Como Pablo corría su carrera; Hechos 20:17-38

17Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso.

¿Cómo te va en la carrera? Pablo corría muy bien en la suya, pero aquí está llegando al final.

Dejamos a Pablo en el último capítulo con un gran ministerio en Éfeso, pero como sucedió tantas veces con Pablo, ocasionó un alboroto. En este caso, no fue de los judíos, sino por la amenaza al culto de Diana y las ganancias de los artífices. Salió de Éfeso para un recorrido tras Macedonia y Grecia, rumbo a Siria y Jerusalén. Quería despedirse de los ancianos de la iglesia en Éfeso por última vez, y como Jesús en el aposento alto (Juan 14-16), comparte las cosas más íntimas de su corazón, cosas que nos enseñan mucho acerca del liderazgo de la iglesia. Este es el único discurso en Hechos dirigido a creyentes; todos los demás son evangelísticos.

Una vida transparente

18 Cuando llegaron, les dijo: «Ustedes saben cómo me porté todo el tiempo que estuve con ustedes, desde el primer día que vine a la provincia de Asia.

Había consistencia en su vida. Desde el primer día, y todo el tiempo que estaba con ellos, se portó de una manera ejemplar. Te ayudará mucho en tu vida y ministerio si eres consistente, para que otros sepan lo que pueden esperar de ti. Pablo no tiene nada que esconder: Ellos saben cómo se portó; su conciencia está limpia. ¿Qué diría tu iglesia o tu familia de ti? ¿Es transparente tu vida?

19 He servido al Señor con toda humildad y con lágrimas, a pesar de haber sido sometido a duras pruebas por las maquinaciones de los judíos.

Pruebas y lágrimas

Su vida era dura.  Siempre sufrió duras pruebas.  Si Pablo fue sometido a ellas, yo creo que tú serás también, y pueden venir de lugares inesperados; en este caso, del mismo pueblo judío. Para ti, puede ser de tu familia, tu iglesia o tus amigos.

  • ¿Cuáles son las pruebas en tu vida ahora? ¿Sigues sirviendo al Señor a pesar de ellas? No permitas que esas pruebas te desanimen.
  • Sirve a Cristo con toda humildad. Lee Filipenses 2 otra vez para recordarte de la humildad modelada por nuestro Señor Jesús. ¿Es tu ministerio caracterizado por la humildad?
  • Podemos entender la humildad, pero ¿lágrimas? Las lágrimas reflejan la pasión de Pablo, su gran amor por la gente y cómo agonizaba en oración.  ¿Estás movido a lágrimas cuando predicas, oras, o ministras a alguien?

Enseña públicamente y en casas

20 Ustedes saben que no he vacilado en predicarles nada que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas.

Si recibes algo del Señor que puede ser de provecho para otros, compártelo.  No vaciles en predicar; necesitan la Palabra de Dios. Enseña públicamente, pero también visita las casas y enseña la palabra allí. Años atrás era la costumbre de pastores visitar a sus ovejas en sus hogares; ahora casi nunca sucede, pero necesitan esa enseñanza personal.

Predica a Cristo a todo el mundo

21 A judíos y a griegos les he instado a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús. (RVR: testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.)

El evangelismo también ocupaba el corazón y el tiempo del apóstol. Con Dios no hay acepción de personas; predica a Jesús a todo el mundo. El mensaje es un llamado al arrepentimiento y fe en el mensaje y sacrificio de Jesús.

Obligado por el Espíritu

22 »Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera.

Todo el mundo quiere la unción, el gozo y los dones del Espíritu, pero el mismo Espíritu también nos obliga hacer cosas que pueden ser difíciles.  Para recibir esa dirección, necesitas una relación íntima con el Espíritu. ¿Cuándo fue la última vez que sentiste obligado por Él?

¿Tienes la fe para obedecer al Señor como Abraham (Génesis 12) y Felipe (Hechos 9) sin saber los detalles? Tenemos que confiar en el Señor para el futuro, sin saber lo que pueda esperarnos.

Prisiones y sufrimientos

 23 Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos.

Me gusta como el Espíritu guiaba y aconsejaba a Pablo, y en este caso le reveló una cosa segura: En cada lugar le esperan prisiones y sufrimientos.  Él no habla de ofrendas, éxito, amor o bendiciones, sino prisiones y sufrimientos. Muchos dirían: “Gracias, pero no quiero esa tarea. Voy a escoger otro camino.” No es fácil andar como un Señor crucificado anduvo.

