Números 9:15-23  ¿Entrarás en el Reino?

En este pasaje, Moisés literalmente tiene la última palabra. Pues, en realidad, él no dice ninguna palabra, y su nombre ni siquiera aparece hasta el final. A primera vista, puede parecer que este pasaje no pertenece a un estudio sobre el liderazgo de Moisés. Eran el mandato del Señor y la columna de fuego y nube que estaban guiándolos. Y así debería ser. En la iglesia Él manda, y es su voz lo que queremos oír. Pero Dios ha elegido usarnos  como sus líderes delegados y portavoces, como se ve en las palabras finales del capítulo: obedecían todo lo que el Señor les decía por medio de Moisés.

Sumisión a Dios

Donde no hay autoridad hay caos. El libro de Jueces es un gran ejemplo; termina diciendo: cada uno hacía lo que bien le parecía (Jueces 21:25). Esto también puede describir el mundo de hoy. Muchos dicen que el cristiano que predica autoridad y sumisión es controlador, abusivo y rígido. Pero el fundamento de una relación con Dios es reconocer su autoridad como Señor y someterse a Él. ¿Recuerdas como Eva decidió escuchar a la serpiente en lugar de Dios? Eso es lo que nos metió en problemas en primer lugar. Lo contrario de la sumisión es la rebelión, y ha sido una plaga para nuestra raza desde aquel entonces. Yo creo que este puede ser el capítulo más importante de este libro. Varios de mis hermanos cristianos que lo revisaron dijeron que es “controvertido” en la iglesia actual, y les parece imposible poner en práctica estos conceptos en el mundo de hoy. Hay que leerlo con mucha oración y un corazón abierto a la voz del Espíritu.

Sumisión significa obediencia

La mayoría de los cristianos confiesan a Jesús como su Señor y dicen que quieren hacer su voluntad, pero parece que Jesús tiene un problema con muchos de nosotros:

»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!” (Mateo 7: 21-23)

Este es uno de los pasajes más alarmantes de toda la Biblia. Estos son creyentes que alaban al Señor, conocen la Biblia y están muy involuncrados en la iglesia. Profetizaron, echaron fuera demonios e hicieron milagros en el nombre de Jesús. Jesús nunca niega sus grandes hechos; el problema es que los hicieron a su manera. Algo puede ser bueno, pero no necesariamente sea la voluntad de Dios. El requisito es someter toda la vida a su señorío. Y no es una cuestión de que Dios nos discipline por un rato o perder nuestra recompensa; es una cuestión de nuestra salvación. No pueden entrar en el reino de los cielos, y Jesús dice que hay muchos.

Este mensaje no es popular. No predica bien en televisión. Pero la autoridad y la sumisión constituyen el centro de nuestra fe. Creemos que Dios tiene autoridad absoluta. Jesús la demostró: sobre la enfermedad, los demonios, la muerte y la naturaleza. La autoridad exige obediencia: Los demonios tienen que someterse, y nosotros tenemos que someternos. Algunos dicen que la persona que se somete es débil; no tiene la fuerza para tomar sus propias decisiones; en cambio él deja que Dios u otra persona dirija su vida. En realidad, someterse voluntariamente a la voluntad de otro exige más fuerza.

Autoridad delegada

En Números 9, la autoridad de Dios estaba presente visiblemente en la columna de nube y fuego, pero Dios habló a través de Moisés, su autoridad designada. Desobedecer a Moisés era desobedecer a Dios. En la iglesia, Dios delega su autoridad a los apóstoles, pastores y ancianos, para predicar su palabra y guiar a su pueblo.

Dios también nos manda obedecer a las autoridades en el gobierno, la escuela y el trabajo: Todos deben someterse a las personas que ejercen la autoridad. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y las que existen, fueron puestas por él (Romanos 13:1, DHH). Dios ha ordenado a la sociedad para que podamos prosperar y vivir en paz. Estableció al hombre como cabeza de familia, y les dio autoridad sobre los hijos al padre y a la madre. Si no hay autoridad habrá anarquía. Un país donde el gobierno ha perdido su autoridad se llama un «estado fallido.» En muchos sentidos, nuestra sociedad es una «sociedad fallida.» La autoridad es despreciada, los niños corren desenfrenados, las escuelas no funcionan y la rebelión está presente en todas partes.

