Liberación: La autoridad de una palabra

Solo dos historias de liberaciones aparecen en los tres evangelios sinópticos: la liberación de Legión (el gadareno; Mateo 8:28-32, Marcos 5:1-20 y Lucas 8:26-39), y el niño que los discípulos no pudieron ayudar (Mateo 17:14-21, Marcos 9:14-29 y Lucas 9:37-43). No hay liberación registrada en el Evangelio de Juan. En este capítulo vamos a estudiar varios pasajes cortos en los evangelios y la única liberación registrada en Hechos.

El poder de una palabra

Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos. (Mateo 8:16)

Marcos (1:32-34) añade más detalle:

 Al atardecer, cuando ya se ponía el sol, la gente le llevó a Jesús todos los enfermos y endemoniados,  de manera que la población entera se estaba congregando a la puerta. Jesús sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades. También expulsó a muchos demonios, pero no los dejaba hablar porque sabían quién era él.

¡Claro que todo el pueblo vino, y trajo a todos los enfermos y endemoniados! ¿Quién perdería esa oportunidad? Marcos dice que sanó a muchos; Mateo dice que sanó a todos. Podemos asumir que nadie que vino demonizado o enfermo se fue sin un milagro.

Fueron llevados por amigos o familiares. Tal vez ellos no podían (o no querían) buscar ayuda por su cuenta. Al igual a los amigos que llevaron al paralítico y lo bajaron por el techo, la fe de otros era al menos tan importante como la fe de la persona enferma. ¿Conoces a alguien que tú debes traer a Jesús para sanidad o liberación? ¡No lo dejes en casa enfermo o endemoniado! ¡Jesús está esperando para curarlo!

Los demonios conocen a Jesús, y no tienen miedo de hablar de Él, pero Jesús no necesita ese tipo de testimonio. Él tiene la autoridad para expulsarlos, y Él tiene autoridad para silenciarlos. No hubo una lucha prolongada, ni unción con aceite, ni conversaciones con los demonios. Él simplemente los expulsó, con una sola palabra.

¿No crees que es impresionante? Alguien que ha sido devastado por la opresión demoníaca o una enfermedad durante muchos años puede tener su vida transformada por una palabra. Todo depende de quién habla esa palabra y la autoridad que tiene. Si tú estás sometido a Dios y crees que te ha dado la autoridad, habla su palabra. Debe ser suficiente para liberar o curar.

Espera oposición

Mientras ellos salían, le llevaron un mudo endemoniado. Así que Jesús expulsó al demonio, y el que había estado mudo habló. La multitud se maravillaba y decía: «Jamás se ha visto nada igual en Israel.»

Pero los fariseos afirmaban: «Éste expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios.» (Mateo 9:32-34)

Aquí, otro demonio le roba a alguien su habla. La gente tenía conocimiento de los demonios, pero no tenía esperanza de ayuda hasta que vino Jesús. La mayoría se maravillaba ante el poder de Dios, pero en aquel entonces, como ahora, a menudo es la gente religiosa que se opone a la liberación, probablemente porque revela su propia falta de poder espiritual. Sin embargo, como dijo Jesús en otra ocasión, el sentido común dice que Satanás no va a expulsar a sus propios demonios. Él puede hacer milagros falsos, pero la genuina liberación sólo proviene de Dios. Los médicos brujos y otros que supuestamente ofrecen alivio de la demonización sin Jesús no proporcionan la verdadera liberación.

Autoridad y poder

Jesús pasó a Capernaúm, un pueblo de Galilea, y el día sábado enseñaba a la gente. Estaban asombrados de su enseñanza, porque les hablaba con autoridad.

Había en la sinagoga un hombre que estaba poseído por un espíritu maligno, quien gritó con todas sus fuerzas:

—¡Ah! ¿Por qué te entrometes, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!

—¡Cállate! —lo reprendió Jesús—. ¡Sal de ese hombre!

Entonces el demonio derribó al hombre en medio de la gente y salió de él sin hacerle ningún daño.

Todos se asustaron y se decían unos a otros: «¿Qué clase de palabra es ésta? ¡Con autoridad y poder les da órdenes a los espíritus malignos, y salen!» Y se extendió su fama por todo aquel lugar. (Lucas 4:31-37)

Una vez más la autoridad de Jesús es impresionante. Al principio la gente estaba asombrada por la autoridad de su enseñanza. El demonio también reconoció esa autoridad, y al final del culto todos se maravillaron ante la autoridad de Jesús sobre el espíritu inmundo. No fue un culto de liberación. Jesús no estaba buscando oportunidades para liberar a la gente de sus demonios, pero cuando se presenta la situación, Jesús, con calma – pero con fuerza – se ocupó de él inmediatamente. El demonio conoció a Jesús antes de que Satanás fuera arrojado del cielo, junto con un tercio de los ángeles. Él sabe que Jesús vino a destruir la obra del diablo. Habla de sí mismo en plural, lo que indica que probablemente había más de un demonio; eso casi siempre es el caso.

