Efesios 1:1-14  Escogido, adoptado, y redimido – ¡garantizado!

1Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios,

a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso:

Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.

¿Quién está presente en cada frase de estos primeros dos versículos? ¡Jesucristo!

  • Jesús envía a sus siervos, los apóstoles, a establecer y supervisar iglesias, que ahora están presentes como el Cuerpo de Jesucristo en millones de lugares en todo el mundo. Estos apóstoles constituyen el fundamento de su iglesia y se les da su autoridad. Uno llega a ser un apóstol por la voluntad de Dios Todopoderoso, no por su propia voluntad o la decisión de otros hombres. Es muy serio afirmar que uno es un apóstol.
  • El cristiano es “fiel” y “santo.” No un santo como los santos de la Iglesia Católica, sino en el sentido de que cada creyente está separado del mundo para vivir en santidad. Dios nos santifica por medio de su Espíritu. Luego es nuestra responsabilidad permanecer en esa santidad y ser fieles a nuestro Salvador. ¡Si permanecemos en pecado estamos crucificando a Jesús de nuevo! (Hebreos 6:4-6) Permanecemos en Cristo Jesús, como Él lo describió en Juan 15. Primero estamos en Jesús; luego Él nos coloca en una comunidad para ser parte de su Cuerpo en ese lugar.
    • Dios trabaja con un pueblo, con el grupo de creyentes. Es cierto que la decisión de aceptar a Cristo es individual, pero luego nos coloca en un Cuerpo.
    • ¿Cómo es tu experiencia actual en su Cuerpo?
    • ¿Cómo está tu santidad? ¿Diría tu familia que eres un santo?
    • ¿Cómo está tu fidelidad? No eres perfecto, pero ¿eres fiel a Jesús?
  • Ese Cuerpo, esa rama, recibe su sustento de su cabeza, la vid: Jesucristo. Recibe todo lo que necesita del Padre y del Hijo. Juntos, ellos ministran gracia y paz a su iglesia. Lo experimentamos individualmente, pero en la vid, como parte de su Cuerpo, experimentamos la plenitud de su gracia y paz. Es un regalo de Dios a la iglesia.

Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.

Toda bendición espiritual

No es un error. Así dice la Palabra de Dios: ya tienes toda bendición espiritual en Cristo. No hay niveles en la iglesia, con algunos recibiendo más bendiciones que otros. Dios no está guardando algunas bendiciones para el futuro. Ya nos ha bendecido con toda bendición.

  • Esas bendiciones están en las regiones celestiales. No se habla de cosas materiales. Dios no está interesado en esa casa nueva, ese carro deportivo o la última tecnología. Para experimentar estas bendiciones tenemos que separarnos de este mundo y morar con Cristo en las regiones celestiales. Nuestra mente tiene que estar en el cielo.
  • Las bendiciones son espirituales.
  • Están en Cristo. Experimentamos estas bendiciones en relación con Jesús: Permaneciendo en él, pegado a él, siguiéndole, sirviéndole, y viviendo en su presencia.

¡Alaba a Dios! ¡Se merece nuestras alabanzas! ¿Cómo es posible no alabarle cuando ha hecho tanto para nosotros? Dios no retiene nada de ti.

Escogidos

Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él.

Es difícil para muchos cristianos entender la doctrina de elección. Es difícil reconciliar nuestro libre albedrio (que la Biblia también enseña) con el hecho de que Dios te escogió. Pero ¿por qué te quejas? ¡Que bendición es ser escogido por Dios! El problema es que entonces parece que Dios rechazó a los demás. Pero espérate un momento. Estudiemos cuidadosamente lo que dice este versículo. No dice que me escogió, o te escogió, sino que nos escogió. La elección es de un pueblo. Lo que Dios decidió antes de la creación del mundo es que Él tendría un pueblo santo y sin mancha. Ya somos predestinados como el Cuerpo de Jesús para andar en santidad, libres de toda mancha del pecado. Ese es tu destino como creyente. No necesariamente significa que Dios escoja a algunos y rechace a otros.

Somos santos y sin mancha delante de Él. Todavía pecamos. No somos perfectos, pero Dios ve la justicia y la sangre de Jesús en nosotros. Y hay aún más en esta elección.

Hijos adoptados

En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.

Una vez más, la predestinación no es individual, sino de un grupo: Lo que Dios decidió desde el principio fue tener a una gran familia de hijos e hijas adoptados. Si tú fuiste adoptado aquí en la tierra, ya sabes algo acerca de la adopción. Si has adoptado a un hijo (o una mascota), ya sabes el gran amor que uno puede tener por alguien adoptado. Huelga decir, es un privilegio increíble ser adoptado en la familia de Dios. Ese hecho debería ser suficiente para llenar nuestros corazones con gratitud y adoración por toda la vida.

Lamentablemente, no todos son hijos de Dios. En el sentido que todos somos su creación, sí. Pero solo por medio de Jesucristo es posible ser parte de su familia. No por Muhammad ni por ningún otro camino. Solo Jesús. Cristo es el Amado de Dios, la Niña de sus ojos. El Padre quiere muchos hermanos para su Hijo Amado.

¿Qué significa para ti ser un hijo de Dios? ¡Debe transformar tu vida! Debe transformar el concepto de ti mismo. ¡Has sido adoptado por el Señor del universo!

Otro motivo de nuestro Dios en esta adopción es que todos se maravillarían de su increíble gracia de incluirnos (pecadores miserables) en su familia. Es pura gracia; un don. No te escogió porque eras mejor que otros, más guapo o más espiritual. No, es pura gracia; puro amor.

Si Dios ya nos predestinó a ser adoptados como sus hijos, me parece que no hay nada que impida ese proceso. Y una vez adoptado, él nunca nos echará fuera de su familia. En nuestra rebelión, puede ser posible rechazarlo y dejar nuestro hogar, pero hay mucha seguridad en esa adopción. Acércate a Papá Dios, Abba Padre, con mucha confianza. Intercede por otros hermanos en la familia de Dios con fe en lo que dice su Palabra. Es la voluntad de Dios (ellos son predestinados) que sean santos y sin mancha.

Redimidos

En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento. 

Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados.Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento. (NTV)

Aquí está otra vez: la gracia de Dios. Dios sabe exactamente lo que está haciendo. Lo hace con toda sabiduría y entendimiento. No tiene prisa y no se arrepiente de su decisión. Es algo que ya nos ha dado, y no solamente nos dio, sino que nos dio en abundancia. Desbordó su bondad.

Hay dos cosas muy importantes que Dios ha hecho por ti:

  • Te redimió. Dios te liberó de tu pecado, como uno paga el precio para liberar a un esclavo. Estabas perdido. Nunca podrías obtener el dinero necesario para comprar tu libertad. Serías un esclavo de por vida, pero Dios te rescató.
  • Perdonó tus pecados. No hay nada que tú puedas hacer para merecer ese perdón. No puedes balancear todas tus iniquidades por algunas buenas obras. El castigo merecido por tu pecado es la muerte. Pero Dios es muy sabio. Él nos entiende, y sabe que Él recibirá una recompensa hermosa en una familia grande de los redimidos y perdonados: Él recibirá mucha gloria y alabanza.

Nunca tomes estos dones a la ligera. Fueron adquiridos a un precio muy alto: la sangre y la vida de Jesucristo. Él pagó el precio; te compró. Tú le debes tu vida, tu obediencia y tu adoración.

El propósito de Dios para toda historia

Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de antemano estableció en Cristo, 10 para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo: reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra.

Era un misterio. Nadie podría adivinarlo. Un misterio en la Biblia no es como nuestras novelas de suspenso. Es algo que antes no sabíamos, pero nos lo revela el Espíritu.

Satanás quiere dividir, pero Dios quiere reunir. El diablo trae división, pero Cristo trae paz y unidad. El enemigo fomenta la rebelión y el individualismo, pero Jesús quiere establecer un reino de paz y gozo, donde todos se sometan a su señorío.

Actualmente no vemos esta unidad. Estamos esperando ahora el cumplimiento del tiempo; ese día cuando Cristo regrese a este mundo para vencer a todos sus enemigos y reinar aquí en la tierra. Ahora hay una gran división entre el cielo y la tierra, pero en ese momento estarán unidos bajo la autoridad de Cristo.

No podemos establecer su reino por nuestras esfuerzas. A pesar de mucha oración y duro trabajo, no vamos a ver todo unido en Jesús ahora, pero ese es nuestro deseo. Esa es la meta, y vamos a hacer lo que podamos para llevar a todos a su reino y extender su señorío.

Herederos

11 En Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad, 12 a fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria.

Allí está otra vez: predestinados. Somos adoptados como hijos. Ahora, como miembros de su familia, también somos herederos. ¡Dios tiene un plan! Tú has elaborado planes o proyectos, pero no todos los has realizado. Dios cumple todos sus planes. Él tiene todo el poder y todos los recursos necesarios para hacer todo conforme a su voluntad. ¿Sabes cuál es el plan de Dios para la historia? ¿Por tu vida? ¿Para tu familia? ¡Él tiene un plan! Y cuando estés caminando dentro de ese plan, tendrás propósito y paz en tu vida. Si te resistes a su plan, estarás muy frustrado.

¿Es tu vida ahora para alabanza de la gloria de Dios? ¿Ven otros a Jesús en tu vida y glorifican a Dios por las maravillas de su gracia en ti? ¿Hay algo que tengas que cambiar?

¿Has puesto toda tu esperanza en Cristo? o ¿todavía tienes esperanza puesta en tu dinero, tu educación, tus talentos, el gobierno u otra persona?

Una garantía

13 En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. 14 Éste garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.

Ya Pablo nos ha transmitido mucha seguridad: adoptados como hijos, con una herencia, y escogidos por Dios. ¡Ahora nos da una garantía! Sí, ¡hay garantías en la Biblia! La garantía aquí es el sello del Espíritu Santo. Tú eres marcado, como el ganado. Hay un sello espiritual sobre tu vida. Satanás y todos en el mundo espiritual saben que perteneces a Cristo. Es una garantía de tu herencia.

