Cerrar las brechas Nehemías 6

Una y otra vez Nehemías respondió a la crisis con sabiduría, firmeza y gracia.  Cuando un problema interno casi paró la obra, Dios le dio una solución audaz, y el pueblo salió fortalecido de la prueba.

Así es como debería ser en tu vida también.  Siempre habrá problemas. Si todo está tranquilo en tu trabajo, algo puede suceder en tu hogar. Si la familia está bien, pueden ser problemas en la iglesia.  Pero cuando confiamos en Dios, esas pruebas son para nuestro beneficio.  El Señor nos enseña y nos purifica, hasta que la prueba no te deja desesperado y atribulado, sino gozoso que tengas otra oportunidad de ver como la mano de Dios resuelve algo imposible (ve Santiago 1:2-5).  La vida es mejor que un videojuego; ¡es real!

1Sambalat, Tobías, Guesén el árabe y el resto de nuestros enemigos se enteraron de que yo había reconstruido la muralla, y de que se habían cerrado las brechas (aunque todavía no se habían puesto las puertas en su sitio).

Están progresando muy bien. La muralla está reconstruida, con todas las brechas cerradas. Sólo faltan las puertas. Nehemías dice “yo la reconstruí.” Claro que él no hizo toda la obra, pero como él es la cabeza, él es el blanco de sus ataques.  Para sus enemigos, es su obra. Cuando estás en el liderazgo, hay un sentido legítimo de propiedad para tus logros, pero Nehemías no puede descansar mucho en su victoria. Si fue tentado con orgullo, estas batallas constantes lo mantuvieron humilde. Todo está funcionando bien cuando Sambalat, Tobías, y el resto de su pandilla vuelven a aparecer. Con la muralla acabada, el enemigo sabe que tiene que darse prisa.  No quiere las puertas cerradas. Pronto será tarde. Él tiene que atacar fuertemente para dejarlas abiertas.

La importancia de las puertas

Estamos en los días postreros.  La muralla de la iglesia está construida y estamos cerrando las brechas.  Por la gracia de Dios, la novia de Cristo está casi lista.  Satanás está desesperado, soltando a todos sus demonios para engañar y destruir a tantos cristianos como sea posible.  Y son las puertas que nos hacen vulnerables.  Aunque la muralla puede ser muy fortalecida, el diablo puede entrar como una inundación a través de una sola puerta.

Hay puertas en tu vida y en tu hogar.  Tú puedes construir una buena muralla de la Palabra de Dios y una vida santificada.  Has trabajado duro para cerrar las brechas; áreas donde el enemigo te atacó y casi te destruyó: adicciones, pecados, maldiciones generacionales, abuso sexual o físico y heridas del pasado.  Si todavía tienes brechas abiertas, las puertas no son inútiles. Primero hay que reparar las brechas. Por la gracia de Dios, es posible experimentar sanidad y edificar murallas fortalecidas; luego puedes reparar las brechas en tu vida y en tu familia.

Por desgracia, hay muchas personas, familias e iglesias con murallas muy bonitas, pero las puertas están bien abiertas.  El diablo no tiene que atacarte; simplemente entra cuando quiera  a través de esa puerta abierta.  ¿Cuáles son algunas de esas puertas?  Internet, televisión, radio, amistades, familia, pecados y acuerdos con el enemigo.

 Después de cerrar las puertas

Aun con las puertas cerradas, el diablo va a buscar una manera de destruirte. Aquí querían sacar a Nehemías de la seguridad de la ciudad amurallada, fuera de la comunidad de fe.

Entonces Sambalat y Guesén me enviaron este mensaje: «Tenemos que reunirnos contigo en alguna de las poblaciones del valle de Ono.» En realidad, lo que planeaban era hacerme daño.

Al recibir este mensaje, algunos dirían “¡Gloria a Dios!”  ¡Por fin ellos reconocen a Nehemías y quieren una reunión!  Pero ten cuidado de la ingenuidad.  El diablo es muy listo. Es un mentiroso y un engañador. Siempre tenemos que examinar sus motivos.  Nehemías ya sabe que un lobo puede usar ropa de oveja.  Él no confía en ellos.  Nunca confíes en el diablo.  Por supuesto, Dios puede hacer un milagro y traer reconciliación con un enemigo, pero ten mucho cuidado.

Quieren sacarlo de su entorno.  Se comunican con urgencia (“tenemos que reunirnos”). Invitan a Nehemías solo.  Todo es muy sospechoso.  Si alguien quiere una reunión contigo, ¿por qué no van a tu casa? ¿O tu oficina? ¿Por qué no quieren que tu esposa o tu co-pastor estén presentes?  ¿Por qué, después de tanto tiempo, necesitan una reunión ese mismo día?  El cambio de actitud debe ser cuidadosamente analizado.

