¡Adoración!  Éxodo 15:1-20

Cuando Dios hace un milagro en tu vida, ¿cómo respondes? ¿Tomas tiempo para darle gracias y alabarlo? ¿O olvidas a Dios cuando las cosas vuelven a la normalidad? Yo vi esto una y otra vez como un capellán de la prisión. Claro que había muchos presos que adoraban al Señor con todas sus fuerzas porque los sustuvo durante la prueba más difícil de sus vidas. Pero había otros que Dios milagrosamente libró de la cárcel; prometieron servir a Dios por el resto de sus vidas si sólo Él los sacase. Sin embargo, se olvidaron de Él desde el momento en que salieron de las puertas. Y eso no sucede solo en la cárcel; sucede todo el tiempo en la calle también. Y no es nuevo; cuando Jesús sanó a los diez leprosos, solo uno regresó para darle gracias. Decepcionado, Jesús le preguntó:  ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? (Lucas 17:18) Romanos 1:21 dice que no agradecer y glorificar a  Dios es el fundamento de nuestro problema de pecado:

Es cierto, ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la mente les quedó en oscuridad y confusión. (NTV)

Nuestros corazones y mentes se ven afectados si no adoramos a Dios.

Dios anhela verdaderos adoradores (“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren,” Juan 4:23). Cuando haces algo por tu familia, ¿no te gusta cuando te agradecen y te dicen que eres un gran padre? Si lo dan por sentado y nunca lo mencionan a ti ni a nadie más, la próxima vez tiendes a no hacer nada por ellos. Dios no es diferente. Él anhela nuestra adoración. Se lo merece, por todo lo que ha hecho por nosotros.

Los hebreos no estaban acostumbrados a cultos de adoración. No conocían muchas alabanzas. Pero Moisés tomó la iniciativa y los condujo en un glorioso culto después de cruzar el Mar Rojo. Dios los ayudó a cantar una canción nueva, tal vez haciendo eco de lo que Moisés cantó. Y nosotros, ¿ayudamos a la gente en nuestras iglesias a adorar a Dios?  Nosotros, que hemos conocido muchas alabanzas durante mucho tiempo, a veces no pensamos en la importancia de ver la letra, pero para alguien nuevo, le ayuda mucho verla. Es aún mas importante en estos días; ya no cantamos muchos de los coritos sencillos de hace años; son canciones mas sofisticadas. La mayoría de las iglesias muestran la letra de las canciones, pero si la tuya es una de las pocas que no lo hace, haz el esfuerzo para que todos pueden participar en la adoración.

Pastor, tú debes tomar la iniciativa en llevar tu congregación a la presencia de Dios. Es bueno tener un líder de adoración, pero no te libera de tu responsabilidad de fomentar la verdadera adoración en tu iglesia. Es una parte clave de tu llamado al ministerio. Mantente involucrado en la adoración. De vez en cuando únete a la banda de adoración para sus ensayos. Habla y ora con los líderes de alabanza sobre cuales canciones cantarán en el culto. Si no has guiado a tu congregacion en adoración por un tiempo, sorpréndelos y hazlo algún domingo. Participa plenamente en el culto. Por favor, no utilices ese tiempo para hablar con la gente, terminar de preparar tu mensaje o no estar a la vista. ¡Eso comunica un mensaje equivocado! Sé el primero en entrar en la adoración y establece el tono para el culto. Estoy muy preocupado por lo que observo en muchos cultos de «adoración,» que parecen más conciertos, demostrando los talentos de la banda.

Muchos llaman a este pasaje la Canción del Mar. También es conocido como la canción de Miriam, porque ella se menciona en el versículo 20. John Wesley sugirió que Moisés la compuso y dirigió a los hombres, mientras que su hermana Miriam la llevó a las mujeres. Exactamente cómo, no lo sabemos. Algunas fuentes judías hablan de hombres y mujeres que hacen colas, haciéndose eco de lo que cantó el líder. ¡En ese entonces no proyectaban la letra en una pantalla! Moisés no la escribió por adelantado, porque no sabía lo que Dios iba a hacer. Moisés no expresaba muchas emociones, pero aquí vemos lo que llenó su corazón, y su gratitud apasionada por su liberación.

1Entonces Moisés y el pueblo de Israel entonaron el siguiente cántico al Señor:

«Cantaré al Señor,
porque ha triunfado gloriosamente;
arrojó al mar al caballo y al jinete.
El Señor es mi fuerza y mi canción;
él me ha dado la victoria.
Él es mi Dios, y lo alabaré;
es el Dios de mi padre, ¡y lo exaltaré!

Moisés comienza con algo muy íntimo. Ocho veces dice «yo» o «mi» en estos dos versículos. Puede ser obvio, pero para verdaderamente adorar al Señor, Él tiene que ser tu Dios. Si no lo conoces, es solo una canción bonita. Mira a tu alrededor en la iglesia (¡pero no para juzgar a la gente!) y observarás quién realmente conoce a Dios y está muy entusiasmado con lo que ha hecho en su vida, y quién solo está ahí para el espectáculo.

Algunos desprecian una adoración que se basa en nuestra experiencia personal como si fuese egocéntrica, pero la adoración más profunda nace de lo que Dios ha hecho por nosotros. Es cuando realmente experimentamos esa liberación y perdón de pecados que vamos a proclamar del corazón: «Tú me has dado la victoria.»

¿Cómo es tu adoración? ¿Es Dios tu fuerza? ¿O todavía confías en tu propia fuerza limitada? ¿Es Dios tu canción? ¿Has experimentado su victoria? En algún momento tú tienes que aceptar a Cristo y recibir su salvación. No fue porque nació un hebreo que Moisés conoció a Dios; está bien que Moisés pudiera decir que Él es el mismo Dios de su padre, pero la fe de tu padre no te salvará.

El Señor es un guerrero;
¡Yahveh es su nombre!
Arrojó al mar
a los carros y al ejército del faraón.
Los mejores oficiales del faraón
se ahogaron en el mar Rojo.
Las aguas profundas brotaron con fuerza y los cubrieron;
como piedras se hundieron hasta el fondo.

