2 Crónicas 34   Josías: El mejor rey de Israel

La Biblia dice que nunca hubo otro rey como Josías, que se volvió al Señor con todo su corazón, alma y fuerza. ¡Vale la pena estudiarlo y aprender de este gran hombre! Qué trágico que un hombre tan impresionante murió prematuramente, y fue a causa de una debilidad que muchos de nosotros tenemos en común. También fracasó miserablemente en una de sus tareas más importantes.

El reinado de Josías profetizado

Josías (648-609 a.C.) fue un bisnieto de Ezequías, y el último rey piadoso de Judá. El reino del norte (Israel) ya estaba en exilio en Babilonia, y la derrota de Judá se aproximaba rápidamente. El nacimiento de Josías y su purificación del templo fueron profetizados 300 años antes, durante el reinado de Jeroboán:

Sucedió que un hombre de Dios fue desde Judá hasta Betel en obediencia a la palabra del Señor. Cuando Jeroboán, de pie junto al altar, se disponía a quemar incienso, el hombre de Dios, en obediencia a la palabra del Señor, gritó: «¡Altar, altar! Así dice el Señor: “En la familia de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a estos sacerdotes de altares paganos que aquí queman incienso. ¡Sobre ti se quemarán huesos humanos!” » (1 Reyes 13:1-2)

Su reinado comenzó después del asesinato trágico de su padre, el rey Amón; tal vez eso le animó a buscar al Señor.

Su comienzo impresionante

De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda. A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas. Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios. Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén. Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor. Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén  (2 Crónicas 34:1-7).

A los dieciséis años comenzó a buscar en serio a Dios, y a los veinte estaba en una campaña a escala nacional para limpiar la tierra de la idolatría.

El libro de la ley descubierto

Su celo por Dios era obvio, pero de alguna manera el templo, que estaba muy deteriorado, fue básicamente ignorado hasta que inició extensas renovaciones a los veintiséis años. Hicieron un sorprendente descubrimiento: La Biblia (el Libro de la Ley). Algunos piensan que era sólo Deuteronomio; otros piensan que era todo lo que estaba escrito hasta ese punto. ¡Josías nunca lo había oído! ¡Por muchos años se habían olvidado completamente de la Palabra de Dios!

En sus funciones de cronista, Safán también informó al rey que el sumo sacerdote Jilquías le había entregado un libro, el cual leyó en presencia del rey.

Cuando el rey oyó las palabras de la ley, se rasgó las vestiduras en señal de duelo y dio esta orden a Jilquías, a Ajicán hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al cronista Safán y a Asaías, su ministro personal: —Con respecto a lo que dice este libro que se ha encontrado, vayan a consultar al Señor por mí y por el remanente de Israel y de Judá. Sin duda que la gran ira del Señor se ha derramado contra nosotros porque nuestros antepasados no tuvieron en cuenta su palabra, ni actuaron según lo que está escrito en este libro (2 Crónicas 34:18-21).

¿Puedes imaginar escuchando la Palabra de Dios por la primera vez en tu vida? ¡Josías ya llevaba diez años buscando a Dios y sirviéndole! Y ahora supo que estaba en un gran problema: su gente no estaba siguiendo los mandamientos de Dios. ¡Qué bueno sería si la gente tomara la Biblia tan en serio hoy! ¡Tenemos más Biblias que nadie en toda la historia! Biblias en nuestros teléfonos. Traducciones sinnúmero, y muchas Biblias de estudio. ¡Pero parece que todavía no la obedecemos!

Josías encabeza a la nación en arrepentimiento

Ahora Josías entiende por qué la situación del país está tan grave: ¡Dios está enojado con ellos! ¿Qué se puede hacer? Necesitan una palabra profética de Dios. En un giro inusual, una mujer, una profetisa desconocida llamada Hulda, trae el mensaje. Jeremías (un pariente de Hulda) comenzó su ministerio durante el reinado de Josías, junto con Sofonías. Él era mucho mejor conocido, pero la tradición rabínica sostiene que Josías se sentía que una mujer sería más apta a tener compasión de él e interceder a su favor. Hulda, que también era una maestra de escuela, por lo general se dirigió a las mujeres, mientras que Jeremías habló a los hombres en la calle. Sofonías (junto con Isaías) era el maestro de Jeremías, y ministraba en la sinagoga.

La palabra de Hulda

Huldá les contestó: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Díganle al que los ha enviado  que yo, el Señor, les advierto: ‘Voy a enviar una desgracia sobre este lugar y sus habitantes, y haré que se cumplan todas las maldiciones que están escritas en el libro que se ha leído ante el rey de Judá.  Ellos me han abandonado; han quemado incienso a otros dioses, y con todos sus ídolos han provocado mi furor. Por eso arde mi ira contra este lugar, y no se apagará.’  Pero al rey de Judá, que los envió para consultarme, díganle que yo, el Señor, Dios de Israel, digo en cuanto a las palabras que él ha oído:  ‘Como te has conmovido y humillado ante mí al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes, y te has rasgado las vestiduras y has llorado en mi presencia, yo te he escuchado. Yo, el Señor, lo afirmo.  Por lo tanto, te reuniré con tus antepasados, y serás sepultado en paz. Tus ojos no verán la desgracia que voy a enviar sobre este lugar y sobre sus habitantes.’ ” » (2 Crónicas 34:23-28)

Ya hemos visto los frutos del orgullo en sus predecesores; ahora vemos el fruto de humillarse. A diferencia de Ezequías, Josías no se sentía satisfecho que él estaría bien, indiferente al desastre por venir. La Palabra de Dios le tocó. ¡Todo el mundo tenía que escucharlo! Él mismo lo leería, y los guiaría en la renovación de su compromiso para ponerla en práctica:

Entonces el rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá y Jerusalén.  Acompañado de todos los habitantes de Judá y de Jerusalén, de los sacerdotes, de los levitas y, en fin, de la nación entera, desde el más grande hasta el más pequeño, el rey subió al templo del Señor y, en presencia de ellos, leyó todo lo que dice el libro del pacto que fue hallado en el templo del Señor. Después se puso de pie, junto a la columna del rey, y ante el Señor renovó el pacto. Se comprometió a seguir al Señor y a poner en práctica, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, preceptos y decretos, cumpliendo así las palabras del pacto escritas en este libro. Después hizo que todos los que se encontraban en Jerusalén y en Benjamín confirmaran el pacto. Y así los habitantes de Jerusalén actuaron según el pacto del Dios de sus antepasados.

Josías suprimió todas las costumbres detestables que había en todo el territorio de los israelitas, e hizo que todos los que se hallaban en Israel adoraran al Señor su Dios. Mientras Josías vivió, no abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados  (2 Crónicas 34:29-33).

Una vez más vemos la influencia de un líder piadoso, trayendo a toda una nación al Señor. Imagínate la procesión hasta el templo restaurado, y todo el pueblo oyendo la Palabra de Dios por primera vez, de la boca de su rey. ¿Estás comprometido a seguir al Señor y guardar sus mandamientos con todo tu corazón y con toda tu alma? ¿Estás dispuesto a animar a aquellos bajo tu influencia a hacer lo mismo?

