UN LLAMADO DEL PROFETA HAGEO: ¡REFLEXIONEN SOBRE SU PROCEDER!

De este modo nos comprometimos a no descuidar el templo de nuestro Dios. (Nehemías 10:36)

Vamos a hacer una pausa aquí, casi al final de este libro de Nehemías, por unos momentos de auto-reflexión. Sólo varios años después de Nehemías, el profeta Hageo escribió:

«¿Acaso es el momento apropiado
para que ustedes residan en casas techadas
mientras que esta casa está en ruinas?»
(Hageo 1:4)

En ese entonces, dedicarse a la obra del Señor se manifestó en trabajar en el templo, en un edificio, pero ahora Dios no habita en templos hechos por manos, sino en nosotros.  Tú eres el templo del Espíritu Santo.  La obra del Señor incluye trabajar en el edificio que tu iglesia ocupa, pero va mucho más allá de los edificios e incluye atender a la gente necesitada (ve Mateo 25:35-36). La cuestión es: ¿Qué ocupa la mayoría de tu tiempo, energía, pensamientos y dinero?  ¿Estás ocupado en muchos placeres del mundo? ¿Tienes la última tecnología? ¿Vives en una casa muy cómoda?  Dios no dice que es necesariamente un pecado hacer esas cosas, pero la prioridad debe ser el Señor y su obra.

Antes de defenderte mucho y dar muchas excusas, Dios te llama a examinarte:

Así dice ahora el Señor Todopoderoso:

«¡Reflexionen sobre su proceder! (RVR: Meditad bien sobre vuestros caminos.) (Hageo 1:5)

¿Cuándo fue la última vez que realmente reflexionaste sobre tu proceder? ¿Meditas sobre tus caminos?  ¿O estás tan ocupado que nunca tomas ese tiempo tan importante?  Dios está llamándote a una vida examinada.  No es egoísta meditar en tus caminos.  Es muy fácil engañarnos a nosotros mismos para creer que todo está bien, cuando realmente podemos estar muy lejos del Señor.

Te recomiendo que mantengas un diario.  Cada noche, o mañana, tómate un tiempo en la presencia del Señor y escribe sobre tres cosas:

  1. ¿Para qué estoy agradecido?
    2. ¿Cómo he pecado este día?
    3. ¿Cuáles son mis triunfos y fracasos este día?  ¿Qué aprendí? ¿Qué he visto en mí?  ¿Qué me estresó?  ¿Cómo respondí?

Luego habla con el Señor sobre lo que escribiste.

No es fácil para nosotros reflexionar honestamente sobre nuestras vidas.  Es fácil negar que pueden ser problemas en el matrimonio, con los hijos o en el trabajo.  Parece más fácil para la mujer darse cuenta de esos problemas. Muchas veces la mujer  habla a nosotros los hombres de sus preocupaciones y, sinceramente, no queremos que nos molesten.  Incluso decimos cosas como: “Confía en el Señor.  Piensas demasiado.  Estás loca.  Todo está bien.” Escucha a tu esposa, a tu mamá y papá, a tus amigos e incluso a tus hijos.  Muchas veces Dios te habla a través de ellos.

Aquí Dios nos ayuda con este autoexamen:

»Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco;
comen, pero no quedan satisfechos;
beben, pero no llegan a saciarse;
se visten, pero no logran abrigarse;
y al jornalero se le va su salario
como por saco roto.»
(Hageo 1:6)

Esta porción habla de una vida vacía e insatisfecha.  Has trabajado duro y has hecho todo lo que el mundo dice que es necesario.  Has aceptado el engaño que algunas iglesias llaman “prosperidad.” Tu casa está llena de muchas cosas y estás gordo de toda la comida rica que comes.  Parece que ganas un buen sueldo,  pero nunca tienes dinero.  Te sientes insatisfecho y vacío.  Nada te satisface.  Eres salvo.  Sabes que Cristo te quiere fructífero, y te ofrece agua viva para saciar tu sed.  Pero si eres honesto, tienes que confesar que hay algo mal.  Dios quiere que estés saciado y satisfecho.  Él quiere una buena cosecha para ti, y, sí, quiere prosperarte.  ¿Por qué no está sucediendo?

Así dice el Señor Todopoderoso: «¡Reflexionen sobre su proceder!

»Vayan ustedes a los montes;
traigan madera y reconstruyan mi casa.
Yo veré su reconstrucción con gusto,
y manifestaré mi gloria
—dice el Señor—.
(Hageo 1:7 y 8)

Una vez más, el Señor nos llama a reflexionar.  La verdad es que Él no está feliz: Estamos descuidando su casa.  ¿Quieres ver su gloria?  Podemos creer que su gloria cae con ciertas alabanzas, pero vemos su gloria cuando caminamos en obediencia a su voluntad, dándole prioridad.  Dios quiere manifestar su gloria. ¿Cuándo fue la última vez que la viste?

»Ustedes esperan mucho,
pero cosechan poco;
lo que almacenan en su casa,
yo lo disipo de un soplo.
¿Por qué? ¡Porque mi casa está en ruinas,
mientras ustedes sólo se ocupan de la suya!
—afirma el Señor Todopoderoso—.
(Hageo 1:9)

Cuando Dios no ocupa el primer lugar en tu vida, Él va a frustrar todo lo que haces. Dios es un dios celoso.  Exige el primer lugar en tu vida.

