Alguien que me cuida Éxodo 18: 13-27

13 Al día siguiente, Moisés se sentó para oír los pleitos que los israelitas tenían unos con otros. Y el pueblo esperó a ser atendido delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde. 14 Cuando el suegro de Moisés vio todo lo que él hacía por el pueblo, le preguntó: —¿Qué logras en realidad sentado aquí? ¿Por qué te esfuerzas en hacer todo el trabajo tú solo, mientras que el pueblo está de pie a tu alrededor desde la mañana hasta la tarde?

El líder indispensable

Moisés podría haber pensado que esto impresionaría a Jetro y a su familia:

  • ¡Él es importante!
  • ¡Está ocupado desde la mañana hasta la noche!
  • ¡La gente lo está buscando!
  • ¡Está sentado en el asiento del juicio!

¡Pero Jetro no está impresionado! Él es pragmático, y aunque la aglomeración de la multitud podría haber alimentado el ego de Moisés, no fue eficiente, y Jetro pudo ver cuán cansado estaba Moisés.

Demasiados pastores y líderes no han aprendido la sencilla lección de este capítulo. Con demasiada frecuencia, estamos agotados; hacemos demasiado en la iglesia, y nos sentimos satisfechos porque la gente nos necesita tanto: “¡Nadie más puede hacer lo que yo hago!” Sin embargo, a menudo es orgullo: “Nadie puede hacerlo tan bien como yo.” Y esa actitud nos impide compartir el trabajo con otros. Si eres un líder, Dios te ha delegado su autoridad. Él te ha dado un trabajo que hacer, y espera que tú delegues autoridad y tareas a otros. A veces, un líder puede asignar un trabajo a alguien, pero no le da a esa persona la autoridad necesaria para cumplirlo, y casi seguramente fracasará. Por otro lado, a veces le damos a alguien la autoridad para realizar una labor, pero no aclaramos sus responsabilidades. La delegación sabia es indispensable para que una organización o iglesia crezca.

15 Moisés contestó: —Porque el pueblo acude a mí en busca de resoluciones de parte de Dios. 16 Cuando les surge un desacuerdo, ellos acuden a mí, y yo soy quien resuelve los casos entre los que están en conflicto. Mantengo al pueblo informado de los decretos de Dios y les transmito sus instrucciones.

No hay nada malo con lo que Moisés está haciendo. ¡Es bueno que la gente venga a buscar la voluntad de Dios! Es bueno que acudan a un líder piadoso para resolver sus controversias. Y es bueno que las decisiones de Moisés se basan en los decretos e instrucciones de Dios. Lo malo es su creencia implícita de que él es el único capaz de hacerlo, o su falta de conocimiento sobre cómo delegar la tarea a otros (o puede ser que Dios no lo haya autorizado a delegarla).

¿A dónde va tu familia para buscar la voluntad de Dios? Si eres pastor, ¿a dónde va tu iglesia? ¿Fluye tu consejo de las instrucciones de Dios en su Palabra, o de la sabiduría del mundo? ¿Estás dispuesto a entrar en disputas y confiar en que Dios te puede usar como pacificador? No caigas en el error de que tú tienes que intervenir en todos los problemas, como si solo tú tuvieras el conocimiento necesario.

17 —¡No está bien lo que haces! —exclamó el suegro de Moisés—. 18 Así acabarás agotado y también se agotará el pueblo. Esta tarea es una carga demasiado pesada para una sola persona. 

¿Tienes a alguien que te cuide?

¿Estarías a la defensiva si alguien te dijera: «No está bien lo que haces?» Muchos de nosotros lo haríamos. Moisés estaba haciendo lo mejor que podía. Nadie le había enseñado. La mayor parte de su vida pastoreaba ovejas en el desierto. En casa y en el trabajo tú puedes dar lo mejor de ti. Eres sincero, y realmente quieres hacer las cosas bien. Pero puede haber una mejor manera. Humíllate. Un espíritu enseñable es muy importante. ¿Has pedido sugerencias sobre cómo mejorar?

Padres o familiares no salvos a menudo pueden tener mucha percepción y buenos consejos. ¡No los rechaces simplemente porque no están en la iglesia! Ellos te conocen y pueden tener más preocupación genuina por tu bienestar que otros. En realidad, pueden saber una mejor forma de hacer las cosas. ¡No guardes rencor de alguien que viene a ti con consejos honestos! ¡Recíbelos!