Los demonios intentarán interrumpir el culto en la iglesia y tenderán a ser ruidosos: éste gritó con todas sus fuerzas. Si la persona no puede ser ministrada rápidamente, debe ser retirada y ministrada fuera de la vista. Una vez más, Jesús no entra en una conversación con el demonio, y no le permite «dar testimonio» de quién es Jesús. Es echado fuera con unas palabras sencillas de autoridad, pero aún se resiste, derribando al hombre al suelo.

Es curioso que el hombre estuviera en la sinagoga. Al parecer, el demonio estaba cómodo allí. La gente no estaba acostumbrada a una predicación o ministerio con autoridad. Los demonios pueden estar presentes en nuestras iglesias y hacer todo lo posible para eliminar a un creyente ungido con la autoridad de Dios que puede perturbarlos.

«¡Cállate! ¡Sal de ese hombre!» ¿Puedes decir esas palabras con el mismo efecto? ¡Por supuesto! No tiene nada que ver con una fórmula, o usar exactamente las palabras adecuadas. Tiene todo que ver con tu relación con Dios, tu sumisión a Él y tu fe, hablando en su autoridad.

Liberación a distancia

Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro, gritando:

—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.

Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron:

—Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.

—No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesús.

La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó:

—¡Señor, ayúdame!

Él le respondió:

—No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.

—Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

—¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres.

Y desde ese mismo momento quedó sana su hija. (Mateo 15:21-28, y también en Marcos 7: 24-30)

Esta es una situación extraordinaria:

  • Jesús y sus discípulos están en territorio gentil. Ellos se retiraron allí para escapar de las multitudes y descansar un poco. Marcos dice Entró en una casa y no quería que nadie lo supiera, pero no pudo pasar inadvertido.
  • Una mujer gentil, cananea (Marcos: griega, y sirofenicia de nación) ha oído hablar de Jesús, y está decidida a conseguir su ayuda. Ella sigue acosándolo hasta que los discípulos piden a Jesús que la despida. Aparentemente ellos no creen que tengan la autoridad para hablar con ella, tal vez porque estaban en un país extranjero.
  • Jesús parece grosero. Primero Él no le hace caso. Es la única vez en que Jesús se niega a responder a alguien que viene sinceramente en busca de ayuda. Entonces, esencialmente la llama una perra. Él refleja el peor prejuicio de esa época hacia los gentiles (y las mujeres). Los discípulos no son mejores: En lugar de interceder por ella, quieren despedirla. ¿Por qué responde Jesús así? Era muy consciente de la misión que su padre le había encomendado, y quiere permanecer fiel a ella (en Marcos Él dice: «Deja primero que se sacien los hijos»). Él sabe que el tiempo llegará en que se incluirá los gentiles – pero aún no.
  • Ésta fue una liberación a distancia – la niña ni siquiera estuvo presente.

Lo que motivó a Jesús a actuar fue la gran fe de la mujer. ¿Por qué dijo que era grande? ¿Era alguna fuerza que ella tenía adentro? De ningún manera. Tenía plena confianza en que Jesús podría ayudarla, y no se rendiría hasta que lo hiciera. Aunque los discípulos querían que ella se callara, ella persistió en gritar y finalmente se arrodilló a los pies de Jesús. ¡Y ella contradice a Jesús! Él dijo que no está bien, ¡y ella dijo que sí, está bien! ¡Solo quería las migajas! ¡Fe como una semilla de mostaza! Esa respuesta perceptiva, atrevida y llena de fe, tocó el corazón de Jesús (Marcos: «Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.»). Su fe se evidencia aún más al creer lo que Jesús dijo, y ella volvió a casa, en lugar de pedirle que Él viniese a la casa o pedirle alguna confirmación adicional. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama. (Marcos 7:30)

Si estamos luchando o ministrando en el mundo espiritual, no es necesario estar presente físicamente. Todo se hace en el espíritu. No hay razón para dudar de que Jesús pueda liberar a tu hijo o hija, u otro ser querido, sin importar dónde estén. ¿Tienes la fe y persistencia para seguir clamando a Jesús? ¿Realmente crees que Jesús hará lo que Él dijo que haría?

