¿Eres un esposo de sangre? Éxodo 4:18-26

Moisés es el varón escogido por Dios para liberar a su pueblo. Ha pasado 40 años en el desierto en preparación para esta misión. Ya ha tenido un encuentro impresionante con el Señor, ha recibido la palabra de Dios, y tiene su vara para hacer señales milagrosas frente al Faraón. Todo parece en orden, pero vamos a ver que ésta es una de las porciones mas extrañas en la historia de este varón.

Moisés sale para Egipto en obediencia a Dios

Hay veces cuando al próximo dia ese encuentro que tuvimos con Dios parece un sueño, y no hacemos nada más al respecto. Pero Moises vuelve a casa para pedir permiso de su suegro para el viaje, y recibe su bendición:

18 Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.

Es interesante que Moisés no mencionó nada acerca de su misión a Jetro; solamente dijo que quiso ver a sus hermanos. No sabemos si compartió con su esposa lo que fue llamado a hacer; yo creo que no. ¿Fue sabio? ¿O cobarde? Es entendible que un hombre humilde como Moises no quiso hablar de un encuentro con Dios en una zarza ardiente o una tarea tan impresionante. Pero, ¿que es la diferencia entre una mentira y decir solo una pequeña parte de la verdad, lo que sea comodo para ti?

Antes de salir de Madian, él recibe otra palabra de confirmación de parte de Dios, y las buenas noticias que “todos” (no sabemos cuantos, pero varios), que procuraban su muerte ya han muerto:

19 Dijo también Jehová a Moisés en Madián: Ve y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte.

Moisés cuidadosamente obedece toda la palabra que recibió. No está escrito que Dios le mandó a tomar su familia consigo (sería una situación complicada para la mujer y los chiquillos), pero toda la familia va:

20 Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.

Una vez que Dios observó su obediencia y Moisés está de camino para Egipto, él recibe más información acerca de lo que va a pasar. Eso pasa frecuentemente: Dios nos da una palabra, y mientras caminamos en fe y obediencia a ella, recibimos más revelación.

Israel es mi hijo, mi primogénito

21 Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. 22 Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.

Moisés no va para liberar a unos esclavos; el va para liberar al hijo de Dios, al primogénito de Dios, la niña de su ojo. ¡Esta es una misión muy importante! Pero desde el principio Moises sabía que su tarea no estaría fácil:

  • Dios va a endurecer el corazón del Faraon; quiere mucha oportunidad para manifestar su poder y su gloria. A la misma vez que Dios endurece su corazón, el Faraón va a resistir la palabra de Dios; no quería dejar ir al pueblo. Sí, Dios endurece, pero el Faraón también es culpable.
  • Resulta que a pesar de sus declaraciones y milagros, Moisés tiene que esperar un buen rato para la liberación de los hebreos.
  • Dado que el Faraón ha oprimido a este “hijo” de Dios, su “primogénito,” Dios va a matar al hijo de Faraón, a su primogénito. Moisés sabe el fin desde el principio; tiene que pasar por todo el proceso de las plagas hasta llegar a ese punto. Cuando leemos la Palabra de Dios ya sabemos el fin desde el principio, pero es fácil perder esa visión en medio del largo proceso.

Todo parece excelente, pero de repente algo completamente inesperado sucede.

Otro encuentro con Dios; esta vez quiso matarlo

24 Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo.

No sabemos exactamente cómo Dios le salió, ni cómo quiso matarlo, pero sería un gran asusto para la mujer y los hijos. Y parece increíble que después de toda la preparación, Dios estaba al punto de matar a su siervo escogido. ¿Por qué?

25 Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. 26 Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión.

Como siempre, cuando hay una porción obscura, hay mucha conyectura de su significado. Nos presenta con muchas preguntas:

  • ¿Por qué no habló Dios a Moisés acerca de este asunto antes, tal vez en la zarza ardiente? ¿Por qué esperó para una posada en el viaje?
  • Moisés tenía dos hijos. ¿Estaba el otro circuncido?
  • ¿Que exactamente pasó en esa posada? ¿Que tipo de “encuentro” tenia Dios con Moisés cuando estaba a punto de matarlo?
  • ¿No era capaz Moisés de circuncidar a su hijo? ¿Por qué lo hizo Séfora?
  • ¿Cómo estaba la relación entre Moisés y Séfora? Ella no estuvo contenta aquí. ¿Posiblemente ella ya advirtió a su esposo varias veces que debe circuncidar a su hijo? ¿O Séfora no quería a su hijo circunciso? ¿Estaba la familia de Séfora opuesta a la circuncisión?
  • ¿Estuvo ella atribulada porque dejó a su familia para un viaje muy peligroso?

