Éxodo 33  No puedo sin la presencia de Dios

1El Señor le dijo a Moisés: «Anda, vete de este lugar, junto con el pueblo que sacaste de Egipto, y dirígete a la tierra que bajo juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob que les daría a sus descendientes. 

Israel pasó varios meses en Horeb, y ¡qué meses fueron!

  • Manifestaciones gloriosas del poder de Dios.
  • El acuerdo unánime de obedecer sus leyes (solo para quebrar esa promesa a pocos días).
  • El becerro de oro.
  • Moisés ayunando en la cima de la montaña en presencia de Dios.

La nación estuvo cerca de la destrucción; solo la intercesión de Moisés la salvó. Ahora, finalmente, llegó el llamado de Dios para seguir adelante. A pesar de todos nuestros altibajos, el plan de Dios para la historia no cambia. A fin de cuentas, nada puede interrumpir el establecimiento de su reino. Pero Dios todavía no quiere reclamar Israel como suyo; sigue diciéndole a Moisés que lo sacaste de Egipto, y tiene una sorpresa no deseada para Moisés.

Dios no irá con ellos

Enviaré un ángel delante de ti, y desalojaré a cananeos, amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos. Ve a la tierra donde abundan la leche y la miel. Yo no los acompañaré, porque ustedes son un pueblo terco, y podría yo destruirlos en el camino.»

Aparentemente Dios todavía está enojado con ellos. Él ya sabe cómo son, y es bastante feo. Así que decide alejarse para no destruirlos; es casi como si Él no confiara en sí mismo. Moisés intercedió y los salvó una vez, pero si caen de nuevo en el pecado, Dios teme que los aniquile. Así que va a enviar a su ángel con ellos; Dios todavía les dará la tierra, pero quita su presencia. ¿Tienen alguna opción? Si tú tuvieras que elegir entre un paraíso terrenal y la presencia de Dios contigo, ¿qué elegirías?

¿Podría ser que por esa razón a veces no sentimos la presencia de Dios? ¿Podríamos ser tercos como Israel, y por eso Dios se aleja? Tal vez está disgustado con los espectáculos que presentamos en su nombre, o con la hipocresía de gente en pecado que cantando cuánto lo aman. Podemos llegar a la tierra prometida, pero sin la gloria de su presencia. Tal vez podríamos seguir el ejemplo de Dios y enviar un asistente para resolver un problema, para que no hagamos más daño.

Cuando los israelitas oyeron estas palabras tan demoledoras, comenzaron a llorar y nadie volvió a ponerse sus joyas, pues el Señor le había dicho a Moisés: «Diles a los israelitas que son un pueblo terco. Si aun por un momento tuviera que acompañarlos, podría destruirlos. Diles que se quiten esas joyas, que ya decidiré qué hacer con ellos.» Por eso, a partir del monte Horeb los israelitas no volvieron a ponerse joyas.

¿Cuales joyas les quedaron después del oro que Aarón utilizó para el becerro? Tal vez otro tipo de joyería. Quitars las joyas es una forma de humillarse y prepararse para escuchar a Dios.

Es extraño que Dios parezca indeciso acerca de qué hacer con ellos. ¡Todavía siente tanta ira y asco que tiene miedo de que los destruyera si Él está con ellos aún por un momento! ¡Él ciertamente puede hacer eso! ¡Casi parece carecer de autodominio aquí! En efecto, quiere más tiempo para decidir qué hacer a continuación.

Me sorprende que la gente se hayan visto tan afectada por la decisión de Dios. Estaban listos para volver a Egipto y seguir a un nuevo dios de su propia creación, pero como muchos cristianos caprichosos de hoy, cuando empiezan a experimentar la distancia y el juicio de Dios, se vuelven serios y lamentan la ausencia de su presencia.

Antecedentes: la práctica de Moisés de comunión con Dios

Aquí aprendemos cómo Moisés se reunió con Dios; las conferencias en la cima de la montaña no eran nuevas. A veces queremos experiencias sobrenaturales sin cultivar una relación diaria con Dios. Con toda la responsabilidad que llevaba, Moisés probablemente necesitaba ese tiempo con Dios todos los días. Allí recibió fuerzas para seguir adelante, y dirección para el día. Más tarde, Jesús también tenía la costumbre de reunirse con su Padre temprano de mañana. ¿Y tú? ¿Tienes una «tienda de reunión»? ¿Un lugar privado donde puedes buscar a Dios todos los días, en adoración, comunión, oración, y escuchando su voz?

Moisés tomó una tienda de campaña y la armó a cierta distancia fuera del campamento. La llamó «la Tienda de la reunión con el Señor». Cuando alguien quería consultar al Señor, tenía que salir del campamento e ir a esa tienda.Siempre que Moisés se dirigía a ella, todo el pueblo se quedaba de pie a la entrada de su carpa y seguía a Moisés con la mirada, hasta que éste entraba en la Tienda de reunión. En cuanto Moisés entraba en ella, la columna de nube descendía y tapaba la entrada, mientras el Señor hablaba con Moisés. 10 Cuando los israelitas veían que la columna de nube se detenía a la entrada de la Tienda de reunión, todos ellos se inclinaban a la entrada de su carpa y adoraban al Señor. 11 Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. Después de eso, Moisés regresaba al campamento; pero Josué, su joven asistente, nunca se apartaba de la Tienda de reunión.

¡Qué relación tan íntima tenía Moisés con Dios!

  • Moisés consiguió la tienda, encontró un lugar para ella donde estaban en ese momento y la erigió. Se preparó para encontrarse con Dios, asegurándose que nada interrumpiera ese tiempo. Tal vez fue una de las primeras cosas que hizo cuando llegaron a un nuevo lugar. ¡Basta dela excusa de faltar devociones porque estás de viaje!
  • Moisés la erigió lejos de la multitud y su ruido. Era un lugar sagrado y santo, no utilizado para nada más. La mayoría de nosotros no tenemos el espacio o el dinero para una sala exclusiva u otro edificio, pero puede haber un armario o una rincón en tu casa que puedas utilizar.
  • Moisés tenía «horas de oficina» allí. La gente que necesitaba consejos de Dios fue a la tienda. Allí presumiblemente compartió su preocupación con Moisés y esperó la respuesta que él recibió de Dios. ¿Te gustaría una «tienda de reunión» que puedas visitar para recibir una palabra del Señor? Si estás en el ministerio, ¿se la ofreces a tu gente? ¿En serio buscas al Señor por su palabra para ellos?
  • Moisés disfrutó de una comunión íntima, cara a cara (no literalmente) con Dios. Dios le habló. La oración no es complicada; debe ser como hablar con un amigo. Si quieres oír de Dios, pueda que tengas que alejarte de la multitud y hacer tu propia «tienda de reunión.»

El apoyo de la comunidad fue impresionante. Sabían que su supervivencia dependía de Moisés estando en sintonía con Dios. ¡Ojalá nuestras familias y quienes nos rodean se den cuenta de eso! Todos sabían a dónde iba Moisés cuando pasó por el campamento; para ellos había algo misterioso y aterrador en esas reuniones en la tienda. Todo se detuvo, se levantaron, se pararon a la entrada de sus tiendas y lo observaron. Cuando la columna de nube se trasladó a la entrada de la tienda, comenzaron a adorar. ¡Qué glorioso apoyo espiritual para su líder cuando se reunió con Dios! ¿Les das ese tipo de apoyo a tus líderes? Si estás en el liderazgo, ¿hay algo que puedas hacer para fomentar eso en tu pueblo?

No sabemos cuánto tiempo Moisés pasó allí. Estoy seguro de que no se apresuró. Finalmente regresó al campamento y la vida cotidiana continuó. A excepción de Josué; él se quedó en la tienda; estaba allí cuando Moisés habló con Dios. ¿Por qué se quedó?

  • Tal vez él quería, estaba tan abrumado con la presencia de Dios.
  • Quizás se quedó allí adorando y asegurándose de que el ambiente espiritual estuviese preparado para la próxima reunión de Moisés.
  • Tal vez Dios habló con él.
  • O tal vez simplemente estaba custodiando la tienda de algún intruso curioso.