Muy frecuentemente nadie cuida al pastor. Si tú ves a un pastor sufriendo porque está haciendo demasiado, expresa una preocupación genuina por su bienestar, y ofrece una alternativa. ¡Prepárate a hacer lo que puedas para aliviar su carga!

19 Ahora escúchame y déjame darte un consejo, y que Dios esté contigo. Tú debes seguir siendo el representante del pueblo ante Dios, presentándole los conflictos.20 Enséñales los decretos de Dios; transmíteles sus instrucciones; muéstrales cómo comportarse en la vida. 21 Sin embargo, elige, de entre todo el pueblo, a algunos hombres con capacidad y honestidad, temerosos de Dios y que odien el soborno. Nómbralos jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas. 22 Ellos tendrán que estar siempre disponibles para resolver los conflictos sencillos que surgen entre el pueblo, pero los casos más graves te los traerán a ti. Deja que los jefes juzguen los asuntos de menor importancia. Ellos te ayudarán a llevar la carga, para que la tarea te resulte más fácil.23 Si sigues este consejo, y si Dios así te lo ordena, serás capaz de soportar las presiones, y la gente regresará a su casa satisfecha y en paz.

Consejos sabios para un liderazgo eficaz

  1. ¿Tienes a alguien que te dé buenos consejos? Necesitas a alguien, como Jetro, que pueda hablar en tu vida. Muchas personas están llenas de consejos, pero evalúa bien los consejos que escuchas.
  2. ¡Asegúrate que Dios esté contigo! ¡Su presencia y unción son esenciales!
  1. Incluso con los beneficios maravillosos del Nuevo Pacto, (sin duda, mucho más allá de la fe primitiva de Israel), la gente todavía necesita a alguien que los represente ante el Señor. Tú eres su intercesor. Aunque el Espíritu Santo mora en ellos y pueden acercarse directamente a Cristo, tú los representas ante Dios.
  1. Cuando la gente te presenta sus diferencias y problemas, no te sientas intimidado. ¡Tú no necesitas todas las respuestas! Llévalos a Dios.
  1. Tu tarea principal es doble:
    1. En primer lugar, enseñarles la palabra de Dios, para que estén preparados para tomar sus propias decisiones.
    2. En segundo lugar, mostrarles cómo vivir y comportarse. La gente aprende mucho más del ejemplo que de la predicación. Si tu vida no coincide con lo que enseñas, estás fallando en tu liderazgo. Hace muchos años, mi pastor me dijo que alguien buscando consejería tenía que participar en las actividades de la iglesia. ¿Es injusto? ¿Está manipulando a la gente? ¡No! Una gran parte de las disputas que Moisés estaba mediando – y los problemas de miembros de la iglesia – se resolverían simplemente recibiendo una enseñanza bíblica sana y observando modelos piadosos. Por ejemplo, hoy existe mucha ignorancia entre los jóvenes sobre lo que la Biblia enseña acerca del matrimonio. Enseñanza sana, junto con el modelado y la tutoría de parejas maduras, eliminaría gran parte de la necesidad de consejería matrimonial.
  1. ¡El reino de Dios no es una democracia! La gente no elige a estos líderes; Moisés los escogió y los nombró. Esa es una de sus tareas más importantes. Después de observarlos cuidadosamente, Jesús pasó una noche entera en oración antes de escoger a sus discípulos. Tus selecciones sabias pueden hacer o deshacer la iglesia.
  1. Asegúrate de que sean capaces. Algunas personas muy agradables no son capaces. Y asegúrate de que estén temerosos de Dios. Mucha gente capaz carece de una relación íntima con Jesús como su Señor. Por último, no deberían estar motivados por ganancias deshonestas.
  1. Usa un gran discernimiento en donde los coloques. Alguien que debe ser responsable de miles se sentirá muy frustrado si lo has asignado a un grupo de diez. Por otro lado, la persona que está a cargo de cincuenta personas debe estar preparado para manejar la responsabilidad adicional.
  1. Ellos fueron llamados a servir como jefes. Jesús enseñó que los líderes son siervos; no deben enseñorearse sobre los demás (Lucas 22:24-26).
  1. Ellos tenían que estar siempre disponibles. Ser un líder siervo impacta toda la vida; es un trabajo 24/7, no algo que se hace un par de horas a la semana. Puede ser costoso.
  1. ¡Comparte la carga con otros! Realmente puede ser una mejor manera. ¡No te preocupes por perder tu posición! Al evaluar lo que estás haciendo, primero encomiéndalo al Señor. Luego ora y busca ayudantes. ¿Hay demasiado que hacer en la casa? ¿Quién puede ayudarte? ¿Tu esposa? ¿Tus hijos? ¿Hay mucho que hacer en la iglesia? Empieza a desarrollar y capacitar personas para que te ayuden. Aquí había hombres capaces, listos para trabajar. Solamente estaban esperando la oportunidad y la invitación. Probablemente sea la situación en tu iglesia también.
  1. ¡Ser líder es duro! Si intentas hacer demasiado, o no lo haces conforme al patrón revelado en la Biblia, ni sigues las directrices dadas en ella, ¡te agotarás!

