Muertos al pecado, vivos para Cristo  Romanos 6:1-14

Los primeros capítulos de Romanos se dedican a la teología del pecado, la ley, fe, y gracia. Ahora, en el capítulo 6, Pablo comienza a aplicarlo a la vida diaria.

¿Vamos a seguir pecando para que Dios  nos muestre más su gracia maravillosa?

1¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde? (DHH: ¿Vamos a seguir pecando para que Dios se muestre aún más bondadoso?)

Algunos ignorantes postulaban que para experimentar más de la gracia de Dios, se debe pecar más. No pueden comprender porque alguien andaría en santidad si somos libres de la ley.  Por ejemplo, si quitan las leyes del tráfico, la tendencia sería manejar muy rápido e ignorar las semaforas, ¿verdad?

2 ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?

No hay lógica ninguna en el argumento de esas personas.  La persona que busca cada excusa para pecar no conoce nada de que es ser cristiano, ni que es ser obligado por el amor de Cristo. Es una contradicción profunda: cuando aceptas a Cristo, tú mueres al pecado, y no es posible para un hombre muerto pecar. Hay algo muy malo si alguien se llama cristiano, pero vive en el pecado.

Unidos con Cristo en su muerte

3 ¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte?

Varias veces el Nuevo Testamento habla de nuestra unión con Jesús; una identificación íntima con nuestro Salvador. Pablo refiere al bautismo como un símbolo vívido de esa unión; bajándose en las aguas, estás sepultado con Cristo. Participamos en su muerte. Espiritualmente, en los ojos de Dios, el viejo hombre está muerto.

4 Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.

Fue así para Cristo, y es así para ti también:  Si quieres experimentar el poder de la resurrección y tener una vida nueva, primeramente tienes que morir.  Entonces naces de nuevo, una nueva criatura.

5 En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección.

Para dar énfasis, Pablo lo dice otra vez: Estamos unidos con Jesús en su muerte, también estamos unidos con Cristo en su resurrección.

6 Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado (RVR: para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado); 7 porque el que muere queda liberado del pecado.

Un hombre muerto no puede pecar

Hasta ahora suena bien, pero puede ser difícil aplicarlo a la vida diaria. La vieja naturaleza (la naturaleza caída y pecaminosa, la carne), fue crucificada, y esa muerte tiene implicaciones profundas:

  • El cuerpo pecaminoso ya es muerto, y pierde su poder.  La Reina Valera es aún más fuerte: Es destruido. Todavía puede engañarte con sus deseos, pero ha perdido su poder.
  • Antes, tú eras un esclavo del pecado. Cuando tu naturaleza caída quería algo, eras impotente para resistir. Ahora tú eres un esclavo de Cristo, libertado de tu esclavitud al pecado. Pero tal como los israelitas saliendo de Egipto, o alguien libertado de esclavitud hoy en día, todavía tienes la mentalidad de un esclavo. Cuesta tiempo y trabajo para perder esa mentalidad.

La única manera para librarte del pecado es morir. Si has muerto juntamente con Cristo, eres libre.

8 Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él.

La muerte es un paso necesario, pero, gracias a Dios, no es el fin. Morimos con Cristo para entonces vivir con Él. Esa es nuestra confianza: Dios no te deja muerto; entras en una vida nueva que compartes completamente con Cristo. ¿Dirías que estás viviendo con Cristo? Si no, ¿has muerto al pecado? Porque el pecado no puede coexistir con una vida unida con Cristo.

La única solución para nuestra lucha con el pecado es vivir en unión con Cristo, lleno de su Espíritu.

9 Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. 10 En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios.

El Cristo resucitado no tiene temor ninguno de la muerte; murió una vez, para jamás volver a morir. Ahora toda su vida es para Dios, y así debe ser para nosotros. Ya tenemos la victoria sobre el pecado y el diablo. Por fe morimos y resucitamos a una nueva vida.  El pecado ya no tiene dominio sobre ti. Dios te ha dado poder. Él ha hecho su parte, pero la fe exige acción y obediencia a Dios. Ahora, por tu voluntad, tú tienes que hacer tu parte.

11 De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

Muertos al poder del pecado, vivos para Dios

De la misma manera que Cristo nunca tiene que morir otra vez, y ahora vive completamente para Dios, nunca debes volver a pecar. Tienes que cambiar tus pensamientos y tu manera de pensar. En cada momento, aunque la carne puede parecer muy viva y poderosa, considérate muerto al pecado.  No mores allí en la muerte; medita en la realidad que eres vivo para Dios en Cristo.

¿Como ves al pecado en tu vida?  ¿Como una bestia que quiere destruirte, o algo impotente que usa meras palabras para intimidarte?

Como ejemplo, consideremos al hombre casado. ¿Puede vivir todavía como un soltero? Sí, por un rato, pero habrá consecuencias. Al principio, puede estar muy acostumbrado a su vida vieja como mujeriego, pero entonces ve su anillo de matrimonio. Pasa tiempo con su esposa. Ya no va a las fiestas. A veces no se siente casado, y pueda que no hay mucha evidencia física del cambio, pero él sabe que algo muy profundo ha cambiado (¡y su esposa es lista a recordarle es eso!).

Así es con el cristiano. Puedes vivir en pecado por un rato, pero habrá consecuencias. Y el Espíritu te recuerda que ya eres una criatura nueva, un hijo de Dios. Te acuerdas de tu bautismo. La Biblia te enseña cómo vivir en Cristo. La transformación comienza en la mente.

12 Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.

Cuatro consejos para vencer al pecado

Con esa mente, hay varias cosas que tienes que hacer. Acuérdate, cuando Dios te manda hacer algo, te da el poder para obedecerlo.

  1. No permitas que el pecado reine en tu cuerpo. Si Dios tiene que mandar esto, obviamente es posible que el pecado puede reinar en tu cuerpo.  Tú tienes que decidir, con tu voluntad, si será Cristo, o el pecado. ¿Qué tiene dominio en tu vida?  ¿Qué reina? ¿Cristo?  ¿El Espíritu? ¿O el pecado?
  2. No obedezcas tus malos deseos.  Vendrán a tu mente, pero recházalos y no los obedezcas. Si obedeces mucho tus malos deseos, entonces Cristo no reina en tu vida.

13 No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.

3  No ofrezcas los miembros de tu cuerpo al pecado. Las manos, los pies, los ojos, la lengua. Y, tal vez los más difícil para muchos hombres, el miembro. Me gusta la imagen del pecado pidiendo el uso de los varios miembros de tu cuerpo para hacer su injusticia. En el pasado los ofrecíamos con mucho gusto. Ya no. Pregúntate a ti mismo antes de hacer algo: ¿Estoy ofreciendo este miembro al pecado? ¿Resultará en injusticia? ¿Algo que puede lastimar a mi Dios?

