Números 20   Un error costoso para Moisés

Moisés ha sido un gran ejemplo de humildad, fe, obediencia y servicio sacrificial. Él se mantuvo firme frente a la rebelión de casi todo el pueblo de Israel. Parece que su recompensa mínima sería disfrutar un poco de las riquezas de la Tierra Prometida. ¿No pensarías que Moisés sería el último en perder su recompensa a causa de su rebelión?

1El primer mes del año, toda la comunidad de Israel llegó al desierto de Zin y acampó en Cades. Mientras estaban allí, Miriam murió y la enterraron.

Han pasado muchos años; pronto entrarán en la Tierra Prometida. Se registra muy poco acerca de esos años de vagar en el desierto. La última vez que se mencionó a Miriam, ella lideró una rebelión contra su hermano Moisés. Ahora está muerta. No sabemos cómo fue su relación con Moisés después de la rebelión, pero conociendo a Moisés, creo que la perdonó. Él ahora está de luto; lo último que él necesita son más problemas del pueblo.

Un problema común: No hay agua

Como la gente no tenía agua, se reunieron todos para protestar contra Moisés y Aarón, y le dijeron a Moisés: —¡Ojalá hubiéramos muerto junto con los otros israelitas que hizo morir el Señor! ¿Para qué trajeron ustedes al pueblo del Señor a este desierto? ¿Acaso quieren que muramos nosotros y nuestro ganado? ¿Para qué nos sacaron de Egipto y nos trajeron a este lugar tan horrible? Aquí no se puede sembrar nada; no hay higueras, ni viñedos, ni granados; ¡ni siquiera hay agua para beber!

Algunas cosas nunca cambian, especialmente en el desierto. ¡Todavía hay falta de agua! Pero Dios siempre ha provisto agua; nadie había muerto de sed. Lástima que esos milagros no resultaron en una fe firme de que Dios la supliría otra vez. ¡Y después de casi 40 años, todavía están pensando en Egipto! ¿Qué hacen en su desesperación? Se juntan contra Moisés y Aarón, y protestan y culpan a Moisés por estar en ese lugar seco. Están desilusionados, sedientos y desesperados. Les parece mejor morir.

¿Y somos nosotros tan diferentes? En situaciones desesperadas es tan fácil para nosotros olvidar la fidelidad de Dios.

  • ¿Estás decepcionado con Dios por un pastor o líder que no cumplió sus promesas? ¿Has aprendido a diferenciar entre las promesas de Dios y las promesas que los hombres pueden hacer a la ligera?
  • ¿Tienes miedo de lo que te pueda pasar a ti o a tu familia?
  • ¿Has perdido la voluntad de vivir o incluso has pensado en suicidarte?
  • ¿Estás en un lugar horrible en este momento?
  • ¿Crees que Dios aún te llevará a un lugar con higos, viñas y granadas?

Gente desesperada tienden a reunirse en oposición a quién está haciendo la vida difícil. ¿Eres parte de un grupo de quejosos? ¿Hay alguien a quien culpes por tus luchas?

La provisión de Dios

Entonces Moisés y Aarón se apartaron del pueblo y fueron a la entrada del tabernáculo, donde cayeron rostro en tierra. Allí la presencia gloriosa del Señor se les apareció, y el Señor le dijo a Moisés: «Tú y Aarón tomen la vara y reúnan a toda la comunidad. En presencia de todo el pueblo, háblale a la roca y de ella brotará agua. De la roca proveerás suficiente agua para satisfacer a toda la comunidad y a sus animales».

Aarón ha tenido sus momentos difíciles, como el becerro de oro y la rebelión de Miriam. Pero después de todo, se acercó a Moisés y ahora hacen todo juntos. Ya están acostumbrados a caer rostro en tierra. Ellos hacen lo correcto: van al Señor y se humillan en su presencia. Otra vez más su gloria apareció y dio instrucciones claras para resolver el problema: Moisés tiene que tomar su vara, pero esta vez no hace nada con ella. Solo debe hablar a la roca, en presencia de todo Israel, y el agua brotará. Dios quiere que toda la asamblea sea testigo de este milagro. En Éxodo 17, cuando Moisés golpeó la roca, solo los ancianos estaban presentes.