Este fue otro paso en la preparación del líder que los llevaría a la tierra prometida. Si tú eres un líder aspirante, ¿estás dispuesto a invertir esa cantidad de tiempo? Si ya eres un líder, ¿te llevas un Josué cuando buscas unacomunión íntima con el Señor?

Dentro de la tienda

Aunque la experiencia con el becerro de oro fue devastadora, condujo a una mayor intimidad entre Dios y Moisés. Esa es una de las bendiciones que a menudo proviene de nuestras pruebas.

De alguna manera tenemos un registro de lo que sucedió en uno de esos encuentros cara a cara:

12 Moisés le dijo al Señor:

—Tú insistes en que yo debo guiar a este pueblo, pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. También me has dicho que soy tu amigo y que cuento con tu favor. 13 Pues si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo.

¿Has leído algo en la Biblia o has recibido una palabra del Señor, pero parece que no tiene nada que ver con tu experiencia diaria? Parece que Moisés se sintió así.

  • La tarea es clara: Moisés tiene que guiar al pueblo. Pero él sabe que no puede hacerlo solo. Él había contado con la presencia de Dios, pero ya Dios ha dicho que no irá con ellos. Si Dios no va, ¿quién los acompañará? Moisés tiene que saberlo. ¿No había oído que sería un ángel? ¿O no estaba contento con esa provisión? Por mi parte, si yo estoy seguro de que Dios está conmigo, puedo hacer casi cualquier cosa. Pero, la sensación de que yo podría no estar en su voluntad o que Dios no está conmigo me asusta.
  • Dios le dijo a Moisés que lo conoce y lo aprueba. ¡Es su amigo! Ha hallado gracia de Dios. Cuenta con su favor. ¡Qué bueno! Pero Moisés quiere más: «¡Enséñame! ¡Quiero conocerte! ¡Quiero saber que tengo que hacer para continuar a tu favor!» Me recuerda las muchas veces que he oído «Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida.» ¡Qué bueno! Pero, ¿cómo puedo tener una relación con Él, para experimentar ese amor? ¿Qué debería hacer? ¿Cómo debería vivir? ¿Cuál es su plan para mí? Pastor, por favor brinda a tu congregación una enseñanza sólida y ayúdalos a conocer realmente a Dios. Hoy hay una gran falta de verdadera relación con Dios y conocimiento de sus caminos. Y tu, mi hermano, por cierto, Dios te conoce por tu nombre. Él te conoce íntimamente, y te ama, con todos tus defectos. Quiere ser tu amigo. Si estás en Cristo, ¡tú eres su hijo adoptivo, y eres favorecido!
  • Moisés tiene un ángulo adicional, que utiliza libremente: «Recuerda, esta es tu gente, Dios. No son míos. Les estás haciendo un favor al ayudarme a ser lo máximo que pueda.» Si tú eres un líder, puedes utilizar ese mismo argumento con el Señor.

14 —Yo mismo iré contigo y te daré descanso —respondió el Señor.

Dios no es muy verbal, ¿verdad? En lo que parece un cambio de su decisión anterior de no ir con ellos, Dios promete que su presencia irá con ellos. ¿O solo promete estar con Moisés? En cualquier caso, contestó la primera petición de Moisés. Y Dios le ofrece algo que no solicitó: reposo. Al reflexionar sobre todo lo que Moisés había experimentado (confrontar al faraón, llevar al pueblo de Egipto, cruzar el Mar Rojo, responder a sus quejas, mucho ayuno, el becerro de oro), ya vemos por qué Moisés necesita descansar. A veces los líderes cristianos pueden creer que la fatiga es parte de su llamado. Descuidan el mandato de Dios de separar un día de reposo para recargar las baterías y pasar tiempo con el Señor. ¡Dios quiere darte descanso! Puede que tus circunstancias no sean tranquilas, pero te puede dar ese descanso.

15 —O vas con todos nosotros —replicó Moisés—, o mejor no nos hagas salir de aquí. 16 Si no vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber, tu pueblo y yo, que contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra?

¿No escuchó Moisés lo que el Señor acaba de decir? ¿O solo quiere una confirmación? ¿O es «adicto» a la presencia de Dios?

  1. Sin la presencia de Dios, no vale la pena vivir. Yo no puedo seguir. Tengo que tener su presencia. Ahí se encuentra la vida. Algunos han sugerido que el infierno es simplemente la ausencia de la presencia de Dios. Hay demasiadas personas que solo experimentan un toque de su presencia en la iglesia. Hay que vivir en su presencia todos los días. Es muy fácil seguir adelante por nuestra cuenta y dejarlo atrás, o dejar que la televisión e Internet reemplacen su presencia. ¿Tienes que volver a la «tienda de reunión»?
  1. Es importante que los demás sepan que Dios está contento conmigo, contigo y con tu iglesia. Si no hay evidencia de su presencia, no hay manera de que lo sepan. Si Dios está contigo y anda contigo en lo que estás haciendo, será evidente para los demás; se acercarán a ti y a Cristo. Una iglesia sin la presencia de Dios es solo un club social o espectáculo, y no es atractivo en un nivel profundo.
  1. Una de las señas fundamentales del creyente es la presencia de Dios con él. Sin eso, realmente no hay mucha diferencia entre tú y la gente del mundo.

17 —Está bien, haré lo que me pides —le dijo el Señor a Moisés—, pues cuentas con mi favor y te considero mi amigo.

Parece que con frecuencia Dios repite lo que dice, tal vez porque sabe que somos lentos para escuchar. Acaba de decirle a Moisés que está complacido con él, que lo conoce por nombre, y así le concede su petición. Moisés está progresando y ahora tiene más denuedo:

18 —Déjame verte en todo tu esplendor —insistió Moisés.

Moisés probablemente vio más de la gloria de Dios que cualquiera de nosotros, pero cuando ves su gloria, quieres más. Moisés no está pensando en lo que él puede obtener de la relación o la gran mansión que puede conseguir en la tierra prometida. Él no está pensando en su éxito guiando al pueblo. Él solo quiere ver la gloria de Dios. ¿Tienes ese anhelo de Dios?

19 Y el Señor le respondió:

—Voy a darte pruebas de mi bondad, y te daré a conocer mi nombre. Y verás que tengo clemencia de quien quiero tenerla, y soy compasivo con quien quiero serlo. 20 Pero debo aclararte que no podrás ver mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida.

Dios es muy misericordioso con Moisés, pero tal vez Moisés no entiende lo que está pidiendo. ¿Qué hará Dios?

  1. Su bondad pasará delante de él.
  1. Proclamará su nombre (el Señor) en su presencia.
  1. Será una auto-revelación impresionante, pero a Dios le preocupa darle demasiado a Moisés. Dios retiene su soberanía. Moisés puede influir en Él, pero Dios tendrá misericordia y compasión de quien quiera.

Moisés fue muy privilegiado, pero no pudo ver toda su gloria. No puede ver su rostro, porque lo mataría. En cierto sentido, la petición de Moisés fue contestada en el monte de la transfiguración, cuando vio el rostro de Jesús resplandeciente con la gloria de Dios.

21 »Cerca de mí hay un lugar sobre una roca —añadió el Señor—. Puedes quedarte allí. 22 Cuando yo pase en todo mi esplendor, te pondré en una hendidura de la roca y te cubriré con mi mano, hasta que haya pasado. 23 Luego, retiraré la mano y podrás verme la espalda. Pero mi rostro no lo verás.

En lo que los teólogos llaman «antropomorfismos,» Dios expresa características muy humanas: la mano, la espalda, la cara. De alguna manera lleva a Moisés y lo pone en una hendidura en la roca.

  • ¿Cómo se siente al estar cubierto allí por la mano de Dios?
  • ¿Qué sucedió cuando Dios pasó?
  • ¿Trató Moisés de echar un vistazo?
  • ¿Qué vio Moisés cuando vio la espalda de Dios?

El capítulo termina con esta imagen tentadora, pero sin ninguna descripción de lo ocurrido. Tal vez fue más allá de la capacidad de Moisés para escribir.

¿Tienes hambre de la presencia de Dios? ¿Es más importante para ti que cualquier otra cosa? ¿Tienes una «tienda de reunión» donde realmente puedes encontrarte con Dios? ¿O hace mucho tiempo que no has disfrutado de comunicación «cara a cara» con Dios, hablando con Él como lo harías con un amigo? ¿Estás seguro de que Dios te acompaña en tus esfuerzos? ¿O lo has dejado atrás, posiblemente sin saberlo?