Los historiadores creen que Josías fue en gran parte responsable para reunir los diversos escritos de nuestro Antiguo Testamento y preservarlos para nosotros. ¡Sin su compromiso y sabiduría pudiéramos estar sin esas Escrituras! Sus reformas eran la fuente del pueblo de Dios aceptando al libro sagrado como canónico y autoritario.

La mejor Pascua

En la ley Josías leyó del mandamiento de Dios para celebrar la Pascua. Hemos estudiado la maravillosa Pascua que celebró Ezequías, pero esta fue aún mejor:

Desde los tiempos del profeta Samuel no se había celebrado una Pascua semejante. Ninguno de los reyes de Israel jamás había celebrado la Pascua como lo hizo Josías, porque hizo participar a todos los sacerdotes y levitas, a todo el pueblo de Jerusalén y a la gente de todo Judá e Israel (2 Crónicas 35:18).

La Biblia no nos ofrece muchos detalles de lo que hizo esta Pascua tan especial. Claro que su renovada fe y compromiso con el Señor la hizo impactante. También tenían un nuevo aprecio para su historia y patrimonio, sobre todo su liberación milagrosa de Egipto. Es impresionante que ningún otro rey – ni aun David ni Salomón – la celebró como Josías.

Como capellán en las prisiones he observado muchas Pascuas de los judíos. He participado en un montón de celebraciones del nacimiento de Jesús y su resurrección. Yo sé cuan fácil puede ser perder el verdadero significado en tradiciones y rutinas, pero también soy un testigo de las maravillas que Dios ha hecho en ellas. Creo que la navidad y pascua son muy importantes para la iglesia.

¡El mejor rey!

Hay algo más muy importante acerca de Josías. Segundo de Reyes 23:25 dice:

Ni antes ni después de Josías hubo otro rey que, como él, se volviera al Señor de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas, siguiendo en todo la ley de Moisés.

Eso es increíble. Mejor que David. El mejor rey en toda la historia de la nación, lo cual hace aún más desconcertante lo que viene después.

El error que le costó la vida

Con ese tipo de inicio se esperaría que Josías tendría un reinado notable, y probablemente lo era para los próximos dieciséis años. Pero entonces, como sucede a menudo, vino una prueba, y Josías falló fatalmente la prueba.

Tiempo después de que Josías terminó la restauración del templo, Necao, rey de Egipto, salió a presentar batalla en Carquemis, ciudad que está junto al río Éufrates, pero Josías le salió al paso. Necao envió mensajeros a decirle: «No te entrometas, rey de Judá. Hoy no vengo a luchar contra ti, sino contra la nación que me hace la guerra. Dios, que está de mi parte, me ha ordenado que me apresure. Así que no interfieras con Dios, para que él no te destruya.»

Josías no le hizo caso a la advertencia que Dios le dio por medio de Necao; al contrario, en vez de retirarse, se disfrazó y fue a la llanura de Meguido para pelear con Necao. Como los arqueros le dispararon, el rey Josías les dijo a sus servidores: «Sáquenme de aquí, porque estoy gravemente herido.» Sus servidores lo sacaron del carro en que estaba y lo trasladaron a otro carro, y lo llevaron a Jerusalén. Allí murió, y fue sepultado en el panteón de sus antepasados. Y todo Judá y todo Jerusalén hicieron duelo por él (2 Crónicas 35:20-24).

No sabemos por qué Josías sintió la necesidad de involucrarse en esta batalla. Egipto y Asiria se habían unido para luchar contra Babilonia. Judá ya era un país insignificante y no tenía parte ninguna en la guerra. Necao solamente tenía que pasar por su territorio, y aun dejó claro que no tenía intención de causar problemas para Judá.

Lo que no sorprende es que un hombre piadoso como Josías sería reacio a recibir una palabra de un rey pagano como siendo de Dios. No es la única vez en la Escritura que Dios habla a través de un incrédulo. No sabemos por qué no usó a Jeremías, que también estuvo presente. Lo que es notable es que nunca dice que Josías buscó a  Dios ni consultó con Jeremías.

Josías fue abatido en el valle de Meguido, el sitio de la gran batalla del fin que ganó fama del libro y la película en la serie Dejados Atrás. Armagedón viene del hebreo har-megiddo, la colina de Meguido, que en realidad no es una colina, sino un collado actualmente desocupado y protegido, que fue el sitio de ciudades sucesivas. Después de la muerte de Josías los ejércitos egipcios y asirios fueron destruidos por Nabucodonosor 2 de Babilonia en Carquemis.

¿Hay algo acerca de la caída de Josías que te suena familiar? ¿Cuántos hombres han salido para probar su valentía y machismo, y se meten en batallas imprudentes? ¿Estaba Josías aburrido en casa y anhelando alguna aventura? ¿Has entrado en una pelea que te hizo parecer un tonto? Retirarte sería un golpe demasiado grande a tu orgullo. Así que sigas obstinadamente presionando, aunque sabes que probablemente perderás la batalla. Comenzamos en un camino y no escuchamos advertencias ni cambiamos nuestro rumbo. Podemos perder la perspectiva y ni siquiera importa si nos matan. Cuando tenemos que disfrazarnos para llevar a cabo nuestros planes pecaminosos sabemos que estamos en problemas graves.

¿Estás hasta el cuello en una aventura imprudente? ¿Hay alguien que te ha advertido, pero tu orgullo no te permite escucharlo? ¿Te sientes la necesidad de probarte a ti mismo, o probar tu virilidad? ¡Ten cuidado!

El lamento de Jeremías

Una nota más sobre Josías demuestra cómo le estimó la nación, y menciona a Jeremías por primera vez:

Jeremías compuso un lamento por la muerte de Josías; además, hasta este día todos los cantores y las cantoras aluden a Josías en sus cantos fúnebres. Estos cantos, que se han hecho populares en Israel, forman parte de las Lamentaciones (2 Crónicas 35:25).

Dios estaba obviamente complacido con Josías, y el pueblo lo amaba. Se espera que dejaría un legado impresionante, pero lo que sigue su muerte es un desastre.

Juicio

En primer lugar, la renovación espiritual impresionante bajo su reinado no fue suficiente para detener el juicio prometido de Dios sobre Judá. Segundo de Reyes 23:26-27 dice:

A pesar de eso, el Señor no apagó el gran fuego de su ira, que ardía contra Judá por todas las afrentas con que Manasés lo había provocado. Por lo tanto, el Señor declaró: «Voy a apartar de mi presencia a Judá, como lo hice con Israel; repudiaré a Jerusalén, la ciudad que escogí, y a este templo, del cual dije: “Ése será el lugar donde yo habite.” »

¿Había algo más que Josías podía haber hecho para cambiar la situación? ¿Más oración? ¿Más ayuno? ¿Unir al pueblo en intercesión por la nación? Parece que hizo todo lo que pudo. Es posible que hay consecuencias del pecado que se puede evitar por un tiempo, pero cuando Dios ha determinado que sucediera algo, nada puede cambiarlo.

