La Biblia dice que nunca hubo otro rey como Josías, que se volvió al Señor con todo su corazón, alma y fuerza. ¡Vale la pena estudiarlo y aprender de este gran hombre! Qué trágico que un hombre tan impresionante murió prematuramente, y fue a causa de una debilidad que muchos de nosotros tenemos en común. También fracasó miserablemente en una de sus tareas más importantes.
El reinado de Josías profetizado
Josías (648-609 a.C.) fue un bisnieto de Ezequías, y el último rey piadoso de Judá. El reino del norte (Israel) ya estaba en exilio en Babilonia, y la derrota de Judá se aproximaba rápidamente. El nacimiento de Josías y su purificación del templo fueron profetizados 300 años antes, durante el reinado de Jeroboán:
Sucedió que un hombre de Dios fue desde Judá hasta Betel en obediencia a la palabra del Señor. Cuando Jeroboán, de pie junto al altar, se disponía a quemar incienso, el hombre de Dios, en obediencia a la palabra del Señor, gritó: «¡Altar, altar! Así dice el Señor: “En la familia de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a estos sacerdotes de altares paganos que aquí queman incienso. ¡Sobre ti se quemarán huesos humanos!” » (1 Reyes 13:1-2)
Su reinado comenzó después del asesinato trágico de su padre, el rey Amón; tal vez eso le animó a buscar al Señor.
Su comienzo impresionante
De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda. A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas. Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios. Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén. Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor. Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén (2 Crónicas 34:1-7).
A los dieciséis años comenzó a buscar en serio a Dios, y a los veinte estaba en una campaña a escala nacional para limpiar la tierra de la idolatría.
El libro de la ley descubierto
Su celo por Dios era obvio, pero de alguna manera el templo, que estaba muy deteriorado, fue básicamente ignorado hasta que inició extensas renovaciones a los veintiséis años. Hicieron un sorprendente descubrimiento: La Biblia (el Libro de la Ley). Algunos piensan que era sólo Deuteronomio; otros piensan que era todo lo que estaba escrito hasta ese punto. ¡Josías nunca lo había oído! ¡Por muchos años se habían olvidado completamente de la Palabra de Dios!
En sus funciones de cronista, Safán también informó al rey que el sumo sacerdote Jilquías le había entregado un libro, el cual leyó en presencia del rey.
Cuando el rey oyó las palabras de la ley, se rasgó las vestiduras en señal de duelo y dio esta orden a Jilquías, a Ajicán hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al cronista Safán y a Asaías, su ministro personal: —Con respecto a lo que dice este libro que se ha encontrado, vayan a consultar al Señor por mí y por el remanente de Israel y de Judá. Sin duda que la gran ira del Señor se ha derramado contra nosotros porque nuestros antepasados no tuvieron en cuenta su palabra, ni actuaron según lo que está escrito en este libro (2 Crónicas 34:18-21).
¿Puedes imaginar escuchando la Palabra de Dios por la primera vez en tu vida? ¡Josías ya llevaba diez años buscando a Dios y sirviéndole! Y ahora supo que estaba en un gran problema: su gente no estaba siguiendo los mandamientos de Dios. ¡Qué bueno sería si la gente tomara la Biblia tan en serio hoy! ¡Tenemos más Biblias que nadie en toda la historia! Biblias en nuestros teléfonos. Traducciones sinnúmero, y muchas Biblias de estudio. ¡Pero parece que todavía no la obedecemos!
Josías encabeza a la nación en arrepentimiento
Ahora Josías entiende por qué la situación del país está tan grave: ¡Dios está enojado con ellos! ¿Qué se puede hacer? Necesitan una palabra profética de Dios. En un giro inusual, una mujer, una profetisa desconocida llamada Hulda, trae el mensaje. Jeremías (un pariente de Hulda) comenzó su ministerio durante el reinado de Josías, junto con Sofonías. Él era mucho mejor conocido, pero la tradición rabínica sostiene que Josías se sentía que una mujer sería más apta a tener compasión de él e interceder a su favor. Hulda, que también era una maestra de escuela, por lo general se dirigió a las mujeres, mientras que Jeremías habló a los hombres en la calle. Sofonías (junto con Isaías) era el maestro de Jeremías, y ministraba en la sinagoga.
