Números 12    El peligro de criticar a los líderes de Dios

El éxodo de los hebreos de Egipto se caracterizó por quejas, murmullos y rebeldía, pero hasta ahora muy poco se dirigió a Moisés personalmente. Cuando llega el ataque, no es de la gente, sino de la familia: su hermana y su hermano. Sí, el mismo Aarón que se paró con Moisés ante Faraón, su portavoz y el sumo sacerdote. Y Miriam, quien dirigió al pueblo en la adoración después de cruzar el Mar Rojo. Miriam, que vio a su hermano colocado en una cesta en el Nilo y arregló su cuidado con la hija del faraón. Es triste, pero a menudo la oposición más fuerte proviene de los más cercanos a nosotros. Por supuesto, ellos conocen nuestras debilidades y vulnerabilidades, pero también pueden estar celosos de nosotros.

Miriam y Aarón tenían un problema: No podían encontrar ninguna crítica legítima. Moisés andaba sin reproche. Así que deciden atacar a su esposa. Si eres un líder, prepárate para las críticas dirigidas a tu familia. Siempre mantén tu lealtad a esa familia; a Satanás le encantaría utilizar la política de la iglesia para abrir una brecha entre tú y tu familia.

La esposa de Moisés

1Mientras estaban en Hazerot, Miriam y Aarón criticaron a Moisés porque se había casado con una cusita. 

Hay mucho debate acerca de quién era esta mujer cusita (o etíope). Es posible que no fuera Séfora, porque ella era madianita. Desafortunadamente, algunos usan este versículo para justificar el divorcio y el nuevo matrimonio, diciendo que cuando Moisés despidió a Séfora (Éxodo 18:2), se divorció de ella y luego se casó con esta mujer. Tal vez por eso a Miriam y Aarón no les gustaba que se casara con esa mujer. Sabemos que la relación de Moisés con Séfora no era la mejor, pero es demasiado decir de este versículo que Moisés se divorció de ella. Era muy común en el Antiguo Testamento que un hombre tomara varias mujeres. El hecho que no fuera hebrea podría haber sido un problema para Miriam también. Dada la estatura de Moisés en la Biblia, es un poco sorprendente que no se haya casado con una hebrea.

Parece que los otros hebreos no estaban preocupados por la esposa de Moisés; Miriam y Aarón querían exagerar su importancia, con la esperanza de crear malestar entre la gente. Era solo una cortina de humo; ahora vamos a ver la verdadera razón de su crítica.

Celos

Dijeron: «¿Ha hablado el Señor solamente por medio de Moisés? ¿Acaso no ha hablado también a través de nosotros?». Y el Señor los oyó. 

Miriam y Aarón ambos ocupaban posiciones importantes: Aarón era sacerdote y Miriam dirigía la adoración y era una profetisa (Éxodo 15:20). Es cierto que Dios habló a través de ella. Miqueas 6:4 dice que Dios envió a los dos, junto con Moisés, para conducir al pueblo, pero eso no era suficiente para ellos. Envidiaban la comunión que Moisés tenía con Dios y la manera en que Dios habló a través de él. Ellos estaban celosos de que él fuese la cabeza.

¿Has estado celoso de los dones o la unción de otra persona? ¿Tal vez su predicación, dones de sanidad o habilidades proféticas? ¿O su carisma y popularidad en la iglesia? ¿Eres consciente de personas que envidian tu posición y tus dones? ¿Tal vez incluso miembros de tu familia? El Nuevo Testamento enseña claramente que Dios da dones según su voluntad, y en el Cuerpo de Cristo todos somos importantes (1 Corintios 12).

Ellos no incitan a una rebelión contra Moisés ni buscan su posición; solo quieren ser reconocidos como igualmente dotados y compartir su unción profética. Cuando Dios tomó del Espíritu que estaba en Moisés y lo repartió entre los setenta ancianos en el capítulo anterior, Aarón y Miriam no lo recibieron, lo que me parece que pudo haber provocado su descontento. En la superficie, lo que hicieron Aarón y Miriam no parece tan grave. Pero fue grave para Dios.

El hombre más humilde en la tierra

(Ahora bien, Moisés era muy humilde, más que cualquier otra persona en la tierra).

Guau. Esa es una declaración fuerte, y podemos suponer que se insertó más tarde. Creemos que Moisés escribió este libro, ¡y no sería muy humilde escribir esto! Es notable que Moisés permaneció humilde con la autoridad y las increíbles experiencias espirituales que tuvo. Fue criado en el palacio. Salió de Egipto un joven seguro de sí mismo y orgulloso. Dios usó los cuarenta años en Madián para quebrantarlo. Ver la gloria de Dios lo ayudó a mantenerse humilde.

¿Qué hay de ti? ¿Podría alguien decir esto acerca de ti? El orgullo es una tentación fuerte para pastores exitosos (y cualquier hombre). La humildad tiene un gran valor a los ojos de Dios.

Dios enfrenta a los rebeldes

Así que, el Señor llamó de inmediato a Moisés, a Aarón y a Miriam y les dijo: «¡Vayan los tres al tabernáculo!»; y los tres fueron allí. 

Dios actuó de inmediato y los llamó a la tienda de reunión; no podría soportar esta locura que podría destruir la autoridad de Moisés. No sabemos si Moisés se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Si lo sabía, no se defendió ni los reprendió; los dejó en manos de Dios. Es sabio seguir su ejemplo con quienes nos critican.

Los desafíos a la autoridad pastoral son comunes. Pueden comenzar sembrando dudas sobre su carácter o sus acciones, pero fácilmente pueden terminar con una iglesia dividida y mucha gente lastimada. Se necesita mucha sabiduría para responder a una rebelión. El ejemplo de Dios nos enseña a no esperar hasta que crezca un gran problema, sino a enfrentarlo de inmediato. Puede ser necesario llamar a alguien que tenga autoridad sobre la iglesia, porque es muy difícil para la persona criticada resolver la situación.

Entonces el Señor descendió en la columna de nube y se detuvo en la entrada del tabernáculo. «¡Aarón y Miriam!», llamó él.

Miriam y Aarón querían oír mas la voz de Dios, pero en su pecado no reciben ningún mensaje del Señor. ¡Él está hablando a ellos! Si puedes visualizar esto, es muy impresionante. ¿Que estaban pensando Aarón y Miriam? ¿Estaban tan arrogantes que esperaban alguna comisión o unción especial de Dios? ¿O se dieron cuenta de que estaban en problemas?

Ellos dieron un paso al frentey el Señor les habló: «Escuchen lo que voy a decir:

»Si hubiera profetas entre ustedes,
yo, el Señor, me revelaría en visiones;
les hablaría en sueños.
Pero no con mi siervo Moisés.
De toda mi casa, él es en quien confío.
Yo le hablo a él cara a cara,
¡con claridad y no en acertijos!
Él ve al Señor como él es.
¿Entonces, por qué no tuvieron temor de
criticar a mi siervo Moisés?».

