El tercer paso al varón perfecto: El matrimonio (Efesios 5:21-33)

¿Eres como muchos hombres? Abres un libro sobre el matrimonio, y vas directamente al capítulo sobre el sexo. Queremos evitar el trabajo duro y pasar directamente al placer. Pero el fundamento (en nuestro caso, participación en una iglesia sana) es muy importante para la transformación de la naturaleza pecaminosa. Tener la mente de Cristo es esencial en las relaciones familiares. Con estos pasos, no es como terminas con uno y, ya, tienes todo arreglado. De hecho, el matrimonio nos muestra la profundidad de nuestro egoísmo y pecado, y la necesidad del Espíritu Santo.  Y el apoyo de un cuerpo cariñoso de hermanos en Cristo nos ayuda en las pruebas que forman parte del matrimonio.

Con este tema yo sé que estoy entrando a tierra santa: tu hogar es tu castillo. La mayoría de los hombres creen que nadie tiene derecho a decirles cómo comportarse en su propio hogar. Es muy delicado hablar de cosas tan íntimas e importantes, pero es esencial abrirse al Espíritu de Dios y poner la casa en orden, conforme a la Palabra de Dios.

Yo he conocido a muchos hombres bien integrados en sus iglesias, incluyendo pastores. Muchos son modelos de una vida santificada; sin hábitos ofensivos y con autodominio ejemplar. Es decir que han tenido mucho éxito en los primeros pasos al varón perfecto. Pero lamentablemente su progreso se detiene allí. Habla con su esposa o sus hijos: su vida familiar puede ser una pesadilla. No se nota el amor de Cristo en ese hogar; sólo un legalismo rígido. No hay misericordia; solo una mano dura. No es posible ser un varón perfecto si tu familia y tu sexualidad no están en orden.

Finalmente llegamos al tercer paso. ¿Estás listo para el matrimonio? Yo me casé en 1982 y todavía no estoy seguro si estoy preparado. Claro que yo estaba muy listo cuando me casé, sobre todo para la parte íntima. Aun había escrito y enseñado un curso llamado Preparándose para el Matrimonio. Si esperamos ser santos antes de casarnos, creo que nadie se casaría. ¿Eres tú soltero? Hay principios aquí que se aplican a todas las relaciones, y una orientación importante para un futuro matrimonio. Dios puede usar esto para prepararte para esa mujer especial que Él tiene para ti.

Muchos de nosotros tenemos que arrepentirnos antes de entrar en este lugar sagrado del hogar; incluso los hombres bien entregados a Dios descuidan su matrimonio, y carecen tanto de amor como de perdón. O puede ser el abuso de la esposa o los niños, ya sea físico, sexual o emocional. También hay que entrar con un espíritu humilde y enseñable. Dios tiene un plan para la familia. Si hacemos las cosas a nuestra manera, siguiendo el modelo del mundo, o aun el ejemplo de nuestros padres, habrá muchos problemas en el hogar. Hay que separar lo que aprendemos de nuestra cultura o historia familiar, de la voluntad de Dios revelada en la Biblia.

Sométanse unos a otros

Entremos, entonces, en el hogar, con el verso que sirve como puente del segundo paso (5:21):

Estén sujetos los unos a los otros, por reverencia a Cristo. (DHH)

La palabra que se aplica a cada relación es sumisión. Primero, sumisión al señorío de Jesucristo. Por naturaleza somos rebeldes, pero la rebeldía es como el pecado de adivinación (1 Samuel 15:23). Tenemos que someternos a Dios. Esa actitud de sumisión es necesaria en la iglesia también. Nos sometemos a la autoridad de la Biblia y a la autoridad del pastor y otros líderes. Esa misma actitud tiene que impactar toda la vida. Hay personas muy sumisas en la iglesia que pueden ser muy rebeldes en casa. Este mandato se aplica a todas las relaciones. Incluso el marido tiene que someterse a su esposa, lo que le exige humillarse, con la actitud de Jesucristo que vemos en Filipenses 2: 5 a 8:

La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
 (NVI)

Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús:  Aunque era Dios,
no consideró que el ser igual a Dios
fuera algo a lo cual aferrarse.
En cambio, renunció a sus privilegios divinos;
adoptó la humilde posición de un esclavo
y nació como un ser humano.
Cuando apareció en forma de hombre,
se humilló a sí mismo en obediencia a Dios
y murió en una cruz como morían los criminales.
 (NTV)

¿Cómo te va con esa actitud? Es casi imposible en la carne. La sumisión solo funciona en el contexto de Efesios 4: 18 al 20: embriagados del Espíritu Santo. No lo hacemos por temor al cónyuge, sino por temor a Dios, reconociendo que Él nos manda a someternos. Lo hacemos en obediencia, siguiendo el modelo de Jesús, y por reverencia a Él.