¿No sería genial si siempre fuese tan fácil? ¿Has hecho lo que parece correcto, pero la gloria de Dios nunca aparece? ¿O has pedido su dirección, pero no hay respuesta?

Así que Moisés hizo lo que se le dijo. Tomó la vara del lugar donde se guardaba en la presencia del Señor.10 Luego él y Aarón mandaron a llamar al pueblo a reunirse frente a la roca.

Suena bien. Como siempre, Moisés hace exactamente lo que Dios le manda. Casi se convierte en una rutina. Haces todo lo correcto; has manejado otras crisis y ésta no parece tan grande. ¿Y el agua de una roca? No hay problema. Es solo un día más en el camino del Éxodo. Pero no tengas demasiada confianza, porque cuando tienes mucha confianza, dejas lugar para lo que puede parecer un error pequeño.

La rebelión tonta de Moisés

«¡Escuchen, ustedes rebeldes! —gritó—. ¿Acaso debemos sacarles agua de esta roca?». 11 Enseguida Moisés levantó su mano y golpeó la roca dos veces con la vara y el agua brotó a chorros. Así que toda la comunidad y sus animales bebieron hasta saciarse.

Varias veces Dios quiso destruir a todo el pueblo. Ésta no es la primera vez que Moisés se ha irritado por ellos. Tantas veces los había salvado por su intercesión, y todavía no estaban agradecidos. Moisés sabe que los cuarenta años casi han terminado; tal vez finalmente se sienta libre de expresar su frustración y enojo. Él los llama rebeldes, lo que son. Pero luego desobedece a Dios y golpea la roca, dos veces, con la misma vara que Dios santificó y ha usado tantas veces. La golpea con ira y con mucha fuerza.

Al principio no parece ser un gran problema: Brotó agua en abundancia y todos bebieron. El problema se resolvió. Por alguna razón, tal vez porque el pecado de Moisés no tuvo nada que ver con la comunidad, Dios todavía hace el milagro. Pero el hecho de que alguien haga milagros no necesariamente significa que esté haciendo la voluntad de Dios. Dios puede contestar sus oraciones por el bien de la persona que recibe el milagro.

Es cierto que en el pasado Dios le mandó a Moisés golpear la roca para proveer agua, pero éste es un nuevo día. A Dios le gusta mantenernos alertas, cambiando la forma en que hace las cosas. Puede que la comunidad no sepa que Moisés hizo mal, pero Dios los llama a él y a Aarón a rendir cuentas, y las consecuencias son devastadoras.

Las consecuencias de su rebelión

12 Sin embargo, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «¡Puesto que no confiaron lo suficiente en mí para demostrar mi santidad a los israelitas, ustedes no los llevarán a la tierra que les doy!». 

Para Dios, la desobediencia de Moisés fue una falta de confianza o fe. ¿No le creyó que hablar a la roca produciría agua? ¿Se olvidó de quién manda? La ira es poderosa, y tal vez era la fuente del pecado de Moisés.

Honramos a Dios como santo cuando le obedecemos y mostramos su amor y cuidado a la gente. Moisés estaba muy consciente de la importancia de honrar a Dios; en el incidente del «fuego extraño» en Levítico 10 (capítulo 35 en este libro),  compartió con Aarón esta palabra que Dios le había dado:

En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado.

Moisés era el  rostro de Dios para ese pueblo, y tenía que modelar el carácter de Dios. En cambio, aquí toda la nación lo vio deshonrar a Dios. Los líderes tienen una mayor responsabilidad, y enfrentan un castigo más fuerte por traer mala fama a su Señor.

Todavía me estremezco cuando leo esto. ¿Cómo puede Dios ser tan severo con un hombre que hizo un trabajo casi imposible tan bueno? Para mi sería devastador no poder entrar en la tierra que le había prometido a la gente durante 40 años. No creas que puedes desobedecer a Dios sin consecuencias severas solo porque lo has servido durante muchos años.

13 Por eso este lugar se conoce como las aguas de Meriba (que significa «discusión») porque allí el pueblo de Israel discutió con el Señor y él demostró su santidad entre ellos.

