Salmo 6: De la angustia a una nueva esperanza

Este es un Salmo de David, el hombre conforme al corazón de Dios. No sabemos lo que estaba pasando en su vida cuando lo escribió, pero es obvio que este gran rey, guerrero, y varón de Dios estaba angustiado. ¿Eso te sorprende, como me sorprendió a mí la primera vez que lo leí? David tenía poder, mucho dinero, mujeres hermosas, e hijos bien parecidos. Nadie sabía la angustia del mundo interior de David (hasta que publicaron sus salmos). Al igual tú puedes envidiar al hombre que parece confiado y exitoso, pero es muy probable que por adentro él tiene los mismos temores y luchas como tú.

Temor de la ira de Dios

Oh Señor, no me reprendas en tu enojo
ni me disciplines en tu ira.

David sabía como es sufrir bajo la ira y la reprensión de Dios, y sabía que esa ira significa disciplina. A veces, con la visión clara, aceptamos que la disciplina es para nuestro bien, pero cuando estás angustiado como David, puede ser abrumador. No sabemos si en realidad Dios estuviera enojado con David en este momento, pero en el dolor es fácil sentir así.

¿Has conocido la reprensión de Dios? ¿Tienes la comunicación abierta con Dios para que sepas si está enojado contigo? ¿Es posible que estás experimentando la disciplina de Dios en este momento? ¿Te alienta saber que un gran hombre como David también experimentó la ira y la disciplina de Dios? ¿Has pensado que Dios está enojado contigo porque la vida es tan dura? Si Él está juzgándote o disciplinándote, te revelará la razón por lo cual.

Ten misericordia, Señor. ¡Estoy angustiado!

Ten compasión de mí, Señor, porque soy débil;
sáname, Señor, porque mis huesos agonizan.

Tal vez parte de su problema fue alguna enfermedad. Dificultades y obstáculos se engrandecen cuando estás enfermo. Aun cuando la enfermedad no está grave, a veces te sientes como vas a morir. David está sufriendo mucho dolor. Él está débil, y no puede hacer nada al respecto. Dios es su única esperanza. Él cree que Dios puede sanar. Él sabe que Dios es misericordioso. Sin embargo, no está seguro si recibirá esa misericordia o curación. Sabe que no la merece, pero todavía la pide.

¿Has conocido la misericordia de Dios? ¿Eres consciente que no mereces todas sus bendiciones? ¿Te sientes enfermo, o débil, o agonizado? ¿Crees que Dios puede sanarte? ¿Lo puedes pedir con fe en este momento? No para exigir o mandar la curación, sino confiando en el cuidado amoroso de Dios para ti.

¿Hasta cuándo?

Mi corazón está angustiado;
¿cuánto falta, oh Señor, para que me restaures?

Su dolor no es sólo físico; él está luchando con algo mucho más profundo que la enfermedad, algo que puede causar síntomas físicos. Su alma está angustiada; no está seguro cuánto más puede soportar. A menudo es difícil ver cómo el dolor terminará; parece que la angustia siempre dura demasiado tiempo.

¿Has conocido angustia del alma? ¿Qué era la fuente de ella? ¿Cómo la has aliviado? Yo no sé cuánto tiempo tu angustia puede durar,  pero estoy seguro que Dios es soberano, y Él no se deleita en verte tan angustiado. A veces estamos angustiados porque somos cabezones. A veces la respuesta a «¿Hasta cuándo?» es: hasta que te arrepientes de verdad, hasta que te humillas y pides perdón, hasta que entregas tu vida a Dios. Eso suena duro. Cuando tu alma está en angustia lo que deseas es consuelo y alivio. El Espíritu Santo es el Consolador, que camina a tu lado y mora dentro de ti, pero también es el que te convence del pecado y te trae al Padre.

¡Sálvame!

Vuelve, oh Señor, y rescátame;
por tu amor inagotable, sálvame.

David reconoció y confesó su necesidad de liberación y salvación. Si alguien tenía los medios para liberarse a sí mismo, parece que sería el que como muchacho mató a Goliat, pero Dios lo ha llevado a un lugar donde él sabe que su única salvación viene de Dios. David ha conocido el amor de Dios, y ahora se aferra a ese amor, en la esperanza que Dios lo salvará una vez más, como lo había hecho tantas veces en el pasado.

Es difícil para los hombres llegar al final de sí mismo, darse por vencido, y pedir a Dios para liberación y salvación. A veces la liberación que necesitamos es de enemigos físicos, pero a veces necesitamos liberación de las fuerzas espirituales de maldad que nos oprimen y nos encadenan. Tu hayas intentado muchas veces a librarte en tu propia fuerza, pero Dios puede hacer la situación tan insoportable que por fin tienes que dejarle ayudarte.

