¡Ve! Un mensaje para Pascua (Mateo 28)

1Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.

¿Dónde estaban los discípulos? ¿Dónde estaba Pedro, que dijo que nunca dejaría a Jesús? Dos mujeres vinieron al sepulcro.  ¿Era fácil para ellas? ¡Claro que no! Vinieron con temores y corazones muy pesados. Vinieron con lágrimas. Pero querían ver el sepulcro. Y, si fuese posible, ver el cuerpo de su Maestro. No creo que esperaban a encontrar al Señor vivo. Pero algo las impulsó a venir al sepulcro.

Ve a tu sepulcro

¿Qué hay doloroso en tu vida que no quieres enfrentar? ¿Te sientes confuso? ¿Desilusionado? ¿Tenías algunas expectativas de Jesús que parecen muertas y sepultadas?

Aunque puede ser la última cosa que quieres hacer, el primer paso a un encuentro nuevo con el Señor puede ser ir al sepulcro. Ve a esa parte de tu vida que ya no quieres visitar, donde relaciones y sueños del pasado están sepultados.

Una y otra vez Jesús dijo a sus discípulos que tenía que morir, pero ellos no querían dejar su esperanza de un nuevo rey como David, y ellos reinando juntamente con Él. Hay muchas escrituras que hablan de las aflicciones en este mundo, pero todavía hay muchos que solamente hablan de bendiciones y prosperidad, y andan desilusionados con Jesús porque no ha cumplido con sus expectativas.

No te quedes en casa como los discípulos. Ven a la tumba con las mujeres. Ven, a ver a Jesús. Tengo un secreto para ti: Hay esperanza. Pronto vamos a ver por qué.

El encuentro con un ángel

Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.

Cuando vienes a Jesús y pones a un lado tu temor y tus dudas, prepárate para unas manifestaciones sobrenaturales de su poder. Dios hizo esto para el beneficio de estas dos mujeres; los guardas también estaban presentes, y con razón temblaron. Saben que podrían morir por su falla guardando el cuerpo, sobre todo en un caso tan delicado.

Las pobres mujeres ya tenían miedo, pero entonces hubo un gran terremoto. Y, como nada, el ángel quita la piedra y se sienta sobre ella.

Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.

No quitaron la piedra para que Jesús podría salir del sepulcro; Jesús ya tenía un cuerpo glorificado que podía aparecer y desaparecer y pasar por paredes y piedras. El ángel quitó la piedra para que las mujeres podrían ver que el sepulcro estaba vacío, y él tenía un mensaje muy importante para ellas – y para nosotros.

La palabra de Dios para ti esta Pascua

  • ¡No temas! No importa lo que ha pasado en tu vida o lo que ha muerto: Jesús es la resurrección y la vida. Jesús resucitó, y puede resucitar tu matrimonio, tu familia, tu carrera, o tu vida espiritual. Su perfecto amor echa fuera todo el temor.
  • Ven y ve. Tú puedes ser como los discípulos que se quedaron en casa, desilusionados y desesperados. Levántate. Ven a la Biblia. Ven a la iglesia. Ven a Jesús. Ven y ve lo que dice la Biblia acerca de Cristo – quizás para la primera vez. Ven a ver cómo Jesús ha transformado a otros.
  • Entonces ve con prisa y comparte con otros lo que has visto. Ésta no es una ocasión para lamentar y llorar por lo que has perdido, o por sueños quebrantados. Este es un día nuevo. Tampoco es una ocasión para quedarte en el sepulcro vacío, o la iglesia llena, esperando alguna manifestación de su poder y cantando alabanzas. Claro que es importante congregarse y adorarle, pero a veces nos quedemos semana tras semana en nuestros sepulcros vacíos. Ya es tiempo irse con prisa para compartir las buenas nuevas que Cristo vive. ¡Ha resucitado!
  • Busca a Jesús y acompáñale. ¡Él tiene mucho que hacer! En ese entonces se fue para Galilea. Ellos tenían que seguirle si querían verle. Jesús no se queda en el mismo lugar. Ya no mora en un templo. ¡Nosotros somos templos del Espíritu Santo! Y el Espíritu es como el viento; siempre mueve. ¡El tiempo es corto! El discípulo que se quedó en Jerusalén no tendría una relación viva con Jesús. Jesús va delante de nosotros; nosotros le seguimos. Muchas veces nosotros queremos ir primeros.  Entonces le invitamos a Jesús que siga a nosotros: “Ven conmigo Señor.” “Ven a este sepulcro.” “Bendice lo que estoy haciendo.” ¡No! ¡Cristo vive! ¡Va delante de ti! ¡Síguele!

El encuentro con Jesús

Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. 10 Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.

Salieron. Salieron corriendo. Fue solamente cuando salieron del sepulcro que vieron a Jesús; solamente cuando iban en obediencia para compartir las buenas nuevas. ¿Por qué esperas día tras día en un sepulcro, con la esperanza que Jesús aparezca? ¡Sal corriendo! ¡Comparte las buenas nuevas!