¿Cómo se recibe esta garantía? Hay que escuchar el evangelio, el mensaje de salvación por fe en Cristo. Cuando aceptas ese mensaje por fe, creyendo que es verdad, Dios te promete el Espíritu Santo.

Ya somos redimidos, pero aún esperamos nuestra redención final. En ese día, cuando Cristo establece su reino aquí en la tierra, vamos a recibir nuestra herencia. Otra vez, lo hace para alabanza de su gloria. Dios anhela nuestra adoración, y de estos pocos versículos queda claro que la merece.

¡Qué inicio maravilloso de esta carta! Ya sabemos el plan de Dios para toda la historia. Ya podemos ver como Él está llamando y capacitando a los miembros de su Cuerpo para avanzar su reino. ¿Has aceptado a Cristo? ¿Ya estás experimentando los beneficios de tu adopción como hijo de Dios? ¿Tienes el sello del Espíritu Santo sobre tu vida?

 

Escondido en el equipaje: I Samuel 10: 14-27

Cuando Saúl se despertó la mañana después de su visita al lugar alto, es muy posible que pensara que el día anterior fue un sueño. Hace solo unos días Saúl era un pastor, joven y desconocido, en busca de burros perdidos, pero luego conoció al hombre más poderoso de Israel, y descubrió que iba a ser rey.

Es hermoso oír la voz del Señor y tener un encuentro sobrenatural con Dios. ¿Pero qué pasa al día siguiente? ¿O más tarde esa noche? Llegas a casa lleno del Espíritu, deseoso de compartir tu experiencia con tu esposa, y te metes en una pelea con ella. Parece que dejaste el Espíritu en la iglesia. Allí estás, en la carne otra vez. Al día siguiente ese tiempo ungido en la iglesia simplemente no te parece tan real. ¿De verdad ha cambiado algo, o fue sólo emoción?

Tal vez Dios te habló en los primeros capítulos de este libro, pero ya dudas que Él pueda hacer algo grande en tu vida. No hay nada malo contigo. Siempre es difícil bajar de la cima de la montaña.

Volviendo a casa

A Saúl le fue dado una palabra de Dios. Cada detalle se cumplió perfectamente. Ahora, ¿qué tiene que hacer? ¿Buscar un trono y emitir un comunicado de prensa de que él es el nuevo rey? Eso no sirve, ¿verdad? Sin embargo, muchos hombres tratan de hacer que su llamado suceda por su cuenta. La realidad es que casi nunca comienzas en el trono. Sé alerta a las puertas abiertas y a la gente que Dios trae a tu vida. Dios te lleva al trono a su manera y en su tiempo. Normalmente habrá un montón de lecciones duras de camino. Ellas comienzan a menudo con tu propia familia.

Saúl volvió a casa para seguir adelante con su vida, casi como si nada hubiera pasado. Imagínate a Saúl entrando en su casa (o su tienda): “Hola tío, ¿cómo estás? Estoy bien. No soy la misma persona que era cuando me fui de aquí la semana pasada. Dios me cambió. Por cierto, yo voy a ser tu rey.” ¿Cómo puedes comunicar esas noticias a la familia? Después de un encuentro especial con Dios, puede ser difícil volver a casa. Gracias a Dios por las familias que se regocijan y te animan, pero a menudo son escépticas. Ellos te conocen.

A Saúl se le dio la oportunidad perfecta: Su tío les preguntó a él y a su criado: —¿Y ustedes dónde estaban? (14) Es probable que Saúl ya no sintiera la misma presencia de Dios que experimentó cuando estaba con los profetas. Su sirviente no le dijo nada al tío, pero quien sabe qué podría haber compartido con los demás sirvientes. Y Saúl, en lugar de afirmar con fe lo que Dios había hecho, decidió ocultarlo:

—Andábamos buscando las burras —respondió Saúl—; pero como no dábamos con ellas, fuimos a ver a Samuel.

—Cuéntame lo que les dijo Samuel —pidió el tío de Saúl.

Otra apertura, y otra oportunidad perdida:

—Nos dijo que ya habían encontrado los burros —contestó Saúl.

Pero Saúl no le contó a su tío lo que Samuel había dicho acerca del reino. (15-16)

Aunque la Biblia no lo dice, es posible que Samuel haya instruido a Saúl para que no hable del reinado, pero él puede hablar de su encuentro con Dios. Lee las Escrituras cuidadosamente, no para leer entre líneas, sino para captar las cosas sutiles que los autores quieren comunicar. Cada palabra en la Biblia tiene un propósito. Yo creo que Dios quiere decirnos aquí que Saúl perdió una oportunidad importante para compartir acerca del Señor. Quizás sepas cómo es perder esas oportunidades.  Saúl no miente, pero contó medias verdades, dejando de lado los detalles más importantes. Parece que Saúl estaba actuando sobre sus sentimientos en lugar de las promesas de Dios. Dios ya dijo que estaría con Saúl, pero Saúl estaba actuando como si eso no fuera cierto. Lo primero que vino a su mano fue la oportunidad de compartir lo que Dios había hecho. No fue tan difícil, ¿verdad? Pero a menudo nosotros también tenemos miedo de abrir la boca. Su tío le dio dos oportunidades perfectas, y Dios hará lo mismo por ti. Es importante hablar de todo lo que Dios ha hecho en tu vida. No lo ocultes. Cuando alguien nota un cambio en ti, sé honesto acerca de lo que Jesús ha hecho. Si fuiste a la iglesia anoche y alguien te pregunta: ¿Qué hiciste anoche?, no digas: “Yo estaba con unos amigos.” No estás mintiendo, pero estás diciendo verdades a medias, y apagarás al Espíritu.

El Espíritu Santo descendió dramáticamente sobre Saúl, pero ya no se siente esa unción. Si le has pedido a Dios que te llene con su Espíritu, no confíes en tus emociones. Párate sobre dos verdades sencillas: Dios dice que necesitas su Espíritu, y Él quiere llenarte. Pablo dice que recibimos el Espíritu al igual que recibimos a Jesús: por fe (Gálatas 3:2 y 14). A menos que estés lleno de pecado o dudas, puedes estar seguro de que Dios te ha llenado si lo pides con fe.

Tal vez Saúl esperaba que Samuel se olvidara de todo el asunto. Sería más fácil volver a apacentar sus burros. Puede que sea más fácil para ti olvidar el llamado de Dios en tu vida. Puedes esperar que el pastor quien habló sobre ti se olvide de esa palabra también, pero gracias a Dios por los hombres fieles a su palabra que no te permitirán escapar de tu vocación.

La selección pública del rey

Samuel estableció un proceso elaborado para elegir al rey, dando la oportunidad a cada tribu, para que fuera evidente que Dios escogió a Saúl:

Después de esto, Samuel convocó al pueblo de Israel para que se presentara ante el Señor en Mizpa.  Allí les dijo a los israelitas: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo saqué a Israel de Egipto. Yo los libré a ustedes del poder de los egipcios y de todos los reinos que los oprimían.” Ahora, sin embargo, ustedes han rechazado a su Dios, quien los libra de todas las calamidades y aflicciones. Han dicho: “¡No! ¡Danos un rey que nos gobierne!” Por tanto, preséntense ahora ante el Señor por tribus y por familias.» (17-19)

Dios parece darle a la nación una última oportunidad de arrepentirse de rechazarlo, pero están decididos a conseguir a su rey. Lo que sucedió al día siguiente sería cómico si no fuera tan trágico.

Escondido en el equipaje

Dicho esto, Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel y, al echar la suerte, fue escogida la tribu de Benjamín. Luego mandó que se acercara la tribu de Benjamín, familia por familia, y la suerte cayó sobre la familia de Matri, y finalmente sobre Saúl hijo de Quis. Entonces fueron a buscar a Saúl, pero no lo encontraron,  de modo que volvieron a consultar al Señor:

—¿Ha venido aquí ese hombre?

—Sí —respondió el Señor—, pero se ha escondido entre el equipaje.

Fueron corriendo y lo sacaron de allí. Y cuando Saúl se puso en medio de la gente, vieron que era tan alto que nadie le llegaba al hombro. Dijo entonces Samuel a todo el pueblo:

—¡Miren al hombre que el Señor ha escogido! ¡No hay nadie como él en todo el pueblo!

—¡Viva el rey! —exclamaron todos. (20-24)

Saúl se llenó del poder de Dios y se cambió en otro hombre: ¿Por qué se escondería en el equipaje?

Por supuesto, a Saúl le resultaba difícil aceptar que él sería el rey. Ya vimos que él no le dijo nada a su tío acerca del asunto, y ahora está escondido en el equipaje, inseguro y temeroso. Hoy diríamos que tenía baja autoestima. Tendríamos compasión y le recomendaríamos terapia, o haríamos algo para edificar su ego débil. Pero la autoimagen y el amor propio tienen que ver con el “yo.” La persona está tan enfocada en el “yo” que ya no puede ver a Dios. Nuestros problemas y debilidades no desaparecen cuando viene el Espíritu de Dios. La cuestión es: ¿vamos a actuar de acuerdo con nuestros sentimientos, o nuestra fe en lo que Dios ha dicho? Saúl estaba dominado por sentimientos de incompetencia, debilidad y miedo. ¿Quién es el verdadero Saúl? ¿El rey ungido que todos están alabando? ¿O el niño asustado que no quiere estar cerca de la gente?

Si es difícil para ti estar con la gente, será difícil para ti servir a Dios. Saúl trabajaba en la granja de su padre y no estaba acostumbrado a estar con mucha gente. Nunca ocupó un puesto de liderazgo, y no tenía la formación para ser un rey. Es fácil entender su lucha. ¿Realmente fue Dios quien le habló? ¿Fue  realmente elegido para ser rey? ¿Por qué elegiría Dios a alguien obviamente no calificado? ¡Porque Dios quería que él viera la necesidad absoluta de vivir en el poder del Espíritu! No sobreviviría como rey si él estuviera caminando en la carne. ¡Él siempre estaría escondido en el equipaje! La única manera de manejar esta gran tarea sería confiar en Dios momento a momento. Lo mismo es cierto para ti. Dios te salva y te llama a una tarea imposible: Ni siquiera es posible ser un cristiano si no estás caminando en el Espíritu. Intentas con todas tus fuerzas agradar a Dios, sólo para fracasar miserablemente, y dudar si esta fe cristiana realmente es para ti. Te parece que simplemente no puedes, y eso es exactamente donde Dios te quiere. El Antiguo Testamento nos muestra gráficamente cómo nunca podemos medir hasta los estándares de Dios. Es sólo cuando renunciamos a nuestros propios esfuerzos que comenzamos a comprender lo que significa ser un cristiano: Jesús viviendo su vida a través de nosotros.