Moisés era más que un profeta, él era un amigo de Dios. Normalmente recibimos palabras proféticas en sueños o visiones. Joel profetizó que serían comunes después de Pentecostés. Hoy, como en ese entonces, esas revelaciones proféticas pueden venir en acertijos. No sabemos exactamente por qué Dios ha escogido revelarse de esa manera, pero puede ser para que solo aquellos con discernimiento del Espíritu Santo puedan entenderlos.

¿Qué hay de ti? ¿Has tenido sueños o visiones? ¿Estás abierto a ellos?

La fidelidad de Moisés era lo que realmente tocó el corazón de Dios. Ya sabemos que Moisés tenía una tarea muy difícil, pero era fiel en toda la casa de Dios. ¿Y tú? La fidelidad es muy importante para Dios. ¿Has sido fiel a tu esposa y a tu familia? ¿Al llamado de Dios en tu vida? ¿Fiel en la casa de Dios?

Hablar contra alguien que el Señor ha puesto en autoridad es muy serio. No importa si hay algún fundamento para la crítica. Puede ser un marido, un pastor o alguien más en autoridad; míralos con temor y temblor. Si lo estás haciendo ahora, detenlo. Cuida tu corazón y honra a aquellos que Dios ha puesto en autoridad sobre ti. Si hay otros que hablan en tu contra, confía en Dios para tratar con ellos y reivindicarte. Y no seas orgulloso; párate y examínate a ti mismo para ver si hay algo de verdad en lo que dicen.

El juicio de Dios

El Señor estaba muy enojado con ellos y se fue.

Cuando Dios está enojado, se irá. No le gusta estar cerca de los rebeldes. Si de repente parece que Dios ha dejado tu vida o tu iglesia, pregúntale por qué. ¡No querrás que Dios se enoje contigo mientras tú creas que todo está bien! No sabemos qué forma tomó la ira ardiente del Señor, pero estoy seguro de que ellos estaban al tanto de su ira. Fue cuando Él se fue y la nube se levantó que vieron la evidencia de esa ira.

10 Cuando la nube dejó de estar encima del tabernáculo, allí estaba Miriam, con su piel tan blanca como la nieve, leprosa. Cuando Aarón vio lo que había pasado con ella, 11 clamó a Moisés: «¡Oh, mi señor! ¡Por favor, no nos castigues por este pecado que tan neciamente cometimos! 12 No dejes que ella sea como un bebé que nace muerto y que ya está en descomposición».

¿Por qué estaba afligida Miriam y no Aarón? ¿Por qué no pidió perdón Miriam? Parece que Miriam era la cabecilla de esta rebelión. Es posible que Aarón demostró la misma debilidad que mostró con el becerro de oro, fácilmente influenciado y arrastrado a la situación. Él llama a Moisés señor, y le pide perdón, aunque no le pide perdón a Dios.

Moisés intercede por su hermana

13 Entonces Moisés clamó al Señor: —¡Oh Dios, te suplico que la sanes!

Eso requiere gracia y humildad. ¿Te sentirías tentado a decir?: «Ese no es mi problema. Habla con Dios. Tal vez si ustedes realmente se arrepienten, Dios la sanara.» ¿Estarías secretamente encantado de que ella estuviera afligida y aprendiera su lección? No Moisés. Con la misma compasión y profundidad de carácter que hemos visto en varias ocasiones, clamó a Dios, sabiendo que Él tiene el poder de sanarla.

14 Pero el Señor le dijo a Moisés: —Si el padre de Miriam tan solo la escupiera en la cara, ¿no duraría su contaminación siete días? Por lo tanto, mantenla fuera del campamento durante siete días y después podrá ser aceptada de nuevo.

Si no fuera por la intercesión de Moisés, Miriam podría haber permanecido leprosa por el resto de su vida. Dios honra la súplica de Moisés, pero solo después de siete días con Miriam fuera del campamento. Es como si Dios estuviera diciendo, «Le he escupido en la cara… ahora ella tiene que pasar esos días en desgracia.» La reprensión pública requiere un período de vergüenza pública.

15 Así que Miriam permaneció fuera del campamento durante siete días, y el pueblo esperó hasta que la trajeron para continuar su viaje. 

Eso es muy humillante. Todos sabían que se quedaron siete días en el campamento a causa de la rebelión de Miriam y el juicio de Dios sobre ella. Fue una advertencia clara para ellos de no rebelarse contra el ungido del Señor. Miriam nunca se volvió a mencionar hasta que su muerte se registra en Números 20:1.

Dios espera que honremos, respetemos y obedezcamos a aquellos que Él pone en autoridad. La rebelión contra esa autoridad es muy ofensiva para Él. Pero también yo he visto líderes abusivos usar este pasaje para ordenar lealtad inquebrantable. Cualquier cuestionamiento de sus decisiones o sugerencias sobre cómo hacer las cosas mejor se toman como un desafío a su autoridad. El «rebelde» puede ser golpeado espiritualmente y emocionalmente hasta que se someta, o sea expulsado de la asamblea. Tal vez el versículo tres es el más importante en este capítulo: Moisés era humilde; no usaba una mano dura para mantener su control sobre la gente. Un líder humilde tendrá el corazón de un siervo y estará abierto a críticas y consejos. Nunca dice que no podemos acercarnos a un líder y compartir nuestras inquietudes con él. Para situaciones serias, Jesús nos dio un procedimiento a seguir en Mateo 18:15-17. El liderazgo plural es saludable. Cuando una persona tiene el control total (una de las quejas de Miriam y Aarón contra Moisés) hay muchas más posibilidades de abuso. Moisés ahora tiene la protección de los setenta ancianos.

Los medios sociales e Internet ahora ofrecen una plataforma para todos los Miriam y Aarón en nuestro mundo. Y hay muchos de ellos, sobre todo con el sesgo de nuestra cultura contra la autoridad. Ten mucho cuidado con lo que escribas (y leas, y creas) en línea acerca de los líderes de Dios. Y sigue el ejemplo de la humildad de Moisés.

Números 11: 1-34  Rebeldía: Quejas y descontento

En el capítulo anterior vimos la importancia para Dios de la autoridad y la sumisión; ahora veremos los resultados desastrosos de la rebelión. Quizás no sea coincidencia que esta rebelión se produjo justo después de recibir la ley, construir el tabernáculo y acercarse a la Tierra Prometida. Aquí se rebelan contra Dios mismo, pero es Moisés que tiene que tratar con el pueblo, como la autoridad delegada de Dios.

La rebeldía a menudo se manifiesta en quejas y descontento

1Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del Señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento. 