Presenta, ofrece, tus miembros a Dios para servirle como instrumentos de justicia. ¿Has notado aquí que nunca dice solo lo negativo? Hay muerte, pero entonces hay resurrección.  No quieres dejar un vacío en tu vida cuando dejas de presentarte como instrumento de injusticia; activamente comienza a hacer la obra de Dios, ofreciendo a ti mismo como instrumento de justicia.

14 Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia.

El pecado ya no es más tu amo

Cuando aceptamos a Cristo, ya estamos bajo la gracia.  No es por nuestro merito ni por nuestras fuerzas; es pura gracia, un don de Dios. Todo fluye de nuestra unión con Cristo. Si haces estas cosas sencillas (¡pero no fáciles!) el pecado no tendrá dominio sobre ti.

  • ¿Te consideras muerto al pecado? ¿O estás nutriéndolo? ¿Ejerciéndolo? Nutre tu nueva naturaleza con la Palabra de Dios.
  • ¿Qué reina en tu vida? ¿El pecado? ¿O Cristo?
  • ¿Eres un instrumento de justicia, para la gloria de Dios?
  • Declara hoy: “El pecado no tendrá dominio en mi vida. Cristo, entrono a ti. Quiero vivir completamente para Dios.”

Una reflexión para Noche Buena: Exaltar a Cristo esta navidad (Colosenses 1:15-23)

¡Felicidades! Este es un día especial, en lo cual todo el mundo toma una pausa. Sabemos que el verdadero propósito de navidad es la celebración del nacimiento del Hijo de Dios en un pueblito llamado Belén, en Israel. Colosenses 1 nos cuenta quien es:

15Él es la imagen del Dios invisible,
el primogénito de toda creación,
16 porque por medio de él fueron creadas todas las cosas
en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles,
sean tronos, poderes, principados o autoridades:
todo ha sido creado
por medio de él y para él.

Mira alrededor de ti:

  • La hermosura de tu esposa y tu familia
  • Los animales, aves, y peces
  • Los montes y el mar
  • Las estrellas y el calor del sol
  • Las flores
  • La comida rica

¡Y ellos son solamente las cosas visibles! Hay muchas cosas invisibles que llenan nuestras vidas:

  • El amor
  • El orden en la naturaleza que permite una vida pacifica
  • Los ángeles
  • El tiempo
  • Gobiernos

Todo fue creado por nuestro Señor Jesucristo, el niño cuyo nacimiento celebramos. Pero tal vez más importante, todo esto fue creado para Él: Para glorificarle y darle un reino, un medio ambiente donde Él puede gobernar con amor y justicia, paz, y perfecta autoridad. Sería un mundo perfecto; aunque fue dañado por nuestra rebelión y pecado, Él está restaurándolo ahora con el mismo poder creativo.

17 Él es anterior a todas las cosas,
que por medio de él forman un todo coherente.

Es por medio de Cristo que todas las cosas subsisten y se mantienen en orden; sin Cristo habría caos.

18 Él es la cabeza del cuerpo,
que es la iglesia.
Él es el principio,
el primogénito de la resurrección,
para ser en todo el primero.

Jesús pagó el precio y ganó el derecho de ser el primero en todo. ¿Tiene el primer lugar en tu vida? ¿En tu familia? ¿En tu iglesia? Jesús es la cabeza y la iglesia es su cuerpo. A pesar de la magnificencia de su creación, la niña de sus ojos es la iglesia, la cual debe manifestar al mundo todo lo que Cristo es.

19 Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud
20 y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas,
tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo,
haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz.

Toda la plenitud de Dios habitó en ese bebe en Belén. Pero nació para morir en la cruz, su sangre derramada para hacer la paz entre Dios y nosotros. Dios quiere reconciliación con todos, en la tierra y también en el cielo.  ¿Estás reconciliado con tu Dios? ¿Tienes que reconciliarte con alguien esta navidad?

21 En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos. 22 Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte, 23 con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Éste es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.

¿Qué significa para ti esta noche buena?

Puede ser que años atrás, en otra navidad, tenías otra mente. Estabas alejado de Dios, sí, incluso su enemigo, con una vida de obras malas. Pero Dios hizo lo que era imposible para ti: Murió por ti, vino a ti, y te reconcilió. Lo hizo porque quiere comunión contigo, quiere que estés en su presencia, santo, sin mancha y sin culpa.

Ahora te llama a tener:

  • Fe. Permanecer fundado y firme en la fe.  Lee, estudia, y medita en la Palabra para mantener ese fundamento. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Participa de todo corazón en tu iglesia para mantener esa fe firme. Dios te quiere estable, no como niño fluctuante. Fija tus ojos en Jesús.
  • Esperanza. Mantener la esperanza que este evangelio te ofrece.  Pablo sabe que es posible abandonar esa esperanza, pero tú la necesitas. Si la has abandonado, Dios quiere llenarte con nueva esperanza esta navidad.
  • Amor. Amor para Dios y para tu prójimo, amor que se manifiesta en servicio. Si amas a Cristo, sírvele. Si amas a tu prójimo, proclámale estas buenas noticias. Habla con alguien hoy acerca del verdadero significado de navidad. Comparte este pasaje de Colosenses con alguien.

Y de mi parte, te deseo una navidad llena con el amor de Cristo, y hermosa comunión con tu familia y la comunidad de fe. Feliz navidad.

 

De una depresión profunda a una esperanza viva   Lamentaciones 3

Una lamentación es una expresión de pena o dolor, o una queja. Es muy posible que tú tengas tus propios lamentos que escribir. Jeremías, uno de los profetas más importantes de la Biblia, agonizó sobre su vida y su país, y escribió sus lamentos en un breve libro después de sus profecías.  Sabemos que el cristiano debe estar gozoso, pero muchos, incluso en temporadas supuestamente alegres como la Navidad, luchan con los lamentos, la tristeza y la depresión. A veces tenemos que expresar nuestro pesar para llegar a una nueva esperanza.

1Yo soy aquel que ha sufrido la aflicción
bajo la vara de su ira.
2 Me ha hecho andar en las tinieblas;
me ha apartado de la luz.
3 Una y otra vez, y a todas horas,
su mano se ha vuelto contra mí.

Sufriendo bajo la vara de la ira de Dios

¿Puedes sentir la agonía en el corazón del profeta? ¿Te parece extraño que un varón de Dios hable así? ¿Te resulta difícil expresar honestamente tus sentimientos al Señor? ¿Hay algo que debas escribir en tu diario o decirle a Dios?

Parece que a Jeremías le resultó difícil comprender por qué su país estaba sufriendo bajo el juicio de Dios. ¿Sabes lo que es sentir que Dios te ha abandonado? ¿Hay momentos en los que andas en las tinieblas?  No porque estés en pecado, sino porque hay tanta oscuridad y confusión a tu alrededor. El sufrimiento de Jeremías fue continuo; la mano de Dios volvió y revolvió contra él todo el día.

4 Me ha marchitado la carne y la piel;
me ha quebrantado los huesos.
5 Me ha tendido un cerco
de amargura y tribulaciones.
6 Me obliga a vivir en las tinieblas,
como a los que hace tiempo murieron.

