1El Señor le dijo a Moisés: 2 «Envía hombres a explorar la tierra de Canaán, la tierra que les daré a los israelitas. Envía a un jefe de cada una de las doce tribus de sus antepasados». 3 Entonces Moisés hizo lo que el Señor le ordenó y envió a doce hombres desde el campamento en el desierto de Parán, todos jefes de las tribus de Israel.
¿Quién quería enviar espías?
Estos espías serían una pesadilla para Israel, pero antes de entrar en esta porción bíblica hay otro problema para nosotros. Números dice claramente que se fueron por orden de Dios, pero el relato paralelo en Deuteronomio (1:22-23) parece contradecirlo:
»Sin embargo, todos ustedes se acercaron y me dijeron: “Primero enviemos espías a que exploren la tierra por nosotros. Ellos nos aconsejarán cuál es la mejor ruta para tomar y en qué aldeas entrar”.
»Me pareció una buena idea, así que elegí a doce espías, uno de cada tribu.
¿Cómo se concilia la diferencia? Dios puede revelar algo a un líder, pero luego le indica que espere para compartirlo con los demás. Y como lo hagas con tu hijo, a veces es mejor para ellos creer que la idea es de ellos. Dios podría haber mandado esta misión, y luego ponerla en los corazones de los hijos de Israel para solicitarla. O ellos podrían haber hecho su solicitud, y Moisés buscó al Señor para discernir su voluntad. Deuteronomio sugiere que Moisés se embarcó en esta misión tan importante sin consultar al Señor, pero eso no es característico de él.
¿Soberanía o libre albedrío?
Al igual que algunos pasajes paralelos en los evangelios nos presentan con perspectivas algo diferentes del mismo evento, Números se centra en la soberanía de Dios y su propósito al enviar los espías. ¿Necesita Dios saber quiénes habitaban en esa tierra? ¡Por supuesto no! ¿Sabe ya el resultado de su exploración? ¡Por supuesto! Pero a pesar de su plan inalterable de llevarlos a la tierra prometida, la libre voluntad del hombre puede cambiar los detalles. En este caso se retrasó su entrada en Canaán durante cuarenta años. Deuteronomio da énfasis a la libertad de la gente para solicitar espías. Es como el viejo debate de soberanía versus libre albedrío: probablemente ambos sean correctos. El resultado final es el mismo.
Lo que no cambia se encuentra en el primer versículo de Números 13: Dios le está dando la Tierra Prometida a Israel. No importa si por su rebelión e incredulidad se niegan a entrar y tomarla, o si por fe reclaman toda la tierra; la tierra es de ellos. Lo que realmente sucedió es similar a lo que sucede en nuestra experiencia de alcanzar la plenitud del plan de Dios: Su pecado y rebelión causaron un retraso significativo, mientras aprendieron algunas lecciones duras. Finalmente entraron en la tierra, pero nunca eliminaron a todos sus habitantes, lo que resultó en constantes guerras y luchas. Disfrutaron los frutos de la tierra, pero se hicieron la vida difícil.
La selección de los espías
Los versos 4 – 16 dan la lista de los representantes de cada tribu. Los únicos dos nombres de importancia para nosotros son Caleb (de Judá), y Oseas (cuyo nombre Moisés cambió a Josué) de Efraím. Hay otros dos puntos importantes:
- Moisés quiere asegurarse de que cada tribu esté representada y participe en la evaluación de la tierra. Como ya vimos en la selección de los setenta ancianos, desde el principio el concepto de la representación de todo el pueblo fue importante en el gobierno de Israel.
- Esta es la primera tarea importante en el éxodo que Moisés no ha dirigido; él entregó la misión a estos hombres. A veces estamos obligados a delegar, como aquí. Moisés ya había estado apartado del pueblo para bastante tiempo en el Sinaí, lo que resultó en el desastre del becerro de oro; el pueblo necesita su presencia. También, ya era un hombre mayor de unos 80 años. No era muy apto para viajar tanto, ni para espionaje.
Las instrucciones de Moisés a los espías
17 Moisés envió a los hombres a explorar la tierra y les dio las siguientes instrucciones: «Vayan al norte a través del Neguev hasta la zona montañosa. 18 Fíjense cómo es la tierra y averigüen si sus habitantes son fuertes o débiles, pocos o muchos.19 Observen cómo es la tierra en que habitan. ¿Es buena o mala? ¿Viven en ciudades amuralladas o sin protección, a campo abierto? 20 El terreno, ¿es fértil o estéril? ¿Abundan los árboles? Hagan todo lo posible por traer muestras de las cosechas que encuentren». (Era la temporada de la cosecha de las primeras uvas maduras).
Moisés dejó muy clara su misión, incluso diciéndoles cómo entrar en una tierra que ninguno de ellos nunca había visto:
- ¿Cómo es el paisaje?
- ¿Es la gente fuerte o débil?
- ¿Cuántas personas hay?
- ¿Qué tipo de tierras son?
- ¿Buena o mala?
- ¿Es la tierra fértil o estéril?
- ¿Hay árboles?
- ¿Cómo son las ciudades?
- ¿Tienen muros y fortificaciones?
Para un pueblo que ha escuchado hablar de esta tierra que fluye leche y miel durante tantos años, la última instrucción es conmovedora: Haz tu mejor esfuerzo por traer algunos frutos de la tierra. ¡Eso sería un estímulo visible para seguir adelante!
