Sobrevivir en lugares secos    Éxodo 17:1-7

¿Has notado que tiendes a cometer los mismos errores una y otra vez? He mantenido un diario durante cuarenta años; tantos años me dan una buena perspectiva de lo que está pasando en mi vida. Por un lado, me alegro por el crecimiento y las grandes cosas que el Señor ha hecho; por otro lado estoy profundamente preocupado por algunas luchas recurrentes. ¡Podemos ser cabezones y lentos para aprender!

  • Padre, ¿pierdes la paciencia con tus hijos cuando cometen los mismos errores?
  • Si eres un líder, ¿te sientes frustrado porque tu gente no aprende más rápido?
  • ¡No los condenes! Y tampoco condenes a Israel. Estoy seguro de que Dios ha sido muy paciente contigo, como lo ha sido conmigo.

Este pasaje es muy similar al capítulo 15. Dios sabe que somos lentos para aprender; por eso las Escrituras son repetitivas. Se encuentra algunos temas a lo largo de la Biblia – a veces en el mismo verso. Pedro escribió:  

Por eso siempre les recordaré estas cosas, por más que las sepan y estén afianzados en la verdad que ahora tienen. Además, considero que tengo la obligación de refrescarles la memoria mientras viva en esta habitación pasajera que es mi cuerpo (2 Pedro 1:12-13).

Israel apenas comenzó sus cuarenta años de peregrinación, y ya aparecen algunos patrones perturbadores. Se supondría que la provisión milagrosa de maná sería un recordatorio diario de la fidelidad de Dios y pondría fin a sus murmuraciones, pero no fue asi.

Cuando Dios te lleve a un lugar seco

1Toda la comunidad israelita partió del desierto de Sin por etapas, según lo había ordenado el Señor. Acamparon en Refidín, pero no había allí agua para que bebieran. 

Para Israel la vida no era predecible, ni muy agradable. Nunca sabían cuánto tiempo permanecerían en un lugar o adonde irían. La vaga esperanza de una tierra que fluye leche y miel parecía muy lejana en el calor y la monotonía del viaje por el desierto. Nosotros tenemos la esperanza del cielo, pero si somos honestos, no pensamos mucho en ello, debido a las preocupaciones de la vida cotidiana.

Este no es su primer problema con el agua. Justo antes de llevarlos al oasis de Elim, el Señor milagrosamente endulzó el agua amarga. Ahora parece que Dios no está pensando con claridad: Los dirige a acampar en un lugar sin agua. ¿Cómo encaja eso con tu teología? ¿Crees que la bendición de Dios está garantizada si haces su voluntad y caminas con Él? La mayoría de los cristianos lo creen. ¿Puedes aceptar que Él puede llevarte a un lugar seco, sin suplir tus necesidades básicas, donde sientes como si fueses a morir? Tal vez estás allí en este momento y te sientes confundido. Otros pueden pensar que estás en pecado o te falta fe porque estás en ese lugar seco, y ese puede ser el caso. Siempre es bueno examinarte a ti mismo a ver si diste un giro equivocado. Pero si estás seguro de que Dios te llevó allí, Él quiere animarte hoy. Él tiene un propósito para ti en ese lugar, y no permitirá que perezcas. Esas no son meras palabras. Es demasiado fácil decir “es la voluntad de Dios” o “Dios tiene un propósito en esta tragedia.” Si Jesucristo es realmente tu Señor, y crees en la soberanía de Dios, entonces puedes confiar en la promesa de Romanos 8:28: Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

Nadie quiere estar en el lugar seco. Sin embargo, en nuestra búsqueda de la buena vida, podemos ser tardos para escuchar la voz de Dios. Podemos sentirnos tan cómodos que ya no somos sensibles a la dirección de Dios para empacar y seguir adelante, tal vez a una casa más pequeña, un clima menos hospitalario o un ministerio más difícil. Somos peregrinos en esta tierra y puede parecer a veces que nos movemos más de lo que quisiéramos. Eso es mi experiencia.

Maneras incorrectas de responder a lugares secos

Así que altercaron con Moisés. —Danos agua para beber —le exigieron.

—¿Por qué pelean conmigo? —se defendió Moisés—. ¿Por qué provocan al Señor?

Pero los israelitas estaban sedientos, y murmuraron contra Moisés. —¿Para qué nos sacaste de Egipto? —reclamaban—. ¿Sólo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?