El sufrimiento, parte de esta vida

¿Crees que como cristiano todo debe ser felicidad, prosperidad y salud? ¿Dónde dice eso la Biblia? ¿Los siervos del Señor (como Jeremías) sufrieron solo en el Antiguo Testamento? Estudia nuevamente la vida del apóstol Pablo, o incluso de Jesucristo. Pregunta a las familias de víctimas de asesinatos en masa, a los cristianos en Siria o a los hermanos en Nigeria. O todos que han perdido a un ser querido en esta pandemia. El cristiano no está exento de la tragedia. Jeremías estaba sufriendo física y emocionalmente. ¿Te sientes muerto o acabado a veces? ¿Está tu vida llena de amarguras y tribulaciones? Hay cristianos que piensan que son malos cristianos porque hay tanta amargura en sus vidas. Vivimos en un mundo caído y complejo. Hay muchas cosas difíciles de entender. Pero sigue leyendo:

7 Me tiene encerrado, no puedo escapar;
me ha puesto pesadas cadenas.
8 Por más que grito y pido ayuda,
él se niega a escuchar mi oración.
9 Ha sembrado de piedras mi camino;
ha torcido mis senderos.

Cuando parece que Dios no escucha tu oración

¿Has contemplado tus opciones para salir del dolor? ¿Suicidio? ¿Divorcio? ¿Negando tú fe? Para el cristiano, no son opciones, y Jeremías lo sabía. Cuando uno acepta a Cristo, se convierte en su esclavo, con sus cadenas de amor, pero a veces esas cadenas son pesadas. E incluso si intentas pecar, puedes encontrarte encerrado por su presencia. Gritas y pides ayuda de Dios.  Eso está bien. Él siempre escucha tu llanto, pero puede parecer que no, porque no te responde como quieres. Sigue clamando.  Vale la pena. ¿Tuviste una vida bastante buena y cómoda, y luego el Señor la cambió? Puedes estar confundido, incluso enojado, pero sigue caminando con el Señor, incluso cuando haya piedras en tu camino.

14 Soy el hazmerreír de todo mi pueblo;
todo el día me cantan parodias. (
DHH: a todas horas soy el tema de sus burlas.)

¿Qué están comentando sobre ti en tu iglesia o en tu familia?

  • “Se llama a sí mismo cristiano, pero Dios no hace nada por él. Si Dios trata a su gente así, no quiero parte ni suerte en esa religión.”
  • “Tiene que estar en pecado porque todo le va mal.”
  • “Él no tiene fe suficiente para derrotar al enemigo.”

Tal vez antes de aceptar a Jesús muchos te respetaban.  Tuviste éxito, con un estilo de vida muy cómodo.  Ya no; ahora se burlan de ti.

18 Y digo: «La vida se me acaba,
junto con mi esperanza en el Señor.»

La vida y la esperanza se acabaron

Te puedes sentirte acabado y desesperado. Comenzaste esta nueva vida sirviendo a Cristo con gran expectativa, pero tus sueños se quebrantan y te sientes vacío.

19 Recuerda que ando errante y afligido,
que me embargan la hiel y la amargura.
20 Siempre tengo esto presente,
y por eso me deprimo. (
RVR: mi alma está abatida dentro de mí)

Caes en una depresión; no puedes escapar del dolor. Pero luego, en la hora más oscura, el Señor trae algo a tu memoria.  Lees algo, escuchas algo, o alguien te dice algo.

21 Pero algo más me viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza:

¡Algo me llena de esperanza!

¡Qué gran transformación! De repente, con un solo recuerdo, ¡Jeremías está lleno de esperanza!  Si Dios puede restaurar la esperanza de alguien tan afligido, ¿no crees que Él puede restaurar la tuya también?

22 El gran amor del Señor nunca se acaba, (RVR: Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos)
y su compasión jamás se agota.

A pesar de las circunstancias, otra vez más el amor de Dios tocó al corazón del profeta desesperado. Puede que ahora estés lejos del Señor, en un hoyo oscuro, pero Él siempre te ama y es compasivo contigo: ¡Estás vivo! ¡No has sido consumido!

Yo creo que Pablo experimentó lo mismo:  Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.  Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados;  perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos.  Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo.  Pues a nosotros, los que vivimos, siempre se nos entrega a la muerte por causa de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo mortal (2 Corintios 4:7-11).

23 Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!

Dios es fiel.  ¿Te ha fallado?  El hombre te puede fallar, pero no hay nadie tan fiel como el Señor. Búscalo temprano en la mañana.  Él quiere renovar sus bondades en tu vida, pero necesitas ese tiempo en su presencia para aclarar tu mente.

24 Por tanto, digo:
«El Señor es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!»

El Señor es todo lo que tengo

¡Haz esta declaración en fe! ¿A quién más puedes esperar? ¡Dios es tu única esperanza! Dile: “A pesar de todo, ¡espero en ti, Señor Jesús! No tenga nada más, pero te tengo a ti, y tú eres suficiente.” ¿Lo crees?

25 Bueno es el Señor con quienes en él confían,
con todos los que lo buscan.
26 Bueno es esperar calladamente
a que el Señor venga a salvarnos.
27 Bueno es que el hombre aprenda
a llevar el yugo desde su juventud.

28 ¡Déjenlo estar solo y en silencio,
porque así el Señor se lo impuso!
29 ¡Que hunda el rostro en el polvo!
¡Tal vez haya esperanza todavía!
30 ¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera,
y quede así cubierto de oprobio!

Consejos para la persona desesperada y afligida que necesita nueva esperanza

  • Confía en el Señor. Dios recompensa la fe; es bueno con los que confían en Él.
  • Búscalo. No hay acepción de personas con Dios; todos los que lo buscan lo hallarán.
  • Espera calladamente la salvación de Dios. Evita la ansiedad y mucha actividad para salvarte a ti mismo. Tal como Jesús vendrá otra vez a este mundo y lo esperamos, Él vendrá a salvarte si lo esperas.
  • Lleva el yugo del Señor.  Jeremías conocía muy bien ese yugo. En la carne lo resistimos; tenemos que aprender a llevarlo. Es mejor aprenderlo en la juventud, pero son los jóvenes los que más se resisten. Si puedes enseñar a tus hijos a llevarlo, será de mucho provecho. Si ya eres mayor, ¡más vale tarde que nunca!
  • Acepta tu soledad. Acepta que Dios es soberano y Él ha permitido tus circunstancias.
  • Humíllate. Hunde el rostro en el polvo. Dios exalta al humilde.
  • Deja que Dios pelee tus batallas. Como dijo Jesús, da la otra mejilla a tu enemigo.  No temas el oprobio.

31 El Señor nos ha rechazado,
pero no será para siempre.
32 Nos hace sufrir, pero también nos compadece,
porque es muy grande su amor.
33 El Señor nos hiere y nos aflige,
pero no porque sea de su agrado.