Malvados hijos de Josías

Tal vez el juicio vino porque Dios sabía el tipo de líderes que seguirían a Josías. Es aquí que vemos la parte más trágica de su patrimonio. Como un rey que revivió la espiritualidad de la nación, era sin igual, pero como padre parece ser un fracaso. Tal vez dedicó demasiado tiempo al reino y al templo.

Esto es lo que dice 2 Crónicas 36:2-4 sobre el hijo que le sucedió en el trono:

Joacaz tenía veintitrés años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén tres meses. Sin embargo, el rey de Egipto lo quitó del trono para que no reinara en Jerusalén, y le impuso al país un tributo de cien barras de plata y una barra de oro. Luego hizo reinar sobre Judá y Jerusalén a Eliaquín, hermano de Joacaz, y le dio el nombre de Joacim. En cuanto a Joacaz, Necao se lo llevó a Egipto. (2 Crónicas 36:2-4)

¡Josías creó la misma situación que destruyó a su hijo! ¿Recuerdas cómo Necao no tenía ninguna intención de atacar a Judá? De hecho, parecía preocupado por Josías, entregándole una palabra del Señor que le habría salvado la vida. Pero Josías creó problemas con Necao. Después de su derrota a manos de los babilonios, consciente de que Josías estaba muerto, Necao probablemente decidió ganar algo de su campaña militar siniestrada. Regresó a Jerusalén para destronar al rey joven, llevarlo a Egipto (donde murió), y colocar a su hermano en el trono como un rey títere. Además, impuso un tributo de 3,402 kilos de plata y 340 kilos de oro. Segunda de Reyes 23:32 hace esta sencilla evaluación de su reinado de tres meses: Joacaz hizo lo que ofende al Señor, o hizo lo malo ante los ojos de Jehová.

Aunque su hermano tuvo un reinado más largo, era aún peor:

Joacim tenía veinticinco años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén once años, pero hizo lo que ofende al Señor su Dios. Por eso Nabucodonosor, rey de Babilonia, marchó contra Joacim y lo llevó a Babilonia sujeto con cadenas de bronce.  Además, Nabucodonosor se llevó a Babilonia los utensilios del templo del Señor y los puso en su templo en Babilonia. Los demás acontecimientos del reinado de Joacim, y sus pecados y todo cuanto le sucedió, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. (2 Crónicas 36:5-8)

¿Por qué hay tantos hijos de grandes hombres y mujeres de Dios que no siguen el ejemplo de sus padres? ¿Cómo es posible que alguien tan excepcional como Josías produjo hijos tan malvados?

Profecía contra sus hijos

Mucho después de la muerte de Josías, Jeremías escribió sobre estos dos hijos a una nación todavía de luto por los tiempos buenos bajo Josías (Jeremías 22:10-17):

No lloren por el que está muerto,
ni hagan lamentaciones por él.
Lloren más bien por el exiliado,
por el que nunca volverá
ni verá más la tierra en que nació.

Así dice el Señor acerca de Salún hijo de Josías, rey de Judá, que ascendió al trono después de su padre Josías y que salió de este lugar: «Nunca más volverá,  sino que morirá en el lugar donde ha sido desterrado. No volverá a ver más este país.

»¡Ay del que edifica su casa
y sus habitaciones superiores
violentando la justicia y el derecho!
¡Ay del que obliga a su prójimo
a trabajar de balde,
y no le paga por su trabajo!
¡Ay del que dice: “Me edificaré una casa señorial,
con habitaciones amplias en el piso superior”!
Y le abre grandes ventanas,
y la recubre de cedro y la pinta de rojo.

»¿Acaso eres rey
sólo por acaparar mucho cedro?
Tu padre no sólo comía y bebía,
sino que practicaba el derecho y la justicia,
y por eso le fue bien.
Defendía la causa del pobre y del necesitado,
y por eso le fue bien.
¿Acaso no es esto conocerme?
—afirma el Señor—.

»Pero tus ojos y tu corazón
sólo buscan ganancias deshonestas,
sólo buscan derramar sangre inocente
y practicar la opresión y la violencia.»

¡Evite los errores de Josías!

Miramos el fracaso de Ezequías con su hijo. Ahora un segundo rey tiene a un hijo cuyo corazón estaba fijado en ganancias deshonestas, la opresión, la extorsión, y derramando sangre inocente. ¡Gracias a Dios por los creyentes cuyos hijos están sirviendo fielmente al Señor! Por desgracia, puede que estén en la minoría. ¿Qué hay de tus hijos? ¿Hay algo que tú puedes hacer para dirigir sus corazones al Señor? ¿A lo menos oras por ellos con regularidad? Si son jóvenes, dedica tiempo suficiente para instruirlos en los caminos de Dios y darles un ejemplo piadoso.

Estoy seguro que Satanás estaba encantado que Josías murió como consecuencia de un error tonto. ¿Eres consciente que le encantaría verte muerto? ¿Hay posiblemente algo ahora mismo que ocupa tu corazón y puede llevarte a la destrucción? ¿Hay gente – quizás inesperada – que está advirtiéndote acerca de sus consecuencias? Hay una gran diferencia entre Dios llamándote a hacer algo y manteniendo el rumbo a pesar de la oposición, y tercamente haciendo tu propia cosa. ¡Aun los mejores hombres pueden ser conducidos a distracciones mortales!

2 Crónicas 32: 24-33 Ezequías falla el examen final

El rey Ezequías de Judá era un hombre de mucha fe. Su celebración de la Pascua dio a luz a un avivamiento, y, más tarde, una derrota milagrosa de su enemigo. Pero Dios todavía quería formarle más; ahora su corazón será probado. A veces es más fácil luchar contra un gran ejército que tratar con nuestros propios demonios interiores.

24Por aquellos días Ezequías se enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. Entonces oró al Señor, quien le respondió y le dio una señal extraordinaria.

Otro milagro más

En tu vida, ¿has experimentado una serie de altibajos? Así era la vida de Ezequías. Acaba de experimentar un gran milagro y estaba en la cima de su carrera, cuando fue golpeado con una enfermedad mortal. De hecho, Dios le dijo que iba a morir. Algunos perderían toda esperanza y se enojarían con Dios, pero Ezequías había aprendido el poder de la oración. Dios le curó y le dio una señal milagrosa. Isaías (38:1-8) y este pasaje de 2 Reyes (20:1-11) nos dan los detalles:

El profeta Isaías hijo de Amoz fue a verlo y le dijo: «Así dice el Señor: “Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás.” »

Ezequías volvió el rostro hacia la pared y le rogó al Señor: «Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo que te agrada.» Y Ezequías lloró amargamente.

No había salido Isaías del patio central, cuando le llegó la palabra del Señor: «Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor. Voy a darte quince años más de vida. Y a ti y a esta ciudad los libraré de caer en manos del rey de Asiria. Yo defenderé esta ciudad por mi causa y por consideración a David mi siervo.” »

Entonces Isaías dijo: «Preparen una pasta de higos.» Así lo hicieron; luego se la aplicaron al rey en la llaga, y se recuperó.

