del Señor. Muchos hacen votos y promesas al Señor si Él les quita su aflicción. Dios está listo para contestar la petición y quitar las ranas, pero le da al faraón una opción: ¿Cuándo lo quieres?

Ahora, es lógico que él dga: “Pues, ahora mismo.” Pero no, le contesta: “Mañana.”

Una noche más con las ranas.

¿Por qué esperas hasta mañana cuando Dios quiere salvarte hoy? ¿Por qué sufres una noche más cuando Dios quiere sanarte hoy?

Me recuerda a Jesús preguntando al paralítico: ¿Quieres ser sano?

La realidad es que muchos solo quieren un poquito más de tiempo con su pecado. Unos días más con esa novia. Una noche más con las drogas o pornografía. Ya están acostumbrados a esa vida y todavía no quieren un cambio.

No esperes más. Arrepiéntete ya. Hoy es el día de salvación. No esperes para recibir más fe o asistir a esa campaña. Dios está contigo ahora mismo. Cuando Dios contesta tu petición, cumple con tu voto o promesa. No esperes hasta mañana. No pases una noche más con las ranas.

 

 

La locura de la cruz 1 Corintios 1:18-31

Nosotros los cristianos estamos en un dilema. Predicamos lo que al mundo es locura: pecado, arrepentimiento, sacrificio y santidad. Así que a veces sentimos la presión de acomodar el mensaje al mundo, de ser aceptado por ellos. Queremos música que suene como la música del mundo, y cultos espectaculares que sean como los mejores conciertos del mundo. Queremos predicar un mensaje que tenga sentido para el mundo, con un énfasis en cómo Cristo va a mejorar la vida. Queremos riquezas y todos los juguetes del mundo. Al final, no hay mucha diferencia entre la iglesia y el mundo.

Lo insensato, débil, y despreciado

Algo no cuadra. La mayoría de la gente rica, poderosa y religiosa no seguía a Cristo cuando Él andaba en la tierra. Pablo dijo en el verso 26: Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. 

Esto es lo que Dios escoge:

  • Lo insensato del mundo
  • Lo débil del mundo
  • Lo más bajo y despreciado
  • Lo que es nada (versos 27-29)

¡Qué raro! ¿Por qué Dios hace eso?

  • Para avergonzar a los sabios
  • Para avergonzar a los poderosos
  • Para anular lo que es
  • A fin de que en su presencia nadie pueda jactarse (los mismos versos 27-29)

La sabiduría de Dios

Hoy queremos la aprobación de los sabios. Queremos ser fuertes. Queremos la bendición y los beneficios de los poderosos. No queremos anular lo que es, sino participar en él. ¡Pero es mucho mejor gloriarse en el Señor Jesús! Mira lo que Dios nos ofrece si nos humillamos para aceptarlo:

  • Sabiduría de Dios
  • Justificación (nos perdona y restaura nuestra relación consigo)
  • Santificación (nos hace puros)
  • Redención (paga el precio necesario para rescatarnos del castigo por el pecado)
  • Unión con Cristo (verso 30)

¿Es por casualidad que no escuchas muchas predicaciones sobre estas cosas? Muchos creen que no se aplican a este mundo tan sofisticado y no quieren saber nada de ellas. Los pastores temen perder mucha gente a las iglesias que predican la prosperidad. Muchos cristianos no saben lo que significa ser justificado. Vivimos en un mundo que piensa que es muy sabio y llena el Internet con su sabiduría, pero Dios quiere destruir la sabiduría de los sabios; frustrar la inteligencia de los inteligentes (verso 19).

Hay muchos eruditos y filósofos con sus consejos sobre cómo vivir. Muchos de ellos están en la televisión e Internet. Y, otra vez, los cristianos acomodan el evangelio a sus enseñanzas. Muchos cristianos están casi avergonzados de la Biblia; piensan que es anticuado y fuera de moda. Así que no predican mucho de ella. Algunos cristianos lo hacen peor, usando traducciones de la Biblia con palabras anticuadas.