Atada dieciocho años

Un sábado Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas, y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:

—Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

Al mismo tiempo, puso las manos sobre ella, y al instante la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios. Indignado porque Jesús había sanado en sábado, el jefe de la sinagoga intervino, dirigiéndose a la gente:

—Hay seis días en que se puede trabajar, así que vengan esos días para ser sanados, y no el sábado.

—¡Hipócritas! —le contestó el Señor—. ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro en sábado, y lo saca del establo para llevarlo a tomar agua? Sin embargo, a esta mujer, que es hija de Abraham, y a quien Satanás tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le debía quitar esta cadena en sábado? (Lucas 13:10-16)

Mientras Jesús ignoró a la mujer cananea que buscaba ayuda, aquí llama a una mujer que ni siquiera pidió ayuda, ni muestra fe por su liberación. De hecho, había estado atada por Satanás durante dieciocho años, y ya había perdido toda esperanza. Probablemente asistía siempre a la sinagoga, pero eso no molestó al demonio.

  • Este es el único ejemplo en los evangelios donde Jesús puso sus manos sobre alguien para liberarlo.
  • Nunca manda al demonio salir (y parece que estaría bien apegado a ella después de 18 años), sino que simplemente le dice a la mujer que quede libre.
  • El espíritu la había paralizado; andaba encorvada. ¿Aun consideramos la posibilidad que una persona con discapacidad física sea demonizada?
  • Inicialmente dice un espíritu; luego Jesús dice que es Satanás quien la ataba. Trabajan juntos, y los demonios reciben su autoridad de Satanás.
  • Una vez más, la oposición proviene de un líder religioso, a quien Jesús llama un hipócrita.

¡Ella se enderezó y empezó a alabar a Dios! ¡Me gusta eso! ¿Estás dispuesto a señalar a alguien para que sea liberado de sus ataduras? ¿Tienes el discernimiento para reconocer un espíritu inmundo? ¿Es hora que dejes tus ataduras, endereces y empieces a alabar a Dios? ¡Nunca es demasiado tarde! Dieciocho años es mucho tiempo, pero en un momento todo cambió y ella se quedó sana.

La experiencia de los discípulos con la liberación

Los evangelios no hablan mucho de los discípulos, pero las historias indican que ellos tenían el mismo poder que Jesús (a excepción de su fracaso con ese pobre muchacho).

Reunió a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus malignos. También expulsaban a muchos demonios y sanaban a muchos enfermos, ungiéndolos con aceite. (Marcos 6:7, 13)

Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. (Lucas 9:1)

Se les dio todo lo que necesitaban para el ministerio: el poder y la autoridad de Jesús. Jesús lo recibió de su padre, y lo ejercía a través del poder del Espíritu Santo. Él nos da ese poder y autoridad a nosotros también. Tú no puedes ganarlo; se da a todos los que andan en el poder del Espíritu Santo, a todos los verdaderos seguidores de Jesús. ¡Lástima que tan pocos se dan cuenta de lo que tienen!

Jesús no encargó específicamente a los setenta y dos para echar fuera demonios, pero sin embargo lo hicieron:

 Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron contentos:

—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.

—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo. (Lucas 10:17-20)

Los discípulos estaban aprendiendo el poder del nombre de Jesús. Los demonios tienen que someterse a ese nombre. Eso puede ser emocionante para nosotros, y Jesús tiene una palabra de precaución: Satanás se embriagó con el poder que Dios le había dado, y lo condujo a su caída. Hay que tener cuidado con el ministerio de liberación, y mantener nuestro enfoque en Jesús y su don de salvación.

Mientras tanto, aférrate a esta promesa: El enemigo no puede hacerte daño. Jesús nos ha dado autoridad para superar todo el poder del enemigo y para pisotear los espíritus malignos. ¿Hay algo que tienes que pisotear? ¿Has sido intimidado por Satanás? ¿Incluso herido por él? ¿Estás listo para levantarte en la autoridad que Jesús te ha dado?

También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas. (Hechos 5:16)

Exactamente como Jesús, los discípulos sanaron a todos aquellos atormentados por espíritus inmundos. Aquí también los enfermos y atormentados fueron llevados por amigos y familiares. Cuando ministramos sanidad y liberación, multitudes vendrán.

Una liberación que los lleva a la cárcel

Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando:

—Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación.

Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu:

—¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella!

Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó. (Hechos 16:16-18)

Ten cuidado con los adivinos; incluso aquellos que dicen que tienen un «don profético» para predecir el futuro. ¡Puede ser un espíritu maligno detrás de ellos! Así como varias personas demonizadas se acercaron a Jesús, ella siguió a Pablo y está interrumpiendo su ministerio. No sé por qué Pablo esperaba tanto tiempo para reprender al espíritu; tal vez él sabía que podría causar más problemas. Lee el pasaje completo y verás que los llevó directamente a la cárcel. Es interesante ver a Pablo ministrar con molestia (en lugar de amor), pero cuando habla «en el nombre de Jesucristo» es como si Jesús estuviese allí. Pablo tiene la misma autoridad. Y con una simple palabra, el espíritu la deja.