»Tu mano derecha, oh Señor,
es gloriosa en poder.
Tu mano derecha, oh Señor,
aplasta al enemigo.
Con la grandeza de tu majestad,
derribas a los que se levantan contra ti.
Desatas tu ardiente furia
y los consume como a paja.
Al soplido de tu aliento,
¡las aguas se apilaron!
El impetuoso oleaje se quedó firme como un muro;
en el corazón del mar las aguas se endurecieron.

»El enemigo se jactaba diciendo:
“Los perseguiré
y los alcanzaré.
Los despojaré
y los consumiré.
Sacaré mi espada;
mi mano poderosa los destruirá”.
10 Pero tú soplaste con tu aliento,
y el mar los cubrió.
Se hundieron como plomo
en las poderosas aguas.

11 »Oh Señor, entre los dioses, ¿quién es como tú:
glorioso en santidad,
imponente en esplendor,
autor de grandes maravillas?
12 Levantaste tu mano derecha,
y la tierra se tragó a nuestros enemigos.

¿Reconoces a este Dios como tu Dios?

  • ¿O es tu Dios una deidad débil que tienes que convencer para que actúe?
  • ¿Sigue siendo un bebe en el pesebre o colgado en una cruz?
  • ¿Solo piensas en las enseñanzas de Jesús sobre el amor?
  • ¿Piensas en el Padre como un viejo amable?
  • ¿Has olvidado que Dios es un gran guerrero?

Mira nuevamente cómo se describe a Dios aquí:

  • Arrojó al mar los carros y el ejército del faraón.
  • Su mano derecha, gloriosa en poder, aplastó al enemigo.
  • Derribó a los que se levantaron en contra.
  • Desató su ardiente furia y consumió a sus enemigos como paja.
  • Olvídate de una explicación científica: ¡fue por el soplido de su aliento que las aguas se apilaron!

¿Te encoges delante del enemigo? ¡No debes! Deja que Dios se levante como tu defensa y tu guerrero. No temas su ira ardiente, a menos que tú te opongas a Él. ¡Pídele que la desate! Pero primero confirma que estás batallando contra el verdadero enemigo (el enemigo de Dios). Luego pídele con fe que su poder se manifieste para aplastarlo.

¡De verdad no hay Dios tan grande como nuestro Dios! Hay tres frases aquí que lo describen:

  • Glorioso en santidad.
  • Imponente en esplendor.
  • Haciendo maravillas.

¿Describen a tu Dios? ¿Cuándo fue la última vez que hizo maravillas para ti? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que viste su gloria y esplendor? ¿Eres consciente de su santidad, lo que significa que no puede soportar el pecado?

13 »Con tu amor inagotable
guías al pueblo que redimiste.
Con tu poder los guías
a tu hogar sagrado.

Gracias a Dios, ¡no es solo un fuego consumidor y una furia ardiente! Esas características son buenas y deberían ser parte de tu concepto de Dios, pero están equilibradas por su amor inagotable. Como padre, nos quiere en su hogar. Él te guiará con su amor y te llevará allí con su poder. Hará lo necesario para llevarte al otro lado de tu mar rojo, darte la victoria sobre tu faraón, y llevarte a su presencia para toda la eternidad. ¡Te redimió con la sangre de su propio Hijo! ¡No va a abandonarte o dejarte perecer!

14 Lo oyen los pueblos y tiemblan;
la angustia se apodera de los que viven en Filistea.
15 Los líderes de Edom están aterrados;
los nobles de Moab tiemblan.
Todos los que viven en Canaán se desvanecen;
16     terror y espanto caen sobre ellos.
El poder de tu brazo
los deja sin vida, como una piedra,
hasta que tu pueblo haya pasado, oh Señor,
hasta que haya pasado el pueblo que compraste.

Acaban de escapar de la ira del enemigo, pero Moisés ya está pensando en su testimonio en otros países. Por supuesto, en este caso es porque espera que respeten al Dios de Israel y los dejen pasar en paz. Pero Dios se deleita en manifestar su poder para que la gente perdida y sin conocimiento de Dios se maraville de cuán grande es Dios. Qué lastima que Dios sea a menudo el objeto de bromas, y que los cristianos sean vistos como bufones; no vemos a sus enemigos aterrorizados y temblorosos.

¿Crees que a Dios le gustaría cambiar eso? ¿Crees que tú puedes ser un vaso que Él utilice para manifestar su poder y gloria? ¿Crees que Él puede trabajar en tu iglesia de tal manera que terror y espanto caigan sobre tu comunidad? ¿Recuerdas el temor que se apoderó de todos los que escucharon lo que les sucedió a Ananías y Safira? (Hechos 5) ¿Y la admiración profunda que llenó la iglesia primitiva?

17 Tú lo traerás y lo plantarás en tu propio monte,
el lugar, oh Señor, reservado para tu morada,
el santuario, oh Señor, que tus manos establecieron.
18 ¡El Señor reinará por siempre y para siempre!».

“Que venga tu reino…” Todo tiene que ver con que Dios reine: en tu vida, tu familia, tu iglesia y el mundo (en la medida en que puedas influirlo). Es el anhelo de nuestros corazones que su reino se establezca en esta tierra. Cuando Cristo venga otra vez, nos llevará y nos plantará en su morada. Jesús dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay. Voy a prepararte lugar” (Juan 14:2). ¿Anhelas ese santuario? ¿Lo ingresas con la mayor frecuencia posible? Una de las claves más importantes para ingresar a ese santuario es la adoración que hemos visto en este capítulo.

19 Cuando los carros de guerra, sus conductores y los caballos del faraón entraron al mar, el Señor hizo que las aguas cayeran con fuerza sobre ellos. ¡Pero el pueblo de Israel había cruzado por en medio del mar, pisando tierra seca!

20 Entonces la profetisa Miriam, hermana de Aarón, tomó una pandereta, se puso al frente, y todas las mujeres la siguieron, danzando y tocando sus panderetas. 21 Y Miriam entonaba este cántico:

«Canten al Señor,
porque ha triunfado gloriosamente;
arrojó al mar al caballo y al jinete».

