Job 39: El Caballo

El capítulo 39 de Job nos da una imagen encantadora de nuestro Dios alegrándose en las criaturas diversas que creó. Algunos, como el avestruz, son francamente cómicos:

16 Maltrata a sus polluelos como si no fueran suyos,
y no le importa haber trabajado en vano,
17 pues Dios no le dio sabiduría
ni le impartió su porción de buen juicio.
18 Pero cuando extiende sus alas y corre,
se ríe de jinetes y caballos.

Qué bueno es saber que Dios sabe cómo divertirse. ¿Sabes cómo expresar tu creatividad en el taller, el jardín, o algún otro lugar? ¡Dios lo hace también! ¡Una mirada a un show en Animal Planet muestra la increíble diversidad de su creación! El avestruz puede reírse del caballo, pero un caballo no es nada para reírse. De hecho, la descripción que Dios nos da del caballo me hace pensar que era una de sus criaturas favoritas. Como hombre, me identifico con el caballo como muy masculino, aun si es una yegua:

19 »¿Le has dado al caballo su fuerza?
¿Has cubierto su cuello con largas crines?
20 ¿Eres tú quien lo hace saltar como langosta,
con su orgulloso resoplido que infunde terror?
21 Patalea con furia, regocijándose en su fuerza,
y se lanza al galope hacia la llanura.
22 Se burla del miedo; a nada le teme;
no rehuye hacerle frente a la espada.
23 En torno suyo silban las flechas,
brillan las lanzas y las jabalinas.
24 En frenética carrera devora las distancias;
al toque de trompeta no es posible refrenarlo.
25 En cuanto suena la trompeta, resopla desafiante;
percibe desde lejos el fragor de la batalla,
los gritos de combate y las órdenes de ataque.

Lee esta hermosa poesía un par de veces y deja que ella penetre tu alma. Dios está hablando con un hombre que ha perdido todo, sufrió increíblemente, y probablemente piensa que su vida está para terminar. Luego él escucha la descripción de este glorioso animal. ¿Has admirado los músculos de un caballo corriendo a través de un campo, tal vez volando sobre un obstáculo, o haciendo cabriolas en el aire? Ver a un animal como este me infunde de vida. Creo que Dios quería que Job riera con el avestruz – y sacara fuerza de esta hermosa descripción de un caballo. Hay mucho aquí que Dios quiere para ti como un hombre:

Fuerza

Tú puedes sentir esa fuerza en el gimnasio, luchando con un árbol en tu patio o un perno terco en tu coche, o haciendo el amor. Dios te hizo fuerte. Si has dejado que tu fuerza disminuyera con edad y un estilo de vida más sedentario, tal vez Dios quiere que hagas una conexión nueva con ella. Es posible ser viejo y todavía fuerte, pero también hay algo más que fuerza física. A menudo, cuando la fuerza bruta comienza a desaparecer, puedes sentir la fuerza interiores aumentándose. Fomenta eso. Haz ejercicio y mantén tu fuerza física, pero aún más importante, nutre la fuerza interior de tu carácter. Como el caballo, regocíjate en tu fuerza. Siente tu fuerza y ​​da gracias a Dios por ella. Es posible que has utilizado tu fuerza para destrucción en el pasado. Es posible que tienes que poner riendas en ella, o aceptar las riendas que Dios pone en ella. La fuerza desenfrenada de un caballo es agradable a la vista y se siente bien al caballo, pero no vale mucho. Tú quizás admiras la fuerza de un fisicoculturista, pero a menos que nuestra fuerza es sometida al señorío de Cristo, probablemente no va a cumplir mucho. Tú tienes tremendas fuerzas para hacer el bien y edificar el reino de Dios. Dios le da al caballo su fuerza, y Él te da tu fuerza a ti. Me acuerdo de Efesios 6:10: Hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Ten cuidado de no ser orgulloso u obsesionado con tu propia fuerza. Da la honra y gloria a Dios. Esa fuerza física no dura para siempre.

Una melena que fluye

Quizás tu cabello no fluye; puede ser que ya no tienes mucho pelo. La mayoría de los hombres tienen peinados cortos. Con mucho gusto Dios bendijo al caballo con su hermosa melena y abrigo, y Él te hizo a ti atractivo, no importa el color de tu cabello, ya sea liso o rizado, o cuánto te quede. Cuida de ello y mantenlo bien peinado. Tú puedes ser muy guapo (o no), pero recuerda que Dios mira al corazón. Dedica tanto tiempo a cultivar una impresionante apariencia interior como dedicas a tu apariencia externa.

