El plan de Dios para la iglesia; Efesios 4:1-3

La iglesia de Éfeso tuvo un comienzo muy impresionante. Posiblemente era la más exitosa de las iglesias que Pablo plantó. Él tenía un ministerio muy ungido en esta ciudad, con muchas manifestaciones del Espíritu. Aunque Pablo sabía que los efesios ya tenían fundamentos firmes, también sabía que había más. El anhelo de su corazón era que los efesios llegaran a ser varones perfectos, por lo que, varios años después escribió esta carta para ayudarlos a alcanzar la madurez. Hay algo que sobresale en los primeros tres capítulos de Efesios: El énfasis en la iglesia como el cuerpo de Jesucristo. Ciertamente, Pablo tiene un concepto muy enaltecido de la iglesia y su parte en el plan de Dios. Por eso, el primero de los cuatro pasos esenciales para llegar a la madurez es ser parte de una iglesia funcionando conforme al plan de Dios.

El cuerpo de Jesús en los primeros tres capítulos de Efesios

Vale la pena revisar lo que ya hemos estudiado; lo que Pablo ya ha dicho acerca de la iglesia:

Dios ha puesto todo bajo la autoridad de Cristo, a quien hizo cabeza de todas las cosas para beneficio de la iglesia. (1:22, NTV)

Cristo tiene autoridad absoluta y suprema, y es la cabeza incomparable de todo el universo. En el plan de Dios, toda esa autoridad es para el beneficio de la iglesia.

Y la iglesia es el cuerpo de Cristo; él la completa y la llena, y también es quien da plenitud a todas las cosas en todas partes con su presencia (la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo). (1:23, NTV)

Aquí lo declara explícitamente: la iglesia es el cuerpo de Jesús. La iglesia manifiesta la plenitud de Cristo, y Él la llena y la completa.

Hizo la paz entre judíos y gentiles al crear de los dos grupos un nuevo pueblo en él. Cristo reconcilió a ambos grupos con Dios en un solo cuerpo por medio de su muerte en la cruz, y la hostilidad que había entre nosotros quedó destruida. (2:15-16, NTV)

Desde el principio Dios ha querido un pueblo para sí mismo. Antes, había una división entre su pueblo escogido (los judíos) y los paganos (gentiles), pero Cristo murió para traer paz y reconciliación, y crear un solo pueblo. La hostilidad y las divisiones en la iglesia lastiman el corazón de Dios.

Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios. Juntos constituimos su casa, la cual está edificada sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas. Y la piedra principal es Cristo Jesús mismo. Estamos cuidadosamente unidos en él y vamos formando un templo santo para el Señor. Por medio de él, ustedes, los gentiles, también llegan a formar parte de esa morada donde Dios vive mediante su Espíritu. (2:19-22, NTV)

Pablo también compara la iglesia con una casa, o un templo. Dios no mora en ningún edificio, sino en su cuerpo; los miembros de una iglesia local que son su familia. La obra de los apóstoles y los profetas forma el fundamento de este templo santo, donde Dios mora mediante su Espíritu, y Cristo es la piedra principal, la cabeza. Esta iglesia, entonces, es de suma importancia en el plan de Dios.

Y el plan de Dios consiste en lo siguiente: tanto los judíos como los gentiles que creen la Buena Noticia gozan por igual de las riquezas heredadas por los hijos de Dios. Ambos pueblos forman parte del mismo cuerpo y ambos disfrutan de la promesa de las bendiciones porque pertenecen a Cristo Jesús. (3:6, NTV)

Los que componen el cuerpo de Jesús (tanto judíos como gentiles) disfrutan de todas las riquezas y bendiciones de Dios. La iglesia es la cumbre del plan de Dios para este mundo.

El propósito de Dios con todo esto fue utilizar a la iglesia para mostrar la amplia variedad de su sabiduría a todos los gobernantes y autoridades invisibles que están en los lugares celestiales. Ése era su plan eterno, que él llevó a cabo por medio de Cristo Jesús nuestro Señor. (3:10-11, NTV)

El plan y propósito de Dios para toda la eternidad es mostrar quién es Él a todos los principados y potestades. ¿Cómo? ¡Por medio de la iglesia! ¿Qué testimonio ofrece la iglesia de hoy en los lugares celestiales? ¿No crees que Dios hará todo lo necesario para que la iglesia presente un buen testimonio?

¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre!  Amén. (3:21, NTV)

Sabemos que Cristo glorificó a su Padre, y sigue glorificándolo. Pero la iglesia también debe glorificar a Dios. ¿Crees que está glorificándolo?