 

Éxodo 32: El corazón de un hombre de Dios

Moisés estaba disfrutando una comunión íntima con Dios, recibiendo las leyes que regirían la nación, que Dios en su gracia escribió en tablas de piedra. Estaba felizmente ignorante de que su pueblo se dedicaba a la embriaguez y la adoración de ídolos. Pero muy pronto habrá un duro despertar para Moisés. La experiencia en la cima de la montaña se ve interrumpida por esta emergencia en el campamento.

El Señor le dijo a Moisés: —¡Baja ya de la montaña! Tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido.

Lee este verso cuidadosamente. ¿Notas algo inusual en la forma en que Dios se refiere a Israel? Es tu pueblo, Moisés, que sacaste de Egipto. Dios se está distanciando de ellos, de manera similar a un padre que le habla a su esposa acerca de tu hijo cuando el niño se porta mal, pero es mi hijo cuando lo hace bien.

Una oferta que puede parecer difícil de rechazar

Demasiado pronto se han apartado del camino que les ordené seguir, pues no sólo han fundido oro y se han hecho un ídolo en forma de becerro, sino que se han inclinado ante él, le han ofrecido sacrificios, y han declarado: “Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!”

»Ya me he dado cuenta de que éste es un pueblo terco —añadió el Señor, dirigiéndose a Moisés—. 10 Tú no te metas. Yo voy a descargar mi ira sobre ellos, y los voy a destruir. Pero de ti haré una gran nación.

Dios parece muy listo para renunciar a su pueblo.¿Puede Dios hablar precipitadamente, como nosotros, en el calor del momento? ¿Está Él solo enojado, o es una prueba del compromiso de Moisés con ellos? Dios no ha negado su promesa de llevar a un pueblo a la tierra que fluye leche y miel, o de formar una nación; solamente sería mucho más pequeña, los descendientes de aquel hombre que se ha permanecido fiel a Él. Pero Dios ya había intentado eso con Noé, y no fue muy exitoso.

¿Estarías tentado por esta oferta? Moisés no tuvo mucho tiempo con ellos, y ya tenía muchas malas experiencias. ¡Qué bueno sería estar libre de sus quejas y formar un pueblo sin todos sus problemas! Pero Moisés parece muy consciente de que aceptó la responsabilidad de llevar a este pueblo a Canaán, y aun los ama.

Muchas veces en la Biblia, a Israel se le llama duro de cerviz, pero todos nosotros continuamente probamos la paciencia de Dios y le damos dolores de cabeza. Sin duda, parece más fácil destruirlos, pero afortunadamente hay alguien que se levanta a interceder por ellos (y por nosotros).

11 Moisés intentó apaciguar al Señor su Dios, y le suplicó:

—Señor, ¿por qué ha de encenderse tu ira contra este pueblo tuyo, que sacaste de Egipto con gran poder y con mano poderosa? 12 ¿Por qué dar pie a que los egipcios digan que nos sacaste de su país con la intención de matarnos en las montañas y borrarnos de la faz de la tierra? ¡Calma ya tu enojo! ¡Aplácate y no traigas sobre tu pueblo esa desgracia!13 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel. Tú mismo les juraste que harías a sus descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo; ¡tú les prometiste que a sus descendientes les darías toda esta tierra como su herencia eterna!

14 Entonces el Señor se calmó y desistió de hacerle a su pueblo el daño que le había sentenciado.

La nación salvada por la intercesión de Moisés

Esta es la primera de dos oraciones impresionantes en este capítulo. Se notan varias cosas:

  • Está claro que Moisés tiene un verdadero compromiso con el Señor, a diferencia del pueblo.
  • En lo que casi parece un juego, Moisés da vuelta las palabras de Dios: «Es tu pueblo, que tu sacaste de Egipto. ¡No trates de entregarlo a mí!» Es una perspectiva importante para un pastor: Dios te haya dado autoridad sobre una iglesia, pero sigue siendo suya.
  • Como muchas oraciones bíblicas, Moisés presenta un caso con Dios (como abogado frente al juez en el tribunal), como si Dios se hubiese olvidado en el calor de su ira:
  • “Ya has trabajado poderosamente a favor de esta gente. Los sacaste de Egipto. Después de hacer todo eso, no tiene sentido destruirlos.”
  • Moisés era muy listo, y sabe que Dios trata con algo más que solo Israel: “Recuerda que quieres glorificarte a ti mismo en toda la tierra. ¿Realmente quieres que sepan que eres un Dios impulsivo que libera a su pueblo solo para destruirlo? Piensa en tu reputación.”
  • “Tú vas a romper c tu palabra, tu promesa y tu pacto. ¿Te acuerdas de Abraham? ¡Juraste por ti mismo cuando hiciste esa promesa! ¡Por cierto, no puedes marchar atrás!”
  • Con ese caso sólido, Moisés hace una solicitud simple pero obvia: “No lo hagas. Arrepiéntete de tu ira.” Y, sorprendentemente, Dios lo escucha y se arrepiente.

Puede ser difícil entender la idea de Dios «arrepintiéndose,» pero en la Biblia muchas de sus promesas y advertencias están condicionadas a nuestra respuesta. Hay un juicio amenazado, pero si nos arrepentimos y volvemos a Dios, sea posible evitarlo. Esto demuestra dramáticamente la importancia de un intercesor, un sacerdote. Alguien que se interpone entre Dios y un pueblo pecador. Alguien con una mente clara que conoce a Dios y está dispuesto a acercarse a Él con valentía. No entendamos todas las dinámicas, pero de alguna manera Dios ha elegido trabajar junto con nosotros, y ha ordenado la oración como un medio para influir al Señor del universo.

Así Moises salvó a su pueblo de la destrucción; ahora tiene que bajar y enfrentarlo. Hay algunos intercesores que se quedan en su closet de oración, pero el pastor tiene que meterse en medio del desorden y arreglar las cosas.

15 Moisés volvió entonces del monte. Cuando bajó, traía en sus manos las dos tablas de la ley, las cuales estaban escritas por sus dos lados. 16 Tanto las tablas como la escritura grabada en ellas eran obra de Dios.

17 Cuando Josué oyó el ruido y los gritos del pueblo, le dijo a Moisés:

—Se oyen en el campamento gritos de guerra.

18 Pero Moisés respondió:

«Lo que escucho no son gritos de victoria,
ni tampoco lamentos de derrota;
más bien, lo que escucho son canciones.»

Hacia abajo de la cima de la montaña

¿Te imaginas esta caminata bajando la montaña? Moisés ha pasado cuarenta días de ayuno. Él debe estar muriéndose de hambre. Más importante aún, no está seguro de lo que va a encontrar cuando llegue abajo, pero sabe que va a ser malo, por lo que Dios esté tan enojado. Él sabe que un trabajo duro lo espera. Deuteronomio 9:15 dice que el monte estaba ardiendo con fuego. Moisés va a hacer una entrada dramática.

El verso 17 nos recuerda que Moisés no está solo; Josué estuvo con él los 40 días. Tal vez bajando de la montaña estaban discutiendo cómo responder a la crisis. Esta fue una formación importante para el próximo líder. Es un gran ejemplo de la importancia de invertir tiempo y sabiduría en una persona más joven. ¡Llévalos contigo dondequiera que vayas! Permite que te vean en oración y en algunas de las luchas agonizantes que un pastor atraviesa.

Es un poco extraño que Moisés no le haya dado su preciosa carga al hombre más joven para llevar. Pero Dios se la había confiado a él, y fue uno de los tesoros más preciosos que se le habían dado a un hombre: Las tablas de la ley inscritas por Dios mismo.

Cuando se acercaron al campamento, los gritos se vuelven más fuertes. Josué cree que es el sonido de la guerra, fue tan intenso. Pero Moisés lo reconoce como un canto, no en adoración a Dios, sino el canto de los borrachos, o de adoración pagana, que aprendieron en Egipto.