A Dios no le agrada afligir ni causar dolor

¿Crees eso? No le agradó a Dios crucificar a su Hijo, y no le agrada afligirte o causarte dolor.  Pero Cristo aprendió la obediencia por lo que padeció; Dios permite y usa nuestras aflicciones. Podemos pasar por algunos días muy oscuros, pero no duran para siempre. Él te compadecerá.

34 Cuando se aplasta bajo el pie
a todos los prisioneros de la tierra,
35 cuando en presencia del Altísimo
se le niegan al hombre sus derechos
36 y no se le hace justicia,
¿el Señor no se da cuenta? (
DHH: son cosas que el Señor condena)

¿Estás sufriendo una injusticia?  ¿Estás encarcelado, y eres inocente? ¿Te han negado tus derechos? Dios lo sabe, y se levantará en tu defensa. Entrega tu caso al Señor.

37 ¿Quién puede anunciar algo y hacerlo realidad
sin que el Señor dé la orden?
38 ¿No es acaso por mandato del Altísimo
que acontece lo bueno y lo malo?
39 ¿Por qué habría de quejarse en vida
quien es castigado por sus pecados?

Algo que poderosamente refuerza la esperanza es meditar en la soberanía de Dios:  Todo está bajo su control; Cristo reina. ¿Crees que no pasa nada en este mundo si Dios no lo permite?

40 Hagamos un examen de conciencia (DHH: Reflexionemos seriamente en nuestra conducta; RVR: Escudriñemos nuestros caminos)
y volvamos al camino del Señor.
41 Elevemos al Dios de los cielos
nuestro corazón y nuestras manos.
42 Hemos pecado, hemos sido rebeldes,
y tú no has querido perdonarnos.

Un llamado al arrepentimiento

No creo que Jeremías fuera un pecador tan malo, pero estaba en una lucha fuerte.  Él comenzó este lamento lejos de Dios, desesperado y cercano a la muerte. ¡Mira la transformación en este pasaje! Ahora tiene la visión aclarada. Reconoce que la fuente del sufrimiento en este mundo es el pecado y, como resultado, hace un llamado al arrepentimiento. Dios no quiso perdonarlos porque no se humillaron. Todavía estaban rebeldes. Un arrepentimiento genuino es poderoso.

  • Examina tu conciencia. Escudriña tus caminos. Reflexiona seriamente en tu conducta. Pide la ayuda del Espíritu Santo.  Confiesa todo pecado.
  • Vuelve a los caminos del Señor. Es común que incluso los cristianos maduros se desvíen poco a poco de sus caminos. Deja el pecado y cambia tu rumbo.
  • Eleva tus manos y tu corazón a Dios en adoración.  Entra en su presencia con acción de gracias y alabanzas. Allí hallarás una nueva esperanza.  Puede que las circunstancias no cambien, pero tu corazón se transformará y Dios cambiará tu lamento en baile, en medio de la tormenta.

Acompaña a Jeremías.  Tú puedes estar afligido y deprimido como el profeta, o puede que ya hayas salido de esa depresión con una nueva esperanza. Vale la pena entrar en el lamento de un hermano en Cristo o de un familiar. Siempre es bueno humillarse y buscar a Dios con un corazón arrepentido.

 

Newtown

Estoy seguro que aun en otro país ya oíste las noticias. Ha sucedido otra vez. Un joven afligido va en un tiroteo. Los medios de comunicación están llenos de discusiones sobre cómo tenemos que identificar mejor tales personas, lo que podría causar que hiciera esto, y lo que podemos hacer para prevenir otra masacre. Escribí esto pensando de los Estados Unidos, pero tal vez aplique a tu situación también.

Lamentablemente, no creo que las políticas del gobierno, el control de armas, o mejores servicios de salud mental puedan evitarlo. El problema es mucho más profundo. La inquietante realidad es que casi siempre son responsables de estas tragedias los hombres jóvenes. Apenas unas semanas atrás escribí en mi blog en inglés sobre el libro The End of Men (El Fin de los Hombres). Los hombres están en crisis, y los jóvenes sufren más, particularmente entre los 18 y 25 años.


  • ¿Cuándo vamos a despertar en la iglesia y hacer algo por nuestros jóvenes? Obviamente, hay muchos buenos ministerios. Y la iglesia no puede tocar a todos. Pero hay mucho que podemos hacer. Es obvio que el chico sin padre, el solitario, o el muchacho que sea «diferente» necesita atención extra. Es muy fácil simplemente ignorarlo.

  • ¿Cuándo vamos a tomar en serio el Evangelio y Escrituras como estas?    

    • «Vuelve tu espada a su lugar», le dijo Jesús, «porque todos los que tomen la espada morirá por la espada.” (Mateo 26:52)
    • «Habéis oído que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale la otra mejilla ellos también.” (Mateo 5:38-39)
    • Parece que estamos viviendo más en la realidad del viejo testamento, de ojo por ojo, tomando venganza, y matando a nuestros enemigos. ¿Cuándo va a unir la iglesia y hablar al urgente tema de control de armas, en lugar de ser controlada por intereses políticos? Es una forma más, al igual que el aborto, que Satanás está matando, sobre todo los jóvenes.
  • ¿Cuándo vamos a abordar la cultura de violencia en nuestro país? Muchos reaccionaron contra el legalismo del pasado, pero hoy en día parece que todo vale.
    • ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste un sermón dirigido a los cristianos que miran películas de clasificación R, llenas de violencia (y sexo)?
    • O a los que jueguen horas y horas de juegos video matando a todo el mundo (o que mueren, sólo para resucitar un momento más tarde)?
    • ¿Por qué nos sorprende cuando empiezan a actuar los juegos en la vida real?
  • ¿Cuándo vamos a darnos cuenta de que estamos en una batalla por la supervivencia? Satanás ha venido a robar, matar y destruir. Él odia especialmente los niños. También sabe que si puede destruir a los hombres, toda la sociedad será afectada. Es evidente que algunos de estos asesinos son endemoniados. ¿Está tu iglesia equipada para ministrar liberación a ellos?

Varón, esto se inicia en tu propia casa.

  • Protege y nutre tu matrimonio para que tus hijos tengan una base sólida.
  • Enseña la Biblia, modela una vida como la de Cristo, y nutre su fe.
  • Está ahí para tus hijos y está alerta a las señales de problemas.
  • Pónte de pie y establece algunas pautas sobre el tipo de programas de TV, películas, y juegos de video que permites en tu casa. Explica claramente por qué lo estás haciendo. Y sigue las mismas normas ti mismo.
  • Con oración, evalúa tu posesión de armas: ¿cuántas tienes, cómo están guardadas, y como está tu actitud hacia ellas?

Entonces habla con el liderazgo de tu iglesia acerca de maneras creativas para ministrar a los hombres jóvenes. No necesariamente más programas, sino tocándolos donde estén. 

