DESCUIDAR EL TEMPLO Nehemías 12 y 13

Descuidar el templo de Dios. Parece ser una falla muy común. Hageo profetizó que los judíos estaban sufriendo porque tenían sus prioridades desordenadas, y estaban descuidando el templo. En Nehemías 10 y 11 los lideres (y luego todo el pueblo) se comprometieron a no descuidar el templo, a no casarse con extranjeros, y a seguir toda la ley de Dios.  Después de la destrucción total de su país y tantos años en la esclavitud, estaban motivados a caminar rectamente.

Al principio parece que aprendieron muy bien la lección, pero no fue así.  Tenemos memorias muy cortas. Porque en Nehemías 13:11 nuevamente estaban descuidando el templo.  Es fácil para nosotros descuidar las cosas de Dios, especialmente cuando todo nos va bien.   ¿Cómo podría suceder, sobre todo bajo el liderazgo capaz de Nehemías?

La dedicación de las murallas

En el capítulo 12 de Nehemías, dedicaron la muralla de Jerusalén.  Fue un gran día de regocijo:

27 Cuando llegó el momento de dedicar la muralla, buscaron a los levitas en todos los lugares donde vivían, y los llevaron a Jerusalén para celebrar la dedicación con cánticos de acción de gracias, al son de címbalos, arpas y liras.

30 Después de purificarse a sí mismos, los sacerdotes y los levitas purificaron también a la gente, las puertas y la muralla.

31 Luego hice que los jefes de Judá subieran a la muralla, y organicé dos grandes coros. Uno de ellos marchaba sobre la muralla hacia la derecha.

Un coro, junto con la mitad del pueblo, fue con Nehemías.  El otro, con Esdras, marchó sobre la muralla hacia la izquierda.  Llegaron al templo para una gran celebración:

43 Ese día se ofrecieron muchos sacrificios y hubo fiesta, porque Dios los llenó de alegría. Hasta las mujeres y los niños participaron. Era tal el regocijo de Jerusalén que se oía desde lejos.

¡Qué gloriosa conclusión a los meses de duro trabajo! Pero también hubo una sorpresa ese día.  Después de las alabanzas, otra vez abren la Palabra, y Dios tuvo una palabra fresca para ellos, algo que no habían visto antes (13:1):

1Aquel día se leyó ante el pueblo el libro de Moisés, y allí se encontró escrito que los amonitas y moabitas no debían jamás formar parte del pueblo de Dios, porque no sólo no les habían dado de comer ni de beber a los israelitas sino que habían contratado a Balán para que los maldijera, aunque en realidad nuestro Dios cambió la maldición por bendición.

¡Cuán misericordioso es nuestro Dios, que cambia la maldición por bendición! ¡Qué Él cambie cualquier maldición contra ti y tu familia por bendición! Pero ahora hubo un gran problema. Estaban celebrando, y descubrieron que algunos de ellos no tenían parte ni suerte en el pueblo. De hecho, Dios se ofendió por su presencia. Puede parecer muy fuerte, pero Dios tiene el derecho de decir quién va a entrar en su reino o no. Hoy hay mucha presión para aceptar y tolerar a todos, a pesar de su estilo de vida o pecado, pero, si lees la Biblia, sabrás que no solo los amonitas y moabitas están excluidos.  Por ejemplo, 1 Corintios 6:9-10 dice:

¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales,  ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.

O Apocalipsis 22:15:

Pero afuera se quedarán los perros, los que practican las artes mágicas, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.

Cuando nos enfrentamos al pecado, la única opción es arrepentirse y hacer lo que sea necesario para arreglar la situación. Unos 25 años atrás hubo un problema parecido (Esdras 10:3), y expulsaron del país a las mujeres extranjeras y sus hijos.  Sí, puede ser muy doloroso y costoso arrepentirse.  Pero es aún más costoso, eternamente, seguir en pecado.

Un pueblo santo

Al escuchar lo que la ley decía, apartaron de Israel a todos los que se habían mezclado con extranjeros.

La reconstrucción de los muros de Jerusalén podría verse fácilmente como un logro de por vida. Junto con la emoción del tremendo culto y escuchando la voz de Dios, Nehemías pudo haberse sentido muy satisfecho. Pero él sabía que eso no era suficiente.