No es fácil vivir en un desierto: No tenían control sobre sus vidas y estaban obligados a moverse con la nube, por orden de Dios. Tú también puedes estar pasando por circunstancias muy difíciles, pero eso no justifica quejarse. Puede ser muy difícil, pero Dios nos llama a alabarlo y agradecerle, incluso en el desierto. Quejarse es como el cáncer, infectando la iglesia, la familia o el trabajo. No logra nada, y Dios lo odia. ¿Por qué? Porque esencialmente estamos diciendo que Él no sabe lo que está haciendo; no estamos sometiéndonos a lo que Él soberanamente ha colocado en nuestro camino. Nos falta la fe de que Dios puede cambiar las cosas y hacerlas más fáciles, si quisiera. De hecho, podemos estar enojados que no lo hace.

Pecamos no solo cuando nos quejamos de Dios, sino también de cualquier persona que Él coloque sobre nosotros en autoridad. Eso no quiere decir que no puedes orar por esa persona, clamar a Dios y hablar con ella para tratar de mejorar la situación. Pero el espíritu de queja enciende la ira de Dios, y cuando Dios se enoja, las cosas se ponen feas: El fuego consumió las afueras del campamento. No está claro si mató a gente, pero definitivamente llamó la atención. Una vez más, ellos naturalmente miran a su líder, Moisés:

Así que el pueblo pidió ayuda a gritos a Moisés, y cuando él oró al Señor, el fuego se apagó.Después, ese lugar fue conocido como Taberá (que significa «lugar del fuego que arde»), porque el fuego del Señor ardió allí entre ellos.

Fiel como siempre, Moisés intercede, y el fuego se detiene. Pero, como muchos de nosotros, la gente tardó en recibir el mensaje:

Al populacho que iba con ellos le vino un apetito voraz. Y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: «¡Quién nos diera carne! ¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos! Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!»

Ahora están quejándose de lo que Dios específicamente y milagrosamente suministró en respuesta a sus gemidos anteriores. Vemos varios problemas en estos versos:

  • El populacho. El problema comenzó con la mezcla de extranjeros que se unieron a los israelitas cuando salieron de Egipto. No es para señalar a los extranjeros, pero les faltaba mucho conocimiento de Dios y sus promesas y propósitos. Puede haber chusma en cualquier grupo, no necesariamente extranjeros. Ten cuidado con ellos y ten en cuenta los problemas que pueden causar. Su queja rápidamente se extendió a los israelitas.
  • Antojos. Todos sabemos lo que es tener un apetito voraz por algo, y muchas veces hacemos lo necesario para satisfacerlo. Es especialmente fácil anhelar lo que no podemos tener, ya sea comida o algún placer. Es normal tener un apetito saludable, y un antojo suena inocente, pero es un paso pequeño del antojo a la lujuria, y de hecho la palabra hebrea aquí significa lujuria. Ten cuidado de que tus apetitos no te controlen y te lleven a pecar. Está atento a la lujuria y los antojos en ti mismo, tu familia y otras personas en tu carga. No tengas miedo de enfrentarlos antes de que les cause problemas serios.
  • Lamentos. Llanto. ¿En serio? ¿Está tan malo? Cuando caemos en la rebelión y un espíritu de queja, exageramos la importancia de lo que nos falta y comenzamos a sentir que no podemos vivir sin ello.
  • «Si tan solo.» Eso se puede aplicar a muchas cosas. Los medios parecen alentarlo. Si solo tuviera una casa como la que se ve en la tele. Si tan solo fuese bien parecido. Si tan solo tuviera más dinero. Incesantemente. La triste verdad es que no estarás satisfecho cuando lo consigas. Si tienes ese espíritu quejumbroso, siempre habrá otro «si tan solo.»
  • Nostalgia. Los buenos viejos tiempos, tal vez antes de aceptar a Cristo. Los hebreos olvidaron su arduo trabajo como esclavos, y solo recuerdan la buena comida que disfrutaban en Egipto. La tendencia es culpar a cualquiera que te sacó de esa situación y lamentar las decisiones que has tomado. En el caso extremo, vuelvas a Egipto en busca de la vida buena. Lamentablemente, por lo general no es lo mismo, y rara vez fue tan bueno como recuerdas. Sin duda, la comida era gratis, al igual que la comida en la prisión es gratis. ¿Pero realmente quieren volver a ser esclavos?
  • La pérdida de apetito. Nada satisface. Ya no amas a tu mujer. No soportas la idea de ir a trabajar. La iglesia no hace nada por ti. Incluso el sexo no es atractivo (¡ya sabes que las cosas están muy malas!). Dios quiere que disfrutemos lo que Él nos ha dado (¡sin importar las circunstancias que Él haya permitido!). Cuando pierdas el apetito, examínate para ver si tienes un espíritu de rebelión o descontento.

Una descripción del maná

El maná era parecido a pequeñas semillas de cilantro, y era de un color amarillo claro como goma de resina. La gente salía a recogerlo del suelo. Con el maná se hacía harina en los molinos de mano o se machacaba en un mortero. Luego se hervía en una olla para hacer panes planos que sabían a pastelitos horneados con aceite de oliva. Durante la noche, el maná caía sobre el campamento juntamente con el rocío.

Incluso Moisés está infectado por el espíritu de la queja

10 Moisés escuchó que las familias del pueblo lloraban, cada una a la entrada de su tienda, con lo cual hacían que la ira del Señor se encendiera en extremo. Entonces, muy disgustado, 11 Moisés oró al Señor:

—Si yo soy tu siervo, ¿por qué me perjudicas? ¿Por qué me niegas tu favor y me obligas a cargar con todo este pueblo?12 ¿Acaso yo lo concebí, o lo di a luz, para que me exijas que lo lleve en mi regazo, como si fuera su nodriza, y lo lleve hasta la tierra que les prometiste a sus antepasados? 13 Todo este pueblo viene llorando a pedirme carne. ¿De dónde voy a sacarla? 14 Yo solo no puedo con todo este pueblo. ¡Es una carga demasiado pesada para mí! 15 Si éste es el trato que vas a darme, ¡me harás un favor si me quitas la vida! ¡Así me veré libre de mi desgracia!

¡Whoa! ¡El espíritu quejoso incluso ha llegado a Moisés! ¡Así de  poderoso puede ser! Moisés ya no se somete felizmente al llamado de Dios, intercediendo fielmente por el pueblo. Todo el campamento se apodera de murmullos. ¡Cada familia se ve afectada! La nación está paralizada, y si Dios le quita la vida de Moisés, como él lo pide, esta gran liberación será un fracaso.