24 Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Sin duda Pablo corrió muy bien su carrera: predicó a miles y plantó muchas iglesias. ¿Y tú? ¿Sabes cuál es el servicio que Dios te ha encomendado? ¿Cómo te va? Pablo no lo menciona aquí, y no fue su motivo principal, pero al final de la carrera le espera una recompensa.

Ningunos volverán a verlo

25 »Escuchen, yo sé que ninguno de ustedes, entre quienes he andado predicando el reino de Dios, volverá a verme. 26 Por tanto, hoy les declaro que soy inocente de la sangre de todos, 27 porque sin vacilar les he proclamado todo el propósito (RVR: consejo) de Dios. (DHH: porque les he anunciado todo el plan de Dios, sin ocultarles nada.)

Pablo no sabía muchos detalles del futuro, pero hay tres cosas que sabía:

  • Es la última vez que él los verá.
  • Sabía todo el plan o propósito de Dios. Dios quiere establecer su reino, y eso Pablo predicó. ¿Tienes un buen conocimiento de su plan? ¿Lo predicas, incluso las partes duras, sin ocultar nada?
  • Es inocente de la sangre de ellos.  ¿Puedes decir lo mismo? Si Dios te llama a predicar a alguien y no lo haces, eres culpable de la sangre de esa persona (Ezequiel 3:20-21).

Responsabilidades de pastores

28 Tengan cuidado (RVR: mirad) de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos (DHH: pastores) para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió (DHH: compró) con su propia sangre.

Ancianos, pastores y obispos son los que tienen autoridad en la iglesia.

  • Tienen que cuidar de sí mismos. Muchos pastores descuidan su propia salud emocional, física y espiritual, y descuidan la relación con su familia y amigos, pero no puedes ministrar a otros si tú estás vacío. Nuestra tendencia es desear que otros nos cuiden, pero parte de la madurez es aprender a cuidarse a sí mismo. Guárdate del pecado y mantén tu comunión con el Señor.
  • Tienen que cuidar a toda la iglesia, como pastores con sus ovejas. Cuesta mucho trabajo; el pastor es responsable para el bienestar del rebaño.
  • Son puestos por el Espíritu Santo. Dios no busca voluntarios, ni son elegidos por la iglesia. Con toda esta responsabilidad, hay que estar seguro de que Dios te ha puesto como pastor. Si Dios te llama, no es una opción; tienes que obedecerlo.

La iglesia no es suya; es de Dios.  Él pagó un precio muy alto por ella: su propia sangre. (Para los con dudas acerca de la divinidad de Cristo: Pablo dice aquí que es la propia sangre de Dios que la adquirió.)

Entrarán lobos

29 Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño.

A pesar de todas sus labores y la protección de Dios sobre su rebaño, la iglesia está en mucho peligro. No es solamente una posibilidad, Pablo sabe que lobos feroces vendrán para atacar la iglesia. Pocas iglesias están preparadas para ellos, así que entran sin oposición ninguna y destruyen el rebano. ¿Estás preparado para ellos? ¿Hay lobos feroces en tu iglesia ahora? ¿Cómo responderás a ellos?

Falsos maestros dentro de la iglesia

30 Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan (DHH: mentiras para que los creyentes los sigan).

La amenaza no es solo de afuera; habrá algunos entre los mismos hermanos que intentan a sacar a unos como sus propios discípulos, enseñándolos falsedades. ¿Sabes lo que están enseñando en las clases y grupos en tu iglesia? ¿Cómo aseguras que es una doctrina sana?  ¿Cómo respondes a la falsa doctrina? ¡Está alerta!

¿Cuáles serían algunas mentiras que atraerían a los hermanos? ¿Promesas de prosperidad, salud y bendición? ¿Negando la necesidad del arrepentimiento y la santidad? ¿Ignorando el costo del discipulado?

Laborando día y noche

31 Así que estén alerta. Recuerden que día y noche, durante tres años, no he dejado de amonestar (DHH: aconsejar) con lágrimas a cada uno en particular.

No hay tiempo para descansar o bajar las defensas; el diablo anda alrededor como león rugiente, buscando a cual iglesia devorar.

Otra vez vemos el gran amor y la pasión del apóstol para el bienestar de cada uno; tenía un ministerio muy personal. Si tú quieres proteger a tu rebaño de lobos y del peligro adentro, tienes que amonestar a cada hermano en particular. Si tienes una iglesia muy grande, necesitas a suficientes ancianos para este ministerio. Sí, cuesta mucho trabajo y mucho tiempo; Pablo ministraba día y noche. Por desgracia, pocos quieren hacer ese sacrificio y dejar su televisión, deportes, internet y películas.

