La Primera Batalla   Éxodo 17:8-16

Los amalecitas vinieron a Refidín y atacaron a los israelitas. 

¡Dios mío! Moisés apenas sobrevivió a un ataque de su propio pueblo, y ahora se enfrenta a un ataque desde el exterior. ¿Cuándo se acabará? ¿Cuándo se vuelve la vida más fácil? Luchaba con el faraón. Cuando finalmente son liberados, hay peleas y quejas interminanbles de su propia gente. Y ahora un ataque de parientes, descendientes de uno de los hijos de Esaú. Eran nómadas, y el agua era muy preciosa. La abundante provisión de agua de la roca probablemente provocó su ataque.

Lamentablemente, así es la vida. Tú puedes guiar a una iglesia, una empresa o una familia, y en todas partes habrá egoísmo, enfermedad y tragedia. El pecado ha impactado toda la vida. El diablo siempre anda alrededor como un león rugiente, buscando a quién devorar. Da gracias a Dios si encuentras unos momentos de paz. Aprovéchate de ellos. Por lo general, no son la norma, especialmente si estás fluyendo en los propósitos de Dios. Sí, es una batalla para servir al Señor. Puedes estar tentado a rendirte para alejarte de la batalla, pero eso tampoco sirve. Si te rindes, nunca experimentarás el shalom de Dios, ese estado de paz y bienestar total.

¿Estaba Israel listo para la guerra? Es cierto que dice que salieron de Egipto armados para la batalla (13:18), pero Dios los envió por una ruta indirecta porque sabía que no estaban listos. Siempre había esa tentación de volver a Egipto (13:17), pero ahora están bien metidos en el desierto. Así que Dios permitió esta primera batalla, y la primera victoria. ¿Crees que Dios puede permitir batallas en tu vida, tu familia, tu ministerio y tu trabajo? ¿Puedes ver más allá de tu miedo y desánimo, a ver la mano y el propósito de Dios?

Entonces Moisés le ordenó a Josué: «Escoge algunos de nuestros hombres y sal a combatir a los amalecitas. Mañana yo estaré en la cima de la colina con la vara de Dios en la mano.»

Presentando a Josué

Este es el debut del hombre que llevará Israel a la tierra prometida. Moisés está aprendiendo que él no tiene que hacerlo todo, y delega la tarea a Josué. No sabemos mucho acerca de él. Moisés cambió su nombre de Oseas (salvación) a Josué (Dios salva). El angel le mandó a María dar el mismo nombre al Mesías (Jesús es la traducción griega de Josué, Lucas 1:31). Josué todavía era bastante joven. Se convirtió en el ayudante indispensable de Moisés, aún más cerca que su hermano Aarón. Era un gran guerrero, y probablemente ya se había distinguido de alguna forma para que Moisés le encomendara esta tarea. Dada la inexperiencia de Josué y la importancia de esta primera batalla, parece que sería bueno para Moisés seleccionar a los soldados, pero él sabiamente no controla en demasía, sino confía en Josué para elegir a los hombres que él quisiera, y no cuestiona su elección. Ni siquiera estará presente durante la batalla; Josué guerreará por su cuenta, mientras que Moisés mira desde la colina.

Obviamente, hay momentos cuando tenemos que estar en medio de la batalla, pero muchas veces tenemos una actitud incorrecta: «Si yo no lo hago, ¡fracasarán y perderé la iglesia!» Es difícil confiar en otros para hacer un buen trabajo, especialmente cuando son jóvenes e inexpertos. Sé muy sabio en tu selección de aquellos que trabajan contigo: Es mucho más fácil darle una posición a alguien que quitarlo de ella más tarde. Luego confía en que Dios los escogió para que te ayuden, que Él está con ellos y Él los ayudará a llevar a cabo su tarea. ¡Ten cuidado de no meterte demasiado en su trabajo! Dales espacio para tomar sus propias decisiones, pelear algunas batallas y recibir la gloria por la victoria. Reconoce tu propio llamado, y tus limitaciones.

Moisés ya tenía ochenta años. Dios no lo llamó para ser un guerrero; era un pastor, pero eso no significa que se haya alejado totalmente de la situación. Algunos líderes le asignan una tarea a un hombre y luego desaparecen, pero el joven debe saber que tiene cobertura y que tú estás a su lado, observando su progreso. Tú eres para ellos. En cualquier momento de la batalla, Josué podía mirar hacia la colina y ver a Moisés parado con las manos alzadas. ¡Nueva fuerza y ​​confianza infundirían a Josué! Contra toda lógica, hay hombres que secretamente esperan que su joven y viril Josué falle, para que el viejo se vea bien. Si le dices a tu Josué que estarás en la colina, ¡está allí! No hay nada peor que estar en la batalla y buscar al hombre que te envió y prometió estar contigo, y no le ves en ningún lado.