Arrancar un programa de construcción impresionante y ser conocido como un gran predicador en una iglesia con poderosa adoración puede significar el éxito para muchos pastores. Pero si ese cuerpo de creyentes no toma en serio la santidad y no pone la Palabra en práctica, esa casa se construirá sobre la arena, y no durará (Mateo 7:24-27).

Nehemías había visto las glorias del templo de Salomón y vivía en una Jerusalén próspera, y lo vio destruido porque la gente cayó en una religiosidad vacía y no obedeció la Palabra de Dios. No descansaría hasta que él hubiera hecho todo lo posible para garantizar que su pueblo estuviese caminando con el Señor. Ese es el corazón de un verdadero siervo de Jesús, mucho más que edificios o buena música.

¿Cuándo vamos a despertar y purificar el cuerpo de Cristo del pecado?  ¿Cuándo vamos a escuchar lo que dice la Biblia y obedecerla, para evitar un juicio venidero?

Este no fue el único problema, tampoco:

Antes de esto, el sacerdote Eliasib, encargado de los almacenes del templo de nuestro Dios, había emparentado con Tobías y le había acondicionado una habitación grande. Allí se almacenaban las ofrendas, el incienso, los utensilios, los diezmos del trigo, vino y aceite correspondientes a los levitas, cantores y porteros, y las contribuciones para los sacerdotes.

¿Te acuerdas de Tobías? Era el archienemigo de Nehemías (y del pueblo de Dios).  Era un amonita.  No participó en la adoración a Dios, y no tenía en mente el bienestar de los judíos. Realmente era un hombre muy malvado. Pero el sumo sacerdote había emparentado con Tobías y le había proporcionado un cuarto grande en el templo donde previamente guardaban las cosas sagradas para el servicio de Dios.

¿Sabes que hay lobos vestidos como ovejas en la iglesia? ¿Sabes que hay enemigos del evangelio que quieren entrar entre los ancianos, el equipo de adoración y los líderes de la iglesia como instrumentos del diablo? Necesitamos mucho discernimiento.  Muchas veces cuestiones de familia, conveniencia y ganancia entran en decisiones sobre personas que no conocen a Jesucristo.

Nehemías se toma vacaciones

Está claro que Nehemías no lo habría permitido, pero él tuvo que volver a Babilonia, y en ese breve tiempo el pueblo se apartó.  Nuestra tendencia como hombres es olvidar muy rápidamente la Palabra de Dios. Pienso en lo que sucedió con Aarón y el becerro de oro cuando Moisés subió al monte (Éxodo 32).  Ten cuidado si tienes que dejar tu iglesia por un tiempo.  El lobo espera el momento en que el pastor se va para atacar a las ovejas.

Para ese entonces yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, había ido a ver al rey. Después de algún tiempo, con permiso del rey regresé a Jerusalén y me enteré de la infracción cometida por Eliasib al proporcionarle a Tobías una habitación en los atrios del templo de Dios. 8Esto me disgustó tanto que hice sacar de la habitación todos los cachivaches de Tobías. Luego ordené que purificaran las habitaciones y volvieran a colocar allí los utensilios sagrados del templo de Dios, las ofrendas y el incienso.

Siempre es más fácil poner a alguien en el liderazgo que sacarlo.  Es más fácil dar un cuarto en el templo para complacer a alguien, que sacarlo de ese cuarto.  Es más fácil casarse con una mujer, que divorciarse de ella porque no ama al Señor (en ese caso, no puedes divorciarla – tienes que vivir con las consecuencias de tu decisión).  Cuando algo impío ha entrado en la iglesia, tenemos que echarlo fuera, purificar la iglesia, y colocar lo que agrada a Dios en su lugar.

10 También me enteré de que a los levitas no les habían entregado sus porciones, y de que los levitas y cantores encargados del servicio habían regresado a sus campos.11 Así que reprendí a los jefes y les dije: «¿Por qué está tan descuidado el templo de Dios?» Luego los reuní y los restablecí en sus puestos.

