Levítico 10    Fuego extraño

Todos nosotros sufrimos de una enfermedad mortal llamada “pecado,” y la rebelión es uno de los síntomas principales. Cada israelita que salió de Egipto se vio afectado por ella. Este caso, que involucró solo a dos hombres, nos recuerda lo importante que es hacer la obra del Señor a su manera.

1Nadab y Abiú, hijos de Aarón, pusieron carbones encendidos en sus incensarios y encima esparcieron incienso. De esta manera, desobedecieron al Señor al quemar ante él un fuego equivocado, diferente al que él había ordenado.

¿Qué mandato violaron? Éxodo 30:1-10 dice que solo el sumo sacerdote podía ofrecer incienso, y solo el incienso específico aprobado por Dios; cualquier otro incienso estaba prohibido.

¿Por qué lo hicieron?

No sabemos. Ellos nunca tuvieron la oportunidad de decir. Es posible que sinceramente quisieran adorar a Dios, o eran ignorantes del mandato. O tal vez sabían que estaba prohibido y se rebelaron deliberadamente. Lo que es trágicamente claro es que no prestaron mucha atención a las instrucciones de Dios. No entendieron cuán santo y serio es adorar al Creador. Una vez más, se manifiesta un corazón rebelde e insumiso.

Muchos cristianos hoy se levantarían para defenderlos:

  • “Ellos estaban ministrando al Señor.”
  • “No estaban adorando a otro dios.”
  • “Solo cambiaron un poco una norma que ni siquiera entendieron.”
  • “Dios era muy restrictivo y no lo suficientemente inclusivo.”

Lamentablemente, nosotros estamos acostumbrados a comprometer lo que claramente dice la Palabra de Dios mucho más que ellos, como el hombre en Mateo 7 que hace grandes cosas por Dios a su manera, y no de acuerdo con la voluntad de Dios. Es un ejemplo perfecto de una religión de conveniencia, donde escogemos de la Biblia lo que nos gusta e ignoramos el resto.

Cómo Dios responde a la rebelión

Como consecuencia, un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y los consumió por completo, y murieron ahí ante el Señor.

No hubo misericordia. Moisés no tuvo la oportunidad de interceder para salvarlos. ¡No juegues con Dios!

Así que Moisés le dijo a Aarón: «Esto quiso decir el Señor cuando dijo:

“Demostraré mi santidad
por medio de los que se acercan a mí.
Demostraré mi gloria
ante todo el pueblo”».

Y Aarón guardó silencio.

No es la primera vez que Aarón se quedó callado. No sabía qué decir. Él pudo haber estado en shock; acaba de ver a dos de sus hijos consumidos por el fuego. Pero probablemente las palabras de su hermano lo condenaron; Aarón no los había orientado adecuadamente sobre la gravedad de servir a Dios. ¿Podría ser un caso del pecado del padre visitado en sus hijos? Aarón había fabricado un becerro de oro y lo presentó como el nuevo dios del pueblo. Dios no lo mató, tal vez solo porque Dios aún no había dado muchas de las normas de una adoración apropiada.

Dios se demostró santo. Alguien que se le acerca de forma incorrecta pagará un precio alto. Dios será honrado ante el pueblo. Si sus ministros no lo honran, serán castigados, y Dios hará lo necesario para que la gente sepa quién es Él.

Honrar la santidad de Dios

Lo sucedido con esos dos hombres debería poner el temor de Dios en cualquier ministro o líder de adoración. Una cosa es acercarte a Dios solo, pero la responsabilidad es mucho mayor cuando estás llevando a cientos de personas a su presencia, o si te ha dado la oportunidad de honrarlo frente a una multitud.

  • ¿Comunicamos la santidad de Dios en nuestros cultos?
  • ¿Es posible que la gente del pasado en sus catedrales tenían un mejor sentido de su santidad? ¿Honraban más a Dios?
  • ¿De verdad honran a Dios nuestras bandas vestidas con jeans, gritando, con luces láser y humo? ¿O llaman más atención a ellos mismos, y los buenos sentimientos que la música provoca?

Espero que nuestros líderes no sean como Aarón. Él nunca comprendió la gravedad de no entender la santidad de Dios, ni la inculcó en sus hijos, por lo que pagaron con sus vidas.

