2 Corintios 10:1-6 ¡Estás en una guerra! ¿Cómo están tus armas?

Pablo terminó su primera carta a los corintios hablando de la colecta para la iglesia de Jerusalén. Los capítulos 8 y 9 de 2 Corintios también se centran en esa recolección, y terminan en triunfo: «¡Gracias a Dios por su don inefable!» ¿Fue en realidad el final de la carta? Mucha gente cree que sí. Estos últimos cuatro capítulos (10-13) tienen un tono decididamente diferente. Muchos creen que es toda o parte de la llamada “carta difícil” a la que Pablo se refiere.

¿Tímido o atrevido?

1Por la ternura y la bondad de Cristo, yo, Pablo, apelo a ustedes personalmente; yo mismo que, según dicen, soy tímido cuando me encuentro cara a cara con ustedes pero atrevido cuando estoy lejos.

¿Has descubierto que la gente habla de manera muy diferente cara a cara, y en Facebook, WhatsApp, o un mensaje de texto? Muchas personas prefieren los mensajes de texto cuando hay algo difícil de comunicar (como romper con una novia). Pablo vivió miles de años antes de mensajes de texto, pero tenía una reputación de ser mucho más audaz cuando estaba lejos, escribiendo una carta. Parece que su presencia personal no fue muy impresionante, y la timidez lo caracterizaba cuando estaba con ellos.

La palabra traducida “tímido” también puede traducirse como “humilde.” Tiene la connotación negativa de ser pusilánime. De la misma manera “audaz” o “atrevido” tiene el sentido de un cobarde que actúa fuerte – cuando no hay peligro presente. Así, sus adversarios burlonamente lo describieron, aunque Pablo claramente no se veía de esa manera.

Manso y tierno

Dada esa percepción, y con las cosas fuertes que Pablo tiene que decir, me sorprende que su apelación sea por la ternura (o humildad) y la bondad (o mansedumbre) de Cristo. Ellos no son rasgos que normalmente asociamos con Pablo, pero Cristo le había dado ese espíritu para escribirles. ¡Ser fuerte y contundente no significa que uno no sea humilde! ¡Tampoco significa que tengas que ser abusivo! Hay una fuerza especial en la gentileza.

No se oye de muchos hombres tiernos hoy. La humildad tampoco es muy popular. El diccionario define tierno como “blando, fácil de cortar o doblar, que produce sentimientos de simpatía y dulzura, o afectuoso, cariñoso y amable.”  ¿Qué hombre quiere ser caracterizado así? Pero el cristiano humilde no es débil. Jesús fue tierno en su trato de la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8:1-11).

La mansedumbre es otra cualidad que no parece masculina o deseable. El diccionario define manso como “de naturaleza apacible y tranquila, un animal que no es bravo.” Para muchos en el mundo, el hombre manso es afeminado. La mansedumbre de Cristo era evidente cuando soportó el sufrimiento de la cruz. Pablo está apelando a ellos por esta mansedumbre y ternura. No parece ser una estrategia ganadora, dada la fuerza de la oposición, y en particular la batalla espiritual que él va a describir en un momento. ¡Pero tal vez lograríamos más si pudiéramos hacer nuestras apelaciones con el mismo espíritu!

Les ruego que cuando vaya no tenga que ser tan atrevido como me he propuesto ser con algunos que opinan que vivimos según criterios meramente humanos (la carne).

¿Fue una amenaza vacía? Está claro que Pablo quería evitar una confrontación difícil. La situación era bastante mala, y él está dispuesto a hacer todo lo necesario para resolverla. Él espera que respondan a esta carta para que él pueda concentrarse en edificarlos cuando los visite. Parece que hay unos pocos que están en la carne y no entienden lo que significa ser un cristiano; es por eso que responden a la situación como la gente del mundo. No se dan cuenta de que Pablo está en un reino completamente distinto, donde puedes ser humilde y manso, pero fuerte y firme a la vez.

Pelea – pero no como el mundo

Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo (no militamos según la carne).

La guerra es parte de la vida. No hay manera de evitarla. Mientras estemos en este mundo, habrá guerra con las fuerzas de maldad. No es posible decidir abandonar el mundo para evitarla, aunque algunos cristianos intentan hacerlo. Así que tienes que decidir cómo vas a luchar. ¿Recuerdas cómo luchabas antes de conocer a Cristo? Tal vez nadie te lo dijo, pero eso no sirve ya que eres un creyente. Si guerreas como el mundo, te cansarás y perderás la batalla.

Piensa en algunas batallas recientes en tu vida. ¿Cómo las luchaste?

Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.

Las armas del mundo

  • Armas de fuego, cuchillos y otros instrumentos de destrucción.
  • Los tribunales.
  • Calumnia, una guerra de palabras para destruir a otra persona.
  • Mentiras y engaño.
  • Manipulación y propaganda.
  • La sabiduría humana y la filosofía.
  • Psicología.
  • Astucia e ingenio humano.

¿Cuál usaste en el pasado? ¿Cuál has usado recientemente? Esas armas pueden ganar una batalla temporalmente, pero nunca ganan la guerra. Nunca tocan la raíz del problema, porque estamos en una guerra espiritual. Pablo dijo en su carta a los Efesios (6:12): Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.  Mucha gente (incluso los cristianos) no reconoce eso. Zacarías 4:6 nos recuerda cómo se gana la batalla: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Fortalezas

Para prevalecer en esta guerra, necesitamos armas con poder divino, que sólo están disponibles para el creyente. Si no destruimos las fortalezas, nos encontraremos siempre en escaramuzas y nunca ganaremos la batalla.

¿Qué es una fortaleza? Es la única vez que se usa esta palabra griega en el Nuevo Testamento. Edgardo Silvoso ha definido una fortaleza como: “Una mente impregnada de desesperanza que hace al creyente aceptar como algo inmutable lo que sabe es contrario a la voluntad de Dios.” Pienso en una fortaleza como un castillo que se está construyendo. Cada vez que se comete un pecado, un ladrillo más queda fijo en la pared. Cuando el pecado continúa sin arrepentimiento, esos “ladrillos” comienzan a formar una fortaleza. Con el tiempo, se convierte en una parte de tu vida, y Satanás tiene control sobre ti en esa área. Necesitas liberación, utilizando las armas divinas.

  • Naciones, comunidades y familias se convierten en fortalezas de poder demoníaco cuando repetidamente rechazan a Dios y persiguen al mal. Luego Satanás utiliza estas fuerzas del mal para influirlas y controlarlas.
  • El hombre que sigue sus propias ideas absurdas edifica fortalezas ideológicas a través de las cuales Satanás influye en la cultura y la sociedad, y su visión del mundo domina.
  • El pecado, los sentimientos y los patrones de comportamiento del hombre resultan en fortalezas personales.

Por supuesto, para batallar tenemos que saber con qué estamos luchando. La mayoría de la gente tiene varias fortalezas en su vida, muchas veces desde la infancia, y por lo general ni siquiera son conscientes de ellas. Piensan en ellas como debilidades o parte de su personalidad. Necesitamos discernimiento espiritual para identificarlas, y armas divinas para derribarlas. Aunque la revelación de ellas es un primer paso hacia la victoria, en sí misma rara vez las derriba. Tus mejores esfuerzos y psicoterapia y programas de doce pasos tampoco funcionarán.

¿Cuáles son esas armas que Dios nos ha dado?

  • Su Palabra, la espada del Espíritu. Así como Jesús usó una escritura adecuada contra el diablo en sus tentaciones, tenemos que conocer la Palabra para encontrar la escritura correcta y luego proclamarla con fe y autoridad.
  • Oración. Sobre todo la oración dirigida por el Espíritu, y oración en lenguas, si tienes un lenguaje de oración. Estas son oraciones de autoridad basadas en la Palabra de Dios, que proclamas en el nombre de Jesús. Pueden incluir reprender y renunciar al diablo y sus demonios. La oración que identifica y renuncia a cada «ladrillo» o pecado que compone la fortaleza en tu vida es especialmente eficaz.
  • Liberación. Dios tiene personas en su cuerpo con el don y la autoridad para atar y echar fuera a los malos espíritus que te oprimen. Por supuesto, puedes orar por tu propia liberación, pero una fortaleza fuerte puede requerir las oraciones de otros.
  • Los medios de gracia que Dios ha provisto, como participación regular en una iglesia sana, recibiendo predicación ungida de la Palabra, el bautismo y la santa cena.
  • En la batalla necesitas la armadura espiritual, como Pablo la describe en Efesios 6.
  • Otras cosas que sirven como armas son la verdad, una vida santa, proclamar el Evangelio, la fe, el amor y la esperanza de la salvación.

Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.  

La batalla

Pablo está pensando en la situación en Corinto, pero también revela la naturaleza de la batalla espiritual.

Un arma clave del enemigo en su guerra contra el reino de Dios es la ignorancia de quién es Dios. Dado que nuestro conocimiento de Dios proviene principalmente de la Biblia, Satanás hace todo lo posible para evitar que la leamos, o la malinterpretemos.