Anteriormente discutieron con Moisés, pero ahora dice que discutieron con el Señor. Los dos estaban tan unidos que discutir con Moisés era discutir con Dios, lo que hace que el pecado de Moisés sea tan grave.

¿Y cómo mostró Dios su santidad? Al mostrar su poder al suministrar agua, y ni  siquiera permitir que un sirviente especial como Moisés se rebele; eso sería una violación de su santidad y justicia. No hay acepción de personas con Dios.

La muerte de Aarón

Poco después de ese golpe fuerte, Aarón murió. ¡Moisés perdió a su hermana y a su hermano en el mismo capítulo! Dios les negó la entrada a la Tierra Prometida tanto a Aarón como a Moisés, pero Aarón era más prescindible; su hora llegó primero.

22 Toda la comunidad israelita partió de Cades y llegó al monte Hor. 23 Allí, en la frontera de la tierra de Edom, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: 24 «Ha llegado el momento en que Aarón se reúna con sus antepasados al morir. Él no entrará a la tierra que le daré al pueblo de Israel, porque ustedes dos se rebelaron contra mis instrucciones con respecto al agua en Meriba. 25 Lleva a Aarón y a su hijo Eleazar y suban al monte Hor. 26 Ahí le quitarás las vestiduras sacerdotales a Aarón y se las pondrás a su hijo Eleazar. Aarón morirá allí y se reunirá con sus antepasados».

No parece como una despedida muy apropiada para el primer sumo sacerdote y uno de los más grandes líderes de Israel. Parece que Aarón pagó por el pecado de su hermano. Dios se dirige a los dos, pero habla de Aarón en tercera persona. No le agradece lo que ha hecho ni le asegura perdón por sus fracasos. Moisés tiene que escalar una montaña más, quitarle la ropa a Aarón, y ponérsela a su hijo y sucesor como sumo sacerdote.

27 Así que Moisés hizo lo que el Señor le ordenó. Los tres subieron juntos al monte Hor, mientras toda la comunidad observaba. 28 En la cumbre, Moisés le quitó las vestiduras sacerdotales a Aarón y se las puso a Eleazar, hijo de Aarón. Entonces Aarón murió en la cima de la montaña y Moisés y Eleazar descendieron. 29 Cuando el pueblo se dio cuenta de que Aarón había muerto, todo Israel lo lloró por treinta días.

Una vez más, Moisés hace exactamente lo que Dios le manda. No sabemos lo que dijeron estos tres hombres en esa montaña. Después de la muerte de Aarón, todo se detuvo durante treinta días de luto. Moisés sabía que él sería el próximo. Hay una escena conmovedora en Números 27 cuando se acerca al final:

12 Cierto día el Señor le dijo a Moisés: —Sube a una de las montañas al oriente del río, y contempla la tierra que le he dado al pueblo de Israel. 13 Después de verla, al igual que tu hermano Aarón, morirás; 14 pues los dos se rebelaron contra mis instrucciones en el desierto de Zin. Cuando los israelitas se rebelaron, ustedes no les demostraron mi santidad junto a las aguas.

Otra subida de montaña. En lo que sería muy agridulce, Moisés ve la tierra que fluye leche y miel, pero nunca entrará en ella. No habrá misericordia para Moisés. Él no discute con Dios, sino acepta su destino. ¿Qué más puede hacer? A veces, debido a nuestro pecado, perdemos las bendiciones que el Señor había planeadas para nosotros; un hijo u otro líder puede recibir los beneficios de nuestro duro trabajo.

Moisés unge a su sucesor

15 Entonces Moisés le dijo al Señor: 16 —Oh Señor, tú eres el Dios que da aliento a todas las criaturas. Por favor, nombra a un nuevo hombre como líder de la comunidad. 17 Dales a alguien que los guíe dondequiera que vayan y que los conduzca en batalla, para que la comunidad del Señor no ande como ovejas sin pastor.

Moisés ya es muy avanzado de edad. Ha experimentado mucho en su vida. Ya está listo para dejar este mundo y todas sus tribulaciones para morar eternamente en la presencia de su Señor, pero hay una cosa que le preocupa antes de su muerte: Un pastor para guiar y cuidar a este pueblo que ha pastoreado con tanto amor.

