Cómo vencer en la batalla

Aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
2 Corintios 10:3-4

El otro día yo vi un libro llamado Suelta al Guerrero Adentro. No es un libro cristiano, pero es un tema muy bíblico. Tenemos el poder del Espíritu Santo en nosotros, y somos guerreros en Jesucristo. ¿Pero cómo soltamos ese poder? El autor de ese libro era un miembro del equipo más prestigioso de las fuerzas armadas norteamericanas, los SEALS de la marina (son ellos que mataron a Osama Bin Laden).

Yo creo que mucho conocimiento en el mundo tiene su base en conceptos bíblicos. El autor dice que en toda guerra hay una sola estrategia: blancos, armas, y movimiento. Primeramente hay que saber cuál es el blanco. El blanco determine el arma necesaria para destruir el blanco, y el arma determine cual movimiento puede ser necesario de nuestra parte. Yo creo que esta misma estrategia es bíblica y aplica a la guerra espiritual. ¿Cómo?

  • Muchas veces un cristiano es atacado, se siente que está en una guerra, pero no sabe cómo responder, porque no sabe quién es el enemigo o que es el blanco. Efesios 6:12 nos dice: Nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. A veces tenemos que identificar el espíritu que está operando, o cómo está manifestándose. Ora por discernimiento, y busca un blanco específico para atacar.
  • Tenemos que escoger con cuidado nuestras armas. ¿Cuáles son para el cristiano? La Palabra de Dios (nuestra espada), la oración, el ayuno, y declaraciones (como renunciando un espíritu inmundo). Hay que tener cuidado que no usamos armas de la carne para guerrear en la batalla espiritual. El blanco determine la arma apropiada.
  • Muchos ya saben que tienen estas armas, pero muchas veces no sabemos el movimiento apropiado. Por ejemplo, proclamar la Palabra, doblar la rodilla en oración, o llamar a varios hermanos a juntarse para interceder.

Con esta estrategia hay que evaluar cada batalla:

  • ¿Cuán importante es este blanco en la guerra? ¿Cuáles son los blancos más importantes? No queremos gastar nuestras fuerzas.
  • ¿Es un blanco realístico? ¿Es posible atacar este blanco?
  • ¿Me es claro exactamente que es este blanco? ¿O hay oscuridad?  ¿Tengo que orar para claridad a ver el blanco?
  • ¿Cuán grande es este blanco? ¿Cuáles son los recursos necesarios para destruir este blanco? Por ejemplo, en los Estados Unidos el blanco de un cambio en la constitución para prohibir el aborto, aunque puede ser posible, sería un blanco muy grande que necesita muchos recursos. El blanco de una ley en una ciudad sería más realístico. Otro ejemplo sería la diferencia entre el espíritu inmundo asignado a un barrio de una ciudad y el espíritu inmundo sobre todo un país. Cuán grande sea el blanco depende en parte en cuán grande es tu fe.
  • Si destruimos este blanco, ¿cómo va a impactar toda la obra de Satanás?
  • ¿Qué impacto va a tener para la obra del Señor en este lugar?

El autor de ese libro identifica el temor como la cosa más importante para vencer si vamos a ganar en la batalla. Es exactamente lo que el Señor dijo varias veces a Josué cuando iba a entrar en la batalla: No temas ni desmayes. Lee el libro de Josué para ver como Israel aplicaba estos principios. Cuando vencemos al temor, tenemos que prepararnos para acción, con la mente orientada a actuar.

En el proceso de poner en práctica la estrategia, hay cuatro cosas que tienes que hacer:

  • Estudia y evalúa la situación.
  • Prepara un plan sencillo.
  • Pon el plan en práctica.
  • Evalúa el progreso y haz los cambios necesarios.

Es importante que el cristiano hace esto con mucha oración, guiado por el Espíritu Santo.

La última cosa que el autor menciona es que muchas veces fallamos porque no sabemos cómo utilizar nuestras armas. En la marina, pasan muchas horas practicando con las mismas armas. Muchos cristianos fallan porque no conocen muy bien sus armas; sea la Palabra o la oración. Tenemos que practicar con ellas todos los días, tal como tenemos que poner nuestra armadura (Efesios 6:13-18) todos los días. Nunca comiences el día sin tus armas ni la armadura que Dios te ha dado.

¿Sabes que estás en una guerra espiritual? ¿Cuáles son las batallas en tu vida ahora? ¿Ves la mano del enemigo (Satanás) en esas batallas? ¿Quién está ganando? ¿Cuál es el primer blanco que tú puedes atacar para entrar en la guerra? ¿Has estado paralizado por el temor? ¡Dios quiere librarte del temor! ¡Su perfecto amor echa fuera todo el temor! ¿Puedes aplicar estos principios a tus batallas?