Muchos hombres empiezan su matrimonio con la actitud “yo mando en esta casa.” Quieren ser atendidos por su mujer. Por naturaleza el hombre es orgulloso y egoísta. Te ayuda mucho en el matrimonio aprender a humillarte y someterte a otros, por reverencia a Cristo, y confiando que Él desea lo mejor para ti y tu familia. Como vamos a ver, es cierto que el hombre es la cabeza, pero tenemos la libertad de escoger someternos a veces, por amor, a la mujer. Tú eres la cabeza de tu casa, mi hermano, pero tú no eres la cabeza. Cristo es la cabeza. Si no estás sometido a su señorío, si Cristo no es la verdadera cabeza de tu hogar, vas a tener muchos problemas en el matrimonio. Si tú (o tu esposa) está andando en las tinieblas, habrá oscuridad en todo el hogar. Tus hijos también van a sufrir y serán oprimidos por esa oscuridad. Si tu familia está aislada del apoyo y el ministerio de la iglesia, será como esos niños fluctuantes, con muchos altibajos. Pero si estás lleno del Espíritu y estás creciendo en la iglesia, toda la familia será bendecida.

El plan de Dios para las esposas

22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. (RVR)

Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. (NVI)

Las traducciones nuevas dicen sométanse, porque para muchos hoy en día suena muy fuerte decir que la mujer es sujeta. Pero en el griego Pablo dice: estén sujetas. Estos son versos difíciles para las mujeres con maridos abusivos, pero el pecado y abuso de algunos no niegan la verdad y el mandato que encontramos aquí. El diablo hará todo lo posible para pervertirlo, como lo hace con todo el plan de Dios para nosotros.

Lo qué significa estar sujeta

  1. La esposa tiene que estar sujeta a su marido como está sujeta a Jesús. Si ella no está sometida a Cristo, será difícil para ella someterse a su marido. Si ella ha aprendido a confiar en Jesús y a sujetarse a Él, será más fácil en el matrimonio.
  2. El otro modelo de sumisión es la iglesia sometida a Cristo. Allí no hay argumento que Cristo manda. Somos su cuerpo, y tenemos que obedecerle. De la misma manera la esposa tiene que someterse a su marido.
  3. Incluye todo.  No nos corresponde a nosotros escoger dónde vamos a someternos a Cristo, o si nos agrada o no.  Y no le corresponde a la mujer decidir si va a obedecer algo o no. El modelo y el mandamiento es: en todo.
  4. Hay orden en las cosas de Dios. Cada persona necesita una cabeza. La cabeza de la iglesia es Cristo, y Jesús también es la cabeza de cada hombre. La cabeza de la mujer casada es su marido.
  5. La relación del marido y su esposa es un reflejo de la relación de Cristo y su iglesia. La iglesia es la manifestación de la presencia de Jesús en el mundo. Cristo murió por nuestra salvación. He escuchado muchas explicaciones de cómo el término cabeza aquí significa “fuente.”  Algunos teólogos buscan una manera de razonar sobre un matrimonio igualitario. Pero es de sentido común: Tu cabeza, tu cerebro, dirige todas las funciones de tu cuerpo. La cabeza de una organización dirige la obra de ese grupo. Cristo tiene autoridad y dirige su cuerpo, la iglesia. Así el hombre tiene autoridad y responsabilidad como cabeza de su hogar.
  6. Eso no da poder ilimitado al hombre. No es una cuestión de superioridad o inferioridad; es una actitud del corazón de una mujer humilde, que ama al Señor y a su esposo. Malinterpretamos el corazón de Pablo o de Jesús si creemos que la sumisión es un cheque en blanco para que el hombre controle a su esposa o la maltrate.
  7. Claro que Cristo es el único Salvador, pero Pablo menciona el papel de Cristo como el Salvador de su iglesia, que insinúa la abnegación del marido, y su parte en la santificación de su mujer, la cual vamos a ver en los versos siguientes.

La esposa debe respetar a su marido

La única otra palabra para la mujer está en el verso 33: la mujer respete a su marido (RVR).

Esa palabra significa reverencia, honra y preferencia. La mujer lo estima, lo admira y lo alaba. El hombre necesita el respecto y honor de su mujer. Claro que ella no lo alaba como alabamos al Señor. Algunas mujeres pueden temer que eso lo hará aún más orgulloso, pero si él tiene un verdadero amor por ella y una actitud de sumisión, ese honor es el apoyo que él necesita. Y tú, mi hermano, debes andar digno de su respeto y de tu vocación como esposo. Algunos lo hacen muy difícil para la mujer.

