El segundo paso al varón perfecto: Cinco áreas impactadas por un arrepentimiento genuino (Efesios 4:25 – 5:3)

No es posible rehabilitar al viejo hombre y llegar a la madurez. La única solución es crucificarlo, quitarse el ropaje viejo y aceptar el don de Dios: una naturaleza nueva, y ropaje nuevo. Luego, tú puedes comenzar con tu parte en la transformación (4:23):

Renuévense en el espíritu de su mente. (Reina Valera Contemporánea; RVC)

Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar. (Traducción en lenguaje actual)

Sí, mi hermano, tú tienes una parte esencial en este proceso. Aquí vamos a ver cinco áreas que esta renovación debería influir.

Tu boca

25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros del mismo cuerpo. (RVR)

No mientas. ¿Sabes que la mentira es un problema para muchos cristianos? Viven una mentira. Están tan acostumbrados a mentir que ni siquiera se dan cuenta del problema. Hay un ciclo muy feo que comienza con una mentira: tienes que cubrirte con otra mentira.  Mentir es muy serio. Satanás es el padre de la mentira, y Apocalipsis 21:8 dice: Todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre. Hay un mito común de que hay mentiras “blancas” y mentiras “negras.” O hay mentiras “piadosas” que no son verdad, pero que edifican a la persona. Tal como todo pecado es pecado, toda mentira es mentira. No justifiques tu mentira diciendo que no hace daño a nadie.

Siempre habla la verdad. Vive una vida transparente, sin nada que ocultar. En la iglesia somos miembros del mismo cuerpo. La mentira destruye la confianza y el compañerismo, quebranta la unidad y crea conflicto. Desecha la mentira.

29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (RVR)

Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. (NVI)

No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan. (NTV)

Ninguna palabra obscena debe salir de tu boca, sino palabras que edifican y dan gracia a los oyentes. ¿Hablas groseras y malas palabras? ¿Participas en conversaciones obscenas con tus amigos? Tus palabras revelan lo que hay en tu corazón.

He observado algo triste entre muchos cristianos: Supuestamente como una broma, ponen abajo a un hermano. Él puede reír, pero el hermano está lastimado. También es común murmurar, quejarse y hablar negativo.  Eso se extiende como un cáncer en la iglesia. Todo lo que digas debe edificar y bendecir a los oyentes.

5:4 Tampoco digan obscenidades, ni tonterías ni palabras groseras. Eso no es conveniente. En vez de eso, den gracias a Dios. (RVC)

Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias. (NVI)

Los cuentos obscenos, las conversaciones necias y los chistes groseros no son para ustedes. En cambio, que haya una actitud de agradecimiento a Dios. (NTV)

Cuentos obscenos, conversaciones necias, y chistes groseros están fuera de lugar. Ten cuidado con tus amistades.  Si siempre andas con gente que usa malas palabras y comparte cuentos obscenos, tú también hablarás así. Si llenas tu mente con tonterías y obscenidades en Internet o la televisión, van a entrar en tu conversación. Las conversaciones necias son muy comunes, incluso entre los cristianos. Hay gran poder en la lengua; Dios te la dio para bendecir y edificar a otros, y para darle gracias.

La lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!  También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.

El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas;  pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.

Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada? (Santiago 3:5-11)

Tu ira

4:26 Enójense, pero no pequen; reconcíliense antes de que el sol se ponga, 27 y no den lugar al diablo. (RVC)

«Si se enojan, no pequen.» No dejen que el sol se ponga estando aún enojados, ni den cabida al diablo. (NVI)

Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados,  porque el enojo da lugar al diablo. (NTV)

En el griego es un mandato, y así lo traduce la Reina Valera: ¡Enójense!

  • ¡Qué libertad!
  • ¡Está bien enojarse!
  • ¡No es pecado estar enojado!
  • ¡Dios se enoja!

Efesios 5:6 habla de la ira de Dios contra nuestro pecado.  Nosotros también odiamos el pecado y nos enojamos al verlo. Hay un enojo justo, pero muchos tienen miedo del enojo, porque les ha causado tantos problemas en el pasado. Es una emoción fuerte, y es fácil pecar cuando estés enojado. La Biblia te manda:

  • No peques en tu ira. Tú tienes que controlarlo, y no ser controlado por él. Está bien expresar tu enojo en una manera calmada y controlada; no está bien lastimar a otros, o destruir algo.
  • No permitas que el sol se ponga mientras sigues enojado. Sé lento para enojarte y listo para perdonar y resolver la situación. No guardes rencor ni permitas que una raíz de amargura crezca en tu corazón.
  • No le des lugar al diablo. Sé consciente que es fácil decir cosas cuando estés enojado que realmente no quieres decir. Esas palabras pueden hacer mucho daño. El enojo abre una puerta al diablo. Sé vigilante para su engaño, y listo para reprenderle y clamar a Jesús.

El enojo es un problema tan común y malentendido que voy a dedicar todo el próximo capítulo a un estudio de lo que dice la Biblia al respecto.

