Matrimonio y divorcio 1 Corintios 7

Pablo no era un gran aficionado del matrimonio, pero este apóstol soltero que vivió hace 2000 años tiene mucho que enseñarnos.  Este es un capítulo complicado y difícil (como todo matrimonio), y controvertido (igual a muchas cosas en esta carta). Siempre es delicado tocar la vida íntima de un hombre, y Pablo tiene directivas muy claras sobre las relaciones sexuales, el equilibrio de la familia y el servicio para el Señor, y el divorcio y la posibilidad de volver a casarse.

¿Es mejor no casarse?

El capítulo comienza con esta rara afirmación que nos llama la atención: Es mejor no tener relaciones sexuales. Pablo está tan feliz como soltero que dice que preferiría que todos fueran como yo (verso 7). Pero luego, como una concesión, admite que es un don vivir sin sexo (¡un don que la mayoría no quiere!).  Otra vez dice que sería mejor que se quedaran como yo (8).  ¿Por qué está en contra del matrimonio?

  • Parece que hubo una crisis en Corinto, y cree que en esas circunstancias no es el momento de buscar una esposa (26).
  • Quiere que el creyente sea libre de preocupaciones(32); libre para servir a Cristo.  Quiere que vivamos con decoro y plenamente dedicados al Señor (35).
  • El soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarlo(32). La mujer soltera (34) se afana por consagrarse al Señor tanto en cuerpo como en espíritu.
  • Por otro lado, el casado se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposa(33), y la casada se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposo (34).  ¡Y nosotros los hombres estamos felices de que ella se preocupe así!  Es lógico, y no es pecado, pero es cierto que los intereses de los casados están divididos (34), y más aún si tienen hijos.
  • Los que se casan tendrán que pasar por muchos aprietos(28). La Reina Valera dice que tendrán aflicción de la carne. ¡Conozco a demasiados que lo han experimentado!

Así que algunos tomarán la decisión de negarse de los placeres del matrimonio para dedicarse al servicio del Señor.  No debes hacerlo por obligación, pero Pablo dice que realmente es mejor no casarse.  La mayoría de nosotros no tenemos esa actitud; lo vemos más como una maldición de no estar casado, e incluso despreciamos a los católicos que renuncian al matrimonio para servir a Dios.

Vive con la mente que este mundo está por desaparecer

Aparte de la crisis en Corinto, Pablo nos da un principio que se aplica hasta que Cristo venga (29-31).  Nos queda poco tiempo para evangelizar y edificar la iglesia.  La mies es mucha y los obreros son pocos.  Si fue la verdad hace 2000 años, ¡imagina cuan poco tiempo nos queda ahora!  ¡Aún más debemos prestar atención a estas palabras!

  • Los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran.
  • Los que lloran, como si no lloraran.
  • Los que se alegran, como si no se alegraran.
  • Los que compran algo, como si no lo poseyeran.
  • Los que disfrutan de las cosas de este mundo, como si no disfrutaran de ellas.

¡Esto va mucho más allá del matrimonio!  Toca nuestro estilo de vida. No dice que no debas hacer estas cosas; no es pecado disfrutar de las cosas del mundo, pero no debemos centrarnos en ellas.  No te aferres a tus posesiones. ¿Por qué? Porque este mundo, en su forma actual, está por desaparecer. Este mundo no es nuestro hogar.  Claro que Pablo no está diciendo que el esposo es libre para vivir como soltero; eso sería una contradicción con otros versículos del mismo capítulo, pero la prioridad para cada creyente es el servicio al Señor.

¿Y la familia?

El verso 29 es muy controvertido, porque la enseñanza prevalente hoy es que la familia tiene prioridad sobre nuestro servicio a Dios. El Nuevo Testamento es claro que alguien con su familia en desorden no es apto para ser un líder en la iglesia:

El que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía (Tito 1:6).

Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?), (1 Timoteo 3:4-5).

Es cierto que un hombre tiene que amar a su esposa como Cristo ama la iglesia (Efesios 5:25), y en esta misma carta (9:5) Pablo dice que los apóstoles viajaron con sus esposas.