  • Busca como la comunidad cristiana puede involucrarse en programas de mentor en el distrito escolar local y otras organizaciones que trabajan con jóvenes. Tú puedes afectar la vida de alguien antes de que desesperadamente entrase en una escuela y matase a nuestros hijos.
  • Si eres un pastor, habla sobre los peligros de la violencia en los medios de comunicación, y sobre la necesidad de unirse y abordar la cuestión de las armas.
  • Prepárate para la batalla espiritual y compromete a tu congregación en el mismo.
  • Si no estás en el liderazgo, habla con los líderes de la iglesia sobre estos temas y anímales a actuar. Haz lo que puedas para que sea realidad.

A veces la ira, la tristeza y el sentimiento de impotencia pueden ser casi abrumadores. Quieras desconectarte. Toma tiempo y ora acerca de lo que Dios quiere que hagas. Deja que el Espíritu te guíe. Recuerda que Dios todavía está en control. Lucha contra la desesperación. Enfoca en el Señor en alabanza, en la Escritura, y en la oración. Y comparte en los comentarios aquí lo que Dios te dirija hacer, para animar a otros.

¿Qué es la esperanza?

Pablo dijo que tres cosas permanecen: la fe, la esperanza y el amor. La mayoría de los cristianos tienen alguna idea de lo que son la fe y el amor. La fe puede crecer; varias veces hemos visto a Jesús hablar de alguien con gran fe recibiendo un milagro, o careciendo de la fe para recibirlo. Muchos creen que son buenos amantes, aunque el amor verdadero requiere mucho trabajo y auto sacrificio. Es más difícil comprender qué es la esperanza, y cómo tener más. La Biblia no habla de alguien con mucha esperanza o poca esperanza, o de cómo crecer en esperanza. Por lo tanto, quiero hacer algo diferente para este capítulo, y estudiar varias escrituras para ayudarnos a entender la esperanza; luego en el próximo capítulo veremos un ejemplo de esperanza en acción.

La esperanza bíblica

El diccionario dice que “esperar” significa: “Tener esperanza de conseguir lo que se desea, creer que ha de suceder alguna cosa, o desear que algo ocurra.” Pero no hay certeza ninguna en esa esperanza. Muchas veces decimos algo como “Ojalá que no llueva hoy” o “Espero que mi matrimonio mejore.” Conforme al diccionario, es una esperanza, pero en realidad es un mero deseo.

La esperanza bíblica es:

  • Una expectativa confiada, en particular con referencia al cumplimiento de las promesas de Dios. La esperanza es la expectativa de un resultado favorable bajo la guía de Dios, la confianza de que lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado, garantiza nuestra participación en lo que Dios hará en el futuro (Diccionario Bíblico Holman).
  • Una expectativa fuerte, positiva y segura de una recompensa futura.

Los diccionarios seculares dicen que esta definición es «arcaica,» obsoleta, y ya no es relevante para el mundo de hoy. ¡Yo creo que esta esperanza es exactamente lo que necesitamos!

Verdadera esperanza

El cristiano tiene esperanza en Dios, y la esperanza proviene de Él: Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza (Salmo 62:5).

No tienes que fabricar esperanza; Dios te la da, basada en los planes que tiene para bendecirte: Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza  (Jeremías 29:11).

 

La Biblia es el fundamento de nuestra esperanza:

  • Los que te honran se regocijan al verme, porque he puesto mi esperanza en tu palabra (Salmo 119: 74).
  • De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza (Romanos 15:4). La experiencia de otros en el pasado y las promesas de Dios para el futuro, nos alientan a perseverar y mantener una esperanza viva.
  • Pablo tenia esperanza que las promesas hechas a sus antepasados, específicamente acerca de la resurrección de los muertos, se cumplirían: Y ahora me juzgan por la esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados (Hechos 26:6).  Esta esperanza era lo suficiente para permitirle soportar los abusos, la prisión, y, al fin, la muerte.

La Biblia te promete que si conoces a Dios, tu esperanza no es en vano: Conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí (Isaías 49:23).

Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: «¡Así de numerosa será tu descendencia!» Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara (Romanos 4:18-19).  La esperanza que Abraham tenía en Dios y sus promesas fortaleció su fe que Dios puede hacer lo imposible. A pesar de toda la evidencia en su contra, con esa combinación de fe y esperanza, perseveraba.

Esperanza falsa

Los cristianos no son los únicos con esperanza, pero la nuestra es cierta, basada en nuestra fe en Dios. La esperanza del inconverso es muy incierta: Tal es el destino de los que se olvidan de Dios; así termina la esperanza de los impíos (Job 8:13).

El pecador no tiene mucha esperanza: El futuro de los justos es halagüeño; la esperanza de los malvados se desvanece (Proverbios 10:28).

¡Qué triste esperar en algo que nunca sucederá!

  • Hay muchas cosas que parecen seguras y dignas de nuestra esperanza, pero son ilusorias: Vana esperanza de victoria es el caballo; a pesar de su mucha fuerza no puede salvar (Salmo 33:17).
  • A pesar de perder mucho en el mercado de valores o en bienes raíces, muchos siguen esperando en su dinero: A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos (1 Timoteo 6:17).  Es más fácil esperar en Dios si no tienes nada; si tienes muchos recursos, es una tentación fuerte confiar en ellos.

A veces líderes espirituales pueden promulgar una esperanza falsa: Así dice el Señor Todopoderoso: «No hagan caso de lo que dicen los profetas, pues alientan en ustedes falsas esperanzas; cuentan visiones que se han imaginado y que no proceden de la boca del Señor (Jeremías 23:16).

Los beneficios de la esperanza

  • Salud física y emocional; quienes no tienen sus esperanzas cumplidas sufren emocionalmente y físicamente: La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida (Proverbios 13:12).
  • Energía y fuerza: Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán  (Isaías 40:31).
  • Denuedo: Y si vino con gloria lo que ya se estaba extinguiendo, ¡cuánto mayor será la gloria de lo que permanece! Así que, como tenemos tal esperanza, actuamos con plena confianza (2 Corintios 3:11-12).
  • Motivación para servir a Dios: Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen (1 Timoteo 4:10).
  • Ánimo: Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros (Hebreos 6:18).
  • Estabilidad: Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario (Hebreos 6:19).
  • Perseverancia: Los recordamos constantemente delante de nuestro Dios y Padre a causa de la obra realizada por su fe, el trabajo motivado por su amor, y la constancia sostenida por su esperanza en nuestro Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 1:3).
  • Purificación: Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro (1 Juan 3:2-3).

Cuando no hay esperanza, uno se siente como Israel, seco y perdido: Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: “Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!”’ (Ezequiel 37:11)

Lo que esperamos

  • El regreso de Jesucristo: Mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo (Tito 2:13).
  • La vida eterna: Para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna (Tito 3:7). La esperanza es el resultado natural de una relación salvadora con Jesucristo; al experimentar la gracia de Dios en nuestra justificación (cuando Dios nos declara no culpable), tenemos la base de ser hijos y herederos de Dios, y eso nos da una esperanza segura de vida eterna.
  • La gracia: Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo (1 Pedro 1:13). Cuando Cristo venga, vamos a experimentar la plenitud del favor inmerecido de Dios.