La iglesia encomendada a Dios

32 »Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados (DHH: para hacerlos crecer espiritualmente y darles todo lo que ha prometido a su pueblo santo).

Llega el momento cuando el pastor fundador tiene que salir para otra iglesia (o muere), o el apóstol se va. Hemos hecho nuestro mejor esfuerzo; ahora tenemos que encomendar la iglesia a Dios.

Muchos tienen un sentido exagerado de su importancia, pero Pablo descansa confiado porque conoce la gracia de Dios, la cual tiene poder para edificarte y darte tu herencia. Así puedes entrar en la compañía de todos los santificados.

¿Estás experimentando la gracia de Dios en tu vida? ¿Necesitas edificación? ¿Tienes un ministerio de gracia en hecho y palabra? ¿Confías en Dios y su poder para edificar a los hermanos en tu iglesia?

Oro y plata

33 No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie.

Creo que no hay gran problema con pastores codiciando la ropa de sus ovejas, pero su oro y plata son otra cosa.  Para su vergüenza y condenación, hay muchos robando al rebaño de su dinero, pero el pecado no es solamente robar; codiciar es aún más común.  Cuídate mucho de no codiciar y abusar a las ovejas de Jesús para tu propio beneficio.

34 Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros.

Nadie puede decir que Pablo era perezoso; trabajaba duro no solamente en el ministerio, sino también haciendo tiendas, para no pedirle nada de nadie. Así suplió sus necesidades y también las de sus compañeros. ¿Cuantos “apóstoles” hoy en día trabajan para pagar a sus compañeros? Es cierto que la Biblia dice que la iglesia debe pagar a los pastores, pero Pablo no quería aprovecharse de ese privilegio, para no tropezar a ningún hermano.

35 Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.” »

Hay un montón de pastores laborando para casi nada, sirviendo a su rebaño, pero también hay algunos que ministran para el dinero, el poder o la fama. Un verdadero siervo de Dios ayuda a los necesitados; no los usa para su propio beneficio.

Nuestro motivo en esta vida debe ser dar, y no recibir.  Así experimentamos la bendición de Dios. Tenemos que enseñarlo a nuestros hijos y modelarlo a nuestras iglesias. La mayoría hoy piensan en lo que pueden recibir. ¿Y tú?

Adiós

36 Después de decir esto, Pablo se puso de rodillas con todos ellos y oró. 37 Todos lloraban inconsolablemente mientras lo abrazaban (RVR: echándose al cuello de Pablo) y lo besaban. 38 Lo que más los entristecía era su declaración de que ellos no volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta el barco.

Mira el cariño que tienen para Pablo: Lágrimas, besos y abrazos demuestran su gran amor.

Pablo era un hombre de oración. Hace muchos años yo tomé la decisión que terminaría cada reunión con una persona o un grupo con oración.  ¿Es oración una parte importante de tu ministerio?

Hay muchos principios en estos pocos versículos para el ministerio. ¿Cuáles puedes utilizar en tu vida? ¿Cuál es la palabra de Dios para ti en este mensaje?

 

Receta para el cansancio y el desánimo;  Hebreos 12:1-3

La Palabra de Dios es maravillosa.  Dios conoce nuestra condición. Vivió aquí como hombre y fue tentado en todo como nosotros.  Jesucristo también luchó contra el cansancio y el desánimo.  A veces, solo quería volver a su Padre y olvidarse de este mundo caído. Pero Cristo encontró una receta para esa condición que Él le reveló al escritor de Hebreos. Ahora Él te invita a fijar la mirada en Él, para que te ayude en tus batallas.

Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.  Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.  Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.

Como siempre, estudiar el pasaje en contexto nos ayuda a entenderlo. Descubrimos el sufrimiento de todos estos héroes de la fe en el capítulo anterior. ¡Tu vida tuya no es tan mala ni tan difícil! Con esta multitud de testigos para animarte, aquí están los pasos de su receta:

  1. Recuerda a todos tus hermanos, hoy y en el pasado, que están en la lucha. Tú no estás solo. Es fácil pensar que tu caso es peor que cualquier otro, pero no lo es. También es fácil creer que nadie entiende tu lucha. Pero todos luchamos con las mismas tentaciones y problemas. Por lo tanto, es importante meditar en la experiencia de las personas en la Biblia, leer biografías de otros creyentes y disfrutar del compañerismo con los hermanos.
  2. ¡Tú también eres testigo de la grandeza de Dios! ¡Tú puedes ser un héroe de la fe! Compartir tu testimonio con otros los anima y edifica tu propia fe.
  3. Despojémonos del lastre (RVR: todo peso) que nos estorba. Muchos intentan correr con cargas muy pesadas.  ¿Recuerdas a David cuando Saúl le puso toda su armadura y no podía moverse (1 Samuel 17:38 y 39)? ¿Cuáles son los lastres que te estorban? Despójate de todas esas cargas.
  4. Despojémonos especialmente del pecado que nos asedia.