Así que envié unos mensajeros a decirles: «Estoy ocupado en una gran obra, y no puedo ir. Si bajara yo a reunirme con ustedes, la obra se vería interrumpida.»

Mantén tus prioridades y cumple tu palabra

He visto a los pastores ofender, rechazar y casi maldecir gente sincera que no son creyentes, pero que quieren ayudar en la iglesia. Eso no es necesario. Nehemías no responde en una manera fea o grosera. No los insulta. Él simplemente dice: “Estoy ocupado con algo muy importante. La obra del Señor tiene prioridad. No puedo ir.”  No deja ninguna puerta abierta.  Muchos tienen que aprender cómo decir “no” con gracia y firmeza.  Demasiados dicen “yo iré” cuando nunca intenten ir, para evitar una confrontación, o por miedo.  Sé un hombre o mujer de tu palabra.  Es común en muchas culturas decir que harás algo y no lo haces, pero es una mentira y un mal testimonio.

Nehemías comunica la verdadera importancia de lo que está haciendo.  Tiene prioridades y no va a dejar una obra importante para perder su tiempo.  He visto muchos pastores que no saben cómo ordenar su tiempo y mantener sus prioridades.  Sufren de lo que se llama “la tiranía de lo urgente.” No terminan muchos proyectos. Tienen que responder a cada texto o llamada.  Corren de un lugar a otro. Necesitamos discernimiento del Espíritu Santo para escoger sabiamente cómo usar el tiempo que Dios nos ha dado.

Cuatro veces me enviaron este mensaje, y otras tantas les respondí lo mismo.

El mundo sabe cómo presionarte hasta que te rindas. Esa presión es mayor en los jóvenes.  La primera vez, puede ser fácil resistir al amigo que te invita a tomar una cerveza.  Y la segunda vez.  Pero a la cuarta vez muchos se rinden. No quieren ofender al amigo, y toman la cerveza.  O puede ser la tentación de la pornografía en Internet.  La primera noche te resistes, pero después de unos días de lucha, dices, “Bueno, solo unos minutos, solo una vez.” O puede ser la presión de un chico con su novia.

Nehemías se mantuvo firme.  No cambió su respuesta.  No perdió su tiempo.  Cuando alguien observa que no vacilas, te dejará.  Así es con Satanás también.  Cuando él vea que alguna tentación no te toca, va a cambiar a otra.

La quinta vez Sambalat me envió, por medio de uno de sus siervos, el mismo mensaje en una carta abierta, que a la letra decía:

«Corre el rumor entre la gente —y Guesén lo asegura— de que tú y los judíos están construyendo la muralla porque tienen planes de rebelarse. Según tal rumor, tú pretendes ser su rey, y has nombrado profetas para que te proclamen rey en Jerusalén, y se declare: “¡Tenemos rey en Judá!” Por eso, ven y hablemos de este asunto, antes de que todo esto llegue a oídos del rey.»

Amenazas e intimidación

Ahora el enemigo añade una amenaza fuerte a su invitación.  Es muy listo, y opera mucho con temor. Puede decir algo como: “Yo sé algo sobre ti, y si no haces lo que yo quiero, voy a hablar con tu esposa,  tu pastor o tu jefe.”

En este caso eran puras mentiras. ¡Pero la mentira puede hacer mucho daño! Y si hay algo verdadero en la mentira, puede producir aún más temor.

Yo envié a decirle: «Nada de lo que dices es cierto. Todo esto es pura invención tuya.»

¿Está el diablo usando invenciones para intimidarte? Nehemías no cae en su trampa. Cuando estás caminando con tu Dios, no hay que temer las invenciones del enemigo.

En realidad, lo que pretendían era asustarnos. Pensaban desanimarnos, para que no termináramos la obra.

«Y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos!»

Mira el discernimiento de Nehemías y cómo él describe lo que pretendían:

  • Asustarnos.
  • Desanimarnos.
  • No termináramos la obra.

¿Has experimentado esos ataques enemigos? ¿Algo que te asusta?  ¿Un desánimo profundo? ¿Hasta que no tienes la fuerza para hacer la obra?

¡Clama a Dios, como hizo Nehemías!  ¡Él clamó porque las palabras del enemigo estaban tocando su espíritu! ¡Se sentía la necesidad de manos fortalecidas!  Pero no quería darle ningún lugar al enemigo. En cada tentación hay una salida.  ¡Clama al Señor y Él te ayudará!

