1 Corintios 9: Un obrero del Señor

1¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes el fruto de mi trabajo en el Señor? Aunque otros no me reconozcan como apóstol, ¡para ustedes sí lo soy! Porque ustedes mismos son el sello de mi apostolado en el Señor.

Ésta es mi defensa contra los que me critican: ¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber? ¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente, como hacen los demás apóstoles y Cefas y los hermanos del Señor? ¿O es que sólo Bernabé y yo estamos obligados a ganarnos la vida con otros trabajos?

De lo que ya hemos estudiado, es obvio que no es fácil ser un cristiano, y aún más difícil ser un líder en la iglesia de Jesucristo. Hoy reconocemos a Pablo como un gran apóstol del Señor, pero no siempre fue así:

  • Como no era uno de los doce discípulos de Jesús (tuvo su encuentro con Cristo después de la ascensión del Señor, de camino para Damasco), y había perseguido a la iglesia, muchos nunca lo reconocieron como apóstol (verso 2).
  • Muchos lo criticaron (3).
  • Siempre tuvo que luchar por los derechos que disfrutaban los otros apóstoles (4-6).

Pablo podía aceptar eso; era un hombre muy fuerte. Pero mucho más difícil para él fue el rechazo de los corintios después de todo lo que él invirtió en ellos. Él vio a ellos como el sello de su apostolado y el fruto de sus labores (1). Él tenía que preservar esa fruta y restablecer su relación con ellos.

Qué pena que incluso en ese día había una competencia entre los líderes de la iglesia, la cual todavía existe hoy en día. Hay algunos pastores muy populares, con mucha influencia, mientras que otros, tal vez sin estudios o con iglesias pequeñas, siempre tienen que defender su llamado. Algunos reciben un salario de la iglesia, pero otros, como Pablo y Bernabé, tienen que trabajar a tiempo completo en otro trabajo (6). Puede ser que tú también hayas dedicado mucho tiempo, amor y energía a una iglesia. Puedes tener fruto después de años de ministerio, pero parece que nadie reconoce tus labores. No te apures; Pablo puede simpatizar contigo. Tu trabajo en el Señor nunca es en vano.

El derecho del obrero cristiano a recibir pago de la iglesia

¿Qué soldado presta servicio militar pagándose sus propios gastos? ¿Qué agricultor planta un viñedo y no come de sus uvas? ¿Qué pastor cuida un rebaño y no toma de la leche que ordeña? No piensen que digo esto solamente desde un punto de vista humano. ¿No lo dice también la ley?Porque en la ley de Moisés está escrito: «No le pongas bozal al buey mientras esté trillando.» ¿Acaso se preocupa Dios por los bueyes, 10 o lo dice más bien por nosotros? Por supuesto que lo dice por nosotros, porque cuando el labrador ara y el segador trilla, deben hacerlo con la esperanza de participar de la cosecha.11 Si hemos sembrado semilla espiritual entre ustedes, ¿será mucho pedir que cosechemos de ustedes lo material? 12 Si otros tienen derecho a este sustento de parte de ustedes, ¿no lo tendremos aún más nosotros?

Sin embargo, no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear obstáculo al evangelio de Cristo. 13 ¿No saben que los que sirven en el templo reciben su alimento del templo, y que los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar? 14 Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio.

15 Pero no me he aprovechado de ninguno de estos derechos, ni escribo de esta manera porque quiera reclamarlos. Prefiero morir a que alguien me prive de este motivo de orgullo. 16 Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! 17 En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa; pero si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado. 18 ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Pues que al predicar el evangelio pueda presentarlo gratuitamente, sin hacer valer mi derecho.

El dinero era un tema delicado para los corintios, y aún lo es para muchos hoy. Pablo lo sabe, y  comienza la defensa a su derecho de apoyo financiero con tres ejemplos de la vida diaria (7):

  • Un soldado no tiene que pagar sus propios gastos.
  • Un agricultor que planta una viña puede comer sus uvas.
  • Un pastor que cuida una manada de vacas o cabras puede tomar su leche.