¿Crees que el amor de Dios nunca falla? ¿Lo ha fallado para ti alguna vez? ¿Puedes recibir ese amor? ¿Es difícil para ti creer que realmente Dios te ama? ¡Dios te ama al extremo de enviar a su propio Hijo a morir en la cruz por tu salvación!

¡No quiero morir!

Pues los muertos no se acuerdan de ti;
¿quién puede alabarte desde la tumba?

David cree que está en una lucha de vida y muerte; todavía cree que será más útil para Dios vivo que muerto. Él sabe que unos de los propósitos más importantes de la vida son proclamando la grandeza de Dios y alabándolo. David no puede hacer eso si está muerto, y lo usa para negociar con Dios.

¿Cómo te va proclamando el nombre de Dios? ¿Es tu vida un buen testimonio para tu Salvador? ¿Es importante para ti proclamar su nombre? ¿O esperarás hasta que estás casi muerto para negociar con Dios? He visto a un sinnúmero de presos decir que servirán a Dios para el resto de su vida si sólo Él les sacara de la cárcel. ¿Has hecho ese tipo de promesa a Dios? ¿La has cumplido?

¿Cómo va tu alabanza? No estoy hablando de mirar al grupo de alabanza en la iglesia o aun cantando con ellos. Estoy hablando de una adoración sincera que quiere glorificar a Dios en toda tu vida. ¿Es el deseo de tu corazón ver a Jesucristo exaltado?

El varón llorón

Estoy agotado de tanto llorar;
toda la noche inundo mi cama con llanto,
la empapo con mis lágrimas.

¿Cómo podría David el bailador, el escritor de Salmos tan hermosos, David que tenía tanto a su favor, sufrir de tal depresión? ¿Cómo pudiera un tipo  fuerte como David ser un llorón? Es difícil salir de una depresión tan profunda. Las lágrimas pueden ser un gran alivio, pero parece que no es el caso aquí. Los siguientes versículos nos dan una pista de lo que está causándole estar tan abajo.

¿Has conocido depresión? ¿Has sentido que estabas mal porque estabas tan deprimido? ¿Ha estado tan profundo tu gemido que sacó tus fuerzas y ​​te debilitó? ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un buen llanto? ¿Fuese útil expresar tu dolor en lágrimas?

Enemigos sinnúmero

El dolor me nubla la vista;
tengo los ojos gastados a causa de todos mis enemigos.

El dolor añade a la depresión; siente como una profunda tristeza. A menudo, cuando estamos deprimidos nos sentimos tristes por nuestra situación y todos los problemas que vemos a nuestro alrededor. ¡Realmente puede afectar la vista, hasta decir que tienes los ojos gastados! Y por fin vemos porque David está clamando por auxilio: una multitud de enemigos. Casi toda su vida ha sido una lucha; tal vez ya está cansado.

¿Cuáles enemigos estás enfrentando? Pueden ser personas, circunstancias, espíritus malignos, o cosas dentro de ti mismo. ¿Te sientes como son demasiados para derrotar? ¿Te has permitido sentir dolor o tristeza? Muchos no quieren “confesar” esos sentimientos, creyendo que es una mala confesión o una falta de fe. Muchos hombres lo cubren con actividad y entretenimiento, pero es saludable enfrentar tu dolor. El setenta por ciento de este Salmo ha sido un lamento. Algunos pudieran condenar a David por ser demasiado negativo y hacer una confesión negativa. No pueden soportar su dolor, y quieren arreglarle o callarle. Pero antes de tomar un paso adelante muchas veces tenemos que completamente expresar nuestro dolor.

Fuerzas renovadas

Váyanse todos los que hacen el mal,
porque el Señor ha oído mis sollozos.

Al igual con muchos de los Salmos de David, cuales comienzan angustiados o con muchas inquietudes, este salmo termina con una fe renovada y nueva confianza en Dios. Muchos hombres tienen miedo de ser honestos acerca de sus dudas y temores; David se enfrentó a ellos, no para regodearse en su depresión, sino para confrontar lo que siente con la verdad. Nuevas fuerzas comienzan a fluir dentro de David, y exige que los malhechores retrocedan; no van a dominarlo. Él todavía tiene la autoridad para decirles que se vayan. ¿Por qué? Porque él sabe que Dios ha oído su llanto y está a su lado. Algunas personas no encuentran esta fuerza porque no son permitidas llorar o confesar su dolor.

¿Eres capaz de hablar con la autoridad de Dios – y tu autoridad como un hombre – a los que intentan hacer daño a ti, tu familia o tu iglesia? ¿Sabías que tus sollozos son una forma de comunicación con Dios? A veces no tienes que decir nada – tus lágrimas son suficientes. ¿Crees que Dios ha oído tu llanto?

