Escondido en el equipaje: I Samuel 10: 14-27

Cuando Saúl se despertó la mañana después de su visita al lugar alto, es muy posible que pensara que el día anterior fue un sueño. Hace solo unos días Saúl era un pastor, joven y desconocido, en busca de burros perdidos, pero luego conoció al hombre más poderoso de Israel, y descubrió que iba a ser rey.

Es hermoso oír la voz del Señor y tener un encuentro sobrenatural con Dios. ¿Pero qué pasa al día siguiente? ¿O más tarde esa noche? Llegas a casa lleno del Espíritu, deseoso de compartir tu experiencia con tu esposa, y te metes en una pelea con ella. Parece que dejaste el Espíritu en la iglesia. Allí estás, en la carne otra vez. Al día siguiente ese tiempo ungido en la iglesia simplemente no te parece tan real. ¿De verdad ha cambiado algo, o fue sólo emoción?

Tal vez Dios te habló en los primeros capítulos de este libro, pero ya dudas que Él pueda hacer algo grande en tu vida. No hay nada malo contigo. Siempre es difícil bajar de la cima de la montaña.

Volviendo a casa

A Saúl le fue dado una palabra de Dios. Cada detalle se cumplió perfectamente. Ahora, ¿qué tiene que hacer? ¿Buscar un trono y emitir un comunicado de prensa de que él es el nuevo rey? Eso no sirve, ¿verdad? Sin embargo, muchos hombres tratan de hacer que su llamado suceda por su cuenta. La realidad es que casi nunca comienzas en el trono. Sé alerta a las puertas abiertas y a la gente que Dios trae a tu vida. Dios te lleva al trono a su manera y en su tiempo. Normalmente habrá un montón de lecciones duras de camino. Ellas comienzan a menudo con tu propia familia.

Saúl volvió a casa para seguir adelante con su vida, casi como si nada hubiera pasado. Imagínate a Saúl entrando en su casa (o su tienda): “Hola tío, ¿cómo estás? Estoy bien. No soy la misma persona que era cuando me fui de aquí la semana pasada. Dios me cambió. Por cierto, yo voy a ser tu rey.” ¿Cómo puedes comunicar esas noticias a la familia? Después de un encuentro especial con Dios, puede ser difícil volver a casa. Gracias a Dios por las familias que se regocijan y te animan, pero a menudo son escépticas. Ellos te conocen.

A Saúl se le dio la oportunidad perfecta: Su tío les preguntó a él y a su criado: —¿Y ustedes dónde estaban? (14) Es probable que Saúl ya no sintiera la misma presencia de Dios que experimentó cuando estaba con los profetas. Su sirviente no le dijo nada al tío, pero quien sabe qué podría haber compartido con los demás sirvientes. Y Saúl, en lugar de afirmar con fe lo que Dios había hecho, decidió ocultarlo:

—Andábamos buscando las burras —respondió Saúl—; pero como no dábamos con ellas, fuimos a ver a Samuel.

—Cuéntame lo que les dijo Samuel —pidió el tío de Saúl.

Otra apertura, y otra oportunidad perdida:

—Nos dijo que ya habían encontrado los burros —contestó Saúl.

Pero Saúl no le contó a su tío lo que Samuel había dicho acerca del reino. (15-16)

Aunque la Biblia no lo dice, es posible que Samuel haya instruido a Saúl para que no hable del reinado, pero él puede hablar de su encuentro con Dios. Lee las Escrituras cuidadosamente, no para leer entre líneas, sino para captar las cosas sutiles que los autores quieren comunicar. Cada palabra en la Biblia tiene un propósito. Yo creo que Dios quiere decirnos aquí que Saúl perdió una oportunidad importante para compartir acerca del Señor. Quizás sepas cómo es perder esas oportunidades.  Saúl no miente, pero contó medias verdades, dejando de lado los detalles más importantes. Parece que Saúl estaba actuando sobre sus sentimientos en lugar de las promesas de Dios. Dios ya dijo que estaría con Saúl, pero Saúl estaba actuando como si eso no fuera cierto. Lo primero que vino a su mano fue la oportunidad de compartir lo que Dios había hecho. No fue tan difícil, ¿verdad? Pero a menudo nosotros también tenemos miedo de abrir la boca. Su tío le dio dos oportunidades perfectas, y Dios hará lo mismo por ti. Es importante hablar de todo lo que Dios ha hecho en tu vida. No lo ocultes. Cuando alguien nota un cambio en ti, sé honesto acerca de lo que Jesús ha hecho. Si fuiste a la iglesia anoche y alguien te pregunta: ¿Qué hiciste anoche?, no digas: “Yo estaba con unos amigos.” No estás mintiendo, pero estás diciendo verdades a medias, y apagarás al Espíritu.