Miriam es la primera profetisa en la Biblia. Aquí dirigió a todas las mujeres en danza y adoración profética. No sabemos mucho acerca de su ministerio profético. En Números 12:2 Miriam reclamó que Dios habló por medio de ella. Ella se puso celosa de su hermano Moisés y quería el mismo reconocimiento como una portavoz del Señor, pero centró su queja sobre su esposa cusita. Como resultado, su piel se volvió leprosa (Números 12:10).

¿Has escuchado la historia del Mar Rojo tantas veces (o has visto la película), que ya no te maravillas del poder de Dios manifestado aquí? ¿Cuándo fue la última vez que adoraste a Dios con todas tus fuerzas por lo que Él ha hecho en tu vida? ¿Tienes una relación viva con Dios? Sigue el ejemplo de Moisés, y alienta a aquellos a quienes influyes (en tu familia o tu iglesia), para que sean verdaderos adoradores.

 

Saber cuando bajar y cuando subir a tu barca: Marcos 5:1-20

La liberación era una parte importante del ministerio de Jesús; había mucha gente demonizada incluso entre el pueblo escogido de Dios. Jesús envió a sus discípulos a echar fuera demonios, y lo hicieron. La liberación también era una parte importante del ministerio de la iglesia primitiva.

Hoy muchas veces pensamos en la liberación a la luz del drama del cine. Aunque la iglesia Católica cree en el exorcismo y lo practica, y las iglesias pentecostales son conocidas por liberaciones dramáticas, lamentablemente, en realidad, no tiene un lugar en la mayoría de iglesias. ¿Por qué? ¿Hay menos actividad de los demonios hoy? Yo creo lo contrario: Con la influencia secular en el mundo de hoy, hay más demonización que nunca. Yo ministré durante 21 años como capellán en las prisiones federales de los Estados Unidos, que están llenas de gente oprimida por el diablo. Yo veo mucha evidencia de demonización, ¡a menudo en la iglesia!

¿Qué hay de ti? ¿Crees en la liberación? La mayoría de los cristianos no están preparados o cómodos para lidiar con ella. Aún peor, la mayoría de los pastores tampoco lo están. Es difícil encontrar enseñanzas equilibradas sobre el tema.  Muchos basan sus creencias en películas o experiencias personales.

La liberación es un ministerio difícil. Es una tentación ignorarla, pero eso deja a multitudes oprimidas por las fuerzas del diablo. Jesús esperaba que la liberación fuera parte del ministerio de sus discípulos, y se sintió decepcionado e incluso enojado cuando fallaron. Cristo atribuyó su fracaso a la falta de fe, oración y ayuno. Cualquier creyente lleno del Espíritu, con una fe viva, tiene autoridad sobre los espíritus inmundos. A diferencia de la curación, no hay un don espiritual específico, aunque el don de discernimiento de espíritus es útil.

No hay mucho escrito sobre la liberación en el Nuevo Testamento, y no hay pasajes didácticos claros, pero vamos a estudiar cada liberación en los Evangelios y Hechos. Mi oración es que estos estudios te den el coraje de levantarte en la autoridad que Dios te ha dado, para ser un instrumento que Dios puede usar para liberar a muchos y guiarlos a la plenitud de una vida llena del Espíritu Santo.

Un ejemplo de liberación

1Entonces llegaron al otro lado del lago, a la región de los gerasenos. Cuando Jesús bajó de la barca, un hombre poseído por un espíritu maligno salió del cementerio a su encuentro.

¿Quieres ser usado por el Señor? A veces te quedas en casa y le preguntas al Señor: “¿Qué quieres que yo haga? Quiero saber tu voluntad.” Claro que a veces tenemos que esperar a que el Espíritu nos guíe, pero a veces solo tenemos que subirnos a la barca e irnos con Jesús. Cuando andas con Jesús, nunca sabes lo que va a suceder. A veces tienes que ir al otro lado, a un lugar donde nadie quiere ir. Los judíos nunca fueron al Decápolis, la región de los gerasenos: diez ciudades gentiles en el lado este del rio Jordán. Sabemos que Jesús no estaba solo: dice que ellos llegaron. Para los discípulos, sería otra aventura no solicitada, como cuando Jesús pasó por Samaria. Nunca menciona a ellos de nuevo. De allí en adelante solo habla de Jesús; es muy posible que los discípulos no quisieron bajarse y se quedaron en la barca. Cuando Jesús baja de la barca, no te quedes (a menos que Él te lo ordene), aunque puedes estar en un lugar donde no quieras bajar.

A veces Jesús te dice a dónde vas y por qué, pero a menudo no. Es posible que Jesús lo supiera, pero en este caso no lo creo.  A veces tienes que subir a una barca sin saber a dónde vayas. Jesús no organizó algunas reuniones. Parece que no conocía a nadie allí; su fama no había llegado a esa región. Jesús fue en obediencia a su padre, y vamos a ver que hizo todo ese viaje para un solo hombre, como Felipe y el eunuco etíope (Hechos 8:26-40). ¿Estás dispuesto a hacer lo mismo? Confía en el Señor. Si estás guiado por el Espíritu, Él te enviará la gente que Él ha preparado, aunque no sea a quienes tú estabas esperando. ¿Es tu momento de subir a la barca con Jesús?

Este hombre vivía entre las cuevas de entierro y ya nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. Siempre que lo ataban con cadenas y grilletes —lo cual le hacían a menudo—, él rompía las cadenas de sus muñecas y destrozaba los grilletes. No había nadie con suficiente fuerza para someterlo. Día y noche vagaba entre las cuevas donde enterraban a los muertos y por las colinas, aullando y cortándose con piedras afiladas.

¿Puedes reconocer a una persona demonizada?

El diablo vino a robar, matar y destruir. No seas engañado: él es real, y la Biblia habla claramente de espíritus inmundos y gente endemoniada. A veces es muy obvio, como en este caso. Pueden estar fuera de control e involucrados en prácticas autodestructivas, pero este fue un caso extremo: Tenía miles de demonios. Es muy posible que haya gente endemoniada a tu alrededor. ¿Sabes qué hacer si encuentras uno? En la Biblia, ni Jesús ni los apóstoles fueron a buscar demonios. De hecho, muchas veces parece que querían evitarlos. Pero también está claro que tenían la autoridad para echarlos fuera. Dios quiere capacitar a sus siervos para ministrar a gente atormentada.