Jesús es la otra revelación de quién es Dios, pero muchas veces las representaciones populares de Cristo en la literatura y los medios de comunicación están equivocadas. Tienden a centrarse en sus enseñanzas y su amor, e ignoran sus críticas agudas de hipócritas y su manera magistral de manejar el conflicto. Podemos verlo como un bebé en el pesebre o un hombre indefenso en la cruz, en lugar del poderoso guerrero retratado en el Apocalipsis.

El mundo está lleno de discusiones sobre la creación, el estilo de vida y las expresiones propias de género y sexualidad. Claro que es importante presentar la verdad, pero si guerreamos como el mundo y entramos en debates, vamos a perder. La única manera de hacer frente a esos argumentos es destruirlos. Desafía las mentiras, proclama la verdad, y deja que el Espíritu de Dios abra sus mentes.

El campo de batalla principal es la mente. Puedes controlar tus acciones, pero es mucho más difícil controlar tus pensamientos. Cuando batallamos en la carne contra fantasías, dudas y tentaciones, por lo general perderemos. No permitas que esos pensamientos tengan vía libre. Llévalos cautivos. Toma pensamientos descontrolados y llévalos directamente a Cristo. Entonces, permítele a Él, como tu Señor, ordenarlos, para que tengas su mente. Llena tus pensamientos con su Palabra, adoración y otras cosas edificantes.

El camino a la victoria en la batalla de la mente es la obediencia a Dios. Cuando pongas en práctica la voluntad de Dios revelada en la Biblia, derrotarás la tentación, las dudas y las fantasías. La desobediencia abre una avalancha de pensamientos perversos y permite la construcción de fortalezas.

Y estamos dispuestos a castigar cualquier acto de desobediencia una vez que yo pueda contar con la completa obediencia de ustedes.

Este verso es difícil. ¿Cómo te sentirías si alguien entrara a tu iglesia para castigar toda desobediencia? ¿Cómo pueden saber cuáles son los actos? ¿Qué tipo de castigo sería? Posiblemente para expulsarlos de la iglesia o entregarlos a Satanás, como en la disciplina que Pablo describe en su primera carta a los corintios. ¿Pero quién los castigaría? Y si su obediencia fuera completa, ¿por qué sería necesario castigar la desobediencia? Parece que Pablo quiere darles toda oportunidad de arrepentirse y obedecer. Sólo cuando se hubieran agotado todos los demás medios, castigaría a los rebeldes que persistían en su desobediencia, atados en sus fortalezas. Entonces la apelación ya no estaría en la mansedumbre y la ternura de Cristo, sino utilizando las armas espirituales que Cristo nos ha dado:

“Si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.  De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo” (Mateo 18:17-18).

Si se permitiera que las fortalezas del enemigo permanecieran en la iglesia, se debilitaría y Satanás tendría un punto de acceso a todo el cuerpo. Dios prefiere ser tierno. Solo cuando persistimos en nuestra rebelión recurre a medidas más severas. Pero por amor, y la preocupación por su cuerpo y la reputación de Cristo, hará lo que sea necesario. Estamos en una guerra, y se espera batallas. Dios te ha dado las armas y la autoridad para vencer y derribar fortalezas. Ahora es tu turno de usarlas y recuperar lo que el diablo te ha robado. Pablo no va a rendirse y permitir que el diablo destruya esta iglesia. Esta carta es parte de su ataque contra las fuerzas del enemigo. ¡Toma tus armas y pelea la buena batalla, mi hermano y mi hermana!

 

Un hombre que vendió millones de discos – y no lo sabía

Quiero recomendar una película: Searching for Sugar Man (aunque tiene subtítulos en francés, pero no es español). Ganó el Oscar en 2013 para el mejor documental. Rodríguez era un cantante en la línea de Bob Dylan que vivía en Detroit a finales de los sesenta. Él hizo dos discos que fueron aclamados por la crítica, pero nadie los compró. Desapareció, y la leyenda popular era que se había suicidado en un concierto.

Mientras tanto, alguien trajo una copia de su álbum a Sudáfrica. Se convirtió en una sensación en el movimiento anti-apartheid de los años setenta y sus discos vendieron millones. Pero, personalmente, era un total desconocido. Él nunca vio ni un centavo de todas esas ventas, y nunca sabía de su popularidad en Sudáfrica. Para muchos años él hizo trabajo pesado en Detroit; trabajo muy humilde como la demolición y renovación de viviendas en algunos de los peores barrios de la ciudad.