Pero no estamos bajo la ley, y yo creo que no hay ninguna norma que aplica a cada familia y matrimonio. En algunas situaciones la familia necesita más atención, y en otras, quizás si no hay hijos, pueden dedicarse más libremente a la obra de la iglesia. La pareja debe buscar a Dios juntos, y llegar a un acuerdo, guiados por el Espíritu Santo. De lo que ya dijo Pablo, está claro que el hombre casado no puede dedicar tanto tiempo a la iglesia como el soltero. Pero un matrimonio sano tiene mucho que contribuir a la edificación de todos los miembros de la iglesia. Un matrimonio feliz da mucho ánimo a un pastor; un matrimonio problemático le quita mucha energía y paz.

La actitud de Jesús hacia la familia

Es interesante que Jesús nunca instruyó a sus discípulos (de lo que tenemos registrado en los evangelios) sobre sus responsabilidades familiares. No vio ningún inconveniente en llamarlos a dejar todo (incluso sus familias, se supone) para que lo sigan y viajen juntos. De hecho, Jesús dijo algunas cosas que nos dan una pausa, con nuestro enfoque actual en la familia (hasta casi hacerla un ídolo):

¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión. Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra (Lucas 12:51-53).

Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna (Lucas 18:28-30).

Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo (Lucas 14:26-27).

Iban por el camino cuando alguien le dijo: ―Te seguiré a dondequiera que vayas.

―Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

A otro le dijo: ―Sígueme.

―Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre.

―Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le replicó Jesús.

Otro afirmó: ―Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia.

Jesús le respondió: ―Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios (Lucas 9:57-62).

Y Él dijo de su propia madre y familia, cuando ellos fueron a visitarlo:

Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre (Mateo 12:47-50).

Una perspectiva del pasado

Cuando leemos libros de muchos años atrás acerca de la familia, queda claro que los autores no eran “iluminados” como nosotros acerca de su importancia.

Albert Barnes fue un teólogo muy estimado en los Estados Unidos en el siglo XIX. Él escribió un comentario sobre estos versículos en 1 Corintios:

Esto no significa que deban tratar a sus familias con malicia o negligencia, o fallar en los deberes de amor y fidelidad. Deben entender, en un sentido general, que deben vivir por encima del mundo; que no deberían estar excesivamente vinculados a la familia, de modo que estuvieran dispuestos a desprenderse de ella; y que no deben permitir que el apego a ella interfiera con cualquier deber que ellos le deben a Dios. Estaban en un mundo de pruebas, y fueron expuestos a persecución. Como cristianos, estaban obligados a vivir enteramente para Dios, y no debían, por lo tanto, permitir el apego a los amigos terrenales se apartara de Dios sus afectos o interfiera con su deber cristiano. En una palabra, deben ser «tan fieles a Dios» e «igual de piadosos,» en todos los aspectos, como si no tuvieran esposas o amigos terrenales. Tal consagración a Dios es difícil, pero no imposible. Nuestros apegos y cuidados terrenales alejan nuestros afectos de Dios, pero no necesitan hacerlo. En lugar de ser la ocasión de alejar nuestros afectos de Dios, deberían ser, y podrían ser, los medios de atarnos más firmes y enteramente a Él y a su causa. Pero, ¡ay!, cuántos cristianos profesantes viven solo para sus esposas e hijos, y no para Dios en estas relaciones. ¡Cuántos permiten que estos objetos terrenales de apego desvíen sus mentes de los caminos y los mandamientos de Dios, en lugar de hacerles la ocasión de unirlos más tiernamente a Él y a su causa!

De ninguna manera quiero decir que está bien descuidar a la familia. Es obvio que muchas familias pastorales sufren porque el pastor no les dedica suficiente tiempo, y muchos hijos de pastores se alejan del Señor debido al mal ejemplo de su padre. Pero la verdad es que los discípulos de Jesús pasaron bastante tiempo separados de sus familias. Sabemos que incluso después de la resurrección, Pedro, por ejemplo, viajaba mucho.