Cuando Jesús todavía estaba a cierta distancia, el hombre lo vio, corrió a su encuentro y se inclinó delante de él.Dando un alarido, gritó: «¿Por qué te entrometes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡En el nombre de Dios, te suplico que no me tortures!». Pues Jesús ya le había dicho al espíritu: «Sal de este hombre, espíritu maligno».

Entonces Jesús le preguntó: —¿Cómo te llamas?

Y él contestó: —Me llamo Legión, porque somos muchos los que estamos dentro de este hombre.

10 Entonces los espíritus malignos le suplicaron una y otra vez que no los enviara a un lugar lejano.

11 Sucedió que había una gran manada de cerdos alimentándose en una ladera cercana. 12 «Envíanos a esos cerdos —suplicaron los espíritus—. Déjanos entrar en ellos». 13 Entonces Jesús les dio permiso. Los espíritus malignos salieron del hombre y entraron en los cerdos, y toda la manada de unos dos mil cerdos se lanzó al lago por el precipicio y se ahogó en el agua.

La interacción sorprendente de Jesús con los demonios

¿Te sorprende que los demonios vayan corriendo hacia Jesús? ¿No se espera que quieran huir de Jesús? ¡Lo conocen! ¡Estaban con Él en el cielo! ¡Le suplican! Saben que Jesús tiene autoridad sobre ellos. Estaban felices de morar en el hombre; no quieren ir a un lugar lejano, ¡y Jesús honra su súplica! Claro que, como judío, Cristo no estaba muy cómodo con los cerdos, pero aún así es muy interesante que les concede su petición.

Jesús no sabía el nombre del demonio, ni cuántos había. Puede ser que de este ejemplo tengamos la práctica de interrogar a demonios y pedir sus nombres cuando estamos ministrando liberación, pero ten cuidado: Son engañadores y mentirosos. Utiliza mucho discernimiento hablando con alguien endemoniado.

Hay otra cosa muy interesante aquí: Cuando llegó Jesús, le mandó al espíritu que saliera del hombre, ¡y no salió! Jesús nunca los echó fuera, pero necesitan su permiso para entrar en los cerdos. Cuando los demonios recibieron ese permiso, se fueron. Todo era una cuestión de autoridad.

¿Qué pasó con los demonios cuando los cerdos se ahogaron? No lo sabemos, y creo que ellos tampoco sabían lo que los iba a pasar. Tal vez la muerte de los cerdos dio libertad a los demonios para volver a las regiones celestiales, esperando su próxima asignación.  Cuando muere una persona endemoniada, ese demonio sale a buscar otra entidad.

14 Los hombres que cuidaban los cerdos huyeron a la ciudad cercana y sus alrededores, difundiendo la noticia mientras corrían. La gente salió corriendo para ver lo que había pasado. 15 Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre que había estado poseído por la legión de demonios. Se encontraba sentado allí, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo.16 Entonces los que habían visto lo sucedido, les contaron a los otros lo que había ocurrido con el hombre poseído por los demonios y con los cerdos; 17 y la multitud comenzó a rogarle a Jesús que se fuera y los dejara en paz.

Sabe cuándo salir

¿Dejarlos en paz? ¿Estaba el pueblo en paz con este loco endemoniado? ¿Estaba mejor antes de la venida de Cristo? ¿Les importaban más los cerdos que el bienestar de este hombre? ¿Por qué no estaban alabando a Jesús y buscando más de su poder? Pues, así es como muchos responden al poder de Dios. Su propio pecado puede ser revelado, o reconocen su autoridad sobrenatural,  y tienen miedo.

Siempre es difícil saber cuándo perseverar y seguir predicando a la gente que ha rechazado a Jesús. Hay que ser guiado por el Espíritu y discernir lo que está sucediendo. Ésta claramente era una puerta cerrada. Dios tuvo misericordia de este pobre hombre, y le envió a Jesús para que lo liberara. Pero era el único ministerio que Cristo tenía en ese lugar. Nada sucedería si invirtiese más tiempo allí.

18 Mientras Jesús entraba en la barca, el hombre que había estado poseído por los demonios le suplicaba que le permitiera acompañarlo. 19 Pero Jesús le dijo: «No. Ve a tu casa y a tu familia y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti y lo misericordioso que ha sido contigo».20 Así que el hombre salió a visitar las Diez Ciudades de esa región y comenzó a proclamar las grandes cosas que Jesús había hecho por él; y todos quedaban asombrados de lo que les decía.

Deja que Jesús te use

Jesús honró la petición del pueblo: Entró en su barca. Ahora el hombre le pidió permiso para acompañarlo. ¡Qué bueno!  Muchas veces Jesús mandó a la gente a seguirle, pero esta vez no. Jesús no le permitió entrar en la barca; Dios tenía otra misión para él.

Este hombre loco fue uno de los primeros evangelistas. Él vuelve para proclamar el milagro de Dios a su familia, y a todas las ciudades de esa región. ¡Y él no tenía la preparación que tenían los discípulos! Antes, pasaba mucho tiempo en un estado completamente perdido, pero Dios lo restauró y le capacitó a predicar. Así, la gente que no quiso escuchar a Jesús, lo escuchaba a él. Claro que hay ocasiones en que Jesús llama a alguien a otro país y otra cultura, pero a menudo es más beneficioso enviar a alguien que Dios ha redimido y capacitado desde el mismo lugar, que ya conoce la cultura e idioma del país.

¡Sube a la barca!

Hay que saber cuándo subir, y cuándo bajar de una barca. Si quieres ser usado por el Señor, a menudo tienes que levantarte, subirte a una barca, y salir al mar, incluso si no sabes a dónde vas. Si llegas a un lugar extraño sin saber qué hacer, no temas.  No te quedes en la barca. Dios no puede usarte en la barca. Baja de la barca y confía en el Señor que Él te revelará el propósito. Prepárate para cualquier encuentro u oportunidad para ministrar. Y cuando llegue el momento para subir otra vez a la barca y partir, hazlo. Puede ser que alguien quiera acompañarte (pero Dios no lo quiere), o que la gente te pida que te quedes o que te cierren la puerta en tu cara. ¡Viajar con Jesús siempre es una aventura! Si estás aburrido, tal vez sea hora de apagar la computadora y la tele, levantarte del sofá y subirte a la barca.