¡Dios me ha oído!

El Señor ha escuchado mi ruego;
el Señor responderá a mi oración.

La fuerza sigue a infundir este gran varón de Dios. No se queda en la profundidad de su depresión. Clamó por misericordia y oró a Dios, y tiene la certeza que Dios le ha escuchado y responderá a su oración. Eso no significa que todo necesariamente saldrá como a él le gustaría, pero hay mucho aliento que viene al saber que Dios te ha escuchado y ha aceptado tu oración como legítima.

A veces estamos tan desanimados que ni siquiera oramos ni pensamos que Dios oiría un grito por misericordia, pero ¿puedes tomar el primer paso, clamando aÉl? ¿Hay algo que tienes que arreglar con Dios para tener más certeza que Él escuchará tus oraciones? ¿Le has dado gracias por su misericordia y por Jesús, tu gran sumo sacerdote que está intercediendo para ti?

¡Liberación!

10 Que todos mis enemigos sean deshonrados y aterrorizados;
que retrocedan de golpe, avergonzados.

Estos enemigos han hecho su vida miserable. Las Escrituras revelan que muchos de sus enemigos eran de su propia casa y asesores cercanos, ¡incluso su propio hijo! Eso duele. Pero ahora la fe de David se ha renovado y puede proclamar con confianza que todos sus enemigos no sólo se apartarán de él, sino que también serán avergonzados y turbados. La venganza es de Dios, y David no tiene ningún plan para aterrorizarlos. Su confianza es que Dios los llevará a este punto.

¿Cuáles son tus enemigos que te hacen la vida imposible? ¿Puedes entregarlos al Señor? ¿Te molesta que tienes enemigos? ¿Te ayuda saber que incluso un gran hombre como David tenía a muchos enemigos? Estamos en una batalla de por vida. Lo siento, pero siempre vas a tener enemigos. Satanás no está de dar la vuelta y aligerar sus ataques. Jesús nos dijo que en este mundo tendríamos tribulación, pero no te desanimes, porque Él ha vencido al mundo. Eso nos permite descansar en el amor de Dios y confiar que Dios es justo, y juzgará a nuestros enemigos como merecen. Mientras tanto, eres libre para levantarte y seguir sirviendo a tu Señor. David ofrece un gran ejemplo de cómo se puede pasar de las profundidades de la depresión a un lugar de confianza y fuerza renovada.

 

Job 39: El Caballo

El capítulo 39 de Job nos da una imagen encantadora de nuestro Dios alegrándose en las criaturas diversas que creó. Algunos, como el avestruz, son francamente cómicos:

16 Maltrata a sus polluelos como si no fueran suyos,
y no le importa haber trabajado en vano,
17 pues Dios no le dio sabiduría
ni le impartió su porción de buen juicio.
18 Pero cuando extiende sus alas y corre,
se ríe de jinetes y caballos.

Qué bueno es saber que Dios sabe cómo divertirse. ¿Sabes cómo expresar tu creatividad en el taller, el jardín, o algún otro lugar? ¡Dios lo hace también! ¡Una mirada a un show en Animal Planet muestra la increíble diversidad de su creación! El avestruz puede reírse del caballo, pero un caballo no es nada para reírse. De hecho, la descripción que Dios nos da del caballo me hace pensar que era una de sus criaturas favoritas. Como hombre, me identifico con el caballo como muy masculino, aun si es una yegua:

19 »¿Le has dado al caballo su fuerza?
¿Has cubierto su cuello con largas crines?
20 ¿Eres tú quien lo hace saltar como langosta,
con su orgulloso resoplido que infunde terror?
21 Patalea con furia, regocijándose en su fuerza,
y se lanza al galope hacia la llanura.
22 Se burla del miedo; a nada le teme;
no rehuye hacerle frente a la espada.
23 En torno suyo silban las flechas,
brillan las lanzas y las jabalinas.
24 En frenética carrera devora las distancias;
al toque de trompeta no es posible refrenarlo.
25 En cuanto suena la trompeta, resopla desafiante;
percibe desde lejos el fragor de la batalla,
los gritos de combate y las órdenes de ataque.