Cristo crucificado

La situación era la misma en los días de Pablo. Los judíos pidieron señales, como mucha gente actualmente quiere milagros o alguna evidencia de que el mensaje es verdadero y funciona en la vida diaria. Los gentiles buscaron sabiduría, y todavía quieren la sabiduría del mundo (verso 22). ¡Pero Dios ha convertido en locura la sabiduría de este mundo (verso 20)! No es posible conocer a Dios mediante la sabiduría humana (21). Es cierto que Dios quiere confirmar su palabra con señales y prodigios, y es cierto que se encuentra la sabiduría más profunda en la Biblia, pero Pablo nunca perdió el enfoque del mensaje de la cruz. Para aquellos que se pierden (la mayoría del mundo), ese mensaje es locura y motivo de tropiezo. El mundo desprecia el mensaje principal del evangelio: Cristo crucificado. Pero la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana (25).

Que Dios te dé una visión clara de lo que está sucediendo en tu iglesia y en tu vida. Más que nunca, este mundo necesita a Cristo. Al Cristo crucificado. Al Cristo de la Biblia.

  • Dios sigue llamando a la gente (24).
  • Dios todavía usa la locura de la predicación para aquellos que tienen fe (21). Ese mensaje es el poder de Dios (18).
  • Para ellos, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios (24).
  • Para el creyente, el poder de Dios y la sabiduría de Dios es una persona, el Señor Jesucristo (24). No es un método complicado de vivir, o la tecnología del mundo, sino una relación íntima con el Hijo de Dios.

Hemos perdido el poder del evangelio porque queremos acomodarnos al mundo. No tenemos que fabricar apariencias de poder, como es común en muchos cultos cristianos. Tú verás el poder de Dios para salvar, liberar y sanar, si vuelves a lo que Dios ha ordenado. Necesitamos un gran avivamiento. Predica la locura de la cruz. Durante 2000 años ha desatado el poder de Dios.

 

Mito y realidad en la prédica 1 Corintios 2:1-7, 14

1Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado. Es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo. No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada. Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad. 14 El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

¿Era Pablo un buen predicador? Según la cantidad de gente que vino a Cristo, las iglesias que él estableció y el impacto duradero de sus escritos, parece que la respuesta tiene que ser “sí.” Sin embargo, parece que este capítulo viola nuestro concepto de la buena predicación. ¿Tal vez nosotros lo tengamos mal? Aquí están algunos de los mitos comunes, y la realidad, según Pablo.

Mito: Es importante presentarse confiado, estar bien preparado y con palabras poderosas.

RealidadMe acerqué a ustedes en debilidad: con timidez y temblor (verso 3, NTV).

Me parece extraño que Pablo tuviera tal debilidad. Algunos han dicho que fue por alguna enfermedad. ¿Hay veces que tienes miedo de predicar, o aun de evangelizar a tu vecino? ¡Está bien! ¡Recuerda a Pablo predicando a los corintios y temblando de miedo! ¡Pero no dejes que ese temor te impida predicar!

Mito: Hay mucha competencia entre las iglesias, y muchos ven a grandes predicadores en la televisión, así que tenemos que predicar con gran elocuencia o vamos a perder a nuestra audiencia.

RealidadY mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos. En lugar de usar discursos ingeniosos y persuasivos, confié solamente en el poder del Espíritu Santo (verso 4, NTV).

¿Cuál prefieres? Claro que es bueno preparar un mensaje y comunicarlo bien, pero lo más importante es la demostración del poder del Espíritu. Todas las predicaciones registradas en Hechos son muy simples. Escucha otra vez la predicación de grandes hombres de Dios. Son muy simples, pero con mucha demostración del poder del Espíritu. Me parece que hoy dependemos demasiado de la computadora, la pantalla y las historias. Faltan verdaderas demostraciones del poder del Espíritu. Haz tu mejor esfuerzo, pero sobre todo, busca la unción de Dios para que puedas predicar con ese poder. Eso es lo que realmente va a tocar a la gente y cambiar vidas.

