En los años setenta hubo un cantante afro-americano cristiano muy popular llamado Andrae Crouch. Entre sus muchas hermosas canciones había una que dijo:
Puedes preguntarme por qué siervo al Señor: ¿Es sólo para el beneficio del cielo? ¿O para caminar esas calles de oro? ¿Y para oír a los ángeles cantar? ¿Es sólo para beber de la fuente, la que nunca se secará? ¿O vivir para siempre, en esa gloriosa eternidad?
Pues si el cielo nunca me fue prometido, ni la promesa de Dios de vivir eternamente, valió la pena solo tener al Señor en mi vida. Viviendo en un mundo de oscuridad, Él vino y me trajo la luz.
Yo entiendo bien sus sentimientos, y espero que tu experiencia también pueda confirmar que es de valor infinito conocer a Cristo ahora. Pero me parece que Pablo hubiera tenido dificultades con esa canción, porque él dice:
Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados (los más dignos de conmiseración) de todos los hombres (19).
Muchos se sienten tan cómodos aquí en la tierra que la promesa del cielo les parece lejana y poco atractiva. Yo he oído a cristianos decir que no están seguros si quieren pasar toda la eternidad en un culto de adoración. Ni la esperanza de un cielo ni la amenaza del infierno son suficientes para motivar a algunos a aceptar a Cristo. Y muchos hoy, como en ese día, tienen sus dudas acerca de una resurrección.
La resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra fe
12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección? 13 Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. 14 Y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. 15 Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido si en verdad los muertos no resucitan. 16 Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. 17 Y, si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados. 18 En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo.
Si Cristo no resucitó no hay mucha razón para ser cristiano:
- Nuestra predicación es inútil (es vana)
- Nuestra fe es ilusoria (infructuosa) y es inútil (es vana y vacía)
- Somos falsos testigos (mentirosos)
- Todavía estamos en nuestros pecados (bajo el control y la pena de ellos)
- Los que mueren en Cristo están perdidos (perecerán)
La vida de Cristo fue ejemplar, y su sacrificio fue un acto de amor infinito, pero no valen mucho sin la victoria y la esperanza de la resurrección. Si tú tienes dudas al respecto, un buen libro (muy breve) puede ayudarte: El Caso de la Resurrección de Lee Stroebel.
La resurrección revela el plan de Dios para la eternidad
20 Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. 21 De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. 22 Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir, 23 pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, cuando él venga, los que le pertenecen. 24 Entonces vendrá el fin, cuando él entregue el reino a Dios el Padre, luego de destruir todo dominio, autoridad y poder. 25 Porque es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 El último enemigo que será destruido es la muerte, 27 pues Dios «ha sometido todo a su dominio». Al decir que «todo» ha quedado sometido a su dominio, es claro que no se incluye a Dios mismo, quien todo lo sometió a Cristo. 28 Y, cuando todo le sea sometido, entonces el Hijo mismo se someterá a aquel que le sometió todo, para que Dios sea todo en todos.
Aquí vemos un poquito del futuro glorioso que Dios tiene preparado para ti. Gordon Fee escribió en su comentario: La resurrección de Cristo ha puesto en movimiento una cadena de acontecimientos inexorables que determina de modo absoluto nuestro presente y nuestro futuro.
Cristo es las primicias, la garantía de que también habrá una resurrección para nosotros.
- Hay un orden muy bonito en lo que Dios hace. Cristo es el segundo Adán (lee Romanos 5:12-21 para más acerca de esto). Adán trajo la muerte (eterna) a nuestra raza; Cristo trajo la vida (eterna). El verso 22 no significa que todos estarán en el cielo; son solo los que están en Cristo, los que pertenecen a Él.
- Estamos en una batalla ahora mismo. Cristo reina, pero todavía tiene a muchos enemigos. Está en el proceso de ponerlos bajo sus pies. Él está entrenando a sus discípulos (nosotros) para participar en esa batalla, y también en esa victoria. Va a destruir todo dominio, autoridad y poder en este mundo. (No, el poder de los EEUU o de cualquier otro país no durará para siempre.) El fin llegará cuando Cristo ha vencido a sus enemigos. Parece que tenemos la posibilidad de acelerar el fin si vencemos a sus enemigos y extendemos su reino.