Autoridad abusiva

Durante cientos de años, Israel sufrió bajo la autoridad abusiva del faraón; eso sería suficiente para hacer que cualquier persona sea rebelde y temerosa de la sumisión. El hombre pecador es capaz de horrendos abusos de autoridad. Puede que tú hayas sufrido bajo un padre tiránico, un pastor que cree que es la cuarta persona de la Trinidad o un jefe exigente. No hay excusa para el abuso, y Dios nunca nos ordena tolerar tal abuso. Él entiende lo difícil que es someterse (incluso a Él) después de esas experiencias, pero ellas no te eximen de obedecerle a Él o su autoridad delegada. Dios quiere sanar las heridas y restaurar la confianza en una autoridad sana y piadosa.

La autoridad de Dios es justa y buena. Israel ya vio esa autoridad cuando Moisés abrió el mar rojo, y cada día ellos estaban aprendiendo más al respecto. En Números 9, Dios les dio una lección muy sencilla de obediencia:

15 El día que se armó el tabernáculo, la nube lo cubrió. Pero desde la tarde hasta el amanecer la nube que cubría el tabernáculo tomaba la apariencia de una columna de fuego. 16 De esta manera ocurría siempre: por la noche la nube que cubría el tabernáculo tomaba la apariencia de fuego. 

La nube de gloria

La construcción de la tienda de reunión también era una lección de obediencia; Dios les dio planes detallados y Moisés supervisó el trabajo, asegurándose de que todo se hiciera exactamente conforme a esos planes. No había lugar para la iniciativa individual, y no podían cambiar el diseño. Ahora ese tabernáculo estaba listo, y la nube de gloria de la presencia de Dios lo cubría. Por la noche la nube se veía como fuego.

Hay algunos detalles adicionales en el pasaje paralelo en Éxodo 40: 34-35:

Entonces la nube cubrió el tabernáculo, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. Moisés no podía entrar en el tabernáculo, porque la nube se había posado allí, y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo.

La gloria de Dios también llenó el tabernáculo. ¡Fue tan abrumadora que ni siquiera Moisés pudo entrar! Pero el propósito de la nube era más que una manifestación de su gloria:

17 Cada vez que la nube se elevaba de la carpa sagrada, el pueblo de Israel levantaba el campamento y la seguía; donde la nube se detenía, el pueblo de Israel armaba el campamento. 

Sigue la nube

Es parecido a dejar un gran culto de adoración para caminar toda la semana en obediencia en el desierto de este mundo. La lección era muy sencilla: Para sobrevivir y prosperar tienes que caminar con Dios y obedecerle. No tienes la libertad de salir del campamento cuando tengas las ganas, y no importa cuánto te guste un lugar, tienes que empacar y seguir adelante cuando Dios lo manda. Tú puedes rebelarte y dejar el campamento, pero no habrá maná, y vas a morir en el desierto.

Es triste cuando una nube de gloria se mueve de una iglesia, y la gente no se da cuenta. En lugar de empacar la tienda (espiritualmente) y moverse junto con Dios, se quedan donde están. El tabernáculo sigue siendo hermoso (fue construido según el plan de Dios), pero ya está vacío. La presencia de Dios se fue. Él sólo lo habita cuando la gente camina en obediencia a Él.

18 De esta manera los israelitas viajaban y acampaban por orden del Señor, donde él les indicaba que fueran. Permanecían en el campamento todo el tiempo que la nube se quedaba encima del tabernáculo.

Una experiencia 100% corporativa

La nación entera se movió. No había lugar para el individualismo (hacer las cosas a tu manera). Si alguien se impacientó con la larga estancia en un lugar y decidió marcharse por su propia cuenta, sin el maná, las codornices y el agua que Dios proveyó, moriría en el desierto.