No deberías ser muy duro con Moisés. Sospecho que cada líder tiene momentos como este, cuando está listo para tirar la toalla y renunciar (¡tal vez cada semana!), pero cuando caemos en este agujero, por lo general habrá mucha auto-compasión, engaño y mentiras. El enemigo está riéndose. Mira lo que dice Moisés:

  • ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? Bueno, en cierto sentido, Dios lo hizo, llamando a Moisés de su vida tranquila pastoreando ovejas. ¡Pero Dios no causó esto! ¡La gente lo hizo! ¿Estás culpando a Dios en tu corazón por el resultado del pecado de alguien?
  • ¿Por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? Cuando las cosas no van bien en la iglesia o la familia, es fácil sentir que Dios está descontento con nosotros. Ciertamente, ¡si tuviéramos su favor, las cosas mejorarían! Pero Dios nos da la carga que Él sabe que podemos llevar, y no más. Si la carga es pesada, es porque Él está  complacido contigo. ¡Dios no quiere lastimarte!
  • ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo? A veces el líder puede sentir como está criando niños. ¡Y puede ser tan doloroso como el parto! Moisés tiene razón cuando dice que ellos pertenecen a Dios; por supuesto que él no los concibió ni los dio a luz. Pero como un padre adoptivo, cuando Moisés aceptó la carga de ser una autoridad delegada de Dios, se convirtió en un padre para ellos, con todas las luchas relacionadas.
  • Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres. No sabemos cuándo Dios lo ordenó; no aparece en la Biblia. Pero es una hermosa imagen de la carga que Dios le da a los líderes espirituales, y ambas son imágenes femeninas. Sí, definitivamente hay paternidad involucrada en pastorear o liderar, pero hay también maternidad. ¡A veces te cansas de enfrentarte a muchos bebés! Pero tienes que llevarlos tiernamente en tus brazos. En este momento, probablemente es lo último que Moisés quiere hacer. Puede que no sea muy natural para ti, pero junto con el llamado, Dios te dará la capacidad de hacerlo.
  • ¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos. “¡Yo no tengo lo que esta gente quiere! ¡No tengo el dinero para proveerlo! ¡Son muy exigentes!» En lugar de centrarte en tu incapacidad, date cuenta de lo pecaminoso de lo que están pidiendo. Si tienen una petición legítima, Dios lo proveerá. Pero cuando la petición es obviamente imposible, no te desesperes. Tú no tienes que conseguir la carne.
  • Yo no puedo tratar con todo este pueblo solo. ¡Es una carga demasiado pesada para mí! ¡Tiene razón! Si tú sientes que puedes, ¡no necesitarías a Dios! Tú puedes sentir que el llamado de Dios en tu vida es una carga demasiado pesada. Eso no significa que estás en el lugar equivocado. Es posible que solamente ahora estés llegando al punto en que Dios puede hacer sus milagros. Cuando llegues al final de ti mismo, Dios estará allí. Tal vez hasta este punto Moisés estaba trabajando con todas sus fuerzas para ser un buen líder; ahora tiene la oportunidad de experimentar la gracia de Dios.
  • Si éste es el trato que vas a darme, ¡me harás un favor si me quitas la vida! ¡Así me veré libre de mi desgracia! Si eres honesto, probablemente tú hayas dicho algo similar en algún momento. Moisés realmente está pensando solo en sí mismo. Dios no está maltratando a Moisés, y la muerte (a veces pensamientos de suicidio) es realmente un escape de lidiar con lo que parece más de lo que puede soportar. Ahora vemos la fuente de sus temores, y es un temor muy común entre los hombres: el temor al fracaso. En su caso, no es el miedo a lo que la gente diría si fracasa; no soporta la idea de enfrentar su propia ruina. No podía vivir consigo mismo. Probablemente habrá fracasos en tu vida. Algunos pueden ser devastadores: Un matrimonio fallido, o perder tu iglesia o empleo. Duele, pero no es el fin del mundo. No tienes que matarte a ti mismo ni pedirle a Dios que te mate. Dios quiere liberarte del temor al fracaso. A fin de cuentas, ese temor revela una falta de fe de que Dios te ayudará, es soberano, te ama y quiere lo mejor para ti.

Dios responde

16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. 17 Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.

La primera provisión: Otros para compartir la carga

¿Sigues intentando hacer todo por ti mismo? Demasiados pastores lo hacen. Nadie más puede hacerlo tan bien como tú. Puede ser difícil confiar en otros, sobre todo cuando te has decepcionado en el pasado. La mayoría de los hombres tratan de manejar ser padres y esposos por sí mismos. Es muy difícil para un hombre hablar con otro hombre acerca de problemas familiares. Pero Dios nos ha diseñado para funcionar en comunidad, y necesitamos el apoyo de otros familiares, amigos y hermanos en Cristo.

Moisés era libre de seleccionar los setenta. Probablemente la mayoría ya funcionaba como líderes. Moisés había aprendido a delegar autoridad de su suegro (Éxodo 18). Setenta ancianos acompañaron a Moisés al Monte Sinaí, pero no entraron en la gloria de Dios con él. Ahora estarán de pie con él y escucharán la voz de Dios. ¡Qué bueno sería saber lo que Dios dijo! Posiblemente reafirmó la posición y autoridad de Moisés.

Ahora la gente puede presentar sus quejas a otros hombres. Pero Moisés tiene que orientar al pueblo, porque la gente siempre quiere hablar con el pastor principal o la persona cargo. Es importante que estos líderes sean reconocidos oficialmente, así como necesitamos algún tipo de ceremonia en la iglesia para confirmar nuevos líderes. Uno de los peligros de delegar es dar una posición sin el poder correspondiente. Estos ancianos necesitan el Espíritu Santo. Aunque ya eran líderes, no habían recibido al Espíritu; ahora Dios les repartirá del Espíritu que estaba sobre Moisés.

En su queja rechazaron al Señor

18 »También dile al pueblo: “Purifíquense, porque mañana tendrán carne para comer. Ustedes gemían y el Señor oyó sus quejidos: ‘¡Oh, un poco de carne! ¡Estábamos en mejores condiciones en Egipto!’. Ahora, el Señor les dará carne y tendrán que comérsela. 19 Y no será solo un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni aun veinte. 20 La comerán durante un mes entero, hasta que les produzca náuseas y estén hartos de tanta carne. Pues han rechazado al Señor que está aquí entre ustedes y han lloriqueado diciendo: ‘¿Por qué dejamos Egipto?’”.

¡Que revelación tan interesante del carácter de Dios! ¿Quieren carne? Él les dará carne, pero comerán hasta que la detestan. ¿Crees que Dios puede hacer lo mismo con nosotros?

Le han hecho tres cosas desagradables a Dios:

  • Llorar; en sí mismo, no hay nada malo con el llanto, pero Dios no está impresionado con lamentos egoístas.
  • Mirar hacia atrás y lamentar la decisión de seguir a Dios y dejar atrás el mundo y la esclavitud.
  • Rechazar a Dios; eso es esencialmente lo que hacen con las primeras dos cosas. Claro que dirían: «¡Oh, no! Queremos a Dios. Solo queremos que Él haga las cosas como nosotros queremos.»

¿Cómo rechazamos a Dios?