La parte del marido

25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. (RVR)

¿Es más fácil ser cristiano o ser Cristo? Es cierto que Cristo tiene más poder y autoridad, pero esa autoridad siempre tiene un precio. Nosotros solo tenemos que aceptar el don de salvación; Cristo sufrió en la cruz, y nos suministra todo lo que necesitamos. Así que, de verdad, yo creo que Cristo tiene la parte mucho más difícil.

Primero, el marido tiene que amar a su mujer. La palabra aquí para amor es ágape, el amor incondicional que Dios tiene para nosotros. Otra vez, Cristo es el modelo para el matrimonio. Si quieres una guía sobre cómo ser marido, estudia cómo Cristo se relacionaba con la gente. Jesús era muy fuerte solo con los hipócritas. Con los “pecadores”, con los enfermos y con la gente común, era tierno. Y Jesús dijo que la cabeza, el líder, debe ser un siervo. Muchos hombres quieren que su esposa le sirva, pero nosotros, los hombres, tenemos que servir a nuestras esposas.

Sí, la parte más difícil es para el hombre. Cristo se entregó y se negó a sí mismo por nosotros. El esposo tiene que sacrificarse por su mujer. Hay que sacrificar nuestros deseos y morir a nosotros mismos, por el bien de ella. Siempre piensa en ella antes de ti mismo. El énfasis para el hombre no es su autoridad, sino su amor y servicio.

Ya sabemos que en nuestra fuerza no podemos amar como Cristo. Es el poder de Cristo en nosotros que nos ayuda a caminar con Dios. Cristo tomó la iniciativa de amarnos, y esa es la responsabilidad del hombre. Ella responde a tu amor con una sumisión voluntaria. No dice nada de la mujer amando a su marido, aunque claro que ella debe amarlo. Lo más difícil para ella es someterse y respetarle. Es fácil para el hombre mandar en el hogar, es su naturaleza. Pero a veces el hombre tiene que someterse a los deseos de su esposa, en amor. Lo difícil para él es superar su egoísmo natural y sacrificarse a sí mismo.

Entonces, ¿qué significa amar a tu esposa? Supongo que ya has descubierto que no tienes en ti el amar como Cristo. Es su poder en ti lo que te permite ser como Cristo y amar. Podemos pensar que somos grandes amantes, pero mi observación es que la mayoría de los hombres saben muy poco acerca de cómo realmente amar a una mujer. Va mucho más allá de la cama. Cristo tomó la iniciativa de amarnos, y es nuestra responsabilidad como hombres  hacer lo mismo. Dios diseñó a la mujer para responder a ese amor con una sumisión voluntaria. No la exigimos, es algo entre ella y su Señor. Pablo no habla de cómo la mujer debe amar a su marido, aunque es evidente que debería hacerlo. Someter y respetar a su marido es lo más difícil para ella.

Hermano, ¿estás dispuesto a sacrificar cualquier cosa por ella? ¿Buscas su felicidad como de primera importancia?

26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. (RVR)

A fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios. Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable. (NTV)

Una visión para tu esposa

Estos versículos hablan de lo que Cristo hizo por nosotros, pero también de lo que un hombre debe hacer por su esposa. Cristo tiene una visión clara para su iglesia, y está trabajando arduamente para moldearnos a esa visión. Mi hermano, ¿tienes una visión para tu mujer? ¿Para tus hijos? ¿Para tu familia? No estoy hablando de una visión de ella bien arreglada como una modelo. Cuando tú viniste a Cristo, ¿ya estabas limpio y bien parecido? ¡No! Estabas sucio y quebrantado, pero Cristo tuvo una visión de una vida nueva para ti. De la misma manera, en este momento tu mujer puede estar muy abatida y bastante  lejos de tu visión, pero medita bien en esa visión, ora por ella y ten fe en que Dios está trabajando contigo para llevarla a cabo. Esta visión debe ser conforme a la palabra de Dios. ¿Qué es el propósito de Dios para ella? ¿Cuál es su vocación?

Santifícala como Cristo santifica a la iglesia

Cristo nos santifica. ¿Cómo? Lavándonos en su sangre y en su palabra. Tú también quieres que tu esposa sea santificada. Tienes que ministrarla la Palabra y hacer todo lo posible para ayudarla a caminar en santidad. Parece increíble, pero algunos hombres no quieren que sus mujeres sean demasiadas santificadas. ¡Pueden temer que van a perderlas a Cristo!