 

Éxodo 14: Entre la espada y la pared

Puede ser que Moisés pensó que había terminado la parte más difícil de su trabajo cuando dejó Egipto atrás. Dios no le había dado muchos detalles acerca del viaje a la tierra prometida; simplemente la promesa de alcanzarla y poseerla. Pero Moisés iba a descubrir que Dios tenía muchas lecciones para ellos en el camino, y que su propio pueblo podría ser tan desafiante como el faraón.

1El Señor habló con Moisés y le dijo: «Ordénales a los israelitas que regresen y acampen frente a Pi Ajirot, entre Migdol y el mar. Que acampen junto al mar, frente a Baal Zefón. El faraón va a pensar: “Los israelitas andan perdidos en esa tierra. ¡El desierto los tiene acorralados!” Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que él los persiga. Voy a cubrirme de gloria, a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!» Así lo hicieron los israelitas. 

¿Estás en un desvío?

Si crees que después de aceptar a Cristo y dejar “Egipto” tu vida va a ser pura bendición y prosperidad, creo que te espera una sorpresa. Dios tiene mucho que enseñarte en este viaje al cielo. La vida es dura, y pocas cosas de valor se obtienen fácilmente. Al igual que Israel, tú puedes encontrarte en un desvío:

  • Puedes sentir que Dios te ha traicionado.
  • Tus problemas pueden parecer tan grandes como los ejércitos de Faraón y tan profundos como el Mar Rojo.
  • No ves ninguna salida.

Caminar con Dios no siempre tiene sentido

Dios había manifestado su poder al faraón con meses de plagas y milagros para convencerle de que dejara ir a su pueblo. Ahora Israel es libre y está en camino a la tierra prometida, pero Dios los llevó por la ruta larga para que no encontraran la guerra, se desanimasen y volviesen a Egipto. Ya están descubriendo que caminar con Dios a menudo no tiene sentido para nosotros. No siempre es un camino fácil.

¿No habian sufrido suficiente en su esclavitud? Nunca tenían vacaciones, y ahora están de viaje hacia una tierra completamente desconocida. Parece apropiado descansar unos días, acampando junto al mar. Todavía no confían mucho en Moisés, pero finalmente él cumplió su promesa de liberación, y ellos obedientemente siguen sus instrucciones. Ahora están festejando en la playa. No sabemos si Moisés reflexionó sobre las consecuencias de obedecer este mandato, y la dificultad de manejar a miles de ex esclavos desesperados y enojados en ese desierto, pero eso no le impide obedecer a Dios.  Había visto todos las plagas y milagros de primera mano, y ya había aprendido que incluso si no tiene sentido, hay que obedecer a Dios. Moisés tenía la ventaja de escuchar la voz audible de Dios, y después de su experiencia con la zarza ardiente ya no iba a discutir con Él. Dios le dijo lo que iba a suceder, pero no se le permitió decirle a la gente; muchas veces el líder no puede compartir todo lo que Dios le comunica.

Dios los estaba guiando directamente a una situación imposible. Sin intervención divina será desastrosa, y Moisés probablemente sería el primero en morir. ¿Crees que servir al Señor, conocer su voluntad y escuchar su voz siempre resultan en una vida más bendecida y fácil? ¿Te das cuenta de que Dios puede enviarte a un desastre?

¿Estás dispuesto a sufrir para que Dios se glorifique?

¿Consigue Dios más gloria con la curación de la gripe, o un cáncer terminal? Dios colocó a su pueblo amado y elegido bajo un estrés increíble, en una situación imposible, para que Él pudiera recibir más gloria. En el proceso, la fe de ellos se fortalecería. ¿Estás dispuesto a pasar por situaciones desesperadas para que Dios se glorifique? ¿O te parece que Dios está jugando contigo? ¿Te ha prometido una vida «que fluye leche y miel,» pero en este momento te encuentras en un lugar espinoso, doloroso y seco? ¿Sigues luchando con algún pecado? ¿Te encuentras entre la espada y la pared, sin ninguna salida?

A veces nuestro pecado y rebelión nos llevan allí. Dios todavía puede ser misericordioso, pero tenemos que enfrentar las consecuencias. Pero también es posible que hayas oído la voz de Dios y estés caminando en obediencia. Por supuesto, Dios te dará una salida. Muchas veces durante el éxodo los esclavos se preguntaban si hicieron lo correcto al salir de Egipto. Habrían regresado si pudieran. Tú puedes tener dudas si vale la pena seguir a Jesús, ya que parece que solo te causa más problemas, y no estás experimentando la paz y la prosperidad prometidas. Da un paso atrás e intenta ver el gran propósito de Dios en tu prueba:

  • ¿Cómo quiere glorificarse?
  • ¿Quiere mostrar su poder a alguien?
  • ¿O juzgar a alguien?

Puede parecer que Dios está mandándote a hacer algo que solo traerá más problemas a tu familia o tu iglesia. Si estás pensando en hacer las cosas a tu manera, olvídalo. Es cierto que podrías evitar algunos problemas, pero estarás en pecado, y tu iglesia y tu familia sufrirán.

Y cuando el rey de Egipto se enteró de que el pueblo se había escapado, tanto él como sus funcionarios cambiaron de parecer en cuanto a los israelitas y dijeron: «¡Pero qué hemos hecho! ¿Cómo pudimos dejar que se fueran los israelitas y abandonaran su trabajo?» Al momento ordenó el faraón que le prepararan su carro y, echando mano de su ejército, se llevó consigo seiscientos de los mejores carros y todos los demás carros de Egipto, cada uno de ellos bajo el mando de un oficial. El Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, para que saliera en persecución de los israelitas, los cuales marchaban con aire triunfal. Todo el ejército del faraón —caballos, carros, jinetes y tropas de Egipto— salió tras los israelitas y les dio alcance cuando éstos acampaban junto al mar, cerca de Pi Ajirot y frente a Baal Zefón.