El pueblo no estaba supliendo las necesidades de los sacerdotes o músicos, quienes se desanimaron, dejaron sus puestos y volvieron a sus campos.  Con razón Dios ha establecido autoridad y liderazgo en la iglesia.  En ausencia de Nehemías, todo fracasó.  La tendencia humana es abandonar la obra de Dios y volver a los campos.  Necesitamos a alguien como Nehemías para motivarnos y promover nuestra obediencia a la Palabra. Es agotador tratar de mantener todo ordenado, pero tú puedes ser un Nehemías. ¡No te rindas! ¡Tú tarea no es fácil! ¿Sientes que no estás recibiendo un apoyo adecuado? ¿Quieres volver a tus campos? ¡Recuerda que estás sirviendo a Dios! ¡Fue Él que te llamó!

12 Todo Judá trajo a los almacenes la décima parte del trigo, del vino y del aceite. 13Puse a cargo de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc y al levita Pedaías; como ayudante de ellos nombré a Janán, hijo de Zacur y nieto de Matanías. Todos ellos eran dignos de confianza, y se encargarían de distribuir las porciones entre sus compañeros.

Tal vez Nehemías no tuvo la oportunidad antes, pero ahora nombró a otros hombres dignos de confianza que se encargaban de cuidar el templo de Dios. Busca a hombres dignos de confianza para ayudarte.  No siempre vas a estar presente en la iglesia.  Una medida de tu éxito como líder es la habilidad de la iglesia para sostenerse cuando tú no estás presente.

14 «¡Recuerda esto, Dios mío, y favoréceme; no olvides todo el bien que hice por el templo de mi Dios y de su culto!»

Una y otra vez en este libro vemos la relación íntima que Nehemías tenía con su Dios.  Era un hombre de oración, no solo cuando estaba arrodillado, sino durante todo el día.  Era natural para él.  ¡Que Dios recuerde todo lo bueno que tú has hecho por la obra de Dios, y te favorezca!

Quebrantar el sábado

15 Durante aquellos días vi en Judá que en sábado algunos exprimían uvas y otros acarreaban, a lomo de mula, manojos de trigo, vino, uvas, higos y toda clase de cargas que llevaban a Jerusalén. Los reprendí entonces por vender sus víveres en ese día. 16 También los tirios que vivían en Jerusalén traían a la ciudad pescado y otras mercancías, y las vendían a los judíos en sábado. 17 Así que censuré la actitud de los nobles de Judá, y les dije: «¡Ustedes están pecando al profanar el día sábado! 18 Lo mismo hicieron sus antepasados, y por eso nuestro Dios envió toda esta desgracia sobre nosotros y sobre esta ciudad. ¿Acaso quieren que aumente la ira de Dios sobre Israel por profanar el sábado?»

19 Entonces ordené que cerraran las puertas de Jerusalén al caer la tarde, antes de que comenzara el sábado, y que no las abrieran hasta después de ese día. Así mismo, puse a algunos de mis servidores en las puertas para que no dejaran entrar ninguna carga en sábado. 20 Una o dos veces, los comerciantes y los vendedores de toda clase de mercancías pasaron la noche fuera de Jerusalén. 21 Así que les advertí: «¡No se queden junto a la muralla! Si vuelven a hacerlo, ¡los apresaré!» Desde entonces no volvieron a aparecerse más en sábado. 22 Luego ordené a los levitas que se purificaran y que fueran a hacer guardia en las puertas, para que el sábado fuera respetado.

Habían prometido guardar el sábado (10:31), pero rápidamente quebrantaron esa promesa. En ese día, como hoy, había mucha presión de los comerciantes. Ten cuidado de la gente que quiere vender cosas en la iglesia y de los hombres de negocios que quieren organizar la iglesia como un negocio.  La iglesia no es un negocio, y tenemos que mantener el templo santo para Dios, como una casa de oración. Algunos dirían que Nehemías ejercía demasiado control, o era como un policía. Pero él sabía lo que es temer a Dios. Pudiera ser que los jóvenes habían olvidado la angustia de exilio, pero Nehemías sabía que no se puede jugar con Dios. ¡Hay que estar celoso de la santidad y la adoración de Dios!