10 Fui entonces a la casa de Semaías, hijo de Delaías y nieto de Mehitabel, que se había encerrado en su casa. Él me dijo:

«Reunámonos a puerta cerrada
en la casa de Dios,
en el interior del templo,
porque vendrán a matarte.
¡Sí, esta noche te quitarán la vida!»

11 Pero yo le respondí: —¡Yo no soy de los que huyen! ¡Los hombres como yo no corren a esconderse en el templo para salvar la vida! ¡No me esconderé!

Falsos profetas

Ahora hay un giro muy interesante. Un “hermano” tiene una palabra para Nehemías. No sabemos por qué Nehemías fue a su casa; posiblemente pensó que tendría algunas palabras de aliento. Pero tiene noticias muy alarmantes: esa misma noche  el enemigo vendría a matarlo, pero podría salvar su vida escondido en la casa de Dios.  ¡Parece un consejo muy sano!

¿No hay momentos en que solo quieres esconderte? ¿Posiblemente en la iglesia?  Cuando yo trabajaba en la prisión, la capilla (la iglesia) era un lugar seguro donde alguien podía esconderse. No tocan a alguien que “tiene la religión.”  Pero Nehemías es un hombre de gran valor, y no va a usar su religión para salvar su vida.  No es cobarde.  Siempre ha enfrentado a sus enemigos.

12 Y es que me di cuenta de que Dios no lo había enviado, sino que se las daba de profeta porque Sambalat y Tobías lo habían sobornado. 13 En efecto, le habían pagado para intimidarme y hacerme pecar siguiendo su consejo. De este modo podrían hablar mal de mí y desprestigiarme.

¡Cuánto necesitamos el discernimiento del Espíritu Santo! ¡Ten mucho cuidado! ¡Hay muchos falsos profetas! No escuches a todos los que vienen con “una palabra de Dios.”  ¡Hay muchos que no son enviados por Dios, sino por el diablo!

¡Los judíos están casi terminados con la muralla! ¡Sambalat y Tobías están desesperados!  ¡No pueden tocar a Nehemías! ¡Han pagado a un supuesto profeta para que lo intimide y lo haga pecar! No hay nada en el varón para infamarle, así que necesitan algún invento para hablar mal de él.

Yo creo que la mayoría de hoy se escondería en el templo, creyendo que es bueno salvar sus vidas y estar en la casa de Dios.  Evalúa ante el Señor todos los consejos que recibas. Ora, y piensa en todas las consecuencias de alguna acción. ¡Hay gente que quiere hacerte pecar! ¡Nunca subestimes a tu enemigo!

14 «¡Dios mío, recuerda las intrigas de Sambalat y Tobías! ¡Recuerda también a la profetisa Noadías y a los otros profetas que quisieron intimidarme!»

¡Parece que el enemigo compró a la mayoría de los profetas! ¿Qué puede hacer Nehemías? ¿Devolver el favor y hablar mal de esta profetisa?  ¿Difamar a los demás? ¡No!  ¡No bajes a su nivel!  ¡Sigue adelante con tu tarea!  Y entrega todos al Señor.  Nehemías los deja en sus manos.

La intensidad de la batalla en estos capítulos es muy impresionante.  Lamentablemente, no hay muchos como Nehemías, con la sabiduría, la fuerza y el discernimiento para derrotar al enemigo.  La iglesia está llena de gente herida en estas batallas. Es doloroso cuando el diablo usa pastores y profetas para destruirte, pero Dios lo sabe todo.  Ellos pagarán.  No te desvíes del camino que el Señor ha preparado para ti.

¿Y tú?  ¿Cómo te va? ¿Cómo está tu muralla?  ¿Tu vida sigue en ruinas?  Nehemías te ha dado un muy buen ejemplo de cómo arrancar la reconstrucción de tu vida.  Dios quiere animarte a que sí, es posible, incluso después de tantos fracasos, tener una vida nueva. ¿Has llegado a ese punto en el que estás cansado de vivir en ruinas? ¿Quieres entregar tu vida a Jesús para que Él pueda comenzar a hacerte un nuevo hombre o una nueva mujer?

¿Hay todavía brechas en tu muralla?  ¿Sabes cuáles son?  Para reparar las brechas tienes que saber dónde el enemigo puede entrar.  Hay muchos que sienten ansiedad, temor y luchas interiores, pero que no conocen su origen.  Pídele a Dios que te muestre las brechas, y por el poder del Espíritu Santo, las sane y las repare.

¿Cómo están las puertas? ¿Te faltan algunas?  ¿Hay puertas abiertas en tu vida, tu hogar y tu iglesia donde Satanás aún puede entrar? ¿Cómo puedes cerrarlas?

¡Dios está contigo como un poderoso gigante! ¡Clama a Él; te ayudará en tu batalla!