  • Mirando hacia atrás y pensando que estábamos mejor sin Dios.
  • Quejándonos de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
  • Haciendo un ídolo de algo (en este caso, la carne).

Lo triste es que Dios todopoderoso está justo en medio de ellos, y ni siquiera se dan cuenta. No les importa que estén lastimándolo. ¡La presencia de Dios es mucho mejor que la carne más rica! Debido a su pecado, antes de recibir la provisión de Dios, tienen que consagrarse y purificarse.

¿Estás tentado a mirar hacia atrás? ¿Has puesto todas tus esperanzas en algo que parece fuera de tu alcance? ¿Tal vez algo que Dios no tiene para ti? ¿Estás lloriqueando?

No es característico, pero Moisés también ha caído en la incredulidad, y Dios tiene que recordarle quién es Él.

La incredulidad de Moisés

21 Entonces Moisés respondió al Señor: —¡Hay seiscientos mil soldados de infantería aquí conmigo y aun así dices: “Yo les daré carne durante un mes entero”!22 Aunque matáramos a todos nuestros rebaños y manadas, ¿podría eso satisfacerlos? O si pescáramos todos los peces del mar, ¿alcanzaría?

Este es el mismo hombre que presenció las plagas de Egipto, la división del Mar Rojo y la gloria de Dios en el Monte Sinaí. ¡Sin decir nada de agua de una roca y el maná del cielo! ¿Y ahora no tiene la fe que Dios puede proveer carne?

En este momento Moisés está desesperado y embotado. Su visión está nublada y no puede ver a Dios y su poder. Yo lo he visto en mucha gente: Puede caminar con fe, pero alcanza el límite de su fe y ya no puede creer que Dios solucionará ningún problema. Moisés me recuerda a los discípulos cuando Jesús les pidió que alimentasen a la multitud.

¿Te cuesta creer que Dios hará algo importante en tu vida? ¿Has estudiado todas las cifras y estadísticas y te parece que no hay manera? ¿Qué ha hecho Dios por ti en el pasado? ¿Por qué no puede hacer algo aún mayor en el futuro?

23 Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no.

Dios es mucho más paciente con Moisés que con la multitud, pero obviamente no está complacido; Moisés duda de su palabra y cuestiona su poder. Para Moisés, ver es creer, y Dios va a probarse a sí mismo.

¿Es esta palabra para ti? ¿Estás cuestionando la capacidad de Dios para hacer algo que te ha prometido en su Palabra? ¡El brazo de Dios no ha acortado ni perdido su poder! Este mismo Dios no ha cambiado; es lo mismo ayer, hoy y siempre.

24 Moisés fue y le comunicó al pueblo lo que el Señor le había dicho. Después juntó a setenta ancianos del pueblo, y se quedó esperando con ellos alrededor de la Tienda de reunión.

Es claro que este fue un día muy malo para Moisés, pero aún hace dos cosas muy importantes que tú también debes hacer a pesar de las luchas en tu vida:

  • Él dijo lo que Dios le dio para decir. Confía en la Palabra de Dios lo suficiente para salir y proclamarla a la gente. Si Dios no cumple esa palabra, Moisés parecerá un mentiroso, pero siempre puedes confiar en lo que Dios ha dicho. Proclámalo.
  • Él hizo lo que Dios le dijo que hiciera. Además de consagrar al pueblo, no había nada que Moisés tuviera  que hacer para conseguir la carne. Solo tenía que reunir a los setenta ancianos, y eso lo hizo inmediatamente. Cuando lo hizo, experimentaron algo parecido a Pentecostés.

25 El Señor descendió en la nube y habló con Moisés, y compartió con los setenta ancianos el Espíritu que estaba sobre él. Cuando el Espíritu descansó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Pero esto no volvió a repetirse.

Esta no es la única referencia en el Antiguo Testamento a la gente «profetizando» cuando el Espíritu de Dios cayó sobre ellos. No creo que signifique que todos los setenta estaban recibiendo mensajes inspirados por Dios al mismo tiempo. Esta fue una alabanza extática, muy posiblemente en otras lenguas. En las Escrituras, cuando el Espíritu viene sobre alguien, casi siempre hay una manifestación de la lengua, ya sea en alabanza, profecía o lenguas desconocidas. Ésta fue la única vez que profetizaron, y hubo un giro interesante:

26 Dos de los ancianos se habían quedado en el campamento. Uno se llamaba Eldad y el otro Medad. Aunque habían sido elegidos, no acudieron a la Tienda de reunión. Sin embargo, el Espíritu descansó sobre ellos y se pusieron a profetizar dentro del campamento. 27 Entonces un muchacho corrió a contárselo a Moisés: —¡Eldad y Medad están profetizando dentro del campamento!

28 Josué hijo de Nun, uno de los siervos escogidos de Moisés, exclamó: —¡Moisés, señor mío, deténlos!

29 Pero Moisés le respondió: —¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su Espíritu en todos ellos!

30 Entonces Moisés y los ancianos regresaron al campamento.

En medio de uno de sus momentos más débiles, Moisés proclama una profecía que hemos visto cumplida. ¡Dios ahora distribuye su Espíritu a todos los creyentes y les da el potencial de profetizar!

Hay algunos como Josué en la iglesia hoy; quieren mantener un aura alrededor de aquellos que tienen dones especiales y dar la impresión de que los demás son menos espirituales y no pueden tener la misma experiencia. Eso fue muy evidente en la iglesia medieval, donde deliberadamente mantenían a la gente común en la ignorancia.

Dios sabía quiénes eran los setenta, y el Espíritu también cayó sobre estos dos, que podrían haberse burlado de ser parte de esta reunión. No creo que siempre suceda así. ¡Si tu hubieras quedado en casa la mañana de Pentecostés, habrías perdido la bendición del Espíritu!

Llegan las codornices

31 El Señor desató un viento que trajo codornices del mar y las dejó caer sobre el campamento. Las codornices cubrieron los alrededores del campamento, en una superficie de casi un día de camino y a una altura de casi un metro sobre la superficie del suelo. 32 El pueblo estuvo recogiendo codornices todo ese día y toda esa noche, y todo el día siguiente. ¡Ninguno recogió menos de dos toneladas! Después las distribuyeron por todo el campamento.

33 Ni siquiera habían empezado a masticar la carne que tenían en la boca cuando la ira del Señor se encendió contra el pueblo y los hirió con gran mortandad. 34 Por eso llamaron a ese lugar Quibrot Hatavá, porque allí fue sepultado el pueblo glotón.

El final de esta triste historia es aún más trágico. Sí, tenían su carne; Dios milagrosamente la suplió. Mucha carne. Pero justo cuando estaban listos para disfrutarla, Dios los afligió con una plaga. No sabemos cuántos murieron, pero dice que la plaga fue grave.