Hermano pastor, no quiero ofenderte, pero muchas veces son las personas sin talentos naturales y no calificados quienes son llamados al ministerio. Dios puede pasar por alto a los líderes naturales y escoger a alguien desconocido para dirigir una obra importante, porque será tan evidente que sólo podrán hacerlo confiando totalmente en el Espíritu. El hombre con muchos dones naturales lucha con orgullo y renunciando a sus propios esfuerzos, e impida la obra de Dios.

Es mejor no aprender las duras lecciones frente a toda la iglesia, o frente a toda la nación. Las consecuencias de caminar en la carne como un campesino son diferentes de caminar en la carne como un rey. Si Saúl fracasa pastoreando ovejas, él podría perder unas cuantas ovejas a un león. Pero como rey, todo el país puede ser derrotado. Un evangelista famoso que cae en pecado trae mucho más deshonra al nombre de Jesús que el pastor de una iglesia pequeña; simplemente afecta a más personas y el daño a la causa del Señor es mucho mayor. Cuanto más avanzas en el servicio de Dios, más tienes que confiar totalmente en el Espíritu. Si vas a prosperar, una muerte radical al “yo” es necesaria. Saúl era demasiado egocéntrico para ver a Dios o darle control de su vida.

Y tú, ¿eres guiado por tus emociones o por tu fe en Dios? Tu experiencia después de un encuentro profundo con Dios puede ser muy variada. ¿Vas a actuar como un hijo adoptivo de Dios todopoderoso, diseñado para reinar con Cristo? ¿Vas a dar un paso de fe en el poder del Espíritu? ¿O, dominado por tu pecado, miedo y sentimientos de inferioridad, vas a permanecer débil e ineficaz, tratando de esconderte y actuando como si nada hubiera cambiado? ¡Sal del equipaje!

Inseguridad

Cuando Saúl finalmente apareció, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo. Samuel orgullosamente dijo: “No hay nadie como él en todo Israel.” Todos podían ver que Saúl era físicamente capaz, pero parece que él no se dio cuenta de ello. Era como muchos de nosotros: ciego a sus habilidades. Saúl actuó como un niño, en lugar de un imponente y poderoso hombre de Dios. Tú puedes tener dones y habilidades que son evidentes a todos los demás, excepto a ti mismo. Puedes estar tan enfocado en ti mismo que no puedes ver a Dios. Ni la altura de Saúl ni sus capacidades naturales eran importantes. Lo único que realmente importaba era que Dios lo había escogido, y Dios a menudo escoge a los débiles para confundir a los sabios.

Saúl no fue el único que lucha con esta inseguridad. Hombres mayores en posiciones de gran responsabilidad aún sienten esa tensión. A veces nos gustaría escondernos en el equipaje o volver a los pastos pacíficos; apacentar un rebaño de ovejas por un rato o volver a ser un niño. Grandes predicadores tienen miedo de levantarse frente a una multitud. A veces te despiertas con temor y ansiedad y te preguntas: “¿Qué estoy haciendo, pastoreando una iglesia, responsable ante Dios por cientos de personas?” O puedes mirar a tu esposa y pensar: “¿Quién es esta mujer?” Puede haber noches sin sueño con el estómago en nudos, pensando en todos los problemas que te enfrentan. Puedes sentirte muy pequeño y débil. En ese momento tú no necesitas cursos de motivación ni palabras de ánimo acerca del gran hombre que eres. Tienes que buscar a Dios. Recuerda sus promesas. Bebe profundamente de la plenitud de su Espíritu. Disfruta la comunión con Dios y escucha su voz en la Palabra. Entonces levántate y da ese paso de fe como el hombre poderoso que eres en Jesucristo.

Hombres valientes y hombres insolentes

Para bien o para mal, Saúl ha sido presentado como el primer rey de Israel. En los próximos capítulos vamos a ver si estaba listo para reinar o no.

Después, Samuel le explicó al pueblo cuales eran los derechos y las obligaciones de un rey. Los escribió en un rollo y lo puso delante del Señor. Luego Samuel envió al pueblo a sus casas.

Cuando Saúl regresó a su casa en Guibeá lo acompañó un grupo de hombres a quienes Dios les había tocado el corazón. Sin embargo, había unos sinvergüenzas que se quejaban: «¿Cómo puede este hombre salvarnos?». Y lo despreciaban y se negaban a llevarle regalos. Mas Saúl guardó silencio. (25-27, NTV)

Hubo dos reacciones muy diferentes a Saúl.

El primer grupo ofreció su apoyo. Dios ya tocó sus corazones. Eran valientes, maduros, fuertes y piadosos. ¡Muy diferente de la inmadurez y cobardía de Saúl! Ellos conocían a Dios y comprendían y respetaban la autoridad que Dios le había dado a Saúl. Pero no eran ciegos; vieron la timidez y la falta de experiencia del nuevo rey. No era una atracción natural para Saúl, pero podían ver más allá de sus debilidades en lo que Saúl podría llegar a ser.

Cuando Dios pone su mano sobre tu vida, Él también proporciona a otros hombres para que te apoyen. Dios no te llama, solo que te abandone. Varones de Dios se sentirán atraídos por la presencia de Dios en ti. La tarea de Saúl era escuchar a estos hombres, pasar tiempo con ellos y aprender de ellos. Le correspondía a Saúl determinar lo que cada uno tenía para ofrecer y utilizar esas habilidades. Una de las marcas de un gran líder – ya sea en el gobierno, los negocios o la iglesia – es la calidad de los hombres que tiene a su alrededor. Un líder verdaderamente dotado atraerá a otros hombres dotados. Un líder inseguro será amenazado por ellos. La prueba real no es sólo atraerlos, sino saber cómo usarlos y cultivar su apoyo. Dios le estaba dando a Saúl un recurso precioso, pero parece que él lo desperdició. Estos hombres lo acompañaron a su casa, pero no está claro lo que ocurrió después. Tal vez si Saúl se hubiera quedado cerca de ellos, habría sido protegido de la cruel oposición y burla del segundo grupo.

Los hombres tienden a ser independientes y resisten la ayuda de cualquiera. Pero Dios rara vez llama a un hombre al liderazgo solitario. Tú eres parte de un cuerpo que tiene diversos dones espirituales. Si Dios te llama a una tarea, únete a otros hombres para ayudarte lograrla. Eso puede ser un duro golpe para tu orgullo, ya que ellos pueden ser más experimentados y cualificados que tú. Pero eso no importa si Dios te los trae. Puede que no sean los hombres que tú elegirías, pero Dios sabe lo que está haciendo, y está proporcionando graciosamente el apoyo y la orientación que necesitas. Atesóralos y escúchalos. Recibe su ayuda y humildemente da gracias a Dios por ellos. ¿Tienes a algunos «hombres valientes» a tu alrededor? ¿O uno que puedas buscar? ¿Eres tu uno de esos hombres valientes que Dios usaría para animar a alguien?

Solo habrá un rey del país. Puede ser humillante, pero acepta el llamado que Dios tiene para ti. No seas como el segundo grupo, que “lo despreciaba”, y “no le trajeron ningún regalo.” Esas son palabras fuertes, para mostrar cuán fuerte fue la oposición. No importa donde estés, tendrás detractores, así como partidarios. Saúl no fue la excepción. ¿No puedes visualizar a estos duros hombres machistas en la muchedumbre riéndose de este chico que fue arrastrado del equipaje? Son alborotadores, y aparecerán cuando Dios comience a moverse en tu vida. Su propósito es derribarte, desalentarte y hacerte dudar de lo que Dios ha dicho. Son enviados por el acusador de los hermanos, quien odia a Dios y te odia a ti. Nos encantaría si se fueran, pero dondequiera que Dios esté moviéndose, Satanás estará allí tratando de destruir la obra del Señor. Sería genial si pudieran esperar hasta que Saúl se estableciera, pero Satanás no es un caballero. Si él puede descarrilar una obra de Dios desde el principio, lo hará.

Lo triste es que estos sin vergüenzas eran del mismo pueblo de Saúl. Sería comprensible que los filisteos se negaran a llevarlo regalos, pero ¿hermanos israelitas? Por desgracia, a veces la oposición más fuerte viene de la iglesia. Gente orgullosa que camina en la carne despreciará al hombre que Dios toca y exalta. La selección de líderes de la iglesia es una de las fuentes más comunes de conflicto. Aquellos que no fueron elegidos, pero creen que están mejor calificados, a menudo desprecian al seleccionado y tratan de socavarlo. Se nota su ausencia en un servicio de instalación o reconocimiento donde otros traen regalos.

¿Por qué permitiría Dios que estos hombres insolentes vinieran contra Saúl tan rápidamente? ¿Estaba siendo cruel o indiferente? Definitivamente no. Una parte importante del crecimiento y el liderazgo es responder a la oposición. Por mucho que uno desee, ¡no se puede evitar la batalla! Dios fielmente proveyó a hombres valientes. Ahora la pregunta es ¿a quién escuchará Saúl? ¿Cómo va a responder a los alborotadores? ¿Cuánto le permitirá a Dios ministrarle a través de los hombres valientes?