Asediar significa: Cercar un lugar para impedir que salgan los que están en él o que reciban socorro de fuera: asediar una ciudad. Molestar o importunar sin descanso.

El pecado te quita mucha energía. Es muy costoso. ¡El diablo quiere que no salgas de tu pecado! Lo usa para que no recibas socorro de Dios, y te molesta sin descanso.

Corramos con perseverancia (DHH: Fortaleza, RVR: paciencia)  la carrera que tenemos por delante. ¡Hay tantas cosas en esta frase!

  1. Hay una carrera preparada para ti. A veces hay desvíos en esa carrera. Yo no puedo decir que Dios tiene una sola ruta para cada persona, y si te desvías de ella ya has perdido su mejor. Pero Dios tiene planes para tu vida, y creo que hay mucha tentación de seguir otra carrera. La carrera suya puede ser más estrecha y dificil. Espera en Dios para discernir esa carrera, y examínate frecuentemente para ver si la estás siguiendo.

 

  1. Tienes que siempre ir por delante. No vuelvas atrás. No mires atrás y ser paralizado como la esposa de Lot. Continúa adelante.

 

  1. Tienes que correr. El propósito de una carrera es correr, no caminar ni detenerse. Todos corren, y vas a perder si tú no corres. La carrera de esta vida no dura para siempre. Hay un final, pero hay mucho que hacer mientras corremos, aquí en esta tierra. No hay tiempo para relajarse y ser flojo. ¡Corre! Pero corre solo la carrera que Dios ha preparado para ti. Si no es esa, vas a correr con tus propias fuerzas y te será muy difícil. Pero si es de Dios, Él te dará fuerzas.

 

  1. Necesitas perseverancia. En nuestra sociedad queremos todo ahora mismo; no queremos esperar por nada. No se nota mucha perseverancia en el matrimonio, en el trabajo o incluso en la iglesia. No es fácil. Muchas veces tienes que hacer algo cuando no tengas las ganas, cuando estés cansado y desanimado, pero así pasarás por ese momento difícil y terminarás la carrera.

 La parte más importante de la receta es tener una vida Cristo-céntrica: Fijemos la mirada en Jesús. Estudia los evangelios para conocer mejor a tu Salvador. Con la mirada fija en Cristo, caminando cerca de Él, será difícil caer.

  1. Es el iniciador y perfeccionador de nuestra fe (DHH: de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona). Sin Cristo, no puedes; no eres nada. Todavía estás en tus pecados; estás muerto. Tu fe es la fuente de tu relación con Jesús; no es algo mágico que uses para recibir todo lo que quieres de Dios. Tu fe proviene de tu conocimiento de Cristo, y Él no te salva solo para abandonarte.  Sigue trabajando para perfeccionar tu fe. Así como Jesús fue perfeccionado por lo que padeció, Él ahora está usando las pruebas para perfeccionar tu fe. ¿Quieres una fe perfecta?  Acércate a Jesús y déjalo trabajar en tu vida.

 

  1. Quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz. No hubo gozo en la cruz; hubo un gran dolor, el peor que alguien haya experimentado. ¿Cómo podría soportarlo? Por la esperanza y la certeza del gozo que le esperaba cuando obtuvo nuestra salvación. ¿Cuál es tu prueba más difícil ahora? ¿Crees que no puedes aguantar más? Dios quiere avivar tu esperanza. A veces experimentamos un poco de ese gozo en la adoración o en el compañerismo de la iglesia. ¡No pierdas la esperanza!

 

  1. Menospreciando la vergüenza que ella significaba.   Imagínate al Hijo de Dios, sin mancha alguna, sufriendo la vergüenza de la cruz. ¿Qué es lo que te avergüenza ahora? ¿Cómo respondes a la vergüenza? ¡Menospréciala! ¡Ignórala! Si estás corriendo la carrera que Dios tiene para ti, esa vergüenza no te toca.