Por último, a finales de los noventa, un aficionado de música en Sudáfrica decidió buscar la verdad acerca de esta leyenda, y finalmente lo encontró en Detroit. Fue llevado a Sudáfrica y recibido como un héroe. Dio varios conciertos con entradas agotadas. Regaló el dinero y volvió a su trabajo en Detroit, donde vive hoy muy humildemente.

Tuve una impresión muy fuerte mientras veía su recepción en Sudáfrica. Hay una multitud de «Rodríguez» en el reino de Dios, incógnitas que humildemente llevan una vida de servicio, sin buscar fama o notoriedad. El Señor me mostró que el cielo es semejante a lo que Sudáfrica fue para Rodríguez. Hay una nube de testigos y ángeles que saben lo que es realmente adentro de estos héroes anónimos. Un día, cuando lleguen al cielo, van a ser aplaudidos y recibir la recompensa de su Señor por su trabajo. Tu servicio para el Señor no es en vano. Puede parecer que nadie se da cuenta, pero tú puedes tener un impacto mucho más allá de lo que te imagines o sepas en esta vida. Sigue humillándote, y en su tiempo el Señor te exaltará.

 

2 Corintios 9:5-15: Sembrando y cosechando

Así que me pareció necesario rogar a estos hermanos que se adelantaran a visitarlos y completaran los preparativos para esa generosa colecta que ustedes habían prometido. Entonces estará lista como una ofrenda generosa, y no como una tacañería.Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes. Como está escrito:

«Repartió sus bienes entre los pobres;
su justicia permanece para siempre.»

10 El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia. 11 Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.

El tema en este pasaje (como en el capítulo 8) es la generosidad. En algunas traducciones la palabra aparece seis veces en estos pocos versículos.  La generosidad debe ser un resultado natural de conocer a Jesús y tener su corazón. Los corintios ya habían prometido ser generosos, pero a veces necesitamos un estímulo adicional para cumplir nuestras promesas.

¡Extorsión!

“Tacañería” significa mezquindad, o la inclinación para realizar los menores gastos posibles. Pablo sabía que se puede dar de mala gana o por obligación. Eso es legalista, traiciona un corazón egoísta y disgusta a Dios. Algunas traducciones usan la palabra “extorsión.” ¿Alguna vez te has sentido extorsionado en la iglesia? ¿Como si alguien estuviera tratando de quitarte dinero? Ora y decide qué dar y luego hazlo; es algo entre tú y Dios. Dios quiere darte un corazón alegre que busca oportunidades para compartir la abundancia que Él te ha dado. O sacrificar lo poco que tienes, si no has sido bendecido con abundancia en este momento. ¿Quieres experimentar más del amor de Dios? ¡Desarrolla un corazón abierto y generoso! ¡Él ama eso!

Sembrando y cosechando

El principio de sembrar y cosechar es muy popular hoy en día. Claro que  es verdad, pero Pablo nunca imaginó que lo usaría para manipular a la gente para dar con la expectativa equivocada y egoísta de más riquezas para sí mismo. Cuando Dios ve a un hombre sincero, con un corazón generoso, sembrando libremente lo que le ha dado, va a derramar más, para que pueda dar más. Dios te promete todo lo que necesitas, pero más allá de tu necesidad es por obras de justicia y bendiciendo a otros que tienen menos. No te promete la abundancia para que puedas vivir la vida buena. Él te enriquece para que tú seas generoso.

¿Y qué recibe Dios? Las gracias y alabanzas de quienes reciben de la bondad del pueblo de Dios. Queremos glorificar a Dios en nuestro dar, y dirigir toda la alabanza a Él. Si tu motivación es incorrecta, perderás la bendición que Dios tiene para ti:

»¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo.  Cuando le des a alguien que pasa necesidad, no hagas lo que hacen los hipócritas que tocan la trompeta en las sinagogas y en las calles para llamar la atención a sus actos de caridad. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que ésa.  Pero tú, cuando le des a alguien que pasa necesidad, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.  Entrega tu ayuda en privado, y tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará (Mateo 6:1-4).

Dios sabe lo que estás dando. No damos para impresionar a otros.

12 Esta ayuda que es un servicio sagrado no sólo suple las necesidades de los santos sino que también redunda en abundantes acciones de gracias a Dios. 13 En efecto, al recibir esta demostración de servicio, ellos alabarán a Dios por la obediencia con que ustedes acompañan la confesión del evangelio de Cristo, y por su generosa solidaridad con ellos y con todos. 14 Además, en las oraciones de ellos por ustedes, expresarán el afecto que les tienen por la sobreabundante gracia que ustedes han recibido de Dios. 15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!

