Éxodo 32: Un becerro de oro surge del fuego

Este es un capítulo muy impresionante. Muchos han visto la película Los Diez Mandamientos y conocen la historia del becerro de oro, pero en medio del drama hay algunos mensajes profundos para nosotros.

Moisés ha estado en el monte cuarenta días, recibiendo la Ley directamente de Dios mismo. Subió en un resplandor de gloria, después de una demostración de la majestad de Dios y la validación de su liderazgo. Los ex-esclavos de Israel han experimentado mucho para fortalecer su fe:

  • Plagas que destruyeron la tierra de Egipto.
  • Pasando por el Mar Rojo en tierra seca.
  • La presencia física de Dios en la columna de fuego y nube.
  • Agua de una roca.
  • La provisión diaria de maná para comer.

Eso parece suficiente para establecer su fe y consolidar su compromiso con Dios. Pero no. Después de solo cuarenta días ellos están listos a recurrir a otros dioses.

Es fácil condenarlos, pero están recién liberados de cientos de años de esclavitud, y solo han conocido a Moisés desde hace unos meses. Es muy diferente para nosotros: tenemos el apoyo de una comunidad de fe y recibimos mucho estímulo espiritual. Ellos son como niños en este momento. Cuarenta días sin mamá o papá es como toda una vida para un niño. No pueden soportarlo más.

1Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y le dijeron: —Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!

En su temor hacen tres cosas:

  1. Buscan a la persona más cercana al líder desaparecido. Si te sientes abandonado por un pastor, es probable que vayas a un pastor asistente o anciano. Tu tendencia natural es buscar algún líder.
  2. Piden dioses que los lleven a la tierra prometida. Todavía no tenían el concepto de monoteísmo. Probablemente fueron influenciados por la religión de Egipto, y creían que hay una multitud de dioses para elegir; si uno no sirve, se puede probar a otro. Suena ridículo, pero la gente hoy lo hace mucho.
  3. Expresan su consternación ante la pérdida de su líder.

¿Te ha decepcionado un líder? ¿Tal vez no cumplió sus promesas? ¿No estaba presente cuando lo necesitabas? Nos recuerda cómo nuestra fe puede centrarse en un hombre. Él ocupa una posición de tanta importancia para ti que tu relación con Dios sufre mucho si él falla en algo. Hicieron lo correcto cuando fueron a Aarón, pero como veremos en un momento, Aarón tenía sus propios problemas. Ten cuidado de no poner toda tu confianza en un hombre.

Abandono por Dios

En un nivel más profundo, a pesar de todo lo que Dios había hecho, no estaban al tanto de su presencia sin Moisés. Todavía no lo conocen. Su fe no se ha desarrollado. Hay temor de lo que les sucedería sin Dios. Sí, puede parecer que todos esos milagros serían suficientes para confirmar que Dios estaba con ellos, pero no es así. Como ya hemos visto en Éxodo, y como lo confirma nuestra experiencia, tenemos memorias muy cortas en cuanto a milagros. Si tú basas tu fe en ellos, necesitarás un suministro constante. Somos propensos a las dudas y la incredulidad.

Normalmente nos sentimos abandonados por Dios cuando Él no contesta nuestra oración como esperamos:

  • Cuando un ser querido muere.
  • Cuando no hay curación.
  • Cuando las cosas van mal y parece que a Dios no le importa.

Dios dijo muy claramente que los llevaría a la Tierra Prometida. Nosotros sabemos que Él no es un Dios malvado o caprichoso que liberaría a su pueblo de Egipto solo para dejarlos morir en el desierto, pero ellos todavía no tenían esa confianza, y no tenían una comunidad de creyentes para rodearlos y alentarlos. No había Biblia, el tabernáculo no había sido construido y no había servicios religiosos; su religión era muy primitiva.

De alguna manera ellos creen que pueden hacer sus propios dioses para reemplazar al que los abandonó. Eso nos parece una locura, pero ¿no hacemos constantemente dioses para satisfacer nuestras necesidades? ¿Estás tentado a seguir a un dios de tu propia creación? Puede ser una mujer o un hombre de negocios que promete riqueza y poder. Jesús prometió que nunca te dejaría ni te desampararía. Si te sientes lejos de Dios, adivina ¿quién se movió?

Aarón les respondió: —Quítenles a sus mujeres los aretes de oro, y también a sus hijos e hijas, y tráiganmelos.

Todos los israelitas se quitaron los aretes de oro que llevaban puestos, y se los llevaron a Aarón, quien los recibió y los fundió; luego cinceló el oro fundido e hizo un ídolo en forma de becerro. Entonces exclamó el pueblo: «Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!»

Cuando Aarón vio esto, construyó un altar enfrente del becerro y anunció: —Mañana haremos fiesta en honor del Señor.

En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se entregó al desenfreno. 

Líderes débiles

Cuando Moisés subió al monte, le confió el pueblo a Aarón. No tenía otra opción; ¡tenía una reunión con Dios Todopoderoso! Un pastor no puede siempre estar en la iglesia, pero cuando se va, el lobo ve la oportunidad de devastar a las ovejas. Aarón tuvo que ejercer autoridad en ausencia de Moisés, pero él dejó que la gente siguiera su propio rumbo. ¿Quería complacer a la gente, faltaba una verdadera relación con Dios, o era simplemente débil y cobarde? Tal vez todo eso, pero fracasó  gravemente y fue responsable de la muerte de miles de personas.