El Espíritu Santo descendió dramáticamente sobre Saúl, pero ya no se siente esa unción. Si le has pedido a Dios que te llene con su Espíritu, no confíes en tus emociones. Párate sobre dos verdades sencillas: Dios dice que necesitas su Espíritu, y Él quiere llenarte. Pablo dice que recibimos el Espíritu al igual que recibimos a Jesús: por fe (Gálatas 3:2 y 14). A menos que estés lleno de pecado o dudas, puedes estar seguro de que Dios te ha llenado si lo pides con fe.

Tal vez Saúl esperaba que Samuel se olvidara de todo el asunto. Sería más fácil volver a apacentar sus burros. Puede que sea más fácil para ti olvidar el llamado de Dios en tu vida. Puedes esperar que el pastor quien habló sobre ti se olvide de esa palabra también, pero gracias a Dios por los hombres fieles a su palabra que no te permitirán escapar de tu vocación.

La selección pública del rey

Samuel estableció un proceso elaborado para elegir al rey, dando la oportunidad a cada tribu, para que fuera evidente que Dios escogió a Saúl:

Después de esto, Samuel convocó al pueblo de Israel para que se presentara ante el Señor en Mizpa.  Allí les dijo a los israelitas: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo saqué a Israel de Egipto. Yo los libré a ustedes del poder de los egipcios y de todos los reinos que los oprimían.” Ahora, sin embargo, ustedes han rechazado a su Dios, quien los libra de todas las calamidades y aflicciones. Han dicho: “¡No! ¡Danos un rey que nos gobierne!” Por tanto, preséntense ahora ante el Señor por tribus y por familias.» (17-19)

Dios parece darle a la nación una última oportunidad de arrepentirse de rechazarlo, pero están decididos a conseguir a su rey. Lo que sucedió al día siguiente sería cómico si no fuera tan trágico.

Escondido en el equipaje

Dicho esto, Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel y, al echar la suerte, fue escogida la tribu de Benjamín. Luego mandó que se acercara la tribu de Benjamín, familia por familia, y la suerte cayó sobre la familia de Matri, y finalmente sobre Saúl hijo de Quis. Entonces fueron a buscar a Saúl, pero no lo encontraron,  de modo que volvieron a consultar al Señor:

—¿Ha venido aquí ese hombre?

—Sí —respondió el Señor—, pero se ha escondido entre el equipaje.

Fueron corriendo y lo sacaron de allí. Y cuando Saúl se puso en medio de la gente, vieron que era tan alto que nadie le llegaba al hombro. Dijo entonces Samuel a todo el pueblo:

—¡Miren al hombre que el Señor ha escogido! ¡No hay nadie como él en todo el pueblo!

—¡Viva el rey! —exclamaron todos. (20-24)

Saúl se llenó del poder de Dios y se cambió en otro hombre: ¿Por qué se escondería en el equipaje?

Por supuesto, a Saúl le resultaba difícil aceptar que él sería el rey. Ya vimos que él no le dijo nada a su tío acerca del asunto, y ahora está escondido en el equipaje, inseguro y temeroso. Hoy diríamos que tenía baja autoestima. Tendríamos compasión y le recomendaríamos terapia, o haríamos algo para edificar su ego débil. Pero la autoimagen y el amor propio tienen que ver con el “yo.” La persona está tan enfocada en el “yo” que ya no puede ver a Dios. Nuestros problemas y debilidades no desaparecen cuando viene el Espíritu de Dios. La cuestión es: ¿vamos a actuar de acuerdo con nuestros sentimientos, o nuestra fe en lo que Dios ha dicho? Saúl estaba dominado por sentimientos de incompetencia, debilidad y miedo. ¿Quién es el verdadero Saúl? ¿El rey ungido que todos están alabando? ¿O el niño asustado que no quiere estar cerca de la gente?

