Yo he estado leyendo el capítulo 6 de Efesios por más de cuarenta años. Lo he predicado muchas veces. Yo sé lo importante que es llevar la armadura, pero la verdad es que todavía tengo una inquietud: no me estoy aprovechando de ella como podría. Creo que para muchos creyentes hay incertidumbre sobre el significado exacto de cada parte. Es por eso que quiero dedicar bastante tiempo profundizando sobre cada una.
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia. (RVR)
Defiendan su posición, poniéndose el cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios. (NTV)
El objetivo aquí no es la preparación para guerrear, sino lo necesario para estar firme y defenderse contra los ataques de las fuerzas del maligno. El diablo es un engañador y el padre de la mentira. Casi siempre sus ataques comienzan con la duda, la confusión y la desorientación. Jesús dijo que su engaño sería aún peor en los días postreros. Ya vemos a muchos creyentes que no saben cuál es la verdad y tienen dudas acerca de la Biblia. La creencia que prevalece en nuestra cultura es que no hay una verdad absoluta, y quienes que sostienen que existe, son arrogantes y su mente está cerrada.
¿Qué es la verdad?
—Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. (Juan 14:6)
La verdad es una persona, Jesucristo. Ceñirse con la verdad es vestirse con Jesús, permanecer en Él y caminar en comunión con Él. Si conoces al Dios vivo, conoces la verdad.
Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. (Gálatas 3:26-27)
Cuando te pones la armadura y te ciñes los lomos, debes pensar en tu bautismo, y cómo esa agua te cubrió. Subiste de esas aguas revestido de Cristo, de la verdad. Anda con esa conciencia todo el día.
Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad. (Juan 14:16-17)
Tú tienes un recurso en la batalla para discernir la verdad: El Espíritu que mora dentro de ti. Si andas en el Espíritu, te guardará de mentiras y engaños. ¿Te acuerdas del segundo paso que estudiamos, de Efesios 4 y 5, y la importancia del Espíritu? Si no has aprendido a dejarlo fluir en tu vida, será difícil saber o que es lo verdadero.
Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad. (Juan 17:17)
También tenemos la verdad escrita en la Biblia. Estudia la Palabra para aprender la verdad. Evalúa todo lo que escuchas a la luz de esa Palabra. No aceptes las muchas mentiras que existen en el mundo de hoy.
Sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. (1 Timoteo 3:15)
Otra vez vemos la importancia de la iglesia (el primer paso). Una verdadera iglesia predica la pura Palabra de Dios y alienta a la gente a caminar en comunión con la verdad, Jesucristo.
—Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. (Jesús, Juan 8:31-32)
El mundo dice que la verdad es muy rígida, y aquellos que creen que hay verdad y mentira son fanáticos e intolerantes. Esa es otra mentira del diablo. Muchos también creen que se pierde la libertad en obedecer y someterse a Dios, pero Jesús dijo que la verdad te hace libre. Jesús también dijo que la única manera de conocer la verdad es poner en práctica sus enseñanzas. Hay algo que sucede en el corazón de tal persona: una revelación del altísimo y una confirmación de que, sí, es la verdad. Para ceñirse con la verdad es importante guardar las enseñanzas de Jesús.
Entonces, la verdad no es solo algo intelectual. Para ceñirse con ella se tiene que:
- Andar en unión y comunión con Jesucristo.
- Andar en la plenitud del Espíritu de verdad.
- Estudiar su Palabra y evaluar todo lo que experimentas a la luz de esa Palabra.
- Ser parte de una iglesia que enseña la Palabra (la verdad), y te impulsa a caminar en comunión con Jesús.
- Poner en práctica la Palabra de Dios.