Lee esta hermosa poesía un par de veces y deja que ella penetre tu alma. Dios está hablando con un hombre que ha perdido todo, sufrió increíblemente, y probablemente piensa que su vida está para terminar. Luego él escucha la descripción de este glorioso animal. ¿Has admirado los músculos de un caballo corriendo a través de un campo, tal vez volando sobre un obstáculo, o haciendo cabriolas en el aire? Ver a un animal como este me infunde de vida. Creo que Dios quería que Job riera con el avestruz – y sacara fuerza de esta hermosa descripción de un caballo. Hay mucho aquí que Dios quiere para ti como un hombre:

Fuerza

Tú puedes sentir esa fuerza en el gimnasio, luchando con un árbol en tu patio o un perno terco en tu coche, o haciendo el amor. Dios te hizo fuerte. Si has dejado que tu fuerza disminuyera con edad y un estilo de vida más sedentario, tal vez Dios quiere que hagas una conexión nueva con ella. Es posible ser viejo y todavía fuerte, pero también hay algo más que fuerza física. A menudo, cuando la fuerza bruta comienza a desaparecer, puedes sentir la fuerza interiores aumentándose. Fomenta eso. Haz ejercicio y mantén tu fuerza física, pero aún más importante, nutre la fuerza interior de tu carácter. Como el caballo, regocíjate en tu fuerza. Siente tu fuerza y ​​da gracias a Dios por ella. Es posible que has utilizado tu fuerza para destrucción en el pasado. Es posible que tienes que poner riendas en ella, o aceptar las riendas que Dios pone en ella. La fuerza desenfrenada de un caballo es agradable a la vista y se siente bien al caballo, pero no vale mucho. Tú quizás admiras la fuerza de un fisicoculturista, pero a menos que nuestra fuerza es sometida al señorío de Cristo, probablemente no va a cumplir mucho. Tú tienes tremendas fuerzas para hacer el bien y edificar el reino de Dios. Dios le da al caballo su fuerza, y Él te da tu fuerza a ti. Me acuerdo de Efesios 6:10: Hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Ten cuidado de no ser orgulloso u obsesionado con tu propia fuerza. Da la honra y gloria a Dios. Esa fuerza física no dura para siempre.

Una melena que fluye

Quizás tu cabello no fluye; puede ser que ya no tienes mucho pelo. La mayoría de los hombres tienen peinados cortos. Con mucho gusto Dios bendijo al caballo con su hermosa melena y abrigo, y Él te hizo a ti atractivo, no importa el color de tu cabello, ya sea liso o rizado, o cuánto te quede. Cuida de ello y mantenlo bien peinado. Tú puedes ser muy guapo (o no), pero recuerda que Dios mira al corazón. Dedica tanto tiempo a cultivar una impresionante apariencia interior como dedicas a tu apariencia externa.

Denuedo

Siento una mezcla de asombro y tristeza al ver películas de guerra y esos hermosos caballos entrando en la batalla – solo para morir. El caballo en Job 39 no tiene miedo de la espada. Se deleita en las lanzas y las jabalinas que es privilegiado a llevar. Nuestro Dios es un guerrero. Él nos ha diseñado para guerrear, y nos da armas y montajes tan impresionantes como caballos para llevarnos a la batalla. Pero ahora muchos hombres nunca entran en la batalla; demasiados se esconden de la batalla (a excepción de sus juegos de video). Las historias de valentía y denuedo son pocas. Por supuesto, Jesús dijo que los pacificadores son bienaventurados. Nuestra imagen de Jesús es de un hombre no violento y tierno (a excepción cuando echó fuera a los mercaderes del templo), pero Él va a volver como un gran guerrero.

Job nos dice que el caballo espera el sonido de la trompeta; capta la esencia de la batalla desde lejos, y está dispuesto a entrar en la guerra. Cuando oye el grito de batalla ya está listo. ¿Y tú? ¿Estás escuchando para el sonido de la trompeta? ¿Hay una guerra en tu familia, tu iglesia o tu comunidad – y ya es tiempo entrar en ella? ¿Estás preparado para la batalla?

Emoción

¡El caballo salta como una langosta! ¿Puedes visualizarlo «devorando la distancia,» pataleando con furia y con resoplido orgulloso? ¡Él no puede estar quieto! ¡Está lleno de energía! ¿Cómo está tu energía? ¿Y tú entusiasmo para la vida? ¿Has perdido la emoción, porque no estás en la batalla? Manipular a algunos soldados en un videojuego o ver una película de guerra: ¿es lo más cerca que llegas a la batalla? ¿Te has desprendido de la vida? ¿Eres tan gordo y lleno de carbohidratos refinados que tu nivel de energía es bajo? ¿Te cansa para pensar de salir a correr o hacer ejercicio? ¡Empieza a vivir de nuevo! Dios quiere que saltes como el hombre en el templo que fue curado. Él quiere que te entusiasmes con la vida. En lugar de sentarte todo el día, Dios te quiere tan lleno de energía que no puedes estar quieto. (Ahora, tengo que decir, hay algunos hombres tan hiperactivos que necesitan sentarse y descansar, y aprender a esperar en el Señor. Pero parece que están en la minoría.)