Moisés fijó el horario: mañana. Si Josué está demasiado celoso y decide atacar por sorpresa de noche, probablemente habría sido una masacre; necesita la cobertura y el apoyo de Moisés. Un joven a cargo de una tarea importante puede envanecerse y sentir que ya no tiene que someterse al viejo. Hay muchas batallas perdidas y mucho daño hecho por hombres que creen que saben mejor que su Moisés cómo luchar. Incluso pueden hacer burla de él: «Genial, Moisés. ¡Tú vas a estar a salvo en la colina mientras me envías a la batalla!» «¿Qué pasa con esa vara? ¿Todavía crees que estamos en el Mar Rojo? Necesitamos espadas, no esa vara ridícula.» Ten cuidado de esas actitudes rebeldes, te pueden meter en muchos problemas.

La vara

¿Y por qué la vara? No fue magia, pero fue un instrumento escogido por Dios:

  • Igual que el arca era un símbolo de la presencia y el poder de Dios en la batalla, la vara simbolizaba la presencia de Dios.
  • Demostró el poder de Dios contra Faraón cuando se convirtió en una serpiente.
  • Dios dirigió a Moisés que la extendiera hacia el mar, y se abrió.
  • Acabamos de ver la roca derramar agua cuando fue golpeada por la misma vara.

Pero esa vara también podía ser mal utilizada. Con ella Moisés golpeó una roca (con rabia), cuando Dios le mandó a hablar a la roca (Números 20:11). Dios lo juzgó, y no pudo entrar en la tierra prometida.

No lo dice, pero en esta batalla Dios probablemente instruyó a Moisés que mantuviera la vara extendida cuando estaba en la colina. La fe y la obediencia de Moisés desataron el poder de Dios para ganar la batalla. Es parecido a Jesús dirigiendo al leproso que se lave en una piscina. No había nada milagroso en el agua, pero la obediencia inspirada por fe era necesaria para recibir la curación.

10 Josué siguió las órdenes de Moisés y les presentó batalla a los amalecitas. Por su parte, Moisés, Aarón y Jur subieron a la cima de la colina. 11 Mientras Moisés mantenía los brazos en alto, la batalla se inclinaba en favor de los israelitas; pero cuando los bajaba, se inclinaba en favor de los amalecitas. 

La importancia de un equipo

Esto es duro y humillante para Josué: Su victoria no dependió de sus grandes habilidades. Si las manos de Moisés estaban levantadas (presumiblemente con la vara en ellas) Josué prevaleció. Si estaban abajo, no. Josué hizo su parte, pero fue en unión con Moisés, quien tuvo que hacer su parte o su joven ayudante sería derrotado. Tú puedes tener a jóvenes celosos debajo de ti, o puedes ser un celoso Josué. Dios quiere enseñarnos que nos necesitamos unos a otros. El joven guerrero necesita el apoyo y la supervisión espiritual de su Moisés; tiene que ser sometido a ese líder y seguir sus órdenes. El que tiene el papel de Moisés tiene que darse cuenta de cómo sus oraciones y su guerra espiritual son esenciales para la supervivencia de su Josué. ¡Qué trágico cuando hay competencia, envidia o rebelión! ¿Cuántas batallas perdemos porque no seguimos este modelo básico?

Según la tradición, Jur era el marido de Míriam  (la hermana de Moisés), y, posiblemente, el abuelo del famoso artesano del tabernáculo, Bezalel.

12 Cuando a Moisés se le cansaron los brazos, tomaron una piedra y se la pusieron debajo para que se sentara en ella; luego Aarón y Jur le sostuvieron los brazos, uno el izquierdo y otro el derecho, y así Moisés pudo mantenerlos firmes hasta la puesta del sol. 

Alguien para sostener tus brazos

¡Gracias a Dios por Aarón y Jur! Sin ellos, Israel habría perdido esa batalla. ¡Lástima que muchos líderes no tengan a nadie para mantener las manos en alto! ¿Tienes a alguien que te apoye? ¿Estás dispuesto a admitir que estás cansado y no puedes hacer todo solo? ¿Permite tu orgullo que otros hombres te ayuden a mantener las manos firmes?

¿Miró Moisés a Josué luchando en el valle y sintió un poco de envidia? ¿O admiración? ¿O se regocijó en su éxito? Son curiosos los muchos sentimientos que los hombres jóvenes y vigorosos pueden provocar en un hombre mayor. ¿Fue difícil para Moisés reconocer que tenía que sentarse en una roca mientras Josué estaba matando al ejército de Amalec con su espada? ¿Había una parte de él que deseaba estar en la batalla? Tal vez el único hombre que Moisés mató fue el egipcio tantos años atrás. ¿Pensó Moisés en eso?