Creo que hay mucha gente a nuestro alrededor como la mujer encorvada y la hija de la cananea. Muchos están en la iglesia. No tienen idea de que su aflicción es causada por un demonio. Al igual que en los días de Jesús, muchas personas religiosas, sin saberlo, han sido utilizadas por el mismo Satanás para ridiculizar y disminuir el ministerio de liberación. Como se puede esperar, hay abusos, pero ten cuidado de ignorar una parte importante de lo que Jesús vino a hacer. Mantén tus ojos abiertos esta semana. ¿Cómo está tu fe? ¿Realmente crees que Jesús tiene esta autoridad? ¿Crees en la palabra de Jesús? Él necesita que alguien diga la palabra y expulse al espíritu inmundo. ¿Estás disponible?

 

Deuteronomio 2 y 3   Moisés reflexiona en el viaje

Moisés está casi terminando su misión. Dos veces ha llevado al pueblo a la frontera de la Tierra Prometida; casi cuarenta años atrás no podían entrar a causa de su rebelión. ¿Lamenta Moisés haber ingresado en un trabajo que consumió el resto de su vida? ¿Le molesta que la gente le haya robado una jubilación con su familia en la tierra que fluye leche y miel? Parece que no. Fielmente ha hecho un buen trabajo. La batalla con Moab y Madián fue su última. Ahora Israel está acampado en las llanuras de Moab, esperando cruzar el Jordán. Allí Moisés tiene una última oportunidad para hablar con ellos: Él da un resumen de su viaje, comparte su preocupación urgente que caminen en obediencia a Dios y finalmente asciende al Monte Nebo, para morir.

Deuteronomio contiene sus últimas palabras. El capítulo dos toca algunos de los aspectos más destacados del viaje.

La fidelidad de Dios

»Bien saben que el Señor su Dios los ha bendecido en todo lo que han emprendido, y los ha cuidado por todo este inmenso desierto. Durante estos cuarenta años, el Señor su Dios ha estado con ustedes y no les ha faltado nada.

Tantas veces Dios quería destruir al pueblo debido a sus quejas y rebeliones; solo la intercesión de Moisés lo salvó. Ciertamente no merecían el favor del Señor, pero seguía siendo su pueblo. Y a pesar de nuestro pecado y sus consecuencias, Dios es bueno. Mira todo lo que hizo por ellos:

  • Los bendijo en todo lo que hicieron. Cada vez que pusieron su mano a trabajar, Él lo prosperó.
  • Los cuidaba durante todo el viaje: “cada paso que han dado por este inmenso desierto” (NTV).
  • Durante cuarenta años los ha acompañado, noche y día, sin fallar. Nunca los había dejado, aunque a veces quería hacerlo.
  • No les faltaba nada; es decir, nada de lo que necesitaban para sobrevivir. Ellos dirían que les falta la comida selecta de Egipto y muchas de las comodidades de la vida. Sufrieron días sin agua. Pero Dios siempre proporcionó lo que era realmente necesario.

Si Dios lo hizo por estos refunfuñados y rebeldes israelitas, ¿no crees que hará eso y mucho más por ti? Te ha adoptado como su hijo a través de tu fe en Jesús. Ha prometido que nunca te dejará ni te desamparará. Reflexiona sobre tu experiencia con Cristo: ¿Alguna vez te ha dejado? Él te cuida, y tu viaje probablemente no será tan áspero como esa peregrinación en el desierto. Dios te promete todo lo que realmente necesitas, y quiere bendecir la obra de tus manos.

Las luchas de Israel esos cuarenta años nos sirven de ejemplo. ¡Llegaron a la Tierra Prometida! Eso debería animarte. ¡Tú también lo harás!

Toma posesión de lo que Dios te ha dado

»El Señor también me dijo: “No ataquen a los moabitas, ni los provoquen a la guerra, porque no les daré a ustedes ninguna porción de su territorio. A los descendientes de Lot les he dado por herencia la región de Ar.

Dios les mandó que eliminaran a las naciones paganas de la Tierra Prometida y les prometió ayudarlos en la batalla, pero tenían que escucharlo a Él, y luchar cuando les mandó luchar. Aunque Lot, el sobrino de Abraham, no era necesariamente piadoso, por amor de Abraham Dios apartó una tierra para sus descendientes. Los moabitas estaban justo a las afueras de la Tierra Prometida. Israel podría haber sido tentado a codiciar parte de su tierra. En realidad, como hemos visto en Números 31, los moabitas trajeron su destrucción sobre sí mismos. La lección esencial fue hacer todo en el tiempo de Dios y a su manera.