Tu trabajo

28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.  (RVR)

El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados. (NVI)

Si eres ladrón, deja de robar. En cambio, usa tus manos en un buen trabajo digno y luego comparte generosamente con los que tienen necesidad. (NTV)

Es uno de los diez mandamientos: No robes. Pero hay un principio más profundo aquí: El ladrón solo piensa en sí mismo; no le importa cómo puede impactar a otros. No robes para ayudar a los necesitados (a menos que sea Robin Hood). Lamentablemente, muchos cristianos roban tiempo o cosas pequeñas (como lápices o copias) de su trabajo.

Dios es muy trabajador (Jesús les respondió: Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo. Juan 5:17). Trabajar es muy digno. Haz lo que sea bueno con tus manos, no para comprar muchas cosas, sino para compartir generosamente con los necesitados.

¿Estás trabajando? ¿Ayudas a los necesitados? Yo sé que puede ser difícil. Con tanto desempleo sea casi imposible conseguir un buen trabajo, pero no caigas en algo ilegal. Ponte a trabajar con algo productivo. Es cierto que una mente ociosa es el taller del diablo.

Tus relaciones

31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. (RVR)

Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. (NVI)

Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta.  Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo. (NTV)

¿Quieres ser un buen amigo? ¿Un buen novio? ¿Un buen esposo? Tal como quitaste la ropa del viejo hombre, hay algunas cosas que tienes que quitar que dañan relaciones:

  • Amargura
  • Enojo e ira
  • Gritería, maledicencia y calumnia
  • Toda forma de malicia y mala conducta

En su lugar debes ser:

  • Benigno, amable y misericordioso
  • Bondadoso, compasivo y de buen corazón
  • Un hombre que perdona

Tienes a Jesucristo como un modelo de cómo perdonar. Tienes que perdonar como Dios te perdonó en Cristo. Es un don. Tú recibiste la gracia y el perdón de Dios; ahora Él te llama a perdonar a otros: Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas (Mateo 6:14-15).

¿Hay algo aquí que tienes que quitar? ¿Hay alguien a quien tengas que perdonar? ¿Eres amable, misericordioso y compasivo?

Tus ídolos: sexo y dinero

5:3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos. (RVR)

Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios. (NVI)

Guao. Pecado sexual y avaricia. Estas son las dos cosas que dominan a la mayoría de los hombres.

La batalla principal en la mente de un hombre es el sexo. El sexo es tan poderoso que ni siquiera es posible aun mencionar algunas cosas sin caer en pecado. Tú ya sabes cómo es: Puedes ver a una mujer en la calle o la televisión, y ya estás excitado. La lucha por la pureza sexual no es un juego; es aquí donde muchos hombres son derrotados. La única solución es reconocerla como la batalla que es, y ser muy vigilante. Ésta es una lucha tan profunda para muchos hombres que el capítulo 15 está dedicado a este tema.

Aquí basta con decir que hay que quitar toda la inmundicia y la avaricia. Ni siquiera deberíamos mencionarlo. La realidad es que no solamente mencionamos la inmoralidad sexual, sino que llenamos la mente con ella en la televisión y las películas. Muchos hombres son adictos a la pornografía en Internet.

La avaricia es un afán desordenado de adquirir y atesorar riquezas o cosas materiales. También se le llama codicia. Es otro de los 10 mandamientos: No codicies. Por desgracia, la avaricia describe tal vez a la mayoría del mundo, incluso a los cristianos. Estados Unidos ha exportado su avaricia al mundo entero. Cada día la cultura nos impulsa a codiciar. Hay anuncios en todos lados, y la presión de tu familia y amistades para comprar más. Aprende a estar contento con lo que Dios te haya dado.

La conclusión: Imitar a Dios y andar en amor

5:1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. 2Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. (RVR)

Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos.  Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios. (NTV)

¿Has tenido a un hijo que te observa y te imita en todo lo que hagas? Imita a Dios como un hijo amado. Estúdialo. No puedes imitar a alguien que no conoces. Tenemos un gran modelo: la vida de Jesucristo. Hace unos años era popular preguntar: ¿Que haría Jesús? Anda en el mismo amor que Cristo tiene para nosotros: Se entregó a si mismo por nosotros y agradeció a Dios con su ofrenda y sacrificio. Dios está agradecido cuando tú pones tu vida por tu hermano. Si amas como Cristo e imitas a tu Padre celestial, toda tu vida se transformará. Intenta hacerlo durante una semana, y verás su impacto.

¿Estás andando en santidad? ¿Deseas pureza sexual en serio? ¿Eres avaro? Hay cinco campos de batalla en el camino hacia la madurez. Son feroces. Muchos nunca pasan más allá de ellos. Hoy, como en ese entonces, tropiezan a muchos cristianos. En tu fuerza es imposible vencer, pero gracias a Dios, Él tiene una provisión para ti: Con un arrepentimiento genuino, estás listo para el Espíritu Santo. La última parte de este segundo paso a la madurez es aprender a caminar en su poder, pero primero vamos a dedicar dos capítulos a luchas muy intensas para muchos hombres: el enojo y el sexo.