Saúl guardó silencio

Una vez más, Saúl guardó silencio. Los hombres son buenos en eso. Parece ser la salida más fácil. A veces hablamos demasiado, pero a veces guardamos silencio cuando tenemos que hablar. Hay que saber cuándo hablar, y cuándo guardar silencio. ¿Mostró Saúl la moderación sabia, como lo hizo Jesús con sus acusadores? ¿O simplemente estaba asustado y no sabía qué decir? Probablemente debería haber dicho algo; tal vez devolver bendición para las maldiciones. Mi conjetura es que se sintió inadecuado. No quería enfrentarlos. No habló con Dios, quien le habría tranquilizado. Saúl lo internalizó, y su ego ya débil estaba un poco más desgastado. Las voces de los alborotadores se unieron a las de su padre, sus amigos y cualquier otra persona que le había lastimado de niño. Cuando regresó a casa, las palabras de los alborotadores permanecieron en sus oídos, mientras que las palabras de los hombres valientes no parecían tan fuertes. La experiencia con Samuel parecía lejana, pero sus acusadores parecían muy presentes. Satanás comenzó a construir una fortaleza en su mente basada en sus propios problemas de personalidad. Más tarde, cuando su gobierno colapsó, las mismas palabras resonaron en su mente. Dios proveyó una salida, pero como vamos a ver, la batalla solo se intensificó.

¿Has batallado con las mismas voces? Es posible que hayas ignorado a los hombres valientes que Dios ha traído a tu vida. Has estado demasiado orgulloso e independiente para acercarte a ellos. Puedes tener miedo de estar cerca de otros hombres. Mientras tanto, la voz de los alborotadores se ha mantenido fuerte, uniéndose a las burlas del pasado: “Nunca lo lograrás. Eres diferente. Nunca tendrás la victoria. No hay esperanza para ti. Eres un fracaso.”

Tú no eres diferente. No eres un fracaso. Cada hombre desde Adán en adelante lo ha experimentado. Tú tienes la opción de escuchar lo que Dios ha dicho, o al acusador y sus alborotadores que te desprecian. Identifica la voz de tu acusador. Dile que tú reconoces su voz. Decide rechazar sus burlas a partir de ahora. En lugar de meditar en la burla de la gente y tus malas experiencias, medita en lo que Dios ha dicho acerca de ti en su Palabra. Ora para que Dios en su gracia proporcione a hombres valientes para rodearte. Los necesitas.

¿Estás escondido en el equipaje mientras Dios te llama a levantarte e impactar poderosamente a tu familia y tu mundo? ¿A qué le temes? ¿Las burlas del enemigo? ¡Dios está contigo! Él te brindará todo el apoyo que necesites cuando des ese paso de fe.

 

Listo para reinar: 1 Samuel 9:22-10:13

Saúl comenzó el día en busca de burros. Esa misma noche él cenaba con el hombre más importante de todo Israel. A veces Dios trabaja de manera sutil y lenta, pero cuando Él decide que es el momento, las cosas pueden cambiar de forma rápida y espectacular. ¿Recuerdas cómo los hermanos de José lo vendieron? Era un esclavo y prisionero en Egipto. Pasó años en preparación, pero dentro de un día se trasladó desde la cárcel al palacio (Génesis 41). Te puede parecer que tu tiempo nunca llegará, pero en el momento señalado, Dios revelará sus planes y provisiones asombrosos. ¿Estás listo? Él tiene algo especial planeado, reservado, y guardado – sólo para ti.

Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los llevó a la sala y les dio un lugar a la cabecera de los invitados que eran unos treinta hombres.  Y dijo Samuel al cocinero: Trae la porción que te di, de la cual te dije: “Ponla aparte.” Entonces el cocinero alzó el pernil con lo que estaba en él y lo colocó delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado. Ponlo delante de ti y come, porque ha sido guardado para ti hasta el momento señalado, ya que dije: He invitado al pueblo. Y Saúl comió con Samuel aquel día. (9:22-24, LBLA)

¡Qué cena! Samuel hace todo lo posible para impresionar a Saúl de que el joven es alguien escogido y muy especial para Dios. Saúl no lo sabe todavía, pero él ha conseguido a un padre espiritual. Una buena relación con un mentor es de mucho valor, ya sea formalmente establecido o no. Es posible que tú ya seas ese mentor de alguien, sin saberlo. Elí era un mentor para Samuel, y ahora Samuel naturalmente asume ese papel con Saúl. Lamentablemente, ni Elí ni Samuel eran padres muy buenos para sus propios hijos. Eso sucede mucho hoy en día en las familias de líderes que están muy ocupados en la iglesia. Un hombre debe aprender a ser un hombre y padre de su papá, pero si eso no sucediera, Dios puede darte un padre espiritual.

Un padre espiritual presenta a su hijo a los varones de Dios

Más importante que lo que Samuel dijo o hizo fue simplemente estar juntos. Algo poderoso sucedió en Saúl en el lugar alto, en la cabecera de la mesa, y en el tejado. No era muy común invitar a un muchacho a la azotea para hablar con hombres adultos. Cuando Saúl estaba listo para irse, Samuel no solo le muestra la puerta; fue con él a la entrada del pueblo. Samuel estaba caminando con Saúl, fortaleciendo la confianza del joven. Dios ya comenzó a transformar un don nadie en un rey.

Un padre espiritual camina con su hijo

 Descendieron del lugar alto a la ciudad, y Samuel habló con Saúl en el terrado.  Se levantaron temprano, y al romper el alba Samuel llamó a Saúl en el terrado, diciendo: Levántate, para que yo te despida. Saúl se levantó, y ambos, Saúl y Samuel, salieron a la calle. (9:25-26, LBLA)

¿Hay algún siervo de Dios que haya caminado contigo? No tienen que hacer algo especial; simplemente estar juntos. ¿Anhelas a un padre o un hombre mayor que quiera sentarse contigo y hablar contigo? Si has tenido ese privilegio, da gracias a Dios. Has sido bendecido. Si no, pídele a Dios que te traiga a alguien. No tengas miedo de decirle que te gustaría pasar tiempo con él. Puede ser un honor para él.

Si tú tienes más experiencia, ¿crees que es posible que Dios te use como mentor o padre espiritual para un hombre más joven que Dios está tocando? Busca oportunidades para darles un lugar de honor en la reunión de hombres. Y no te olvides de tu propio hijo; Dios puede usarte como un padre espiritual para él también.

Un padre espiritual nunca abusa de su hijo

Desafortunadamente, creo que una palabra de precaución es necesaria aquí. Con demasiada frecuencia, un hombre mayor se ha acercado a un joven con intenciones deshonrosas. Si Dios te ha confiado con alguien, tienes una gran responsabilidad ante el Señor de mantener la pureza total en esa relación, y no estoy hablando sólo de pecado sexual. Hay otras formas en que podemos abusar de hombres jóvenes y usarlos para nuestros propios fines. Guarda tu corazón y rinde cuentas a otro hombre, evitando todo lo que parezca sospechoso.

Si un mentor cristiano, o cualquier otra persona, ha abusado de ti, Dios quiere sanar esas heridas profundas, restaurar la confianza y traer hombres verdaderamente piadosos a tu vida. Pero ten cuidado de confiar ciegamente en otros; ese padre perfecto que anhelas probablemente no existe.

Un padre espiritual trae una palabra del Señor

Mientras descendían a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: Di al criado que pase delante de nosotros y siga, pero tú quédate para que yo te declare la palabra de Dios. (9:27, LBLA)

La comunión y un buen ejemplo son importantes, pero Saúl necesitaba algo más: una palabra de Dios. Puede ser la Escritura, o una palabra que Dios pone en tu corazón. Claro que no tengas una palabra profética profunda para cada reunión, pero pídele a Dios una palabra, y cuando la tienes, sé fiel para compartirla. No te reprimas porque te sientas incómodo al respecto, o te da miedo ofenderlo y perder su amistad. Si tú te has ganado el derecho de hablar a su vida, con entusiasmo él recibirá la palabra. ¡Ésta es una gran responsabilidad! ¡No la tomes a la ligera! Si tú tienes a un mentor que te habla a tu vida, escucha atentamente, anota la palabra y ora al respecto. Estas palabras son valiosas. Si tú nunca has recibido una palabra de tu padre espiritual, pídele que ore para recibir una palabra de Dios para ti. Puede ser que él no esté acostumbrado a hablar a la vida de alguien. Dile que te gustaría oír cualquier palabra que Dios le dé.

Ungido con aceite

Tomó entonces Samuel la redoma de aceite, la derramó sobre la cabeza de Saúl, lo besó y le dijo: ¿No te ha ungido el Señor por príncipe sobre su heredad?  (10:1)

Antes de la palabra, Saúl recibió la unción con aceite, el símbolo del Espíritu Santo y algo por lo general reservado para los sacerdotes. Dios está equipando a su primer rey. La palabra sin el Espíritu puede ser rígida y abrumadora; el Espíritu sin la palabra puede dar lugar a todo tipo de excesos. Necesitamos ambos. Un padre espiritual debe ayudar a su hijo a mantener ese equilibrio, y estar abierto a usar símbolos proféticos, como ungir con aceite o lavar los pies.

La palabra de Samuel para Saúl

Cuando te apartes hoy de mí, hallarás a dos hombres cerca del sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, y te dirán: “Las asnas que fuiste a buscar han sido halladas. Y he aquí, tu padre ha dejado de preocuparse por las asnas y está angustiado por vosotros, diciendo: ‘¿Qué haré en cuanto a mi hijo?’” De allí seguirás más adelante, llegarás hasta la encina de Tabor, y allí te encontrarás con tres hombres que suben a Dios en Betel, uno llevando tres cabritos, otro llevando tres tortas de pan y otro llevando un odre de vino;  ellos te saludarán y te darán dos tortas de pan, las cuales recibirás de sus manos. (10:2-4, LBLA)

¡Éstas son instrucciones muy detalladas! Después de los eventos de los últimos días, ¿cómo se sentiría un joven al oír esto? Dios conocía todos los detalles de la vida de Saúl, y también conoce tu corazón y tu futuro. ¿Hay alguien mejor equipado para guiar tu vida? La mayoría de los hombres quieren manejar (o arruinar) sus propias vidas, y lo hacen. Entrega tu vida a las manos de Dios y confía en Él para manejar los detalles. Te liberará a escuchar su voz sobre tu futuro.

Saúl tenía la bendición de saber los detalles de lo que le sucedería, probablemente para probar su obediencia y asegurarle que esto realmente era del Señor. Todavía existía la posibilidad de que Saúl decidiera que todo esto era una locura y que regresaría a casa.

¿Saúl entre los profetas?