Mito: La fe es algo que nosotros tenemos que fomentar y declarar para recibir algo de Dios.

Realidad: La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Pablo predicó buscando una demostración del poder del Espíritu para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios (verso 5).

Los que quieren impartir una fe que depende de la sabiduría humana, los que llaman la atención sobre sí mismos, los que hablan de riquezas y las muchas cosas que la persona recibirá por fe, no están comunicando la verdadera fe. Pablo estaba feliz predicando en su debilidad, porque él quería que Dios recibiera toda la gloria y que el poder de Dios realmente se manifestara. Con la banda y el humo y el drama y las luces y el entretenimiento en la predicación que tenemos hoy, no hay lugar para el poder de Dios.

Mito: Todos ya han escuchado el evangelio. Tengo que traer una nueva revelación, algo único de la Biblia, si voy a atraer gente a mi iglesia.

RealidadMe propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de este crucificado (verso 2).

¡Y Pablo tenía mucho conocimiento! Claro que podemos predicar desde toda la Biblia, pero la triste realidad es que en la mayoría de las predicaciones que yo escucho hoy, el predicador habla muy poco de la Biblia, y no habla mucho de Jesús. Si queremos poder, tenemos que predicar la pura Palabra, predicar a Cristo y predicar la cruz.

Dicho eso, Pablo también dice que él habla con sabiduría entre los que han alcanzado la madurez. Pero no es la sabiduría de este mundo (la que se escucha mucho en la iglesia hoy), sino la sabiduría de Dios que tiene su enfoque en el Espíritu Santo (versos 6-7).

Mito: Si utilizo las palabras del mundo y hablo de una manera que los jóvenes entienden, ellos recibirán la palabra. Tengo que acomodarles el evangelio.

RealidadEl que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente (verso 14).

El predicador tiene que trabajar junto con el Espíritu Santo. Si Dios no abre los oídos de los oyentes, el mensaje será una locura. Es por eso que Jesús dijo muchas veces: El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda. Para muchos, su enseñanza era locura. Por supuesto, hay predicadores que predican locuras porque no saben lo que están predicando. Pero no te preocupes si estás predicando la pura Palabra y muchos no la reciben, incluso pueden decir que es locura. Ayuda a tu iglesia a experimentar la plenitud del Espíritu, para que ellos puedan discernir la verdad espiritualmente.

 

Un mensaje para el predicador

En Éxodo 6 el Señor le dio a Moisés un mensaje para llevar a los israelitas. ¡Que bendición tener una predica directamente de Dios! Pero ellos no la recibieron. ¿Por que? Verso 9 dice: Moisés les dio a conocer esto a los israelitas, pero por su desanimo y las penurias de su esclavitud no le hicieron caso.

¿Que enseña al predicador? Tu prediques un mensaje directamente del corazón de Dios, pero si el pueblo está desanimado y cargado con los problemas de esta vida, no te hagan caso. Todavía tenemos la responsabilidad de llevar el mensaje que Dios nos de. Pero no es tu culpa, ni la culpa del pueblo, si ellos no pueden recibirlo en ese entonces.

Luego Dios le mandó Moisés al faraón con una palabra. Pero ahora Moisés está desanimado. Verso 12 dice: Pero Moisés se enfrentó al Señor y le dijo: «¿Y como va a hacerme caso el faraón, si ni siquiera los israelitas me creen? Además, no tengo facilidad de palabra (literalmente: soy incircunciso de labios).»