La palabra de Hulda
Huldá les contestó: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Díganle al que los ha enviado que yo, el Señor, les advierto: ‘Voy a enviar una desgracia sobre este lugar y sus habitantes, y haré que se cumplan todas las maldiciones que están escritas en el libro que se ha leído ante el rey de Judá. Ellos me han abandonado; han quemado incienso a otros dioses, y con todos sus ídolos han provocado mi furor. Por eso arde mi ira contra este lugar, y no se apagará.’ Pero al rey de Judá, que los envió para consultarme, díganle que yo, el Señor, Dios de Israel, digo en cuanto a las palabras que él ha oído: ‘Como te has conmovido y humillado ante mí al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes, y te has rasgado las vestiduras y has llorado en mi presencia, yo te he escuchado. Yo, el Señor, lo afirmo. Por lo tanto, te reuniré con tus antepasados, y serás sepultado en paz. Tus ojos no verán la desgracia que voy a enviar sobre este lugar y sobre sus habitantes.’ ” » (2 Crónicas 34:23-28)
Ya hemos visto los frutos del orgullo en sus predecesores; ahora vemos el fruto de humillarse. A diferencia de Ezequías, Josías no se sentía satisfecho que él estaría bien, indiferente al desastre por venir. La Palabra de Dios le tocó. ¡Todo el mundo tenía que escucharlo! Él mismo lo leería, y los guiaría en la renovación de su compromiso para ponerla en práctica:
Entonces el rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá y Jerusalén. Acompañado de todos los habitantes de Judá y de Jerusalén, de los sacerdotes, de los levitas y, en fin, de la nación entera, desde el más grande hasta el más pequeño, el rey subió al templo del Señor y, en presencia de ellos, leyó todo lo que dice el libro del pacto que fue hallado en el templo del Señor. Después se puso de pie, junto a la columna del rey, y ante el Señor renovó el pacto. Se comprometió a seguir al Señor y a poner en práctica, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, preceptos y decretos, cumpliendo así las palabras del pacto escritas en este libro. Después hizo que todos los que se encontraban en Jerusalén y en Benjamín confirmaran el pacto. Y así los habitantes de Jerusalén actuaron según el pacto del Dios de sus antepasados.
Josías suprimió todas las costumbres detestables que había en todo el territorio de los israelitas, e hizo que todos los que se hallaban en Israel adoraran al Señor su Dios. Mientras Josías vivió, no abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados (2 Crónicas 34:29-33).
Una vez más vemos la influencia de un líder piadoso, trayendo a toda una nación al Señor. Imagínate la procesión hasta el templo restaurado, y todo el pueblo oyendo la Palabra de Dios por primera vez, de la boca de su rey. ¿Estás comprometido a seguir al Señor y guardar sus mandamientos con todo tu corazón y con toda tu alma? ¿Estás dispuesto a animar a aquellos bajo tu influencia a hacer lo mismo?
Los historiadores creen que Josías fue en gran parte responsable para reunir los diversos escritos de nuestro Antiguo Testamento y preservarlos para nosotros. ¡Sin su compromiso y sabiduría pudiéramos estar sin esas Escrituras! Sus reformas eran la fuente del pueblo de Dios aceptando al libro sagrado como canónico y autoritario.
La mejor Pascua
En la ley Josías leyó del mandamiento de Dios para celebrar la Pascua. Hemos estudiado la maravillosa Pascua que celebró Ezequías, pero esta fue aún mejor:
Desde los tiempos del profeta Samuel no se había celebrado una Pascua semejante. Ninguno de los reyes de Israel jamás había celebrado la Pascua como lo hizo Josías, porque hizo participar a todos los sacerdotes y levitas, a todo el pueblo de Jerusalén y a la gente de todo Judá e Israel (2 Crónicas 35:18).