Después llegarás a la colina de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y sucederá que cuando llegues a la ciudad, allá encontrarás a un grupo de profetas que descienden del lugar alto con arpa, pandero, flauta y lira delante de ellos, y estarán profetizando. (10:5, LBLA)

El día terminará con Saúl unido a esta increíble procesión. No sabemos mucho acerca de estas “escuelas” de los profetas de Dios. Se juntaron para ministrar y animarse unos a otros. Este grupo había subido a una montaña para ofrecer sacrificios en el lugar alto. Ahora están bajando, llenos del Espíritu, tocando instrumentos, profetizando y alabando al Señor. Pensamos en la profecía como proclamando un mensaje de Dios, pero esta profecía parece ser alabanza ungida, quizás extática. El libro de Números (11:25) registra el mismo fenómeno cuando el Espíritu vino sobre los setenta ancianos. La experiencia de los discípulos en Pentecostés no era totalmente nueva para los judíos. Tal como el Aposento Alto en Hechos 2, era un ambiente en el que Saúl fácilmente puede recibir el Espíritu.

Resultados de la venida del Espíritu

Saúl ya fue elegido y ungido, pero este derramamiento del Espíritu le dio el poder que necesitaba. Los discípulos de Cristo tenían que esperar en Jerusalén hasta que recibieran ese poder. Hay diferencias entre cristianos acerca de la semántica y proceso exacto – pero la verdad es que necesitamos ese poder. Estoy más preocupado por una vida que refleja el poder del Espíritu que cuándo o cómo se lo recibe. El hecho de que Saúl haya recibido el Espíritu de esta manera no significa que todos lo recibirán de la misma manera. Tenemos mucha prisa para organizar nuestra versión de una “procesión profética,” tocando la misma música, para que la gente reciba el Espíritu de cierta manera. Dios quiere que tú experimentes la plenitud del Espíritu. Él se encargará de cómo la recibes. ¿La tienes tú?

Uniéndose con otros para adorar a Dios

Una vez que vino el Espíritu, Saúl se uniría a otras personas caminando en el Espíritu y adorando y alabando al Señor. Esto es lo que sucedió en Números 11 y en Pentecostés. Ahora Dios puede formarle como un hombre de Dios y parte de la comunidad de profetas. De hecho, Saúl se identificó tanto con ellos que surgió un dicho “¿Está Saúl también entre los profetas?” ¿No sería una bendición identificarse con hombres de Dios de esa manera? Si Saúl se hubiera unido a ellos y hubiera nutrido esa relación, su vida podría haber terminado de una forma muy diferente.

Dios quería que la base de su reinado fueran esas relaciones con varones de Dios y la adoración de un corazón lleno del Espíritu. Lamentablemente, Saúl no volvió a adorar al Señor ni a caminar con varones de Dios durante muchos años, hasta que fue atormentado por espíritus malignos. Entonces ya fue demasiado tarde y fue tan extraño para Saúl que tenía que depender de David para adorar y brindarle algún alivio. La adoración es poderosa. ¿Qué parte tiene en tu vida espiritual? No estoy hablando sólo de escuchar alabanzas o participar en una iglesia conocida por su gran banda de adoración. Los servicios de “adoración” parecen ser cada vez más un espectáculo, donde pocos realmente adoran a Dios. Jesús dijo que el Padre busca a los que lo adoran en espíritu y en verdad. El Espíritu de Dios te ayudará a ser un adorador verdadero.

Cambiado en otro hombre

Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con gran poder, profetizarás con ellos y serás cambiado en otro hombre. (10:6, LBLA)

Saúl mismo dijo que sus calificaciones no eran muy impresionantes, pero Dios simplemente lo cambió en otro hombre. Tus problemas y limitaciones no son tan importantes. Cuando vienes a Cristo, Dios no está interesado en rehabilitarte o mejorarte. Él simplemente te hace un hombre nuevo. El cambio es tan dramático que Jesús dijo que la persona “nace de nuevo.” El apóstol Pedro es un gran ejemplo de la transformación hecha por el Espíritu: Él era un cobarde que negó conocer a Cristo, pero cuando el Espíritu vino sobre él en Pentecostés, fue cambiado y se levantó para predicar el Evangelio con valentía a miles de personas.

Si tú realmente has nacido de nuevo, debe haber un cambio notable en tu vida. ¿Eres una “nueva creatura?” ¿Has nacido de nuevo? ¿Dirías tú que has sido cambiado en una persona diferente? ¿O hay sólo destellos de la presencia y el poder del Espíritu en una vida carnal y mundana? ¿Sigues luchando en tu propia fuerza para cambiar poco a poco? Es maravilloso experimentar la plenitud inicial del Espíritu Santo, pero para una vida transformada tienes que caminar todos los días en su poder. Tú puedes apagar, entristecer o ignorar al Espíritu.

Dios hizo su parte en el cambio total de Saúl, pero Saúl todavía tenía que fomentar esa relación y darle libertad al Espíritu en su vida. Por desgracia, no lo hizo.

Haz lo que te viniere a la mano

Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. (10:7, RVR)

Samuel concluye con esta promesa increíble. Dios dio una promesa similar a Josué, si él fuera valiente y anduviera en obediencia a la palabra de Dios. No garantiza el éxito, al menos en nuestra comprensión del éxito, pero la bendición de Dios estará en todo lo que hace.

¿No te encantaría tener esa promesa? Yo creo que puedes. Estudia las Escrituras para discernir el corazón de Dios, y luego sigue sus caminos. Él quiere bendecirte y usarte, y lo hará, si tú estás lleno, motivado y guiado por el Espíritu. Muchos hombres fervientemente buscan la voluntad de Dios y, sin embargo, viven frustrados, sintiendo que no están logrando nada. Saúl no tenía que averiguar lo que Dios quería; si él estuviera caminando en el Espíritu, podría hacer lo que viniera a su mano, porque Dios estaba con él. Si tú estás viviendo en el poder del Espíritu Santo y bajo el señorío de Cristo, Dios está contigo. Él soberanamente permite las situaciones y oportunidades que vienen a tu vida. ¡Mira cómo arregló las cosas para Saúl! ¡Estoy seguro de que Dios puede hacer lo mismo por ti! Puede que sólo tengas que moverte, o puede que tengas que esperar.

Espera

Baja luego a Guilgal antes que yo. Allí me reuniré contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios de comunión, y cuando llegue, te diré lo que tienes que hacer. Pero tú debes esperarme siete días. (10:8)

Todo esto sucedería solamente “cuando te hayan sucedido estas señales.” La instrucción final de Samuel alude a lo que finalmente provocó la caída de Saúl: Tuvo que esperar. Esperar a Samuel, y esperar el tiempo de Dios. Si Saúl va a ser un rey exitoso, necesita paciencia para esperar y ser obediente a instrucciones que no tienen sentido para él. Un joven arrogante puede sentir que ya no necesita al viejo profeta, pero Dios quiere que Saúl sepa que Samuel seguirá desempeñando un papel importante en su vida. Parte del trabajo de un mentor es enviar al joven delante de él. El joven necesita libertad, pero también necesita saber que su padre espiritual guardará su palabra. Si tú dices que vas a reunirte con él a cierta hora, o vas a hacer algo con él, ¡asegúrate de hacerlo!

¿Se han cumplido estos signos en tu vida? Muchos no esperan ser parte de una compañía de creyentes llenos del Espíritu Santo, ni para adorar ni para ser transformado. Empujan en la carne y se preguntan por qué todo fracasa. Si los discípulos de Jesús hubieran intentado organizar una campaña evangelística antes de Pentecostés, habría sido un desastre. ¿Estás dispuesto a esperar el tiempo de Dios y confiarle los detalles?

Y sucedió que cuando él volvió la espalda para dejar a Samuel, Dios le cambió el corazón, y todas aquellas señales le acontecieron en aquel día. Cuando llegaron allá a la colina, he aquí, un grupo de profetas salió a su encuentro; y el Espíritu de Dios vino sobre él con gran poder, y profetizó entre ellos.  Y sucedió que cuando todos los que le conocían de antes vieron que ahora profetizaba con los profetas, los del pueblo se decían unos a otros: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Está Saúl también entre los profetas?  Y un hombre de allí respondió, y dijo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por lo cual esto se hizo proverbio: ¿Está Saúl también entre los profetas?  Cuando acabó de profetizar vino al lugar alto. (10:9-13, LBLA)

¡Confía en la palabra de Dios! Dios fielmente hizo exactamente lo que dijo que haría. Cuando Saúl se volvió para irse, Dios cambió su corazón. Espero que tú hayas conocido el poder del Espíritu y la bendición de Dios en todo lo que hiciste. También tu puedes saber cómo es que todo fracase si vuelves a caminar en la carne, aunque a veces estamos tan alejados de Dios que ni siquiera nos demos cuenta de que hay algo mal.

Puede que no estés sirviendo plenamente a Dios porque te sientes inadecuado o tienes demasiados problemas, pero Dios tiene un propósito para tu vida y puede cambiarte por completo, al igual que cambió Saúl. Él puede arreglar tus circunstancias, como lo hizo por Saúl. ¡Eso incluye tu lectura de este libro! Dios dispuso que Saúl conociera profetas llenos del Espíritu Santo; Él puede arreglar para que tú también conozcas a un hombre lleno del Espíritu. Tú también puedes entrar en alabanza y adoración y convertirte en un hombre totalmente diferente.

Tú puedes ser un hombre joven como Saúl. El anhelo de tu corazón es servir a Dios y hacer una diferencia para Él, pero tus pasiones te dominan y te meten en muchos problemas. A menudo, la respuesta es refrenarlas, pero Dios te dio esas pasiones, y Él quiere dirigirlas de una manera que le glorifiquen, para tu beneficio y el beneficio del mundo. ¡Dios quiere usar tu vida! La adoración y el compañerismo con otros hombres piadosos son importantes, pero no puedes experimentar el propósito de Dios hasta que el Espíritu venga sobre ti. ¿Estás bautizado en el Espíritu? Tú lo sabrás cuando suceda. Entonces la palabra de Dios para ti sea “haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo.”