Rechazar a Dios y su provisión es serio. Quejarse provoca la ira de Dios. Rebelarse contra su autoridad y no someterse a Él invitan a un juicio severo. Puede ser que tú tengas la tentación de mirar hacia atrás y quejarte sobre lo que Dios te ha dado, o ser un Moisés que ya no puede soportar más. ¡Creo que hay un mensaje importante para ti en este capítulo! Que su Espíritu caiga de nuevo sobre ti para darte fe y ojos para ver que su brazo no se ha acortado, sin importar lo que enfrentes.

 

Números 9:15-23  ¿Entrarás en el Reino?

En este pasaje, Moisés literalmente tiene la última palabra. Pues, en realidad, él no dice ninguna palabra, y su nombre ni siquiera aparece hasta el final. A primera vista, puede parecer que este pasaje no pertenece a un estudio sobre el liderazgo de Moisés. Eran el mandato del Señor y la columna de fuego y nube que estaban guiándolos. Y así debería ser. En la iglesia Él manda, y es su voz lo que queremos oír. Pero Dios ha elegido usarnos  como sus líderes delegados y portavoces, como se ve en las palabras finales del capítulo: obedecían todo lo que el Señor les decía por medio de Moisés.

Sumisión a Dios

Donde no hay autoridad hay caos. El libro de Jueces es un gran ejemplo; termina diciendo: cada uno hacía lo que bien le parecía (Jueces 21:25). Esto también puede describir el mundo de hoy. Muchos dicen que el cristiano que predica autoridad y sumisión es controlador, abusivo y rígido. Pero el fundamento de una relación con Dios es reconocer su autoridad como Señor y someterse a Él. ¿Recuerdas como Eva decidió escuchar a la serpiente en lugar de Dios? Eso es lo que nos metió en problemas en primer lugar. Lo contrario de la sumisión es la rebelión, y ha sido una plaga para nuestra raza desde aquel entonces. Yo creo que este puede ser el capítulo más importante de este libro. Varios de mis hermanos cristianos que lo revisaron dijeron que es “controvertido” en la iglesia actual, y les parece imposible poner en práctica estos conceptos en el mundo de hoy. Hay que leerlo con mucha oración y un corazón abierto a la voz del Espíritu.

Sumisión significa obediencia

La mayoría de los cristianos confiesan a Jesús como su Señor y dicen que quieren hacer su voluntad, pero parece que Jesús tiene un problema con muchos de nosotros:

»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!” (Mateo 7: 21-23)

Este es uno de los pasajes más alarmantes de toda la Biblia. Estos son creyentes que alaban al Señor, conocen la Biblia y están muy involuncrados en la iglesia. Profetizaron, echaron fuera demonios e hicieron milagros en el nombre de Jesús. Jesús nunca niega sus grandes hechos; el problema es que los hicieron a su manera. Algo puede ser bueno, pero no necesariamente sea la voluntad de Dios. El requisito es someter toda la vida a su señorío. Y no es una cuestión de que Dios nos discipline por un rato o perder nuestra recompensa; es una cuestión de nuestra salvación. No pueden entrar en el reino de los cielos, y Jesús dice que hay muchos.

Este mensaje no es popular. No predica bien en televisión. Pero la autoridad y la sumisión constituyen el centro de nuestra fe. Creemos que Dios tiene autoridad absoluta. Jesús la demostró: sobre la enfermedad, los demonios, la muerte y la naturaleza. La autoridad exige obediencia: Los demonios tienen que someterse, y nosotros tenemos que someternos. Algunos dicen que la persona que se somete es débil; no tiene la fuerza para tomar sus propias decisiones; en cambio él deja que Dios u otra persona dirija su vida. En realidad, someterse voluntariamente a la voluntad de otro exige más fuerza.

Autoridad delegada

En Números 9, la autoridad de Dios estaba presente visiblemente en la columna de nube y fuego, pero Dios habló a través de Moisés, su autoridad designada. Desobedecer a Moisés era desobedecer a Dios. En la iglesia, Dios delega su autoridad a los apóstoles, pastores y ancianos, para predicar su palabra y guiar a su pueblo.

Dios también nos manda obedecer a las autoridades en el gobierno, la escuela y el trabajo: Todos deben someterse a las personas que ejercen la autoridad. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y las que existen, fueron puestas por él (Romanos 13:1, DHH). Dios ha ordenado a la sociedad para que podamos prosperar y vivir en paz. Estableció al hombre como cabeza de familia, y les dio autoridad sobre los hijos al padre y a la madre. Si no hay autoridad habrá anarquía. Un país donde el gobierno ha perdido su autoridad se llama un «estado fallido.» En muchos sentidos, nuestra sociedad es una «sociedad fallida.» La autoridad es despreciada, los niños corren desenfrenados, las escuelas no funcionan y la rebelión está presente en todas partes.

Autoridad abusiva

Durante cientos de años, Israel sufrió bajo la autoridad abusiva del faraón; eso sería suficiente para hacer que cualquier persona sea rebelde y temerosa de la sumisión. El hombre pecador es capaz de horrendos abusos de autoridad. Puede que tú hayas sufrido bajo un padre tiránico, un pastor que cree que es la cuarta persona de la Trinidad o un jefe exigente. No hay excusa para el abuso, y Dios nunca nos ordena tolerar tal abuso. Él entiende lo difícil que es someterse (incluso a Él) después de esas experiencias, pero ellas no te eximen de obedecerle a Él o su autoridad delegada. Dios quiere sanar las heridas y restaurar la confianza en una autoridad sana y piadosa.

La autoridad de Dios es justa y buena. Israel ya vio esa autoridad cuando Moisés abrió el mar rojo, y cada día ellos estaban aprendiendo más al respecto. En Números 9, Dios les dio una lección muy sencilla de obediencia:

15 El día que se armó el tabernáculo, la nube lo cubrió. Pero desde la tarde hasta el amanecer la nube que cubría el tabernáculo tomaba la apariencia de una columna de fuego. 16 De esta manera ocurría siempre: por la noche la nube que cubría el tabernáculo tomaba la apariencia de fuego. 

La nube de gloria

La construcción de la tienda de reunión también era una lección de obediencia; Dios les dio planes detallados y Moisés supervisó el trabajo, asegurándose de que todo se hiciera exactamente conforme a esos planes. No había lugar para la iniciativa individual, y no podían cambiar el diseño. Ahora ese tabernáculo estaba listo, y la nube de gloria de la presencia de Dios lo cubría. Por la noche la nube se veía como fuego.

Hay algunos detalles adicionales en el pasaje paralelo en Éxodo 40: 34-35:

Entonces la nube cubrió el tabernáculo, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. Moisés no podía entrar en el tabernáculo, porque la nube se había posado allí, y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo.

La gloria de Dios también llenó el tabernáculo. ¡Fue tan abrumadora que ni siquiera Moisés pudo entrar! Pero el propósito de la nube era más que una manifestación de su gloria:

17 Cada vez que la nube se elevaba de la carpa sagrada, el pueblo de Israel levantaba el campamento y la seguía; donde la nube se detenía, el pueblo de Israel armaba el campamento. 