Infundir terror

¿Cuándo fue la última vez que alguien notó tu «resoplido?” Bueno, tengo que confesar que hay un montón de hombres resoplando. A veces infunden terror en sus hijos el momento que entran en la casa, exigiendo que hacen todo a la manera de papi. O infunden terror en sus subordinados, quienes esperan una nueva reprimenda. ¡Incluso los pastores pueden sembrar terror en sus obreros con su resoplido religioso! No  dudo que la mayor parte del terror que estos hombres infunden está en la persona equivocada por la razón equivocada. Es el diablo quien debe temblar en sus botas. En lugar de ver a nosotros como una broma, sus representantes en posiciones de poder mundano deben estar aterrorizados ante nuestra fuerza y ​​las batallas sabias que estamos peleando. Tal vez si empezamos a reflejar estos rasgos del caballo (y mucho más), el temor de Dios cayera cuando hablamos y hacemos milagros en su nombre.

Intrepidez

Guao. El caballo se burla del miedo. Él no tiene miedo de nada. Muchos hombres me recuerdan de mi pitbull. Como tú sabes, se supone que deben ser perros muy bravos, infundiendo terror en los demás. Pues, el mío no lo sabía. Él fue abusado como cachorro (no por mí) y estaba lleno de miedo. ¡Subía a la segunda planta y se escondía cuando sonaba el timbre de la puerta! Pero no más: él está justo en la puerta ladrando y gruñendo. Fue requerido castrarlo cuando lo adoptamos, pero poco a poco está recuperando su fuerza viril. Hace unas semanas se enfrentó a un zorro. No había manera de que él daría marcha atrás. No importa lo que hizo el zorro, no había ni rastro de miedo en mi perro Tiger. Él persigue ciervos y casi todos los animales salvajes. ¿Pero darle un gato? Olvídalo. Él tiene miedo de las cosas más tontas. Muchos de nosotros somos como Tiger. No nos damos cuenta de nuestra fuerza, tenemos miedo de las cosas más extrañas, y participamos en cosas que no nos corresponde. ¿De qué tienes miedo? ¿Qué tiene que cambiar en ti para burlarte del miedo como el caballo? Es obvio que Dios ama la intrepidez del caballo. Él incluye cobardes entre aquellos que no heredarán el reino (Apocalipsis 21:8). ¡Pido al Señor que te infunda de tal fuerza, y fe, y confianza que te burlarás del miedo!

La próxima oportunidad que tienes para ver una película con caballos, montar a caballo, o simplemente estar cerca de caballos, piensa en este pasaje. Da gracias por un Dios que creó la fuerza de un caballo y se regocija en ella. Y un Dios que se regocija en la fuerza de un hombre, la cual es mucho más importante. Dale gracias por tu fuerza.

 

¿Eres más como Abraham o Jesús en tu trato de la mujer?

Yo creo que Dios me ha llamado principalmente a ser un padre espiritual, alentando a hombres a tomar su lugar en el reino de Dios. Pero eso de ninguna manera significa que yo estoy en contra de las mujeres, o que no quiero que ellas alcancen todo su destino. Una masculinidad sana se regocija en la mujer y lo femenino; no es amenazada por ellas, y no usa ni abusa a la mujer.

Génesis 12: ¡Vete Abraham!

El capítulo comienza con Dios mandando a Abraham a salir de su país. Es la primera llamada de Dios, y él responde en obediencia, tomando a su esposa Sarai con él (Génesis no dice nada de cómo se sentía ella):

El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Al encaminarse hacia la tierra de Canaán, Abram se llevó a su esposa Saray, a su sobrino Lot, a toda la gente que habían adquirido en Jarán, y todos los bienes que habían acumulado.  (Versículos 1 y 7)

El capítulo termina con Faraón mandando a Abraham a salir de su país:

¡Anda, toma a tu esposa y vete!»  Y el faraón ordenó a sus hombres que expulsaran a Abram y a su esposa, junto con todos sus bienes.  (Versículos 19 y 20)

¿Qué pasó entre el llamado de Dios para salir (lo cual fue dado principalmente a Abraham), y Faraón ordenando a sus hombres a expulsarlos (que se centra en Sarai)?

Es una de las historias más tristes en la vida de este gran patriarca (lee toda la historia en Génesis 12:10-20). Había una hambruna en Canaán. Abram decide abandonar la tierra que Dios le dio (aparentemente sin consultar con Dios), e ir a Egipto. Es el principio de una larga historia de los hebreos descendiendo a Egipto, que casi nunca servía para su bien.