Si tú eres un hombre mayor, puedes recordar cómo es estar entusiasmado con todas las posibilidades de tu vida, pero a lo largo de los años y muchas decepciones, te has vuelto cínico y has perdido esa pasión. Cuando ves a un joven como Saúl, te sientes un poco asombro, e incluso envidia. Tú corazón puede ser conmovido de nuevo con lo que Dios quería hacer con tu virilidad. Comparte tu sabiduría con Saúl, mientras que Dios renueva tu pasión por Jesús, tu familia y la obra de Dios en el mundo.

 

 

 

Dios llama a Saúl: 1 Samuel 9:1-21

Presentando a Saúl

Hay una apariencia que los medios llaman “presidencial.” Rara vez ves a alguien que busque un puesto importante en una elección que sea pequeño, gordo o poco atractivo. Las primeras impresiones significan mucho, y la Biblia dice de Saúl: “no había otro más hermoso que él.”

Incluso la Biblia lo compara con otros hombres. Lo hacemos todo el tiempo, ¿verdad? A menudo es subconsciente; si se mide bien, se siente bien. Si no, te sientes inseguro, o envidias la buena apariencia y la mano de Dios sobre la vida de otra persona. Tal vez tú no tienes esa mirada presidencial, pero eso está bien; basta con el juego de comparación. Acéptate a ti mismo como Dios te hizo, y acepta a los demás tal como son. ¡Es muy liberador!ay una apariencia que los medios llaman “presidencial.” Rara vez ves a alguien que busque un puesto importante en una elección que sea pequeño, gordo o poco atractivo. Las primeras impresiones significan mucho, y la Biblia dice de Saúl: “no había otro más hermoso que él.”

Había un hombre de la tribu de Benjamín, muy respetado, cuyo nombre era Quis hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, también benjaminita.  Quis tenía un hijo llamado Saúl, que era buen mozo y apuesto como ningún otro israelita, tan alto que los demás apenas le llegaban al hombro. (1-2)

Saúl era guapo y alto. Eso comunica autoridad. Era de una familia rica con un padre muy respetado. El linaje es importante para Dios, y Saúl tenía buenas raíces. ¿Qué sabes de tus bisabuelos? ¿O tu herencia espiritual? Una maldición sobre tu abuelo puede ser transmitida a ti. Estudia las raíces de tu familia para ver cómo te afectan hoy.

Aparentemente, Dios vio algo en Saúl. Él lo eligió de entre todos los hombres de Israel, aunque a través de este estudio podemos tener nuestras dudas si fue una elección sabia. ¿Qué tipo de persona elijes tú como amigo? A menudo no entendemos por qué nos atraen ciertas personas, pero presta atención. Yo he aprendido que muchas veces Dios tiene un propósito para esa relación.

Por desgracia, hombres guapos y ricos, con alto coeficiente intelectual y buena educación, no tienen el éxito garantizado. Hoy sabemos la importancia del coeficiente emocional: Un líder tiene que relacionarse bien con la gente, ya sea en el gobierno, los negocios o la iglesia. No tenemos idea de cuál fue el coeficiente intelectual de Saúl, pero vamos a ver que su coeficiente emocional parece bajo.

La preparación de Saúl

Saúl tenía buenas raíces, pero ¿estaba listo para reinar? El hombre tiende a centrarse en lo que hace: su trabajo. Pero a Dios le preocupa más quién eres. Saúl era granjero y pastor de cabras, y no estaba haciendo nada muy impresionante cuando Dios lo llamó a ser rey:

Un día, a Quis se le perdieron sus asnas. Entonces le dijo a su hijo Saúl: —Prepárate y ve a buscar las asnas. Llévate a uno de los criados.

Saúl se fue, atravesó la región montañosa de Efraín y pasó por la región de Salisá; pero no encontró las asnas. Pasó también por la región de Saalim y por la de Benjamín, y tampoco las halló.  Al llegar a la región de Suf, dijo Saúl al criado que lo acompañaba: —Vamos a regresar, pues mi padre debe de estar ya más preocupado por nosotros que por las asnas. (3-5, NTV)

¿Era esto lo más importante que Saúl había hecho? Su padre le encomendó que buscara a los burros perdidos, pero ¡él nunca los encontró! No se dio cuenta que esta tarea insignificante lo llevaría a un encuentro con Dios que cambiaría la vida. No desprecies las tareas humildes. No te sientas mal por un fracaso aparente. ¡Nunca sabes lo que Dios ha planeado! ¿Sigues persiguiendo asnas perdidas cuando Dios tiene algo mucho más importante para ti?

El criado le contestó: —En este pueblo vive un hombre de Dios que es muy famoso. Todo lo que dice se cumple sin falta. ¿Por qué no vamos allá? A lo mejor nos indica el camino que debemos seguir.

—Pero si vamos, ¿qué le podemos llevar? —preguntó Saúl—. En las alforjas no nos queda nada de comer, ni tenemos ningún regalo que ofrecerle.

—Aquí tengo casi tres gramos de plata —respondió el criado—. Se los puedo dar al hombre de Dios para que nos indique el camino. (Antiguamente, cuando alguien en Israel iba a consultar a Dios, solía decir: «Vamos a ver al vidente», porque así se le llamaba entonces al que ahora se le llama profeta.)

 —Muy bien —dijo Saúl—, vamos. Dicho esto, se dirigieron al pueblo donde vivía el hombre de Dios. (6-10)

Saúl obviamente no estaba involucrado en la política: No sabía quién era Samuel, a pesar de que había liderado la nación durante muchos años y era probablemente el hombre más conocido de Israel. Tampoco es impresionante la espiritualidad de Saúl; su siervo tuvo que sugerir que buscasen la ayuda de Dios. Y ya vemos la preocupación de Saúl por las apariencias, como la necesidad de un regalo para el profeta.

Subían por la cuesta de la ciudad cuando se encontraron con unas jóvenes que iban a sacar agua. Les preguntaron: —¿Se encuentra por aquí el vidente?

—Sí, está más adelante —contestaron ellas—. Dense prisa, que acaba de llegar a la ciudad, y el pueblo va a ofrecer un sacrificio en el santuario del cerro. (11-12)

El pozo casi siempre estaba en las afueras de la ciudad, y era muy obvio. Los viajeros cansados y sedientos se detendrían allí primero. Si quieres que Dios te use, hay que ir a donde esté la gente.

«Cuando entren en la ciudad lo encontrarán, si llegan antes de que suba al santuario para comer. La gente no empezará a comer hasta que él llegue, pues primero tiene que bendecir el sacrificio, y luego los invitados comerán. Así que vayan de inmediato, que hoy mismo lo van a encontrar.»

Saúl y su criado se dirigieron entonces a la ciudad. Iban entrando cuando Samuel se encontró con ellos, camino al santuario del cerro.

Un día antes de que Saúl llegara, el Señor le había hecho esta revelación a Samuel: «Mañana, a esta hora, te voy a enviar un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás como gobernante de mi pueblo Israel, para que lo libre del poder de los filisteos. Me he compadecido de mi pueblo, pues sus gritos de angustia han llegado hasta mí.» Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: «Ahí tienes al hombre de quien te hablé; él gobernará a mi pueblo.» (13-17)

Desde su infancia, Samuel había disfrutado de una intimidad con Dios y el privilegio de escuchar su voz audible. Él era uno de esos raros hombres en quien el Señor podría confiar para hacer su trabajo. Dios ya había hablado con él, y ahora, por “coincidencia” encontró a Saúl en su camino al lugar alto, pero cuando estás caminando con el Señor no hay coincidencias. Dios está en control, y si Él tiene un propósito que lograr, va a poner todas las piezas en su lugar. Dios arregló a los burros perdidos para sacar a Saúl de su casa. Algunos dirían que su fracaso para encontrarlos se debió al pecado o falta de fe, pero fue esa falla la que lo motivó a buscar a Samuel. Presta atención a lo que está sucediendo a tu alrededor. Está alerta a las personas que encuentres en tu camino. Si tú estás disponible para Dios, Él te mostrará qué hacer y te dará grandes oportunidades para ministrar. ¿Qué tiene para ti hoy?

El nuevo llamamiento de Saúl

Al llegar a la puerta de la ciudad, Saúl se acercó a Samuel y le preguntó: —¿Podría usted indicarme dónde está la casa del vidente?

—Yo soy el vidente —respondió Samuel—. Acompáñame al santuario del cerro, que hoy comerán ustedes conmigo. Ya mañana, cuando te deje partir, responderé a todas tus inquietudes. (RVR: te descubriré todo lo que está en tu corazón.) En cuanto a las burras que se te perdieron hace tres días, ni te preocupes, que ya las encontraron.

Y agregó: —Lo que Israel más desea, ¿no tiene que ver contigo y con toda la familia de tu padre? (18-20)

“Por casualidad” Samuel está en la puerta de la ciudad, y le asegura a Saúl que los burros perdidos no son un problema para Dios. Dios tiene planes más grandes para Saúl que rescatar a los burros, pero el joven tiene que esperar hasta el día siguiente para aprender de ellos. Es difícil saber exactamente lo que signifique en hebreo, pero la Reina Valera es más literal, y probablemente correcta. Implica que Samuel ya conoce los pensamientos de su corazón y se los revelará a Saúl. ¡Imagina el impacto para el joven!

¿Y cómo sería para Saúl oír que lo que más desea Israel tiene que ver con él y su familia? ¿Cómo responderías tú al oír que vas a ser rey? ¿Cómo te sientes acerca de que Dios te haya elegido para reinar con Cristo? Dios te conoce tan íntimamente como conocía a Saúl. Él puede revelar lo que haya en tu corazón a través de una palabra de ciencia, y Dios puede darte una revelación de lo que haya en el corazón de otro hombre. Si Dios te da el privilegio de ministrar a un hombre más joven, muéstrale el mismo interés que Samuel tuvo por Saúl. Sé sensible a su preocupación por las asnas perdidas. Siéntate con él para hablar o compartir una comida.

