I Samuel 28 Cuando tu mayor miedo se convierte en realidad

Hace un año comencé a preparar un libro, en inglés, sobre la vida del rey Saúl. Ya estoy casi terminándolo. Aquí esta uno de los últimos capítulos.

Toda su vida Saúl había luchado contra los filisteos. Él había experimentado victorias impresionantes. Pero ahora su padre espiritual ha muerto. Saúl está solo y alejado de Dios. El miedo le domina. El temor destruirá tu fe. Una y otra vez el Señor nos dice: no temas. El miedo no es de Dios. Su amor perfecto echa fuera el temor.

Ya Samuel había muerto. Todo Israel había hecho duelo por él, y lo habían enterrado en Ramá, que era su propio pueblo. Saúl, por su parte, había expulsado del país a los adivinos y a los hechiceros. Los filisteos concentraron sus fuerzas y fueron a Sunén, donde acamparon. Saúl reunió entonces a los israelitas, y armaron su campamento en Guilboa.  Pero cuando vio Saúl al ejército filisteo, le entró tal miedo que se descorazonó por completo. (3-5)

Saúl está cansado de la batalla. Una vez más reúne a las tropas de Israel y establece un campamento. Pero su corazón no está en ello. Una mirada al ejército de los filisteos y el miedo llenó su corazón. Tal como Pedro se hundió cuando él tomó sus ojos de Jesús en aquel mar tormentoso, Saúl está mirando a las circunstancias. Dios no está en su punto de mira.


Saúl no solamente tenía miedo – su corazón se llenó de terror. Los terroristas se aprovechan del miedo extremo, hasta el punto de que paraliza a otros. Cuando el terror llena el corazón se pierde perspectiva, se desespera, y se hace cualquier cosa para librarse de él.

Haya un enemigo que has luchado toda tu vida. Tu mayor temor es caer en sus manos. Tu estés cansado de la lucha. No te rindas, y no te des por vencido. No temas. Sigas luchando con ese enemigo el resto de tu vida. Acuérdate que Dios permitió ese ataque de los filisteos. Los usaba para mostrar su poder y su gloria. Mantenían a Israel dependiendo del Señor. Confiando en él, siempre les dio la victoria. Nunca te fortalezcas si huyes de la batalla. ¿Qué te da miedo en este momento? ¿Dónde están tus ojos? Mantén tus ojos en Jesús.

Por eso consultó al Señor, pero él no le respondió ni en sueños, ni por el urim ni por los profetas. (6)

Saúl hizo lo correcto, consultando al Señor. Pero Dios no le contestó. Esperaba un sueño. El urim, junto con el tumim, fueron utilizados por los sacerdotes en el Antiguo Testamento para discernir la voluntad de Dios. Pero no dijeron nada. Samuel está muerto. Saúl había matado a muchos hombres de Dios y, probablemente, alienado a los demás. No hubiera ningún profeta para llevarle una palabra. Tal vez se olvidó de que Dios se había apartado de él. Nunca se había arrepentido. Él sólo vino a Dios cuando necesitaba algo. Y así Dios no le respondía.

¿Has estado en esa situación? Necesitas oír de Dios – pero Él no dice nada. Llames a un consejero. Ayunes. Busques alguna escritura. Pero nada. En tu desesperación, consideres cosas que normalmente no harías. Como buscando al diablo. Lo he visto suceder con personas enfermas que rezan por la curación. Cuando Dios no los sane llaman en los espiritistas. Saúl sabía médiums y espiritistas estaban malos – los había expulsado de la tierra. Pero también creía que tenían potencia.


Cuando eches fuera algo de tu vida que sabes está mal, no pienses en volver a ello. No guardes la dirección de un espiritista – pues si acaso. He conocido a hombres que botan su pornografía – más guarden un video o una revista escondido pues si acaso. No corras a Satanás porque te parece que Dios te ha abandonado

Por eso Saúl les ordenó a sus oficiales: —Búsquenme a una adivina, para que yo vaya a consultarla.

—Pues hay una en Endor —le respondieron.

Saúl se disfrazó con otra ropa y, acompañado de dos hombres, se fue de noche a ver a la mujer.

—Quiero que evoques a un espíritu —le pidió Saúl—. Haz que se me aparezca el que yo te diga.