- Dios ya ha sometido todo al dominio de Jesucristo. Dios tiene todo el control, y ahora Cristo tiene dominio sobre todo, incluyendo a Satanás. Él quiere compartir ese dominio con nosotros, para que podamos reinar en esta vida.
- La muerte es un enemigo (el último enemigo), que Cristo venció en la cruz. Es cierto que la muerte todavía tiene dominio sobre nosotros, pero la resurrección de Cristo es la garantía de que la muerte es vencida. Hay que creer por fe que esa victoria también es nuestra. Dios odia la muerte. Es un verdadero enemigo, pero ahora no hay necesidad de temerla.
- Vemos algo de la relación entre Padre e Hijo: Dios Padre sometió todas las cosas a Cristo, pero el Padre nunca será sometido al hijo. Cuando Cristo haya cumplido su tarea, con gran gozo y orgullo entregará su reino a su Padre.
- Vemos también algo de la naturaleza de la sumisión. No hay que resistirla ni temerla; es una parte importante del orden de Dios. De muy buena voluntad, después de hacer todo, Cristo se someterá a su Padre. Hay mucha libertad y bendición en una sumisión sana.
El objetivo es que Dios pueda ser todo en todos. Es decir, la voluntad de Dios prevalecerá en todos los campos (la esfera completa de la creación) y en todos los sentidos. Todas las cosas quedarán reunidas (ve Efesios 1:9-10 y Romanos 11:36). Con el fin de la muerte, la separación entre el cielo y la tierra quedará sanada.
Lo que implica para nosotros
Si no hay resurrección, ¿qué sacan los que se bautizan por los muertos? Si en definitiva los muertos no resucitan, ¿por qué se bautizan por ellos? (29)
Este es un verso muy difícil, uno que los mormones usan para racionalizar bautismos por los muertos. No se puede construir una práctica o una doctrina de un solo versículo. Parece que algunos fueron bautizándose en lugar de familiares cristianos que no tuvieron la oportunidad de ser bautizados antes de morir.
Y nosotros, ¿por qué nos exponemos al peligro a todas horas? Que cada día muero, hermanos, es tan cierto como el orgullo que siento por ustedes en Cristo Jesús nuestro Señor (30-31).
Pablo sabía muy bien lo qué es padecer por Cristo, pero lo hizo a la luz de la eternidad. ¿Por qué sufrir si nuestra fe fuese solo para esta vida? La verdad es que uno tiene que estar loco para someterse a esa tortura sin la esperanza del cielo.
¿Qué he ganado si, sólo por motivos humanos, en Éfeso luché contra las fieras? Si los muertos no resucitan, «comamos y bebamos, que mañana moriremos» (32).
No hay motivo para la santidad ahora si no hay ninguna recompensa o castigo en el futuro. Ésta es la filosofía de la mayoría del mundo actual, pero la verdad es que esta vida es solo un abrir y cerrar de ojos. Hay que siempre actuar con responsabilidad y el conocimiento que hay consecuencias eternas de nuestras decisiones.
No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres» (33).
Un paso importante para la santidad es separarse de las malas compañías. Creo que todos hemos visto que fácil es corromperse por ellas. No nos separamos completamente del mundo, pero somos muy cuidadosos con nuestras amistades y el uso del tiempo. Es bueno impactar a otros para Cristo, pero a menudo es el cristiano que se queda impactado.
Vuelvan a su sano juicio, como conviene, y dejen de pecar. En efecto, hay algunos de ustedes que no tienen conocimiento de Dios; para vergüenza de ustedes lo digo (34).
Pablo tiene sus dudas sobre si todos los corintios son salvos. El que verdaderamente conoce a Dios no puede continuar en sus pecados. Si ellos comprenden lo que Pablo está diciendo acerca de la resurrección, estarán motivados a la santidad.
¿Y tú?
- ¿Eres salvo de verdad?
- ¿Crees que hay un Cristo vivo que está batallando ahora mismo contra todos sus enemigos? ¿Estás en esa lucha ahora?
- ¿Anhelas ese día cuando Él finalmente ha puesto todo bajo sus pies, y vendrá y reinará para siempre?
- ¿Estás haciendo tu parte para adelantar su venida, proclamando su reino y tomando autoridad en su nombre sobre sus enemigos?
- ¿Cómo estás andando? ¿En santidad? ¿A la luz de la resurrección?