Tenían que mover como un solo pueblo o todo podría fracasar. Habría enemigos en el camino, y su unidad fue fundamental para su supervivencia. Imagina estas posibilidades:

  • Aarón fue humillado por su hermano con el becerro de oro y reúne a un grupo de descontentos a su alrededor. Hacen otro becerro y siguen a Aarón hacia Canaán.
  • Josué está harto de servir al viejo. Ha visto la gloria de Dios y cree que las restricciones sobre quién puede entrar en el lugar santo son injustas. Él reúne a jóvenes adoradores y les promete rostros brillantes como  Moisés.
  • Bezalel fue el artesano que trabajaba duro en el tabernáculo. Él reúne a artesanos frustrados por la rigidez de los planes para ello. Él enseña que Dios les dio creatividad y en su grupo cada persona tendrá la libertad de expresarla.
  • Un gran chef aprovecha el descontento con las codornices y el maná, y promete una dieta más apetecible. Él acusa a Moisés de guardar la mejor comida para sí mismo.
  • Otro dice que conoce una ruta directa a la tierra santa que Dios le reveló en sueños. Con él, llegarán allí en un mes.

Y así va. ¿No te recuerda a la iglesia hoy? El individualista tiene un gran problema: «Nadie me va a decir qué hacer o cómo vivir mi vida.»

¿No es lógico que tengamos que seguir el ejemplo de Israel? Dios tiene un plan y un destino para nosotros y nos coloca en un cuerpo de creyentes que nos llevará a la madurez. Él pone autoridad en ese cuerpo en forma de pastores y ancianos. Cuando elegimos ser parte de una iglesia local, estamos afirmando nuestra creencia de que Dios ha puesto a esos líderes allí y estamos dispuestos a someternos a ellos.

19 Si la nube se quedaba por largo tiempo sobre el tabernáculo, los israelitas permanecían allí y llevaban a cabo sus deberes ante el Señor. 20 Algunas veces la nube se detenía por pocos días sobre el tabernáculo; entonces el pueblo se quedaba por pocos días, como el Señor ordenaba. Luego, por orden del Señor, levantaban el campamento y se ponían en marcha. 21 Algunas veces la nube se detenía solo por la noche y se elevaba a la mañana siguiente; pero fuera de día o de noche, cuando la nube se elevaba, el pueblo levantaba el campamento y se ponía en marcha. 22 Si la nube permanecía sobre el tabernáculo por dos días, un mes o un año, el pueblo de Israel acampaba y no se ponía en marcha; pero en cuanto se elevaba, ellos levantaban el campamento y se ponían en marcha.

Toda la vida giraba en torno al movimiento de Dios

Puede parecer muy arbitrario. ¡Sería imposible vivir la vida como quieras!

  • Tu esposa está lista para servir una comida rica o pasar un tiempo íntimo contigo cuando la nube se levante y tengas que empacar.
  • Tú puedes estar profundamente dormido después de caminar todo el dia, cuando llega la palabra de irse.

Tal vez sería mejor si hubiera lógica, o si Dios preparó un horario para que sepas qué esperar. Parece que no le importan a Dios los inconvenientes causados por este constante movimiento, pero la gente aprendió que la obediencia no era opcional. Desde su infancia, los niños aprendieron a observar la nube y escuchar la orden de Moisés. Todos lo hicieron.

Seguir la nube hoy

Israel estaba operando al nivel de un niño, aprendiendo cosas muy básicas acerca de la fe y la obediencia. Hoy no tenemos la nube. A veces una nube puede parecer más fácil, pero tenemos algo mejor: El Espíritu Santo, que mora en nosotros. Tenemos más libertad, y un guía 24/7. Dios ha dado recursos y espera que actuemos como adultos. Lamentablemente, para muchos, todavía parece difícil discernir su voluntad. ¡Pero Jesús dijo que sólo aquellos que hacen la voluntad del Padre entrarán al reino! ¿Cómo sabemos lo que Dios quiere?