 

  1. Ahora Cristo está sentado a la derecha del trono de Dios. El dolor y la vergüenza no duran para siempre. Puede ser en el cielo, pero Dios tiene un propósito en lo que está sucediendo en tu vida y tiene una recompensa para ti. Tú no estás sentado a la diestra de Dios, pero Él te promete un lugar en su reino, vida eterna y un paraíso mucho mejor de lo que puedas imaginar.

 

  1. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores. ¿Estás fastidiado por todo el pecado que te rodea?  ¿Crees que estás sufriendo mucha oposición?  ¡Lee de nuevo los evangelios! ¡Persevera! Hubo momentos cuando Cristo no tuvo las ganas, pero perseveró.

Hoy en día los medicamentos son muy caros, y existen muchos efectos secundarios peligrosos.  ¡Esta receta es gratuita y todos los efectos secundarios son beneficiosos! Pero tú no puedes cambiar la dosis o el contenido del medicamento.  Pruébalo. Millones han encontrado nueva esperanza y nueva vida. Y luego compártela con un mundo cansado y desanimado.

 

 

Jeremías 9:23-26 ¿En qué se debe gloriarse?

23Así dice el Señor:

«Que no se gloríe el sabio de su sabiduría,
ni el poderoso de su poder (RVR: ni en su valentía se alabe el valiente),
ni el rico de su riqueza.

La sabiduría no es mala.  Ni es el poder, ni la valentía, ni las riquezas.  Dios es muy rico, todopoderoso, y más sabio que cualquier hombre.  Necesitamos verdadero poder y valentía.  El problema es nuestra tendencia de gloriarnos en estas cosas. Lo que tenemos recibimos de Dios, y humildemente, como mayordomos, tenemos que utilizar esos dones para el bien de otros. No es para jactarnos ni vanagloriarnos. Cuando nos gloriamos en nuestras habilidades y no damos la gloria a Dios, Él va a humillarnos para recordarnos que Él es Señor.

Hay solamente un motivo para gloriarse, y son pocos los que lo hacen:

24 Si alguien ha de gloriarse,
que se gloríe de conocerme
y de comprender que yo soy el Señor,
que actúo en la tierra con amor,
con derecho (rectitud) y justicia,
pues es lo que a mí me agrada
—afirma el Señor—.

¿Te sientes mal porque eres pobre? ¿O porque no tienes el poder de algunos pastores u oficiales? ¿O parece que no tienes la sabiduría que necesitas? ¿Ves a otros gloriándose en sus ministerios impresionantes o riquezas? ¡Despiértate! ¡Esas cosas no son importantes al Señor!

Si te glorías, gloríate en esto:

  • En conocer a Dios. No es una cuestión de solamente escuchar predicas acerca de Dios, o leer su Palabra, o asistir una iglesia. Tú has conocido a Dios y tienes una relación viva con el Rey de reyes.
  • En comprender que Dios es el Señor. Me gusta la definición de comprender: Abrazar, ceñir, rodear algo por todas partes. Tú sabes que Dios es el Dueño, el Maestro, el Rey del universo, el que tiene todo bajo su dominio, y lo rodeas en su totalidad. Lo abrazas para hacerlo parte de tu vida.
  • En conocer cómo Él actúa. Has estudiado su Palabra y observado sus obras en tu vida y en el mundo.

¿Cómo actúa? Son las mismas cosas que Dios desea en nosotros, las cosas que le agradan. ¿Son parte de tu vida?

  • Amor. Todo lo hace por amor de nosotros.
  • Derecho o rectitud. Derecho no se tuerce a los lados ni da rodeos; hace todo con integridad. Es santo, y obligado a juzgar toda corrupción.
  • Justicia. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde.  Es la divina disposición con que Dios castiga o premia, según merece cada uno. Dios siempre hace lo justo.

¿Cuántos conoces que actúan así?  

25 »Vienen días —afirma el Señor— en que castigaré al que sólo haya sido circuncidado del prepucio: 26 castigaré a Egipto, Judá, Edom, Amón, Moab, y a todos los que viven en el desierto y se rapan las sienes. Todas las naciones son incircuncisas, pero el pueblo de Israel es incircunciso de corazón.»

La queja que Dios tiene con su pueblo (Israel), y con su iglesia hoy en día, es que no actúan con esas cosas. Son iguales a las otras naciones y la gente del mundo. Israel se gloriaba en la circuncisión, el sello del pacto con Dios, pero Dios nunca intentó que sería motivo de gloriarse, ni que sería solamente algo externo. Él quiere a gente circuncida de corazón: Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;  sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios (Romanos 2:28-29).