En tu circunstancia actual, pregúntale a Dios: ¿Hay una mentira que haya aceptado? Comienza el día examinando tus pensamientos acerca de tu vida, tus problemas y Dios. Si tienes alguna duda sobre si algo es verdadero, pídele al Espíritu de verdad que te la muestre. Renuncia a toda mentira, confesando que has sido engañado por Satanás. Entonces, pregúntate ¿qué es la verdad acerca de este problema o pecado? Estudia la Biblia para discernir la voluntad de Dios y cómo Él ve el problema. Declara tu compromiso de seguir y vivir la verdad.
La coraza de justicia
Vístete y protégete con la coraza de justicia. No es tu propia justicia, sino la justicia de Cristo. Tu justicia es como trapos de inmundicia.
Quiero encontrarme unido a Cristo. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. (Filipenses 3:9, NVI)
El diablo te condenará y te recordará que eres un pecador, y en eso él dice la verdad. Necesitas la justicia de Jesucristo. Muchos buscan una justicia que procede de la ley. Ellos intentan con todas sus fuerzas ser buenos cristianos. Son muy religiosos: No fuman, no toman y guardan una serie de reglas que alguien dijo significan que son creyentes fieles. Pero todavía están bajo la ley. Su justicia no se basa en la fe. Tienden a ser fariseos. Para ponernos esta coraza, tenemos que confesar nuestro pecado y recibir, por fe, la justicia de Cristo. Si andas bajo la ley, tu armadura no funcionará.
El Señor lo ha visto, y le ha disgustado
ver que no hay justicia alguna.
Lo ha visto, y le ha asombrado
ver que no hay nadie que intervenga.
Por eso su propio brazo vendrá a salvarlos;
su propia justicia los sostendrá.
Se pondrá la justicia como coraza,
y se cubrirá la cabeza con el casco de la salvación;
se vestirá con ropas de venganza,
y se envolverá en el manto de sus celos. (Isaías 59:15-17)
¡Qué interesante que esta armadura fue profetizada en Isaías! Cristo fue el primero en poner la justicia como una coraza. ¡La justicia de Dios te sostendrá! Dale gracias por su gran salvación.
Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación. (1 Tesalonicenses 5:8)
En esta variación de la armadura, aprendemos que los nombres de las partes no son muy fijos. Tu coraza sea la justicia, la fe o el amor. Los nombres solo nos ayudan a recordar todas las partes necesarias. Como ya hemos visto, la fe es necesaria para recibir la justicia de Cristo, y así recibirás el amor de Cristo, que es aún más protección contra los ataques del diablo.
La integridad y la justicia son tu equipo básico. Cada vez que peques, hay una abertura pequeña en tu armadura. Toda oscuridad en tu vida atrae a los demonios y sus fuerzas de oscuridad.
Para ponerse la coraza de la justicia, sigue este modelo:
- En voz alta, confiesa cualquier pecado en tu vida. Escudriña tu corazón, y si hay algún pecado sutil, nómbralo. Puede ser incredulidad, inmoralidad o codicia. Ponte de acuerdo con Dios que es pecado, y renúncialo.
- Dile a Dios que ya no quieres ninguna parte de ese pecado, ya sea un pensamiento, un sentimiento o una acción. Hay tristeza del mundo que produce muerte. Guárdate de ella y persigue la tristeza que es según Dios y produce arrepentimiento.
- Dile gracias que Él es justo y correcto al juzgar el pecado. Ponte de acuerdo con Dios: es pecado y tiene que ser juzgado.
- Dile gracias porque juzgó este pecado en el Calvario y quebrantó su poder en la cruz.
- Renuncia al pecado y échalo de tu vida. Decide dejarlo. Ya no tiene poder sobre ti.
- Da gracias a Dios por la sangre de Jesús, que te limpia de todo pecado.
Éste es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros. (1 Juan 1:5-10)
El camino a la justicia de Dios comienza con la verdad. Por eso lo ponemos primero. Luego afirmamos que somos pecadores, confesamos el pecado, lo dejamos y recibimos el perdón y la justicia de Cristo. Da gracias a Dios que te ha vestido con su justicia.
Bendiciones y muchas gracias por la enseñanza , la verdad me alludo mucho