El Espíritu Santo y la esperanza

La esperanza debe abundar si estás lleno del Espíritu y su poder. Nuestra fe libera a Dios (el Dios de la esperanza) para llenarte con su gozo y paz: Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo (Romanos 15:13).

Otro foco de la esperanza es tu justicia.  Hay ansias y anticipación, como un niño esperando para navidad, pero el Espíritu te da la fuerza y la gracia para perseverar y esperarla: Nosotros, en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza (Gálatas 5:5).

En lo natural, no puedes comprender la esperanza, pero el Espíritu ilumina el corazón y revela tu esperanza: Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado (Efesios 1:18).

Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras esperando la adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo.  Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?  Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, con paciencia lo aguardamos  (Romanos 8:23-25). Aquí otra vez, como en Gálatas, la esperanza te capacita para esperar por lo prometido. Hay beneficios de la salvación ahora, pero como dice Pablo en 1 Corintios 15:19: Si nuestra esperanza en Cristo solamente vale para esta vida, somos los más desdichados de todos. El enfoque de tu salvación es la esperanza de un futuro maravilloso que Dios te ha preparado:

  • La redención del cuerpo, glorificado y libre de dolor y enfermedad.
  • Tu adopción como su hijo, con todos los privilegios de un heredero de Dios.

El Espíritu Santo es el depósito, la garantía y las primicias de lo que vendrá. A veces es difícil esperar, y gemimos, pero si tenemos una esperanza firme, esperamos con paciencia y ansia. Cuando recibes lo que esperabas, ya no necesitas esperanza. La esperanza siempre tiene que ver con algo que todavía no tienes.

En conclusión

Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes (1 Pedro 3:15). Para dar la razón, tenemos que entender qué es la esperanza. ¿La entiendes mejor ahora? ¿Sabes que es la razón de tu esperanza?

Ninguna escritura se refiere a “esperanza” como las cosas buenas de esta vida, como, por ejemplo, la esperanza de que los problemas matrimoniales se resolverán. Esa esperanza es importante, pero la esperanza bíblica se centra en la vida después de la muerte. Esa esperanza puede fortalecer nuestra fe en las promesas de Dios para la vida de hoy, pero, a diferencia de la certeza absoluta de las cosas que Dios nos ha prometido en el futuro, no tenemos garantías en esta vida para enfermedades sanadas, matrimonios restaurados o hijos convertidos al Señor. Sin embargo, nuestra esperanza nos da la gracia de perseverar en medio de la desilusión.

¿Qué has aprendido aquí sobre la esperanza? ¿Has sido engañado por esperanzas falsas? ¿Cuánto piensas de la bendita esperanza de la venida de Cristo y la vida después de la muerte? ¿Estás experimentando algunos de los beneficios asociados con esta esperanza? ¿Estás sufriendo porque has perdido la esperanza? ¿Cómo es tu paciencia y perseverancia? ¿Cómo es tu fe, esperanza y amor?

Le pido al Espíritu Santo que te inunde con esperanza, mientras experimentas la paz y el gozo del Señor y la confianza segura de lo que Dios ha preparado para ti.

 

Esperanza  Romanos 5:1-5

Tú puedes estar pasando por problemas económicos o familiares, o sentir desesperado, con muchas luchas interiores, pero hay esperanza para ti. ¿Cómo puedo decir eso? Yo tengo el testimonio fiel de los evangelios, y el hecho histórico de la vida de Jesucristo.  El Hijo de Dios vino a este mundo, vivía entre nosotros, murió, resucitó, y ahora mismo reina con su Padre.  Esa victoria, y el testimonio de millones de creyentes, me da una esperanza segura que Cristo vendrá otra vez y yo viviré para siempre con mi Salvador.

Lamentablemente, vamos a padecer mucho y tener esa esperanza probada. Mira lo que dice Romanos 5:1-5:

En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.  También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.  Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.

Todo comienza con la fe:  Fe que Cristo vino y puso su vida como sacrificio por tus pecados. Con esa fe sencilla, sin ninguna obra de parte tuya, eres justificado, declarado no culpable con todos tus pecados borrados, y libre para comenzar una vida nueva. Tú ya has sido justificado.  Es hecho.

En consecuencia, hay tres realidades para tu vida actual, que también experimentamos por medio de la fe:

  • Hay paz. Tienes paz con Dios.  Antes eras su enemigo; Dios estaba enojado contigo y tu estabas lejos de Dios.  Ahora tienes paz, shalom, un estado de bienestar total. Pegado así a Dios, tendrás paz en medio de la tormenta.
  • Hay estabilidad. Tienes acceso a su gracia, su favor inmerecido.  Tal como no podías salvarte a ti mismo, tampoco puedes vivir la vida cristiana por tus propias esfuerzas.  Es la gracia de Dios que te mantiene firme; no es tu mucha oración, ni todo tu estudio bíblico, ni los servicios en la iglesia, ni los días de ayuno.  Esas cosas son buenas, pero no te mantienen firme.  Es la gracia de Dios. La Reina Valera dice: por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia.  Es como tienes que pasar por una puerta a una vida nueva.  Cristo te acompaña.  No sabes lo que hay al otro lado.  Tienes que dejar tus buenas obras y orgullo y esfuerzos, y por fe entrar en una nueva manera de vivir.
  • Hay gozo. No necesariamente porque las circunstancias son buenas; nuestro gozo fluye de una certeza interior que hay algo más que esta vida terrenal.  Y sí, hay.  Somos creados para alcanzar la gloria de Dios y vivir en su presencia en un paraíso eterno, sin el pecado y padecimiento de este mundo caído. Romanos 3:23 dice que hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios, pero Cristo nos restaura a la intención original de Dios. Como dice la Biblia Dios Habla Hoy: tener parte en la gloria de Dios.

Pero hay otra fuente de gozo también: Tus sufrimientos.  Establecido en una relación de paz con Dios, y viviendo por medio de su gracia, nos regocijamos en ellos. ¿Cómo? Dios nunca glorifica el padecimiento.  No lo buscamos.  Es feo, y le duele vernos pasar por estas tribulaciones, pero tienen un propósito lindo en los planes de Dios. Como dice Santiago 1:2-4: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

No hay un atajo a la esperanza; llegamos a tenerla por medio de un proceso ordenado y supervisado por Dios:

  1.  Comienza con el sufrimiento. Ello puede alejarte de Dios. Te das por vencido. En el extremo, te quitas la vida.  O buscas alivio en alcohol, drogas, o sexo. Pero si por fe tienes esa paz con tu Dios, has entrado en la gracia, y tienes una visión de la eternidad, vas a pasar al segundo paso.
  2. Perseverancia.  No es fácil.  Pero venga lo que venga, sigues fiel en los caminos del Señor, confiado en su palabra y su obra en tu vida. Sigues corriendo la carrera y no miras para atrás. Cuando no te sientes nada, cuando no ves ninguna salida, perseveras. Los que no tienen las fuerzas para perseverar nunca llegan al tercer paso.
  3. Entereza de carácter. Has pasado la prueba.  Eres probado; tal vez sales abofeteado, pero de pie. Hay pocos hombres de carácter íntegro, profundo, y honorable. Por fin estás listo para el premio.
  4. Esperanza.  Es difícil para un joven tener verdadera esperanza.  Se tiene que pasar por muchas tribulaciones para aprender la perseverancia y tener el carácter probado. Si estás desesperado, examínate: ¿Tienes la certeza que eres justificado, perdonado, e inocente de todo pecado delante de Dios? ¿Has entrado en una vida de gracia? ¿Están tus ojos fijados en la gloria de Dios, en el cielo? ¿O en cosas terrenales? ¿Estás perseverando? ¿Cómo respondes al padecimiento?