Me he mudado muchas veces, y siempre es emocionante hacer ese primer viaje a un lugar nuevo y hacer algunas de esas mismas preguntas. Finalmente debían lograr lo que esperaban durante tanto tiempo. Hay muchas expectativas, y algo de ansiedad. Puede ser muy positivo, pero también implica bastante riesgo. Ésta será una prueba crucial de la capacidad de Moisés para administrar a su pueblo.
La exploración
21 Así que subieron y exploraron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, cerca de Lebo-hamat. 22 Yendo al norte, atravesaron el Neguev y llegaron a Hebrón donde vivían Ahimán, Sesai y Talmai, todos descendientes de Anac. (La antigua ciudad de Hebrón fue fundada siete años antes de la ciudad egipcia de Zoán).23 Cuando llegaron al valle de Escol, cortaron una rama con un solo racimo de uvas, tan grande ¡que tuvieron que transportarlo en un palo, entre dos! También llevaron muestras de granadas e higos. 24 A ese lugar se le llamó el valle de Escol (que significa «racimo») por el racimo de uvas que los israelitas cortaron allí.
Los eventos bíblicos importantes a menudo duran cuarenta días, lo cual muestra la importancia de esta exploración, y también les dio tiempo de sobra para conocer la tierra. Sería un racimo de uvas muy impresionante, que requiere dos hombres para llevarlo en un palo entre ellos. También consiguieron granadas e higos. Todos sobrevivieron. Hasta ahora todo se ve bien.
Informe de los espías
25 Después de explorar la tierra durante cuarenta días, los hombres regresaron 26 a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de Israel en Cades, en el desierto de Parán. Informaron a toda la comunidad lo que vieron y les mostraron los frutos que tomaron de la tierra. 27 Este fue el informe que dieron a Moisés: «Entramos en la tierra a la cual nos enviaste a explorar y en verdad es un país sobreabundante, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Aquí está la clase de frutos que allí se producen. 28 Sin embargo, el pueblo que la habita es poderoso y sus ciudades son grandes y fortificadas. ¡Hasta vimos gigantes allí, los descendientes de Anac! 29 Los amalecitas viven en el Neguev y los hititas, los jebuseos y los amorreos viven en la zona montañosa. Los cananeos viven a lo largo de la costa del mar Mediterráneo y a lo largo del valle del Jordán».
Primero, las buenas noticias. La tierra realmente fluye leche y miel; tienen la fruta para probarlo. Sin embargo, en esta vida por lo general hay un «pero,» y este es un gran pero: Personas grandes y poderosas habitan la tierra, y hay ciudades grandes y fortificadas.
Obviamente, todos estaban ansiosos por escuchar su informe. Parece que dieron un informe general a todos, y luego le dieron más detalles a Moisés. Pero podría haber sido más prudente informar primero a Moisés y entonces decidir cuales detalles compartirían con toda la asamblea. Una vez que escucharon la voz de la duda y el miedo, sería casi imposible contrarrestarlo.
Dos respuestas a la exploración
30 Pero Caleb trató de calmar al pueblo que se encontraba ante Moisés. —¡Vamos enseguida a tomar la tierra! —dijo—. ¡De seguro podemos conquistarla!
31 Pero los demás hombres que exploraron la tierra con él, no estuvieron de acuerdo: —¡No podemos ir contra ellos! ¡Son más fuertes que nosotros!
32 Entonces comenzaron a divulgar entre los israelitas el siguiente mal informe sobre la tierra: «La tierra que atravesamos y exploramos devorará a todo aquel que vaya a vivir allí. ¡Todos los habitantes que vimos son enormes! 33 Hasta había gigantes, los descendientes de Anac. ¡Al lado de ellos nos sentíamos como saltamontes y así nos miraban ellos!».
Ahora tienen que escoger: Obedecer o rebelarse; tener fe, o permitir que el miedo los paralice y los conduzca al pecado. Todo es cuestión de perspectiva, ¿verdad?
Hay aspectos positivos y negativos de casi todo lo que nos enfrenta en la vida. Sería genial si pudieran entrar a la tierra sin oposición ninguna, pero la vida no es así. Casi todo lo que obtenemos implica algo de lucha. Tenemos la palabra de Dios y sus promesas. Conocemos sus propósitos para nosotros. Tenemos que elegir entrar en lo que puede ser desconocido y temible, confiando que Dios está con nosotros, y que podemos coger ánimo de las uvas y los testimonios de otras personas que han experimentado la fidelidad de Dios. O podemos escuchar a los quejosos y sus informes negativos. Podemos mirar los hechos, y también podemos reconocer nuestra tendencia a exagerar. Gran parte de la forma en que abordamos la vida implica cómo nos vemos con nuestros propios ojos y cómo nos sentimos. ¿Te ves como un saltamontes? ¿O un poderoso guerrero armado con poderosas armas espirituales?
Solo dos hombres vieron la situación con los ojos de la fe. Dios dijo que Caleb «tenía un espíritu diferente.» Ya hemos visto la fe de Josué. Esos dos hombres fueron contrarrestados por diez que solo vieron los obstáculos. Solo dos de doce. Esa puede ser la relación típica de aquellos que se avanzan valientemente en fe, y aquellos que siembran dudas y miedo. ¿De cuál grupo sueles formar parte? ¿Hay posibilidades de obediencia y de servicio? ¿Estás tentado de ir con lo que es seguro? ¿Ves solo los obstáculos? ¿O puedes confiar en que los obstáculos son oportunidades para que Dios se glorifique a sí mismo?
En el próximo capítulo veremos lo que el pueblo eligió – y cómo Moisés maneja uno de sus mayores desafíos.