Muchos han tratado de hacer una distinción entre nuestra relación con Dios y nuestro servicio a Dios. Puede ser que haya una diferencia entre aquellos que tienen un llamado al ministerio de tiempo completo, y aquellos que sirven a Dios como parte de su discipulado. Pero una parte esencial de ser cristiano es participar en una iglesia y servir a otros. Y Dios, y lo que Dios exige de nosotros, tiene la prioridad sobre todo lo demás, incluida la familia. Yo creo que no debería ser una competencia entre los dos, sino la sumisión sincera de toda la vida al señorío de Jesucristo. No es una separación rígida bajo una ley, sino libertad de amar y servir guiados por el Espíritu Santo. Yo sé que esto no va a satisfacer a muchos que quieren justificar su opinión (ya sea la prioridad del servicio cristiano o de la familia), y me pueden ver indeciso, pero creo que cada persona y familia debe establecer sus prioridades en la presencia de Dios. No trato de establecer una doctrina de un versículo; eso es muy peligroso. Solo quiero presentar algunas perspectivas sobre este asunto para tu oración y reflexión. Tenemos que tomar en serio todas las escrituras, dejar que nuestras perspectivas favoritas sean moldeadas por la Palabra de Dios, y no siempre ver la Biblia con las lentes del siglo XXI.

Relaciones matrimoniales

Aunque Pablo tiene varias razones por las que cree que es mejor no casarse, él también es realista.  Él sabe que la mayoría se queman de pasión y no pueden dominarse. Precisamente por eso, para no caer en inmoralidad y quemarse (y por mucho más), Dios ha diseñado el matrimonio.

  • El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo (3). La expectativa es que tengan relaciones con frecuencia, y nunca usen el sexo como un arma contra la otra persona.  Pero también tenemos que amar a la mujer como Cristo ama a la iglesia (Efesios 5:25). La mujer no debe sentirse violada.
  • La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa (4). ¡Al hombre le gusta este versículo!  Como una sola carne, debe ser intimidad y el deseo de complacer al otro.
  • No se nieguen el uno al otro (5).
  • La única excepción sería de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración (5).  Ambos tienen que estar de acuerdo.
  • Si por alguna razón no hay relaciones, no tarden en volver a unirse nuevamente.  Si una pareja no tiene relaciones como Dios lo intenta, pueden caer en tentación de Satanás (5).  Muchos carecen de dominio propio, y la respuesta que Dios nos ha dado es quedarse satisfecho con su propia esposa.  Si tienen relaciones frecuentes, no hay excusa para la inmoralidad. Si hay problemas en la relación íntima, deben buscar ayuda.

Separación y divorcio

Este tema es tan controvertido y delicado que merece un estudio en profundidad, que no es posible en este libro. Yo sé que es muy personal y doloroso para muchos. No quiero condenar a nadie, sino presentar claramente lo que dice la Biblia.

Hay tres fundamentos importantes del Antiguo Testamento para ayudarnos a entender lo que Pablo dice aquí:

  1. El plan original de Dios para el matrimonio es una unión permanente de por vida.
  • Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (Génesis 2:24).
  • Dios nunca hizo una provisión para el divorcio: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así (Mateo 19:8). Claramente un cristiano no debe tener un corazón endurecido.
  1. El adulterio, la violación de la santa unión del hombre y la mujer, es un pecado muy grave.
  • Es prohibido en los Diez Mandamientos: No cometerás adulterio (Éxodo 20:14).
  • Según la ley de Moisés, el adúltero murió: »Si alguien comete adulterio con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera serán condenados a muerte (Levítico 20:10); »Si un hombre es sorprendido durmiendo con la esposa de otro, los dos morirán, tanto el hombre que se acostó con ella como la mujer. Así extirparás el mal que haya en medio de Israel (Deuteronomio 22:22).
  • Es auto-destructivo: Pero el hombre que comete adulterio es un necio total, porque se destruye a sí mismo (Proverbios 6:32).
  • Un problema con el divorcio es que fácilmente puede conducir al adulterio: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio (Marcos 10:11-12).
  • Pablo dijo (6:9) que el que permanece en el pecado de adulterio no es salvo; no entrará en el reino de los cielos.
  1. Dios odia el divorcio: «Yo aborrezco el divorcio —dice el Señor, Dios de Israel (Malaquías 2:16).
  • Pablo dijo que la unión de un hombre y una mujer es parecida a la unidad de Cristo y su iglesia (Efesios 5:27 y 32).
  • Jesús dijo: Al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre (Marcos 10:6-9). Ningún hombre debe separar lo que Dios ha juntado. El decreto de un tribunal no cambia el hecho que son una sola carne.