Usando (abusando) a su mujer para su propio beneficio

En este caso, Abram está preocupado por su propia seguridad. Dios bendijo a Abram con una mujer muy hermosa. En su hogar Abram estaba muy contento con ella, pero ahora su hermosura era una carga: Tiene miedo que lo van a matar para tomarla. Así que inventa la mentira que ella es su hermana. No dice cómo Sarai sentía al respecto, pero es probable que su estancia en el palacio incluía algunas noches con el rey. Eso funcionó para Abram; gracias a ella, el faraón le trató muy bien y le dio muchos animales y sirvientes. Pero Dios no estaba contento, y afligió a Faraón y a su casa con enfermedades graves. Por fin se supo la verdad. Porque Dios todavía estaba con Abram, él salió con su vida, su esposa, y todas las posesiones que había acumulado en Egipto.

Es un caso trágico de un hombre (¡de Dios!) usando a su mujer para su propio beneficio, sin tener en cuenta el bienestar o la salud ni de ella ni de su matrimonio.

Mujeres apoyan a Jesús

Un avance rápido hasta Jesús. El contraste en cómo Jesús trataba a las mujeres en Lucas 8:1-3 es muy impresionante:

Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas nuevas del reino de Dios. Lo acompañaban los doce, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos.

Todos conocemos a los Doce, y ellos reciben casi toda nuestra atención, pero este sombrío grupo de mujeres aparece de vez en cuando, sobre todo en la cruz y la resurrección. No nos da su número, pero había muchas. Varias son mencionadas específicamente:
• María Magdalena, una de las mujeres más conocidas de los Evangelios, que había sido liberado de siete demonios.
• Juana, una mujer importante, esposa de Cusa, el administrador del Rey Herodes. Ella podía dejar a su marido y viajar con este predicador itinerante, algo muy inusual para la época. María y Juana fueron testigos de la resurrección.
• Susana, de quien no sabemos nada más.

¿Qué aprendemos acerca de ellas de esta Escritura?
• Por lo general, viajaron con Jesús y los Doce, lo que también era muy inusual para la época.
• La mayor parte había experimentado una liberación o curación por Jesús. En gratitud servían a Jesús y sus discípulos y los seguían.
• Era un grupo variopinto, con una que era endemoniada, y la esposa de un funcionario del gobierno de alto rango entre ellas.
• Los gastos diarios del ministerio de Jesús fueron pagados en gran parte por estas mujeres, que tenían ingresos disponibles. Era inusual para mujeres tener acceso a tanto dinero.

Un grupo paralelo a los Doce

Nuestro conocimiento es limitado, y no queremos deducir demasiado, pero esto parece radical. Rabinos del día no enseñaban a mujeres ni las permitían participar plenamente en la sinagoga; las asignaban un lugar inferior. Jesús obviamente dio la bienvenida a estas mujeres y su apoyo. Ellas jugaban un papel importante en el ministerio, a su manera tan importante como los Doce. Y parece que ellas evitaban la crisis de fe y otras cuestiones que muchos de los Doce batallaban rutinariamente. Aunque nunca tenían la autoridad de los hombres, eran muy activas en el ministerio de Jesús. Así ha sido para toda la historia de la iglesia, y debe ser hoy. Ninguna mujer vino a ser entre los Doce, ni hubo ninguna presión para hacerlas parte de ese círculo íntimo de discípulos. Ningún hombre trataba de juntarse a este grupo especial de mujeres que tomó cuidado de Jesús y sus discípulos. Tanto comprendían, aceptaban, y se regocijaban en el papel importante que desempeñaban en el ministerio.

La familia de Jesús: Los que ponen la Palabra en práctica

Curiosamente, más adelante en el mismo capítulo (versículos 19-21) hay una referencia a otra mujer importante en la vida de Jesús, otra María, su madre:

La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero como había mucha gente, no lograban acercársele.  —Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte —le avisaron.

Pero él les contestó: —Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.

Se supone que las mujeres que acabamos de mencionar estaban en la multitud. Los que informaron a Jesús acerca de María creían que iba a dejar todo para verla, o por lo menos asegurar que pudo entrar en la habitación. En su lugar, vuelve con una declaración bastante cáustica que profundamente hirió a su madre. En efecto, dijo: «¿Quiénes son ellos? Solamente es mi familia terrenal. Tengo una familia mucho más grande que esa. Cualquier persona que realmente escucha la Palabra de Dios y la toma en serio, la pone en práctica, es tan importante como ellos. Ni siquiera estaban aquí para oír esta Palabra, pero ustedes sí, estaban. Así que ustedes son mi verdadera familia.»

Igualdad entre hombres y mujeres

En medio de esa declaración vemos una verdad poderosa que afecta nuestro tema de la mujer: igualdad absoluta entre hombres y mujeres. Dios no hace acepción de personas. La posición de su madre, la que nosotros pensaríamos debe darle un privilegio especial, significaba poco. Los que hacen la voluntad de Dios – sean hombres o mujeres – son la verdadera familia de Dios. Es evidente que hay diferentes funciones, como acabamos de ver en el inicio del capítulo, pero todos son iguales en los ojos de Dios. Eso también fue radical para el día.

