Mito y realidad en la prédica 1 Corintios 2:1-7, 14

1Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado. Es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo. No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada. Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad. 14 El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

¿Era Pablo un buen predicador? Según la cantidad de gente que vino a Cristo, las iglesias que él estableció y el impacto duradero de sus escritos, parece que la respuesta tiene que ser “sí.” Sin embargo, parece que este capítulo viola nuestro concepto de la buena predicación. ¿Tal vez nosotros lo tengamos mal? Aquí están algunos de los mitos comunes, y la realidad, según Pablo.

Mito: Es importante presentarse confiado, estar bien preparado y con palabras poderosas.

RealidadMe acerqué a ustedes en debilidad: con timidez y temblor (verso 3, NTV).

Me parece extraño que Pablo tuviera tal debilidad. Algunos han dicho que fue por alguna enfermedad. ¿Hay veces que tienes miedo de predicar, o aun de evangelizar a tu vecino? ¡Está bien! ¡Recuerda a Pablo predicando a los corintios y temblando de miedo! ¡Pero no dejes que ese temor te impida predicar!

Mito: Hay mucha competencia entre las iglesias, y muchos ven a grandes predicadores en la televisión, así que tenemos que predicar con gran elocuencia o vamos a perder a nuestra audiencia.

RealidadY mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos. En lugar de usar discursos ingeniosos y persuasivos, confié solamente en el poder del Espíritu Santo (verso 4, NTV).

¿Cuál prefieres? Claro que es bueno preparar un mensaje y comunicarlo bien, pero lo más importante es la demostración del poder del Espíritu. Todas las predicaciones registradas en Hechos son muy simples. Escucha otra vez la predicación de grandes hombres de Dios. Son muy simples, pero con mucha demostración del poder del Espíritu. Me parece que hoy dependemos demasiado de la computadora, la pantalla y las historias. Faltan verdaderas demostraciones del poder del Espíritu. Haz tu mejor esfuerzo, pero sobre todo, busca la unción de Dios para que puedas predicar con ese poder. Eso es lo que realmente va a tocar a la gente y cambiar vidas.

Mito: La fe es algo que nosotros tenemos que fomentar y declarar para recibir algo de Dios.

Realidad: La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Pablo predicó buscando una demostración del poder del Espíritu para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios (verso 5).

Los que quieren impartir una fe que depende de la sabiduría humana, los que llaman la atención sobre sí mismos, los que hablan de riquezas y las muchas cosas que la persona recibirá por fe, no están comunicando la verdadera fe. Pablo estaba feliz predicando en su debilidad, porque él quería que Dios recibiera toda la gloria y que el poder de Dios realmente se manifestara. Con la banda y el humo y el drama y las luces y el entretenimiento en la predicación que tenemos hoy, no hay lugar para el poder de Dios.

Mito: Todos ya han escuchado el evangelio. Tengo que traer una nueva revelación, algo único de la Biblia, si voy a atraer gente a mi iglesia.

RealidadMe propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de este crucificado (verso 2).

¡Y Pablo tenía mucho conocimiento! Claro que podemos predicar desde toda la Biblia, pero la triste realidad es que en la mayoría de las predicaciones que yo escucho hoy, el predicador habla muy poco de la Biblia, y no habla mucho de Jesús. Si queremos poder, tenemos que predicar la pura Palabra, predicar a Cristo y predicar la cruz.

Dicho eso, Pablo también dice que él habla con sabiduría entre los que han alcanzado la madurez. Pero no es la sabiduría de este mundo (la que se escucha mucho en la iglesia hoy), sino la sabiduría de Dios que tiene su enfoque en el Espíritu Santo (versos 6-7).

Mito: Si utilizo las palabras del mundo y hablo de una manera que los jóvenes entienden, ellos recibirán la palabra. Tengo que acomodarles el evangelio.

RealidadEl que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente (verso 14).

El predicador tiene que trabajar junto con el Espíritu Santo. Si Dios no abre los oídos de los oyentes, el mensaje será una locura. Es por eso que Jesús dijo muchas veces: El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda. Para muchos, su enseñanza era locura. Por supuesto, hay predicadores que predican locuras porque no saben lo que están predicando. Pero no te preocupes si estás predicando la pura Palabra y muchos no la reciben, incluso pueden decir que es locura. Ayuda a tu iglesia a experimentar la plenitud del Espíritu, para que ellos puedan discernir la verdad espiritualmente.