Ya hemos hablado de lo difícil que es para algunos racionalizar a Dios endureciendo el corazón del faraón, pero la decisión del rey para dejarlos ir parece más un lapso momentáneo que un verdadero cambio de corazón. Faraón fue destruido por la muerte de su hijo y quería alivio, pero su verdadero carácter se reveló rápidamente.

Alinéate con el plan de Dios

Tu jefe o esposa puede sorprenderte con un cambio repentino de opinión. Lo que parecía tan endurecido de repente se vuelve tierno, y luego se endurece con la misma rapidez. ¡Mucho está sucediendo más allá de las apariencias! ¡Dios está trabajando para lograr sus propósitos! Claro que los egipcios no se dan cuenta de eso. Pueden sentirse confundidos y preguntarse «¿Por qué hice eso»? No pueden ver la mano de Dios. ¿Y tú? ¿Crees en la soberanía de Dios? ¿Crees que Él está trabajando para bien en todo lo que le sucede a los que lo aman y lo siguen? Cuando veas un cambio repentino de corazón, ora por lo que Dios quiere lograr, y alinéate con sus propósitos. No luches contra ellos, aunque pueden incluir un encuentro desagradable con el enemigo. Estos esclavos, no entrenados y mal equipados, no eran rival para el ejército del faraón, y sin Dios, tú no eres rival para el diablo.

10 El faraón iba acercándose. Cuando los israelitas se fijaron y vieron a los egipcios pisándoles los talones, sintieron mucho miedo y clamaron al Señor. 11 Entonces le reclamaron a Moisés: —¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allá para morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros? ¿Para qué nos sacaste de Egipto? 12 Ya en Egipto te decíamos: “¡Déjanos en paz! ¡Preferimos servir a los egipcios!” ¡Mejor nos hubiera sido servir a los egipcios que morir en el desierto!

¿Cómo respondes cuando el diablo se acerca?

Es la primera mañana del campamento. Algunos se levantaron temprano para disfrutar del sol y el agua. Finalmente estaban libres y caminando con Dios. Estaban felices, e ignorantes de los planes del enemigo. De repente todo cambió, y un pánico se apoderó de ellos. ¿Y tú? Tal vez pensabas que habías acabado con las drogas y el alcohol, o habías superado algún otro pecado, solo para enfrentarlo de nuevo, burlándote de ti y casi hasta el punto de vencerte. ¿Qué haces?

La reacción natural es el miedo. Estoy seguro de que lo has sentido, con tu estómago en nudos. Ellos tenían el instinto correcto: clamaron al Señor. Pero no esperaron su respuesta, y su queja a Moisés revela que no fue un grito de fe. Dios no está allí físicamente, y ellos no están acostumbrados a escuchar su voz; así que todo su miedo y la ira se dirigen a Moisés.

Ten cuidado de no defenderte o dar demasiada importancia al grito desesperado de alguien aterrorizado. La respuesta de Israel es típica de la forma en que reaccionamos ante situaciones desesperadas:

  • En lugar de culpar a Dios, culpan al representante de Dios (quien parece responsable de la molestia), y no aceptan responsabilidad por sus decisiones. Lo mismo puede suceder con tu hijo, tu esposa o tu iglesia.
  • Pierden perspectiva y olvidan la visión de una vida mejor y una tierra prometida. Solo pueden ver el desierto y la posibilidad muy real de destrucción.
  • Su vida vieja, de esclavitud al pecado y a Satanás, parece atractiva en comparación con la incertidumbre y las pruebas de caminar con Dios. Es posible abandonar la fe y volver al mundo.

Lo peor que un líder puede hacer es ponerse a la defensiva y empezar a culpar a sus subordinados, o capitular ante sus demandas. Aquí es donde se revela su verdadero carácter. Su respuesta puede hacer o deshacer toda la misión. Afortunadamente, Moisés hizo lo correcto:

13 —No tengan miedo —les respondió Moisés—. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos! 14 El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos.

El Señor peleará por ti

Es cierto que habrá momentos en que tendrán que luchar, pero ahora sólo tienen que disfrutar del espectáculo. No se trata de ellos; se trata completamente de Dios. A menudo somos demasiado listos para luchar. Muchas veces Dios te llama a  estar quieto, descansar en Él y confiar en Él, pero ellos tienen que deshacerse de su temor para que Dios pelee por ellos. Es muy difícil para Dios trabajar con personas temerosas; el miedo destruye su fe. Tantas veces en su Palabra Dios nos dice “No temas,” pero no es fácil obedecer ese mandato. Si algo está sucediendo en tu vida que te llena de miedo, la palabra de Dios para ti es: «No temas. Yo estoy contigo. Tengo todo bajo control.”

Varias veces la enseñanza sobre la guerra espiritual en el capítulo seis de Efesios nos dice “está firme.” Cuando estás bajo ataque y lleno de miedo, una de las peores respuestas es vacilar y correr  de una persona a otra, buscando consejo o ayuda; lleno de fe un día, y listo a darte por vencido al siguiente. Desarrolla estabilidad en los buenos tiempos para que puedas mantenerte firme ante la adversidad.

Moisés todavía no conocía los detalles, pero él había visto suficiente del poder de Dios para tener la certeza que Dios los salvaría. Si tú eres un hijo de Dios, tal vez no sepas cómo Dios lo haga, pero es seguro que tu liberación vendrá. Si Israel tiene esa fe y puede dejar su miedo, nunca volverán a ver a los egipcios. Sería genial si fuese así con todos tus enemigos: experimentas unas horas de estrés, luego Dios hace un gran milagro y nunca más vuelves a verlos. Eso puede suceder, aunque nuestra fe débil y vacilante, y los intentos de resolver las cosas a nuestra manera, pueden obstaculizarlo. La verdad es que hay algunos enemigos que volverás a ver, pero Dios te dará la victoria en cada batalla. ¿Crees que el Señor es capaz de pelear tus batallas? ¿Por qué insistes en luchar  con tus propias fuerzas? ¡Él puede hacerlo mucho mejor que tú! ¡Dale tus batallas hoy, y verás qué gran guerrero Él es!

