Mateo 7:3-5 ¡Quita la viga!

1»No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.

Es muy común reclamar estos versículos para condenar cualquier tipo de evaluación o corrección. Jesús no descarta esa posibilidad; solo tienes que lidiar con tu propio pecado antes de entrar en la vida de otra persona. ¿Cuál es la medida que utilizas para juzgar a otros? Jesús nos ha llamado a la perfección. Es fácil medir a otros por ese estándar; más difícil de usar para nosotros mismos. Y si alcanzamos a esa perfección, sería muy fácil presumir, pero una parte importante de la perfección es la humildad.o juzgues a nadie!

  • ¿Juzgas más severamente a tus hijos y cónyuge (o a tu pastor, iglesia o empleados) que a ti mismo?
  • ¿Eres rápido para juzgar a otros? ¿O demuestras el amor, la paciencia y la tolerancia de Jesús por sus fracasos?
  • ¿Sabes lo que es ser juzgado con dureza (e injustamente) por otra persona?

¿Hay vigas en tus ojos?

Me encanta cómo enseñó Jesús. A veces a propósito dijo algo exagerado o imposible, para llamar nuestra atención y comunicar vívidamente su punto:

»¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? 

Puede ser un amigo o tu cónyuge, pero alguien tiene un problema en su vida. Nada importante, una astilla. Nadie lo ve, y no molesta a la persona, pero te molesta a ti.

Al mismo tiempo tienes una viga en el ojo. Algo grande, que todos pueden ver.

Jesús no quiere dar a entender que es malo preocuparte por el problema de tu amigo. No estás actuando en el amor si ves una astilla en el ojo de tu esposa, y no se la quitas, pero primero hay algo que debes hacer:

¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo?  (NTV: ¿cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo?)  5¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.

Está bien ayudar a alguien con un problema, alguna astilla en su vida. El problema es que tendemos a ver las faltas de otros e ignorar las nuestras, que a menudo son peores. Primero, examínate para ver si hay troncos (o astillas) y arregla tu propia vida, porque no puedes ayudar a otra persona si no puedes ver claramente. Puedes lastimarla gravemente si lo intentas con una viga en tu ojo, y nadie va a recibir tu corrección cuando sea muy obvio que hay pecado grave en tu vida. Cuando tú la tengas más o menos en orden, podrás ver claramente y saber cómo ayudar a la otra persona. Eso no significa que tengas que ser perfecto, pero no hay nada que puedas hacer por el otro con troncos en el ojo. Todos los demás pueden verlos, y Jesús dice que eres un hipócrita, como los fariseos y otros muy seguros de su propia justicia, que carecen de humildad y amor.

Unas preguntas para reflexión

  • ¿Estás demasiado involucrado con los problemas de otros?
    • ¿Realmente les estás ayudando? ¿O estás lastimándolos?
    • ¿Los estás alienando?
  • ¿Hay troncos en tus ojos?  ¿Qué son?
    • ¿Crees que no hay ninguno? Pregúntale a tu cónyuge, o un buen amigo, si hay troncos que ven. Asegúrales que pueden compartir con confianza, sin temor a represalias.
    • Entonces habla con el Señor acerca de lo que dicen; pide su ayuda para quitarlos.
    • Humíllate y pide ayuda a tu familia o a tu iglesia. Pueden tener prejuicios, pero toma en serio lo que dicen.
  • Puede ser delicado mantener un diario, pero si estás confiado que puedes guardar su privacidad, puedes registrar los troncos en tu vida, y cómo y cuándo se eliminan.
    • Puede ser útil también reflexionar en cómo y cuándo fueron eliminados en el pasado.
    • ¿Qué aprendes acerca de la naturaleza de los troncos, y cómo el Señor tiende a eliminarlos?

 

  • Con el tronco retirado, ahora puedes ver más claro para ayudar a otros.
    • En el amor y la humildad, usa lo que aprendiste quitando tu tronco.
    • En la presencia de Dios, refleja en tus familiares y amigos, y sus astillas. Entrega esas astillas al Señor y pide discernimiento si hay algo que Él quiere que tú hagas para ayudarlo a quitar las astillas.

Este proceso puede ser humillante y doloroso. ¡No dejes que el diablo te condene! ¡Es posible que hayas estado caminando con troncos en los ojos durante años! ¡Dale gracias a Dios que ahora eres consciente de ellos! ¡Dale gracias que Él quiere llevárselos! Y dale gracias que ahora serás más útil, con una visión clara.

Usa discernimiento

»No den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.

Hay una diferencia entre juzgar y discernir. Para obedecer el mandato de Jesús aquí, tenemos que evaluar a la gente, para ver cuáles son los perros y los cerdos (¡sin ofender a los amantes de perros!). No somos estúpidos. Amar y no juzgar no significa que le demos lo sagrado a alguien que no lo merece. Esa persona puede volverse contra ti y atacarte. Alguien ignorante (un cerdo), que no capta el valor de algo precioso, puede pisotearlo.

¡El Señor es tan bueno! No quiere que camines con astillas (o vigas) en tus ojos. Él te ayudará a sacarlas, y luego tendremos el gran privilegio de trabajar con Él para ayudar a otros ser libre de las suyas. Así todos podemos caminar con una visión clara y no tropezar.