Hemos recorrido un largo camino desde Sarai, quien fue tratada como propiedad y objeto de sexo, y no tenía voz ninguna. En Cristo, las mujeres están exaltadas y dado igualdad con los hombres. Celebramos las diferencias entre hombres y mujeres, y mujeres son liberadas para disfrutar el destino que Dios tiene para ellas. Pero más importante que cualquier diferencia de género es verdaderamente escuchar a la Palabra de Dios y ponerla en práctica. ¿Cómo te va con eso? ¿Compartes la actitud de Jesús hacia mujeres? ¿O eres más como Abram, usando o abusando a mujeres para tu propio beneficio?

 

Job 35:5-16 El problema de la oración sin respuesta

Job perdió casi todo y sufrió mucho. Gracias a Dios, tenía tres amigos que lo visitaron, supuestamente para ayudarlo. Digo “supuestamente” porque estaban tan dispuestos a condenarlo. Después de escuchar su tonto consejo, Job se sintió peor que nunca. Pero de repente apareció un cuarto amigo, Eliú. Él es mucho más joven (y aún más arrogante), por lo que decidió guardar sus palabras (que él creía que eran las más profundas) hasta el final. Es cierto que hay mucha verdad en lo que dicen estos amigos, pero recuerda que es la opinión de ellos, y no siempre refleja una visión correcta de Dios.

Estas palabras de Eliú me llamaron la atención debido a su similitud con una percepción común (pero errónea) de la oración en la actualidad. Eliú presenta a Dios como una deidad lejos de nosotros que no tiene mucho interés en ti:

5Mira hacia el cielo, y fíjate bien;
contempla las nubes en lo alto.
Si pecas, ¿en qué afectas a Dios?
Si multiplicas tus faltas, ¿en qué lo dañas?
Si actúas con justicia, ¿qué puedes darle?
¿Qué puede recibir de parte tuya?
Hagas el mal o hagas el bien,
los únicos afectados serán tus semejantes.

¡Es una mentira! Es cierto que tu justicia no aporta nada a Dios, pero esto me deja sin esperanza. Claro, yo soy solo un hombre entre millones, ¡pero mi pecado y/o justicia sí, afectan a Dios! Eliú no comprende eso. ¡Dios se deleita en la justicia de un hombre y se entristece por el pecado de un hombre! Para ti, mi hermano, eso significa que Dios está al tanto de cada acto justo que realizas. Es cierto que Dios no los necesita (¡aunque contribuyan a su reino!), pero son regalos que le ofrecemos; regalos de adoración y gratitud, que son como un olor fragante para Él. Y tu pecado no sólo te impacta a ti, a tu familia y a tu comunidad, sino que obstaculiza la obra de Dios. ¡Y también estás crucificando al Hijo de Dios de nuevo (Hebreos 6:6)!

»Todo el mundo clama bajo el peso de la opresión,
y pide ser librado del brazo del poderoso.
10 Pero nadie dice: “¿Dónde está Dios, mi Hacedor,
que me infunde fuerzas por las noches,
11 que nos enseña más que a las bestias del campo,
que nos hace más sabios que las aves del cielo?”
12 Si Dios no responde al clamor de la gente,
es por la arrogancia de los malvados.
13 Dios no escucha sus vanas peticiones;
el Todopoderoso no les presta atención.

Si Eliú tiene razón, ¿por qué orar? Parece que tienes que usar exactamente las palabras correctas y tener la actitud correcta, o Dios no te escuchará. Pero la Biblia está llena de un Dios que escucha el clamor de los oprimidos, por simple que sea (como los israelitas en Egipto). Dios se preocupa por el hombre más pequeño que sufre bajo su opresor. Si no hay nadie más, ¡Dios los defiende! ¡Y Él nos llama a hacer lo mismo! Qué triste es creer que Dios no presta atención a tus “vanas palabras,” aunque estoy seguro de que todos nos sentimos así en ocasiones. ¿Por qué orar si ya sabes que es inútil?

Dios puede infundir fuerza por la noche. Claro que Él nos enseña más que a los animales y nos hace más sabios que las aves. Para Eliú, los hombres son arrogantes hipócritas, que ni siquiera se molestan en pedir conocimiento. Y si lo hicieran, Dios no les respondería, porque Él sabe que están pidiendo mal. La realidad es que la persona que sufre y gime en su opresión solo quiere alivio. No puede recibir enseñanzas o sabiduría profundas cuando tiene hambre, y Dios lo sabe y lo comprende.

