2 Corintios 6:14-18: Somos templo del Dios viviente

Un templo de Dios tiene que ser santo. ¿Qué significa la santidad para ti? ¿Cómo se vive separado del mundo? Algunos se retiran a los monasterios o comunas cristianas. Otros no van al cine, a los bailes ni a la playa. Algunos ni siquiera tienen televisión, ni permiten que las mujeres lleven pantalones. Una secta en los Estados Unidos, los Amish, rechaza cualquier comodidad moderna y no tiene casi nada que ver con el mundo. Quienes rompen las reglas son rechazados.

En el otro extremo están los muchos cristianos que se sienten libres para beber alcohol (por supuesto, con moderación) y mirar películas con mucho sexo, violencia o temas diabólicos. Evitan los peores pecados, pero sus vidas son muy similares a las de cualquier otra persona. Tal vez la única diferencia es que van a la iglesia, leen la Biblia y escuchan música cristiana.

Los fariseos criticaban mucho a Jesús porque pasaba tanto tiempo con los “pecadores.” Se escandalizaron porque Jesús comió con un publicano y permitió que una prostituta ungiera sus pies con aceite. Sin embargo, Jesús nunca pecó, y siempre les mandó que se arrepintieran. En su primera carta a los corintios (5:9-10), Pablo clarificó que tenemos que separarnos de aquellos que se llaman a sí mismos cristianos pero siguen practicando el pecado; no nos separamos de la gente inconversa, porque entonces tendríamos que retirarnos del mundo.

Jesús estaba mucho más preocupado por lo que está en el corazón que por lo que está fuera:

¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina?  Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona.  Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias.  Éstas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos (Mateo 15:17-20).

Jesús fue implacable en su condena de la hipocresía de los fariseos. Estoy seguro de que lamenta el número de fariseos en la iglesia de hoy que malinterpretan lo que es la verdadera santidad.

14 No formen yunta con los incrédulos (RVR: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos).

Casi siempre escuchas este versículo aplicado al matrimonio, y con razón. El Antiguo Pacto estrictamente prohibió que el pueblo de Dios se casara con los no creyentes de las naciones circundantes. Los matrimonios mixtos fueron la raíz de muchos problemas, sobre todo para Salomón, cuyas numerosas esposas extranjeras lo llevaron a la idolatría. Si Cristo es el Señor y centro de tu vida, ¿cómo es posible hacer un  pacto de matrimonio con alguien que no comparte tu fe? Si no estás casado, ni siquiera contemples la posibilidad de una relación con alguien que no conoce a Jesús; espera en el Señor por una pareja cristiana. Si ya estás casado, Pablo nos aconseja a permanecer en el matrimonio, sea cristiano o no (1 Corintios 7:12-16).

Sin embargo, el mandamiento no se limita al matrimonio. Se aplica a cualquier asociación; puede ser una sociedad de negocios, o cualquier cosa que te deje unido en yugo desigual con un incrédulo y ponga en peligro la pureza de tu devoción a Cristo. Si tienes una inquietud, probablemente es el Espíritu Santo advirtiéndote. Deja que Él te guíe en cada situación. ¿Conoces a algún cristiano que haya sufrido a causa de un yugo desigual?

¿Qué tienen en común la justicia y la maldad?

Son polos opuestos. La maldad invita a la ira y al juicio de Dios; fue por ese pecado que Cristo murió en la cruz. La justicia le agrada y debe ser el resultado natural del nuevo nacimiento. Quienes intenten participar en ambos se encontrarán con un intenso conflicto interior. Apagarán al Espíritu Santo y les será difícil entrar en la presencia de Dios.

La palabra griega que conocemos como “maldad,” traducida literalmente significa “anarquía,” en referencia a aquellos que se rebelan contra la autoridad y están empeñados en hacer las cosas a su manera. Los creyentes se comprometen a obedecer a Dios, sometiéndose a Él y a las autoridades que Él ha instituido. No es posible que la justicia y la maldad caminen juntos en armonía.

 ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?

Está bien tener amigos no creyentes, pero no esperes a experimentar la verdadera comunión con ellos. Si estás andando en la luz y te resulta difícil tener comunión con ciertos hermanos, puede ser porque hay oscuridad en sus vidas. No importa lo duro que intentes promover la unidad y juntarse, simplemente no funciona. Por otro lado, debe ser una comunión natural con las personas que caminan en la luz. La relación con una persona que esconde un pecado en la oscuridad se verá afectada negativamente. Esto sucede mucho con los hombres que se dedican a la pornografía en Internet. ¿Y tú? ¿Estás caminando plenamente en la luz, o hay cosas que confesar, posiblemente a otro hermano?

15 ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo?

Cristo vino a destruir las obras del diablo. Hay guerra entre ellos, y es probable que hayas sido herido en ella. Si hay discordia en tu vida, puede ser porque estás tratando de servir a Cristo y también al diablo. Eso puede ser la raíz de los problemas en una iglesia u organización cristiana también. Cuando Cristo es el Señor, hay armonía interior y con los demás creyentes.

¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?

Hoy, la respuesta probablemente es: mucho. Los dos miran las mismas películas y programas de televisión, van a los mismos clubes, escuchan la misma música y juegan los mismos videojuegos. No debería ser así. Debe ser una diferencia notable, aunque no necesariamente en la forma externa y legalista como muchos lo interpretaban en el pasado.

16 ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos?

Israel tenía normas muy estrictas para la construcción y mantenimiento del templo, pero una y otra vez cayó en la idolatría. Asimismo, tenemos normas claras para la iglesia en el Nuevo Testamento. No hay lugar para los ídolos. Tal vez hoy no tengamos imágenes en nuestros hogares o iglesias, pero nuestros ídolos son el dinero, el entretenimiento, la tecnología y el sexo. Tratamos de forjar un acuerdo entre ellos y Dios, cuando no hay ninguno.