Si es difícil para ti estar con la gente, será difícil para ti servir a Dios. Saúl trabajaba en la granja de su padre y no estaba acostumbrado a estar con mucha gente. Nunca ocupó un puesto de liderazgo, y no tenía la formación para ser un rey. Es fácil entender su lucha. ¿Realmente fue Dios quien le habló? ¿Fue  realmente elegido para ser rey? ¿Por qué elegiría Dios a alguien obviamente no calificado? ¡Porque Dios quería que él viera la necesidad absoluta de vivir en el poder del Espíritu! No sobreviviría como rey si él estuviera caminando en la carne. ¡Él siempre estaría escondido en el equipaje! La única manera de manejar esta gran tarea sería confiar en Dios momento a momento. Lo mismo es cierto para ti. Dios te salva y te llama a una tarea imposible: Ni siquiera es posible ser un cristiano si no estás caminando en el Espíritu. Intentas con todas tus fuerzas agradar a Dios, sólo para fracasar miserablemente, y dudar si esta fe cristiana realmente es para ti. Te parece que simplemente no puedes, y eso es exactamente donde Dios te quiere. El Antiguo Testamento nos muestra gráficamente cómo nunca podemos medir hasta los estándares de Dios. Es sólo cuando renunciamos a nuestros propios esfuerzos que comenzamos a comprender lo que significa ser un cristiano: Jesús viviendo su vida a través de nosotros.

Hermano pastor, no quiero ofenderte, pero muchas veces son las personas sin talentos naturales y no calificados quienes son llamados al ministerio. Dios puede pasar por alto a los líderes naturales y escoger a alguien desconocido para dirigir una obra importante, porque será tan evidente que sólo podrán hacerlo confiando totalmente en el Espíritu. El hombre con muchos dones naturales lucha con orgullo y renunciando a sus propios esfuerzos, e impida la obra de Dios.

Es mejor no aprender las duras lecciones frente a toda la iglesia, o frente a toda la nación. Las consecuencias de caminar en la carne como un campesino son diferentes de caminar en la carne como un rey. Si Saúl fracasa pastoreando ovejas, él podría perder unas cuantas ovejas a un león. Pero como rey, todo el país puede ser derrotado. Un evangelista famoso que cae en pecado trae mucho más deshonra al nombre de Jesús que el pastor de una iglesia pequeña; simplemente afecta a más personas y el daño a la causa del Señor es mucho mayor. Cuanto más avanzas en el servicio de Dios, más tienes que confiar totalmente en el Espíritu. Si vas a prosperar, una muerte radical al “yo” es necesaria. Saúl era demasiado egocéntrico para ver a Dios o darle control de su vida.

Y tú, ¿eres guiado por tus emociones o por tu fe en Dios? Tu experiencia después de un encuentro profundo con Dios puede ser muy variada. ¿Vas a actuar como un hijo adoptivo de Dios todopoderoso, diseñado para reinar con Cristo? ¿Vas a dar un paso de fe en el poder del Espíritu? ¿O, dominado por tu pecado, miedo y sentimientos de inferioridad, vas a permanecer débil e ineficaz, tratando de esconderte y actuando como si nada hubiera cambiado? ¡Sal del equipaje!

Inseguridad

Cuando Saúl finalmente apareció, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo. Samuel orgullosamente dijo: “No hay nadie como él en todo Israel.” Todos podían ver que Saúl era físicamente capaz, pero parece que él no se dio cuenta de ello. Era como muchos de nosotros: ciego a sus habilidades. Saúl actuó como un niño, en lugar de un imponente y poderoso hombre de Dios. Tú puedes tener dones y habilidades que son evidentes a todos los demás, excepto a ti mismo. Puedes estar tan enfocado en ti mismo que no puedes ver a Dios. Ni la altura de Saúl ni sus capacidades naturales eran importantes. Lo único que realmente importaba era que Dios lo había escogido, y Dios a menudo escoge a los débiles para confundir a los sabios.