—¿Acaso no sabe usted lo que ha hecho Saúl? —respondió la mujer—. ¡Ha expulsado del país a los adivinos y a los hechiceros! ¿Por qué viene usted a tenderme una trampa y exponerme a la muerte?

—¡Tan cierto como que el Señor vive, te juro que nadie te va a castigar por esto! —contestó Saúl. (7-10)

Saúl está en un camino peligroso, donde tienes que ocultarte y cubrirte. Te encontrarás a escondidas por la noche. Te pondrás en algún tipo de disfraz. Ya sabes lo que estás haciendo está mal y no quieres que nadie sepa.

No sólo peca Saúl, sino está haciendo a la mujer quebrantar la ley. Y él tomo a dos hombres con él. Cuando caigas frecuentemente tomas a otros contigo.

Nunca juegues con el diablo. Ni siquiera contemples la posibilidad de cualquier contacto con los espiritistas, médiums, brujas – o cualquier cosa remotamente satánica. Renuncia cualquier fascinación que tengas con «el lado oscuro». Saúl está entrando en el campo del diablo. La puerta está bien abierta.

Y añade a su pecado jurando por el Señor. Jesús nos advierte en contra de jurar por nada, pero cuando traes al Señor para cubrir tu pecado estás realmente en problemas.

—¿A quién desea usted que yo haga aparecer? —preguntó la mujer.

—Evócame a Samuel —respondió Saúl.

Al ver a Samuel, la mujer pegó un grito.

—¡Pero si usted es Saúl! ¿Por qué me ha engañado? —le reclamó.

—No tienes nada que temer —dijo el rey—. Dime lo que has visto.

—Veo un espíritu que sube de la tierra —respondió ella.

—¿Y qué aspecto tiene?

—El de un anciano, que sube envuelto en un manto.

Al darse cuenta Saúl de que era Samuel, se postró rostro en tierra.  (11-14)

¿De verdad apareció Samuel? Si es así, ¿por qué Dios lo permitió? ¿Puede una adivina llamar a los muertos? Su descripción de Samuel le suena bien a Saúl. Incluso estaba vestido con su túnica – tal vez el mismo manto que Saúl había agarrado y rasgado (I Samuel 15:27-28).

Fuese un impostor satánico para aterrorizar aún más a Saúl. O Dios hubiera permitido que Samuel pareciera para dar una última advertencia a Saúl. Eso no quiere decir que tenía razón en su busca o que Dios haga lo mismo para ti. Lo que demuestra es que los espiritistas operen en lo sobrenatural, que hay vida después de la muerte, y que Dios tiene el control de todo. Las Escrituras no niegan la realidad del mundo espiritual – sólo nos manda a tener nada que ver con eso.

Algo la hizo gritar cuando vio a Samuel. Se da cuenta de que Saúl le ha engañado, y teme por su vida. Al igual que Satanás, el padre de la mentira, Saúl es un engañador. Cuando estés en pecado, alejado de Dios, y atemorizado, el engaño es muy común. Ten cuidado de ello.

Samuel le dijo a Saúl: —¿Por qué me molestas, haciéndome subir?

—Estoy muy angustiado —respondió Saúl—. Los filisteos me están atacando, y Dios me ha abandonado. Ya no me responde, ni en sueños ni por medio de profetas. Por eso decidí llamarte, para que me digas lo que debo hacer. (15)

No me sorprende que en su desesperación Saúl buscara a Samuel. Hay gente que visiten un cementerio con la esperanza de oír de un ser querido fallecido. Es bueno tener a un mentor. Si te encuentras en una situación desesperada y tienes a un mentor piadoso, llámalo. Lástima que Samuel está muerto. Y una pena que Saúl nunca había desarrollado su propia relación con Dios. El padre espiritual no debe tomar el lugar de Dios.

«Necesito a alguien que me diga qué hacer.» Qué triste. Después de todos esos años como rey no tenía  la fuerza para actuar por su cuenta. Suena como un niño pequeño, dependiendo de alguien más para sobrevivir. Es cierto que preguntó a Dios, y Dios no le contestó. Pero cuando Dios le hablaba, Saúl no le obedecía.


