2 Corintios 9:1-4 Vergüenza

Uno de mis recuerdos más vívidos de la infancia es mi padre diciendo “vergüenza” a mi perro – no en voz muy alta, pero llena de lo que parecía odio. Mi pobre perro se derretiría cuando lo escuchara, y yo también, porque sentía que mi padre probablemente sentía lo mismo por mí. En estos pocos versículos, Pablo toca el tema de la vergüenza.

Asegurarse de que estén listos para dar

1En realidad, no necesito escribirles acerca del ministerio de ofrendar para los creyentes de Jerusalén.

A veces tengo que sonreírle a Pablo: Si no necesita escribirles, ¿por qué dedicar dos capítulos de su carta a esta ofrenda?

Pues sé lo deseosos que están de ayudar, y me estuve jactando en las iglesias de Macedonia de que ustedes, los de Grecia, hace un año estuvieron dispuestos a enviar una ofrenda. De hecho, fue su entusiasmo lo que fomentó que muchos de los creyentes macedonios comenzaran a dar.

Ya sea una ofrenda, evangelizando u otro aspecto de la vida cristiana, necesitamos testimonios alentadores que nos impulsen a la acción. Incluso si está teñido con un espíritu competitivo, Dios lo usará para sus propósitos.

  • ¿Hay algo en tu vida o en tu iglesia que aliente a otros?
  • ¿Hay alguien que te haya incitado a una mayor obediencia y discipulado más profundo? ¿Le has dicho lo agradecido que estás?
  • ¿Hay alguna historia inspiradora de la obra de Dios en otra iglesia que motive a tu congregación?

3Les envío a estos hermanos para estar seguro de que ustedes realmente están listos —como les he estado diciendo a ellos— y que ya tienen todo el dinero reunido. No quiero estar equivocado al jactarme de ustedes.

Es malo jactarse de alguien, y luego la persona falla. Pablo está enviando a este equipo de hermanos para asegurarse de que eso no suceda. Parte del discernimiento de un padre espiritual o supervisor de la iglesia es saber cuándo enviar ayuda, y a quién enviar.

Sería vergonzoso para nosotros —ni hablar de la vergüenza que significaría para ustedes— si algunos creyentes macedonios llegaran conmigo, ¡y encontraran que ustedes no están preparados después de todo lo que les hablé de ustedes!

Como incentivo adicional, Pablo menciona que algunos macedonios se van a unir a él cuando viaje a Corinto. Como la presión para limpiar tu casa cuando alguien importante te visita, esto puede motivar a los corintios a prepararse y tener todo en orden. Si no lo hacen, tanto ellos como Pablo pueden avergonzarse. Pablo quiere evitar eso.

¿Qué es la vergüenza?

Se define como “un sentimiento o turbación del ánimo ocasionado por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena.”  La sientes después de estar expuesto, especialmente la exposición inesperada de aspectos íntimos de sí mismo, y quieres cubrirte u ocultarte. La vergüenza es una herida para la autoestima, implicando un fracaso para alcanzar tus metas o ideales, e incluye sentimientos de inferioridad.

La vergüenza en la Biblia

La vergüenza es una fuerza poderosa, pero no fue parte del plan de Dios para nosotros. En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza (Génesis 2:25). Sólo sintieron vergüenza cuando pecaron, e hicieron lo que solemos hacer: se cubrieron a sí mismos.

  • La vergüenza en general es el resultado del pecado, el nuestro o de otra persona: Señor, tanto nosotros como nuestros reyes y príncipes, y nuestros antepasados, somos motivo de vergüenza por haber pecado contra ti(Daniel 9:8).
  • Es bueno a veces sentirse avergonzado por nuestros pecados, para conducirnos al arrepentimiento: ¿Acaso se han avergonzado de la abominación que han cometido? ¡No, no se han avergonzado de nada, ni saben siquiera lo que es la vergüenza! Por eso, caerán con los que caigan; cuando los castigue, serán derribados», dice el Señor(Jeremías 6:15).
  • Incluso puede haber momentos en los que tengamos que avergonzar a alguien que está bajo nuestra cobertura, como lo hizo Pablo: Digo esto para que les dé vergüenza. ¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito entre creyentes? (1 Corintios 6:5)

Los Salmos frecuentemente imploran a Dios que nos libere de la vergüenza, y que avergüence a nuestros enemigos:

  • Si confías en el Señor, tienes la certeza de que no te avergonzarás: Clamaron a ti, y los salvaste; confiaron en ti y nunca fueron avergonzados(Salmos 22:5).
  • Quien en ti pone su esperanza  jamás será avergonzado; pero quedarán en vergüenza los que traicionan sin razón(Salmos 25:3).
  • Cuando pones tu esperanza y confianza en Dios, Él te librará de la vergüenza. Lo opuesto a la vergüenza es el honor: Los sabios heredan honra, ¡pero los necios son avergonzados! (sólo merecen deshonra)(Proverbios 3:35).

La vergüenza se relaciona con el miedo, pero Dios promete la liberación de la vergüenza pasada y el temor de la vergüenza futura:

  • No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el oprobio de tu viudez(Isaías 54:4).
  • Dios se lo advirtió en las Escrituras cuando dijo: «Pongo en Jerusalén una piedra que hace tropezar a muchos, una roca que los hace caer. Pero todo el que confíe en él jamás será avergonzado» (Romanos 9:33).

Incluso el cristiano se enfrenta a cosas que producen vergüenza. Jesús lo experimentó; la cruz fue la forma más vergonzosa de morir, pero: por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.  Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo (Hebreos 12:2-3). Sigue el ejemplo de nuestro Salvador y fija los ojos en Él, menospreciando la vergüenza.

Es común sentirse vergüenza ajena, por algo más allá de tu control, que no es tu culpa. Examina cuidadosamente de dónde provienen los sentimientos de vergüenza, y reconoce que el diablo la utilizará para destruirte. En ese caso, renúnciala, y regocíjate en tu liberación de vergüenza en Jesús. Lamentablemente, muchas veces traemos la vergüenza sobre nosotros mismos: El justo aborrece la mentira; el malvado acarrea vergüenza y deshonra (Proverbios 13:5).  Para evitar la vergüenza, presta atención a la corrección: Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la corrección recibirá honra (Proverbios  13:18).

¡Libre de vergüenza!  

¿Te has sentido avergonzado de tus hijos cuando alguien vino a visitarte y ellos se portaron mal? ¿O de una iglesia que estás pastoreando cuando llegó una visita importante? Pablo va a hacer todo lo posible para asegurar que no se avergüence de esta iglesia cuando los otros hermanos la visiten. Como alguien con autoridad, Pablo tenía el derecho y la responsabilidad de trabajar con los corintios para evitar la vergüenza. Tú tienes esa autoridad en tu hogar, y el mismo derecho y responsabilidad. Examina tu vida y tu iglesia para ver si hay algo que te cause vergüenza, y haz lo necesario para solucionarlo. A la misma vez, haz todo lo posible para salvar a tu familia y a tu iglesia de la vergüenza.

¿Te sientes avergonzado de cosas en tu pasado? ¿Hay personas en tu vida que intentan hacerte sentir avergonzado, hasta utilizarla como un arma en tu contra? Si no has pedido el perdón de Dios, ese es el primer paso hacia la liberación. Si todavía estás involucrado en cosas vergonzosas, arrepiéntete y haz los cambios necesarios. Dios quiere liberarte de la vergüenza. Búscalo, entrégale ese peso y todo lo que te ha avergonzado, y regocíjate en su salvación.