Tu vocación

4:1Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. (RVR)

Pablo ha descrito las riquezas del llamado de Dios al arrepentimiento y una vida nueva. Reflexionando sobre los primeros tres capítulos, vemos que Dios ya ha hecho maravillas por nosotros. Pablo tiene un solo desafío: ser digno de ese llamado. Con un llamado muy alto hay también más responsabilidad de comportarse de una manera digna.

Cada creyente ha recibido un llamado a la salvación, pero también hay una vocación específica que Dios tiene para cada uno. ¿Cuál es la parte que Dios tiene para ti en su reino? ¿Quién eres? No sea necesariamente tu circunstancia actual. Pablo escribió esta carta como prisionero. Algunos dirían: “Ya se acabó mi ministerio. Yo no puedo hacer nada aquí en la cárcel.” Pero Pablo sabía que Dios le llamó a ser apóstol. La situación no importa, eso era su vocación. Aun como preso, Pablo seguía ministrando como apóstol, con cartas y visitas en la cárcel.

Aunque tú seas carpintero o jardinero, el Señor tiene una llamada para ti. En el mundo, una vocación importante puede ser en los negocios, la medicina o el gobierno. Pero Jesús dijo: si quieres ser grande en el reino de Dios, tienes que ser como un niño (Mateo 18:2-4). Tú sigas trabajando en tu carrera – pero hay que entregarla al Señor. Puede ser un ídolo si tiene prioridad sobre la vocación que Dios tiene para ti. Cualquiera que sea el puesto que se desempeña en la congregación, tiene un gran valor.

¡Tú eres muy importante en el Reino de Dios! ¡Dios te necesita! ¡La iglesia te necesita!  Anda con esa mente en tu trabajo y en tu hogar, con la cabeza bien alta, como un hijo del Rey.  Anda digno de tu llamado. No es tu elección.  Dios te llama. Él te conoce y Él sabe exactamente cual vocación sería perfecta para ti. Tú puedes aceptar o rechazar su llamado, o luchar contra él, como hizo Moisés en la zarza ardiente. He conocido a muchos que huyen de él en su búsqueda de fama y riqueza, y sufren mucho.

Descubrir tu llamado

¿Sabes cuál es tu llamado? Espera en el Señor, búscalo y escucha su voz. Dios va a usar todas las experiencias de tu vida para prepararte para esa vocación.

¿Cómo sabes tu llamado?

  • ¿Qué te llama la atención en la Biblia? ¿Los milagros? ¿La enseñanza? ¿Los profetas?
  • ¿Qué has hecho que Dios ha bendecido? ¿Cómo te ha usado en el pasado?
  • ¿Que han dicho otros acerca de ti, sobre todo los que te conocen muy bien? A veces, por ejemplo, tus familiares te dicen que serías un buen pastor.
  • Tu pastor debe conocerte bien y tener un discernimiento espiritual para tu vida. Pregúntale dónde él cree que podrías servir en la iglesia.
  • Dios puede hablarte en una palabra profética, en oración o en las Escrituras.
  • ¿Cuál es el deseo de tu corazón?
    • ¿Sanar a otros?
    • ¿Amas la Palabra de Dios y tienes facilidad de enseñarla?
    • ¿Tienes una carga por la salvación de los inconversos?

Cómo andar digno de tu vocación

Para hacer la obra de Dios, es esencial andar digno de esa vocación. ¿Cómo se anda digno?

Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. (RVR)

Con toda humildad. Sé siempre humilde y amable en tu servicio. Casi siempre la causa de los problemas en la iglesia es el orgullo; la fuente de armonía y unidad es la humildad.

Con toda mansedumbre. ¿Cuántos hombres quieren ser mansos? Queremos ser bravos, ¿verdad? Pero la mansedumbre no es debilidad. Es la ternura de alguien fuerte; es la fuerza bajo control.

Soportar a otros. Anda en paciencia y amor incondicional ágape. Sé tolerante, perdonando y tolerando las faltas de otros, en el amor.

Haz todo lo posible para guardar la unidad del Espíritu. Ya tenemos unidad. No es algo que se crea; nuestra responsabilidad es guardarla. ¿Cómo? En el vínculo de paz; enlazados mediante la paz. Algo que traiga división no es de Dios. Las divisiones entre iglesias son una piedra de tropiezo para el mundo, que dice: “Hablan de amor, ¡pero siempre están peleando!”

Es posible que hayas estudiado muchos años por tu vocación en el mundo. Tú puedes ser alguien muy importante en tu profesión. Eso está bien. Pero aquí hablamos de un llamado del Dios del universo para servir en el Cuerpo de su propio Hijo. Ya hemos visto la parte importantísima de la iglesia en su plan por toda la eternidad. Para tomar tu lugar en esa iglesia y comenzar los pasos a un varón perfecto, es necesario discernir esa vocación, y andar digno de ella.