La Biblia no nos ofrece muchos detalles de lo que hizo esta Pascua tan especial. Claro que su renovada fe y compromiso con el Señor la hizo impactante. También tenían un nuevo aprecio para su historia y patrimonio, sobre todo su liberación milagrosa de Egipto. Es impresionante que ningún otro rey – ni aun David ni Salomón – la celebró como Josías.
Como capellán en las prisiones he observado muchas Pascuas de los judíos. He participado en un montón de celebraciones del nacimiento de Jesús y su resurrección. Yo sé cuan fácil puede ser perder el verdadero significado en tradiciones y rutinas, pero también soy un testigo de las maravillas que Dios ha hecho en ellas. Creo que la navidad y pascua son muy importantes para la iglesia.
¡El mejor rey!
Hay algo más muy importante acerca de Josías. Segundo de Reyes 23:25 dice:
Ni antes ni después de Josías hubo otro rey que, como él, se volviera al Señor de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas, siguiendo en todo la ley de Moisés.
Eso es increíble. Mejor que David. El mejor rey en toda la historia de la nación, lo cual hace aún más desconcertante lo que viene después.
El error que le costó la vida
Con ese tipo de inicio se esperaría que Josías tendría un reinado notable, y probablemente lo era para los próximos dieciséis años. Pero entonces, como sucede a menudo, vino una prueba, y Josías falló fatalmente la prueba.
Tiempo después de que Josías terminó la restauración del templo, Necao, rey de Egipto, salió a presentar batalla en Carquemis, ciudad que está junto al río Éufrates, pero Josías le salió al paso. Necao envió mensajeros a decirle: «No te entrometas, rey de Judá. Hoy no vengo a luchar contra ti, sino contra la nación que me hace la guerra. Dios, que está de mi parte, me ha ordenado que me apresure. Así que no interfieras con Dios, para que él no te destruya.»
Josías no le hizo caso a la advertencia que Dios le dio por medio de Necao; al contrario, en vez de retirarse, se disfrazó y fue a la llanura de Meguido para pelear con Necao. Como los arqueros le dispararon, el rey Josías les dijo a sus servidores: «Sáquenme de aquí, porque estoy gravemente herido.» Sus servidores lo sacaron del carro en que estaba y lo trasladaron a otro carro, y lo llevaron a Jerusalén. Allí murió, y fue sepultado en el panteón de sus antepasados. Y todo Judá y todo Jerusalén hicieron duelo por él (2 Crónicas 35:20-24).
No sabemos por qué Josías sintió la necesidad de involucrarse en esta batalla. Egipto y Asiria se habían unido para luchar contra Babilonia. Judá ya era un país insignificante y no tenía parte ninguna en la guerra. Necao solamente tenía que pasar por su territorio, y aun dejó claro que no tenía intención de causar problemas para Judá.
Lo que no sorprende es que un hombre piadoso como Josías sería reacio a recibir una palabra de un rey pagano como siendo de Dios. No es la única vez en la Escritura que Dios habla a través de un incrédulo. No sabemos por qué no usó a Jeremías, que también estuvo presente. Lo que es notable es que nunca dice que Josías buscó a Dios ni consultó con Jeremías.
Josías fue abatido en el valle de Meguido, el sitio de la gran batalla del fin que ganó fama del libro y la película en la serie Dejados Atrás. Armagedón viene del hebreo har-megiddo, la colina de Meguido, que en realidad no es una colina, sino un collado actualmente desocupado y protegido, que fue el sitio de ciudades sucesivas. Después de la muerte de Josías los ejércitos egipcios y asirios fueron destruidos por Nabucodonosor 2 de Babilonia en Carquemis.
¿Hay algo acerca de la caída de Josías que te suena familiar? ¿Cuántos hombres han salido para probar su valentía y machismo, y se meten en batallas imprudentes? ¿Estaba Josías aburrido en casa y anhelando alguna aventura? ¿Has entrado en una pelea que te hizo parecer un tonto? Retirarte sería un golpe demasiado grande a tu orgullo. Así que sigas obstinadamente presionando, aunque sabes que probablemente perderás la batalla. Comenzamos en un camino y no escuchamos advertencias ni cambiamos nuestro rumbo. Podemos perder la perspectiva y ni siquiera importa si nos matan. Cuando tenemos que disfrazarnos para llevar a cabo nuestros planes pecaminosos sabemos que estamos en problemas graves.