Saúl no fue el único que lucha con esta inseguridad. Hombres mayores en posiciones de gran responsabilidad aún sienten esa tensión. A veces nos gustaría escondernos en el equipaje o volver a los pastos pacíficos; apacentar un rebaño de ovejas por un rato o volver a ser un niño. Grandes predicadores tienen miedo de levantarse frente a una multitud. A veces te despiertas con temor y ansiedad y te preguntas: “¿Qué estoy haciendo, pastoreando una iglesia, responsable ante Dios por cientos de personas?” O puedes mirar a tu esposa y pensar: “¿Quién es esta mujer?” Puede haber noches sin sueño con el estómago en nudos, pensando en todos los problemas que te enfrentan. Puedes sentirte muy pequeño y débil. En ese momento tú no necesitas cursos de motivación ni palabras de ánimo acerca del gran hombre que eres. Tienes que buscar a Dios. Recuerda sus promesas. Bebe profundamente de la plenitud de su Espíritu. Disfruta la comunión con Dios y escucha su voz en la Palabra. Entonces levántate y da ese paso de fe como el hombre poderoso que eres en Jesucristo.

Hombres valientes y hombres insolentes

Para bien o para mal, Saúl ha sido presentado como el primer rey de Israel. En los próximos capítulos vamos a ver si estaba listo para reinar o no.

Después, Samuel le explicó al pueblo cuales eran los derechos y las obligaciones de un rey. Los escribió en un rollo y lo puso delante del Señor. Luego Samuel envió al pueblo a sus casas.

Cuando Saúl regresó a su casa en Guibeá lo acompañó un grupo de hombres a quienes Dios les había tocado el corazón. Sin embargo, había unos sinvergüenzas que se quejaban: «¿Cómo puede este hombre salvarnos?». Y lo despreciaban y se negaban a llevarle regalos. Mas Saúl guardó silencio. (25-27, NTV)

Hubo dos reacciones muy diferentes a Saúl.

El primer grupo ofreció su apoyo. Dios ya tocó sus corazones. Eran valientes, maduros, fuertes y piadosos. ¡Muy diferente de la inmadurez y cobardía de Saúl! Ellos conocían a Dios y comprendían y respetaban la autoridad que Dios le había dado a Saúl. Pero no eran ciegos; vieron la timidez y la falta de experiencia del nuevo rey. No era una atracción natural para Saúl, pero podían ver más allá de sus debilidades en lo que Saúl podría llegar a ser.

Cuando Dios pone su mano sobre tu vida, Él también proporciona a otros hombres para que te apoyen. Dios no te llama, solo que te abandone. Varones de Dios se sentirán atraídos por la presencia de Dios en ti. La tarea de Saúl era escuchar a estos hombres, pasar tiempo con ellos y aprender de ellos. Le correspondía a Saúl determinar lo que cada uno tenía para ofrecer y utilizar esas habilidades. Una de las marcas de un gran líder – ya sea en el gobierno, los negocios o la iglesia – es la calidad de los hombres que tiene a su alrededor. Un líder verdaderamente dotado atraerá a otros hombres dotados. Un líder inseguro será amenazado por ellos. La prueba real no es sólo atraerlos, sino saber cómo usarlos y cultivar su apoyo. Dios le estaba dando a Saúl un recurso precioso, pero parece que él lo desperdició. Estos hombres lo acompañaron a su casa, pero no está claro lo que ocurrió después. Tal vez si Saúl se hubiera quedado cerca de ellos, habría sido protegido de la cruel oposición y burla del segundo grupo.

Los hombres tienden a ser independientes y resisten la ayuda de cualquiera. Pero Dios rara vez llama a un hombre al liderazgo solitario. Tú eres parte de un cuerpo que tiene diversos dones espirituales. Si Dios te llama a una tarea, únete a otros hombres para ayudarte lograrla. Eso puede ser un duro golpe para tu orgullo, ya que ellos pueden ser más experimentados y cualificados que tú. Pero eso no importa si Dios te los trae. Puede que no sean los hombres que tú elegirías, pero Dios sabe lo que está haciendo, y está proporcionando graciosamente el apoyo y la orientación que necesitas. Atesóralos y escúchalos. Recibe su ayuda y humildemente da gracias a Dios por ellos. ¿Tienes a algunos «hombres valientes» a tu alrededor? ¿O uno que puedas buscar? ¿Eres tu uno de esos hombres valientes que Dios usaría para animar a alguien?