¿Has luchado con la oración sin respuesta? Las razones típicas dadas son:

  • Poca fe
  • Motivos malos
  • Pecado no confesado

Si esos son los requisitos, ¡nadie obtendría respuesta a sus oraciones! En el entendimiento simplista de Eliú, si cumplimos con todas las condiciones, la respuesta es automática, así como el juicio de los malvados es automático. ¡Dios te escucha solo cuando haces todo perfecto! ¡Pero eso desalienta la oración sincera y el acercarse al trono de la gracia con denuedo!

14 Aun cuando digas que no puedes verlo,
tu caso está delante de él, y debes aguardarlo.
15 Tú dices que Dios no se enoja ni castiga,
y que no se da cuenta de tanta maldad;
16 pero tú, Job, abres la boca y dices tonterías;
hablas mucho y no sabes lo que dices.»

(Nota: Una de las cosas que encontrarás en el estudio de Job es una variación significativa en las traducciones. Es un libro muy antiguo, y gran parte del hebreo es incierto y difícil de traducir, pero el mensaje central no se ve afectado. Las distintas traducciones dan diferentes perspectivas.)

Dada la imagen que Eliú pinta de Dios, Job debe suicidarse. Parece que Eliú le está diciendo:

  • «Pobre Job. No ve a Dios y Dios no responde a su caso. Pobrecito. ¡Él te escuchará menos que estas otras personas arrogantes! ¡Eres lo peor de lo peor! «
  • «¿Crees que en su ira Dios no castiga? ¡Piénsalo otra vez! ¡Es por esa razón que estás sufriendo! Por supuesto que Dios ve todo el mal que haces – ¡y tú has hecho mucho mal para ser castigado tan severamente!”
  • «¡Solo estás hablando tonterías!»

Ya conocemos la advertencia de Jesús sobre la repetición sin sentido en la oración, pensando que Dios nos escuchará por nuestras muchas (o elocuentes) palabras:

»Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los seguidores de otras religiones. Piensan que sus oraciones recibirán respuesta sólo por repetir las mismas palabras una y otra vez. No seas como ellos, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas (Mateo 6:7-8).

Francisco I. Anderson, en el Comentario Tyndale (Intervaristy Press), dice:

Eliú, que cree tener «conocimiento perfecto,» tiene un Dios predecible y manejable. Job, muy consciente de la libertad soberana del Señor, vive en el suspenso de la fe, orando sin garantías. ¡Y Job tiene razón! Me temo que la mayoría de los cristianos de hoy en día optan por el Dios «manejable y predecible» – ¡y se pierden la oportunidad de la plenitud de un Dios vivo!

Puede que te hayas preguntado:

  • ¿Qué diferencia hago yo?
  • ¿Realmente importan mis pequeños actos de servicio a Dios?
  • ¿Es el pecado tan grave?

¿Crees que hay algo malo en ti, porque parece que Dios no responde a tus oraciones? ¿Tienes dudas acerca de las fórmulas dadas por muchos para lograr la vida cristiana perfecta? ¡No te dejes engañar por el dios predecible de Eliú! ¡No pongas a Dios en una caja! ¡Es demasiado grande para eso! Puede que se sienta incómodo, pero ¡deja que Dios sea Dios, el Señor infinito del universo, más allá de tu comprensión! ¡Alégrate de que Él te conoce y se preocupa por ti! Puede que tú no entiendas esta vida, ¡pero eso está bien! Puede que no entiendas por qué algunas oraciones no reciben respuesta, ¡pero sigue orando!

 

Entra en el juego

Todavía no soy viejo, pero los años están pasando rápidamente. Me doy cuenta de que mi tiempo aquí en esta tierra está corto, y hay una urgencia para usar cada día bien. Me siento como:

• No quiero ver a otros jugar. ¡Yo quiero jugar!
• No quiero ver a otros vivir sus vidas en la televisión o en películas. ¡Yo quiero vivir!
• No quiero leer más libros. ¡Quiero escribirlos!
• No quiero ver la intimidad de otras parejas en las películas. ¡Quiero intimidad con mi esposa!
• No quiero escuchar más predicas. ¡Yo quiero predicar!
• No quiero simplemente escuchar a otras personas adorando a Dios. ¡Yo quiero adorarle!
• No quiero ver noticias todo el día. ¡Yo quiero hacer las noticias!

Sé que puede sonar arrogante. No significa que creo que tengo nada más que aprender. Por supuesto voy a leer libros seleccionados con cuidado. De vez en cuando voy a ver una buena película, y me gusta una predicación ungida. Pero tengo que salir de los márgenes y entrar en el juego. Estoy preocupado porque veo tanta gente que vicariamente viven las vidas de otros – ya sean celebridades o el cristiano exitoso. ¡La vida es corta! ¡Vívela al máximo! ¡Es hora de entrar en el juego!