Denuedo

Siento una mezcla de asombro y tristeza al ver películas de guerra y esos hermosos caballos entrando en la batalla – solo para morir. El caballo en Job 39 no tiene miedo de la espada. Se deleita en las lanzas y las jabalinas que es privilegiado a llevar. Nuestro Dios es un guerrero. Él nos ha diseñado para guerrear, y nos da armas y montajes tan impresionantes como caballos para llevarnos a la batalla. Pero ahora muchos hombres nunca entran en la batalla; demasiados se esconden de la batalla (a excepción de sus juegos de video). Las historias de valentía y denuedo son pocas. Por supuesto, Jesús dijo que los pacificadores son bienaventurados. Nuestra imagen de Jesús es de un hombre no violento y tierno (a excepción cuando echó fuera a los mercaderes del templo), pero Él va a volver como un gran guerrero.

Job nos dice que el caballo espera el sonido de la trompeta; capta la esencia de la batalla desde lejos, y está dispuesto a entrar en la guerra. Cuando oye el grito de batalla ya está listo. ¿Y tú? ¿Estás escuchando para el sonido de la trompeta? ¿Hay una guerra en tu familia, tu iglesia o tu comunidad – y ya es tiempo entrar en ella? ¿Estás preparado para la batalla?

Emoción

¡El caballo salta como una langosta! ¿Puedes visualizarlo «devorando la distancia,» pataleando con furia y con resoplido orgulloso? ¡Él no puede estar quieto! ¡Está lleno de energía! ¿Cómo está tu energía? ¿Y tú entusiasmo para la vida? ¿Has perdido la emoción, porque no estás en la batalla? Manipular a algunos soldados en un videojuego o ver una película de guerra: ¿es lo más cerca que llegas a la batalla? ¿Te has desprendido de la vida? ¿Eres tan gordo y lleno de carbohidratos refinados que tu nivel de energía es bajo? ¿Te cansa para pensar de salir a correr o hacer ejercicio? ¡Empieza a vivir de nuevo! Dios quiere que saltes como el hombre en el templo que fue curado. Él quiere que te entusiasmes con la vida. En lugar de sentarte todo el día, Dios te quiere tan lleno de energía que no puedes estar quieto. (Ahora, tengo que decir, hay algunos hombres tan hiperactivos que necesitan sentarse y descansar, y aprender a esperar en el Señor. Pero parece que están en la minoría.)

Infundir terror

¿Cuándo fue la última vez que alguien notó tu «resoplido?” Bueno, tengo que confesar que hay un montón de hombres resoplando. A veces infunden terror en sus hijos el momento que entran en la casa, exigiendo que hacen todo a la manera de papi. O infunden terror en sus subordinados, quienes esperan una nueva reprimenda. ¡Incluso los pastores pueden sembrar terror en sus obreros con su resoplido religioso! No  dudo que la mayor parte del terror que estos hombres infunden está en la persona equivocada por la razón equivocada. Es el diablo quien debe temblar en sus botas. En lugar de ver a nosotros como una broma, sus representantes en posiciones de poder mundano deben estar aterrorizados ante nuestra fuerza y ​​las batallas sabias que estamos peleando. Tal vez si empezamos a reflejar estos rasgos del caballo (y mucho más), el temor de Dios cayera cuando hablamos y hacemos milagros en su nombre.

Intrepidez

Guao. El caballo se burla del miedo. Él no tiene miedo de nada. Muchos hombres me recuerdan de mi pitbull. Como tú sabes, se supone que deben ser perros muy bravos, infundiendo terror en los demás. Pues, el mío no lo sabía. Él fue abusado como cachorro (no por mí) y estaba lleno de miedo. ¡Subía a la segunda planta y se escondía cuando sonaba el timbre de la puerta! Pero no más: él está justo en la puerta ladrando y gruñendo. Fue requerido castrarlo cuando lo adoptamos, pero poco a poco está recuperando su fuerza viril. Hace unas semanas se enfrentó a un zorro. No había manera de que él daría marcha atrás. No importa lo que hizo el zorro, no había ni rastro de miedo en mi perro Tiger. Él persigue ciervos y casi todos los animales salvajes. ¿Pero darle un gato? Olvídalo. Él tiene miedo de las cosas más tontas. Muchos de nosotros somos como Tiger. No nos damos cuenta de nuestra fuerza, tenemos miedo de las cosas más extrañas, y participamos en cosas que no nos corresponde. ¿De qué tienes miedo? ¿Qué tiene que cambiar en ti para burlarte del miedo como el caballo? Es obvio que Dios ama la intrepidez del caballo. Él incluye cobardes entre aquellos que no heredarán el reino (Apocalipsis 21:8). ¡Pido al Señor que te infunda de tal fuerza, y fe, y confianza que te burlarás del miedo!

La próxima oportunidad que tienes para ver una película con caballos, montar a caballo, o simplemente estar cerca de caballos, piensa en este pasaje. Da gracias por un Dios que creó la fuerza de un caballo y se regocija en ella. Y un Dios que se regocija en la fuerza de un hombre, la cual es mucho más importante. Dale gracias por tu fuerza.