Cuando el pueblo no recibe nuestro mensaje nos recuerda de nuestras debilidades. Es difícil pensar en predicando a otra iglesia, o a los inconversos, si la misma iglesia que estamos pastoreando no recibe la predica. Pero Moisés está mirando solamente a sí mismo. Es fácil para un predicador evaluar su valor por su congregación: si recibe su mensaje o no, si la iglesia crece o no. Pero Dios no condena a Moisés. Simplemente le da otra tarea aun más importante. Sabemos que no hay ningún problema con la palabra de Dios. Los israelitas simplemente están en circunstancias en las cuales no pueden oír la palabra. Si alguien está muriéndose de hambre o sed, no quiere oír una predica en ese momento. Necesita alimento o agua. Posiblemente a veces tenemos que ministrar a otras necesidades del pueblo antes de predicar la palabra.

¡Anímate! Sigue haciendo tu parte, comunicando la palabra que Dios te de. Es nuestra responsabilidad estar seguro que estamos estudiando la Palabra y de verdad escuchando para la voz de Dios. Pero entonces deja los resultados en las manos del Señor. Y busca al Señor a discernir el desanimo y las cargas que estén presentes en tu iglesia, y ministra como puedas a esas necesidades. Rechaza esos pensamientos que no tienes facilidad de palabra y eres un fracaso como predicador. ¡Dios está contigo!

¿Eres un esposo de sangre? Éxodo 4:18-26

Moisés es el varón escogido por Dios para liberar a su pueblo. Ha pasado 40 años en el desierto en preparación para esta misión. Ya ha tenido un encuentro impresionante con el Señor, ha recibido la palabra de Dios, y tiene su vara para hacer señales milagrosas frente al Faraón. Todo parece en orden, pero vamos a ver que ésta es una de las porciones mas extrañas en la historia de este varón.

Moisés sale para Egipto en obediencia a Dios

Hay veces cuando al próximo dia ese encuentro que tuvimos con Dios parece un sueño, y no hacemos nada más al respecto. Pero Moises vuelve a casa para pedir permiso de su suegro para el viaje, y recibe su bendición:

18 Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.

Es interesante que Moisés no mencionó nada acerca de su misión a Jetro; solamente dijo que quiso ver a sus hermanos. No sabemos si compartió con su esposa lo que fue llamado a hacer; yo creo que no. ¿Fue sabio? ¿O cobarde? Es entendible que un hombre humilde como Moises no quiso hablar de un encuentro con Dios en una zarza ardiente o una tarea tan impresionante. Pero, ¿que es la diferencia entre una mentira y decir solo una pequeña parte de la verdad, lo que sea comodo para ti?

Antes de salir de Madian, él recibe otra palabra de confirmación de parte de Dios, y las buenas noticias que “todos” (no sabemos cuantos, pero varios), que procuraban su muerte ya han muerto:

19 Dijo también Jehová a Moisés en Madián: Ve y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte.

Moisés cuidadosamente obedece toda la palabra que recibió. No está escrito que Dios le mandó a tomar su familia consigo (sería una situación complicada para la mujer y los chiquillos), pero toda la familia va:

20 Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.

Una vez que Dios observó su obediencia y Moisés está de camino para Egipto, él recibe más información acerca de lo que va a pasar. Eso pasa frecuentemente: Dios nos da una palabra, y mientras caminamos en fe y obediencia a ella, recibimos más revelación.

Israel es mi hijo, mi primogénito

21 Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. 22 Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.

Moisés no va para liberar a unos esclavos; el va para liberar al hijo de Dios, al primogénito de Dios, la niña de su ojo. ¡Esta es una misión muy importante! Pero desde el principio Moises sabía que su tarea no estaría fácil:

  • Dios va a endurecer el corazón del Faraon; quiere mucha oportunidad para manifestar su poder y su gloria. A la misma vez que Dios endurece su corazón, el Faraón va a resistir la palabra de Dios; no quería dejar ir al pueblo. Sí, Dios endurece, pero el Faraón también es culpable.
  • Resulta que a pesar de sus declaraciones y milagros, Moisés tiene que esperar un buen rato para la liberación de los hebreos.
  • Dado que el Faraón ha oprimido a este “hijo” de Dios, su “primogénito,” Dios va a matar al hijo de Faraón, a su primogénito. Moisés sabe el fin desde el principio; tiene que pasar por todo el proceso de las plagas hasta llegar a ese punto. Cuando leemos la Palabra de Dios ya sabemos el fin desde el principio, pero es fácil perder esa visión en medio del largo proceso.