Entramos en esta vida cristiana por media de la fe. Es el fundamento. El amor de Dios nos sostiene hasta que terminamos con una esperanza firme, pero hay una cosa más esencial: El Espíritu Santo.  Dios nos da su Espíritu para apoderarnos. ¿Has recibido ese don? ¿Estás experimentando el amor de Dios?  El Espíritu derrama su amor en tu corazón; si tu corazón está vacío y frío, ¿tienes al Espíritu?

El contexto de Romanos 5 es la fe y esperanza de Abraham frente a algo que sería imposible en lo natural: engendrar a un hijo en su vejez, con su esposa ya vieja y estéril. Abraham fracasó con Agar, dudando la promesa de Dios, y sufría con ese hijo Ismael. Empezó una lucha que dura hasta el día de hoy entre árabe y judío.  Pero Abraham no se dio por vencido, y recibió la promesa de Dios.

Había una misionera (que era parte de mi iglesia) que trabajaba para muchos años en Nigeria como enfermera.  De repente, mucha gente se enfermó con una fiebre, y muchos se murieron.  Ninguna medicina la tocó. Dos compañeras misioneras se murieron. Ella misma se enfermó y estaba muy grave. ¿Cómo puede Dios permitir a sus siervas sufrir tanto y morir después de tantos años de servicio fiel? ¿Por qué no las sanó? Pues, poco a poco se recuperó.  La enfermedad todavía era un misterio y muchos estaban sufriendo, pero sacaron sangre de ella para estudiar qué fue que la curó. Encontraron a un anticuerpo que solamente ella tenía.  De ese anticuerpo desarrollaron una medicina que resultó en la curación de miles de personas.  La enfermedad se llama fiebre de Lasa, una fiebre hemorrágica semejante a Ebola. Ella se recuperó completamente y tenía muchos años más de servicio al Señor.  Google Lily Pinneo para leer más acerca de ella.

Dios tiene sus propósitos para cada vida, ¡aun en el padecimiento!

  • Tú puedes estar perplejo porque, como Lily, has servido a Dios fielmente y las cosas van de mal en peor. Confía que Dios está trabajando en medio de esas pruebas y déjale formar en ti un carácter piadoso.
  • Tú puedes estar alejado de Dios y en pecado, o puedes conocer a alguien en ese estado. ¡No están tan alejados que Dios no puede tocarlos! ¡Hay esperanza para ellos!
  • Tu puedes sentir diferente que los demás, bendecido por Dios, pero encontrando que tu vida no es como esperabas.
  • O como Abraham, has esperado para muchos años y tu esperanza casi se acaba. No te desmayes. ¡Dios es fiel!

¡Estudia esta palabra para que el Espíritu de Dios te llene de esperanza!

Porno

Jesús dijo:

»Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio.” Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.  Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno (Mateo 5:27-30).

Estamos en medio de una crisis que va de mal en peor, y parece que no hay una salida fácil. Se llama pornografía. Siempre ha existido, pero nunca estaba tan accesible como ahora en el internet. En la actualidad genera más de $100 mil millones al año en todo el mundo, y los cristianos están siendo arrastrados hacia ella a un ritmo alarmante. Son pocos los hombres que no han metido en porno. Ya sabes lo destructivo que es a tu vida espiritual. Es un pecado horrible; en realidad, según Jesús, es adulterio, y así se convierte en un asunto de la salvación, ya que la Biblia es clara que los adúlteros no heredarán el reino de Dios.

Creo que ya sabes que es destructivo para tu matrimonio, pero en realidad puede destruir tu capacidad para disfrutar relaciones íntimas. Un experto sobre el matrimonio, John Gottman, ha escrito sobre esto en su libro ¿Qué hace el amor durar? (Simon & Schuster, 2012). Dios nos diseñó para que la oxitócica y, en los hombres, la vasopresina, son liberados durante el orgasmo. Estas son las hormonas que fomentan el apego emocional. Masturbarte con pornografía lleva al orgasmo con imágenes que no son de tu esposa, y disminuye el atractivo sexual de ella. Con el tiempo encontrarás que es difícil tener relaciones satisfactorias con tu esposa. Eso no es sorprendente, a la luz de la enseñanza de Pablo en 1 Corintios 6. Dios nos diseñó para tener una relación de una sola carne con una sola mujer, y cada mujer adicional disminuye la intensidad de esa unión. Lo que es tal vez diferente aquí es que no son sólo mujeres reales, sino las imágenes pornográficas, que tienen el mismo impacto.

Gottman afirma que la pornografía sirve como una escalera hacia la infidelidad real, con estos pasos descendentes típicos:

  • Visualización de fotos
  • Vídeos
  • La búsqueda de lo que te excita más rápido e intensamente
  • El chat en línea
  • Fantaseando un encuentro en la vida real
  • Darse permiso para cruzar las fronteras con otra mujer (o, aún peor, un hombre, niña o niño)

La pornografía es veneno. Como dice Jesús en Mateo 5, debes hacer todo lo que sea necesario para liberarte de ella.

  • Buenos filtros en el celular, Tablet, y computadora son el primer paso.
  • Puede ayudarte tener a un hermano confiable con quien puedes compartir y orar y rendir cuentas.
  • Destruye cualquier revista o DVD que tienes.
  • Pídele a alguien poner un bloque en tus computadoras para los sitios que regularmente frecuentas.
  • Reconócelo como pecado, pide perdón a Dios, y arrepiéntete.
  • Lucha contra la tentación y cree en la palabra de Dios, que Él siempre te dará una salida de la tentación (1 Corintios 10:13: Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.).
  • Reconoce esos momentos y lugares en que estás más vulnerable y cambia tu estilo de vida para evitarlos.
  • Participa en un grupo con otros que están batallando esta adicción, o habla con un consejero.
  • Es posible que necesitas liberación de espíritus inmundos. Un primer paso hacia la libertad es volver atrás y renunciar cada vez que utilizabas porno, hasta la primera vez. El enemigo ha construido una fortaleza en ti, ladrillo por ladrillo, y ahora la estás destruyendo, renunciando cada ladrillo. Confiesa el pecado y renuncia a cualquier dominio que Satanás tiene sobre ti. Es posible que necesitas a alguien que ora por ti también.