¿Qué es la «tierra» que Dios te ha dado? ¿Cuál es la tuya para poseerla? No intentes tomar lo que pertenece a otro hombre, especialmente a su esposa. Si Dios te ha dado «territorio» para una iglesia o ministerio, no codicies los dones y el ministerio de otro hombre. Ocúpate en lo que Dios te ha dado, y escucha su dirección y qué hacer. Si intentas entrar en algo que no te ha dado, te encontrarás frustrado y sufrirás pérdidas. Por otro lado, confía en que Dios guardará celosamente lo que es tuyo. Si alguien se mete con tu esposa o territorio, Dios se levantará, y ellos van a sufrir.

14 Habían pasado treinta y ocho años desde que salimos de Cades Barnea hasta que cruzamos el arroyo Zéred. Para entonces ya había desaparecido del campamento toda la generación de guerreros, tal como el Señor lo había jurado. 15 El Señor atacó el campamento hasta que los eliminó por completo.

16 »Cuando ya no quedaba entre el pueblo ninguno de aquellos guerreros, 17 el Señor me dijo: 18 “Hoy van a cruzar la frontera de Moab por la ciudad de Ar. 19 Cuando lleguen a la frontera de los amonitas, no los ataquen ni los provoquen a la guerra, porque no les daré a ustedes ninguna porción de su territorio. Esa tierra se la he dado por herencia a los descendientes de Lot.”

Parece contradictorio: Dios acaba de decir que estaba con ellos y los cuidaría, pero la mano del Señor estaba también en contra de toda una generación. Nada más ocurriría hasta que todos muriesen. ¿No habría sido más fácil matar a todos a la vez? Probablemente, pero eso no dejaría a nadie para criar a la próxima generación.

Puede haber cosas que tienen que suceder en tu vida o familia antes de que pases al siguiente nivel. Eso puede ser frustrante. Podrías ver a otros que ni siquiera están caminando con Dios disfrutando de su tierra. Confía en Dios que Él sabe lo que está haciendo, a pesar de que puede llevar más tiempo del esperado. Sigue su plan con mucho cuidado. Si la mano de Dios está en tu contra por alguna razón, pide misericordia, acepta el juicio y ayuda a tus hijos y a otros creyentes a evitar tus errores. No te sientas resentido con Dios, sino sigue alabándolo y buscándolo aún en las dificultades.

Dios infunde terror de ti entre tus enemigos

24 »Después nos dijo el Señor: “Emprendan de nuevo el viaje y crucen el arroyo Arnón. Yo les entrego a Sijón el amorreo, rey de Hesbón, y su tierra. Láncense a la conquista. Declárenle la guerra.25 Hoy mismo comenzaré a infundir entre todas las naciones que hay debajo del cielo terror y espanto hacia ustedes. Cuando ellas escuchen hablar de ustedes, temblarán y se llenarán de pánico.”

Ahora están libres para guerrear. Hay un tiempo para dejar tu enemigo en paz, y un tiempo para declarar la guerra. Qué bueno es saber que Dios es soberano sobre nuestras batallas. En su tiempo te dará tus enemigos en tu mano. Antes de cruzar el arroyo o entrar en Sijón, Dios ya había determinado el resultado, pero todavía tenían que luchar y tomar posesión de la tierra. Puede que no sea con espadas o armas, pero ¿hay una batalla que tienes que luchar para tomar posesión de algo que Dios te prometió?

¡Dios conoce la guerra psicológica! Las naciones estarán en terror y espanto por Israel. A veces puede ser apropiado orar para que los que se opongan al Evangelio tiemblen y caigan en pánico por nosotros. Demasiadas veces se burlan de nosotros. ¡Dios no quiere eso!

Nuestra lucha es por lo general contra principados y potestades; contra el diablo. Cuando caminamos en santidad y en el poder del Espíritu, esos demonios temblarán. Temen la oración de un hombre piadoso. Tiemblan ante el nombre de Jesús. También saben si nuestra espiritualidad no es real, y nos pueden lastimar si estamos luchando en la carne. Cuando Dios nos guía, podemos hacer daño al reino de las tinieblas y tomar territorio para el Rey de reyes.

Capítulo 3: Sé contento con lo que Dios te ha dado

12 »Una vez que nos apoderamos de esa tierra, a los rubenitas y a los gaditas les entregué el territorio que está al norte de Aroer y junto al arroyo Arnón, y también la mitad de la región montañosa de Galaad con sus ciudades. 13 El resto de Galaad y todo el reino de Og, es decir, Basán, se los entregué a la media tribu de Manasés.