Todo parece excelente, pero de repente algo completamente inesperado sucede.

Otro encuentro con Dios; esta vez quiso matarlo

24 Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo.

No sabemos exactamente cómo Dios le salió, ni cómo quiso matarlo, pero sería un gran asusto para la mujer y los hijos. Y parece increíble que después de toda la preparación, Dios estaba al punto de matar a su siervo escogido. ¿Por qué?

25 Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. 26 Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión.

Como siempre, cuando hay una porción obscura, hay mucha conyectura de su significado. Nos presenta con muchas preguntas:

  • ¿Por qué no habló Dios a Moisés acerca de este asunto antes, tal vez en la zarza ardiente? ¿Por qué esperó para una posada en el viaje?
  • Moisés tenía dos hijos. ¿Estaba el otro circuncido?
  • ¿Que exactamente pasó en esa posada? ¿Que tipo de “encuentro” tenia Dios con Moisés cuando estaba a punto de matarlo?
  • ¿No era capaz Moisés de circuncidar a su hijo? ¿Por qué lo hizo Séfora?
  • ¿Cómo estaba la relación entre Moisés y Séfora? Ella no estuvo contenta aquí. ¿Posiblemente ella ya advirtió a su esposo varias veces que debe circuncidar a su hijo? ¿O Séfora no quería a su hijo circunciso? ¿Estaba la familia de Séfora opuesta a la circuncisión?
  • ¿Estuvo ella atribulada porque dejó a su familia para un viaje muy peligroso?

Nosotros siempre queremos respuestas; queremos una explicación para todo, pero muchas veces no es posible. Ten cuidado de esas personas que tienen todas las respuestas a los pasajes difíciles de la Biblia. A pesar de las dificultades, hay varias cosas claras aquí:

  • El pecado era la falla para circuncidar al hijo de Moisés. Dios echa a culpa a Moisés por esta falla; no sabemos por qué no lo hizo conforme al pacto. Le cayó a él circuncidar a su hijo; tampoco sabemos por qué Moisés permitió a Séfora hacerlo. Sería vergonzoso para el muchacho y la mujer para la mamá cortar su prepucio. Yo creo que Dios está formando a Moisés aquí. Tal vez no manejaba muy bien su hogar.
  • Como siempre, el contexto es importante. En los versos 22 y 23 ya hemos visto a dos padres y sus primogénitos, ahora tenemos al tercer padre, y muy posiblemente su primogénito. Dios va a salvar la vida de su hijo, el hijo del Faraón va a morir, y Moisés va a morir porque no circuncidó a su hijo. Dos padres son rebeldes a la palabra del Padre y no reconocen su autoridad. Es un vistazo de la relación padre/hijo y el corazón de un padre.
  • La circuncisión era la señal del pacto que Dios hizo con Abraham: Todos los varones entre ustedes deberán ser circuncidados. Circuncidarán la carne de su prepucio, y esa será la señal del pacto entre nosotros.  Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes.  Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo.  Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepucio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto (Genesis 17:10-14). Aunque Israel no tenía la palabra escrita, todos los hebreos sabían de este pacto. La penalidad para no circuncidar era la muerte.
  • Moises no tenía excusa. No hay acepción de personas con Dios. No importa que Moisés tiene una tarea tan impresionante. De hecho, es aun más importante para alguien como Moisés hacer todo conforme. Si no tiene a su propia familia en orden, ¿cómo puede guiar al pueblo de Dios? Yo no creo que de verdad Dios quiso matarlo; quería comunicarle claramente que tenía que obedecerle en todo. Posiblemente esto le dio a Moisés un temor de Dios que no tenía antes. ¡Desobedecer a Dios era aun más peligroso que enfrentarse al Faraón!
  • Moisés tenía a padres de fe; seguro que él fue circunciso. Claro que pasó muchos años en el palacio del Faraón, y muchos más en el desierto, pero él tenía que saber del pacto. Todos los hombres que salieron de Egipto eran circuncisos (Josue 5:5), pero tenían que circuncidar a los que nacieron en el desierto antes de entrar en la tierra prometida.
  • Séfora no estaba contenta con su esposo. Para echar el prepucio a los pies de Moisés, tiene que estar enojada. Allí estaba ella, lejos de su familia, en un desierto desconocido, con sus hijos, y casi perdió a su esposo por su desobediencia. Estoy seguro que tampoco estaba contento el muchacho. Parece que después de este fracaso, Moisés obligó a su familia volver a la casa de su suegro. Moisés no quería más problemas en posadas, o en Egipto, con Séfora. O posiblemente fue Séfora, enojada, que dijo que no iba a acompañarle. Solamente aparecen otra vez cuando Jetro viene a visitar a Moisés en Éxodo 18:5.

