1 Corintios 16:5-12: Tu futuro está en las manos de Dios

Después de hablar con tanta convicción acerca de prácticas y doctrinas cristianas, Pablo termina esta carta con un sentido de incertidumbre  y dificultad, hablando de su propia vida y sus planes.  Lo único seguro aquí es que él va a visitarlos en el futuro:

Después de pasar por Macedonia, pues tengo que atravesar esa región, iré a verlos.

Pablo quería estar con ellos un buen rato, incluso si eso significaba que tenía que posponer su visita.  También quería que ellos lo ayudasen en su viaje.  Pero mira como él lo dice:

Es posible que me quede con ustedes algún tiempo, y tal vez pase allí el invierno, para que me ayuden a seguir el viaje a dondequiera que vayaEsta vez no quiero verlos sólo de paso; más bien, espero permanecer algún tiempo con ustedes, si el Señor así lo permite.

Está bien esperar y desear algo, y hacer planes tentativos.  Está claro que Pablo estaba pensando en el futuro, pero no hizo planes firmes, y sabía que muchas veces el Señor no nos permite llevar a cabo lo que nos puede parecer bueno. El peligro es estar tan apegado a nuestros planes que no dejamos a Dios la oportunidad de guiarnos.  Y luego, en nuestro orgullo, no queremos cambiar, porque puede parecer malo para otros. Pienso en dos escrituras que describen a Pablo, y también deberían describir a nosotros:

El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu (Juan 3:8).

Los que son guiados por el Espíritu pueden parecer que no saben lo que están haciendo. La gente del mundo no puede comprender nuestra manera de vivir.

Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero.»  ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece.  Más bien, debieran decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello» (Santiago 4:13-15).

Una puerta abierta

Las puertas se habían abierto de par en par para el trabajo en Éfeso:

 Pero me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés, porque se me ha presentado una gran oportunidad para un trabajo eficaz, a pesar de que hay muchos en mi contra.

Parece una contradicción: Quiere quedarse en Éfeso para aprovechar una gran oportunidad para un ministerio eficaz, pero a la misma vez hay mucha gente allí en su contra.  Para algunos, esa oposición puede significar que es hora de salir de allí, pero la presencia de la oposición no siempre significa una puerta cerrada para ministrar; de hecho puede ser lo contrario. Gran oportunidad puede ir acompañada de gran oposición.

Pablo manda a Timoteo

Como él tiene que esperar un buen rato para visitarlos, Pablo les está enviando su amado “hijo” Timoteo.  Pero Pablo no tiene confianza en que esta iglesia que él fundó lo recibirá en el amor cristiano.  De hecho, tiene algunas inquietudes:

10 Si llega Timoteo, procuren que se sienta cómodo entre ustedes, porque él trabaja como yo en la obra del Señor. 11 Por tanto, que nadie lo menosprecie. Ayúdenlo a seguir su viaje en paz para que pueda volver a reunirse conmigo, pues estoy esperándolo junto con los hermanos.

Sus inquietudes:

  • Que Timoteo no se sentirá cómodo (DHH: a gusto) entre ellos. En inglés dice que Timoteo habrá que temer, o que sea intimidado por ellos.  Parece que posiblemente debido a su falta de experiencia y su juventud los corintios lo van a intimidar.
  • Que le van a menospreciar o despreciar.
  • Que no le recibirán como un verdadero obrero cristiano.
  • Que Timoteo no se vaya en paz de ellos para volver a Pablo.

Apolos se niega a ir

Otra situación rara tiene que ver con Apolos, también asociado de Pablo.  Él se negó obstinadamente el ruego de Pablo de visitarlos, diciendo que iría cuando quisiera:

12 En cuanto a nuestro hermano Apolos, le rogué encarecidamente que en compañía de otros hermanos les hiciera una visita. No quiso de ninguna manera ir ahora, pero lo hará cuando se le presente la oportunidad.

Me gusta pensar de Pablo tan lleno del Espíritu que todo fluyó muy bien para él; que él siempre recibió el consejo del Señor sobre qué hacer y adónde ir. Nos gustan el control y la previsibilidad, pero cuando sirvas al Señor no los tendrás. Pienso en las palabras de Jesús en Mateo 8:19-20:

Se le acercó un maestro de la ley y le dijo: —Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.  —Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

¡No tenemos el control!

Claro que queremos que todo vaya bien para aquellos que hemos discipulado y hemos ayudado en el ministerio.  ¡Pero Timoteo enfrentó el prejuicio, el maltrato y el rechazo de una iglesia que Pablo fundó y supervisó! Y Apolos fue abiertamente rebelde a sus deseos.  Pablo no tenía control sobre los corintios o Timoteo o Apolos.  Tendemos a buscar el control en la iglesia y el hogar para que todo vaya bien y se honre al Señor. Creemos que es nuestra responsabilidad como esposos, padres y pastores garantizar que todo se haga correctamente.  Pero no tenemos ese control.  Lo que tenemos es influencia. Pablo tenía gran influencia derivada de su integridad y experiencia con los corintios, pero al final, tenemos que dejar los resultados en manos del Señor.

Si te encuentras en las “tinieblas,” sin la claridad que buscabas, yo creo que el Señor quiere animarte con esta palabra. Otros incluso digan que estás confuso. O puedes ser como Timoteo, menospreciado y despreciado por la iglesia.  ¡No dejes que esas experiencias te desanimen ni te impidan ser obediente al Señor! Ten cuidado de no ser como Apolos y luchar contra lo que hermanos maduros en el Señor te animan a hacer.  Y, a pesar de todo lo que pueda estar en tu contra, si el Señor te ha dado una puerta abierta, ¡sigue ministrando!