15 Pero el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Ordena a los israelitas que se pongan en marcha! 16 Y tú, levanta tu vara, extiende tu brazo sobre el mar y divide las aguas, para que los israelitas lo crucen sobre terreno seco.17 Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios, para que los persigan. ¡Voy a cubrirme de gloria a costa del faraón y de su ejército, y de sus carros y jinetes! 18 Y cuando me haya cubierto de gloria a costa de ellos, los egipcios sabrán que yo soy el Señor.»

El miedo paraliza. La gente quería volver atrás; Dios les mandó seguir adelante. ¿Podría ser esa la palabra de Dios para ti en este momento? ¿Estás entre la espada y la pared? ¿Estás pensando en volver al mundo? ¿O ya has vuelto? ¿Tienes que simplemente enfrentar al enemigo y seguir adelante en el camino que Dios te ha mostrado?

La parte de Moisés

Después de sus palabras llenas de fe para el pueblo, Moisés fue corriendo a Dios con su propio grito para auxilio, pero Dios no le parece muy compasivo. ¿Es posible que Dios esperara que Moisés mismo pensara en este plan para liberación? ¿O simplemente esperaba que Moisés tuviera más confianza en que Dios los salvaría?

Lo que Moisés no hace es tan importante como lo que hace: No “declara” que el ejército egipcio se dará la vuelta, o que Israel lo derrotará en una batalla. Claro que a veces Dios puede ayudar a su pueblo derrotar al enemigo en una batalla, pero aquí Dios tenía algo mucho más dramático para ellos. Yo tengo muchas inquietudes con todas las “declaraciones” que escucho, casi mandando a Dios lo que Él tiene que hacer. Si llegan a otro mar con los filisteos detrás de ellos, y Moisés “declara” con mucho denuedo y mucha fe que ese mar se abrirá tal como sucedió aquí, él sería humillado, y su pueblo muerto. Tenemos que esperar en Dios en cada situación, discernir su voluntad, y obedecerla.

¿Podría Dios moverse soberanamente para abrir el mar si Moisés no levantara su vara? Estoy seguro de que puede, pero casi siempre Dios elige trabajar a través de nosotros, edificar nuestra fe, poner a prueba nuestra obediencia y mostrar  a la gente bajo nuestro cuidado que somos confiables. Si Moisés se burla del plan de Dios y decide no extender su mano, probablemente toda esta gente moriría.

19 Entonces el ángel de Dios, que marchaba al frente del ejército israelita, se dio vuelta y fue a situarse detrás de éste. Lo mismo sucedió con la columna de nube, que dejó su puesto de vanguardia y se desplazó hacia la retaguardia, 20 quedando entre los egipcios y los israelitas. Durante toda la noche, la nube fue oscuridad para unos y luz para otros, así que en toda esa noche no pudieron acercarse los unos a los otros.

Dios pelea por Israel

Todo está listo. Ahora Dios se mueve soberanamente y coloca al ángel y la columna de nube entre Israel y sus enemigos. Ni siquiera podían verse unos a otros. El pueblo de Dios estaba en la luz, mientras que el enemigo estaba en tinieblas. No es siempre una nube visible, pero Dios todavía puede poner a tus enemigos en tinieblas, mientras tú caminas en la luz. Dios puede protegerte, y su ángel puede guiarte y guardarte del enemigo.

21 Moisés extendió su brazo sobre el mar, y toda la noche el Señor envió sobre el mar un recio viento del este que lo hizo retroceder, convirtiéndolo en tierra seca. Las aguas del mar se dividieron, 22 y los israelitas lo cruzaron sobre tierra seca. El mar era para ellos una muralla de agua a la derecha y otra a la izquierda.

Mucho se ha escrito acerca de exactamente cómo sucedió esto, pero no es necesaria una explicación científica. Dios dividió las aguas e Israel cruzó por tierra seca. Lo que parecía una situación imposible, de repente se convirtió en una cuestión de entrar al mar, en seco, y caminar hacia el otro lado. De este modo, el enemigo se quedó atrás.

23 Los egipcios los persiguieron. Todos los caballos y carros del faraón, y todos sus jinetes, entraron en el mar tras ellos.24 Cuando ya estaba por amanecer, el Señor miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión entre ellos: 25 hizo que las ruedas de sus carros se atascaran, de modo que se les hacía muy difícil avanzar. Entonces exclamaron los egipcios: «¡Alejémonos de los israelitas, pues el Señor está peleando por ellos y contra nosotros!»

La intervención divina puede ser tan impresionante que aun el pecador más empedernido puede ver la mano de Dios contra sí mismo. Parecería que al ver la oscuridad descender sobre ellos, y la columna colocarse entre ellos e Israel, Egipto se daría cuenta de que está vencido, y se arrepentiría. Si los egipcios hubieran vuelto atrás en ese momento, podrían haber sobrevivido, pero Dios quería juzgarlos definitivamente. A menudo, si caemos en pecado, nuestro orgullo no nos permite abandonarlo, sin importar cuán obvios sean los signos. Desafortunadamente, cuando nos damos cuenta de lo que está sucediendo, puede ser demasiado tarde.

Dios puede «atascar las ruedas» de aquellos que vienen contra ti y sembrar confusión en tus enemigos. ¡Varias veces los enemigos de Israel se destruyeron a sí mismos!

26 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Extiende tu brazo sobre el mar, para que las aguas se vuelvan contra los egipcios y contra sus carros y jinetes.» 27 Moisés extendió su brazo sobre el mar y, al despuntar el alba, el agua volvió a su estado normal. Los egipcios, en su huida, se toparon con el mar, y así el Señor los hundió en el fondo del mar. 28 Al recobrar las aguas su estado normal, se tragaron a todos los carros y jinetes del faraón, y a todo el ejército que había entrado al mar para perseguir a los israelitas. Ninguno de ellos quedó con vida.

Juicio

¿Fue Dios cruel? ¿O fue más cruel mantener a la gente esclavizada durante cientos de años? ¿No fue esto solo justicia? Es cierto que hubo egipcios que no tuvieron nada que ver con los esclavos, y perdieron la vida debido al corazón endurecido del faraón. Cuando llega el juicio, los inocentes también sufren. Nuestra cultura orgullosa está convencida de que no necesita a Dios. Están empeñados a vivir como quieran y resistir el plan de Dios. Pero así como el faraón fue juzgado, asi el juicio vendrá sobre ellos. Dios solo está esperando la oportunidad de glorificarse más.