El gran dador

¡Nunca puedes ser más generoso que Dios!  ¡Nos dio su propio hijo! ¡Y cada día te da más de su gracia!

  • Conocerás su amor por medio del privilegio y la alegría de satisfacer las necesidades de su pueblo.
  • Lo que das es una prueba de la sinceridad de tu fe, que debe manifestarse en obediencia.
  • No sólo serás bendecido materialmente, sino también espiritualmente, por las oraciones de aquellos que recibieron de ti.

Pablo concluye el pasaje (el más largo de la Biblia sobre el dar) señalando de nuevo al mayor dador de todos, y al don de su Hijo. Pablo no quiere manipular a nadie, sino formar un corazón generoso en los creyentes para que experimenten el gozo de dar, y sean bendecidos por las oraciones de los que reciben. Sobre todo quiere que ofrendas de alabanza y acción de gracias se levanten a Dios.

¿Cómo está tu dar? ¿Qué tienes para sembrar? ¿Qué haces con la abundancia que Dios te ha dado? Si ayudas a los necesitados en lugar de usarla para placeres innecesarios, experimentarás la bendición de Dios. ¡Abre tu corazón y aprovecha cada oportunidad para dar!

 

2 Corintios 9:1-4 Vergüenza

Uno de mis recuerdos más vívidos de la infancia es mi padre diciendo “vergüenza” a mi perro – no en voz muy alta, pero llena de lo que parecía odio. Mi pobre perro se derretiría cuando lo escuchara, y yo también, porque sentía que mi padre probablemente sentía lo mismo por mí. En estos pocos versículos, Pablo toca el tema de la vergüenza.

Asegurarse de que estén listos para dar

1En realidad, no necesito escribirles acerca del ministerio de ofrendar para los creyentes de Jerusalén.

A veces tengo que sonreírle a Pablo: Si no necesita escribirles, ¿por qué dedicar dos capítulos de su carta a esta ofrenda?

Pues sé lo deseosos que están de ayudar, y me estuve jactando en las iglesias de Macedonia de que ustedes, los de Grecia, hace un año estuvieron dispuestos a enviar una ofrenda. De hecho, fue su entusiasmo lo que fomentó que muchos de los creyentes macedonios comenzaran a dar.

Ya sea una ofrenda, evangelizando u otro aspecto de la vida cristiana, necesitamos testimonios alentadores que nos impulsen a la acción. Incluso si está teñido con un espíritu competitivo, Dios lo usará para sus propósitos.

  • ¿Hay algo en tu vida o en tu iglesia que aliente a otros?
  • ¿Hay alguien que te haya incitado a una mayor obediencia y discipulado más profundo? ¿Le has dicho lo agradecido que estás?
  • ¿Hay alguna historia inspiradora de la obra de Dios en otra iglesia que motive a tu congregación?

3Les envío a estos hermanos para estar seguro de que ustedes realmente están listos —como les he estado diciendo a ellos— y que ya tienen todo el dinero reunido. No quiero estar equivocado al jactarme de ustedes.

Es malo jactarse de alguien, y luego la persona falla. Pablo está enviando a este equipo de hermanos para asegurarse de que eso no suceda. Parte del discernimiento de un padre espiritual o supervisor de la iglesia es saber cuándo enviar ayuda, y a quién enviar.

Sería vergonzoso para nosotros —ni hablar de la vergüenza que significaría para ustedes— si algunos creyentes macedonios llegaran conmigo, ¡y encontraran que ustedes no están preparados después de todo lo que les hablé de ustedes!

Como incentivo adicional, Pablo menciona que algunos macedonios se van a unir a él cuando viaje a Corinto. Como la presión para limpiar tu casa cuando alguien importante te visita, esto puede motivar a los corintios a prepararse y tener todo en orden. Si no lo hacen, tanto ellos como Pablo pueden avergonzarse. Pablo quiere evitar eso.

¿Qué es la vergüenza?

Se define como “un sentimiento o turbación del ánimo ocasionado por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena.”  La sientes después de estar expuesto, especialmente la exposición inesperada de aspectos íntimos de sí mismo, y quieres cubrirte u ocultarte. La vergüenza es una herida para la autoestima, implicando un fracaso para alcanzar tus metas o ideales, e incluye sentimientos de inferioridad.

La vergüenza en la Biblia

La vergüenza es una fuerza poderosa, pero no fue parte del plan de Dios para nosotros. En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza (Génesis 2:25). Sólo sintieron vergüenza cuando pecaron, e hicieron lo que solemos hacer: se cubrieron a sí mismos.