Ezequías le había preguntado al profeta: —¿Qué señal recibiré de que el Señor me sanará, y de que en tres días podré subir a su templo?

Isaías le contestó: —Ésta es la señal que te dará el Señor para confirmar lo que te ha prometido: la sombra ha avanzado diez gradas; ¿podrá retroceder diez?

 —Es fácil que la sombra se alargue diez gradas —replicó Ezequías—, pero no que vuelva atrás.

Entonces el profeta Isaías invocó al Señor, y el Señor hizo que la sombra retrocediera diez gradas en la escala de Acaz.

¡Mira el poder de la oración! ¡Acércate confiadamente al trono de Dios! Y prepárate para las batallas que Dios permita:  para probarte, para que creciera tu fe, y para mostrarte su poder y amor. ¿Fue inconveniente enfermarse? ¡Claro! ¿Fue agradable? ¡Por supuesto que no! ¡Pero no se puede experimentar la sanidad de Dios si no se enferma! Ezequías recibió una extensión de quince años, un milagro que se pensaría que lo dejaría eternamente agradecido. De hecho, Isaías (38:10-20) registra un hermoso himno de Ezequías, probablemente inspirado por su amor por David y los Salmos.

Himno de acción de gracias de Ezequías

«Yo decía: “¿Debo, en la plenitud de mi vida,
pasar por las puertas del sepulcro
y ser privado del resto de mis días?”
Yo decía: “Ya no veré más al Señor
en esta tierra de los vivientes;
ya no contemplaré más a los seres humanos,
a los que habitan este mundo.”
Me quitaron mi casa, me la arrebataron,
como si fuera la carpa de un pastor.
Como un tejedor, enrollé mi vida,
y él me la arrancó del telar.
¡De la noche a la mañana acabó conmigo!
Pacientemente esperé hasta la aurora,
pero él, como león, me quebró todos los huesos.
¡De la noche a la mañana acabó conmigo!
Chillé como golondrina, como grulla;
¡me quejé como paloma!
Mis ojos se cansaron de mirar al cielo.
¡Angustiado estoy, Señor!
¡Acude en mi ayuda!

Pero ¿qué podía decir?
Pues él mismo envió esta enfermedad.
Ahora caminaré con humildad durante el resto de mis años
a causa de esta angustia que he sentido.
 Señor, tu disciplina es buena,
porque lleva a la vida y a la salud.
¡Tú restauras mi salud
y me permites vivir!
Sin duda, fue para mi bien
pasar por tal angustia.
Con tu amor me guardaste
de la fosa destructora,
y le diste la espalda a mis pecados.
El sepulcro nada te agradece;
la muerte no te alaba.
Los que descienden a la fosa
nada esperan de tu fidelidad.
Los que viven, y sólo los que viven,
son los que te alaban,
como hoy te alabo yo.
Todo padre hablará a sus hijos
acerca de tu fidelidad.

»El Señor me salvará,
y en el templo del Señor
todos los días de nuestra vida
cantaremos con instrumentos de cuerda.»

¡Es fácil ser muy espiritual después de experimentar un gran milagro! Lamentablemente, aunque Ezequías hizo bien en las batallas y superó pruebas con gran éxito, no lo hizo bien cuando Dios puso su humildad a prueba:

25 Pero Ezequías no correspondió al favor recibido, sino que se llenó de orgullo. Eso hizo que el Señor se encendiera en ira contra él, y contra Judá y Jerusalén.

La batalla más dura

Ese enemigo viejo apareció de nuevo: El orgullo. Esta es una batalla interna y sutil, ¡pero más dura que todo el ejército asirio!

El orgullo de Ezequías se manifiesta en una falta de agradecimiento por la bondad que Dios se le mostró. La persona que experimenta un gran milagro puede sentirse superior a otros. Posiblemente Ezequías empezó a creer que merecía la bendición de Dios, y no respondió a su curación con humilde adoración y agradecimiento, dando la gloria a Dios. ¡Ten cuidado con el orgullo en tu corazón! ¡Alaba a Dios por su bondad, y dale las gracias por oraciones contestadas!

Orgullo no parece tan grave que merecería la ira de Dios contra todo el país, pero reveló un problema grave de corazón, y Dios estaba furioso. Como resultado de su orgullo, toda la nación sufrió. ¿Te das cuenta de que la ira de Dios puede caer sobre tu familia o iglesia a causa de tu orgullo? ¿Te motiva a humillarte?

Arrepentimiento y restauración

A pesar de su falla inicial, Ezequías respondió a la corrección, tal vez con la ayuda de Isaías, y se arrepintió en humildad:

26 Entonces Ezequías se humilló y se arrepintió de su soberbia, junto con el pueblo de Jerusalén. De modo que el enojo del Señor no cayó sobre ellos durante la vida de Ezequías.

Tal como la fidelidad de un líder puede afectar a su pueblo, aparentemente el orgullo de Ezequías les contaminó. Cuando él se arrepintió y humildemente confesó su pecado delante de ellos, también ellos se arrepintieron, evitando la ira de Dios. Eso abrió el camino para el mayor éxito de Ezequías, pero también su mayor fracaso.

27 Ezequías era muy rico y altamente honrado. Construyó edificios especiales para guardar sus tesoros: plata, oro, piedras preciosas y especias, así como los escudos y otros objetos de valor. 28 También construyó muchos depósitos para su grano, vino nuevo y aceite de oliva; e hizo muchos establos para su ganado y corrales para sus rebaños de ovejas y cabras. 29 Construyó muchas ciudades y adquirió enormes rebaños y manadas, porque Dios le había dado grandes riquezas.

Muchos creyentes hoy en día se centran en esas grandes riquezas. No hay duda que Dios puede dar riquezas – pero la Biblia nunca dice que el servicio fiel las garantiza. Esto parece especialmente verdadero en el Nuevo Testamento, donde Dios ya no se trata de establecer un reino terrenal. Seguramente Juan Bautista, Jesús, Pedro y Pablo eran tan fieles como Ezequías, pero en vez de riquezas, cada uno recibió una muerte cruel.

Estos versos parecen a apuntar a una conclusión triunfante de su reinado, pero las pruebas no habían terminado. Cuando el verso siguiente comienza “sin embargo”, nos dice que algo está al punto de cambiar. Dios quería conocer más de su corazón, y, por desgracia, Ezequías no pasó esta prueba.

31 Sin embargo, cuando los príncipes de Babilonia enviaron una embajada para investigar acerca de la señal extraordinaria que había tenido lugar en el país, Dios se retiró de Ezequías para probarlo y descubrir todo lo que había en su corazón.

Fracasar en el examen final

Babilonia, un imperio naciente, había oído hablar de la bendición de Dios para Ezequías y el signo natural impresionante. Ellos querían saber más, y Ezequías tenía la oportunidad de hablarles de su Dios, y darle la gloria. Dios sabía que esta sería una prueba fuerte y se apartó de él por un período, para revelar su corazón. Eso puede significar que Isaías también se retiró de él. ¿Puede ser que Dios se retire de ti por un tiempo, para revelar todo lo que haya en tu corazon? ¿Qué sería revelado?