El resultado de hacer las cosas a la manera de Dios es gente satisfecha y en paz. Si tu gente no está satisfecha, no la condenes – busca el origen de su disconformidad. Cuando la gente cree que alguien lo escucha, lo cuida, lo representa ante Dios y recibe buena enseñanza y un buen ejemplo, ¡debe estar satisfecha!

24 Moisés escuchó el consejo de su suegro y siguió sus recomendaciones. 

Escuchar y actuar

Moisés era conocido como el hombre más humilde de la tierra. Tal vez esta sea una de las razones por la cual. ¡Escuchó el consejo, y lo siguió! Pocas personas realmente escuchan; la posición y el poder arruinan demasiados pastores. Algunos escuchan, pero no siguen los consejos ni trabajan para mejorar las cosas.

¿Cómo están tus oídos? ¿Recibes los consejos y sugerencias de otros? ¿Actúas sobre sabios consejos?

25 Eligió hombres capaces de entre todo Israel y los nombró jefes del pueblo. Los puso a cargo de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.26 Estos hombres estaban siempre disponibles para resolver los conflictos sencillos de la gente. Los casos más graves los remitían a Moisés, pero ellos mismos se encargaban de los asuntos de menor importancia.

Una estructura orgánica que funciona

Esta estructura simple es un gran modelo para cualquier organización. Es difícil pastorear, discipular o tener una relación real con más que unas diez personas; Jesús tenía doce. El próximo nivel es sobre cinco líderes de grupos pequeños. El jefe de cientos sólo tenía dos jefes de cincuenta bajo él, mientras que el líder de miles era sobre diez jefes de cientos. Moisés se invirtió en los líderes de miles, quienes le comunicaban lo que necesitaba saber. Solo cuando algo no pudo ser resuelto por uno de los otros jefes, se lo llevaron a Moises; no tenía que saber todo lo que sucedió en la comunidad.

Si tú eres un “jefe,” y tienes autoridad, úsala con confianza. No molestes a la persona sobre ti con cada detalle; pide sabiduría para discernir cuando sea necesario compartir algo. Si estás sobre un líder de un grupo más pequeño (un jefe de cincuenta), déjalo aprender, y respeta sus decisiones. Ofrece consejo tierno cuando sea necesario, pero es para el beneficio de todos que aprenda a lidiar con las cosas por su cuenta. Realmente no quieres que sea excesivamente dependiente de ti.

27 Poco tiempo después, Moisés se despidió de su suegro, quien regresó a su propia tierra.

¿Se despidió de Jetro como despidió a Séfora? ¿Esperaba Jetro que la familia viajara con Moisés? ¿Era Moisés amable, pero firme?: «Realmente no puedo llevar a mi familia conmigo. Es mejor si se van a casa.» Por supuesto, Moises ya tenía 80 años, y tal vez no necesitaba una mujer como cuando era más joven. Probablemente Séfora y los muchachos se fueron y se quedaron con Jetro.

Es difícil balancear a la familia con el ministerio. Cualquier problema que Moises tuviese en su familia, no le impidió su obediencia al llamado de Dios. Con responsabilidades como las que él tenía, no es fácil cuidar a la familia. Con demasiada frecuencia, es la familia la que sufre. Dedícate a tu familia, e incluye personas a tu alrededor que realmente se preocupan por ti y hablan en tu vida. A veces nos alejamos de la misma gente que realmente se preocupa por nosotros. Se espera que la esposa tenga ese conocimiento, pero no siempre es as. Ella puede estar demasiado cerca de ti. Mantén los ojos abiertos para ver a las personas que Dios ponga en tu camino. Escúchalos, y, como Dios te guíe, pon en práctica sus consejos.