Sigue la nube

Es parecido a dejar un gran culto de adoración para caminar toda la semana en obediencia en el desierto de este mundo. La lección era muy sencilla: Para sobrevivir y prosperar tienes que caminar con Dios y obedecerle. No tienes la libertad de salir del campamento cuando tengas las ganas, y no importa cuánto te guste un lugar, tienes que empacar y seguir adelante cuando Dios lo manda. Tú puedes rebelarte y dejar el campamento, pero no habrá maná, y vas a morir en el desierto.

Es triste cuando una nube de gloria se mueve de una iglesia, y la gente no se da cuenta. En lugar de empacar la tienda (espiritualmente) y moverse junto con Dios, se quedan donde están. El tabernáculo sigue siendo hermoso (fue construido según el plan de Dios), pero ya está vacío. La presencia de Dios se fue. Él sólo lo habita cuando la gente camina en obediencia a Él.

18 De esta manera los israelitas viajaban y acampaban por orden del Señor, donde él les indicaba que fueran. Permanecían en el campamento todo el tiempo que la nube se quedaba encima del tabernáculo.

Una experiencia 100% corporativa

La nación entera se movió. No había lugar para el individualismo (hacer las cosas a tu manera). Si alguien se impacientó con la larga estancia en un lugar y decidió marcharse por su propia cuenta, sin el maná, las codornices y el agua que Dios proveyó, moriría en el desierto.

Tenían que mover como un solo pueblo o todo podría fracasar. Habría enemigos en el camino, y su unidad fue fundamental para su supervivencia. Imagina estas posibilidades:

  • Aarón fue humillado por su hermano con el becerro de oro y reúne a un grupo de descontentos a su alrededor. Hacen otro becerro y siguen a Aarón hacia Canaán.
  • Josué está harto de servir al viejo. Ha visto la gloria de Dios y cree que las restricciones sobre quién puede entrar en el lugar santo son injustas. Él reúne a jóvenes adoradores y les promete rostros brillantes como  Moisés.
  • Bezalel fue el artesano que trabajaba duro en el tabernáculo. Él reúne a artesanos frustrados por la rigidez de los planes para ello. Él enseña que Dios les dio creatividad y en su grupo cada persona tendrá la libertad de expresarla.
  • Un gran chef aprovecha el descontento con las codornices y el maná, y promete una dieta más apetecible. Él acusa a Moisés de guardar la mejor comida para sí mismo.
  • Otro dice que conoce una ruta directa a la tierra santa que Dios le reveló en sueños. Con él, llegarán allí en un mes.

Y así va. ¿No te recuerda a la iglesia hoy? El individualista tiene un gran problema: «Nadie me va a decir qué hacer o cómo vivir mi vida.»

¿No es lógico que tengamos que seguir el ejemplo de Israel? Dios tiene un plan y un destino para nosotros y nos coloca en un cuerpo de creyentes que nos llevará a la madurez. Él pone autoridad en ese cuerpo en forma de pastores y ancianos. Cuando elegimos ser parte de una iglesia local, estamos afirmando nuestra creencia de que Dios ha puesto a esos líderes allí y estamos dispuestos a someternos a ellos.

19 Si la nube se quedaba por largo tiempo sobre el tabernáculo, los israelitas permanecían allí y llevaban a cabo sus deberes ante el Señor. 20 Algunas veces la nube se detenía por pocos días sobre el tabernáculo; entonces el pueblo se quedaba por pocos días, como el Señor ordenaba. Luego, por orden del Señor, levantaban el campamento y se ponían en marcha. 21 Algunas veces la nube se detenía solo por la noche y se elevaba a la mañana siguiente; pero fuera de día o de noche, cuando la nube se elevaba, el pueblo levantaba el campamento y se ponía en marcha. 22 Si la nube permanecía sobre el tabernáculo por dos días, un mes o un año, el pueblo de Israel acampaba y no se ponía en marcha; pero en cuanto se elevaba, ellos levantaban el campamento y se ponían en marcha.

Toda la vida giraba en torno al movimiento de Dios

Puede parecer muy arbitrario. ¡Sería imposible vivir la vida como quieras!

  • Tu esposa está lista para servir una comida rica o pasar un tiempo íntimo contigo cuando la nube se levante y tengas que empacar.
  • Tú puedes estar profundamente dormido después de caminar todo el dia, cuando llega la palabra de irse.

Tal vez sería mejor si hubiera lógica, o si Dios preparó un horario para que sepas qué esperar. Parece que no le importan a Dios los inconvenientes causados por este constante movimiento, pero la gente aprendió que la obediencia no era opcional. Desde su infancia, los niños aprendieron a observar la nube y escuchar la orden de Moisés. Todos lo hicieron.

Seguir la nube hoy

Israel estaba operando al nivel de un niño, aprendiendo cosas muy básicas acerca de la fe y la obediencia. Hoy no tenemos la nube. A veces una nube puede parecer más fácil, pero tenemos algo mejor: El Espíritu Santo, que mora en nosotros. Tenemos más libertad, y un guía 24/7. Dios ha dado recursos y espera que actuemos como adultos. Lamentablemente, para muchos, todavía parece difícil discernir su voluntad. ¡Pero Jesús dijo que sólo aquellos que hacen la voluntad del Padre entrarán al reino! ¿Cómo sabemos lo que Dios quiere?

Cómo discernir la voluntad de Dios

  • Sumérgete en las Escrituras y procura ponerlas en práctica. Cuando te sometes a la Palabra de Dios y caminas en obediencia, será fácil discernir su voluntad en situaciones específicas.
  • Cultiva tu vida de oración. Aprende a escuchar a Dios y la voz apacible del Espíritu. Elimina mucho ruido de tu vida. ¡Dale la oportunidad de hablarte! Desarrolla el hábito de pedir su dirección en las decisiones diarias, y estarás listo para oír su voz en una crisis.
  • Comparte tu vida con otros creyentes. Anda en comunión con hermanos piadosos que realmente te conocen. Busca su consejo y una confirmación de tus decisiones. Sométete al liderazgo de tu iglesia y busca su guía.
  • Si sientes pavor o falta de paz, no te muevas. Si no estás seguro de que la nube se está moviendo, quédate donde estás. Si Dios quiere que te muevas y estás abierto a Él, te lo hará saber.
  • Ten en cuenta que tu naturaleza pecaminosa fácilmente puede engañarte. Por ejemplo, dejar que la lujuria o las apariencias te guíen en la selección de un cónyugue, eligiendo un trabajo simplemente porque paga mejor u ofrece más estatus o seleccionar una misión o una nueva iglesia debido a su clima deseable.

¡Dios quiere que sepas su voluntad! No es un gran misterio, pero requiere trabajo de tu parte.

