Jeremías 9:23-26 ¿En qué se debe gloriarse?

23Así dice el Señor:

«Que no se gloríe el sabio de su sabiduría,
ni el poderoso de su poder (RVR: ni en su valentía se alabe el valiente),
ni el rico de su riqueza.

La sabiduría no es mala.  Ni es el poder, ni la valentía, ni las riquezas.  Dios es muy rico, todopoderoso, y más sabio que cualquier hombre.  Necesitamos verdadero poder y valentía.  El problema es nuestra tendencia de gloriarnos en estas cosas. Lo que tenemos recibimos de Dios, y humildemente, como mayordomos, tenemos que utilizar esos dones para el bien de otros. No es para jactarnos ni vanagloriarnos. Cuando nos gloriamos en nuestras habilidades y no damos la gloria a Dios, Él va a humillarnos para recordarnos que Él es Señor.

Hay solamente un motivo para gloriarse, y son pocos los que lo hacen:

24 Si alguien ha de gloriarse,
que se gloríe de conocerme
y de comprender que yo soy el Señor,
que actúo en la tierra con amor,
con derecho (rectitud) y justicia,
pues es lo que a mí me agrada
—afirma el Señor—.

¿Te sientes mal porque eres pobre? ¿O porque no tienes el poder de algunos pastores u oficiales? ¿O parece que no tienes la sabiduría que necesitas? ¿Ves a otros gloriándose en sus ministerios impresionantes o riquezas? ¡Despiértate! ¡Esas cosas no son importantes al Señor!

Si te glorías, gloríate en esto:

  • En conocer a Dios. No es una cuestión de solamente escuchar predicas acerca de Dios, o leer su Palabra, o asistir una iglesia. Tú has conocido a Dios y tienes una relación viva con el Rey de reyes.
  • En comprender que Dios es el Señor. Me gusta la definición de comprender: Abrazar, ceñir, rodear algo por todas partes. Tú sabes que Dios es el Dueño, el Maestro, el Rey del universo, el que tiene todo bajo su dominio, y lo rodeas en su totalidad. Lo abrazas para hacerlo parte de tu vida.
  • En conocer cómo Él actúa. Has estudiado su Palabra y observado sus obras en tu vida y en el mundo.

¿Cómo actúa? Son las mismas cosas que Dios desea en nosotros, las cosas que le agradan. ¿Son parte de tu vida?

  • Amor. Todo lo hace por amor de nosotros.
  • Derecho o rectitud. Derecho no se tuerce a los lados ni da rodeos; hace todo con integridad. Es santo, y obligado a juzgar toda corrupción.
  • Justicia. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde.  Es la divina disposición con que Dios castiga o premia, según merece cada uno. Dios siempre hace lo justo.

¿Cuántos conoces que actúan así?  

25 »Vienen días —afirma el Señor— en que castigaré al que sólo haya sido circuncidado del prepucio: 26 castigaré a Egipto, Judá, Edom, Amón, Moab, y a todos los que viven en el desierto y se rapan las sienes. Todas las naciones son incircuncisas, pero el pueblo de Israel es incircunciso de corazón.»

La queja que Dios tiene con su pueblo (Israel), y con su iglesia hoy en día, es que no actúan con esas cosas. Son iguales a las otras naciones y la gente del mundo. Israel se gloriaba en la circuncisión, el sello del pacto con Dios, pero Dios nunca intentó que sería motivo de gloriarse, ni que sería solamente algo externo. Él quiere a gente circuncida de corazón: Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;  sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios (Romanos 2:28-29).

Sí, actuar con amor, derecho, y justicia agrada a Dios, pero tienen que fluir de un corazón circunciso, un corazón que conoce a Dios y da la gloria a Él. Si es mera religión para impresionar a otros y a Dios, si no tenemos una relación viva con Dios, no sirve para nada, y Dios nos castigará.

¿Cómo está tu corazón? ¿Es circunciso? ¿Se manifiesta tu conocimiento de Dios en obras de amor y justicia? ¿O todavía estás buscando riquezas y poder? Si de verdad conoces al Señor, no te apures si no tienes las cosas que el mundo valora; ya tienes todo lo que necesitas. En su tiempo, el Señor te dará lo demás.