Moisés no pudo cruzar a la Tierra Prometida, pero el ejército tomó tierra en Transjordania, el área al este del río Jordán, y varias tribus se asentaron allí.

Tenían mucha oportunidad en el éxodo de aprender a estar contentos  con lo que Dios les dio, pero yo puedo imaginar sus quejas:

  • Estamos separados de nuestros parientes por el río.
  • La tierra al otro lado es mejor.
  • No queremos morar en las montañas.
  • La distribución no fue justa.
  • Queremos la libertad para vivir donde queramos.

¿Recuerdas la columna de nube y fuego? Vamos a donde Dios nosenvía, y lo aceptamos con alegría y acción de gracias. Aprende a estar contento con lo que Dios te ha dado.

Trabajen juntos hasta que todos reciban su herencia

18 »En aquel tiempo les di esta orden: “El Señor su Dios les ha dado posesión de esta tierra. Ustedes, los hombres fuertes y guerreros, pasen al otro lado al frente de sus hermanos israelitas. 19 En las ciudades que les he entregado permanecerán solamente sus mujeres, sus niños y el mucho ganado que yo sé que ustedes tienen. 20 No podrán volver al territorio que les he entregado hasta que el Señor haya dado reposo a sus hermanos, como se lo ha dado a ustedes, y hasta que ellos hayan tomado posesión de la tierra que el Señor su Dios les entregará al otro lado del Jordán.”

Algunas tribus ya tenían sus tierras. Las mujeres, los niños y el ganado podrían permanecer allí y establecer hogares, pero no habría descanso para los hombres sanos hasta que todos tuviesen su territorio. Así que no habría hombres para proteger a sus familias, excepto tal vez algún hombre discapacitado que no pudiera luchar. Pero Dios los protegería. Sí, sería difícil para un hombre dejar a su familia en una tierra extraña, pero nadie podría descansar hasta que todos tuviesen lo que Dios les asignó.

Esto también se aplica al cuerpo de Cristo. Antes de que podamos descansar, somos responsables ante nuestros hermanos para asegurar de que tengan lo que Dios les ha dado. Todos luchamos juntos y trabajamos juntos para tomar posesión de él. Está mal que los privilegiados se olvidasen de los que todavía están luchando. Por nuestra naturaleza somos egoístas, pero Dios obra a través de su cuerpo. Estamos en esto juntos. Esa ha sido una lección clave del éxodo. También podemos aplicar el principio al nivel mundial. Tenemos que estar realmente preocupados por nuestros hermanos en todo el mundo, para que reciban lo que Dios ha planeado para ellos, antes de que nosotros descansemos. ¡Eso puede significar que no habrá descanso hasta que lleguemos al cielo!

Moisés tiene mucho más que compartir con ellos, pero tienen que recibirlo desde la perspectiva de lo que ya han aprendido y experimentado. Con demasiada frecuencia repetimos nuestros errores. No aprendemos de la historia. A pesar de nuestra determinación de no ser como nuestros padres, cometemos los mismos errores.

  • ¿Cuáles son las lecciones principales que Dios te ha enseñado?
  • ¿Qué errores has cometido? ¿Estás cayendo en los mismos patrones destructivos?
  • ¿Estás contento con lo que Dios te ha dado?

No te conformes con menos de lo que Dios tiene planeado para ti. Sigue luchando para tomar posesión de ello. Y recuerda que eres parte de la familia de Dios. Ten cuidado con el individualismo.

¡Ve! Un mensaje para Pascua (Mateo 28)

1Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.

¿Dónde estaban los discípulos? ¿Dónde estaba Pedro, que dijo que nunca dejaría a Jesús? Dos mujeres vinieron al sepulcro.  ¿Era fácil para ellas? ¡Claro que no! Vinieron con temores y corazones muy pesados. Vinieron con lágrimas. Pero querían ver el sepulcro. Y, si fuese posible, ver el cuerpo de su Maestro. No creo que esperaban a encontrar al Señor vivo. Pero algo las impulsó a venir al sepulcro.

Ve a tu sepulcro

¿Qué hay doloroso en tu vida que no quieres enfrentar? ¿Te sientes confuso? ¿Desilusionado? ¿Tenías algunas expectativas de Jesús que parecen muertas y sepultadas?

Aunque puede ser la última cosa que quieres hacer, el primer paso a un encuentro nuevo con el Señor puede ser ir al sepulcro. Ve a esa parte de tu vida que ya no quieres visitar, donde relaciones y sueños del pasado están sepultados.