19 Cuando Moisés se acercó al campamento y vio el becerro y las danzas, ardió en ira y arrojó de sus manos las tablas de la ley, haciéndolas pedazos al pie del monte. 20 Tomó entonces el becerro que habían hecho, lo arrojó al fuego y, luego de machacarlo hasta hacerlo polvo, lo esparció en el agua y se la dio a beber a los israelitas. 

La ira de Moisés

Ahora Moisés se enoja. Dios había visto lo que Moisés no pudo ver en la montaña. Fue dichoso que no lo viera, porque si no, podría haber estado de acuerdo con el plan de Dios para destruirlos. Su ira ardiente conduce a dos respuestas dramáticas:

  • Como un chico dando un puñetazo a la pared o tirando algo, Moisés arrojó las tabletas que Dios había escrito, rompiéndolas en pedazos. ¡Imagina encontrar algunas de esas piezas hoy! Tal vez Moisés pensó que estas nobles leyes de Dios todopoderoso eran inútiles con un grupo tan rebelde. Fue un acto impulsivo, pero no fue peor que Dios intentando a destruir todo el pueblo. Puede ser mejor romper algunas tabletas que matar a alguien. Dios nunca reprende a Moisés, y más tarde reemplaza con gracia las tabletas.
  • Es difícil imaginar exactamente cómo lo hizo, pero Moisés destruyó el becerro, mezclándolo con agua y obligandolos a beberla. ¡Ese fue el final de todo su oro! ¡La rebelión puede ser muy costosa! ¡Y humillante!

¿Se equivocó Moisés al enojarse tanto? Nunca lo sugiere. Dios también estaba enojado. Pero sí, suena abusivo obligarlos a beber agua doroda. Podemos hacer cosas destructivas y precipitadas en nuestra ira. ¡Ten cuidado! Si te enojas, ¡no peques!

25 Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado y que Aarón les había permitido desmandarse y convertirse en el hazmerreír de sus enemigos, 26 se puso a la entrada del campamento y dijo: «Todo el que esté de parte del Señor, que se pase de mi lado.» Y se le unieron todos los levitas.

Moisés hace un reto audaz

¡Parece que Moisés encontró su voz! ¿Recuerdas su argumento con Dios en la zarza ardiente? Él tenía algún problema con el habla. Fue por eso que se involucró a Aarón: él iba a ser su portavoz. Bueno, Aarón está en disciplina, y no tiene nada que decir. ¡Y Moisés parece muy capaz de hablar!

Una situación dramática exige una respuesta dramática. Moises los hace un reto audaz: Si estás listo para arrepentirte, deja esta idolatría, comprométete con Dios y ven a mí. Cuando la gente está desenfrenada, necesita a alguien con autoridad que se ponga de pie y proclame la Palabra de Dios, llamándolos de nuevo al Señor. Aarón era un líder débil que no hizo nada para detener su rebelión. A veces los líderes simplemente se retiran y dejan a la gente autodestruirse. No Moisés. Ya lo hizo claro con Dios que permanecería hasta el final con este pueblo de dura cerviz. Pero él solo puede seguir adelante con aquellos que están verdaderamente con el Señor.

Hay un lugar para la paciencia, que le da a la gente tiempo para bregar con su pecado e idolatría. Pero hay gran necesidad de hombres valilentes como Moisés, listos para levantarse para defender la verdad y la justicia. ¡No se puede establecer una iglesia con personas que no están realmente comprometidas con Cristo! Sí, está bien estar inclusivo y amoroso, pero la Biblia hace declaraciones muy claras acerca de quién puede y quién no puede entrar en el reino de Dios. Tú puedes temer perder la mayor parte de tu iglesia si haces este tipo de llamada. Moisés aparentemente perdió la mayor parte de Israel. Solo su propia tribu, los levitas, se juntaron con él, y eso podría haber sido más por lealtad tribal que por verdadera devoción a Dios. Muy pronto su compromiso será probado.

27 Entonces les dijo Moisés: «El Señor, Dios de Israel, ordena lo siguiente: “Cíñase cada uno la espada y recorra todo el campamento de un extremo al otro, y mate al que se le ponga enfrente, sea hermano, amigo o vecino.” » 28 Los levitas hicieron lo que les mandó Moisés, y aquel día mataron como a tres mil israelitas. 29 Entonces dijo Moisés: «Hoy han recibido ustedes plena autoridad de parte del Señor; él los ha bendecido este día, pues se pusieron en contra de sus propios hijos y hermanos.»

Purificando la nación

La tribu de Leví todavía no había sido separada como la tribu sacerdotal. Pero su celo y fidelidad fueron recompensados con ese gran privilegio.

Es cierto que Dios se arrepintió de destruir la nación, pero todavía tenían que pagar por su pecado, y aparentemente Dios le dijo a Moisés qué hacer. El juicio sería despiadado: hermanos, amigos y vecinos morirían. Es parecido a lo que Jesús habló del último día, cuando los miembros de una familia se traicionarán unos a otros. ¿Estás dispuesto a purificar tu hogar, tu familia y tu iglesia? No, no estoy hablando de matarlos. Pero las escrituras como 1 Corintios 5 nos aconsejan acerca de la disciplina en la iglesia, procedimientos que casi nunca guardamos. ¡Demasiados padres y pastores son cobardes para enfrentar al pecado en sus casas e iglesias!

Las leyes que Dios dio a Moisés impusieron la pena de muerte por muchas cosas que rutinariamente pasamos por alto hoy en día,  como la rebelión en nuestros hijos o el pecado sexual. ¡Con razón nuestras iglesias son débiles! ¿Podría ser hora de tomar la «espada del Señor» y con valentía desafiar al pecado en nuestro medio? Será doloroso y evocará una gran protesta.

30 Al día siguiente, Moisés les dijo a los israelitas: «Ustedes han cometido un gran pecado. Pero voy a subir ahora para reunirme con el Señor, y tal vez logre yo que Dios les perdone su pecado.»

31 Volvió entonces Moisés para hablar con el Señor, y le dijo: —¡Qué pecado tan grande ha cometido este pueblo al hacerse dioses de oro! 32 Sin embargo, yo te ruego que les perdones su pecado. Pero si no vas a perdonarlos, ¡bórrame del libro que has escrito!

33 El Señor le respondió a Moisés: —Sólo borraré de mi libro a quien haya pecado contra mí. 34 Tú ve y lleva al pueblo al lugar del que te hablé. Delante de ti irá mi ángel. Llegará el día en que deba castigarlos por su pecado, y entonces los castigaré.

35 Fue así como, por causa del becerro que había hecho Aarón, el Señor lanzó una plaga sobre el pueblo.

Moises vuelve a subir la montaña

No dice exactamente por qué los levitas detuvieron la matanza, pero Dios lo deja muy claro: de un modo u otro, todo el que peque contra Dios tiene que pagar. Moisés puede llamar a la nación a arrepentirse, interceder y detener el juicio por un tiempo, pero ahora mucha gente morirá de una plaga. Y después de todo, Dios borra de su libro todo aquel que no se someta a Él. Él no sería justo si no lo hace.

Deuteronomio 9 nos dice que Moises ayunó cuarenta días más. Ojalá tuviese la oportunidad de comer mientras estaba en el campamento, ¡tal vez las sobras de las fiestas interrumpidas! También nos dice que Moisés temía la ira de Dios, pero de todos modos subió al monte.

Esta vez Moisés no hizo un gran argumento. Su oración es de desesperación, y es extrema: “Perdónalos, o envíame al infierno. Borra mi nombre de tu libro.” Me recuerda a Pablo en Romanos 9, dispuesto a ser maldecido a cambio de la salvación de Israel. Moisés ofrece soportar la ira de Dios por el pecado de su pueblo. Está listo para sacrificarse a sí mismo, como lo hizo Cristo. Es una impresionante manifestación del gran amor que tiene por ellos. En Deuteronomio 9 Moisés también le pide a Dios que perdone a Aarón.

Moisés es muy perceptivo. Entiende que de alguna manera la expiación es necesaria. Alguien tiene que pagar por el pecado, y él está dispuesto a pagar con su propia vida. Nosotros sabemos que solo un sacrificio perfecto puede satisfacer la ira de Dios. Solo el sacrificio de su propio Hijo expía nuestro pecado. Es interesante que Moisés conozca un «libro» que contiene los nombres de aquellos que entrarán en el reino de Dios.