¿Estás hasta el cuello en una aventura imprudente? ¿Hay alguien que te ha advertido, pero tu orgullo no te permite escucharlo? ¿Te sientes la necesidad de probarte a ti mismo, o probar tu virilidad? ¡Ten cuidado!
El lamento de Jeremías
Una nota más sobre Josías demuestra cómo le estimó la nación, y menciona a Jeremías por primera vez:
Jeremías compuso un lamento por la muerte de Josías; además, hasta este día todos los cantores y las cantoras aluden a Josías en sus cantos fúnebres. Estos cantos, que se han hecho populares en Israel, forman parte de las Lamentaciones (2 Crónicas 35:25).
Dios estaba obviamente complacido con Josías, y el pueblo lo amaba. Se espera que dejaría un legado impresionante, pero lo que sigue su muerte es un desastre.
Juicio
En primer lugar, la renovación espiritual impresionante bajo su reinado no fue suficiente para detener el juicio prometido de Dios sobre Judá. Segundo de Reyes 23:26-27 dice:
A pesar de eso, el Señor no apagó el gran fuego de su ira, que ardía contra Judá por todas las afrentas con que Manasés lo había provocado. Por lo tanto, el Señor declaró: «Voy a apartar de mi presencia a Judá, como lo hice con Israel; repudiaré a Jerusalén, la ciudad que escogí, y a este templo, del cual dije: “Ése será el lugar donde yo habite.” »
¿Había algo más que Josías podía haber hecho para cambiar la situación? ¿Más oración? ¿Más ayuno? ¿Unir al pueblo en intercesión por la nación? Parece que hizo todo lo que pudo. Es posible que hay consecuencias del pecado que se puede evitar por un tiempo, pero cuando Dios ha determinado que sucediera algo, nada puede cambiarlo.
Malvados hijos de Josías
Tal vez el juicio vino porque Dios sabía el tipo de líderes que seguirían a Josías. Es aquí que vemos la parte más trágica de su patrimonio. Como un rey que revivió la espiritualidad de la nación, era sin igual, pero como padre parece ser un fracaso. Tal vez dedicó demasiado tiempo al reino y al templo.
Esto es lo que dice 2 Crónicas 36:2-4 sobre el hijo que le sucedió en el trono:
Joacaz tenía veintitrés años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén tres meses. Sin embargo, el rey de Egipto lo quitó del trono para que no reinara en Jerusalén, y le impuso al país un tributo de cien barras de plata y una barra de oro. Luego hizo reinar sobre Judá y Jerusalén a Eliaquín, hermano de Joacaz, y le dio el nombre de Joacim. En cuanto a Joacaz, Necao se lo llevó a Egipto. (2 Crónicas 36:2-4)
¡Josías creó la misma situación que destruyó a su hijo! ¿Recuerdas cómo Necao no tenía ninguna intención de atacar a Judá? De hecho, parecía preocupado por Josías, entregándole una palabra del Señor que le habría salvado la vida. Pero Josías creó problemas con Necao. Después de su derrota a manos de los babilonios, consciente de que Josías estaba muerto, Necao probablemente decidió ganar algo de su campaña militar siniestrada. Regresó a Jerusalén para destronar al rey joven, llevarlo a Egipto (donde murió), y colocar a su hermano en el trono como un rey títere. Además, impuso un tributo de 3,402 kilos de plata y 340 kilos de oro. Segunda de Reyes 23:32 hace esta sencilla evaluación de su reinado de tres meses: Joacaz hizo lo que ofende al Señor, o hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
Aunque su hermano tuvo un reinado más largo, era aún peor:
Joacim tenía veinticinco años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén once años, pero hizo lo que ofende al Señor su Dios. Por eso Nabucodonosor, rey de Babilonia, marchó contra Joacim y lo llevó a Babilonia sujeto con cadenas de bronce. Además, Nabucodonosor se llevó a Babilonia los utensilios del templo del Señor y los puso en su templo en Babilonia. Los demás acontecimientos del reinado de Joacim, y sus pecados y todo cuanto le sucedió, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. (2 Crónicas 36:5-8)
¿Por qué hay tantos hijos de grandes hombres y mujeres de Dios que no siguen el ejemplo de sus padres? ¿Cómo es posible que alguien tan excepcional como Josías produjo hijos tan malvados?