Sí, actuar con amor, derecho, y justicia agrada a Dios, pero tienen que fluir de un corazón circunciso, un corazón que conoce a Dios y da la gloria a Él. Si es mera religión para impresionar a otros y a Dios, si no tenemos una relación viva con Dios, no sirve para nada, y Dios nos castigará.

¿Cómo está tu corazón? ¿Es circunciso? ¿Se manifiesta tu conocimiento de Dios en obras de amor y justicia? ¿O todavía estás buscando riquezas y poder? Si de verdad conoces al Señor, no te apures si no tienes las cosas que el mundo valora; ya tienes todo lo que necesitas. En su tiempo, el Señor te dará lo demás.

 

Esperanza para el más malvado   2 Crónicas 33:6-16

En Isaías 64 vimos cómo Dios sale al encuentro de los que practican la justicia, pero se enoja con los que persisten en su pecado, como la gente de Romanos 1. Frente a la ira de Dios, ¿qué esperanza hay para ellos?

Para comprender la grandeza de la misericordia de Dios, vayamos a 2 Crónicas 33 y la historia de Manasés, el rey más malvado de toda la historia de Judá:

6 Sacrificó en el fuego a sus hijos en el valle de Ben Hinón, practicó la magia, la hechicería y la adivinación, y consultó a nigromantes y a espiritistas. Hizo continuamente lo que ofende al Señor, provocando así su ira.

9 Manasés descarrió a los habitantes de Judá y de Jerusalén, de modo que se condujeron peor que las naciones que el Señor destruyó al paso de los israelitas.

Sería difícil encontrar a alguien más malvado, pero el Señor aún le llama al arrepentimiento. Tiene paciencia con nosotros. ¿Te sorprende que Manasés no lo escuche?

10 El Señor les habló a Manasés y a su pueblo, pero no le hicieron caso.

Cuando persistimos en el pecado, habrá juicio, y casi siempre es feo:

11 Por eso el Señor envió contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, los cuales capturaron a Manasés y lo llevaron a Babilonia sujeto con garfios y cadenas de bronce.

En los 21 años que ministraba como capellán en las prisiones, yo vi a miles de hombres caer preso porque no le hicieron caso del llamado de Dios. Manasés perdió su reino y su familia. Muchos de los que no caen preso todavía pierden su reputación, su familia y sus bienes. Es duro caer en manos del Dios vivo.

Ahora, llevado a otro país con ganchos, ¿qué vas a hacer? En mi experiencia, en la prisión, en la crisis, casi todos claman a Dios.  Hacen votos y muchas promesas. ¿Manasés está tan endurecido que no busca a Dios? No, incluso este rey tan orgulloso y malvado se humilló:

12 Estando en tal aflicción, imploró al Señor, Dios de sus antepasados, y se humilló profundamente ante él.

¿No tiene Manasés que hacer algo para ganarse el favor del Señor? Está claro que no merece nada. ¿No tiene Manasés que demostrar su sinceridad? ¿No tiene que sufrir mucho tiempo?

13 Oró al Señor, y él escuchó sus súplicas y le permitió regresar a Jerusalén y volver a reinar. Así Manasés reconoció que sólo el Señor es Dios.

Tu Dios tiene un corazón tierno incluso para el peor pecador. ¡Quiere que sepamos que solo Él es Dios! ¿Pero es un arrepentimiento genuino? El tiempo dirá. Todos hemos oído hablar de la religión carceleria , los que se arrepienten por conveniencia, pero no perseveran en practicar la justicia.  Gracias a Dios, muchos alegremente siguen sirviendo al Señor y hacen grandes cosas para Él.

14 Después de esto, Manasés construyó una alta muralla exterior en la Ciudad de David, la cual iba desde el oeste de Guijón, en el valle, hasta la puerta del Pescado, y rodeaba Ofel. Además, colocó jefes militares en todas las ciudades fortificadas de Judá 15 y sacó del templo del Señor los dioses extranjeros y el ídolo, arrojando fuera de la ciudad todos los altares que había construido en el monte del templo del Señor y en Jerusalén. 16 Luego reconstruyó el altar del Señor, y en él ofreció sacrificios de comunión y de acción de gracias, y le ordenó a Judá que sirviera al Señor, Dios de Israel.

¿Cuál fue el fruto de su arrepentimiento?