»Por eso, por culpa de ustedes, los cielos retuvieron el rocío y la tierra se negó a dar sus productos.  Yo hice venir una sequía sobre los campos y las montañas, sobre el trigo y el vino nuevo, sobre el aceite fresco y el fruto de la tierra, sobre los animales y los hombres, y sobre toda la obra de sus manos.» (Hageo 1:10 y 11)

Muchas partes del mundo están sufriendo una sequía.  ¿Podría ser el juicio del Señor?  ¿Hay una sequía en tu vida?  ¿En tu iglesia?  ¿Es posible que Dios tenga un mensaje para ti?  Vemos claramente que Él controla toda la naturaleza.  Podemos hacer todo lo posible para prosperar, pero si Dios no ocupa el primer lugar, estamos luchando contra Él.

Zorobabel hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y todo el resto del pueblo, obedecieron al Señor su Dios, es decir, obedecieron las palabras del profeta Hageo, a quien el Señor su Dios había enviado. Y el pueblo sintió temor en la presencia del Señor. Entonces Hageo su mensajero comunicó al pueblo el mensaje del Señor: «Yo estoy con ustedes. Yo, el Señor, lo afirmo.» Y el Señor inquietó de tal manera a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y a todo el resto del pueblo, que vinieron y empezaron a trabajar en la casa de su Dios, el Señor Todopoderoso.  Era el día veinticuatro del mes sexto del segundo año del rey Darío. (Hageo 1:12-15)

Por desgracia, es posible reconocer que estamos descuidando la casa de Dios y confesar nuestras faltas, y todavía no cambiamos. Ve cómo respondieron aquí:

  • Reconocieron la autoridad del varón de Dios, el profeta Hageo.  A veces, si la palabra que el Señor nos da a través de un pastor no nos agrada, simplemente vamos a otra iglesia, cambiamos el canal en la televisión o el sitio web,  o cuestionamos si realmente es de Dios.  Es peligroso no estar bajo la autoridad de un pastor.  Para prosperar espiritualmente tenemos que estar en una buena iglesia para escuchar la Palabra de Dios.
  • Obedecieron la Palabra.  Cuando el Señor nos habla en la Biblia, o en la palabra profética o predicada, no hay otra opción.  Si no obedecemos, estamos en pecado y rebelión.  Casi nunca es fácil obedecer, pero la bendición de Dios acompaña a la obediencia.
  • Se quedaron en la verdadera presencia de Dios.  Muchas veces tratamos de fabricar la presencia de Dios con música de adoración y cosas que han traído su presencia en el pasado.  Cuando Dios está trabajando en tu vida, busca su presencia.  Rara vez la encuentras mirando televisión, en la computadora, en el cine o en los restaurantes.  Por desgracia, muchas veces tampoco la encontramos en la iglesia.  Puede ser a solas con el Señor, con algunos hermanos en ayuno y oración, o en la naturaleza.  En su presencia, al ver su grandeza, uno siente reverencia y temor.  En su presencia podemos escuchar su voz.  Muchas veces no escuchamos la voz de Dios porque tenemos prisa, hacemos mucho ruido y no la esperamos.
  • Cuando Dios sabe que le buscamos con todo nuestro corazón, Él responde, a pesar de nuestros fracasos. Aquí Él simplemente dijo: Yo estoy contigo.  ¿Qué más quieres? Por mi parte, puedo estar en pruebas y situaciones casi imposibles, pero si tengo la confianza de que Dios está conmigo, yo sé que todo va a estar bien. Si Dios es por ti, ¿quién contra ti? Perder su presencia, alejarse de ella o ser abandonado por Dios es lo peor que yo puedo imaginar.
  • Ahora Dios se levanta y trabaja.  Él inquieta el espíritu de los líderes y del pueblo para volver a construir el templo.  Es el Espíritu Santo quien convence del pecado.  Algunos pastores exhortan y reprenden a sus iglesias porque no están trabajando en la obra del Señor.  Usan la culpa y la presión para obligar a la gente a trabajar.  Pero eso no funciona.  Tenemos que pasar por este proceso, y luego el Señor hará la obra. ¿Hay una inquietud en tu corazón?  ¿Es posible que el Señor está inquietándote para hacer algo?  Cuando estamos en la voluntad de Dios y caminamos en obediencia a su Palabra, Él hará milagros para cumplir sus propósitos.

Yo creo que Dios quiere usar Hageo 1 para llamarte a reflexionar sobre tu proceder.  Hay cosas que Él quiere hacer en ti, y a través de ti. Está preparando la novia de su Hijo.  Está edificando una casa.  Y tú tienes parte en esa obra.  Si tus prioridades son desordenadas, ya es hora de arreglarlas. Puede ser que te hayas sentido tan frustrado e insatisfecho que estás a punto de tirar la toalla en esta vida cristiana.  ¡No lo hagas!  ¡Dios tiene cosas muy lindas para ti! Él quiere llenar tu vida con su presencia, pero tiene que ser a su manera.