Crónicas no dice nada más acerca de la prueba, pero 2 Reyes 20:12-19 nos dice:

Poco tiempo después, Merodac-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, le envió saludos a Ezequías junto con un regalo, porque se enteró de que Ezequías había estado muy enfermo. Ezequías recibió a los enviados de Babilonia y les mostró todo lo que había en sus casas del tesoro: la plata, el oro, las especias y los aceites aromáticos. También los llevó a conocer su arsenal, ¡y les mostró todo lo que había en sus tesoros reales! No hubo nada, ni en el palacio ni en el reino, que Ezequías no les mostrara.

Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron?

Ezequías contestó: —Vinieron de la lejana tierra de Babilonia.

—¿Qué vieron en tu palacio? —preguntó Isaías.

—Lo vieron todo —contestó Ezequías—. Les mostré todo lo que poseo, todos mis tesoros reales.

Entonces Isaías dijo a Ezequías: —Escucha este mensaje del Señor: “Se acerca el tiempo cuando todo lo que hay en tu palacio —todos los tesoros que tus antepasados han acumulado hasta ahora— será llevado a Babilonia. No quedará nada, dice el Señor. Algunos de tus hijos serán llevados al destierro. Los harán eunucos que servirán en el palacio del rey de Babilonia”.

Entonces Ezequías dijo a Isaías: —Este mensaje que me has dado de parte del Señor es bueno.

Pues el rey pensaba: «Por lo menos habrá paz y seguridad mientras yo viva».

Las riquezas tienden a hacernos muy egocéntricos. En lugar de hablar a los babilonios acerca de Dios, tontamente Ezequías les mostró todo su tesoro, para impresionarlos con sus riquezas. Tal vez él dio por sentado que Dios lo protegería de cualquier ataque por otra nación. Una vez más, no parece un pecado tan grave, pero creo que nosotros hemos desarrollado una fuerte tolerancia por el pecado.

Cuando los babilonios salieron, Dios viene de nuevo a Ezequías, hablándole a través de su amigo Isaías. No era una buena palabra; debe quebrantar su corazón. Pero Ezequías es indiferente que sus descendientes sufrirían, y no se humilló para pedirle a Dios que los salvara (como su vida fue salvada). En su lugar, con un aire de autosuficiencia, dice que la palabra es buena – porque él tendría paz y seguridad en su vida.

32 Los demás acontecimientos del reinado de Ezequías y sus actos de devoción están registrados en La visión del profeta Isaías, hijo de Amoz, que está incluida en El libro de los reyes de Judá y de Israel. 33 Y durmió Ezequías con sus padres, y lo sepultaron en el lugar más prominente de los sepulcros de los hijos de David, honrándole en su muerte todo Judá y toda Jerusalén; y reinó en su lugar Manasés su hijo.

Nada más notable es registrado sobre su vida. Él está recordado por actos de devoción a Dios y las muchas cosas buenas que sucedieron durante su reinado. Se le dio un lugar prominente en el cementerio real y fue honrado por todo el pueblo, pero fracasó en su oportunidad para hacer un impacto duradero en su nación. Él se acomodó en comodidad complaciente en medio de todas sus riquezas y fama, y falló una última prueba.

¿Su mayor fracaso?

Ezequías claramente amaba al Señor y le temía, sobre todo en su juventud, pero por alguna razón nunca lo comunicó a sus hijos. Tal vez ellos vieron que la riqueza y el estatus se habían vuelto más importante que Dios, y no sentían ninguna necesidad de temer a Dios ni servirle. El reinado de Manasés sería desastroso, aunque con tiempo se volvió a Dios. ¡Eso nos da esperanza para nuestros hijos descarriados!

Manasés tenía doce años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años. Pero hizo lo que ofende al Señor, pues practicó las repugnantes ceremonias de las naciones que el Señor había expulsado al paso de los israelitas. Reconstruyó los santuarios paganos que su padre Ezequías había derribado; además, erigió altares en honor de los baales e hizo imágenes de la diosa Aserá. Se postró ante todos los astros del cielo y los adoró. Construyó altares en el templo del Señor, lugar del cual el Señor había dicho: «En Jerusalén habitaré para siempre.» En ambos atrios del templo del Señor construyó altares en honor de los astros del cielo. Sacrificó en el fuego a sus hijos en el valle de Ben Hinón, practicó la magia, la hechicería y la adivinación, y consultó a nigromantes y a espiritistas. Hizo continuamente lo que ofende al Señor, provocando así su ira.

Tomó la imagen del ídolo que había hecho y lo puso en el templo de Dios, lugar del cual Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: «En este templo en Jerusalén, la ciudad que he escogido de entre todas las tribus de Israel, habitaré para siempre. Nunca más arrojaré a los israelitas de la tierra en que establecí a sus antepasados, siempre y cuando tengan cuidado de cumplir todo lo que les he ordenado, es decir, toda la ley, los estatutos y los mandamientos que les di por medio de Moisés.» Manasés descarrió a los habitantes de Judá y de Jerusalén, de modo que se condujeron peor que las naciones que el Señor destruyó al paso de los israelitas.

El Señor les habló a Manasés y a su pueblo, pero no le hicieron caso. Por eso el Señor envió contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, los cuales capturaron a Manasés y lo llevaron a Babilonia sujeto con garfios y cadenas de bronce.  Estando en tal aflicción, imploró al Señor, Dios de sus antepasados, y se humilló profundamente ante él. Oró al Señor, y él escuchó sus súplicas y le permitió regresar a Jerusalén y volver a reinar. Así Manasés reconoció que sólo el Señor es Dios (2 Crónicas 33:1-13).

Cuando yo era un capellán en las prisiones, conocí a muchos hombres que buscaban al Señor después de tocar fondo y estar atados con cadenas. ¡Alabado sea Dios por su misericordia y gracia a los que le buscan! Después de las cosas horrendas que hizo Manasés, Dios fue conmovido por su humildad y oraciones, y le restauró su reino. ¡Qué esperanza para los presos de hoy que Dios puede restaurarlos a sus familias!

¿Y tú?

¿Qué herencia dejarás? ¿Cuentas bancarias gordas y grandes casas? ¿O hijos (e hijos espirituales) que aman al Señor? ¿Cómo te va en las pruebas que Dios trae a tu vida? Seguramente habrá pruebas. Guárdate del orgullo. Da a Dios las gracias y la gloria que merece. No fracases en tu examen final después de salir bien en las otras pruebas.

2 Crónicas 32:1-23  Después de la fidelidad de Ezequías, una prueba

Ezequías era un rey ejemplar. Comienza el capítulo 32 de 2 Crónicas: Después de estas cosas y de esta fidelidad…

Esperaríamos que su historia de allí en adelante sería una de bendiciones, prosperidad, y paz. ¿No es lo que la mayoría de nosotros creemos? Si lo haces todo bien y fielmente sirves al Señor, su bendición es casi garantizada. Pero no es siempre así. Veamos lo que pasó a Ezequías, y por qué.

1Después de estas cosas y de esta fidelidad…vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas.