  • Reconstruyó los muros que fueron derribadas por su pecado y negligencia.
  • Entrenó a su pueblo para ganar batallas, colocando líderes militares.
  • Sacó todos los ídolos del país y los arrojó.
  • Restauró el altar de adoración y ofrendó al Señor.
  • Tomó su posición de autoridad como líder del pueblo de Dios, ordenándolos que sirviesen al Señor.

¿Qué haría hoy alguien genuinamente arrepentido?

  • Construya muros de protección para su hogar y haga lo que sea necesario para proteger espiritualmente a su familia y su iglesia.
  • Reconocer la realidad de la guerra espiritual y prepararse a sí mismo y a su familia para los ataques del enemigo.
  • Examinar su vida, su hogar, y su familia en busca de cualquier cosa que pueda ofender a Dios,  quitarlo y arrojarlo. Eliminar todos los ídolos.
  • Separar un lugar de comunión con su Dios. Ofrecer sacrificios de alabanza y acción de gracias.  Ofrendar de su tiempo y sus recursos para la obra de Dios. Toda su vida sería un sacrificio vivo.
  • Tomar su lugar como cabeza de su casa. Saber cómo ejercer la autoridad espiritual. Animar a otros a servir al Señor, y compartir su testimonio y las buenas nuevas que transformaron su vida.

Si Dios transformó así la vida del rey más malvado de Judá, yo sé que Él puede transformar tu vida. ¡Hay esperanza para ti!

¿Conoces a alguien que parezca demasiado endurecido?  ¡Hay esperanza para él! ¡Dios aún puede restaurar lo que perdiste!

¡Humíllate!  ¡Clama al Señor! No esperes hasta que te apresan con ganchos. Y si ya estás en Babilonia, confía en Dios. Es un dios de redención y restauración.

Dios te sale al encuentro Isaías 64:4-9

Dios tiene bendiciones para ti, más allá de lo que puedas imaginar:

4Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese (actúe en favor) por el que en él espera (o, confía).

Pablo cita el mismo versículo en 1 Corintios 2:9:

Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.

Dios quiere actuar en tu favor. Él tiene cosas increíbles preparadas para ti.  ¿Es posible saber cuáles son? Sí, porque en el verso 10 Pablo dice: Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu. En Jesucristo, en la revelación del Nuevo Testamento y por la obra del Espíritu en nuestro corazón, aprendemos algo acerca de los planes de Dios.

Vemos en estos versos tres condiciones para recibir estas bendiciones:

  • Esperar en Dios. Entregar todo a Él, dejar de hacer cosas en nuestras fuerzas y a nuestra manera, y esperar pacientemente su tiempo.
  • Confiar en Dios. Tener fe en que su palabra es verdadera y que Él va a actuar a favor nuestro.
  • Amar a Dios (¡el primer mandamiento!). Él quiere una relación contigo. Quiere saber que tú no esperas en Él solo por sus bendiciones, sino que te deleitas estar en su presencia. Y los que realmente aman a Dios, le obedecen.

Ahora, lo que para mí es lo más impresionante de este pasaje: ¡Dios te espera a ti también!

5Sales al encuentro de los que, alegres,
practican la justicia y recuerdan tus caminos. (
DHH: a quien hace el bien con alegría
y se acuerda de hacer lo que tú quieres.)
Pero te enojas si persistimos
en desviarnos de ellos. (
DHH: desde hace mucho te hemos ofendido)
¿Cómo podremos ser salvos?

¡Qué imagen hermosa de nuestro Dios!  Como el padre del hijo pródigo, cada día Él espera con ansias el tiempo que pasemos juntos en nuestras devociones, pero no está muy entusiasmado con aquellos que lo hacen por obligación. Él conoce tu corazón, y quiere un corazón alegre, con muchas ganas de practicar la justicia. ¡Él sale al encuentro de esa persona alegre! ¡Él quiere la comunión contigo! Cuando nos desviamos de sus caminos, se entristece y nos llama a volver y recordarlos.

  • Hay dos palabras importantes aquí: practicar y persistir.  Él quiere una vida consistente, en la que practiquemos la justicia como estilo de vida. En nuestros hogares, negocios y en toda la vida, practiquemos la justicia.
  • Para recordar los caminos de Dios, tienes que conocerlos.  Estúdialos. Medita en sus caminos, y escógelos en lugar de tus propios caminos o los caminos del mundo.
  • Él entiende que te desviarás de sus caminos de vez en cuando; el problema es cuando persistes en desviarte.  Entonces se enoja, y vas a experimentar su ira y su disciplina. Pierdes la comunión con Dios. Esta persona es como la de Romanos 1, que persiste en perseguir otros caminos.