Allí, de camino, tú puedes abrazarle y adorarle. Pero Jesús nunca dijo: “Que bueno. Vamos a levantar un templo aquí y siempre congregarnos aquí.” No, Jesús tiene el mismo mensaje para las mujeres que tuvo el ángel:

  • No temas.
  • Levántate, muévete.
  • Da las nuevas a otros.

Si quieren ver a Jesús, tienen que obedecerle y seguirle adondequiera que vaya. Yo creo que Jesús tiene esa misma palabra para ti. Cuando lo hagas, verás a Jesús.

Los guardas van

11 Mientras ellas iban, he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. 12 Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, 13 diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. 14 Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. 15 Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

Las mujeres no eran las únicas que salieron corriendo. Los discípulos no eran los únicos que tenían noticias para compartir. Los guardas también van corriendo con sus noticias. Pero los ancianos y los sacerdotes no querían ver a Jesús. Se quedaron en el templo y en sus palacios en Jerusalén. Y su mundo fue destruido en el año 70 (cuando los romanos destruyeron el templo y Jerusalén).

Hay todavía enemigos del Señor que intentan hacer todo lo posible para destruir nuestra fe. Pueden tener muchos recursos y pueden usar su dinero para propagar mentiras. Qué triste que, a pesar de toda la evidencia, hay muchos que no quieren creer en Jesús. Cuesta demasiado. Exige su vida. Cristo destruye el mundo cómodo de los poderosos y religiosos.

La gran comisión

16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

¡Fueron! En obediencia buscaban a Jesús en Galilea. ¡Y le encontraron! ¡Le vieron! ¡Le adoraron!

¿Cómo es posible que algunos de esos discípulos todavía dudaban? ¿Cómo es, después de tantos años, que algunos dudan esta historia que ha transformado a millones? ¿Tienes dudas? Sigue buscándole y siguiéndole. Vas a ver que es real y su palabra es verdad.

Guarda estas dos cosas en tu corazón:

  • Cristo fue dado toda potestad, toda autoridad, en el cielo y en la tierra. Todavía la tiene. Él puede compartir ese poder y esa autoridad contigo. Él tiene el poder para transformar tu vida y hacer todo lo necesario para cumplir su voluntad.
  • Él está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Mucha gente piensan mucho acerca de detalles sobre el final. Jesús no menciona eso. Lo importante es saber que venga lo que venga, Él está contigo. Nunca te dejará ni te desamparará.

Ya hemos visto la importancia de movimiento. ¡Ve! Como las mujeres. Como los guardas. Como los discípulos de camino para Galilea. Es cuando caminamos con Jesús en obediencia que vamos a experimentar su presencia. El mensaje de Pascua es que Jesús resucitó y vive aún. ¡Ve! ¿Adonde? A todas las naciones. Sí, Jesús todavía envía misioneros a otros países. Hay tres cosas que tenemos que hacer:

  • Haz discípulos. ¿Estamos haciendo verdaderos discípulos que sirven al Señor? ¿Discípulos bien fundados sobre su Palabra? ¿O estamos haciendo espectadores que buscan un show y unas palabras de aliento cada domingo?
  • Bautízalos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Hay algunos que dicen que tenemos que bautizar en el nombre de Jesús solamente. Otros niegan la trinidad. Y otros no tienen la plenitud del Espíritu Santo. Bautizar a alguien significa más que sumergirlo en aguas. Bautismo es una identificación radical con Jesucristo, es la crucifixión del viejo hombre, y es el mismo bautismo del Espíritu que Jesús recibió cuando subió de su bautismo.
  • Enséñalos a guardar todas las cosas que Jesús nos ha mandado. ¿Tenemos buena enseñanza en la iglesia? ¿Enfatizamos obediencia? ¿Sabemos lo que Jesús nos mandó hacer? ¿O creemos que somos libres, bajo la gracia, y no tenemos que ser legalistas y obedecer su palabra?

¿Qué piensas? ¿Hemos obedecido estas últimas palabras de nuestro Señor? ¿Nos ocupamos principalmente con estas cosas? ¿O estamos en un desvío, con un énfasis equivocado? O aun peor, ¿somos como los ancianos y sacerdotes, practicando una religión de nuestra invención? ¿Estamos sirviendo a Jesús a nuestra manera?

¡Aleluya!

¡Cristo vive! ¡Él resucitó! Este capítulo comenzó con unas mujeres atemorizadas y desesperadas buscando el sepulcro de un hombre muerto. Termina con ese mismo hombre – muy vivo – mandándonos a salir para proclamar estas buenas nuevas y hacer a otros discípulos.

Qué bueno saber que Jesús tiene toda autoridad, y siempre está con nosotros, sobre todo cuando profecías de desastres llenan el internet. Me dejan confuso y algo temeroso. ¿Qué es la verdad? ¿Qué va a pasar? Pedí al Señor cómo debo responder, y me dijo algo muy interesante, aunque no era sorprendente. Me dirigió atrás a estos mandatos. Jesús nunca nos mandó preocuparnos con detalles de los días postreros; nos mandó:

  • Hacer discípulos de todas naciones.
  • Enseñarlos a obedecer sus mandatos.

Basta. Es suficiente para mí. Voy a dejar lo demás en las manos del Señor, y servir y adorar a mi Jesús resucitado.