2 Corintios 7:8-16: Remordimientos y lamentos

Si bien los entristecí con mi carta, no me pesa. Es verdad que antes me pesó, porque me di cuenta de que por un tiempo mi carta los había entristecido. Sin embargo, ahora me alegro, no porque se hayan entristecido sino porque su tristeza los llevó al arrepentimiento. Ustedes se entristecieron tal como Dios lo quiere, de modo que nosotros de ninguna manera los hemos perjudicado. 10 La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.

¿Hay cosas que lamentas? ¿Has dicho algo a toda prisa que lastimó a un ser querido, solo para lamentarlo más tarde? Pablo lo hizo. Escribió una carta “dolorosa” a los corintios, y se sintió mal cuando se enteró de lo mucho que los lastimó. ¿Te dijo tu papá: “esto me duele más a mí que a ti” mientras él te pegó? De niño yo pensé que eso era ridículo. Ahora, como padre, entiendo lo difícil que es lastimar a un hijo que amas, pero lo hacemos confiando en que es por su propio bien. Así fue para Pablo y su carta dolorosa. Puede ser que tengas que enfrentar a alguien con la verdad, incluso cuando lamentas su reacción inmediata. Al Señor no le gusta confrontarnos con nuestro pecado y lastimarnos, pero lo hace sabiendo que es para nuestro beneficio. Nosotros podemos estar torpes en nuestros intentos, pero vale la pena intentarlo. Solo ten cuidado de no desanimar a la persona hasta que renuncie al Señor o, en rebeldía, haga algo aún peor.

Haya dos reacciones muy distintas posibles cuando te enfrentas a alguien con su pecado:

La tristeza del mundo

La  primera es sentirse mal, hasta que te hundes en depresión y amargura. Pero no te motiva hacer nada al respecto. He visto a muchos reclusos responder a la corrección de Dios con la tristeza del mundo, la cual ni produce un cambio ni dura. Se sienten mal por las consecuencias de su pecado (ser arrestados), pero no por la ofensa a Dios o a otros. Es la mezcla melancólica de la auto-compasión y auto-disgusto llamada remordimiento. El hombre que sigue este camino tendrá muchos lamentos. Demasiadas veces he recibido noticias de la muerte de un ex –convicto porque no hubo un arrepentimiento genuino en su vida. De hecho, Pablo dice que dado que nunca abandonan al pecado, la tristeza del mundo siempre lleva a la muerte.

En tu ministerio, vigila por la tristeza del mundo. Ora por ellos y adviérteles del peligro. Nunca les des la falsa impresión de que ellos están bien, cuando tú (y Dios) vean claramente lo que hay en sus corazones. No predicar la necesidad de un arrepentimiento genuino, tomar el pecado a la ligera, o dar excusas por su rebelión – todo puede dar a luz a la tristeza del mundo. Un evangelio hombre-centrado, enfocado en lo que Dios hace por ti, puede fomentar actividad religiosa, pero sin una verdadera conversión. Hay que predicar la santidad de Dios y el costo del discipulado.

La tristeza que proviene de Dios

En marcado contraste, la tristeza que proviene de Dios es el verdadero quebrantamiento y el arrepentimiento genuino. En tu desesperación, clamas a Dios por misericordia y encuentras perdón y un nuevo comienzo. El odio por el pecado y la decisión de cambiar te llevan a la salvación, el nuevo nacimiento y una vida sin lamentos.

Puede que no te sientas bien ni seas popular guiando a alguien a esta tristeza piadosa, pero sigue llamándolos al arrepentimiento genuino. El quebrantamiento no es agradable, pero a menudo es necesario para lograr un verdadero cambio. Es mejor arrepentirse de ser un poco áspero que mirarlos en un ataúd, lamentando un ministerio que produce sólo la tristeza del mundo. Muchos dicen que el consejo de Proverbios 13:24 (“Quienes no emplean la vara de disciplina odian a sus hijos”) está obsoleto. Hemos estado permisivos con los niños, y hemos cosechado una pesadilla. No es fácil, pero es muy importante disciplinar a tus hijos, no en ira o demasiado fuerte, sino con consecuencias apropiadas.