Dios no responde a su petición. Eso tampoco sería justo. Los que pecan deben morir. Ahora no hay nada más que Moisés pueda hacer. Ha hecho su parte purificando el campamento. Ahora le toca a Dios. Moisés solo puede pedirle por misericordia.

La nación ha sufrido una herida muy fea que va a costar mucho sanar. Están desconcertados, y en duelo por los muchos muertos. La fiesta se acabó, y ahora hay temor de Dios. Pero de alguna manera después del juicio, tenemos que levantarnos y seguir adelante. La misión de Moisés permanece intacta. Todavía conducirá al pueblo. La promesa de Dios no ha cambiado. Todavía llegarán a su destino, aunque Dios ni siquiera puede decir «tierra prometida» en este momento. Solo es «el lugar del que yo hablé.» También le ofrece a su ángel que vaya delante de ellos. Eso suena bien, pero el próximo capítulo revelará que Moisés no está satisfecho. Él sabe que Dios se ha distanciado; su presencia ya no irá con ellos. No puede soportarlos. Va a enviar a su ángel en su lugar. Moisés no puede soportar esa distancia de su Dios. Sin su presencia, él no puede. Pero esa es la historia del próximo capítulo.

¿Puedes hacer lo que hizo Moisés?

Estoy muy impresionado con lo que veo en Moisés aquí. ¡No es fácil pastorear al pueblo de Dios! Es muy costoso: ayunar durante cuarenta días, ser rechazado, tomar decisiones agonizantes y pasar horas en oración intercediendo por un pueblo que solo le causa dolores de cabeza. Pero en medio de todo eso,  aquí vemos el corazón de un verdadero hombre de Dios. Es un corazón manifestado plenamente en Jesucristo. Estoy muy agradecido por Jesús y el precio que Él pagó por mis pecados, y por el perdón y la expiación que me ofrece. Tú y yo tenemos a un gran sumo sacerdote intercediendo por nosotros, parecido a lo que hizo Moisés. También soy consciente de que Jesús me llama a entregar mi vida tal como Él lo hizo, y amar con su amor ágape. Ese es un tremendo desafío. ¿Estás dispuesto a hacerlo, con su ayuda?

 

Éxodo 32: Un becerro de oro surge del fuego

Este es un capítulo muy impresionante. Muchos han visto la película Los Diez Mandamientos y conocen la historia del becerro de oro, pero en medio del drama hay algunos mensajes profundos para nosotros.

Moisés ha estado en el monte cuarenta días, recibiendo la Ley directamente de Dios mismo. Subió en un resplandor de gloria, después de una demostración de la majestad de Dios y la validación de su liderazgo. Los ex-esclavos de Israel han experimentado mucho para fortalecer su fe:

  • Plagas que destruyeron la tierra de Egipto.
  • Pasando por el Mar Rojo en tierra seca.
  • La presencia física de Dios en la columna de fuego y nube.
  • Agua de una roca.
  • La provisión diaria de maná para comer.

Eso parece suficiente para establecer su fe y consolidar su compromiso con Dios. Pero no. Después de solo cuarenta días ellos están listos a recurrir a otros dioses.

Es fácil condenarlos, pero están recién liberados de cientos de años de esclavitud, y solo han conocido a Moisés desde hace unos meses. Es muy diferente para nosotros: tenemos el apoyo de una comunidad de fe y recibimos mucho estímulo espiritual. Ellos son como niños en este momento. Cuarenta días sin mamá o papá es como toda una vida para un niño. No pueden soportarlo más.

1Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y le dijeron: —Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!

En su temor hacen tres cosas:

  1. Buscan a la persona más cercana al líder desaparecido. Si te sientes abandonado por un pastor, es probable que vayas a un pastor asistente o anciano. Tu tendencia natural es buscar algún líder.
  2. Piden dioses que los lleven a la tierra prometida. Todavía no tenían el concepto de monoteísmo. Probablemente fueron influenciados por la religión de Egipto, y creían que hay una multitud de dioses para elegir; si uno no sirve, se puede probar a otro. Suena ridículo, pero la gente hoy lo hace mucho.
  3. Expresan su consternación ante la pérdida de su líder.

¿Te ha decepcionado un líder? ¿Tal vez no cumplió sus promesas? ¿No estaba presente cuando lo necesitabas? Nos recuerda cómo nuestra fe puede centrarse en un hombre. Él ocupa una posición de tanta importancia para ti que tu relación con Dios sufre mucho si él falla en algo. Hicieron lo correcto cuando fueron a Aarón, pero como veremos en un momento, Aarón tenía sus propios problemas. Ten cuidado de no poner toda tu confianza en un hombre.

Abandono por Dios

En un nivel más profundo, a pesar de todo lo que Dios había hecho, no estaban al tanto de su presencia sin Moisés. Todavía no lo conocen. Su fe no se ha desarrollado. Hay temor de lo que les sucedería sin Dios. Sí, puede parecer que todos esos milagros serían suficientes para confirmar que Dios estaba con ellos, pero no es así. Como ya hemos visto en Éxodo, y como lo confirma nuestra experiencia, tenemos memorias muy cortas en cuanto a milagros. Si tú basas tu fe en ellos, necesitarás un suministro constante. Somos propensos a las dudas y la incredulidad.

Normalmente nos sentimos abandonados por Dios cuando Él no contesta nuestra oración como esperamos:

  • Cuando un ser querido muere.
  • Cuando no hay curación.
  • Cuando las cosas van mal y parece que a Dios no le importa.

Dios dijo muy claramente que los llevaría a la Tierra Prometida. Nosotros sabemos que Él no es un Dios malvado o caprichoso que liberaría a su pueblo de Egipto solo para dejarlos morir en el desierto, pero ellos todavía no tenían esa confianza, y no tenían una comunidad de creyentes para rodearlos y alentarlos. No había Biblia, el tabernáculo no había sido construido y no había servicios religiosos; su religión era muy primitiva.

De alguna manera ellos creen que pueden hacer sus propios dioses para reemplazar al que los abandonó. Eso nos parece una locura, pero ¿no hacemos constantemente dioses para satisfacer nuestras necesidades? ¿Estás tentado a seguir a un dios de tu propia creación? Puede ser una mujer o un hombre de negocios que promete riqueza y poder. Jesús prometió que nunca te dejaría ni te desampararía. Si te sientes lejos de Dios, adivina ¿quién se movió?

Aarón les respondió: —Quítenles a sus mujeres los aretes de oro, y también a sus hijos e hijas, y tráiganmelos.

Todos los israelitas se quitaron los aretes de oro que llevaban puestos, y se los llevaron a Aarón, quien los recibió y los fundió; luego cinceló el oro fundido e hizo un ídolo en forma de becerro. Entonces exclamó el pueblo: «Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!»

Cuando Aarón vio esto, construyó un altar enfrente del becerro y anunció: —Mañana haremos fiesta en honor del Señor.

En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se entregó al desenfreno. 

Líderes débiles

Cuando Moisés subió al monte, le confió el pueblo a Aarón. No tenía otra opción; ¡tenía una reunión con Dios Todopoderoso! Un pastor no puede siempre estar en la iglesia, pero cuando se va, el lobo ve la oportunidad de devastar a las ovejas. Aarón tuvo que ejercer autoridad en ausencia de Moisés, pero él dejó que la gente siguiera su propio rumbo. ¿Quería complacer a la gente, faltaba una verdadera relación con Dios, o era simplemente débil y cobarde? Tal vez todo eso, pero fracasó  gravemente y fue responsable de la muerte de miles de personas.

Aarón debe ponerse de pie con valentía y decir: «¿Están locos? ¡Basta ya! ¿Después de todo lo que Dios ha hecho por ustedes? ¡No puedo hacerlo y no haré dioses para ustedes! ¡Hay un sólo Dios y ya han visto suficiente de su gloria para saber que no se puede jugar con Él! Detén estas tonterías ahora mismo. Moisés volverá. ¡Con la columna de fuego y nube, Dios les guiará fielmente a la tierra que fluye leche y miel!»