23 Así que acampaban o viajaban bajo las órdenes del Señor y obedecían todo lo que el Señor les decía por medio de Moisés.

Obediencia a Moisés no era opcional

Llevar un grupo de ex esclavos de Egipto a la Tierra Prometida fue una tarea muy pesada. Para llegar allí, Israel tenía que honrar y obedecer a Moisés. No habría otra manera. Necesitan milagros de Dios, y Moisés era su instrumento escogido. Pero la relación de Israel con Moisés no estaba siempre genial. Ellos no tenían la oportunidad de elegir un líder y nunca seleccionaron a Moisés; un día él llegó y anunció que Dios lo había enviado para liberarlos. Ahora, en el camino, culparon a Moisés por cualquier problema. Nunca abandonaron la posibilidad de volver a Egipto. Cuando se desesperaron mientras Moisés estaba en la montaña, hicieron un nuevo dios, el becerro de oro, para llevarlos a la Tierra Prometida. Pero a fin de cuentas, no tenían otra opción; tenían que confiar en que Moisés oyó de Dios y quería lo mejor para ellos.

¿Y nosotros? ¿Somos muy diferentes de los israelitas? Tenemos infinitamente más recursos: la Palabra de Dios, la salvación en Cristo y una relación personal con Él, la plenitud del Espíritu Santo y muchos medios para aprender y equiparnos.

Autoridad y libertad

Yo estoy muy preocupado por la falta de autoridad y sumisión en la iglesia. ¿Significa que estoy a favor de un sistema católico de un papa y control total desde arriba? ¡Por supuesto no! En la iglesia primitiva había varios hombres que funcionaban como apóstoles y ejercían autoridad sobre sus iglesias, y había falsos apóstoles en competición con ellos. Lee 2 Corintios y la lucha de Pablo para mantener su posición de autoridad. Hoy no faltan apóstoles, pero hay pocos que demuestren los signos bíblicos del apostolado, y muchos que parecen más interesados en la fama y el dinero.

Tampoco estoy diciendo que la iglesia debe ejercer control total sobre sus miembros. Definitivamente no estamos hablando de un Jim Jones u otra secta diabólica. Mientras los israelitas seguían la nube, estaban libres para:

  • Casarse con quien quisieran (solo tenía que ser creyente).
  • Tener tantos hijos como quisieran y enseñarles en casa.
  • Comer lo que quisieran (según lo permitido por la ley).
  • Vestirse como quisieran (también dentro de las normas de la ley).

Dios nunca quiere que seamos esclavos de un hombre. Lo que Dios ordenó en el éxodo fue donde colocar sus tiendas (en agrupaciones tribales para mantener el orden y proporcionar autoridad sobre ellos, ve Números 2), y dónde y cuándo podrían moverse (siguiendo la nube). Tenían que moverse como un grupo. Dios nos coloca en una iglesia hoy, y creo que tenemos que caminar juntos con los otros miembros de ese cuerpo para alcanzar la madurez (ve Efesios 4). En el resto hay mucha libertad.

Unidad doctrinal

Entonces, ¿cómo podemos llegar a un acuerdo doctrinal y caminar en unidad? Tenemos un buen ejemplo en la iglesia primitiva. Comenzando en Hechos 15, cuando hubo desacuerdo sobre una cuestión doctrinal o ética, los apóstoles y líderes de las iglesias de todo el mundo se reunieron en oración para buscar a Dios y llegar a un acuerdo. Su decisión fue compartida con las iglesias. Honraron a los apóstoles y temieron a Dios, y se sometieron a su decisión. En otras reuniones (llamados concilios ecuménicos) decidieron cómo explicar la naturaleza de Cristo y cuáles libros incluir en la Biblia. La iglesia Católica todavía utiliza concilios parecidos. Varios grupos han intentado hacer lo mismo entre los cristianos, como el Consejo Mundial de Iglesias o la Alianza Evangélica Mundial. Dentro de varias denominaciones o concilios los líderes también se reúnen para definir sus creencias. Pero muchas veces los esfuerzos de hombres son más notables que la verdadera autoridad apostólica.

La autoridad comienza en casa

El respeto a la autoridad (en última instancia, la autoridad de Dios, su Palabra y su iglesia) comienza en el hogar. Los niños deben aprenderlo desde la infancia, con el padre honrado como cabeza del hogar y la madre respetándolo y apoyando su palabra. Si no se establece la autoridad bíblica, los niños serán rebeldes en la escuela y, finalmente, en el trabajo y en la iglesia. Ya vemos las consecuencias de la pérdida de esa autoridad. A la misma vez, posiblemente la mayoría de los hombres no tienen idea de cómo ejercer la autoridad bíblica. El mundo ve la “autoridad y sumisión” como anticuada, machista y sofocante. La iglesia tiene que enseñar a las familias acerca de la autoridad divina y la sumisión.

¿Vas a entrar en el reino?

¿Quieres experimentar la autoridad y el poder de Dios en tu vida? Puedes hacerlo, en la medida en que sometes tu vida y tus planes a Él. ¿Qué sucedería si una iglesia decidiera corporativamente hacer lo que Israel hizo aquí? ¿Crees que podríamos ver el fuego de Dios y su nube de gloria? ¿Estás congregándote en un hermoso templo, pero sin la nube de gloria, porque esa iglesia no escuchó la voz de Dios ni obedeció su mandato?

Yo hablé de este tema en un grupo de líderes de varias iglesias. Todos estuvieron de acuerdo que la autoridad y la sumisión es un tema importante en la Biblia. La rebelión es como adivinación, y es el principal problema de Satanás. Ellos no pudieron encontrar nada en este capítulo para estar en desacuerdo. Anhelan esta experiencia en sus iglesias, sus hogares y la sociedad, pero estaban de acuerdo que es radical, controvertida e imposible de poner en práctica hoy en dia. ¡Qué trágico! Si hay un desacuerdo entre la Palabra de Dios y nuestra experiencia actual, yo tengo que afirmar la autoridad de la Biblia y creer que es posible vivir lo que enseña. Mi oración para ti es que Dios ponga esa fe en tu corazón y te ayude a caminar en la autoridad que Moises demostró en el éxodo.

¡No seas uno de los que Jesús dice que nunca conoció! Examina lo que estás haciendo, incluso las cosas buenas (como sanar a los enfermos).

  • ¿Estás dispuesto a someter tu vida a la autoridad de Dios? ¿Puedes decir con confianza que estás haciendo su voluntad? ¿O estás sirviendo a Dios por conveniencia?
  • ¿Estás sometido a una autoridad espiritual?
  • ¿Cómo respondes a la autoridad en el trabajo o la escuela? ¿A la policía y la ley? Si no va contra los mandamientos de Dios, ¿tratas de ser sumiso en cada situación? ¿O te consideras a ti mismo un rebelde?