A veces el enemigo se levanta más brutalmente después de una gran bendición. En vez de la paz, el enemigo más feo y más poderoso de ese día vino contra Judá. Ezequías ni siquiera tuvo la oportunidad de responder. Senaquerib invadió el país y sitió las ciudades fortificadas. ¿Cuán fuerte es la fe de Ezequías ahora? ¿Cómo va a responder a esta amenaza?

Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?

Tal vez sería mejor consultar con el Señor, pero también es bueno tomar consejo con hombres valientes. En vez de caer en un pánico, ellos sabiamente hicieron un plan para mantener el agua en la ciudad y guardarla de los asirios. Una vez más vemos la devoción de la gente a Ezequías, y su capacidad para llamarlos a un proyecto. Estoy seguro que era de beneficio, tanto en lo espiritual y en la práctica, que hace poco habían celebrado la Pascua juntos.

El versículo 30 explica lo que hizo: Bloqueó el manantial de la parte alta de Gihón y condujo el agua por un túnel hasta la parte occidental de la Ciudad de David. De modo que tuvo éxito en todo lo que hizo. El túnel (lo cual los arqueólogos han encontrado) traía agua a la ciudad, permitiéndoles sobrevivir el asedio.

Cuando el enemigo te está sitiando, asegúrate de una fuente constante de «agua viva.» Tu enemigo quiere bloquear esa fuente. Mantente en comunión con otros hermanos. Dedícate a la oración, el ayuno, y escuchando la voz de Dios – sobre todo en la Biblia. Elimina toda impureza del Internet, TV, radio, o libros. Llena tu corazón con adoración – cantando y escuchando música que exalta al Señor.

Armándose de valor, Ezequías reconstruyó toda la muralla que había sido derribada y levantó torres sobre ella; también construyó un muro exterior, fortificó los terraplenes de la Ciudad de David, y mandó fabricar muchas lanzas y escudos.

Ya que Ezequías sabe que habrá agua para sobrevivir el asedio, lleva a cabo mejoras impresionantes a las defensas físicas, hasta el punto de construir un segundo muro fuera del existente. Las secciones rotas fueron reparadas, torres construidas, y armas preparadas para la batalla.

¿Hay lugares donde los muros alrededor de ti o tu familia están descompuestos? ¿Tienes «torres» para ver cuando el enemigo venga contra ti? ¿Necesitas otro muro nuevo, debido que tu enemigo es tan brutal? Ya tienes la espada del Espíritu y el escudo de la fe, junto con la otra armadura (Efesios 6). ¿Están listos? ¿Los estás utilizando para estar preparado para la batalla?

Designó oficiales militares con mando sobre los habitantes y los reunió delante de él en la plaza junto a la puerta de la ciudad. Luego Ezequías les dio ánimo diciendo: «¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni se desalienten por causa del rey de Asiria o de su poderoso ejército, ¡porque hay un poder mucho más grande de nuestro lado! El rey podrá tener un gran ejército, pero no son más que hombres. ¡Con nosotros está el Señor nuestro Dios para ayudarnos y para pelear nuestras batallas por nosotros!». Las palabras de Ezequías alentaron en gran manera a la gente.

Claro que es importante prepararse físicamente, pero el alma y el espíritu del pueblo son aún más importantes. Ezequías tomó el liderazgo en todos los preparativos, incluso estas palabras de fortaleza y ánimo para su gente. Hace poco los había reunido en una gran celebración y ganó su confianza. Ahora, en la crisis, naturalmente se reúnen para escucharlo. Ezequías no les habla de todos sus grandes preparativos, sino del Señor. Ésta puede ser la palabra de Dios para ti en la batalla que estás enfrentando:

  • ¡Cobra ánimo y ármate de valor! Sé fuerte y valiente. Esfuérzate y anímate.
  • No tengas miedo ni te desanimes. No te asustas ni te acobardes.
  • Es cierto que el enemigo tiene un gran ejército – ¡mucho más grande que el nuestro!
  • Pero un poder mucho más grande es con nosotros que con ellos; más hay con nosotros. ¿Crees eso?
  • El enemigo viene en tu contra en la carne; se apoya en la fuerza humana.
  • ¡Dios mismo te ayudará y peleará tus batallas!

¿Sabes cómo animar a aquellos que estás guiando? Cuando un enemigo viene contra ti, tu familia o tu iglesia, ¿te desanimas y te das por vencido? ¿O tomas un paso adelante, con fe y confianza en el Señor, para hablar palabras de fortaleza, inspirando confianza en tu liderazgo?

El enemigo no da ni un paso atrás. Senaquerib no está impresionado con los preparativos de Ezequías. Habrá más pruebas y más oportunidades para que los judíos crecieran en su fe. Es fácil desanimarse cuando el enemigo sigue con su presión e intimidación. Tienes que mantener los ojos en el Señor, confiar en su palabra, y seguir alentando a otros. Puede ser difícil, pero brega con tus temores o dudas en privado. Si te desesperas y pierdes tu fe y fuerza, tu familia o iglesia sufrirá también.

Mientras el rey Senaquerib de Asiria aún sitiaba a la ciudad de Laquis, envió a sus oficiales a Jerusalén con el siguiente mensaje para Ezequías y para toda la gente en la ciudad:

10 «Esto dice el rey Senaquerib de Asiria: “¿En qué confían ustedes que les hace pensar que podrán sobrevivir mi sitio de Jerusalén?11 Ezequías ha dicho: ‘El Señor nuestro Dios nos librará del rey de Asiria’. ¡Ezequías los está engañando y los está condenando a morir de hambre y de sed!12 ¿Acaso no se dan cuenta de que fue el mismo Ezequías quien destruyó todos los santuarios y altares del Señor? Él ordenó a Judá y a Jerusalén que se adorara sólo en el altar del templo y que se ofreciera sacrificios únicamente sobre él.

13 »¡De seguro ustedes se han dado cuenta de lo que yo y los otros reyes de Asiria antes de mí hemos hecho a todos los pueblos de la tierra! ¿Pudieron acaso los dioses de esas naciones librar a sus pueblos de mi poder? 14 ¿Cuál de sus dioses fue capaz de librar a su pueblo del poder destructor de mis antecesores? ¿Qué les hace pensar que su Dios puede librarlos de mí?15 ¡No dejen que Ezequías los engañe! ¡No permitan que se burle así de ustedes! Lo vuelvo a repetir: ningún dios de ninguna nación o reino jamás ha sido capaz de librar a su pueblo de mí o de mis antepasados. ¡Mucho menos podrá su Dios librarlos a ustedes de mi poder!”».

16 Los oficiales de Senaquerib siguieron burlándose del Señor Dios y de su siervo Ezequías, amontonando insulto sobre insulto. 

La llaman “guerra psicológica,” y es poderosa. El diablo es el padre de la mentira y el engaño, pero hay suficiente verdad en lo que dice para hacerlo creíble. Como la serpiente en Edén cuestionó lo que dijo Dios, Senaquerib quiere hacer a la gente dudar las palabras de Ezequías. Si puede quebrar su confianza en el rey y crear pánico, la victoria será la suya. Si él no puede debilitar su confianza en Ezequías, va a atacar su fe en Dios: “¡Mira a los hechos! Ninguna otra nación ha sido capaz de resistir Asiria. Ningún otro dios ha ayudado a esos pueblos.” Eso puede ser cierto, ¡pero no él conoce al Dios de Judá!

