Una receta sencilla (pero no fácil) para problemas en las relaciones: Gálatas 5:13-26

Pero si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros. (5:15)

¿Estás sufriendo en una relación en la que se muerden y devoran entre sí?

  • ¿Tu matrimonio?
  • ¿Un hijo?
  • ¿Tu jefe en el trabajo?
  • ¿Un hermano en la iglesia?
  • ¿Tu madre o tu padre?

Por desgracia, es muy común sufrir en una relación disfuncional. Puede ser difícil romper los viejos hábitos, pero si continuas así, se destruirán el uno al otro. He visto demasiados matrimonios, familias e iglesias destruidos. Tú puedes pagarle a un consejero mucho dinero para encontrar soluciones (y hay ocasiones en las que se debe ver a un consejero), pero hay consejos sencillos en la Palabra de Dios que pueden transformar tu matrimonio – y todas tus relaciones. No es fácil; cuesta bastante trabajo, pero Dios te ayudará.

  1. No uses tu libertad para satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa

13 Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones.

Somos libres en Cristo; puedes usar esa libertad para mejorar una relación o para destruirla. La libertad no implica que no tengas ninguna obligación con los demás. La libertad te brinda la oportunidad de aprender el auto dominio. Por ejemplo, un reo, que no tiene libertad y casi no tiene acceso al alcohol en la cárcel. Es cuando regresa a las calles, libre, que puede aprender el auto dominio. Es cierto que ya no estamos bajo la ley, y hay gracia en Jesús, pero el pecado destruye una relación.  Controla tus pasiones.

  1. Sirve a la persona con amor

13 Más bien sírvanse unos a otros con amor.

Tú puedes esperar que la otra persona te sirva. También es posible servir a alguien con rencor.  Busca cada oportunidad para servir; con amor, y sin esperar nada. Es cierto que no estás obligado, pero usa tu libertad para humillarte y servir. Es difícil resistirse al servicio sincero y cariñoso.

  1. Ama a la persona como a ti mismo

14 En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.»

Puede parecer extremo decir que todo el Antiguo Testamento se resume en un solo mandamiento, pero cuadra con lo que Jesús dijo sobre la importancia del amor.  También debes obedecer lo que Cristo dijo es el primer mandamiento: ama a Dios con todo tu corazón y con todas tus fuerzas. Si Dios tiene el primer lugar en tu vida y estás creciendo en tu amor por Él, será mucho más fácil amar a otros. A la misma vez, eres un mentiroso si dices que amas a Dios, pero no amas a tu prójimo (1 Juan 4:20).

He oído decir que si te odias a ti mismo será difícil amar a otros, y es verdad hasta cierto punto. Pero si te odias a ti mismo, sigue la “regla de oro” de Jesús: Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas (Mateo 7:12).

  1. Vive por el Espíritu

16 Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. 17 Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren.

24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.

La tendencia de nuestra carne (la naturaleza pecaminosa) es destruir las relaciones. Hay una lucha interior, como Pablo la explica en Romanos 7.  Muchas veces, por ejemplo, con tu conyugue, haces lo que de verdad no quieres hacer, y te sientes impotente para cambiar.

Si vives por el poder del Espíritu Santo, habrá una transformación en tus relaciones. Por otro lado, los deseos de la carne son destructivos. Identifícalos, y no hagas ninguna acomodación a ellos. La única solución es crucificarlos.

  1. Sé guiado por el Espíritu

18 Pero si los guía el Espíritu, no están bajo la ley.

25 Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.

El Espíritu es consejero y maestro. No tienes que esperar a la próxima cita con el psicólogo; tienes al Consejero adentro las 24 horas del día. Él quiere guiarte a lo largo de tu vida. Aprende a escuchar la voz del Espíritu y a obedecerla. Muchas veces nos encontramos con problemas y no sabemos cómo solucionarlos, pero el Espíritu te guiará e incluso te dará las palabras necesarias. Aprende a ser guiado por el Espíritu en toda tu vida. Anda en el poder del Espíritu.  Es el Espíritu el que dará nueva vida a tu matrimonio y esa relación que casi se destruye.

  1. No practiques las obras de la carne

19 Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; 20 idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades (ambición egoísta), disensiones, sectarismos 21 y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas.

26 No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros.

Todas estas cosas destruyen las relaciones. No hay excusa para que el cristiano esté sujeto a estos pecados. Confiesa tu ira, tus celos y tu ambición egoísta como los pecados que son.  Arrepiéntete, pide perdón al otro y deja de pecar. Clávalos a la cruz. Decide ahora que tu naturaleza pecaminosa no te dominará.

  1. No pongas en peligro tu salvación

21Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Continuar en estos pecados no solo destruye tu relación con otros; si los practicas, no vas a entrar en el cielo. No eres salvo. Si no estás motivado por el amor a otros, toma en serio la necesidad del arrepentimiento para tu propia salvación.

  1. Busca la plenitud del Espíritu y su fruto

22 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.

¿No son esas las mismas cosas que necesitas en tu matrimonio y en tu iglesia? ¿Cómo es tu fruto? Si estos no están presentes, hay algún problema en tu vida espiritual.  Si estás lleno del Espíritu, habrá fruto. Examínate en cada uno de ellos, pídele a Dios que te ayude, y haz todo lo posible para que el Espíritu fluya en tu vida.

Yo sé que no hay nada nuevo aquí. Complicamos el asunto. Si creemos lo que dice la Palabra de Dios y lo ponemos en práctica, tus relaciones se transformarán. ¡No tienes que morder y devorar a la gente que amas! ¡Dios no quiere que tú seas destruido, ni quiere que destruyas al otro!