El granjero que ara y la segadora que trilla deben hacerlo con la esperanza de participar en la cosecha (10), como lo ordena la ley de Moisés: No le pongas bozal al buey mientras esté trillando (Deuteronomio 25:4).

  • Los que sirven en el templo reciben su alimento del templo (13).
  • Los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar (13).
  • El Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio (14, Mateo 10:10).

Pablo presenta un caso muy convincente. No es un pecado estar motivado por la posibilidad de una hermosa cosecha, ni es un pecado recoger algo material de la semilla espiritual que se siembra (11). Parece que en Corinto sustentaban a otros, pero no a Pablo, quien tenía más derecho para ello (12).

Está claro que tenían el derecho, pero Pablo y sus compañeros no lo ejercieron (12): De hecho, preferiría morir antes que perder mi derecho a jactarme de predicar sin cobrar (15).  Pablo tenía una especie de orgullo de no aceptar fondos de ellos (16). (Es algo un poquito extraño que vemos varias veces en su carácter.) Aún más importante que el dinero, Pablo no quiso crear ningún obstáculo para el evangelio de Cristo (12). Pablo no predicó para ganancias financieras, sino para cumplir con la tarea que se le encomendó (17). ¡Me gustaría que los siervos del Señor tuviesen esa mentalidad hoy! La cuestión del dinero pone muchos obstáculos para el crecimiento del evangelio. Qué bueno sería presentar el evangelio gratuitamente, como lo hizo Pablo.

Un ministerio humilde y encarnado

19 Aunque soy libre respecto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a tantos como sea posible.20 Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la ley me volví como los que están sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la ley), a fin de ganar a éstos. 21 Entre los que no tienen la ley me volví como los que están sin ley (aunque no estoy libre de la ley de Dios sino comprometido con la ley de Cristo), a fin de ganar a los que están sin ley. 22 Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles. 23 Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos.

El modelo que Cristo nos ofrece para el ministerio es la encarnación: una identificación radical con nosotros, hasta el punto de tomar nuestra carne. Jesús tomó la naturaleza de un siervo humilde. Tu actitud debe ser como la de Cristo Jesús (Filipenses 2:5-8). Somos libres en Cristo, pero por amor nos convertimos en esclavos para ganar el mayor número posible (19). ¡Basta de pastores perezosos y egocéntricos que casi no trabajan y no quieren ser molestados con las necesidades de su rebaño! Se puede aplicar las advertencias de Ezequiel 34 a muchos pastores hoy. Dios nos llama a hacer todo lo posible y todo lo necesario para ganar a alguien para el Señor.

  • Entre los judíos, Pablo se volvió judío. Entre los que viven bajo la ley me volví como los que están sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la ley) (20). Obviamente, eso no fue difícil para un ex fariseo como Pablo, pero él optó por obedecer algunas leyes a las que no se vio obligado a obedecer para que su mensaje fuese escuchado.
  • Entre los gentiles se volvió como gentil (21).
  • Entre los débiles se hizo débil (22).
  • Hizo igual para todos; se hace igual a todos (Dios Habla Hoy); con todos se trata de encontrar algo que tengan en común (Nueva Traducción Viviente) (22).

Queremos utilizar todos los medios posibles (sin comprometer nuestra integridad) para salvar a todos los posibles. No es para que puedas ser famoso, sino por el bien del Evangelio. No había nada condescendiente o falso en lo que hizo Pablo. Él era libre de hacer esto porque estaba seguro en su propia identidad. Sin comprometer tu fe, haz todo lo posible para identificarte con otras personas, compartiendo en su estilo de vida, su comida, su ropa y su idioma. Eso significa que tenemos que observar y estudiar a la gente que queremos alcanzar, para poder identificarnos con ellos.