Dudas. Al escuchar los insultos y argumentos lógicos del enemigo día tras día, pequeñas dudas pueden entrar en tu mente. Intentas a racionalizarlas y rechazarlas. Vuelves a la Palabra o escuchas ese mensaje alentador de nuevo, en la esperanza de callarlas. Pero una duda ha sido sembrada y tú fe ha sido debilitada. ¡Aférrate a la Palabra de Dios! ¡No tienes que escuchar a lo que dice el enemigo! ¡Apaga ese programa! ¡Deja esa página en el internet! ¡Tira a la basura ese libro! ¡Aléjate de personas que hablan en contra de tu Dios! Abre los ojos y mira cómo la estrategia del enemigo no ha cambiado en todos estos años. ¡No prestes atención a él!

17 El rey también envió cartas en las que menospreciaba al Señor, Dios de Israel. Escribió: «Así como los dioses de todas las demás naciones fueron incapaces de librar a sus pueblos de mi poder, el Dios de Ezequías tampoco será capaz de librar a su pueblo». 18 Los oficiales asirios que entregaron las cartas gritaron esto en hebreo a las personas que se habían juntado en la muralla de la ciudad, con el fin de atemorizarlas para que luego les fuera más fácil conquistar la ciudad. 19 Estos oficiales hablaban del Dios de Jerusalén como si fuera uno de los dioses paganos hechos por manos humanas.

Casi todos los que intentan a sembrar dudas en tu mente están seriamente males informados acerca de la Biblia y quién es Dios realmente. Ellos pueden sonar muy bien, pero infórmate con un libro que ha sobrevivido miles de años de escrutinio y siempre se demuestra verdadero, no con alguien que quiere destruirte.

Senaquerib está cubriendo todas sus bases; no puedes negar que es astuto. Él envía cartas, y sus hombres aprenden hebreo para gritar a la gente en el muro. Pero los asirios creen que el Dios de los judíos es sólo un dios más, hecho con manos humanas. Están a punto de aprender cuán seriamente lo han subestimado.

20 Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amoz, clamaron en oración al Dios del cielo.

Ahora, por primera vez, nos encontramos con el poderoso aliado de Ezequías: el profeta Isaías. Si has leído su libro, estoy seguro que estarías de acuerdo que él es justo el tipo de persona que te encantaría tener para un compañero de oración. Estoy seguro que estaba apoyando al rey en oración todo el tiempo, y probablemente dándole dirección profética del Señor. Es posible que ya estaban orando juntos, pero ahora claman a Dios sobre esta amenaza específica. En lugar de simplemente dar más orientación sobre cómo luchar, Dios va mucho más allá de sus expectativas. ¡A Dios le encanta superar nuestras expectativas con sus respuestas a la oración!

21 Entonces el Señor envió a un ángel que destruyó al ejército asirio junto con todos sus comandantes y oficiales. Senaquerib se vio obligado a regresar a su propia tierra avergonzado; y cuando entró al templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí mismo a espada.

¡Mira como Dios peleó su batalla! ¿Crees que los judíos están felices que escucharon a Ezequías y confiaron en Dios en lugar de ceder a las burlas de Senaquerib? Este milagro no recibe mucha atención, pero es uno de los más impresionantes actos de guerra angélica en la Biblia. Aparentemente un solo ángel aniquiló a todo el ejército asirio. No había una plaga ni luchas internas, él simplemente los mató. Hay un irónico giro del destino cuando el rey vuelve a casa devastado: En vez de darse cuenta de que tal vez debería convertirse y creer en el Dios de Israel, se dirige al templo de su dios, y es asesinado por sus propios hijos.

22 Así salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo por todos lados.

23 Y muchos trajeron a Jerusalén ofrenda a Jehová, y ricos presentes a Ezequías rey de Judá; y fue muy engrandecido delante de todas las naciones después de esto.

Este es un final feliz, y Dios recibe toda la gloria, (aunque Ezequías recibió un gran impulso en las encuestas como resultado de su liderazgo dirigido por Dios). No sabemos exactamente cómo, pero Dios los salvó de la mano de todos los que vinieron en su contra. ¡Probablemente la noticia de lo sucedido se extendió y nadie se atrevería a tocar Jerusalén! Ezequías recibió regalos, y la alta estima de todas las naciones. ¡Verdaderamente Dios bendijo este rey! Sí, podría ser desalentador al principio, con un asalto total contra su reino después de la euforia de la Pascua, pero a fin de cuentas salió mucho mejor que antes. ¡Y aparentemente sin una sola muerte!

Lamentablemente sus batallas no se acabaron. Ezequías resistió al imperio más poderoso del mundo, pero fue vencido por su propia debilidad.

¿Qué batalla estás enfrentando? ¿Estás consternado porque has sido fiel a Dios, y el enemigo todavía se ha levantado contra ti? Aprende del ejemplo de Ezequías, ¡y deja que Dios sea glorificado en la derrota de tu enemigo!

2 Crónicas 30:14-31:1 La Pascua que nadie quería que terminara

Ezequías pretendió reunir su reino (Judá) con el reino del norte (Israel) y celebrar la Pascua. A su invitación, a pesar de la burla, una gran multitud se reunió.

14 Quitaron los altares que había en Jerusalén y los altares donde se quemaba incienso, y los arrojaron al arroyo de Cedrón. 15 El día catorce del mes segundo celebraron la Pascua. Los sacerdotes y los levitas, compungidos, se purificaron y llevaron holocaustos al templo del Señor, 16 después de lo cual ocuparon sus respectivos puestos, conforme a la ley de Moisés, hombre de Dios. Los levitas entregaban la sangre a los sacerdotes, y éstos la rociaban. 17 Como muchos de la asamblea no se habían purificado, para consagrarlos al Señor los levitas tuvieron que matar por ellos los corderos de la Pascua.

La preparación necesaria para la bendición de Dios

Por fin todos estaban juntos, listos para una gran celebración, pero no podían comenzarla sin la preparación necesaria. A veces podemos planear un servicio especial o campaña y gastar mucho dinero, pero no preparamos espiritualmente ni a nosotros mismos ni el lugar. Puede que pensemos que habrá una bendición automática porque estamos reunidos en el nombre de Jesús. ¿Cómo prepararon para esta Pascua?