Cuando no se satisfacen nuestras necesidades urgentes, nuestra perspectiva se distorsiona. El agua es una de las necesidades más básicas, junto con alimento. Pero hay otras necesidades (amor, sexo, propósito en la vida) que también pueden dominar tu vida hasta que no puedas pensar en otra cosa, hasta que ellas estén satisfechas. Es difícil tener una fe firme en esa situacion. No caigas en estos errores de Israel:

  1. Altercar. Ya sea con tu cónyuge, tu pastor o alguien que consideres responsable de la dificultad. Tú puedes creer que ellos deben satisfacer tus necesidades. Es más fácil luchar contra ellos que contra Dios. No puedes ver que la verdadera batalla es con el enemigo de tu alma. Cuando te sientes impotente, una cosa que puedes hacer es pelear, pero eso no resuelve nada y solo te hace sentir peor.
  2. Exigir. Cuando estás desesperado es fácil ser exigente: «¡Dame algo de comer! ¿No ves que me muero de hambre?» «¡Dame sexo!» «¡Necesito un aumento en mi salario!» A nadie le gusta la persona exigente, y casi nunca resulta en la satisfacción de tus necesidades. ¡Cuidado con las demandas!
  3. Poner a Dios a prueba. Las quejas y las dudas son formas comunes en las que probamos a Dios. Segurmente Israel lo hizo. Dios puede probarte, ¡pero no pongas a Dios a prueba! El versículo 7 nos dice que dudaron de que Dios aún estaba entre ellos, ¡a pesar del maná y la columna de nube y fuego! Dios ha prometido que nunca te dejará ni te desamparará. No lo pongas a prueba, cuestionando si Él está contigo.
  4. Murmurar. Ya hemos visto el peligro de quejarse.
  5. Distorsionar los hechos y asignar motivos y culpa. Para ellos, no fue Dios quien los sacó de Egipto, sino Moisés, y él ahora está haciéndolos morir de sed. Ellos creen que él realmente los quiere muertos, y lamentan esta aventura de fe. Satanás es el padre de la mentira y te engañará siempre que pueda. Sé vigilante para esas mentiras, y mantente firme en la verdad de la Palabra de Dios. Se duele mucho ser culpado, pero no dejes que te afecte. Recuerda de dónde viene.
  6. Matar. Sí. Eso está en el versículo siguiente. Están a punto de apedrear a Moisés. Gente desesperada pueden hacer locuras. Puede ser que Moisés esté exagerando, pero parece que verdaderamente temía por su vida.

Clamó entonces Moisés al Señor, y le dijo: —¿Qué voy a hacer con este pueblo? ¡Sólo falta que me maten a pedradas!

Cómo un líder puede fallar en los lugares secos

  1. Preguntar “¿Por qué?” En el versículo dos Moisés preguntó «¿por qué?» a las mismas personas que están luchando. Pero ellos no están pensando con claridad y no saben por qué. Preguntar eso a alguien que está sufriendo no sirve para nada. Como líder, trata de comprender su situación y lo que está detrás de su queja. Ámalos; no los interrogues. Preguntarle a tu esposa por qué ella está haciendo algo que te lastima rara vez mejora la situación.
  2. Preguntar “¿Qué?” Claro que Moisés hizo lo correcto al clamar al Señor en una situación tan desesperada; Dios era su única esperanza, pero era un grito de frustración. Moisés estaba harto. Estoy seguro de que la mayoría de nosotros diría algo semejante, pero es mucho mejor recordar cómo llegaron a ese lugar y mostrar la fe que Dios tiene una salida. Cuando tu esposa está discutiendo contigo, en lugar de clamar a Dios «¿Qué voy a hacer con esta mujer?» dile: «Gracias, Señor, por mi esposa. Gracias por habernos hecho una sola carne. Sé que el amor es paciente, y me has llamado a amarla como Cristo ama a la iglesia. Ayúdame a poner mi vida por ella. Creo que tienes una salida a este problema. Muéstrame cómo yo realmente puedo amarla.» ¿Ves la diferencia en esas oraciones?
  3. Temer a aquellos que Dios te ha confiado. Cuando tengas miedo de tu esposa, tus hijos, o tu congregación (es decir, cuando le temes al hombre), ten mucho cuidado. Vas a perder tu efectividad como líder. Ellos tienen demasiado control sobre ti. Lo más probable es que estén motivados por el miedo sí mismos (así era para los israelitas), y el miedo solo empeorará la situación.

—Adelántate al pueblo —le aconsejó el Señor— y llévate contigo a algunos ancianos de Israel, pero lleva también la vara con que golpeaste el Nilo. Ponte en marcha, que yo estaré esperándote junto a la roca que está en Horeb. Aséstale un golpe a la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo.

Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel. Además, a ese lugar lo llamó Masá, y también Meribá, porque los israelitas habían altercado con él y provocado al Señor al decir: «¿Está o no está el Señor entre nosotros?»