¿Estás siguiendo este modelo en tu ministerio?

  • ¿Tienes que humillarte y dejar tu comodidad para entrar más en el mundo de otros?
  • ¿Hay situaciones en las que te has acomodado demasiado a la cultura?
  • ¿Cómo está tu iglesia? ¿Está tan alejada de la gente que no puede identificarse con nadie?

Deja que el Espíritu te lleve al equilibrio correcto, y recuerda que el propósito es ganarlos para Cristo. ¡Pero no diluyas el Evangelio! Pablo ciertamente no lo hizo.

¡Persigue el premio!

24 ¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. 25 Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. 26 Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. 27 Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.

Pablo termina el capítulo con un desafío para nosotros en el ministerio,  y para cada cristiano.

  • En una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio. Las buenas nuevas para la carrera cristiana es que todos pueden obtener el premio.
  • Los atletas entrenan con mucha disciplina para obtener un premio que se echa a perder (24-25).

¿Qué significa para ti?

  • Corre de tal modo que obtengas el premio (24), lo cual requiere una dedicación total, con los ojos fijos en el premio.
  • Entrénate con mucha disciplina para ganar un premio que dura para siempre.
  • Corre como alguien que tiene una meta (26).
  • Lucha con un propósito, no como alguien que da golpes al aire.
  • Golpea tu cuerpo y domínalo (27).
  • Incluso para Pablo, existía la posibilidad de predicar a otros y aún quedar descalificado.

¡Este es un gran desafío para nosotros! ¿Cómo te va en la carrera?

  • ¿Estás cansado?
  • ¿Desanimado?
  • ¿Te parece imposible ganar el premio?
  • ¿Has tirado la toalla?
  • ¿Estás vagando sin rumbo? ¿Has perdido tu meta, tu propósito? ¿Pierdes tu tiempo y tu energía? ¿Es hora de acercarte más a Dios y evaluar tu vida?
  • ¿Estás dando golpes al aire? A la misma vez, ¿está el verdadero enemigo dándote golpes?
  • ¿Cómo está tu disciplina? ¿Estás dominando tu cuerpo y sus deseos? ¿O eres su esclavo para cada deseo de alimento, descanso y placer?

¡Levántate y lucha con propósito! ¡Vuelve a la carrera!

  • ¡Vuelve al ring de boxeo!
  • ¡Golpea tu cuerpo!
  • ¡No te rindas!
  • ¡No quedes descalificado en la carrera!
  • Si te cuesta correr porque has descuidado tu cuerpo con falta de descanso, ejercicio y buen alimento, tómate un tiempo para recuperar el equilibrio.

Es posible comenzar la carrera muy bien. Muchos lo hacen. Pero lo importante es perseverar. Lo importante es cómo terminas la carrera. Por desgracia, hay muchos descalificados. No quiero que tú estés entre ellos.

Apóstoles hoy en día

Hoy hablan mucho de apóstoles. Hace 50 años casi nadie reclamaba ser apóstol; ¡hoy parece que todos quieren ser apóstoles! Aprendemos muchas cosas acerca del apostolado en las cartas de Pablo. En este capítulo hemos visto que:

  • El sello del apostolado es una congregación que estableció y supervisa (2).
  • El apóstol tiene el derecho de comer y beber en el lugar donde está ministrando (4). Tiene el derecho de sustento de la iglesia que fundó (11-12). No se debe obligar al apóstol a ganarse la vida con otros trabajos (6).
  • Un apóstol viaja, y tiene el derecho de ser acompañado por su esposa (5).
  • Los hermanos carnales de Jesús fueron incluidos entre los apóstoles, tuvieron esposas, y viajaron.
  • Siempre en el Nuevo Testamento los apóstoles eran varones. Parece que la mayoría de ellos estaban casados con una mujer creyente.

El estudio de la vida y las cartas de Pablo nos recuerda que no es fácil servir al Señor. ¡Es aún más difícil para el apóstol!