  • Primero pasaron por Jerusalén, quitando todos los altares y lugares para quemar incienso, y echándolos al arroyo Cedrón. Los botaron, no simplemente encubriéndolos ni quitándolos para la duración de la Pascua. No sabemos por qué Ezequías los había permitido tanto tiempo, pero ahora el Espíritu de Dios está moviéndose y esta piedra de tropiezo de muchos años por fin está quitada. Tenemos que identificar y destruir todo lo que puede impedir la bendición de Dios. ¿Hay algunos “altares” que tienes que quitar de tu hogar o iglesia?
  • Sacrificaron el cordero pascual. El cordero era un tipo impresionante de nuestro cordero pascual, Jesucristo. Te puede parecer primitivo sacrificar tantos animales, pero el sacrificio de Jesús era aún más feo. El Hijo de Dios colgado en una cruz – ¡para ti! Escudriñémonos a nosotros mismos y confesemos nuestro pecado, dejando que la sangre del Cordero nos limpie. Así nos preparamos para entrar en la presencia de Dios. ¡Demasiados cristianos tienen corazones sucios!
  • Los sacerdotes y los levitas son condenados por su pecado y descuidando su llamado. Se sienten avergonzados, y se consagran y traen holocaustos para reconciliarse con Dios. Ellos eran responsables para el descuido de cosas importantes, como la Pascua. Si ellos no están bien con Dios, ¿cómo pueden guiar a su pueblo a una relación más íntima con Dios?
  • Toman sus posiciones, de acuerdo con el llamado de Dios. Puede ser tu posición como cabeza de tu casa o como líder en la iglesia, levántate y toma la autoridad de la posición que Dios te ha dado. Demasiados han abandonado su posición porque están tan metidos en las cosas del mundo. Si no sabes tu llamado, comienza allí, pidiendo al Señor que te lo muestre.
  • Los líderes miraron para los que no estaban preparados para adorar correctamente. No ignoran el mandamiento ni dejan a gente no consagrada sacrificar el cordero. Los levitas hacen lo sacrifican. Te puede parecer una molestia, pero ¿hay nuevos creyentes o cristianos apartados que necesitan tu ayuda, para incluirlos en la vida comunal de la iglesia?

18 En efecto, mucha gente de Efraín, de Manasés, de Isacar y de Zabulón participó de la comida pascual sin haberse purificado, con lo que transgredieron lo prescrito. Pero Ezequías oró así a favor de ellos: «Perdona, buen Señor, 19 a todo el que se ha empeñado de todo corazón en buscarte a ti, Señor, Dios de sus antepasados, aunque no se haya purificado según las normas de santidad.» 20 Y el Señor escuchó a Ezequías y sanó al pueblo.

Participantes impuros afligidos – ¡y sanados!

Esto es más complicado. Participar en la Pascua sin purificación personal era una violación directa de la ley, y puede tener consecuencias graves. De hecho, el Señor ya les había afligido. Siempre es mejor ser proactivo y hacer las cosas bien la primera vez para tener el favor de Dios, pero Ezequías quería incluir a todos posibles. Los sacerdotes no parecen muy listos, y tal vez nadie insistió en su purificación. Cuando el rey vio a todas estas personas enfermándose, él oró por ellos. ¡Y Dios los sanó!

No recomiendo empujar los límites y probar al Señor de esa manera, pero es impresionante ver que Dios estaba tan contento con lo que hizo Ezequías que los curó. También es impresionante ver el poder de la intercesión, y el papel principal de Ezequías en esta pascua. Algunos pudieran enojarse con un dios que afligiere a la gente que ellos invitaron tan cuidadosamente a esta función muy espiritual, pero el rey tenía una actitud de fe y Dios honró su oración.

21 Los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron con mucho gozo, y durante siete días, la fiesta de los Panes sin levadura. Los levitas y los sacerdotes alababan al Señor todos los días, y le entonaban cantos al son de sus instrumentos musicales. 22 Y Ezequías felicitó a los levitas que habían tenido una buena disposición para servir al Señor. Durante siete días celebraron la fiesta y participaron de la comida pascual, ofreciendo sacrificios de comunión y alabando al Señor, Dios de sus antepasados.

¡Quieren más!

¡Qué bendición!

  • ¡Había mucho gozo!
  • ¡Alababan al Señor todos los días!
  • ¡Hicieron la alabanza aún más gloriosa con instrumentos musicales!
  • Ofrecieron sacrificios de paz y comunión al Señor.
  • Ezequías dio mensajes de aliento a los levitas.
  • Ellos tienen una disposición renovada para servir al Señor.

De hecho, era tan bueno que algo inusual sucedió:

23 Pero toda la asamblea acordó prolongar la fiesta siete días más, y llenos de gozo celebraron esos siete días.

Muchas veces la gente se inquieta al final de varios días de campaña: La asistencia va para abajo y miran a Facebook o WhatsApp en sus teléfonos, pensando ¿cuándo va a terminar? ¡Qué bendición que disfrutaron la reunión tanto que quieren extenderla para siete días más!

El único problema es que esto tampoco tenía precedentes. Dios había dado normas estrictas sobre cómo celebrar la Pascua, y no había ninguna provisión para extenderla. Pero ¿por qué no? Por dos semanas completas celebraron con mucha alegría.

24 Ezequías, rey de Judá, le obsequió a la asamblea mil bueyes y siete mil ovejas, y también los jefes regalaron mil bueyes y diez mil ovejas. Y muchos más sacerdotes se purificaron. 25 Toda la asamblea de Judá estaba alegre, lo mismo que todos los sacerdotes, levitas y extranjeros que habían llegado de Israel, así como los que vivían en Judá. 26 Desde la época de Salomón hijo de David, rey de Israel, no se había celebrado en Jerusalén una fiesta tan alegre. 27 Después los sacerdotes y los levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y el Señor los escuchó; su oración llegó hasta el cielo, el santo lugar donde Dios habita.

Primer fruto: Alegría, bendición, y oración contestada

El paso audaz de fe de Ezequías, invitando a todos a Jerusalén, dio mucho fruto. Esta reunión dio a luz un avivamiento. El pecado del país había cerrado los oídos de Dios, pero ahora sus oraciones están llegando hasta el cielo. Cuando Dios se mueve de esta manera hay mucha alegría. Jerusalén no había experimentado nada igual desde los días de Salomón. Ezequías proporcionó miles de animales para los sacrificios. Los sacerdotes se santificaron. En una muestra notable de la unidad entre todo el pueblo, aun los extranjeros estaban incluidos.

Y no se detuvo cuando salieron de Jerusalén:

31:1Cuando terminó la fiesta, todos los israelitas que estaban allí recorrieron las ciudades de Judá para derribar las piedras sagradas y las imágenes de la diosa Aserá. También derribaron por completo los altares y los santuarios paganos que había en los territorios de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés. Después de eso, todos ellos regresaron a sus ciudades, cada uno a su propiedad.

Segunda fruta: Ídolos destruidos

Lo que sucede en la iglesia debe impactar tu hogar y comunidad. La gente salió como un gran ejército, con fervor y celos por la santidad de Dios. Purificaron toda la tierra de su idolatría: piedras sagradas, imágenes de Aserá, lugares altos, y altares.

Todo esto sucedió porque un solo hombre – en este caso, el rey – tomó la iniciativa y llamó a la gente a volverse a Dios. A pesar de que no hizo todo exactamente correcto, Dios lo honró, y el resultado fue tremenda alegría y bendición.

¿Hay algo que Dios te está llamando a hacer para avivar tu familia, iglesia, o comunidad?