Su nuevo dios

Dios había tocado a los egipcios para dar sus joyas y oro a los israelitas cuando se fueron; ahora Aarón pidió ese oro. ¡Ten cuidado con los que quieren tu oro! ¡Lo pueden usar para hacer su propio ídolo! ¿Cómo puede la gente creer que un becerro de oro que formó Aarón de sus pendientes fue el dios que los sacó de Egipto? Solo confirma cuán vulnerables somos al engaño espiritual. Y Aarón lo hizo peor, construyendo un altar frente al becerro y proclamando un festival para el «Señor.» Él estaba mezclando aspectos de la verdadera fe con su idolatría, aumentando aún más su confusión. Es parecido a lo que ha sucedido cuando el Evangelio llega a un nuevo país y mezclan elementos de su religión indígena con el cristianismo.

Echar la culpa

Vemos una prueba más de la debilidad de Aarón cuando Moisés lo confronta:

21 A Aarón le dijo: —¿Qué te hizo este pueblo? ¿Por qué lo has hecho cometer semejante pecado?

22 —Hermano mío, no te enojes —contestó Aarón—. Tú bien sabes cuán inclinado al mal es este pueblo. 23 Ellos me dijeron: “Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!” 24 Yo les contesté que todo el que tuviera joyas de oro se desprendiera de ellas. Ellos me dieron el oro, yo lo eché al fuego, ¡y lo que salió fue este becerro!

Aarón sabe que Moisés está furioso, y hace lo que la mayoría hace cuando está enfrentado con un error: negarlo y culpar a otros. Pero Moisés no es engañado, y pone toda la responsabilidad en Aarón. No puede creer que su hermano haya sido influenciado y llevado al pecado tan fácilmente. Es trágico cuando alguien con autoridad lleva a la gente a pecar.

Moisés tenía sus propios problemas con la gente, y Aarón espera poder simpatizar recordándole, correctamente, que son propensos al mal. Como lo hizo Satanás en el jardín, Aarón mezcla la verdad y la mentira. ¡Él viene con este invento fantástico de un becerro que milagrosamente sale del fuego!

Todos cometemos errores. Se necesita madurez para ser honesto y aceptar la responsabilidad de lo que hemos hecho, y sufrir las consecuencias. Culpar y mentir es cobardía. Siempre es mejor confesar, pedir misericordia y hacer lo que sea necesario para arreglar las cosas.

No seas un líder cobarde como Aarón. Ten cuidado de no complacer a la gente y hacer cosas que tú sabes no están bien. Si tú todavía estás intentando huir de algo malo que has hecho, es mejor asumir la responsabilidad y pagar el precio.

La tendencia a la idolatría

No está en nuestra naturaleza permanecer fiel a Dios. Necesitamos estímulo constante, alimento de la Biblia, la ayuda del Espíritu de Dios y líderes piadosos que nos guíen en los caminos del Señor. Nuestra tendencia natural es a la idolatría. Por supuesto, hoy no somos tan ignorantes como para creer que un becerro de oro fuese un dios, pero tenemos muchos ídolos hoy. La mayoría de los cristianos pasan mucho más tiempo frente a la computadora y la televisión que en presencia de Dios; están más influenciados por la cultura que por la Palabra de Dios.

Esta fue probablemente su primera fiesta en libertad. Estaban desenfrenados, comiendo y bebiendo bebida fuerte. Estaban gritando (lo que Josué pensó eran gritos de guerra), y cantando y bailando. Se habían convertido en el hazmerreír de sus enemigos, que aparentemente estaban lo suficientemente cerca para escuchar lo que estaba sucediendo. Sin alguien que nos guíe, nos desenfrenamos y caemos en toda clase de pecado. Con razón Dios ha establecido autoridad en la sociedad, la iglesia y la familia.

Esta es la parte desalentadora de la historia. En el próximo capítulo vamos a ver el increíble contraste que Moisés ofrece, en un rescate de su pueblo que nos recuerda la salvación de Cristo. Si Dios te ha llamado a ser un líder, aprende del mal ejemplo de Aarón. Ten cuidado de no ser motivado por un deseo de complacer a la gente. Asume la responsabilidad de tus errores. Levántate para defender lo que sabes que es correcto. Si te sientes defraudado por Dios o por un pastor, está bien sentirse herido, enojado y consternado. Pero no permitas que el miedo y la ira te cieguen a todo lo que Dios ha hecho por ti, y por millones de otras personas a lo largo de los siglos. ¡No te rindas! ¡No busques otros dioses! ¡Resiste la tendencia natural del ser humano a la idolatría!

 

Éxodo 24  ¿Estás listo para un encuentro con Dios?

1También le dijo el Señor a Moisés: «Sube al monte a verme, junto con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel. Ellos podrán arrodillarse a cierta distancia, pero sólo tú, Moisés, podrás acercarte a mí. El resto del pueblo no deberá acercarse ni subir contigo.»

Moisés fue y refirió al pueblo todas las palabras y disposiciones del Señor, y ellos respondieron a una voz: «Haremos todo lo que el Señor ha dicho.» Moisés puso entonces por escrito lo que el Señor había dicho.

Obediencia total

Moisés descendió del Monte Sinaí, llevando la ley de Dios a su pueblo. ¡Imagina esta multitud escuchando esas palabras! No está claro si Moisés pidió una respuesta, o si fue espontánea, pero con gusto las recibió: Esta es una buena palabra, y queremos obedecerla. Igual a otras ocasiones, son unánimes (y tal vez demasiados rápidos) para prometer hacer todo lo que Dios ha mandado. ¡Vale la pena reflexionar sobre todas las implicaciones de lo que afirmamos!

Es importante darle a la iglesia la oportunidad de considerar sinceramente si están dispuestos a obedecer a Dios. Es bueno tener una respuesta afirmativa unánime, como Israel aquí, pero hablar es fácil. Es fácil pasar al frente o levantar la mano en la iglesia, pero puede cambiar al día siguiente, en casa o en el trabajo.

Escribe lo que Dios dice

No sabemos si Dios le mandó hacerlo, pero con la palabra fresca en su memoria, Moisés escribió todo lo que Dios había dicho. Gracias a Dios por los líderes (hoy y en el pasado), que cuidadosamente preservan la Palabra de Dios. Con esto acabado, Dios llama a Moisés para que suba otra vez para un encuentro nuevo. Esta vez los setenta ancianos, junto con Aarón y sus hijos, lo acompañan.

Si tú eres pastor y has tenido un encuentro poderoso con Dios, tienes la oportunidad y el privilegio de traer a otros contigo (tal vez a un retiro) para también estar con Dios. Aquí solo Moisés realmente pudo acercarse a Dios; los demás siguen en adoración.

A la mañana siguiente, madrugó y levantó un altar al pie del monte, y en representación de las doce tribus de Israel consagró doce piedras.Luego envió a unos jóvenes israelitas para que ofrecieran al Señor novillos como holocaustos y sacrificios de comunión. La mitad de la sangre la echó Moisés en unos tazones, y la otra mitad la roció sobre el altar. Después tomó el libro del pacto y lo leyó ante el pueblo, y ellos respondieron:—Haremos todo lo que el Señor ha dicho, y le obedeceremos.

Moisés tomó la sangre, roció al pueblo con ella y dijo: —Ésta es la sangre del pacto que, con base en estas palabras, el Señor ha hecho con ustedes.

Es difícil saber la cronología exacta aquí. Parece que Moisés compartió la ley verbalmente, consiguió el acuerdo del pueblo de someterse a ella, preparó a los ancianos para que subieran con él y luego escribió lo que había compartido. A la mañana siguiente hubo una ceremonia más formal cuando él leyó lo que había escrito.