¿Eres consciente que no vas a estar aquí para siempre? ¿Estás preparando a alguien para continuar el trabajo que Dios te ha dado? Puede que Dios te traslade a otro lugar, o mueras, pero no dejes al pueblo de Dios sin pastor.

18 El Señor le respondió: —Toma a Josué, hijo de Nun, en quien está el Espíritu, y pon tus manos sobre él. 19 Preséntalo al sacerdote Eleazar ante toda la comunidad y públicamente encárgale que dirija al pueblo. 20 Entrégale de tu autoridad para que toda la comunidad de Israel lo obedezca. 21 Cuando se necesite dirección del Señor, Josué se presentará ante el sacerdote Eleazar, quien usará el Urim —uno de los sorteos sagrados que se hacen ante el Señor— para determinar su voluntad. De esta manera Josué y el resto de la comunidad de Israel decidirán todo lo que deben hacer.

Parece obvio que Josué sería escogido, pero Moisés quiere la confirmación del Señor. Hubo pasos específicos que tuvo que seguir en su ordenación como líder:

  • El Espíritu Santo moraba en muy pocas personas en aquel entonces. La presencia del Espíritu era esencial para el liderazgo, y de alguna manera Josué ya estaba lleno del Espíritu.
  • Moisés pone su mano sobre él, una práctica que todavía seguimos cuando ordenamos y comisionamos a los líderes.
  • Lo hace públicamente frente al sumo sacerdote y todo el pueblo. Es importante que las transiciones de liderazgo se hagan públicamente, y no sorprendan a la asamblea.
  • Moisés entregó algo de su autoridad a Josué; cómo lo hizo no está claro. Si Dios lo ha ordenado, se puede transmitir su autoridad de un hombre a otro. Esa autoridad era esencial. Sin ella, Israel no tendría que obedecer a Josué. Con ella, estarían en pecado si no lo hacen.
  • Moisés había hablado directamente con el Señor para pedirle dirección, pero para Josué esa palabra vendría por medio del sumo sacerdote, Eleazar.

22 Así que Moisés hizo lo que el Señor le ordenó y presentó a Josué ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad. 23 Luego Moisés impuso sus manos sobre él y le entregó el cargo de dirigir al pueblo, tal como el Señor había ordenado por medio de Moisés.

Como había hecho tantas veces, Moisés hizo exactamente lo que Dios le mandó hacer. Muy pronto pagará el precio de su rebelión. Él está listo para irse. Ha visto la tierra, y su sucesor está listo. Ahora Moisés quiere escuchar esas palabras que cada siervo del Señor anhela escuchar: «Hiciste bien, buen siervo y fiel.»

La palabra de Dios para ti

¿Y tú? Este pasaje tiene enseñanzas que te ayudarán a ser un siervo bueno y fiel, y terminar bien:

  • Cuando estás en la voluntad de Dios y encuentras un problema, Él te dará una solución. No intentes resolverlo por tu cuenta ni entrar en discusiones con la gente. Ve directamente a Dios, cae sobre tu rostro, y espera sus instrucciones.
  • Moisés dudó si el agua brotaría de una roca a su palabra. Hay mucho poder en proclamar una palabra que Dios te da. Confía en Él.
  • Haz exactamente lo que Él te manda hacer. No hay lugar para improvisar o mejorar su plan. Tal vez por esa razón, aquellos que hicieron grandes cosas en Mateo 7 fueron rechazados por Jesús: no estaban haciendo la voluntad del Padre.
  • Cuidado con la ira y la frustración; pueden nublar tu juicio y hacerte caer en problemas muy graves.
  • Ten cuidado cuando casi estés en casa; casi en la Tierra Prometida. Es fácil aflojar un poco; las consecuencias pueden ser devastadoras.
  • Honra a Dios como santo en todo lo que hagas. Nunca hagas algo que traiga desprecio a su nombre. Muestra tu fe y confía en Él, haciendo lo que te manda hacer.

Si un gran hombre como Moisés perdió la oportunidad de entrar en la Tierra Prometida debido a lo que parece ser una desobediencia relativamente menor, ¿qué pasará con aquellos que flagrantemente y constantemente violan la santidad de Dios y hacen el ministerio a su manera?