Antes de cumplir tu misión, arregla todo en tu familia

Tú puedes tener un gran llamado de Dios. Puede que hayas pasado muchos años de estudio y preparación para un ministerio importante, y hayas tenido encuentros sobrenaturales con Dios. Pero todavía es posible ser un fracaso con tu familia (lo pasa frecuentemente). Algunos han sugerido que la circuncisión era abominable a Séfora (ella no era hebrea), y Moisés falló como padre para mantener la paz en su hogar. Puede ser; lo pasa en muchos hogares cristianos también. Que lástima que a veces en la iglesia y en la familia dejamos a las mujeres hacer cosas que nos tocan a nosotros hacer. ¡Levántate, varón de Dios, y toma tu autoridad como líder y cabeza de tu hogar!

¿Está Dios al punto de matarte por alguna falla con tu familia? ¿Has estado fiel como el sacerdote de tu hogar, siguiendo fielmente lo que dice la Palabra de Dios? ¿O has permitido la presión de la mujer, los hijos, o la cultura a hacerte flojo en tu obediencia? Como la cabeza de tu familia, tú eres responsable por lo que pasa en tu hogar. ¿Cómo vas a predicar la Palabra de Dios si no la has puesto en práctica? ¿Hay algo que tienes que arreglar antes de entrar en la gran misión que Dios tiene para ti? No seas un esposo de sangre. Tu familia necesita tu obediencia.

 

 

Tú eres mi hijo   (Oseas 11:1-4)

En Éxodo 4:22 Dios dice: Israel es mi hijo, mi primogénito.

Su hijo estaba en cautividad en Egipto, y por fin está mandando a Moisés a liberarlo. Dios sabe cómo es tener a un hijo en la prisión, cautivo al pecado, o lejos de su hogar. Israel es su primogénito, pero Dios también tiene a muchos hijos adoptados, como tú y yo. También tiene a un hijo unigénito, nuestro Señor Jesucristo. Es decir que la Biblia está llena del Padre y sus hijos. Esa relación entre padre e hijo es algo que Dios conoce muy bien. Tiene miles de años de experiencia bregando con su hijo rebelde, Israel. Si tú a veces te sientes como no sabes cómo ser padre, habla con tu Padre celestial. Pídele por sus consejos y su apoyo.

