1 Corintios 13: Llegar a ser hombre

Esto es mejor que dones y milagros y la vida abundante. Este es el camino más excelente: el amor.  Este es uno de los capítulos más queridos y más hermosos de la Biblia.  Es como la carne en una hamburguesa, el relleno rico entre el pan de los capítulos 12 y 14; sin el amor esos capítulos puedan ser muy secos.  Lamentablemente, parece que no hemos entendido muy bien este mensaje: Dios es amor.  Una iglesia sin amor no es una verdadera iglesia. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso (1 Juan 4:20; lee toda esa carta para aprender más acerca del amor).

La palabra que Pablo usa para “amor” en este capítulo es ágape, el amor incondicional de Dios.  No es el amor entre un hombre y una mujer, ni el amor entre hermanos.  Ágape es un amor activo, un amor que pocos conocen, pero un amor que no es opcional para el cristiano. El primer mandamiento es amar a Dios con todo el corazón, y el segundo es amar a tu prójimo como a ti mismo.

El amor es un fruto del Espíritu Santo. El Señor nos enseña cómo amar, porque el amor ágape es imposible sin la ayuda de Dios. La Biblia dice que nosotros amamos porque Él primero nos amó a nosotros (1 Juan 4:19). En el plan de Dios, un niño debe experimentar el amor en su hogar y aprender a amar con el ejemplo de sus padres. Pero sabemos que no hay un padre perfecto, y, por desgracia, muchos nunca han conocido el amor de un padre. Es solo en relación con Dios que experimentamos el verdadero amor ágape. El otro problema es que muchos no se aman a sí mismos, y es difícil amar a otro si no te amas a ti mismo. En esa relación con Dios, aprendemos que somos hechos a su imagen, tenemos un valor infinito para Dios y Él tiene un gran propósito para nuestras vidas. Dios nos perdona y nos libera de aquellas cosas que nos hacen odiarnos a nosotros mismos. Él también nos da muchas oportunidades para aprender a amar; especialmente con personas que son difíciles de amar. Jesús dijo que aún los peores pecadores aman a quienes los aman (Mateo 5:43-48); Él nos ordena amar a nuestros enemigos. Es solo con un amor ágape que podemos amar de esa manera.

Más importante que los dones

El capítulo 13 fluye directamente del anterior; Pablo sigue hablando de dones.  Habla de las cosas más impresionantes que un cristiano puede hacer, pero luego dice que no tienen valor si no hay amor. Como los corintios tenían una obsesión con lenguas, Pablo empieza con ese don. Es un don maravilloso (es una lengua angélica) pero sin amor es puro ruido. Por desgracia, a veces los que hablan en lenguas no han tenido mucho amor.

1Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.

Pablo habla también de los dones de profecía,  palabra de conocimiento, fe y ayudando a otros.  Puedes poseer y ejercer estos dones, pero son inútiles si no tienes amor.  El amor siempre tiene prioridad en el ejercicio de los dones en la iglesia. Negarse a ti mismo, incluso el martirio, no te gana nada si no fluye del amor ágape.

¿Qué es el amor?

Tendemos a pensar en el amor como un cálido sentimiento de atracción hacia alguien que nos hace sentir bien (a menudo con connotaciones sexuales), pero es fácil confundir la codependencia y la euforia de “estar enamorados” con el verdadero amor.

El diccionario (Real Academia Española) no nos ayuda mucho con su definición:

  • Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
  • Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
  • Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.

Esta comprensión del amor tiene todo que ver con los sentimientos, que pueden cambiar rápidamente. Gracias a Dios, el verdadero amor es mucho más profundo y duradero.

El amor bíblico

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor es:

  • Paciente (sufrido, nunca se da por vencido, tiene la capacidad de sobrellevar por largo tiempo a los demás). Por su parte, Dios pacientemente contiene su ira frente a la rebelión humana.
  • Bondadoso (benigno, cuida a otros). Dios continuamente muestra su misericordia hacia nosotros.
  • Siempre veraz; se regocija con la verdad.

Todo lo:

  • Disculpa (sufre).
  • Cree (está dispuesto a creer lo mejor de cada persona, nunca cesa de tener fe).
  • Espera (en toda circunstancia, sin mirar atrás, nunca pierde la esperanza).
  • Soporta (persevere sin debilitarse, sigue hasta el final, se mantiene firme en toda circunstancia). No hay nada que el amor no pueda enfrentar.