  • La vergüenza en general es el resultado del pecado, el nuestro o de otra persona: Señor, tanto nosotros como nuestros reyes y príncipes, y nuestros antepasados, somos motivo de vergüenza por haber pecado contra ti(Daniel 9:8).
  • Es bueno a veces sentirse avergonzado por nuestros pecados, para conducirnos al arrepentimiento: ¿Acaso se han avergonzado de la abominación que han cometido? ¡No, no se han avergonzado de nada, ni saben siquiera lo que es la vergüenza! Por eso, caerán con los que caigan; cuando los castigue, serán derribados», dice el Señor(Jeremías 6:15).
  • Incluso puede haber momentos en los que tengamos que avergonzar a alguien que está bajo nuestra cobertura, como lo hizo Pablo: Digo esto para que les dé vergüenza. ¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito entre creyentes? (1 Corintios 6:5)

Los Salmos frecuentemente imploran a Dios que nos libere de la vergüenza, y que avergüence a nuestros enemigos:

  • Si confías en el Señor, tienes la certeza de que no te avergonzarás: Clamaron a ti, y los salvaste; confiaron en ti y nunca fueron avergonzados(Salmos 22:5).
  • Quien en ti pone su esperanza  jamás será avergonzado; pero quedarán en vergüenza los que traicionan sin razón(Salmos 25:3).
  • Cuando pones tu esperanza y confianza en Dios, Él te librará de la vergüenza. Lo opuesto a la vergüenza es el honor: Los sabios heredan honra, ¡pero los necios son avergonzados! (sólo merecen deshonra)(Proverbios 3:35).

La vergüenza se relaciona con el miedo, pero Dios promete la liberación de la vergüenza pasada y el temor de la vergüenza futura:

  • No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el oprobio de tu viudez(Isaías 54:4).
  • Dios se lo advirtió en las Escrituras cuando dijo: «Pongo en Jerusalén una piedra que hace tropezar a muchos, una roca que los hace caer. Pero todo el que confíe en él jamás será avergonzado» (Romanos 9:33).

Incluso el cristiano se enfrenta a cosas que producen vergüenza. Jesús lo experimentó; la cruz fue la forma más vergonzosa de morir, pero: por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.  Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo (Hebreos 12:2-3). Sigue el ejemplo de nuestro Salvador y fija los ojos en Él, menospreciando la vergüenza.

Es común sentirse vergüenza ajena, por algo más allá de tu control, que no es tu culpa. Examina cuidadosamente de dónde provienen los sentimientos de vergüenza, y reconoce que el diablo la utilizará para destruirte. En ese caso, renúnciala, y regocíjate en tu liberación de vergüenza en Jesús. Lamentablemente, muchas veces traemos la vergüenza sobre nosotros mismos: El justo aborrece la mentira; el malvado acarrea vergüenza y deshonra (Proverbios 13:5).  Para evitar la vergüenza, presta atención a la corrección: Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la corrección recibirá honra (Proverbios  13:18).

¡Libre de vergüenza!  

¿Te has sentido avergonzado de tus hijos cuando alguien vino a visitarte y ellos se portaron mal? ¿O de una iglesia que estás pastoreando cuando llegó una visita importante? Pablo va a hacer todo lo posible para asegurar que no se avergüence de esta iglesia cuando los otros hermanos la visiten. Como alguien con autoridad, Pablo tenía el derecho y la responsabilidad de trabajar con los corintios para evitar la vergüenza. Tú tienes esa autoridad en tu hogar, y el mismo derecho y responsabilidad. Examina tu vida y tu iglesia para ver si hay algo que te cause vergüenza, y haz lo necesario para solucionarlo. A la misma vez, haz todo lo posible para salvar a tu familia y a tu iglesia de la vergüenza.

¿Te sientes avergonzado de cosas en tu pasado? ¿Hay personas en tu vida que intentan hacerte sentir avergonzado, hasta utilizarla como un arma en tu contra? Si no has pedido el perdón de Dios, ese es el primer paso hacia la liberación. Si todavía estás involucrado en cosas vergonzosas, arrepiéntete y haz los cambios necesarios. Dios quiere liberarte de la vergüenza. Búscalo, entrégale ese peso y todo lo que te ha avergonzado, y regocíjate en su salvación.

 

2 Corintios 8:13-24 La meta es igualdad

13 No se trata de que otros encuentren alivio mientras que ustedes sufren escasez; es más bien cuestión de igualdad. 14 En las circunstancias actuales la abundancia de ustedes suplirá lo que ellos necesitan, para que a su vez la abundancia de ellos supla lo que ustedes necesitan. Así habrá igualdad, 15 como está escrito: «Ni al que recogió mucho le sobraba, ni al que recogió poco le faltaba.»