—¿Por qué me dices eso? —respondió Saúl—. ¿No soy yo de la tribu de Benjamín, que es la más pequeña de Israel? ¿Y no es mi familia la más insignificante de la tribu de Benjamín? (21)

A Dios le encanta ir contra lo que el mundo valora. A menudo opta usar los pobres, débiles y despreciados, pero Saúl no lo sabía. Benjamín fue el último de los hijos de Jacob, y la tribu había sido reducida durante el tiempo de los jueces. Dios escogió a una familia insignificante de la tribu más pequeña. Eso no tiene sentido para Saúl. Seguramente Dios elegiría a alguien de una familia prominente y una tribu importante. Como Judá. ¿Y cómo puede Dios elegirte a ti?

 Dios te ha escogido y te ha llamado

Dios escogió a Israel, y de esa nación llamó a algunos líderes. Saber que somos elegidos por Dios afecta profundamente nuestra identidad. Esa certeza permitió a los judíos sobrevivir a los horrores del exilio y la dispersión. Hoy Jesús está llamando a muchos y  “nos hace reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (Apocalipsis 1:6). Dios te ha elegido para que seas adoptado como su hijo, santo y sin mancha delante de Él. Humildemente, ese conocimiento debe formar tu identidad y hacer que te sientas muy especial.

Si alguna vez te has preguntado si eres uno de los elegidos, quiero asegurarte que Dios te ha escogido. No es por casualidad que estés leyendo esto. Así como Dios arregló las circunstancias en la vida de Saúl, así también Él dispuso que tú consiguieras este libro. Si nunca has recibido un llamado de Dios, Él te está llamando en este momento. El llamado es simplemente seguir a Jesús. Cuando Dios te llama, no puedes seguir con la vida como siempre. Él no te obliga, pero hay que decirle sí o no. ¿Has respondido a ese llamado? Tú puedes comenzar una nueva vida ahora mismo. Simplemente pídele a Dios que te perdone, y decide seguir a Jesús.

Si ya eres un discípulo de Jesús, estás en su reino, y cada uno en el reino tiene un trabajo. Cuando Él te llama a hacer algo, tú no tienes la opción de rehusarlo. Recuerda, es el Dios Todopoderoso quien llama. Él no está buscando voluntarios. No hubo un comité de búsqueda para entrevistar a los candidatos para el rey. No había anuncios en los periódicos, ni mensajes enviados en Facebook o Twitter. Saúl no tuvo la oportunidad de revisar la descripción del trabajo y decidir si quería ser rey o no. Si huyes de tu llamado, no perderás tu salvación, pero estarás muy frustrado.

Cada joven quiere hacer un impacto en su mundo. Tal vez Saúl esperaba tener su propio rebaño de cabras algún día, pero ahora todo eso ha cambiado. Saúl se encuentra en algo mucho más grande de lo que jamás podría haber imaginado. Su autoimagen y su relación con Dios eran débiles, resultando que no creía que Dios pudiera usarle. Pero tan cierto como Dios encontró a sus burros perdidos, Saúl puede estar seguro de que Dios estará con él para llevar a cabo su llamado. Saúl estaba destinado a reinar, igual que tú.

Sí, Dios te ha elegido para reinar. ¿Te parece increíble? Esta elección de un joven granjero de la tribu más pequeña de Israel para ser rey también fue increíble. Y Dios te ha elegido para algo mucho más importante que la gobernación de una pequeña nación. Tú no entiendes tu elección, o por qué Dios te elegiría. Dios llamó a muchas personas en la Biblia que no se sintieron calificadas. Tus habilidades naturales no tienen nada que ver con lo que Dios puede hacer con tu vida. Él puede suministrar cualquier deficiencia. De hecho, es más difícil para Él trabajar con alguien que tiene mucha confianza y está calificado. Él te ha elegido porque Él te ama y tiene un propósito para ti. Trabajando en tu llamado, encontrarás satisfacción.

¿Te sorprende que el Dios del universo te use a ti para hacer grandes cosas? ¿Pones límites a Dios? ¿Quién eres tú para cuestionar lo que Dios quiere hacer en su reino? ¿Conoces tu vocación? Si no, busca un lugar privado donde puedas escuchar a Dios. Busca a un hombre de Dios que pueda hablarle a tu vida. Si ya sabes tu llamado, ¿qué haces con él? Vendrán pruebas y dudas, y tendrás que esperar para verlo cumplido. Pero el conocimiento de que Dios te ha llamado debe ayudarte a perseverar.

Dios te diseñó para hacer más que perseguir burros perdidos. Fuiste creado para reinar. Tu vida está a punto de cambiar dramáticamente.

 

 

Ezequiel 37 Nueva vida para huesos secos

1La mano del Señor vino sobre mí, y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasearme entre ellos, y pude observar que había muchísimos huesos en el valle, huesos que estaban completamente secos. 

Muertos. Pero mucho más que muertos. Ya llevan bastante tiempo muertos. Son huesos secos. No hay carne ninguna. No hay ninguna evidencia del cuerpo que tenían. Solo huesos. Y muchísimos. Pero algo está a punto de cambiar. Y comienza cuando la mano del Señor viene sobre Ezequiel.

La mano de Dios

¿Cuándo fue la última vez que la mano del Señor vino sobre ti? ¿La quieres sobre tu vida? Muchas veces su mano viene cuando Dios tiene una tarea especial para nosotros. ¿Estás dispuesto a tener las experiencias que tenía Ezequiel? ¿Estás dispuesto a tener tus planes interrumpidos? Porque cuando la mano de Dios viene sobre ti, traiga muchos cambios. Te lleve a valles de huesos secos. Lugares de gran necesidad. Te haga pasear entre cosas feas y muertas. Si vamos a experimentar un avivamiento hoy en día la primera necesidad es hombres y mujeres disponibles a Dios, totalmente rendidos a su voluntad. Y con la mano del Señor sobre ellos.

Una vez que su mano está sobre ti, el Espíritu te llevará adonde puede usar tu vida. ¿Quieres ser llevado por el Espíritu? ¿Te acuerdas de Felipe, en Hechos 8? Fue llevado por el Espíritu a Azoto después de caminando en el desierto en obediencia al Señor, y testificando al eunuco etíope. ¿Hay lugares donde tú ya sabes que el Espíritu quiere llevarte? ¿Tal vez para testificar a alguien acerca de Cristo? ¿O a un “cementerio” que necesita la Palabra de Dios?

¿Dónde estuviera tu valle de huesos secos?

  • ¿Tu hogar?
  • ¿Tu trabajo?
  • ¿Tu iglesia?
  • ¿Tu ciudad?

¿Te encuentras en medio de la muerte? ¿En lugares sin vida, con gente desesperada?

  • ¿Crees que el Señor puede usarte para traer vida a esos huesos?
  • ¿Crees que él tiene un propósito para ti en ese valle?
  • ¿Crees que Dios puede revivir tu matrimonio? ¿Puede revivir tu iglesia?

¿Es tu vida propia nada mas que huesos secos? ¿Vacia? ¿Sin vida? Tu seas el primero que el Senor quiere revivir. Clama a él ahora. No esperes. Hay huesos secos en tu familia y tu comunidad que te necesitan, pero no puedes ayudarlos si tu no tienes la vida de Cristo en ti.

¿Podrán revivir huesos secos?

Y me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?» Y yo le contesté: «Señor omnipotente, tú lo sabes.»

La situación era tan fuerte que Ezequiel no pudo responder. Tal vez en ese momento le parecía imposible. Nunca había visto una situación tan difícil – y él ya llevaba bastante tiempo sirviendo al Señor.

Posiblemente en el pasado tú tenías mucha fe. Dios te usaba para evangelizar y predicar, y viste muchas manifestaciones de su poder. Pero ahora te encuentres en situaciones tan difíciles que tienes dudas. Hace tiempo que no has visto milagros. Tu fe se ha debilitado. Ni aun tengas mucha fe que Dios puede revivir tus propios huesos secos.

Había dos cosas que Ezequiel sabía:

  • Dios es omnipotente. Todo depende de su voluntad. No era para el profeta declarar algo o mandar a Dios que hiciera algo. Ezequiel se sometió a su Señor. Sabía que Dios puede. Pero no quería pretender saber la mente de Dios.
  • Dios es omnisciente. Dios sabe lo que quiere hacer en tu valle de huesos secos. Hay varias maneras en que él puede revivir esos huesos. No es para nosotros mandar como lo hace. Es para nosotros esperar en él para su palabra, hacernos disponibles a ser útiles en sus manos, y obedecer lo que diga.

Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré espíritu, y ustedes volverán a vivir.Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor.’” »

Pasos a una nueva vida

Dios puede resucitar a los muertos. Jesús lo hizo. Está sucediendo en el mundo hoy en día. Pero esto es más que una resurrección. Dios está formando un cuerpo nuevo sobre la fundación de esos huesos. Dios puede hacer milagros creativos también. Por ejemplo, él puede crecer nuevas piernas para alguien que las perdió.

Reflexionemos en los pasos hacia nueva vida para estos huesos:

  • Primero Dios necesita a alguien listo para oír su voz y proclamar su palabra a los muertos. Si el siervo de Dios no le obedece tal vez se queden secos en ese valle.
  • Los huesos tienen que escuchar la palabra de Dios. ¿Pero cómo pueden huesos secos oír una palabra? ¿Cómo puede alguien espiritualmente sordo o con corazón endurecido oír la palabra de Dios? Posiblemente parte del milagro es abriendo los oídos para oír la palabra.
  • La clave aquí es proclamando la palabra. La Palabra de Dios tiene poder para transformar vidas y revivir a los muertos.
  • El milagro es un proceso. No sucede instantáneamente. Dios pone tendones, sale carne, y entonces él los cubrirá de piel.
  • En este punto es solamente un cuerpo. Necesita un espíritu también. Solo Dios puede dar ese aliento de vida.
  • Aunque sea un proceso, no hay duda del fin: Revivirán.

¿Por qué permitió Dios que muriesen y llegasen a un lugar tan desesperado?  Para que Dios hiciera un gran milagro y recibiera más gloria. No habrá ninguna duda que es una obra soberana de Dios. Dios quiere manifestarse. Quiere glorificarse. Quiere que este mundo incrédulo sepa que él es Señor. ¿Que quisiera hacer en tu situación para que sepan que Jesús es Señor?

