2 Corintios 6:1-2: No recibas la gracia de Dios en vano

1Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano. Porque él dice:

«En el momento propicio te escuché,
y en el día de salvación te ayudé.»

Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!

Dios hace su parte. Tienes su favor. Él te escucha. Vives en la era de la gracia, cuando Dios derrama su favor inmerecido. Habrá un día de juicio, pero hoy es el día de salvación. Dios está disponible para ayudarte. Piensa en todo esto por un minuto. Es muy impresionante.

¡No esperes!

Es una oferta por tiempo limitado. No sabes cuándo se retirará su favor, cuando termine el día de la salvación y llegue el día del juicio. No siempre tendrás su oreja. Si continuamente rechazas su ayuda, llegará el momento en que ya no esté disponible.

Tienes que recibir este regalo maravilloso que Dios te ofrece. Es hermoso que Jesús pagó por nuestros pecados en la cruz. Dios quiere empoderarte a través del  Espíritu Santo que mora en ti. Pero tienes que recibir esos dones por fe. La gracia de Dios está disponible, pero si sigues haciendo las cosas con tu propia fuerza no es beneficiosa.

Lo que significa recibir la gracia de Dios en vano

Lo más preocupante es recibir su gracia, pero recibirla en vano, sin impacto ninguno en tu vida. Hace un par de años le di a mi hijo un cupón para la escalada en roca. Él estaba emocionado de recibirlo, pero tardó en usarlo. El cupón expiró, y se perdió la oportunidad. Había recibido el regalo en vano. Perdí mi dinero, él perdió un momento divertido y yo no estaba muy feliz con él.

Pablo profundiza en esta cuestión de recibir su gracia en vano después de su discusión de la nueva vida en Cristo y nuestra parte en la evangelización. Todo es hecho nuevo, somos reconciliados con Dios y perdonados, y vivimos para Cristo. Aunque Pablo escribe a los cristianos, en el verso 20 del capítulo 5 les implora que se reconcilien con Dios, y en el 6:2 dice que es urgente: hoy es el día de salvación. Aparentemente, Pablo sabía que aun con mucha evidencia en Corinto de la gracia de Dios (su favor inmerecido y la abundancia de carismas o dones espirituales), muchos no eran salvos. De hecho, nuestras iglesias están llenas de personas decentes que han estado participando en la vida de iglesia durante años, pero nunca han nacido de nuevo. Todavía viven para sí mismos, y no para Cristo. No están sirviendo como embajadores de Cristo. Todavía queda mucho del viejo hombre visible. Tú puedes ser uno de ellos. Dios puede abrir tus ojos en este momento a la necesidad de un arrepentimiento genuino y una entrega completa a Él.

Fe vacía sin efecto

La palabra traducida “vano” también significa “vacía, sin sentido, para nada.” Pablo la utiliza en su primera carta a los corintios (15:2): Mediante este evangelio son salvos, si se aferran a la palabra que yo os anuncio. De lo contrario, habrán creído en vano. Es posible recibir la gracia de Dios en vano, y creer en vano. Alguien puede oír las buenas nuevas y recibirlas, sin aferrarse firmemente a la palabra. Él no persevera. En el versículo 10 del mismo capítulo, Pablo dice que él recibió la gracia de Dios, y en su caso no fue en vano. Tuvo el efecto deseado. ¿Cómo lo sabe? Por su vida transformada y su ardua labor por el evangelio. Luego, en el versículo 14, dice que la fe de los corintios sería inútil (la misma palabra) si Cristo no hubiera resucitado de entre los muertos.

Por extraño que parezca, es posible creer y recibir la gracia de Dios, pero sin efecto ninguno en tu vida. ¿Has conocido a gente así? Toman una decisión, hacen todas las actividades cristianas habituales, pero hay un vacío. No sostienen la palabra, ni la obedecen, ni caminan por fe. Sus vidas niegan la realidad y el propósito de la gracia de Dios. En ese caso, su religión está vacía y están haciendo esas cosas en vano. Pablo está preocupado por eso mismo para los corintios. La vida cristiana cuesta trabajo. Si no fuera así, Pablo no habría dedicado tanto tiempo a instruir, exhortar y advertir a la iglesia de Corinto.

 ¿Qué tienes que hacer?

Algunos dirían que estas personas nunca fueron realmente salvadas. En estos dos primeros versículos del capítulo seis, Dios claramente hace su parte: derrama su gracia y nos ayuda con la plenitud del Espíritu Santo. Pero nosotros todavía tenemos que hacer nuestra parte: recibir su palabra, perseverar y vivir bajo el señorío de Cristo. La salvación comienza con una decisión, pero es mucho más que eso. Se trata de caminar toda tu vida con Jesús.

No puedes forzar a la gente. Dios no obliga a nadie a aceptar a Cristo. Él ofrece su salvación y puede arreglar las circunstancias que nos empujan hacia Él. Su Espíritu Santo abre nuestros ojos y nos atrae a Dios, pero en última instancia, es tu decisión. Dios confía en nosotros para compartir esta oferta asombrosa. Somos sus compañeros de trabajo, un privilegio bastante impresionante en sí mismo. ¿Qué estás haciendo con lo que Dios te ha dado? ¿Estás utilizándolo para su gloria y reino? Solo unos pocos versos atrás Pablo dijo que estamos en el mismo equipo; somos embajadores de Cristo. ¿Cómo te va como su compañero de trabajo? ¿Hay alguien con quien tengas que hablar? ¿Tienes que tomar la iniciativa para advertirles que arreglen sus vidas? Hoy es un día de la salvación y la gracia de Dios. Recíbelas y deja que tengan su efecto transformador en tu vida.

 

3 respuestas a «2 Corintios 6:1-2: No recibas la gracia de Dios en vano»

  1. Poderosa palabra. En mi búsqueda sobre la gracia encontré su mensaje. Nuestro padre Celestial nos revela cada dia su palabra, Aleluya, y atravesar de ella nos amonesta y nos capacita, nos alerta, para advertirles a otros. Dios lo continue bendiciendo.

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