Nosotros siempre queremos respuestas; queremos una explicación para todo, pero muchas veces no es posible. Ten cuidado de esas personas que tienen todas las respuestas a los pasajes difíciles de la Biblia. A pesar de las dificultades, hay varias cosas claras aquí:

  • El pecado era la falla para circuncidar al hijo de Moisés. Dios echa a culpa a Moisés por esta falla; no sabemos por qué no lo hizo conforme al pacto. Le cayó a él circuncidar a su hijo; tampoco sabemos por qué Moisés permitió a Séfora hacerlo. Sería vergonzoso para el muchacho y la mujer para la mamá cortar su prepucio. Yo creo que Dios está formando a Moisés aquí. Tal vez no manejaba muy bien su hogar.
  • Como siempre, el contexto es importante. En los versos 22 y 23 ya hemos visto a dos padres y sus primogénitos, ahora tenemos al tercer padre, y muy posiblemente su primogénito. Dios va a salvar la vida de su hijo, el hijo del Faraón va a morir, y Moisés va a morir porque no circuncidó a su hijo. Dos padres son rebeldes a la palabra del Padre y no reconocen su autoridad. Es un vistazo de la relación padre/hijo y el corazón de un padre.
  • La circuncisión era la señal del pacto que Dios hizo con Abraham: Todos los varones entre ustedes deberán ser circuncidados. Circuncidarán la carne de su prepucio, y esa será la señal del pacto entre nosotros.  Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes.  Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo.  Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepucio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto (Genesis 17:10-14). Aunque Israel no tenía la palabra escrita, todos los hebreos sabían de este pacto. La penalidad para no circuncidar era la muerte.
  • Moises no tenía excusa. No hay acepción de personas con Dios. No importa que Moisés tiene una tarea tan impresionante. De hecho, es aun más importante para alguien como Moisés hacer todo conforme. Si no tiene a su propia familia en orden, ¿cómo puede guiar al pueblo de Dios? Yo no creo que de verdad Dios quiso matarlo; quería comunicarle claramente que tenía que obedecerle en todo. Posiblemente esto le dio a Moisés un temor de Dios que no tenía antes. ¡Desobedecer a Dios era aun más peligroso que enfrentarse al Faraón!
  • Moisés tenía a padres de fe; seguro que él fue circunciso. Claro que pasó muchos años en el palacio del Faraón, y muchos más en el desierto, pero él tenía que saber del pacto. Todos los hombres que salieron de Egipto eran circuncisos (Josue 5:5), pero tenían que circuncidar a los que nacieron en el desierto antes de entrar en la tierra prometida.
  • Séfora no estaba contenta con su esposo. Para echar el prepucio a los pies de Moisés, tiene que estar enojada. Allí estaba ella, lejos de su familia, en un desierto desconocido, con sus hijos, y casi perdió a su esposo por su desobediencia. Estoy seguro que tampoco estaba contento el muchacho. Parece que después de este fracaso, Moisés obligó a su familia volver a la casa de su suegro. Moisés no quería más problemas en posadas, o en Egipto, con Séfora. O posiblemente fue Séfora, enojada, que dijo que no iba a acompañarle. Solamente aparecen otra vez cuando Jetro viene a visitar a Moisés en Éxodo 18:5.

Antes de cumplir tu misión, arregla todo en tu familia

Tú puedes tener un gran llamado de Dios. Puede que hayas pasado muchos años de estudio y preparación para un ministerio importante, y hayas tenido encuentros sobrenaturales con Dios. Pero todavía es posible ser un fracaso con tu familia (lo pasa frecuentemente). Algunos han sugerido que la circuncisión era abominable a Séfora (ella no era hebrea), y Moisés falló como padre para mantener la paz en su hogar. Puede ser; lo pasa en muchos hogares cristianos también. Que lástima que a veces en la iglesia y en la familia dejamos a las mujeres hacer cosas que nos tocan a nosotros hacer. ¡Levántate, varón de Dios, y toma tu autoridad como líder y cabeza de tu hogar!

¿Está Dios al punto de matarte por alguna falla con tu familia? ¿Has estado fiel como el sacerdote de tu hogar, siguiendo fielmente lo que dice la Palabra de Dios? ¿O has permitido la presión de la mujer, los hijos, o la cultura a hacerte flojo en tu obediencia? Como la cabeza de tu familia, tú eres responsable por lo que pasa en tu hogar. ¿Cómo vas a predicar la Palabra de Dios si no la has puesto en práctica? ¿Hay algo que tienes que arreglar antes de entrar en la gran misión que Dios tiene para ti? No seas un esposo de sangre. Tu familia necesita tu obediencia.

 

 

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