Nunca ha sido fácil ser un hombre. Incluso algunos de los más grandes hombres de la Biblia cayó en pecado sexual, pero hoy es peor que nunca. No te rindas. Dios está contigo. Él te ayudará. Muchos hombres han encontrado libertad e intimidad renovada con sus esposas. Al igual que el alcohol o drogas, tú puedas tener esa debilidad por el resto de tu vida, pero vale la pena luchar para mantenerte limpio. ¡Que Dios te ayude!

Deuteronomio 21: ¿Apedrear al hijo rebelde?

18 »Si un hombre tiene un hijo obstinado y rebelde, que no escucha a su padre ni a su madre, ni los obedece cuando lo disciplinan, 19 su padre y su madre lo llevarán a la puerta de la ciudad y lo presentarán ante los ancianos. 20 Y dirán los padres a los ancianos: “Este hijo nuestro es obstinado y rebelde, libertino  y borracho. No nos obedece.” 21 Entonces todos los hombres de la ciudad lo apedrearán hasta matarlo. Así extirparás el mal que haya en medio de ti. Y todos en Israel lo sabrán, y tendrán temor.

¿Puedes visualizar a ti y tu esposa llevando a tu hijo a la puerta de la ciudad?  “No podemos soportar más. Ya es tiempo matarlo.”  ¡Esto no es alguna película de horror! Dios tiene una solución muy sencilla para el hijo rebelde:  Apedréalo.  Viene directamente del corazón de Dios, escrito en la misma Biblia.

Gracias a Dios, ya no estamos bajo la ley, porque habría muchos jóvenes muertos. Parece que, igual a mucho de la ley, Israel casi no la ponía en práctica, pero allí está en las Santas Escrituras. La verdad es que hay mucho en la Palabra que no entendamos, pero no es para nosotros juzgarla, sino obedecerla. Como toda la ley, tenemos que discernir su sentido y como aplicarla hoy para ser fiel a Dios.

El quinto de los diez mandamientos es: Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios (Éxodo 20:12).   Dios es en serio con esto, y no solamente en el Antiguo Testamento. Mira lo que Jesús dijo en Marcos 7, afirmando los mandamientos:

8 Ustedes han desechado los mandamientos divinos y se aferran a las tradiciones humanas. 9¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones! 10 Por ejemplo, Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y: “El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”. 11 Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decirle a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera haberte dado es corbán” (es decir, ofrenda dedicada a Dios). 12 En ese caso, el tal hijo ya no está obligado a hacer nada por su padre ni por su madre. 13 Así, por la tradición que se transmiten entre ustedes, anulan la palabra de Dios. Y hacen muchas cosas parecidas.

¿Hemos caídos en el mismo pecado? ¿Hemos dejado a un lado los mandamientos? ¿Anulamos la palabra de Dios por nuestras tradiciones? Jesús nunca dice que sería extrema matar al hijo que maldiga a su padre. No quiero decir que debemos apedrear a hijos rebeldes, pero tenemos un gran problema en nuestras familias.  Hemos descuidado la Palabra de Dios y estamos pagando un precio muy alto. Honrar a los padres es muy importante. Si un hijo no honra a sus padres, tampoco va a honrar a Dios, ni someterse a su autoridad. Y Jesús dice que un hijo está obligado a ayudar a sus padres; los que no hacen nada por su padre ni por su madre están en pecado.

Un hijo que merece la pena de muerte sería:

  • Obstinado
  • Rebelde
  • Uno que no escucha a su padre ni a su madre
  • Uno que no los obedece cuando lo disciplinan
  • Libertino (DHH: pervertido; otros sinónimos: sensual, obsceno, desenfrenado)
  • Borracho

Esto implica que:

  • Sus padres le han hablado y enseñado, pero no los hace caso.
  • Lo han corregido y disciplinado, pero él no lo recibe ni cambia.

Cae a los padres criar a sus hijos con amor y disciplina para que los padres sean honrados.  Los dos son importantes, porque la mano dura puede ser abusiva también. El problema comienza y es resuelto en el hogar. Lamentablemente, hay una falta de disciplina en muchas familias hoy en día. Los niños están obstinados y rebeldes, y su rebeldía solamente crece en la adolescencia. Muchos se apartan del Señor; no hay temor de Dios.

Los padres no están solos bregando con este muchacho problemático; Dios nos puso en una comunidad.

  • Hay ancianos en la comunidad que los apoyan y mantienen orden y la voluntad de Dios.
  • Todos los hombres de la comunidad participan en el castigo (no menciona si el padre y la madre participan, o si están observándolo).

Dios intenta que seamos parte de una comunidad de fe. Más que nunca, necesitamos el apoyo de la iglesia, la escuela, y la sociedad para criar a jóvenes responsables. La iglesia debe hacer todo lo posible para ayudar a los padres y enseñarlos como criar a sus hijos. En una época cuando muchos hombres no conocen a sus padres ni tienen un buen modelo de cómo ser padre, la iglesia debe suplir mentores para ayudarlos.

Para mí, tal vez la parte más impresionante de este pasaje es el rol de la comunidad. Dios no espera que criamos a nuestros hijos solos. Perdemos algo muy importante si los abuelos, tíos, y otros familiares no participan en la crianza de nuestros hijos. Pero va más allá de la familia.  En el pasaje, los ancianos pueden representar los líderes de la iglesia, que ejercen la disciplina del pecador. Todos los hombres representan a toda la comunidad: la policía, los jueces, y el sistema judicial. Los jóvenes en una comunidad tienen que ser conscientes que los hombres están unidos en un compromiso para levantar a hombres responsables y rectos; los animarían a portarse bien, y los darían mucha fuerza. Tal como necesitaban el apoyo de los hombres antes de llegar a ser apedreado, hoy necesitan su apoyo antes de caer preso – o muerto.

El propósito de Dios en un castigo tan fuerte es mantener la santidad de la comunidad. Una y otra vez Dios manda que crucifiquemos esta carne, que echemos fuera de la iglesia los creyentes que sigan en su pecado, y que nos separemos del mundo para ser un pueblo santo. También sirve como una fuerza disuasiva para otros jóvenes. Noticias de la muerte serían llevadas a todo el país y los niños se pondrían en serio en honrar a sus padres. Dios ama a los jóvenes, y sabe la importancia de levantar a hombres íntegros para tener una comunidad sana. Ignorar su pecado la destruye, como estamos experimentando hoy en día.

Padre, ¿cómo te va con tu hijo? ¿Hay veces cuando quieres llevarlo a los ancianos en la puerta? ¿Estás haciendo tu parte, pasando tiempos juntos, ensenándole la palabra y los caminos del Señor? ¿Cómo está la disciplina en tu hogar? ¿Están unidos tú y tu esposa en la crianza de los niños?

Joven, ¿honras a tus padres? ¿Los ayudas? ¿Recibes sus consejos?

¡Dios te ayudará! ¡Oremos juntos por nuestras familias!