¡No era difícil lo que Ezequiel tenía que hacer para levantar a estos muertos! ¡Solo tenía que hablar! ¿Cuantas personas muertas estén esperando a un siervo obediente al Señor para traerlas su palabra y revivirlas? ¿Tienes los oídos para oír la voz de Dios y recibir una palabra que puedes proclamar en su poder? ¿Llenas tu mente con la Biblia y la proclamas a los muertos? ¿Conoces a gente en ese proceso? A veces necesiten a alguien para acompañarlos y animarlos mientras que Dios esté trabajando. No caigas en desanimo porque todavía no estén revividos. Confía en Dios que va a cumplir el proceso. Tu solo tienes que ser obediente a su voluntad.

El poder de la palabra profética

Tal y como el Señor me lo había mandado, profeticé. Y mientras profetizaba, se escuchó un ruido que sacudió la tierra, y los huesos comenzaron a unirse entre sí. Yo me fijé, y vi que en ellos aparecían tendones, y les salía carne y se recubrían de piel, ¡pero no tenían vida!

¿Qué pasó? ¡Dios dijo que revivirían! Tú hicieras todo conforme a la voluntad de Dios pero todavía no haya vida. Ezequiel estaba acostumbrado a hacer todo tal y como el Señor le mandaba. ¿Y tú? ¿Cómo está tu obediencia? Comienza en cosas pequeñas. Casi nunca se comienza resucitando a los muertos. Es cuando Dios ha observado tu obediencia en algo pequeño que te dará oportunidades más importantes. ¿Añades algo a la Palabra de Dios? ¿La cambias un poquito para acomodarla a la cultura actual? O, como Ezequiel, ¿la proclamas tal y como el Señor la dio?

Pablo habla de la importancia de profecía en 1 Corintios 14. Vemos aquí que simplemente proclamando la palabra profética suelta el poder de Dios. Cambia el ambiente espiritual. Profecía debe ser una parte normal del ministerio en la iglesia, para edificar, exhortar, y consolar. La oficina del profeta es distinta de una persona con el don de profecía. El profeta también tenga el poder para establecer y derrumbar reinos (Jeremías 1).

Dios quiere usar profecía en tu iglesia para dar nueva esperanza y nueva vida a gente desesperada y herida. El problema es que hoy en día, como profetizó Jesucristo, hay muchos falsos profetas. Hay muchos declarando cosas que no son de Dios. ¿Cómo sabes si son de Dios? Algunas de las señales, como vemos en este pasaje:

  • ¿Hay iglesias revividas y entrando en guerra espiritual como un gran ejercito?
  • ¿Está derramado el Espíritu de Dios?
  • ¿Están otros alrededor convencidos que Jesucristo es Señor?

Cuando viene el Espíritu Santo

Entonces el Señor me dijo: «Profetiza, hijo de hombre; dile al Espíritu: “Esto ordena el Señor omnipotente: ‘Ven de los cuatro vientos, y dales vida a estos huesos muertos para que revivan.’”» 

Después de la “salvación” de estos huesos, hay un segundo paso necesario: el Espíritu Santo llena a los que han “nacido de nuevo.” Qué triste sería si Ezequiel insistió que Dios ya dijo que revivirían con la primera palabra. O si creía que el nuevo nacimiento era suficiente. ¡No! ¡Dios quiere un avivamiento! Él quiere los cristianos muertos y dormidos revividos. Pero necesitan al Espíritu. Y necesitan a alguien como Ezequiel para clamar al Espíritu e invitarle a dar vida al pueblo de Dios, y ministrar el bautismo del Espíritu Santo.

Yo sé que hay diferencias entre cristianos de cómo se recibe al Espíritu. Muchos creen que, como vemos en verso 6, todo debe ser un paquete, recibiendo al Espíritu cuando se recibe a Cristo. Hay algunos opuestos a cualquier mención del bautismo del Espíritu. Yo creo que es una trampa del diablo, robando al pueblo de Dios de la vida del Espíritu y desviándolos a entrar en controversias de palabras, y exactamente como y cuando debe pasar. La verdad es que Dios está trabajando. Ya ha hecho el milagro de salvación. Están en el proceso. Pero, como estos huesos aquí, necesitan una palabra más. Necesitan a alguien obediente al Señor para ministrar a ellos. ¡No descanses hasta que esos huesos muertos estén revividos y alabando al Señor!

Yo no sé por qué, pero yo oigo muy poco acerca del bautismo del Espíritu hoy en día. Y veo pocas manifestaciones de su presencia y poder. Oh, sabemos muy bien como manipular las emociones con música y dar la apariencia de su presencia. Pero todo es prosperidad y las bendiciones que Dios tiene para nosotros. Es casi como tenemos vergüenza del bautismo en el Espíritu. ¡Necesitamos a alguien como Ezequiel para profetizar y proclamar la Palabra de Dios, y ministrar el bautismo para que los huesos vivieran!

Un gran ejercito

10 Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el Espíritu entró en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército grande en extremo!

¡Ya es tiempo para el cuerpo de Jesucristo ponerse de pie! Estamos en una guerra – y estamos perdiendo muchas batallas porque no hay nadie ministrando a los huesos secos en nuestras familias e iglesias. Mi hermano – padre y esposo – tú tienes la autoridad y responsabilidad de proclamar la Palabra de Dios a tu familia, para que se pongan de pie y estén revividos en el Espíritu.

Dios no nos da su Espíritu para tener experiencias extáticas o cultos gloriosos. Eso está bien. Pero él quiere y él necesita a un gran ejército en este día que guerreara en el nombre de Jesús para traer vida a muchos huesos secos. ¡Esfuérzate y se valiente! ¡Despiértate! ¡Cristo viene pronto y su iglesia necesita el poder del Espíritu Santo!

Lo impresionante aquí es que estos huesos pasaron tal vez muchos años en ese valle, pero en muy poco tiempo revivieron con la Palabra de Dios. Así Dios puede transformar tu vida y los huesos secos a tu alrededor. No es siempre así – a menudo es un proceso más largo. Pero Él puede.

¿Se ha secado la iglesia?

11 Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: “Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!” 

Ahora vemos que huesos secos todavía pueden hablar y andar. Pero andan desesperados. Perdidos. ¿Por qué? Porque no tenían pastor. Ezequiel apenas habló del fracaso de los pastores en capítulo 34. No están recibiendo ni la Palabra de Dios ni consejos sabios.

Yo creo que esto describe una gran porción del cuerpo de Jesucristo hoy en día. Andan descarriados y sin esperanza ni poder. Las predicas consisten de muchas invenciones de hombres y poca Palabra de Dios. Hay pocos verdaderos pastores. Hay una gran sequía espiritualmente.

¡Se trata del pueblo de Dios!

12 Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Pueblo mío, abriré tus tumbas y te sacaré de ellas, y te haré regresar a la tierra de Israel. 13 Y cuando haya abierto tus tumbas y te haya sacado de allí, entonces, pueblo mío, sabrás que yo soy el Señor.14 Pondré en ti mi Espíritu, y volverás a vivir. Y te estableceré en tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. Lo afirma el Señor.” »

Israel estaba en exilio en Babilonia cuando recibió esta palabra. Como ya hemos visto, estaban andando y hablando. Y ahora, gracias a Dios, y a la obediencia de Ezequiel, han oído la palabra de Dios. Tienen la oportunidad de vivir de nuevo. ¡Estaban en tumbas! ¡Como Lázaro! Jesús le mandó: ¡Lázaro, ven fuera! Y con una palabra salió de su tumba.

¿Estás en una tumba? ¿Eres solo huesos secos? ¿Andas desesperado, alejado de Dios? Dios puede, y Dios quiere, abrir tu tumba y sacarte de ella. Quiere revivirte y hacerte regresar a tu tierra. Pero vemos aquí que no es algo individual. El revivió todos esos huesos a una vez.

Nosotros no tenemos tierra como tenía Israel. No hay ningún templo ni muros de Jerusalén para reconstruir. No, nosotros somos templos del Espíritu Santo, y la iglesia es el edificio de piedras vivas que Dios quiere edificar. Yo sé que muchos han sufrido en la iglesia y andan desilusionados con pastores e iglesias. Lamentablemente, en muchos casos el Cuerpo de Jesucristo es nada más que huesos secos. La vida se fue hace años. Muchas iglesias son tumbas. Frías. Muertas. Pero Dios quiere levantar a un gran ejército. Si sabes algo de lo que está pasando en el mundo de hoy en día, ya sabes que la batalla es más fuerte que nunca. Ya es tiempo salir de nuestras tumbas y volver a una comunidad de creyentes revividos y llenos del Espíritu. Dios quiere establecerte fortalecido en su Espíritu, y quiere establecer su iglesia. Ya está cansado de todas las burlas contra creyentes y la iglesia. Va a levantarse para que todos sepan que Él es Señor. Quiere que el mundo sepa que su Palabra es verdad y da vida, y tenemos que someternos a ella. Y quiere derramar su Espíritu como en el día de Pentecostés. No para enriquecer o para que se vanaglorie algún hombre, sino para revivir el Cuerpo de Jesucristo. La situación parezca tan imposible como lo que vio Ezequiel cuando llegó al valle de huesos secos. Pero todo eso cambió con la Palabra de Dios.

Tú estés en la celda de una prisión. Estés trabajando en un país extranjero. Estés separado de tu esposa. No importa. Esto sucedió en el Espíritu. Era una visión. No importa donde estés, hay poder en la proclamación de la Palabra de Dios. La guerra es espiritual, contra principados y potestades.

Habrá un día cuando todas las tumbas se abrirán. Todos los muertos resucitarán – para un gran día de juicio. Algunos pasarán a vida eterna con Jesús. Otros pasarán a un castigo eterno en el infierno. Dios nos ha dado el gran privilegio de ministrando vida a otros. ¿Eres tan egocéntrico que vas a callarte y no compartir una palabra que dará vida a huesos secos? El Señor Jesucristo quiere hacer entrar vida en ti, y vivirás. Él está quitando las dudas. Sabrás que él es Dios todopoderoso. Tú serás parte de un gran ejército de Dios. Espíritu Santo, ¡ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos huesos secos! En el Nombre de Jesús, ¡Amen!