La meta es igualdad

Suena bien. Es un concepto muy sencillo: Si somos uno en Cristo y amamos a nuestros hermanos, vamos a compartir nuestros bienes con ellos. Para gente acostumbrada al capitalismo e individualismo, puede  parecer demasiado como el socialismo o el comunismo, pero hay una gran diferencia: El comunismo se impone a la gente por un gobierno secular; esto es completamente voluntario, viene de un corazón de amor por Dios y su pueblo, y la igualdad es entre los hermanos cristianos. Aunque también debemos preocuparnos por aquellos fuera de la iglesia, la promesa de Dios para provisión (y el mandato de distribuirla por igual) es para la iglesia: Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe (Gálatas 6:10).

Esto responde a la pregunta en el versículo 9: ¿Deberías seguir el ejemplo de Cristo y hacerte pobre para que otros puedan ser ricos? Aunque Dios puede llamarte a ese sacrificio, el objetivo en general de las ofrendas cristianas es igualar el estatus económico, no dar tanto que tú estás sufriendo. Mi preocupación es la grave desigualdad entre los cristianos en los países ricos y aquellos que ganan solo unos pocos dólares al día. No hay igualdad en el Cuerpo de Cristo hoy.

No estamos hablando de caridad; el versículo 15 asume que todos están trabajando. La Escritura no respalda la idea de algunos perezosos recibiendo los frutos de gente trabajadora. Nunca queremos fomentar la irresponsabilidad a través de programas gubernamentales. Pero si estamos prosperando porque tuvimos el privilegio de nacer en un país rico y recibir una buena educación, es un pecado no compartir con alguien muy trabajador sin esas bendiciones. Los corintios prosperaban y los creyentes en Jerusalén sufrían. Si Corinto experimenta una recesión en el futuro, se espera que los demás cristianos acudan en su ayuda. Durante muchos siglos la Iglesia practicaba esto, predicando contra la avaricia y el exceso,  al mismo tiempo que alentaba el trabajo duro. Hoy, la predicación de la prosperidad es un velo fino para la codicia.

Cuando obedecemos sus mandatos, Dios va a proveer  suficiente para todo su pueblo, siempre y cuando una parte del cuerpo ayude a la otra. La abundante provisión no es para que algunos vivan la vida buena, mientras que otros están en pobreza. Nuestro ejemplo es el maná en el desierto:

Y éstas son las órdenes que el Señor me ha dado: “Recoja cada uno de ustedes la cantidad que necesite para toda la familia, calculando dos litros por persona.” Así lo hicieron los israelitas. Algunos recogieron mucho; otros recogieron poco.  Pero cuando lo midieron por litros, ni al que recogió mucho le sobraba, ni al que recogió poco le faltaba: cada uno recogió la cantidad necesaria.  Entonces Moisés les dijo: “Nadie debe guardar nada para el día siguiente.”  Hubo algunos que no le hicieron caso a Moisés y guardaron algo para el día siguiente, pero lo guardado se llenó de gusanos y comenzó a apestar. Entonces Moisés se enojó contra ellos (Éxodo 16:16-20).

¿Qué nos enseña esta porción?

  • Recoge lo necesario. No codicies.
  • Si nadie codicia, Dios asegura que habrá suficiente para todos.
  • Dios te dará lo que necesitas: confía en Él para tu pan diario.

Charles Hodge escribió en su comentario:

“Si alguien trató de acaparar su parte, se echó a perder en sus manos. La lección de Éxodo y de Pablo es que en el pueblo de Dios se debe usar la sobreabundancia de uno para aliviar las necesidades de los demás; cualquier intento de contrarrestar esta ley dará lugar a la vergüenza y pérdida. La propiedad es como el maná, no soportará el acaparamiento.”

Aprendí esta dura lección hace muchos años. Yo tenía un viejo Ford Pinto que yo no estaba usando, y un hermano de la iglesia que no tenía un carro quería prestarlo. Por alguna razón (que ni siquiera recuerdo),  inventé una excusa falsa (mentí) y le dije que no. El carro estaba funcionando bien, pero cuando fui a conducirlo un poco más tarde, la transmisión murió y ese carro fue directamente al depósito de chatarra. Estoy seguro de que habría funcionado muy bien para el hermano.