Por desgracia, incluso en la iglesia, parece que hay pocos que practican la justicia.  Muchos han olvidado los caminos de Dios. Si estás alejado de Dios, ¿cómo puedes ser salvo?

6 Todos somos como gente impura;
todos nuestros actos de justicia
son como trapos de inmundicia.
Todos nos marchitamos como hojas:
nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.
7 Nadie invoca tu nombre,
ni se esfuerza por aferrarse a ti. (
RVR: que se despierte para apoyarse en ti)

Mi primera reacción al leer estos versículos es protestar: Los demás pueden ser así, ¿pero yo? ¿No hay quien practique la justicia?

¿Recuerdas la depravación total en Romanos 1? Aquí está otra vez. Encaja perfectamente con otras escrituras como Isaías 53:1 y Romanos 3:23 (todos han pecado y están privados de la gloria de Dios). No hay nada en nosotros que merezca la salvación.

  • Somos personas impuras. Aun en el corazón del cristiano devoto hay mucha impureza.
  • Podemos hacer actos de justicia, pero son como trapos de inmundicia. Cuando se compara nuestra justicia con la santidad de Dios, simplemente no está a esa altura.
  • Nos marchitamos como las hojas. Durante muchos años yo vivía donde las hojas caen de los árboles en otoño. Tuve que limpiar el patio una y otra vez, pero nuestro vecino no limpió el suyo, y con cada viento mi patio se llenó otra vez con sus hojas. A veces, las hojas caen como la nieve de los árboles.  Así somos nosotros. La hoja que cae ya no sirve para nada para el árbol. No hay vida en ellas.  Son muy coloradas, pero rápidamente pierden ese color. La hoja no puede protestar y decir, “¡pero yo quiero quedarme en el árbol!”
  • Se compara nuestras iniquidades con el viento.  El pecado es poderoso y difícil de resistir; nos arrastra. Frente al viento, somos débiles.
  • Nadie invoca el nombre de Dios; no buscan ni claman a Dios.
  • No se esfuerza por aferrarse a Dios. En el pasado era común pasar horas en el altar hasta que se agarró a Dios. Ya no; no permanecemos en la vid (Juan 15).

Las consecuencias son trágicas:

Pues nos has dado la espalda
y nos has entregado en poder de nuestras iniquidades.  (
DHH: te ocultaste de nosotros
y nos has abandonado,
RVR: nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades)

Dios nos ha dado la espalda.  Está enojado con nosotros, y ya no podemos verlo cara a cara. Nos ha entregado al poder de nuestras iniquidades. Creo que Pablo tenía este pasaje en mente cuando escribió Romanos 1.

Ante esta situación tan grave, nuestra única esperanza es la misericordia de Dios.

8 A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre;
nosotros somos el barro, y tú el alfarero.
Todos somos obra de tu mano.
9 No te enojes demasiado, Señor;
no te acuerdes siempre de nuestras iniquidades.
¡Considera, por favor,
que todos somos tu pueblo!

Le recordamos a Dios la relación que todavía tenemos, semejante a un padre con su hijo alejado:

  • Es nuestro padre.
  • Es nuestro alfarero.
  • Somos el barro, su creación, la obra de sus manos; estamos hechos a su imagen. Él tiene una inversión en nosotros.
  • Somos su pueblo.  ¿Cómo puede rechazarnos para siempre? Muchas veces en el Antiguo Testamento Dios lucha entre su ira y su tierno amor por su pueblo. Es semejante a la lucha interiorpor un conyugue infiel o un hijo rebelde.
  • Dios puede estar enojado, pero le rogamos: ¡No te enojes demasiado! ¡No podemos soportarlo!

¡Si solamente pudiera olvidarse de nuestras iniquidades! ¡Que podía empezar de nuevo! ¡Gloria a Dios!  ¡Es exactamente lo que hizo por nosotros en Jesucristo! Llegamos ante el Juez, culpables, pero Él nos declara inocentes. No hay registro de ningún pecado; está limpio. Nos declara no culpables y nos vamos libres, para amar y servir a Dios y ser amados por Él.

¿Estás alegre en el Señor? ¿Andando en sus caminos y practicando la justicia? Él te espera, sale al encuentro, para pasar un momento íntimo de comunión contigo.  Es tu padre y te ama. ¿Estás experimentando algunas de las maravillas que tiene preparadas para ti?