No corras de una persona a otra buscando un consejo de que debes hacer. Mantén la comunicación abierta con Dios. Te dará consejo piadoso. Pero también quiere que tú madures.


Saúl está atrapado en sus sentimientos, como lo ha sido toda su vida.
• «Estoy en gran angustia.»
• «Los filisteos pelean contra mí».
• «Dios se ha apartado de mí.»
• «La vida es dura.»
• «Todo está cayendo a pedazos».
• «No sé qué hacer.»

Me he sentido así. Estoy seguro de que tu también. Y David. Lo ves en los Salmos. Pero David se acercó a Dios con un corazón abierto y arrepentido. Él pasó más allá de sus sentimientos a una visión renovada de Dios y sus planes. No te dejes arrastrar a una actitud «pobre de mí». Es extremadamente egocéntrico y te tira más abajo en la desesperación.

Samuel le replicó: —Pero si el Señor se ha alejado de ti y se ha vuelto tu enemigo, ¿por qué me consultas a mí?  El Señor ha cumplido lo que había anunciado por medio de mí: él te ha arrebatado de las manos el reino, y se lo ha dado a tu compañero David.  Tú no obedeciste al Señor, pues no llevaste a cabo la furia de su castigo contra los amalecitas; por eso él te condena hoy.  El Señor te entregará a ti y a Israel en manos de los filisteos. Mañana tú y tus hijos se unirán a mí, y el campamento israelita caerá en poder de los filisteos. (16-19)

Como si Saúl no había causado dolores de cabeza de Samuel suficientes en la vida, ¡ahora le molesta en la tumba! Mientras vivió Samuel le dijo a Saúl exactamente lo que le iba a suceder. Más de una vez. Es trágico ser advertido de las consecuencias y seguir haciendo lo mismo. La peor pesadilla de Saúl está haciendo realidad. Y es demasiado tarde. No hay nada que pueda hacer al respecto. Por la tarde siguiente, Saúl y sus hijos serán muertos, e Israel será derrotado.

Saúl había desarrollado un hábito de desobediencia que le destruyó. Dios se toma en serio la obediencia. Y el arrepentimiento. Cuando él te dice que hagas algo, hazlo. No dejes que los sentimientos de inferioridad o inseguridad te detengan. Obedece en las cosas pequeñas, y estarás listo para obedecer en las cosas grandes.

Al instante Saúl se desplomó. Y es que estaba lleno de miedo por lo que Samuel le había dicho, además de que se moría de hambre, pues en toda la noche y en todo el día no había comido nada.  Al verlo tan asustado, la mujer se le acercó y le dijo: —Yo, su servidora, le hice caso a usted y, por obedecer sus órdenes, me jugué la vida.  Ahora yo le pido que me haga caso a mí. Déjeme traerle algún alimento para que coma; así podrá recuperarse y seguir su camino.

 Pero Saúl se negó a comer. Sin embargo, sus oficiales insistieron al igual que la mujer, y por fin consintió. Se levantó del suelo y tomó asiento.  La mujer tenía en su casa un ternero gordo, al que mató en seguida. También amasó harina y horneó unos panes sin levadura.  Luego les sirvió a Saúl y a sus oficiales. Esa misma noche, después de comer, todos ellos emprendieron el camino. (20-25)

Es triste cuando una bruja es más sabio que el rey. Cuando sus hombres hablan más sentido que él. Obviamente, esta noticia lo golpea duro.
• Él se cae.
• Su fuerza se ha ido.
• Él está lleno de miedo.
• Él está muy agitado.
• Se niega a comer.

Veras qué tipo de hombre eres cuando recibes una mala noticia. Probablemente has visto películas de hombres enfrentando a la muerte con gran coraje y dignidad. Saúl no era uno de ellos. Él era un caso perdido. Afortunadamente, la bruja se ocupa de él. Sería su «última cena».

Satanás toque a tu puerta. Ese viejo enemigo que te ha perseguido toda tu vida venga después de ti otra vez. Los filisteos estén de vuelta. El miedo y la desesperación llenen tu corazón. No veas ninguna salida. Dios no te dice nada. Estés solo. Satanás quiere destruirte. Él no se detendrá para nada. No permitas que tu vida llegue adonde Saúl estaba. Él ha llegado al final. Al día siguiente, se suicidará.