29 Los israelitas, sin embargo, cruzaron el mar sobre tierra seca, pues para ellos el mar formó una muralla de agua a la derecha y otra a la izquierda. 30 En ese día el Señor salvó a Israel del poder de Egipto. Los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios tendidos a la orilla del mar. 31 Y al ver los israelitas el gran poder que el Señor había desplegado en contra de los egipcios, temieron al Señor y creyeron en él y en su siervo Moisés.

Israel soportó horas de ansiedad. Se quejaron y manifestaron su falta de fe, pero al final todo estuvo bien. Nunca volvieron a ver a los egipcios. Tenían un milagro inolvidable para fortalecer su fe, lo cual  sigue siendo una fuente de aliento para el pueblo de Dios hoy. Ellos aprendieron a temer a Dios y a confiar en Él, y su confianza en Moisés también se fortaleció.

La importancia del líder

¿Y Moisés? Él fue la clave de este milagro. Sin sus palabras de fe, la gente habría entrado en pánico y perecido. Necesitaban su fuerza mientras él caminaba con ellos a través de esta prueba. Si Moisés se hubiera desmayado, todo estaría perdido. Su parte no fue muy difícil; simplemente tenía que escuchar la voz de Dios, comunicar al pueblo lo que tenían que hacer, y levantar su vara y sus manos un par de veces. No fue difícil físicamente, pero la carga de miles de personas es muy pesada. Moisés se mantuvo firme e hizo exactamente lo que Dios le mandó que hiciera. ¿Estaba ansioso a veces? Creo que sí. Pero Moises también tuvo una experiencia inolvidable que edificó su fe. Y, como siempre, Dios fue absolutamente fiel. Pastor o líder, tu iglesia depende de ti. Marido o padre, tu familia depende de ti. ¡No te desesperes cuando aparezca  el diablo! ¡Permanece firme y confiado que Dios tiene una salida! Escucha la voz de Dios como si tu vida dependiese de ello, porque ese es el caso, y también las vidas que Dios te ha confiado. Camina con ellos a través del mar, y permanece con ellos hasta que venzan al enemigo. Si Dios te manda que te quedes quieto, no seas tan macho que insistas en pelear la batalla tú mismo.

¿Quién es tu faraón? ¿Cuál es tu Mar Rojo? ¿Qué te parece imposible hoy? ¿Está tu fe decayendo? ¿O puedes confiar en que tu vida está en manos de Dios? ¿Estás reteniendo una liberación milagrosa porque no quieres levantar la mano o la vara? ¿Es este el momento de entrar en medio del mar con fe?

 

Los efesios dejaron su primer amor (Apocalipsis 2:1-7)

Lamentablemente, terminamos este estudio de los cuatro pasos al varón perfecto con una advertencia: Los efesios olvidaron lo más importante. Igual a muchos de nosotros, hicieron todo conforme a las reglas, ganaron muchas batallas. Pero perdieron la guerra.

En su carta a los corintios, Pablo dijo que puedes hacer muchos milagros y aun entregar tu vida, pero si no tienes amor, no vale nada. En medio de todos sus cultos y actividades, los efesios dejaron su primer amor.

Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:  Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;  y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.  Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.  Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.  Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.  El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. (Apocalipsis 2:1-7, RVR)

Sí, gracias a Dios, perseveraron en su fe. A finales del primer siglo era una iglesia grande y muy activa. Era conocida para sus muchas buenas obras. Trabajaban arduamente, por amor del nombre de Jesús. Aún tenían frutos del Espíritu, como la paciencia. No se habían desmayado. No podían soportar a los malos. Probaron a los líderes de la iglesia. Había algunos que dijeron que eran apóstoles, tal como hoy en día hay muchos que afirman ser apóstoles. Hay que probarlos, porque muchos no lo son. Estos eran mentirosos.

Aborrecían las obras de los nicolaítas. Nota que no dice que aborrecen a ellos, sino sus obras. Hay que aborrecer esas cosas que Dios aborrece, pero aun así amar a la persona. Los nicolaitas tomaban el pecado a la ligera y permitían el pecado sexual. Para Dios, el pecado es algo muy serio. Es bueno aborrecerlo.

Sí, parece una iglesia ejemplar, pero hay un gran problema en esta iglesia: han dejado su primer amor. Estaban en un lugar exaltado, de mucha bendición, pero se han caído, sin darse cuenta de lo que estaba pasando. Tienen que arrepentirse, porque es un pecado dejar tu amor por Dios. Todo lo demás realmente no importa. El primer mandamiento es amar a Dios. Estaban tan ocupados en el ministerio, aun luchando contra el diablo, que han olvidado esa relación íntima con Jesucristo. Tienen que volver a sus primeras obras.

Si no se arrepienten, pueden perder su candelera. Es decir, que ya no sea una verdadera iglesia a los ojos de Dios. Hay muchas iglesias como Éfeso que tienen muchos programas, buena música y templos hermosos, pero no hay vida. El Espíritu de Dios no está presente. Han perdido su candelero, porque han dejado su primer amor, o han permitido algún pecado. Es una iglesia muerta. No es una cuestión de perder la salvación, sino de perder el poder y la presencia de Jesucristo.

Ya sea que lo reconozcas o no, hay una guerra contra ti y tu iglesia. Satanás quiere destruirte, y quiere destruir tu familia y tu iglesia. Hemos estudiado cuatro pasos muy importantes al varón perfecto. Es muy importante participar en una iglesia sana, caminar en santidad y entregar tu vida por tu familia. Más que nunca necesitas toda la armadura del Espíritu, utilizando la espada de Dios y el escudo de la fe.  Muchos andan heridos por los dardos de fuego del enemigo. Hay que proclamar tu fe y la Palabra de Dios. Pero sobre todo, el primer mandamiento es amar a Dios con todas tus fuerzas, y mantener esa relación con Dios. ¿Cómo es tu amor? ¿Estás en peligro de perder tu candelero?