En tu vida cotidiana, vive para no tener lamentos.

11 Fíjense lo que ha producido en ustedes esta tristeza que proviene de Dios: ¡qué empeño, qué afán por disculparse, qué indignación, qué temor, qué anhelo, qué preocupación, qué disposición para ver que se haga justicia! En todo han demostrado su inocencia en este asunto. 12 Así que, a pesar de que les escribí, no fue por causa del ofensor ni del ofendido, sino más bien para que delante de Dios se dieran cuenta por ustedes mismos de cuánto interés tienen en nosotros. 13 Todo esto nos reanima.

Podría haber sido una carta dolorosa, pero al final Pablo salió reanimado. Además, la carta les dio la oportunidad de mostrar el interés que tienen en Pablo.

Signos de un arrepentimiento genuino

¿Cómo sabemos si hay un arrepentimiento genuino? Esta es la evidencia que Pablo señaló:

  • Empeño y fervor (deseo intenso de hacer una cosa, sinceridad, tomando en serio el problema).
  • Afán por disculparse y recuperar la aprobación de Pablo, ansiedad por limpiar su nombre.
  • Indignación (ira causada por algo que es injusto o incorrecto, probablemente en este caso el pecador).
  • Temor (de las graves consecuencias si permiten que el pecado continúe).
  • Anhelo (ardiente afecto por Pablo y el Señor, y deseo de ver a Pablo).
  • Preocupación (por el pecador y su iglesia, y celos por Pablo).
  • Disposición para ver que se haga justicia y se castigue al culpable.

Habiendo demostrado que habían hecho todo lo necesario para corregir la situación, los corintios demostraron su inocencia. Las cosas no eran tan malas como temía Pablo.

13 Además del consuelo que hemos recibido, nos alegró muchísimo el ver lo feliz que estaba Tito debido a que todos ustedes fortalecieron su espíritu. 14 Ya le había dicho que me sentía orgulloso de ustedes, y no me han hecho quedar mal. Al contrario, así como todo lo que les dijimos es verdad, también resultaron ciertos los elogios que hice de ustedes delante de Tito. 15 Y él les tiene aún más cariño al recordar que todos ustedes fueron obedientes y lo recibieron con temor y temblor. 16 Me alegro de que puedo confiar plenamente en ustedes.

Una iglesia que responde al Señor anima a sus pastores y otros líderes. Pablo estaba particularmente agradecido por la forma en que trataron a Tito. Pablo creía que Tito iba a tener dificultades, pero volvió con su espíritu renovado. Como padre, Pablo se había jactado de los corintios a pesar de sus muchas dudas e inquietudes acerca de la iglesia. Puedes sentirte tentado a hablar mal de personas que te han maltratado. Es triste ver a un pastor hablar mal de su congregación a otro pastor. Parte del amor es siempre creer lo mejor de la gente. Pablo no envenenó la mente de Tito con negatividad hacia los corintios. Eso permitió que Tito fuese con un corazón abierto.

Pablo temía que no recibiesen a Tito, pero lo recibieron con temor, profundo respeto y amor. Parte de un arrepentimiento genuino es la obediencia, y cuando Tito vio sus corazones tiernos y obedientes, les tenía aún más cariño.

“Me alegro de que puedo confiar plenamente en ustedes”

De una manera este versículo 16 es la conclusión de toda la carta hasta este punto. Los dos capítulos siguientes se dedicarán a la ofrenda que Pablo está recogiendo, y los últimos tres capítulos también forman una unidad distinta. A pesar de todas las luchas con esta iglesia, Pablo ha llegado a tener plena confianza en ellos, como un padre afirma su confianza en su hijo a pesar de sus fallas anteriores. Es lo que un creyente sincero anhela oír de su pastor y de su Señor. Pablo los edifica a la misma vez que los prepara para su solicitud de una ofrenda.

¿Cómo recibes a alguien que Dios te envía a ti? ¿Es tu deseo fortalecer al espíritu de tus hermanos? ¿Se deleita y se siente orgulloso tu pastor de tu capacidad para  recibir enseñanza y corrección? ¿Tienen los ancianos plena confianza en ti? ¿Tienes plena confianza en las personas por debajo de tu cobertura?