El amor no es:

  • Envidioso (codicioso, anhelando algo que no tiene). No hay lugar para la rivalidad, la competencia o las contiendas en el amor ágape.
  • Jactancioso (presumido, que se alaba excesiva y presuntuosamente). Literalmente la palabra significa “ser un charlatán.” Esa persona quiere que la atención de los demás se centre en él. El amor ágape sólo se preocupa por el bien de la comunidad en su conjunto.
  • Orgulloso (no se envanece o se porta con arrogancia).
  • Egoísta (no busca lo suyo; no exige que las cosas se hagan a su manera). No cree que “realizarse uno mismo” sea el sumo bien, sino procura el bien del prójimo.
  • Grosero (no se comporta de modo rudo, indecoroso, o vergonzoso; no hace nada indebido). El amor cristiano se interesa demasiado por los demás para cometer acciones indebidas.

No:

  • Se enoja fácilmente (se irrita); no es fácil de provocar.
  • Guarda rencor (no guarda un registro de las ofensas recibidas). No se fija en el mal que otros le han hecho.
  • Se deleita en la maldad (pecado, injusticia, la guerra). No se alegra cuando alguien se cae, o hace chismes acerca de las malas acciones de otros.
  • Se extingue jamás (no dejará de existir; el amor durará para siempre).

¿Amas de esta manera?  ¿Está presente este amor en tu hogar?  ¿En tu iglesia?  Si no, ¿qué tiene que cambiar?

¿Has fallado en amar a otros?  ¿Tienes que arrepentirte?  ¿Podría ser que tu falta de amor esté dañando a tu familia, a tu iglesia y a tu relación con Dios?

Cuando llegue lo perfecto

El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; 10 pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. 12 Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.

Algunos han manipulado estos versos para decir que la profecía, las lenguas y el conocimiento se terminaron cuando llegó “lo perfecto”; lo que dicen es el Nuevo Testamento.  Pero está muy claro que todavía no vemos al Señor cara a cara. La perfección llegará cuando Cristo venga otra vez. Los dones no serán necesarios cuando estemos en la presencia del Señor.  Mientras tanto, no esperes la perfección en tu iglesia, tu matrimonio o tu vida, porque no es posible. Y sé compasivo con la imperfección de otros.

Qué hermoso es pensar en ese día, estar cara a cara con Cristo.  ¿Estás listo?  ¿O te avergonzarás cuando veas a tu Señor?  Qué hermoso es pensar en el completo y perfecto conocimiento que Dios tiene de ti, y el conocimiento que tendremos entonces. Qué hermoso saber que el imperfecto de esta vida desaparecerá.

¿Hombre o niño?

Se espera que un niño hable, piense y razone como niño.  Está bien.  Pero hay un problema si no dejas lo que era de niño y pasas a ser hombre adulto. ¿Y tú, todavía te agarras de algunas cosas de niño? ¿Has llegado a ser  hombre?  Pablo dice aquí que eso debe suceder en algún momento.  Dios lo quiere, y Él te ayudará a lograrlo. Por desgracia, hay algunos que nunca llegan a ese punto. ¿Hay formas en que todavía piensas, hablas o razonas como niño? En el contexto, yo creo que la característica más importante de un hombre maduro es el amor ágape. Todo hombre sabe hacer el amor, pero pocos aman de verdad. ¿Eres más niño, u hombre?

13 Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

¿Cómo está tu esperanza?  ¿Has perdido la esperanza de cosas grandes en tu vida, tu matrimonio o tu iglesia? ¿Cómo está tu fe?  Y más importante, ¿tu amor? Haz de tu prioridad ser un hombre de amor.  Dios hará todo lo posible para ayudarte. Está bien estudiar mucho y hacer cosas grandes para el Señor, pero lo más excelente es el amor.  Estudia las características del amor en este capítulo y todo lo que la Biblia enseña acerca del amor.  Nosotros amamos porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19). ¿Has experimentado el amor de Dios? De lo contrario, será casi imposible amar de esta manera. Abre tu corazón a Dios y pídele que te llene con su amor.