«¡Recuerda esto, Dios mío, y conforme a tu gran amor, ten compasión de mí!»

¿Por qué pedirle a Dios que tenga misericordia de él?  ¡Porque es difícil hacer lo que él está haciendo!  No es fácil enfrentar a toda esta gente que quiere violar la santidad del pueblo de Dios. Siempre tuvo que recordar por qué lo hizo y coger fuerzas del gran amor de Dios. ¡Ser fiel a Cristo y guiar a su pueblo es un duro trabajo!

Matrimonios mixtos

23 En aquellos días también me di cuenta de que algunos judíos se habían casado con mujeres de Asdod, de Amón y de Moab. 24 La mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod o de otros pueblos, y no sabían hablar la lengua de los judíos. 25Entonces los reprendí y los maldije; a algunos de ellos los golpeé, y hasta les arranqué los pelos, y los obligué a jurar por Dios. Les dije: «No permitan que sus hijas se casen con los hijos de ellos, ni se casen ustedes ni sus hijos con las hijas de ellos. 26¿Acaso no fue ése el pecado de Salomón, rey de Israel? Entre todas las naciones no hubo un solo rey como él: Dios lo amó y lo hizo rey sobre todo Israel. Pero aun a él lo hicieron pecar las mujeres extranjeras. 27 ¿Será que también de ustedes se dirá que cometieron el gran pecado de ofender a nuestro Dios casándose con mujeres extranjeras?»

También habían prometido no casarse con extranjeros (10:30).  Todavía ofendemos a Dios cuando entramos en ese santo pacto de matrimonio con alguien que no conoce a Jesús.  Son de reinos distintos. ¡Ese matrimonio no puede agradar a Dios!  Unos 25 años atrás Esdras, angustiado, se había arrancado su propio pelo debido a esta situación (Esdras 9:3).  Pero Nehemías era más fuerte; golpeó a algunos de los hombres y ¡les arrancó el pelo!

¡No vuelvas a tu pecado!  Es fácil hacer compromisos a Dios, especialmente en medio de la tribulación, o con la presión de otros en la iglesia.  Pero Dios te juzgará aún más fuerte si vuelves a ese pecado, y te abres a más opresión de los demonios.

28 A uno de los hijos de Joyadá, hijo del sumo sacerdote Eliasib, lo eché de mi lado porque era yerno de Sambalat el horonita.

Sambalat era otro enemigo de Nehemías y de los judíos, pero había arreglado el matrimonio de su hija con el hijo del sumo sacerdote.  Nehemías no pudo tolerar esto, y aunque pudiera ser peligroso e impopular, expulsó a este joven de su presencia.  Tenía que dar el ejemplo a todo el pueblo.

29 «¡Recuerda esto, Dios mío, en perjuicio de los que profanaron el sacerdocio y el pacto de los sacerdotes y de los levitas!»

30 Yo los purifiqué de todo lo extranjero y asigné a los sacerdotes y levitas sus respectivas tareas. 31 También organicé la ofrenda de la leña en las fechas establecidas, y la entrega de las primicias.

Nehemías sabía muy bien la importancia de hacer todo conforme a la Palabra de Dios.  Es algo muy serio ser un líder en la iglesia de Jesucristo.  Con mucha oración y mucho cuidado, tenemos que asignar a los líderes sus respectivas tareas y organizar la obra de Dios.  Descuidamos la obra de Dios si la dejamos desorganizada y sin un liderazgo capacitado.

«¡Acuérdate de mí, Dios mío, y favoréceme!»

En todo lo que hizo, Nehemías nunca buscaba el reconocimiento en este mundo. Él no construyó ningún gran monumento en su honor. El muro nunca fue nombrado “El Muro de Nehemías.” Lo recordamos por su libro y un gran ejemplo de liderazgo piadoso. Pero lo más importante para Nehemías era ser recordado por Dios. El Señor asegura una gran recompensa a los que le sirven fielmente. Que tú sigas su ejemplo de un servicio celoso y eficaz a tu Dios. ¡Reedifica los muros! ¡Cierra las puertas! ¡Ayuda a preparar una novia sin mancha para nuestro Señor Jesucristo! Más que nunca necesitamos hombres como Nehemías.