¿Eres tú un Aarón o un Jur? ¿Cómo puedes ayudar a sostener las manos de tu pastor hacia arriba? ¿Estás dispuesto a humillarte para esa tarea humilde? ¿O estás pensando: «Si fuera yo, no tendría que sentarme; yo no necesito que nadie me ayude»? ¿Podría ser que eso fue lo más importante que Jur hizo en toda su vida? ¿Estarías contento si el servicio más valioso que podrías realizar sería sostener las manos de otro hombre? ¿Estás dispuesto a hacerlo?

13 Fue así como Josué derrotó al ejército amalecita a filo de espada.

Pues, sí, con mucha ayuda del Señor y la fidelidad de Moisés. No sabemos la mecánica exacta de la victoria. Sí, sabemos que Dios tuvo un gran papel en ella, y así a menudo es la forma en que elige trabajar. Claro, muchas veces Dios destruye milagrosamente al enemigo, pero a Él le encanta involucrarnos. Él quiere que aprendas a pelear. Él quiere enseñarnos la importancia de un equipo, al igual que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo funcionan como un equipo. Sin un ejército, Moisés se quedaría allí todo el día con los brazos en alto, y los amalecitas probablemente lo habrían matado. Sin la piadosa cobertura, la intercesión y la fe de su líder, los mejores guerreros hubieran sido derrotados. La fe de Josué aquí es notable, pero puede ser una lección difícil para un hombre humillarse y trabajar en equipo. Años más tarde, después de la victoria gloriosa en Jericó, Josué fue derrotado en Hai porque parece que llegó a pensar que ya no necesitaba a Dios (Josué 7).

14 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Pon esto por escrito en un rollo de cuero, para que se recuerde, y que lo oiga bien Josué: Yo borraré por completo, bajo el cielo, todo rastro de los amalecitas.»

Ponlo por escrito

Esta es la primera indicación en la Biblia que Moisés podía escribir. Dios le mandó a escribir las experiencias de Israel para que podamos recordarlas hoy. Las muchas profecías que vemos cumplidas en las Escrituras confirman su autoridad. La promesa de Dios aquí de borrar todo rastro de los amalecitas se llevó a cabo en una historia dramática y trágica de la vida del rey Saúl (1 Samuel 15).

¿Por qué quería Dios que Josué lo oyera bien? Tal vez para recordarle que no era solo su destreza en batalla por lo que logró la victoria, sino por la mano de Dios, y para alentarlo en futuras batallas. Si tú no tienes un diario, empieza uno y escribe sobre las victorias que Dios te da. Reflexiona sobre su obra en tu vida y tus propias batallas. Tenemos memorias cortas, y un diario es muy útil para darnos perspectiva y recordarnos lo que Dios ha hecho.

15 Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi (Jehová es mi estandarte); 16 y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

Moisés reconoce que un ataque contra el pueblo de Dios es un ataque contra Dios mismo. Es una hermosa manera de retratar la batalla: los amalecitas levantaron sus manos contra el trono de Dios, y Moisés levantó sus manos con el símbolo del poder de Dios para mostrar que nadie va a quitar a Dios de su trono. Además del libro, Moisés edificó un altar, un lugar de adoración y acción de gracias a Dios por su victoria. No construimos altares hoy, pero las fotos o las entradas de Facebook pueden ser recordatorios visibles de lo que Dios ha hecho.

La palabra hebrea para “estandarte” se relaciona con la palabra “vara,” y se utiliza para el palo de la serpiente de bronce en Números 21:8, pero se pierde esa conexión en la traducción aquí.

Es duro soportar la ira de Dios por un momento, pero imagina tenerlo en guerra contigo y tu familia de generación en generación. ¿Puede ser que Dios está continuamente en guerra con naciones hoy que le han despreciado? ¿Hay naciones que todavía experimentan la bendición de Dios debido a la fidelidad de generaciones pasadas? ¿Hay algún punto en que ese favor se agote a medida que continuamos alejándonos de Él?

Es fácil desesperarse cuando un enemigo poderoso aparece en el horizonte. Podría ser una cosa más para empujar a Moisés a renunciar  esta aventura, pero se convierte en una gran experiencia de aprendizaje para todos los involucrados. Su fe se fortaleció. Un hombre joven se levantó y aprendió a luchar y ganar batallas a la manera de Dios, una habilidad indispensable al entrar en la tierra prometida. Las batallas no son divertidas. Tú puedes estar en una ahora mismo, o veas al enemigo avanzando hacia ti. ¿Estás preparado? ¿Qué aprendes de la experiencia de Israel aquí que te ayudará a prevalecer?

 

Una respuesta a «La Primera Batalla   Éxodo 17:8-16»

  1. Esta revelación escrita ha sido de mucho beneficio, no solo para mi vida sino para lo que voy a predicar, guíada del Espíritu Santo. Muchas Gracias

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