Profecía contra sus hijos
Mucho después de la muerte de Josías, Jeremías escribió sobre estos dos hijos a una nación todavía de luto por los tiempos buenos bajo Josías (Jeremías 22:10-17):
No lloren por el que está muerto,
ni hagan lamentaciones por él.
Lloren más bien por el exiliado,
por el que nunca volverá
ni verá más la tierra en que nació.
Así dice el Señor acerca de Salún hijo de Josías, rey de Judá, que ascendió al trono después de su padre Josías y que salió de este lugar: «Nunca más volverá, sino que morirá en el lugar donde ha sido desterrado. No volverá a ver más este país.
»¡Ay del que edifica su casa
y sus habitaciones superiores
violentando la justicia y el derecho!
¡Ay del que obliga a su prójimo
a trabajar de balde,
y no le paga por su trabajo!
¡Ay del que dice: “Me edificaré una casa señorial,
con habitaciones amplias en el piso superior”!
Y le abre grandes ventanas,
y la recubre de cedro y la pinta de rojo.
»¿Acaso eres rey
sólo por acaparar mucho cedro?
Tu padre no sólo comía y bebía,
sino que practicaba el derecho y la justicia,
y por eso le fue bien.
Defendía la causa del pobre y del necesitado,
y por eso le fue bien.
¿Acaso no es esto conocerme?
—afirma el Señor—.
»Pero tus ojos y tu corazón
sólo buscan ganancias deshonestas,
sólo buscan derramar sangre inocente
y practicar la opresión y la violencia.»
¡Evite los errores de Josías!
Miramos el fracaso de Ezequías con su hijo. Ahora un segundo rey tiene a un hijo cuyo corazón estaba fijado en ganancias deshonestas, la opresión, la extorsión, y derramando sangre inocente. ¡Gracias a Dios por los creyentes cuyos hijos están sirviendo fielmente al Señor! Por desgracia, puede que estén en la minoría. ¿Qué hay de tus hijos? ¿Hay algo que tú puedes hacer para dirigir sus corazones al Señor? ¿A lo menos oras por ellos con regularidad? Si son jóvenes, dedica tiempo suficiente para instruirlos en los caminos de Dios y darles un ejemplo piadoso.
Estoy seguro que Satanás estaba encantado que Josías murió como consecuencia de un error tonto. ¿Eres consciente que le encantaría verte muerto? ¿Hay posiblemente algo ahora mismo que ocupa tu corazón y puede llevarte a la destrucción? ¿Hay gente – quizás inesperada – que está advirtiéndote acerca de sus consecuencias? Hay una gran diferencia entre Dios llamándote a hacer algo y manteniendo el rumbo a pesar de la oposición, y tercamente haciendo tu propia cosa. ¡Aun los mejores hombres pueden ser conducidos a distracciones mortales!
Me bendijo mucho este estudio, me amplió la visión y me habló en lo personal. Lo único q no estuve de acuerdo fue la importancia de la Navidad, ya q para mi es paganismo.
Dios le bendiga. Me alegro que fue de bendicion para su vida. La de Navidad, entiendo los problemas, pero creo que se puede celebrar el nacimiento de nuestro Salvador sin los elementos del paganismo. Claro que no es mandado en la Biblia, y cada persona tiene que tomar su propia decision.
Estás en lo cierto
Estupendo estudio, fue de bendición para mi y para una tarea para mi instituto bíblico.
Bendiciones.
esto es un gran estudio y me avrio la mente
gracias por excelente enseñanza