Aarón debe ponerse de pie con valentía y decir: «¿Están locos? ¡Basta ya! ¿Después de todo lo que Dios ha hecho por ustedes? ¡No puedo hacerlo y no haré dioses para ustedes! ¡Hay un sólo Dios y ya han visto suficiente de su gloria para saber que no se puede jugar con Él! Detén estas tonterías ahora mismo. Moisés volverá. ¡Con la columna de fuego y nube, Dios les guiará fielmente a la tierra que fluye leche y miel!»

Su nuevo dios

Dios había tocado a los egipcios para dar sus joyas y oro a los israelitas cuando se fueron; ahora Aarón pidió ese oro. ¡Ten cuidado con los que quieren tu oro! ¡Lo pueden usar para hacer su propio ídolo! ¿Cómo puede la gente creer que un becerro de oro que formó Aarón de sus pendientes fue el dios que los sacó de Egipto? Solo confirma cuán vulnerables somos al engaño espiritual. Y Aarón lo hizo peor, construyendo un altar frente al becerro y proclamando un festival para el «Señor.» Él estaba mezclando aspectos de la verdadera fe con su idolatría, aumentando aún más su confusión. Es parecido a lo que ha sucedido cuando el Evangelio llega a un nuevo país y mezclan elementos de su religión indígena con el cristianismo.

Echar la culpa

Vemos una prueba más de la debilidad de Aarón cuando Moisés lo confronta:

21 A Aarón le dijo: —¿Qué te hizo este pueblo? ¿Por qué lo has hecho cometer semejante pecado?

22 —Hermano mío, no te enojes —contestó Aarón—. Tú bien sabes cuán inclinado al mal es este pueblo. 23 Ellos me dijeron: “Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!” 24 Yo les contesté que todo el que tuviera joyas de oro se desprendiera de ellas. Ellos me dieron el oro, yo lo eché al fuego, ¡y lo que salió fue este becerro!

Aarón sabe que Moisés está furioso, y hace lo que la mayoría hace cuando está enfrentado con un error: negarlo y culpar a otros. Pero Moisés no es engañado, y pone toda la responsabilidad en Aarón. No puede creer que su hermano haya sido influenciado y llevado al pecado tan fácilmente. Es trágico cuando alguien con autoridad lleva a la gente a pecar.

Moisés tenía sus propios problemas con la gente, y Aarón espera poder simpatizar recordándole, correctamente, que son propensos al mal. Como lo hizo Satanás en el jardín, Aarón mezcla la verdad y la mentira. ¡Él viene con este invento fantástico de un becerro que milagrosamente sale del fuego!

Todos cometemos errores. Se necesita madurez para ser honesto y aceptar la responsabilidad de lo que hemos hecho, y sufrir las consecuencias. Culpar y mentir es cobardía. Siempre es mejor confesar, pedir misericordia y hacer lo que sea necesario para arreglar las cosas.

No seas un líder cobarde como Aarón. Ten cuidado de no complacer a la gente y hacer cosas que tú sabes no están bien. Si tú todavía estás intentando huir de algo malo que has hecho, es mejor asumir la responsabilidad y pagar el precio.

La tendencia a la idolatría

No está en nuestra naturaleza permanecer fiel a Dios. Necesitamos estímulo constante, alimento de la Biblia, la ayuda del Espíritu de Dios y líderes piadosos que nos guíen en los caminos del Señor. Nuestra tendencia natural es a la idolatría. Por supuesto, hoy no somos tan ignorantes como para creer que un becerro de oro fuese un dios, pero tenemos muchos ídolos hoy. La mayoría de los cristianos pasan mucho más tiempo frente a la computadora y la televisión que en presencia de Dios; están más influenciados por la cultura que por la Palabra de Dios.

Esta fue probablemente su primera fiesta en libertad. Estaban desenfrenados, comiendo y bebiendo bebida fuerte. Estaban gritando (lo que Josué pensó eran gritos de guerra), y cantando y bailando. Se habían convertido en el hazmerreír de sus enemigos, que aparentemente estaban lo suficientemente cerca para escuchar lo que estaba sucediendo. Sin alguien que nos guíe, nos desenfrenamos y caemos en toda clase de pecado. Con razón Dios ha establecido autoridad en la sociedad, la iglesia y la familia.

Esta es la parte desalentadora de la historia. En el próximo capítulo vamos a ver el increíble contraste que Moisés ofrece, en un rescate de su pueblo que nos recuerda la salvación de Cristo. Si Dios te ha llamado a ser un líder, aprende del mal ejemplo de Aarón. Ten cuidado de no ser motivado por un deseo de complacer a la gente. Asume la responsabilidad de tus errores. Levántate para defender lo que sabes que es correcto. Si te sientes defraudado por Dios o por un pastor, está bien sentirse herido, enojado y consternado. Pero no permitas que el miedo y la ira te cieguen a todo lo que Dios ha hecho por ti, y por millones de otras personas a lo largo de los siglos. ¡No te rindas! ¡No busques otros dioses! ¡Resiste la tendencia natural del ser humano a la idolatría!