La respuesta de Dios

  1. El Señor aconseja. Ellos son su pueblo. Los envió en esta misión. Él llamó a Moisés. Ha hecho milagros maravillosos. Dios tiene la respuesta al problema. Espera en Él. Escúchalo a Él. Pon en práctica sus consejos.
  2. Lidera. Deshazte de tu miedo. Ellos no van a apedrearte. Dios te protegerá. Solo están desesperados. No te escondas. Sal delante de la gente. Toma tu autoridad.
  3. No te aísles. Por miedo o por ira se puede distanciar de otros líderes. ¡Son ellos los que te ayudarán! Incluso si te han decepcionado, búscalos y comparte lo que Dios te ha llamado a hacer. Le da seguridad a la gente que sus ancianos están apoyándote, y la gente observa el apoyo mutuo. Tú los necesitas. Estarás mejor en el largo plazo para incluirlos.
  4. Aférrate a lo que Dios te ha dado. En este caso, fue la vara que tenía la unción de Dios; representa autoridad para el pueblo. Dios la ha usado en el pasado y han visto su poder. ¿Qué vara te ha dado Dios? Puede ser una promesa o una palabra del Señor. Aférrate a ella.
  5. Vete. No te quedes paralizado. Hay momentos para esperar, pero a menudo Dios se mueve cuando nosotros nos movemos. Ve a tu esposa, a la iglesia, o a la comunidad. También se comunica la confianza y fuerza de tu parte.
  6. Dios estará delante de ti. ¡No estás solo! Israel no puede verlo, pero Moisés tiene la seguridad de que cuando él se vaya, Dios está allí esperándolo. ¿Te anima saber que Dios está esperando que tomes ese paso difícil de reconciliación con tu esposa o confrontar a tu iglesia?
  7. Dios proveerá – ¡quizás donde menos te lo esperas! No habría un Elim esta vez. Moisés pudo «declarar» todo el día que el agua aparecería, y no habría pasado nada. Él puede intentar descubrir cómo Dios lo sacaría de esta dificultad, y nunca pensaría golpear una roca para producir agua. Es fácil para nosotros jugar como si fuésemos Dios y tratar de encontrar maneras de cómo resolver nuestros problemas. Déjale ser Dios, y prepárate para cosas inesperadas. 1 Corintios 10:4 nos dice que esta roca era Cristo. ¡Jesús estaba con ellos en el desierto!
  8. Toma un riesgo en frente de tus críticos más duros. Hubiera sido más seguro golpear la roca cuando no había nadie alrededor, en caso de que el agua no saliera. ¡Estos ancianos no eran fanáticos de Moisés! ¡Realmente lo hubieran apedreado o ridiculizado si no hubiera pasado nada! Pero la fe nos llama a hacer cosas audaces y arriesgadas. ¿Realmente crees que Dios puede sanar o liberar? ¡No tengas miedo de orar por la gente frente a los demás!
  9. Obedece. No había nada difícil de hacer aquí. Moisés solo tuvo que salir, tomar su vara y golpear la roca. ¡Súper fácil! Pero requiere una fe significativa, y era arriesgado. Con cuidado, haz todo lo que Dios te manda hacer. Lo más probable es que no supere tus habilidades, pero espiritual, mental, y emocionalmente puede parecer casi imposible. Haz exactamente lo que Dios te dice, y no más. Lo que funcionó la última vez puede no funcionar esta vez. Ya veremos en el capítulo 20 los resultados trágicos de ignorar eso.

¡Guauu! Se evitó otro posible desastre debido al sabio liderazgo de un solo hombre. Sin ello, todos hubieran muerto. Una vez más, una persona que escuchó a Dios y le obedeció salvó a toda una nación. ¿Crees que Dios todavía puede hacer eso hoy? ¿Qué te llama Dios a hacer? ¿En cuales situaciones desesperadas se encuentra el pueblo de Dios? ¿Estás dispuesto a ser un Moisés?

Masá significa prueba o tentación, y Meribá significa contienda. No son lugares agradables. Es difícil no cubrir las necesidades básicas, pero Dios los llevó a este lugar. Tú puedes estar allí ahora mismo. Puede parecer que no hay salida. Tal vez estés altercando con alguien, o probando a Dios por tus murmuraciones y falta de fe. Puedes estar tentado más allá de lo que puedes resistir por tu propia cuenta. Dios tiene consejos y una salida para ti. ¡Él proveerá! ¡Sobrevivirás! No fue un error abandonar Egipto, y no fue un error seguir a Cristo. ¡Él tiene toda el agua viva que necesitas! Él quiere refrescar tu alma en este momento, ¡y ayudarte en este lugar seco!

 

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