Porque nosotros somos templo del Dios viviente.

¿Tú y yo? ¿Templos del Dios omnipotente de todo el universo? ¿Es decir que Dios no necesita esos edificios tan impresionantes? ¿Entiendes lo radical que es? Tu cuerpo es un templo del Espíritu Santo. ¿Está limpio? ¿O contaminado con pecado sexual, comida excesiva y poco saludable, alcohol,  drogas o tabaco? La congregación de creyentes en algún lugar es una iglesia, y ellos (no el edificio) son un templo del Señor. Ese templo debe ser tratado con el mismo cuidado.

Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.»

Tú anhelas vivir en comunidad, en una familia, con el compromiso de compartir tu vida. De la misma manera, desde el principio, Dios ha anhelado un pueblo que lo reconozca por lo que es, y se deleite en Él. ¡Él quiere vivir con nosotros y caminar entre nosotros! ¿Es eso  tu experiencia? ¿La experiencia de tu iglesia? Si no, ¿es posible que te hayas acomodado demasiado con el mundo, y que Dios ya no está caminando contigo?

17 Por tanto, el Señor añade:

«Salgan de en medio de ellos 
y apártense.
No toquen nada impuro,
y yo los recibiré.»

Para ser recibido por Dios tienes que arrepentirte, dejar el pecado y el mundo atrás, y ser santificado, separado para Dios. Entonces no toques nada impuro. ¿Qué tocan tus ojos y tu mente en la televisión, internet, o los videojuegos? ¿Qué clase de impureza está presente en tu vida, tu casa, o tu iglesia? ¿Es tiempo para una limpieza de la casa? ¿Puede ser que por esa impureza te sientes distante de Dios? ¡Él no puede recibirte hasta que tomes algunas decisiones audaces para separarte de la escoria del mundo!

18 «Yo seré un padre para ustedes,
y ustedes serán mis hijos y mis hijas,
dice el Señor Todopoderoso.»

¿Quieres un papá? ¿Siempre has deseado una mejor relación con tu padre? ¡Dios te está pidiendo que le des ese lugar! ¡Él quiere que tú seas su hijo! ¿Cómo puedes darle la espalda a Dios? Tal vez has conocido el rechazo de un hijo. ¡Imagina cómo le duele a Dios! ¡Él quiere una familia! Pero seguimos rompiendo las reglas de la familia:

No puedes experimentar esta relación hermosa e íntima mientras estés en un yugo desigual e inmerso en el mundo.

El cristianismo no es una religión rígida de muchas reglas; es una relación íntima con el Señor del universo en una nueva familia. Nuestra familia de origen es importante, pero cuando hay un conflicto de lealtades, como habrá a menudo, tenemos que seguir con nuestra nueva familia. El privilegio de ser adoptado en la familia de Dios, un coheredero con Cristo, es mucho mayor que los placeres temporales (y, en última instancia, insatisfactorios) que renunciamos en este mundo.

7:1Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación.

Estas cosas no solo suenan bien. Son promesas que Dios ha hecho para ti. Son una oferta de la vida más increíble que se pueda imaginar. ¿No hay suficientes mujeres u hombres cristianos? ¿Vale la pena renunciar a todo lo que Dios te ofrece por toda la eternidad, para casarte con alguien que no conoce a Cristo? ¿Realmente te satisfacen la pornografía y la inmundicia de este mundo?

Hay tres cosas que Dios te llama a hacer:

  • Purifícate de todo lo que contamina el cuerpo. Yo conozco a muchos hombres muy espirituales que son gordos  y destruyendo sus cuerpos con mucha basura. Hay algo malo allí. Echa un vistazo serio a lo que llene tu cuerpo. Es un templo del Espíritu Santo y debe ser atendido como algo sagrado, no como algo para abusar como deseamos. La purificación inicial puede incluir un ayuno para limpiar tu cuerpo de toxinas y la eliminación de alcohol, drogas o tabaco.
  • Purifícate de todo lo que contamina el espíritu. Conversaciones, libros, revistas, programas de televisión, sitios de Internet, videojuegos, fantasías…la lista es larga. El hecho es que vivimos en un mundo espiritualmente contaminado, y es muy difícil evitarlo. Sería genial si pudiéramos simplemente lavarnos y deshacernos de todas las impurezas de la mente. Pero Dios nos ha dado buenas memorias, y las cosas que contaminaron mi espíritu hace 30 años todavía vuelven vívidamente. Gracias a Dios por la sangre de Jesús que nos limpia. Examina tu mente, renuncia a toda impureza y pide por la liberación de tu mente. Haz un inventario de lo que toque tu espíritu cada día, y decide eliminar todos los contaminantes. Puede haber oposición de tu familia y amigos, pero mantente firme. Vale la pena. Tu espíritu también puede estar contaminado por la ira, la amargura, el odio y la falta de perdón. Pídele a Dios que te revele lo que hay y te limpie.
  • En el temor de Dios completa la obra de tu santificación. Nadie es perfecto, pero Dios nos llama a dedicarnos a la santificación. Si tienes algún temor de Dios y las consecuencias del pecado, si rindes culto a Dios o lo amas como tu padre, tu objetivo debe ser perfeccionarte en la santidad.

¿Quieres más intimidad con Dios y con otros creyentes? ¿Tienes que limpiar y arreglar tu templo o romper un yugo desigual? ¿Dejar algunas cosas del mundo atrás? ¿Estás listo para deshacerte de los contaminantes? ¡Es hora de darle al Señor un templo digno de su presencia!

 

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