12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (RVR)
Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. (NTV)
Esta es la verdadera naturaleza de tus batallas. Te guste o no, estás en una guerra. Si andas en la carne, vas a guerrear según la carne. Ésta es una batalla espiritual; tenemos que guerrear con armas espirituales y seguir a nuestro comandante en jefe, Jesucristo. Tenemos que guerrear conforme a sus órdenes y su plan de batalla revelado en la Biblia. Una parte muy importante de ese plan es la iglesia. Es muy peligroso entrar en esta batalla solo. Necesitas el apoyo de otros hermanos; gracias a Dios, somos parte de un gran ejército.
Satanás viene como un ángel de luz, un lobo vestido como un cordero manso. ¡Abre tus ojos! Tu enemigo no es tu cónyuge, ni el jefe en tu trabajo, ni tu suegra. Es un engaño del diablo que te hace pelear con otras personas. Hay otro mundo espiritual e invisible de principados, potestades, gobernadores de las tinieblas y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes – es decir, espíritus malignos. Hay demonios organizados como un ejército bajo Satanás, con principados sobre países, pueblos y familias. Ora para discernir cuales son los principados con los que tú estás batallando. Nómbralos si puedes, y toma autoridad sobre ellos en el nombre de Jesús. Ten cuidado de entrar en una batalla demasiado intensa. El contraataque puede ser devastador si no tienes suficiente gente ungida batallando contigo. No pierdas tu tiempo o tu fuerza peleando con otras personas; se gana esta batalla de rodillas.
Nuestra armadura
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. (RVR)
Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. (NVI)
Vivimos en esta difícil época entre la victoria de Cristo en la cruz y la plena manifestación de su reino cuando Él regrese. Haya una temporada de paz en tu vida, pero el mensaje aquí es: Hay que aprender ahora cómo usar tu armadura y resistir al enemigo, porque hay días muy malos por venir. Si no estás preparado, no podrás resistir, y caerás en la batalla.
Dios te ha dado todo lo que necesitas para resistir y prevalecer contra las fuerzas del maligno. Es posible estar firme en el Señor a pesar de los ataques brutales del diablo. Dios ya ha hecho su parte: Te ha dado la armadura y las armas que necesitas. Ahora tú tienes que hacer tu parte. Tú puedes tener las mejores armas, pero si no sabes cómo usarlas, o si están en casa cuando tú estás en la calle, son inútiles. Tú tienes que ponerte la armadura.
Otra vez quiero enfatizar algo importante: No vemos que Pablo nos aconseje buscar pelea con el diablo. Satanás vendrá y te atacará. Dios te protege de sus ataques y te da la fuerza para resistir. Tu parte es permanecer firme.
¿Estás firme ahora mismo? ¿O estás vacilando, con dudas y desánimo? En los próximos capítulos vamos a estudiar cada parte de tu armadura. ¿Te has puesto esa armadura? ¿Cómo ha estado tu experiencia con ella? ¿Estás en una lucha contra sangre y carne? ¡Ten mucho cuidado! Párate y busca al Señor por su dirección. No quieres lastimar a un ser querido o gastar tu fuerza en un boxeo de sombra. ¿Estás resistiendo un ataque del diablo? ¿O ya te has dado por vencido? ¿Estás cansado de resistir? ¡Coge fuerzas nuevas! ¡Vale la pena resistir! ¡El Señor te ayudará!