La enseñanza de Pablo aquí se deriva de ese entendimiento:

  • El Señor nos da el mandato: La mujer no se separe de su esposo (10).
  • La mujer está ligada a su esposo mientras él vive (39). Pablo lo afirma otra vez en Romanos 7:2: Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive.
  • El hombre no se divorcie de su esposa(11).
  • A pesar de este mandato, si por alguna razón se separan, que no se vuelva a casar(con otro).  La única opción es la reconciliación con el cónyuge (11).

Hay un caso especial si uno acepta a Cristo y el otro no es creyente:

  • Si la esposa que no es creyente consiente en vivir con él, que no se divorcie de ella (12); lo mismo para un esposo que no es creyente (13).
  • Si el cónyuge no creyente decide separarse, no se lo impidan. El cónyuge creyente queda sin obligación (15). Ten en cuenta que Pablo dice “separarse,” y no “divorciarse.”
  • Dios nos ha llamada a vivir en paz (15).  Podemos asumir que no habría paz si el incrédulo se viera obligado a quedarse cuando no quiere.  Este verso, en el contexto, se aplica sólo a esta situación. Algunos lo han usado para racionalizar un divorcio.
  • Algo que no entendemos muy bien sucede en el espíritu del incrédulo casado con una creyente: El incrédulo es santificado por la unión con su esposa/esposo, y por medio de la presencia del creyente, los hijos son santos (14). No puede significar que son salvos, pero la presencia del creyente en la intimidad de la familia tiene una influencia santificadora para todo el hogar.

¿Es posible casarse por segunda vez?

  • Si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera (39), y se supone que también se aplica a un viudo, pero Pablo cree que sería más feliz si no se casara (40). Pablo afirma lo mismo en Romanos: Si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera (Romanos 7:2-3).
  • La persona tiene que ser en el Señor (39). Es un principio claro del Antiguo y el Nuevo Testamento. Los creyentes solo pueden casarse con otros creyentes.  Una de las tentaciones más comunes es tener una novia que no conoce al Señor.

Esta es la única situación en la que Biblia claramente dice que es lícito volver a casarse. Muchos han creído que el verso 15, el caso donde un incrédulo deja al cónyuge, le da permiso al creyente para casarse de nuevo. Pero Pablo no dice eso; simplemente dijo que el creyente está “sin obligación” de hacer un esfuerzo por mantener el matrimonio. Otra vez, este es un área gris, y no quiero ser dogmático. Pero en estas áreas, especialmente cuando se trata de mi salvación, más vale prevenir que curar, sobre todo porque no será posible curar después de la muerte.

Los eruditos del pasado no estaban tan dispuestos a concedernos la libertad de volver a casarnos. Albert Barnes (a quien cité antes) escribió:

Un hermano o una hermana no está obligado”… Muchos han asumido que esto significa que estarían libres para casarse de nuevo cuando la esposa o el marido no creyentes se hubieran ido; pero esto es contrario a la cepa del argumento del apóstol. El significado de la expresión «no está obligado» es que si él se va, el que permanece no está obligado por el lazo matrimonial para hacer provisión para el que partió. No se debe hacer actos que puedan ser perjudiciales para la religión mediante un esfuerzo violento para obligar al marido o esposa que se marcha a vivir con el que está abandonado, pero que tiene la libertad de vivir por separado, y debe considerar que es apropiado hacerlo.

El Nuevo Testamento Griego del Expositor dice del verso 15:

Si la libertad de los inocentes divorciados se extiende al nuevo matrimonio, no aparece: la Iglesia Romana toma la opinión negativa; la Iglesia Luterana dice «en vista de 1 Corintios 7:11, la inferencia de que el divorciado debe permanecer soltero es el más seguro.»

Y un teólogo (Woodford) escribió en 1881:

La separación aquí mencionada no es una separación que permita al hombre o la mujer cristianos casarse de nuevo durante la vida del cónyuge pagano. Es separación, no divorcio.

La “excepción” de Mateo

Muchos cristianos, basado en dos pasajes en Mateo, creen que Jesús ofrece una “excepción” que también permite el divorcio:

Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio (Mateo 5:32).

Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera (Mateo 19:9).