Preparación para el culto

Aunque Dios aún no había dado instrucciones para el culto, Moisés lo tomó muy en serio. Me recuerda de lo que un pastor podría hacer hoy:

  • Levantarse temprano para prepararse para el servicio y buscar al Señor.
  • Ir a la iglesia (aquí, al pie de la montaña) y preparar al lugar espiritualmente para un encuentro con Dios. Si van a compartir la Santa Cena, se puede preparar la mesa.
  • Presentar alguna representación (como las doce piedras) de los distintos grupos de la congregación. Por ejemplo, podría ser una bandera para cada célula, o una para las damas, los jóvenes, etcétera.
  • Contar con la ayuda de un grupo de hombres jóvenes (o podría ser un equipo de oración o adoración) que llegue temprano y prepare el ambiente con oración y adoración. Moisés hizo un esfuerzo consciente para involucrar tanto a los ancianos como a los jóvenes.
  • Ahora llega la gente. La sangre de los sacrificios me recuerda a guiar a la congregación a la presencia de Dios con la confesión y aseguramiento del pecado perdonado a través de la sangre derramada de Jesucristo.
  • Compartir la Palabra de Dios.
  • Conseguir una respuesta de la gente. Es bueno recordarles que son parte de un nuevo pacto y animarlos a renovar su compromiso con Cristo.
  • El enfoque en el pacto conduce naturalmente a la celebración de la Cena del Señor. En lugar de rociar la sangre sobre la gente (externamente), todos tienen la oportunidad de participar (internamente) de la copa, que simboliza la sangre del Nuevo Pacto.

Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y los setenta ancianos de Israel subieron10 y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había una especie de pavimento de zafiro, tan claro como el cielo mismo. 11 Y a pesar de que estos jefes de los israelitas vieron a Dios, siguieron con vida, pues Dios no alzó su mano contra ellos.

Comer y beber en presencia de Dios

Con la congregación despedida después de aceptar el pacto, Moisés y los ancianos escalan la montaña. ¡Imagina la belleza inefable de este brillante pavimento azul! La expectativa es que un hombre no puede sobrevivir en esa gloriosa presencia de Dios, pero Dios los llamó allá, y no alzó la mano contra ellos.

¿Qué comieron y bebieron? ¿Lo trajeron con ellos? ¿O fue Dios mismo quien lo proporcionó? No sabemos. Una vez más, me recuerda a la Cena del Señor. ¡Es impresionante que la comida y la bebida sean parte de una ocasión tan solemne y gloriosa! Pero concuerda con otras visiones que tenemos del corazón de Dios. ¡Le gustan las comidas!

¿Puedes ver a Dios y vivir?

Primero, es importante notar que la única descripción es de lo que estaba “debajo de sus pies.” Posiblemente no vieron nada más, de forma similar a la visión de Dios en Isaías 6, que solo describe el trono, las orlas de su manto y los serafines. La luz cegadora lo haría imposible ver a Dios. Ezequiel tiene una visión similar de una forma en un trono (Ezequiel 1:26-28). Aquí, en Éxodo 24, la palabra hebrea traducida «vieron» en el versículo 11 (ver en una visión) es diferente que la palabra en el versículo 10 (ver con sus ojos). Otro relato de esta experiencia (Deuteronomio 4:15) dice: El día que el Señor les habló en Horeb, en medio del fuego, ustedes no vieron ninguna figura.

Textos bíblicos que aluden a ver a Dios

Jacob llamó a ese lugar Penuel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida. (Génesis 32:30)

»Cuando un profeta del Señor
se levanta entre ustedes,
yo le hablo en visiones
y me revelo a él en sueños.
 Pero esto no ocurre así
con mi siervo Moisés,
porque en toda mi casa
él es mi hombre de confianza.  Con él hablo cara a cara,
claramente y sin enigmas.
Él contempla la imagen de Señor
(Números 12:6-8).

—¡Estamos condenados a morir! —le dijo a su esposa—. ¡Hemos visto a Dios! (Jueces 13:22)

Mientras yo observaba esto,
se colocaron unos tronos,
y tomó asiento un venerable Anciano.
Su ropa era blanca como la nieve,
y su cabello, blanco como la lana.
Su trono con sus ruedas
centelleaban como el fuego
(Daniel 7:9).

Algunos de estos probablemente fueron visiones. Incluso Moisés, hablando a Dios cara a cara, solo vio a su forma, y en realidad nadie lo describe.

Textos bíblicos que niegan la posibilidad de ver a Dios

Este versículo parece específicamente prohibir ver el rostro de Dios: Pero debo aclararte que no podrás ver mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida (Éxodo 33:20).

 A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer (Juan 1:18).

Al único inmortal,
que vive en luz inaccesible,
a quien nadie ha visto ni puede ver,
a él sea el honor y el poder eternamente. Amén
            (1 Timoteo 6:16).

Entonces, ¿cuál es la conclusión? Es posible estar en la abrumadora presencia de Dios e incluso tener indicios de su apariencia, pero parece probable que en realidad nadie lo ha visto jamás en toda su gloria.

Moisés no sube solo

12 El Señor le dijo a Moisés: «Sube a encontrarte conmigo en el monte, y quédate allí. Voy a darte las tablas con la ley y los mandamientos que he escrito para guiarlos en la vida.»

13 Moisés subió al monte de Dios, acompañado por su asistente Josué, 14 pero a los ancianos les dijo: «Esperen aquí hasta que volvamos. Aarón y Jur se quedarán aquí con ustedes. Si alguno tiene un problema, que acuda a ellos.»

Fue glorioso ver el pavimento ante el Señor, pero Moisés se acerca más aun y permanece allí, para recibir las tablas de piedra con la ley. Y Moisés no va solo; Josué va con él. Josué no fue incluido entre aquellos que Dios llamó a subir, pero parece que a donde fue Moisés, Josué fue también. ¡Y Dios no lo castiga! ¿Tienes un Josué que traes contigo a la presencia de Dios?

Jur no fue mencionado antes (a menos que él fuera uno de los 70 ancianos). Moisés lo dejó a él y Aarón a cargo, mientras él subió con Josué. No sé si el grupo era consciente cuando subieron que tenían que quedarse allí todos los 40 días que Moisés estaba en la cima de la montaña. Es difícil saber exactamente cómo eso funcionó, ya que Aarón tuvo su desafortunado incidente con el becerro de oro mientras Moisés estaba en la montaña.

¿Estás dispuesto a pagar el precio para encontrarte con Dios?

15 En cuanto Moisés subió, una nube cubrió el monte, 16 y la gloria del Señor se posó sobre el Sinaí. Seis días la nube cubrió el monte. Al séptimo día, desde el interior de la nube el Señor llamó a Moisés. 17 A los ojos de los israelitas, la gloria del Señor en la cumbre del monte parecía un fuego consumidor. 18 Moisés se internó en la nube y subió al monte, y allí permaneció cuarenta días y cuarenta noches.

Moisés dejó su congregación abajo para ver estas increíbles manifestaciones de la gloria de Dios. Ellos probablemente tenían dudas si volverían a ver a Moisés de nuevo, sobre todo cuando los días se alargaban.

Moisés y Josué tenían que esperar seis días para entrar en la nube. Seguramente hay algún significado en esos seis días, y Dios llamando a él al séptimo día para entrar en comunión con Él. ¿Tal vez los seis días de Dios trabajando en la creación? ¿O seis días en preparación para el día de reposo?

Muchas personas quieren ser líderes. Tú podrías pensar en Moisés entrando en esa nube y desearías que fueses tú, pero no te apresures a pedir por lo que tenía Moisés. No lo dice aquí, pero fue un ayuno de cuarenta días. Sin comida ni bebida. No hay Internet o televisión. Sin sexo. Tal vez Moisés tenía una idea de lo que vendría y sabía que sería mejor enviar a Séfora y los chicos de vuelta a casa con su suegro.

¿De verdad quieres encontrar a Dios?

¡Gloria al Señor! Entonces, ¿estás listo para un ayuno de cuarenta días? ¿Estás dispuesto a esperar seis días solo por la palabra dándote permiso para subir más alto? ¿O después de un par de días dirías que no está sucediendo nada, y bajarías? ¿Estás impaciente si Dios no aparece en la primera media hora de un culto? ¿Sientes que no puedes soportar más de un par de horas esperando en Dios para entrar en comunión personal con Él? ¿Qué tan serio eres acerca de ser un líder y llegar a conocer a Dios? Él aparece en su tiempo, no en el nuestro. Él nos llama a la nube de gloria cuando Él quiera. ¿Estás listo para ser purificado por su fuego consumidor?

 

¿Estás seguro que quieres ser un profeta?

Hay más profetas hoy en día que en cualquier otro momento de la historia. Sólo chequea el internet. Y no estoy hablando de profetas de religiones extrañas, sino de profetas que dicen hablar en el nombre del Señor. Puedes encontrar uno que dice cualquier cosa que quieras oír. Algunos cargan para suscribirse a sus profecías de internet. ¿No te parece extraño que alguien pudiera recibir una palabra del Señor justo a tiempo para publicarla todos los días? No quiero decir que no puede suceder; de hecho, me gustaría recibir una palabra profética fresca todos los días.