¿Crees que ser un padre perfecto significa que tu hijo sale muy obediente y dedicado a su padre? ¡De ninguna manera! Dios Padre peleaba con su hijo primogénito. Ha sufrido mucho por ese hijo, y por sus hijos adoptados también. La mayoría son rebeldes. Tú puedes ser el mejor padre y todavía parecer un fracaso en los ojos del mundo. Pero Dios perseveraba con este hijo. Unos 700 años después, Dios habló a través del profeta Oseas, capitulo 11:1-4:

Desde que Israel era niño, yo lo amé;
de Egipto llamé a mi hijo.
Pero cuanto más lo llamaba,
más se alejaba de mí.
Ofrecía sacrificios a sus falsos dioses
y quemaba incienso a las imagines.
Yo fui quien enseñó a caminar a Efraín;
yo fui quien lo tomó de la mano.
Pero el no quiso reconocer
que era yo quien lo sanaba.
Lo atraje con cuerdas de ternura,
lo atraje con lazos de amor.
Le quité de la cerviz el yugo,
y con ternura me acerqué para alimentarlo.

Algunos creen que el Dios del Antiguo Testamento era un dios severo, duro, y exigente. Ellos no ven mucho amor en ese Dios, pero no es cierto. Dios era un padre rechazado que tenía que disciplinar a su hijo. Trataba todo lo posible para atraer a su hijo. Sobre todo quería su amor, pero Israel no quiso amar a su Padre ni reconoció a Dios como su padre. ¿Ves la angustia en lo que dice Dios aquí? ¿Ves la ternura de Dios, tomándolo de la mano, enseñándolo a caminar, y sanándolo?

Era una relación de puro amor.

Padre, si tú estás sufriendo en tu relación con tu hijo ahora, si tú no sabes cómo ser un padre, acércate a Dios. Él quiere consolarte, Él quiere darte nuevas fuerzas para seguir amando a tu hijo. Venga lo que venga, no lo rechaces. Busca maneras de atraerle. No tires la toalla, no te des por vencido. Demasiados padres abandonan a sus hijos. Tu hijo te necesita. Enséñale a caminar. Sé tierno con él. Muchos padres creen que tienen que ser duros con sus hijos. Muchos hombres nunca experimentaban ternura ni cariño de parte de su papá, pero es el amor, es ternura, que Dios usa para atraer a su hijo. No tenía éxito, pero perseveraba en ese amor. Acércate a tu hijo para alimentarlo, para llenar su alma con palabras de apoyo y amor. Haz lo que puedas para quitar el yugo de la cerviz. Muchos padres han herido a sus hijos; ahora haz lo que puedas para sanarlo.

Lo mismo aplica a ti, padre espiritual, con tus hijos espirituales. Nunca los abandones. Sigue el ejemplo de Papá Dios.

Y para ti, hijo (y todos somos hijos, ¿verdad?), recibe el amor que Dios quiere derramar en tu corazón. Es posible que nunca conociste a tu papá, pero tú tienes a un Padre celestial que te ama con un amor perfecto. No importa si has fallado a Dios o si has caído; Dios está atrayéndote con cuerdas de ternura y lazos de amor. Déjalo tocarte y abrazarte y enseñarte a caminar de nuevo, como un hijo digno de su Papá, un hijo que trae honor a su Papá. Dios te ha amado desde tu niñez. Te llamó a la salvación y una nueva vida. En tu hora más oscura, fue tu Padre que te tomó de la mano. También, haz todo lo que puedas para acercarte a tu padre terrenal y restaurar esa relación.

Esta relación de padre e hijo es algo tan, tan cerca al corazón de Dios. Es la misma naturaleza de Dios: Él existe en una relación de Padre e Hijo. Por esa razón es algo que Satanás, el padre de mentira, quiere pervertir y destruir. El corazón de Dios está tan cargado para sus hijos. ¡Te ama tanto que sacrificó a su propio hijo por tu salvación! Respira profundamente y recibe ese corazón de amor de tu Padre. Él quiere derramar su amor sobre ti ahora mismo; quiere abrazarte. Él se deleita en ti.