El argumento es que Jesús parece dar permiso para casarse con otra si es “por causa de fornicación.” El problema es que no dice explícitamente que volver a casarse está bien si hay fornicación. Y el mayor problema es, ¿qué significa cuando Jesús dice “fornicación”? No es la palabra griega para adulterio, sino la palabra griega “porneia,” que se refiere a cualquier pecado sexual (obviamente la raíz de nuestra palabra “pornografía”). Algunos creen que esta “excepción” es para una pareja comprometida (como José y María), que en ese día requerían un divorcio para terminar el compromiso. Es obvio que Jesús no quiere decir que está bien divorciarse de un cónyuge que se masturba o usa pornografía. Tanto Marcos como Lucas, en el verso paralelo, usan la palabra para adulterar y no incluyen la “excepción.” Incluso en el caso de infidelidad, por supuesto, la voluntad de Dios es el arrepentimiento, el perdón, y la restauración.

Ya que Jesús habla con tanta claridad sobre el peligro del adulterio en un segundo matrimonio, y el adulterio (si no se arrepiente y abandona la relación adúltera) lo hace imposible entrar en el Reino, yo prefiero estar seguro, y no jugar con algo tan serio. Tradicionalmente, ni la iglesia Católica ni la evangélica han creído que estos versículos permiten que  uno se vuelva a casar. Hay muchos libros y estudios en Internet con varios puntos de vista. Te animo a orar mucho y estudiar con un corazón abierto para discernir la verdad.

Las implicaciones

Muchas preguntas surgen de esta enseñanza de casos personales, y mucho miedo, duda, y culpa.

  • Me divorcié y me casé de nuevo. ¿Debo divorciarme y volver con la primera esposa? ¿Y qué pasa si ella se ha casado con otro? ¿O debería simplemente divorciarme y quedarme soltero?
  • Mi esposa es cristiana, pero ella me dejó. ¿Puedo volver a casarme?
  • Mi esposo es un abusador. ¿Quiere Dios que yo siga sufriendo ese abuso de por vida?
  • ¿Puedo ser perdonado por el adulterio y un divorcio? (¡Claro que sí! Sobre todo si ocurrió antes de conocer a Cristo. No es el pecado imperdonable.)

No es posible en este libro dar consejos para la multitud de posibilidades. Yo sé que es muy doloroso y difícil, pero es inútil pretender que la Biblia no dice lo que claramente dice. ¡Ay de los muchos pastores que no quieren ofender a nadie y no predican la Palabra de Dios! ¡Y aun peor, los pastores que se divorciaron y luego se casaron con otra mujer en la iglesia!

Dios te ama. Tiene una salida de cualquier situación. Hay perdón. Hay esperanza. Solo el Espíritu Santo puede aconsejarte en cada caso sobre lo que debes hacer. Busca a Dios.

 Otros temas en este capitulo

Hay dos asuntos más que Pablo toca, que no son tan controvertidos:

  • Cada uno debe vivir conforme a la condición que el Señor le asignó y a la que Dios lo ha llamado (17).  Ya sea casado, circuncidado o eslavo, se queda en esa condición hasta que el Señor lo cambie (17-24).
  • Consejos para alguien que tiene una prometida (25-28, 36-38).

Hay un tema que Pablo no toca: el matrimonio homosexual. Es obvio que la Biblia duramente condena las relaciones homosexuales, y más aún el matrimonio de un hombre con un hombre o una mujer con una mujer (Levítico 20:13; Romanos 1:24-27).

 

2 respuestas a «Matrimonio y divorcio 1 Corintios 7»

  1. Gracias por aportar a Mi vida conocimiento acerca de lo que Dios quiere para nuestras vidas en el matrimonio
    Y aunque estoy separada de mi esposo por que ambos en un momento de nuestra vida estuvimos en adulterio y el tomo otro comportamiento hacia mi cuando se dio cuenta que le fui i fiel como el lo abia sido conmigo . Empezó el rechazo el menosprecio y el constante recordarme el pecado que tuve q separarme de el para no seguir en disputa el uno con el otro.

    1. Gracias por compartir eso hermana. Creo que lo mejor seria el arrepentimiento del marido y restauracion del matrimonio, con Cristo la cabeza. Si no fuese posible, pido al Senor que El sane esas heridas y claramente guie a usted a la vida llena que El desea para usted. Muchas bendiciones!

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