Pero estoy muy cauteloso cuando leo estos profetas modernos. Jesús advirtió específicamente que habría muchos falsos profetas en los días postreros (Mateo 24:24). Un estudio de la historia de Israel confirma que casi siempre había muchos más profetas falsos que genuinos. Ora por mucho discernimiento cuando leas o escuches estas profecías. ¿Cuánto de lo que dicen en realidad sucede? Es fácil manipular los hechos. Por ejemplo, si alguien profetiza un gran terremoto en los próximos treinta días, es muy probable que en algún lugar en la tierra habrá un terremoto importante en ese periodo. Si su profecía no se cumple, tampoco significa automáticamente que es un falso profeta. Dios a menudo da profecías de advertencia; puede ser posible evitar el evento mediante la intercesión enfocada de creyentes.

Lo que realmente me preocupa es la facilidad con que una persona llega a ser un profeta. Yo podría abrir una página web hoy. Aún peor es la comodidad en que viven los profetas. Ciertamente, no todos, pero algunos hacen un ingreso significativo de sus profecías. He visto videos de ellos hablando desde estudios muy cómodos en sus edificios expansivos. Lo que me lleva al título de este capítulo: ¿Estás seguro que quieres ser un profeta? ¿Tienes alguna idea de lo que está involucrado en eso? Auténticos profetas de Dios en el Antiguo Testamento tenían algunas de las vidas más duras imaginables.

Isaías

Me encanta Isaías. Estaba meditando sobre su libro recientemente cuando llegué al capítulo 20 y encontré este mandamiento desconcertante que el Señor le dio en el versículo 2:

Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo.

Seguramente eso significa que solo se quitó la ropa exterior, ¿verdad? De esa manera muchos hacen a Pedro echándose en el agua (Juan 21:7) o a Jesús colgado en la cruz más aceptables a nuestras sensibilidades modernas. Y si Isaías tenía que andar desnudo, no era para más que una o dos horas, ¿verdad? Pero no, a medida que continuamos a leer se lo pone peor (versículos 3-4):

Entonces el Señor dijo: «Así como durante tres años mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo, como señal y presagio contra Egipto y Cus, así también, para vergüenza de Egipto, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos, y con las nalgas al aire, a los cautivos de Egipto y a los desterrados de Cus, lo mismo jóvenes que viejos.

Lo siento, pero esas nalgas estaban desnudas. ¿Tal vez llevaba un taparrabos? Hace mucho frío en Judá, pero por tres años, su cuerpo era un recordatorio constante a Judá de la palabra de Dios. Sin duda limitaba su vida social; parece cruel hacer a un fiel servidor. Pero manifestaciones proféticas del mensaje de Dios eran comunes en el Antiguo Testamento. ¿Estoy sugiriendo que los profetas de hoy deben andar desnudos? ¡Por supuesto que no! ¡Pero Dios puede llamarlos a hacer algo incómodo y humillante!

En el capítulo 21 hay otro tipo de incomodidad que un profeta puede experimentar. He visto a los «profetas» de hoy predecir juicio grave sobre los Estados Unidos – con mucho gusto. Claro que hay algunos que parecen genuinamente preocupados por la palabra que están trayendo, pero mira cómo esta palabra afectaba a Isaías. Y esta ni siquiera era una palabra en contra de su propio pueblo – era en contra de su enemigo, Babilonia:

Por eso mi cuerpo se estremece de dolor,
sufro de agudos dolores,
como los de una parturienta;
lo que oigo, me aturde;
lo que veo, me desconcierta.
Se me turba la mente,
me hace temblar el terror;
el crepúsculo tan anhelado
se me ha vuelto un espanto.

No es raro encontrar a los profetas del Antiguo Testamento sufrir por días como resultado de la intensidad de sus visiones. Es una cosa sentirse preocupado y tal vez perder el sueño por lo que el Señor ha revelado, pero la respuesta de Isaías indica que esta palabra le tocó en lo más profundo.

Estos ejemplos no son inusuales o extremos. No hay mucho más mencionado de la experiencia personal de Isaías; no podemos asumir que su vida era siempre tan intensa. Pero parece que otros profetas tenían una vida aún más difícil.

Ezequiel

Desde el principio Dios le dijo que tendría una tarea difícil; tan dura que muchos se disculparían y dirían “no, gracias” al Señor.

Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo obstinado (Ezequiel 2:6).

En el capítulo cuatro tuvo que cargar el pecado de Israel acostado en su lado izquierdo – ¡para 390 días! Justo cuando que se terminó era atado con cuerdas y se puso sobre su lado derecho – ¡por 40 días! Dios le dio una receta para la comida (¡al menos podía comer!). Pero cuando Dios incluía excremento humano como combustible para cocinarla, era demasiado para Ezequiel, y Dios se arrepintió; él podía utilizar el estiércol de vaca.

Más tarde, Dios tomó a su esposa – y ni siquiera se le permitió llorar o apenarse (24:15).

Jeremías

Jesús habló de Israel matando a los profetas. Parece que casi todos odiaban a Jeremías. Había muchas amenazas de muerte contra él (ve Jeremías 11: 18-20). Más que una vez estuvo a punto de ser asesinado:

Pero en cuanto Jeremías terminó de decirle al pueblo todo lo que el Señor le había ordenado, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo lo apresaron y le dijeron: ¡Vas a morir!  (Jeremias 26:8)

Finalmente se enojaron tanto con sus profecías que lo pusieron en una cisterna, o pozo:

 Ellos tomaron a Jeremías y, bajándolo con cuerdas, lo echaron en la cisterna del patio de la guardia, la cual era de Malquías, el hijo del rey. Pero como en la cisterna no había agua, sino lodo, Jeremías se hundió en él. (Jeremias 38:6)

Gracias a Dios, alguien se apiadó de él y lo sacó, aunque todavía estaba preso.

No es fácil llevar la Palabra de Dios; Jeremías dijo que era como un fuego en sus huesos, y fue afligido físicamente, no muy diferente de Ezequiel:

Se me parte el corazón en el pecho
y se me estremecen los huesos.
Por causa del Señor
y de sus santas palabras,
hasta parezco un borracho,
alguien dominado por el vino.
(Jeremías 23:9)

¡Con razón le llaman “el profeta llorón!”

Oseas

¡Mira el impacto de sirvir al Señor en la vida personal! Toda la familia de Oseas sirvió como una parábola para ilustrar su mensaje de la infidelidad de Israel.

La primera vez que el Señor habló por medio de Oseas, le dijo: «Ve y toma por esposa una prostituta, y ten con ella hijos de prostitución, porque el país se ha prostituido por completo. ¡Se ha apartado del Señor!» (Oseas 1:2)

Su promiscuidad no terminó una vez que estaba con Oseas:

Me habló una vez más el Señor, y me dijo: «Ve y ama a esa mujer adúltera, que es amante de otro. Ámala como ama el Señor a los israelitas, aunque se hayan vuelto a dioses ajenos y se deleiten con las tortas de pasas que les ofrecen.»

Compré entonces a esa mujer por quince monedas de plata y una carga y media de cebada,  y le dije: «Vas a vivir conmigo mucho tiempo, pero sin prostituirte. No tendrás relaciones sexuales con ningún otro hombre. ¡Ni yo te voy a tocar!» (Oseas 3:1-3)

Creo que se puede decir que Oseas tenía una vida familiar difícil.

¿Cuál es mi punto? No es que tú tienes que pasar por alguna experiencia semejante a ser un profeta genuino, pero tengo que cuestionar cuánto de lo que pasa por profecía hoy en día es auténtica. Parecería que los profetas modernos pudieran experimentar al menos algunas de las dificultades de estos grandes hombres del pasado. Históricamente, los profetas han sido un grupo extraño, haciendo cosas extrañas. Si tú eres un profeta, oro que Dios te guarde de este dolor. Pero si estás sufriendo ahora mismo, no seas sorprendido. No seas engañado por las apariencias, y ora por el discernimiento del Espíritu cuando escuches o leas profecías.