Una y otra vez Jesús dijo a sus discípulos que tenía que morir, pero ellos no querían dejar su esperanza de un nuevo rey como David, y ellos reinando juntamente con Él. Hay muchas escrituras que hablan de las aflicciones en este mundo, pero todavía hay muchos que solamente hablan de bendiciones y prosperidad, y andan desilusionados con Jesús porque no ha cumplido con sus expectativas.

No te quedes en casa como los discípulos. Ven a la tumba con las mujeres. Ven, a ver a Jesús. Tengo un secreto para ti: Hay esperanza. Pronto vamos a ver por qué.

El encuentro con un ángel

Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.

Cuando vienes a Jesús y pones a un lado tu temor y tus dudas, prepárate para unas manifestaciones sobrenaturales de su poder. Dios hizo esto para el beneficio de estas dos mujeres; los guardas también estaban presentes, y con razón temblaron. Saben que podrían morir por su falla guardando el cuerpo, sobre todo en un caso tan delicado.

Las pobres mujeres ya tenían miedo, pero entonces hubo un gran terremoto. Y, como nada, el ángel quita la piedra y se sienta sobre ella.

Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.

No quitaron la piedra para que Jesús podría salir del sepulcro; Jesús ya tenía un cuerpo glorificado que podía aparecer y desaparecer y pasar por paredes y piedras. El ángel quitó la piedra para que las mujeres podrían ver que el sepulcro estaba vacío, y él tenía un mensaje muy importante para ellas – y para nosotros.

La palabra de Dios para ti esta Pascua

  • ¡No temas! No importa lo que ha pasado en tu vida o lo que ha muerto: Jesús es la resurrección y la vida. Jesús resucitó, y puede resucitar tu matrimonio, tu familia, tu carrera, o tu vida espiritual. Su perfecto amor echa fuera todo el temor.
  • Ven y ve. Tú puedes ser como los discípulos que se quedaron en casa, desilusionados y desesperados. Levántate. Ven a la Biblia. Ven a la iglesia. Ven a Jesús. Ven y ve lo que dice la Biblia acerca de Cristo – quizás para la primera vez. Ven a ver cómo Jesús ha transformado a otros.
  • Entonces ve con prisa y comparte con otros lo que has visto. Ésta no es una ocasión para lamentar y llorar por lo que has perdido, o por sueños quebrantados. Este es un día nuevo. Tampoco es una ocasión para quedarte en el sepulcro vacío, o la iglesia llena, esperando alguna manifestación de su poder y cantando alabanzas. Claro que es importante congregarse y adorarle, pero a veces nos quedemos semana tras semana en nuestros sepulcros vacíos. Ya es tiempo irse con prisa para compartir las buenas nuevas que Cristo vive. ¡Ha resucitado!
  • Busca a Jesús y acompáñale. ¡Él tiene mucho que hacer! En ese entonces se fue para Galilea. Ellos tenían que seguirle si querían verle. Jesús no se queda en el mismo lugar. Ya no mora en un templo. ¡Nosotros somos templos del Espíritu Santo! Y el Espíritu es como el viento; siempre mueve. ¡El tiempo es corto! El discípulo que se quedó en Jerusalén no tendría una relación viva con Jesús. Jesús va delante de nosotros; nosotros le seguimos. Muchas veces nosotros queremos ir primeros.  Entonces le invitamos a Jesús que siga a nosotros: “Ven conmigo Señor.” “Ven a este sepulcro.” “Bendice lo que estoy haciendo.” ¡No! ¡Cristo vive! ¡Va delante de ti! ¡Síguele!

El encuentro con Jesús

Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. 10 Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.

Salieron. Salieron corriendo. Fue solamente cuando salieron del sepulcro que vieron a Jesús; solamente cuando iban en obediencia para compartir las buenas nuevas. ¿Por qué esperas día tras día en un sepulcro, con la esperanza que Jesús aparezca? ¡Sal corriendo! ¡Comparte las buenas nuevas!

Allí, de camino, tú puedes abrazarle y adorarle. Pero Jesús nunca dijo: “Que bueno. Vamos a levantar un templo aquí y siempre congregarnos aquí.” No, Jesús tiene el mismo mensaje para las mujeres que tuvo el ángel:

  • No temas.
  • Levántate, muévete.
  • Da las nuevas a otros.

Si quieren ver a Jesús, tienen que obedecerle y seguirle adondequiera que vaya. Yo creo que Jesús tiene esa misma palabra para ti. Cuando lo hagas, verás a Jesús.

