¿Te pondrás en la brecha? La conclusión de Nehemías

Te pondrás en la brecha?

Nehemías fue la solución a un gran dilema que Dios tuvo muchos años antes del exilio, bajo los reyes de Israel y Judá. Sí, Dios Todopoderoso, el Rey del universo, tiene problemas.

Dios llamó a un pueblo para que lo alabara y fuera testigo a todo el mundo de su amor y voluntad. Pero todo el país, incluso sus profetas y sacerdotes, estaba en rebelión.  Dios es muy paciente, pero después de tantos años y tantas oportunidades para arrepentirse, se ve obligado a hacer algo. Está tan enojado que ya no puede tolerar más; tiene que destruirlos. Pero su amor es tan grande que todavía desea salvarlos y restaurarlos. Aún sería posible evitar el juicio y el exilio, pero necesita a alguien que intercediera por ellos y se pusiera en la brecha. Por alguna razón desconocida, nuestro Dios trabaja por medio de nosotros, su creación. Y en este caso no encuentra a nadie.

Cuando leemos de estos abusos en Ezequiel 22, parece que no hay mucha esperanza:

23El Señor me dirigió la palabra: 24 «Hijo de hombre, dile a Israel: “Tú eres una tierra que no ha sido purificada ni mojada por la lluvia en el día de la ira.” 25 Como leones rugientes que despedazan a la presa, hay una conspiración de profetas que devoran a la gente, que se apoderan de las riquezas y de los objetos de valor, y que aumentan el número de viudas. 26 Sus sacerdotes violan mi ley y profanan mis objetos sagrados. Ellos no hacen distinción entre lo sagrado y lo profano, ni enseñan a otros la diferencia entre lo puro y lo impuro. Tampoco le prestan atención a mis sábados, y he sido profanado entre ellos. 27 Los jefes de la ciudad son como lobos que desgarran a su presa; siempre están listos a derramar sangre y a destruir vidas, con tal de lograr ganancias injustas. 28 Los profetas todo lo blanquean mediante visiones falsas y predicciones mentirosas. Alegan que lo ha dicho el Señor omnipotente, cuando en realidad el Señor no les ha dicho nada. 29 Los terratenientes roban y extorsionan a la gente, explotan al indigente y al pobre, y maltratan injustamente al extranjero.

Cada faceta de la nación refleja una corrupción profunda:

La tierra

Era la tierra prometida, que fluye leche y miel, pero ahora era una tierra sucia, que no se ha purificado. Está contaminada por el pecado de Israel. Está seca; no hay lluvia. La misma tierra es castigada, sufriendo bajo la ira de Dios.

Sus gobernantes

La traducción griega del Antiguo Testamento, Los Setenta, dice príncipes, o gobernantes; el hebreo dice profetas. Podrían ser falsos profetas que se metieron en la política. Son leones rugientes; hay una conspiración entre ellos para devorar a la gente (ve 1 Pedro 5:8, donde dice que el diablo es león rugiente). Despedazan a la presa; no tienen misericordia ni cuidan a la gente. Se apoderan de las riquezas del país (RVR: devoraron almas, tomaron haciendas y honra). Hacen todo para su propio beneficio. Aumentan el número de viudas porque matan a los hombres, o incitan a las guerras donde mueren.

Sus sacerdotes

En lugar de modelar la obediencia, enseñar la ley y ayudar a la gente a guardarla, violan la ley de Dios y profanan lo sagrado (RVR: contaminaron mis santuarios). En ese entonces, se refiere a los objetos sagrados utilizados en el templo y el culto de adoración a Dios. Hoy sería el cuerpo (el templo del Espíritu Santo), la adoración de Dios y el ministerio de la iglesia. No distinguen entre lo sagrado y lo profano, ni practican la santidad en sus propias vidas. Aman al mundo y muchas cosas que no agradan a Dios. No enseñan a otros la diferencia entre lo puro y lo impuro. No tienen el coraje de proclamar que algo no es de Dios. No ayudan a otros a discernir lo que es sano.

Los jefes de la ciudad

Son como lobos que destrozan sus presas, siempre dispuestos a derramar sangre y destruir vidas. Lo hacen para lograr ganancias injustas.

Los profetas

Blanquean todo mediante visiones falsas y predicciones mentirosas (RVR: recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentira; DHH: ocultan la verdad, como quien blanquea una pared; dicen tener visiones, y anuncian cosas que resultan falsas). Proclaman “palabras de Dios” cuando Dios está en silencio.

La gente común

Roban y extorsionan a la gente (RVR: usaba de opresión y cometía robo). Explotan al indigente y al pobre (RVR: al afligido y menesteroso hacía violencia). Maltratan injustamente al extranjero (RVR: al extranjero oprimía sin derecho). Me recuerda la situación actual en muchos países y el prejuicio hacia los inmigrantes. La diferencia entre los ricos y los pobres está aumentando, y los ricos utilizan su posición, dinero y poder para mantener sus privilegios.  Muchos, aun en la iglesia, ya no piensan en cómo ayudar a los pobres, sino quieren guardar sus recursos para sí mismos.

¿Te pondrás en la brecha?

Está claro que era una situación muy grave.  ¡Dios quiere hacer algo!  ¡Tiene que hacer algo! En su justicia, el único remedio sería destruirlos, juzgarlos.  Como hizo en los días de Noé, y quiso hacer en el éxodo. Dios necesita un intercesor.

30 Yo he buscado entre ellos…

a alguien que se interponga entre mi pueblo y yo, y saque la cara por él

a hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí (RVR)

a alguien que haga algo en favor del país y que interceda ante mí (DHH)

 para que yo no lo destruya. ¡Y no lo he hallado! 31 Por eso derramaré mi ira sobre ellos; los consumiré con el fuego de mi ira, y haré recaer sobre ellos todo el mal que han hecho. Lo afirma el Señor omnipotente.»

Ya es demasiado tarde.  Dios estaba buscando a alguien para edificar un muro y ponerse en la brecha, pero no encontró a nadie. Ya el destino de Jerusalén está sellado.

Tomó mucho tiempo, años después de la destrucción de Jerusalén, pero finalmente Dios encontró a ese hombre recto: Nehemías. Más tarde Dios mismo proveyó a alguien que se puso en la brecha permanentemente. ¡Nuestro Señor Jesucristo es nuestro sumo sacerdote perfecto! Toda la ira del Padre se derramó sobre Jesús en la cruz.  Él se puso en la brecha. Si tú estás apartado del Señor o nunca has aceptado a Jesús, Dios quiere perdonar tu pecado y darte una vida nueva. Tú puedes decir esta oración:

Señor Jesús, yo creo que tu moriste para pagar el precio de mi pecado, que resucitaste de entre los muertos, y que vives hoy. Perdóname, límpiame y dame una nueva vida. Yo quiero seguirte y servirte como mi Señor. Lléname con tu Espíritu Santo. Gracias por tu salvación. Amén.

Dios todavía está buscando intercesores hoy; hombres y mujeres que se pongan en la brecha, por el amor de Dios y amor por su pueblo. Necesita a alguien para reedificar los muros protectores alrededor de su pueblo. Nehemías sirve como gran ejemplo. Hay mucho que podemos aprender de él acerca del liderazgo. Es muy impresionante lo que hizo un solo hombre. Dios no necesita multitudes para trabajar. Puede hacer milagros a través de ti, pero no será fácil. ¿Estás dispuesto?