Cómo discernir la voluntad de Dios

  • Sumérgete en las Escrituras y procura ponerlas en práctica. Cuando te sometes a la Palabra de Dios y caminas en obediencia, será fácil discernir su voluntad en situaciones específicas.
  • Cultiva tu vida de oración. Aprende a escuchar a Dios y la voz apacible del Espíritu. Elimina mucho ruido de tu vida. ¡Dale la oportunidad de hablarte! Desarrolla el hábito de pedir su dirección en las decisiones diarias, y estarás listo para oír su voz en una crisis.
  • Comparte tu vida con otros creyentes. Anda en comunión con hermanos piadosos que realmente te conocen. Busca su consejo y una confirmación de tus decisiones. Sométete al liderazgo de tu iglesia y busca su guía.
  • Si sientes pavor o falta de paz, no te muevas. Si no estás seguro de que la nube se está moviendo, quédate donde estás. Si Dios quiere que te muevas y estás abierto a Él, te lo hará saber.
  • Ten en cuenta que tu naturaleza pecaminosa fácilmente puede engañarte. Por ejemplo, dejar que la lujuria o las apariencias te guíen en la selección de un cónyugue, eligiendo un trabajo simplemente porque paga mejor u ofrece más estatus o seleccionar una misión o una nueva iglesia debido a su clima deseable.

¡Dios quiere que sepas su voluntad! No es un gran misterio, pero requiere trabajo de tu parte.

23 Así que acampaban o viajaban bajo las órdenes del Señor y obedecían todo lo que el Señor les decía por medio de Moisés.

Obediencia a Moisés no era opcional

Llevar un grupo de ex esclavos de Egipto a la Tierra Prometida fue una tarea muy pesada. Para llegar allí, Israel tenía que honrar y obedecer a Moisés. No habría otra manera. Necesitan milagros de Dios, y Moisés era su instrumento escogido. Pero la relación de Israel con Moisés no estaba siempre genial. Ellos no tenían la oportunidad de elegir un líder y nunca seleccionaron a Moisés; un día él llegó y anunció que Dios lo había enviado para liberarlos. Ahora, en el camino, culparon a Moisés por cualquier problema. Nunca abandonaron la posibilidad de volver a Egipto. Cuando se desesperaron mientras Moisés estaba en la montaña, hicieron un nuevo dios, el becerro de oro, para llevarlos a la Tierra Prometida. Pero a fin de cuentas, no tenían otra opción; tenían que confiar en que Moisés oyó de Dios y quería lo mejor para ellos.

¿Y nosotros? ¿Somos muy diferentes de los israelitas? Tenemos infinitamente más recursos: la Palabra de Dios, la salvación en Cristo y una relación personal con Él, la plenitud del Espíritu Santo y muchos medios para aprender y equiparnos.

Autoridad y libertad

Yo estoy muy preocupado por la falta de autoridad y sumisión en la iglesia. ¿Significa que estoy a favor de un sistema católico de un papa y control total desde arriba? ¡Por supuesto no! En la iglesia primitiva había varios hombres que funcionaban como apóstoles y ejercían autoridad sobre sus iglesias, y había falsos apóstoles en competición con ellos. Lee 2 Corintios y la lucha de Pablo para mantener su posición de autoridad. Hoy no faltan apóstoles, pero hay pocos que demuestren los signos bíblicos del apostolado, y muchos que parecen más interesados en la fama y el dinero.

Tampoco estoy diciendo que la iglesia debe ejercer control total sobre sus miembros. Definitivamente no estamos hablando de un Jim Jones u otra secta diabólica. Mientras los israelitas seguían la nube, estaban libres para:

  • Casarse con quien quisieran (solo tenía que ser creyente).
  • Tener tantos hijos como quisieran y enseñarles en casa.
  • Comer lo que quisieran (según lo permitido por la ley).
  • Vestirse como quisieran (también dentro de las normas de la ley).

Dios nunca quiere que seamos esclavos de un hombre. Lo que Dios ordenó en el éxodo fue donde colocar sus tiendas (en agrupaciones tribales para mantener el orden y proporcionar autoridad sobre ellos, ve Números 2), y dónde y cuándo podrían moverse (siguiendo la nube). Tenían que moverse como un grupo. Dios nos coloca en una iglesia hoy, y creo que tenemos que caminar juntos con los otros miembros de ese cuerpo para alcanzar la madurez (ve Efesios 4). En el resto hay mucha libertad.