Después Moisés llamó a Misael y a Elzafán, primos de Aarón e hijos de Uziel —que era tío de Aarón— y les dijo: «Vengan y llévense los cuerpos de sus parientes de delante del santuario a un lugar fuera del campamento». Entonces se acercaron, los agarraron por la ropa y los llevaron fuera del campamento, tal como Moisés lo había mandado.

Como Aarón se quedó callado y tal vez paralizado, le tocó a Moisés limpiar el santuario. Tenían que sacar a los rebeldes del campamento, y dos de sus primos fueron llamados a hacerlo.

Luego Moisés les dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: «No rasguen su ropa ni dejen de peinarse en señal de dolor. Si lo hacen, morirán, y el enojo del Señor herirá a toda la comunidad de Israel. Sin embargo, el resto de los israelitas, sus parientes, podrán hacer duelo a causa de la destrucción por fuego de Nadab y Abiú que hizo el Señor. Pero no salgan de la entrada del tabernáculo o morirán, porque ustedes fueron ungidos con el aceite de unción del Señor». Entonces hicieron lo que Moisés les ordenó.

Dios tenía su atención; no hubo ninguna discusión. Aarón y sus dos hijos restantes hicieron exactamente lo que Moisés les mandó. Si no lo hiciesen, se arriesgarían a incitar la ira de Dios contra toda la comunidad. Cuando los líderes no manejan situaciones delicadas correctamente, el juicio puede caer sobre toda la iglesia.

Todavía tenían el aceite de la unción del Señor. Todavía estaban de guardia, y no se les permitió llorar. Eso fue duro, pero la alternativa sería morir. Los demás, seguramente muy sobrios, podían llorar y enlutarse.

Después el Señor le dijo a Aarón: «Tú y tus descendientes nunca deben beber vino ni ninguna otra bebida alcohólica antes de entrar en el tabernáculo. Si lo hacen, morirán. Esta es una ley perpetua para ustedes, que se cumplirá de generación en generación. 10 Deben distinguir entre lo sagrado y lo común, entre lo que es ceremonialmente impuro y lo que es puro. 11 Y deben enseñarles a los israelitas todos los decretos que el Señor les ha dado por medio de Moisés».

12 Luego Moisés les dijo a Aarón y a los hijos que le quedaban, Eleazar e Itamar: «Tomen lo que queda de la ofrenda de grano, después de que se haya presentado una porción como ofrenda especial al Señor, y cómanla junto al altar. Es sumamente santa, por lo tanto, asegúrense de que no contenga levadura. 13 Deberán comerla en un lugar sagrado, porque se les dio a ustedes y a sus descendientes como su porción de las ofrendas especiales que se presentan al Señor. Estos son los mandatos que me fueron dados. 14 Sin embargo, el pecho y el muslo que fueron levantados como ofrenda especial podrán comérselos en cualquier lugar que sea ceremonialmente puro. Estas partes se te han dado a ti y a tus descendientes como su porción de las ofrendas de paz presentadas por el pueblo de Israel. 15 Deberán levantar el muslo y el pecho como ofrenda especial al Señor, junto con la grasa de las ofrendas especiales. Estas partes te pertenecerán a ti y a tus descendientes, tal como el Señor ha ordenado».

Moisés aprovechó la oportunidad para recordarles otras reglas críticas en el servicio a Dios. Una de ellas merece mayor explicación.

Fue prohibido para los sacerdotes beber «vino ni ninguna otra bebida alcohólica» cuando entraran al tabernáculo para servir a Dios. ¡Dios no quería sacerdotes borrachos! El alcohol impediría su capacidad para distinguir entre lo puro y lo impuro, y no podrían enseñar claramente la Palabra de Dios. Se supone que fuera de su servicio en el tabernáculo, y para la población en general, no había prohibición de bebidas alcohólicas.