Los guardas van

11 Mientras ellas iban, he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. 12 Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, 13 diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. 14 Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. 15 Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

Las mujeres no eran las únicas que salieron corriendo. Los discípulos no eran los únicos que tenían noticias para compartir. Los guardas también van corriendo con sus noticias. Pero los ancianos y los sacerdotes no querían ver a Jesús. Se quedaron en el templo y en sus palacios en Jerusalén. Y su mundo fue destruido en el año 70 (cuando los romanos destruyeron el templo y Jerusalén).

Hay todavía enemigos del Señor que intentan hacer todo lo posible para destruir nuestra fe. Pueden tener muchos recursos y pueden usar su dinero para propagar mentiras. Qué triste que, a pesar de toda la evidencia, hay muchos que no quieren creer en Jesús. Cuesta demasiado. Exige su vida. Cristo destruye el mundo cómodo de los poderosos y religiosos.

La gran comisión

16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

¡Fueron! En obediencia buscaban a Jesús en Galilea. ¡Y le encontraron! ¡Le vieron! ¡Le adoraron!

¿Cómo es posible que algunos de esos discípulos todavía dudaban? ¿Cómo es, después de tantos años, que algunos dudan esta historia que ha transformado a millones? ¿Tienes dudas? Sigue buscándole y siguiéndole. Vas a ver que es real y su palabra es verdad.

Guarda estas dos cosas en tu corazón:

  • Cristo fue dado toda potestad, toda autoridad, en el cielo y en la tierra. Todavía la tiene. Él puede compartir ese poder y esa autoridad contigo. Él tiene el poder para transformar tu vida y hacer todo lo necesario para cumplir su voluntad.
  • Él está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Mucha gente piensan mucho acerca de detalles sobre el final. Jesús no menciona eso. Lo importante es saber que venga lo que venga, Él está contigo. Nunca te dejará ni te desamparará.

Ya hemos visto la importancia de movimiento. ¡Ve! Como las mujeres. Como los guardas. Como los discípulos de camino para Galilea. Es cuando caminamos con Jesús en obediencia que vamos a experimentar su presencia. El mensaje de Pascua es que Jesús resucitó y vive aún. ¡Ve! ¿Adonde? A todas las naciones. Sí, Jesús todavía envía misioneros a otros países. Hay tres cosas que tenemos que hacer:

  • Haz discípulos. ¿Estamos haciendo verdaderos discípulos que sirven al Señor? ¿Discípulos bien fundados sobre su Palabra? ¿O estamos haciendo espectadores que buscan un show y unas palabras de aliento cada domingo?
  • Bautízalos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Hay algunos que dicen que tenemos que bautizar en el nombre de Jesús solamente. Otros niegan la trinidad. Y otros no tienen la plenitud del Espíritu Santo. Bautizar a alguien significa más que sumergirlo en aguas. Bautismo es una identificación radical con Jesucristo, es la crucifixión del viejo hombre, y es el mismo bautismo del Espíritu que Jesús recibió cuando subió de su bautismo.
  • Enséñalos a guardar todas las cosas que Jesús nos ha mandado. ¿Tenemos buena enseñanza en la iglesia? ¿Enfatizamos obediencia? ¿Sabemos lo que Jesús nos mandó hacer? ¿O creemos que somos libres, bajo la gracia, y no tenemos que ser legalistas y obedecer su palabra?

¿Qué piensas? ¿Hemos obedecido estas últimas palabras de nuestro Señor? ¿Nos ocupamos principalmente con estas cosas? ¿O estamos en un desvío, con un énfasis equivocado? O aun peor, ¿somos como los ancianos y sacerdotes, practicando una religión de nuestra invención? ¿Estamos sirviendo a Jesús a nuestra manera?

¡Aleluya!

¡Cristo vive! ¡Él resucitó! Este capítulo comenzó con unas mujeres atemorizadas y desesperadas buscando el sepulcro de un hombre muerto. Termina con ese mismo hombre – muy vivo – mandándonos a salir para proclamar estas buenas nuevas y hacer a otros discípulos.

Qué bueno saber que Jesús tiene toda autoridad, y siempre está con nosotros, sobre todo cuando profecías de desastres llenan el internet. Me dejan confuso y algo temeroso. ¿Qué es la verdad? ¿Qué va a pasar? Pedí al Señor cómo debo responder, y me dijo algo muy interesante, aunque no era sorprendente. Me dirigió atrás a estos mandatos. Jesús nunca nos mandó preocuparnos con detalles de los días postreros; nos mandó:

  • Hacer discípulos de todas naciones.
  • Enseñarlos a obedecer sus mandatos.

Basta. Es suficiente para mí. Voy a dejar lo demás en las manos del Señor, y servir y adorar a mi Jesús resucitado.