Unidad doctrinal

Entonces, ¿cómo podemos llegar a un acuerdo doctrinal y caminar en unidad? Tenemos un buen ejemplo en la iglesia primitiva. Comenzando en Hechos 15, cuando hubo desacuerdo sobre una cuestión doctrinal o ética, los apóstoles y líderes de las iglesias de todo el mundo se reunieron en oración para buscar a Dios y llegar a un acuerdo. Su decisión fue compartida con las iglesias. Honraron a los apóstoles y temieron a Dios, y se sometieron a su decisión. En otras reuniones (llamados concilios ecuménicos) decidieron cómo explicar la naturaleza de Cristo y cuáles libros incluir en la Biblia. La iglesia Católica todavía utiliza concilios parecidos. Varios grupos han intentado hacer lo mismo entre los cristianos, como el Consejo Mundial de Iglesias o la Alianza Evangélica Mundial. Dentro de varias denominaciones o concilios los líderes también se reúnen para definir sus creencias. Pero muchas veces los esfuerzos de hombres son más notables que la verdadera autoridad apostólica.

La autoridad comienza en casa

El respeto a la autoridad (en última instancia, la autoridad de Dios, su Palabra y su iglesia) comienza en el hogar. Los niños deben aprenderlo desde la infancia, con el padre honrado como cabeza del hogar y la madre respetándolo y apoyando su palabra. Si no se establece la autoridad bíblica, los niños serán rebeldes en la escuela y, finalmente, en el trabajo y en la iglesia. Ya vemos las consecuencias de la pérdida de esa autoridad. A la misma vez, posiblemente la mayoría de los hombres no tienen idea de cómo ejercer la autoridad bíblica. El mundo ve la “autoridad y sumisión” como anticuada, machista y sofocante. La iglesia tiene que enseñar a las familias acerca de la autoridad divina y la sumisión.

¿Vas a entrar en el reino?

¿Quieres experimentar la autoridad y el poder de Dios en tu vida? Puedes hacerlo, en la medida en que sometes tu vida y tus planes a Él. ¿Qué sucedería si una iglesia decidiera corporativamente hacer lo que Israel hizo aquí? ¿Crees que podríamos ver el fuego de Dios y su nube de gloria? ¿Estás congregándote en un hermoso templo, pero sin la nube de gloria, porque esa iglesia no escuchó la voz de Dios ni obedeció su mandato?

Yo hablé de este tema en un grupo de líderes de varias iglesias. Todos estuvieron de acuerdo que la autoridad y la sumisión es un tema importante en la Biblia. La rebelión es como adivinación, y es el principal problema de Satanás. Ellos no pudieron encontrar nada en este capítulo para estar en desacuerdo. Anhelan esta experiencia en sus iglesias, sus hogares y la sociedad, pero estaban de acuerdo que es radical, controvertida e imposible de poner en práctica hoy en dia. ¡Qué trágico! Si hay un desacuerdo entre la Palabra de Dios y nuestra experiencia actual, yo tengo que afirmar la autoridad de la Biblia y creer que es posible vivir lo que enseña. Mi oración para ti es que Dios ponga esa fe en tu corazón y te ayude a caminar en la autoridad que Moises demostró en el éxodo.

¡No seas uno de los que Jesús dice que nunca conoció! Examina lo que estás haciendo, incluso las cosas buenas (como sanar a los enfermos).

  • ¿Estás dispuesto a someter tu vida a la autoridad de Dios? ¿Puedes decir con confianza que estás haciendo su voluntad? ¿O estás sirviendo a Dios por conveniencia?
  • ¿Estás sometido a una autoridad espiritual?
  • ¿Cómo respondes a la autoridad en el trabajo o la escuela? ¿A la policía y la ley? Si no va contra los mandamientos de Dios, ¿tratas de ser sumiso en cada situación? ¿O te consideras a ti mismo un rebelde?