Cristo trabaja para presentar la iglesia a sí mismo. Después de todas sus labores y todo su sacrificio, Cristo quiere una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, santa y pura. Y así también es tu responsabilidad laborar para presentar tu mujer a Cristo. ¿Sabes, mi hermano, que algún día tú rendirás cuentas a Cristo, cara a cara con tu Señor? Tú puedes decirle: “Mira este gran ministerio que he levantado y el templo hermoso de esta iglesia.” Y el Señor te diga: “Está bien, pero quiero ver a tu esposa; preséntamela.” Con mucho gozo y orgullo entonces debes presentarle a una mujer gloriosa, quien ha prosperado bajo tu amor y cuido. Qué gran pecado es abusar de ese tesoro físicamente, o con tus palabras.

28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo. (RVR)

Esposa feliz, vida feliz

Somos una sola carne. Qué pena que algunos hombres se cuidan bien, con ropa muy elegante y las últimas modas, pero no cuidan así a sus esposas. Hay un dicho en inglés: “Happy wife, happy life” – si la mujer está feliz, la vida será feliz. Todo lo que afecta a tu cónyuge también te afecta a ti.

Lo mejor que puedes hacer por ti mismo es amar y cuidar a tu esposa. Si la descuidas, estás descuidándote a ti mismo. Hay algunos matrimonios enfermos, porque el hombre no lo cuida bien. Lamentablemente, a menudo es la mujer que más se preocupa por el matrimonio. Debe ser el hombre. Tenemos que sostener a la mujer emocionalmente. Muchos la sustentan con dinero, alimento y las cosas que necesita, pero ella puede estar hambrienta emocionalmente.

Mira cuán íntima es la relación de Cristo con nosotros:

  • Somos miembros de su cuerpo
  • Miembros de su carne
  • Miembros de sus huesos

Y, otra vez, esa es una imagen del matrimonio. Esto es algo muy espiritual, algo muy difícil de hacer en la carne, en nuestra fuerza. Es algo sagrado: Refleja al mundo la relación de Cristo y su iglesia. ¡Es por eso que Satanás ataca al matrimonio tan ferozmente!

Hay gran seguridad aquí para los dos, y por esa razón el matrimonio es tan importante. Hoy en día está de moda convivir sin casarse. No es solo una cuestión de lo que sea legal, sino de honrar al Señor y confirmar tu compromiso con esa mujer ante Él y en presencia de su cuerpo, la iglesia.

Un gran misterio: Una sola carne

31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. (RVR)

Es tan profundo que Pablo lo llama un misterio. No es posible comprender completamente cómo es posible estar tan unidos con Cristo, y no es posible comprender la intimidad que tienen un hombre y una mujer. ¡Tal vez tú ya sepas que tu mujer y tu matrimonio son misterios! El hombre se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Nos gusta ser una sola carne con ella. Esto hace que el sexo sea algo profundamente espiritual y hermoso. Pero va más allá del sexo y debe incluir intimidad emocional y espiritual. Cristo dijo: lo que Dios ha unido ningún hombre debe separar (Mateo 19:6).  ¿Cómo es posible ser una sola carne con varias mujeres? El matrimonio es para toda la vida. El divorcio quebranta el corazón de Dios, y Él lo odia.

Es el hombre que tiene que dejar a su padre y a su madre. ¿Sabes que hay muchos hombres que nunca han dejado a mamá? Claro que siempre amamos a nuestras madres, pero tu esposa y tu mamá tienen que saber que tu esposa ocupa el primer lugar en tu vida. Si siempre le das preferencia a tu madre, estás destruyendo tu matrimonio. Ya tienes a tu propia familia y hogar. La mujer también tiene que dejar a su familia; es un problema cuando ella siempre está muy pegada a mami.

Recuerda que necesitas la unción del Espíritu Santo para darte poder para amar y ser como Cristo. Dale a la iglesia el lugar que le corresponde, pero no debe abrumar el matrimonio. Algunos hombres escapan a la iglesia para evitar sus responsabilidades como maridos. Y no seas celoso del tiempo que tu mujer dedique a la iglesia. Trabajen juntos y busquen a Dios para decidir la parte que Dios quiere que la iglesia tenga en tu familia.

¿No es maravilloso el plan de Dios para el matrimonio? No es fácil, y no he conocido a muchas parejas que lo están experimentando. Muchos quieren hacer ajustes al plan de Dios para acomodar la cultura o su forma de pensar. Pero, ¿tienes la fe que Dios sabe lo que es mejor para tu matrimonio? ¿Tienes la fe que puede funcionar en lo tuyo? Comienza a amar a tu esposa como Cristo ama a la iglesia. Niégate a ti mismo y entrega tu vida por ella. Las cuestiones de sumisión, el respeto y el sexo se resolverán por sí mismos, y el poder de Dios será suelto para tener un matrimonio mucho mejor que todos tus sueños.