16 Gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma preocupación que yo tengo por ustedes. 17 De hecho, cuando accedió a nuestra petición de ir a verlos, lo hizo con mucho entusiasmo y por su propia voluntad. 18 Junto con él les enviamos al hermano que se ha ganado el reconocimiento de todas las iglesias por los servicios prestados al evangelio. 19 Además, las iglesias lo escogieron para que nos acompañe cuando llevemos la ofrenda, la cual administramos para honrar al Señor y demostrar nuestro ardiente deseo de servir. 20 Queremos evitar cualquier crítica sobre la forma en que administramos este generoso donativo; 21 porque procuramos hacer lo correcto, no sólo delante del Señor sino también delante de los demás.

22 Con ellos les enviamos a nuestro hermano que nos ha demostrado con frecuencia y de muchas maneras que es diligente, y ahora lo es aún más por la gran confianza que tiene en ustedes. 23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador entre ustedes; y en cuanto a los otros hermanos, son enviados de las iglesias, son una honra para Cristo. 24 Por tanto, den a estos hombres una prueba de su amor y muéstrenles por qué nos sentimos orgullosos de ustedes, para testimonio ante las iglesias.

¡Qué bueno saber que un hombre como Pablo está personalmente preocupado por ti y tu iglesia (versículo 16)! Las traducciones alternativas para “preocupado” son: solicitud, atención y entusiasmo. ¡Qué maravilloso tener a alguien entusiasmado contigo! ¡Y saber que Dios pone ese tipo de solicitud para ti en los corazones de los demás! Mejor aún, Dios tiene esa preocupación y entusiasmo por ti. ¿Te ha dado Dios entusiasmo por otra iglesia? ¿Una preocupación por otros creyentes? ¿Qué estás haciendo al respecto? Actuar en este tipo de preocupación dada por Dios es esencial para el funcionamiento saludable del cuerpo de Cristo.

Cosas específicas para esta ofrenda

  • Tito es el hombre encargado para recibir la ofrenda. Él y Pablo son compañeros en el ministerio y unidos en espíritu. Comparten la misma preocupación dada por Dios por los corintios y por esta ofrenda. Tito es amado por ellos y está entusiasmado con la colecta. Pablo no lo presionó para que se fuera, Tito tomó la iniciativa.
  • Un segundo hermano sin nombre (muchos creen que fue Lucas o Bernabé), vendrá con Tito, que garantiza aún más que el dinero será puesto en buen uso. Este hermano es muy respetado por todas las iglesias, y fue elegido por ellos, no por Pablo.
  • El equipo se completa con un tercer hermano, también sin nombre. Con el envío de estos ministros importantes, Pablo garantiza el uso de esta colecta. Una nota interesante sobre el versículo 23: el griego diceapóstoles de las iglesias – parece que había un cuerpo reconocido de apóstoles en esa época.
  • Un poco de psicología: Pablo llama a su don “liberal”, quizás en fe, o utilizando el poder de la sugestión. ¡Está haciendo todo lo posible para asegurar que realmente es liberal! La ofrenda es:
    • Una prueba de su amor: “si ustedes no dan, parece que en realidad no tienen amor; pongan en acción el amor.”
    • Una oportunidad para mostrar a los demás por qué Pablo está tan orgulloso de ellos (como un padre que quiere presentar a su hijo a otros miembros de la familia).
    • Una oportunidad para mostrar a todas las iglesias lo buenos que son los corintios.

Pautas universales cuando se trata de dinero

  • Haz todo correcto, no solo ante los ojos de Dios, sino también ante los ojos del mundo. Qué triste que los medios de comunicación tiendan a retratar a los cristianos como charlatanes, abusando del dinero de otras personas. Aún más triste, porque hay una base para ello.
  • Recuerda que la gente critica todo lo que no está bien hecho. Maneja el dinero con tanta integridad que estás por encima de las críticas.
  • El manejo adecuado del dinero honra y glorifica al Señor; un manejo impropio le deshonra y trae vergüenza  a su nombre.

Esta colecta toma mucho tiempo y energía de algunos de los más grandes líderes de la iglesia primitiva. Pablo se comprometió con sus mejores hombres y meses de su tiempo para entregarlo. Era muy consciente de su responsabilidad ante Dios, e hizo todo lo posible para manejarlo con la máxima integridad. ¿Tiene la misma prioridad la ayuda económica a las iglesias necesitadas en nuestros ministerios hoy? ¿Estás dispuesto a predicar lo que la Biblia dice acerca de la igualdad económica entre los creyentes? ¿Das lugar a críticas en tu manejo de las finanzas? ¿Hay algo que debes cambiar en tu iglesia para hacer todo conforme al ejemplo de Pablo? ¿Estás siendo obediente a Dios en tus propias ofrendas?