Conozco a muchos cristianos que mantienen con muchos celos la idea que el vino de aquel entonces no era fermentado. Es difícil decir con certeza que podría haber sido el contenido alcohólico. Los pueblos antiguos a veces hervirían el jugo de uva, preparaban un jarabe y luego lo combinarían con agua para evitar el alcohol. A veces se lo hervía justo antes de beber para reducir el alcohol, y el jugo de uvas recién exprimidas se podía beber. Sin embargo, parece que ninguno de esos métodos fue ampliamente utilizado, y no fue hasta 1869 que un ministro metodista (Thomas Welch) descubrió cómo pasteurizar el jugo de uva para que no fermentara, principalmente para que pudiera usarse en la Santa Cena. Existen argumentos sustanciales de que el vino bíblico estaba fermentado (como lo es la prohibición que Moisés dio a los sacerdotes), y la combinación en el hebreo de “vino” con “bebida fuerte.” Cuando Pablo ordenó “no te embriaguéis con vino” (Efesios 5:18), él obviamente estaba pensando en vino con alcohol. Lo que es cierto es que la Biblia prohíbe el consumo excesivo de alcohol o la embriaguez, y hay muchas buenas razones para evitar el alcohol por completo.

La obra de Dios a la manera de Dios

16 Luego Moisés les preguntó qué había sucedido con el chivo de la ofrenda por el pecado. Cuando descubrió que había sido quemado, se enojó mucho con Eleazar e Itamar, los hijos que le quedaban a Aarón.

17 —¿Por qué no comieron la ofrenda por el pecado en el lugar sagrado? —les preguntó—. ¡Es una ofrenda santa! El Señor se la dio a ustedes para quitar la culpa de la comunidad y purificar al pueblo, y hacerlo justo ante el Señor. 18 Puesto que la sangre del animal no fue llevada al Lugar Santo, ustedes debieron haberse comido la carne en el lugar sagrado, como lo ordené.

Después de este incidente Moisés probablemente sospechó otras violaciones de la ley. De hecho, los otros dos hijos de Aarón pasaron por alto de una parte muy significativa del sacrificio por la expiación; es solo por su misericordia que Dios no quemó a ellos también. Alguien tenía que supervisar la administración de sacrificios, ofrendas y todo lo relacionado con el servicio a Dios. Era responsabilidad de Aarón, pero ya sabemos que Aarón no era un líder muy bueno.

Demasiados pastores tienen poca idea de lo que está sucediendo en los diversos ministerios en sus iglesias. No es que ellos deben micro-gestionar todos los detalles, sino que deben asegurarse de que están guardando las Escrituras y honrando a Dios.

Demasiados padres tienen poca idea de lo que está sucediendo en sus hogares. Están involuncrados en su trabajo y, a menudo, en la iglesia. La responsabilidad de administrar el hogar recae a mamá. Peor aún, a veces los niños se quedan solos con poca supervisión.

19 Aarón le contestó a Moisés: —Hoy, mis hijos presentaron al Señor tanto su ofrenda por el pecado como su ofrenda quemada. No obstante, me ocurrió esta tragedia. ¿Le habría agradado al Señor si yo hubiera comido la ofrenda por el pecado del pueblo en un día tan trágico como este?

20 Cuando Moisés escuchó esto, quedó satisfecho.

Puede parecer que Aarón está inventando excusas, pero la realidad es que fue un día muy trágico. El hombre estaba sufriendo. Los otros hijos tenían mucho temor de ofender a Dios; tal vez no quisieron tocar el sacrificio. Es cierto que Aarón y sus dos hijos no podían llorar por los muertos, pero Dios todavía es misericordioso, y Moisés quedó satisfecho cuando escuchó a su hermano.

Esperamos que ellos hayan entendido el mensaje: Dios es santo y tenemos que hacer la obra del Señor a su manera. Una y otra vez hemos visto lo lento que fue el pueblo para aprender eso, y miles de personas murieron como resultado.

Nosotros no estamos cargados con todos los sacrificios y los detalles del Antiguo Pacto. Sin embargo, parece que tomamos servir a Dios muy a la ligera. ¿Y tú? ¿Eres muy cuidadoso en tu servicio a Dios? ¿Escudriñas las Escrituras para asegurarte de que estás haciendo todo conforme a la voluntad de Dios? Actualmente no vemos muchos consumidos por fuego, pero todavía tenemos que rendir cuentas a Dios en el día del juicio. ¿Puedes decir con confianza que estás haciendo  la obra del Señor como Él lo manda?

 

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