Solo habrá un rey del país. Puede ser humillante, pero acepta el llamado que Dios tiene para ti. No seas como el segundo grupo, que “lo despreciaba”, y “no le trajeron ningún regalo.” Esas son palabras fuertes, para mostrar cuán fuerte fue la oposición. No importa donde estés, tendrás detractores, así como partidarios. Saúl no fue la excepción. ¿No puedes visualizar a estos duros hombres machistas en la muchedumbre riéndose de este chico que fue arrastrado del equipaje? Son alborotadores, y aparecerán cuando Dios comience a moverse en tu vida. Su propósito es derribarte, desalentarte y hacerte dudar de lo que Dios ha dicho. Son enviados por el acusador de los hermanos, quien odia a Dios y te odia a ti. Nos encantaría si se fueran, pero dondequiera que Dios esté moviéndose, Satanás estará allí tratando de destruir la obra del Señor. Sería genial si pudieran esperar hasta que Saúl se estableciera, pero Satanás no es un caballero. Si él puede descarrilar una obra de Dios desde el principio, lo hará.

Lo triste es que estos sin vergüenzas eran del mismo pueblo de Saúl. Sería comprensible que los filisteos se negaran a llevarlo regalos, pero ¿hermanos israelitas? Por desgracia, a veces la oposición más fuerte viene de la iglesia. Gente orgullosa que camina en la carne despreciará al hombre que Dios toca y exalta. La selección de líderes de la iglesia es una de las fuentes más comunes de conflicto. Aquellos que no fueron elegidos, pero creen que están mejor calificados, a menudo desprecian al seleccionado y tratan de socavarlo. Se nota su ausencia en un servicio de instalación o reconocimiento donde otros traen regalos.

¿Por qué permitiría Dios que estos hombres insolentes vinieran contra Saúl tan rápidamente? ¿Estaba siendo cruel o indiferente? Definitivamente no. Una parte importante del crecimiento y el liderazgo es responder a la oposición. Por mucho que uno desee, ¡no se puede evitar la batalla! Dios fielmente proveyó a hombres valientes. Ahora la pregunta es ¿a quién escuchará Saúl? ¿Cómo va a responder a los alborotadores? ¿Cuánto le permitirá a Dios ministrarle a través de los hombres valientes?

Saúl guardó silencio

Una vez más, Saúl guardó silencio. Los hombres son buenos en eso. Parece ser la salida más fácil. A veces hablamos demasiado, pero a veces guardamos silencio cuando tenemos que hablar. Hay que saber cuándo hablar, y cuándo guardar silencio. ¿Mostró Saúl la moderación sabia, como lo hizo Jesús con sus acusadores? ¿O simplemente estaba asustado y no sabía qué decir? Probablemente debería haber dicho algo; tal vez devolver bendición para las maldiciones. Mi conjetura es que se sintió inadecuado. No quería enfrentarlos. No habló con Dios, quien le habría tranquilizado. Saúl lo internalizó, y su ego ya débil estaba un poco más desgastado. Las voces de los alborotadores se unieron a las de su padre, sus amigos y cualquier otra persona que le había lastimado de niño. Cuando regresó a casa, las palabras de los alborotadores permanecieron en sus oídos, mientras que las palabras de los hombres valientes no parecían tan fuertes. La experiencia con Samuel parecía lejana, pero sus acusadores parecían muy presentes. Satanás comenzó a construir una fortaleza en su mente basada en sus propios problemas de personalidad. Más tarde, cuando su gobierno colapsó, las mismas palabras resonaron en su mente. Dios proveyó una salida, pero como vamos a ver, la batalla solo se intensificó.

¿Has batallado con las mismas voces? Es posible que hayas ignorado a los hombres valientes que Dios ha traído a tu vida. Has estado demasiado orgulloso e independiente para acercarte a ellos. Puedes tener miedo de estar cerca de otros hombres. Mientras tanto, la voz de los alborotadores se ha mantenido fuerte, uniéndose a las burlas del pasado: “Nunca lo lograrás. Eres diferente. Nunca tendrás la victoria. No hay esperanza para ti. Eres un fracaso.”

Tú no eres diferente. No eres un fracaso. Cada hombre desde Adán en adelante lo ha experimentado. Tú tienes la opción de escuchar lo que Dios ha dicho, o al acusador y sus alborotadores que te desprecian. Identifica la voz de tu acusador. Dile que tú reconoces su voz. Decide rechazar sus burlas a partir de ahora. En lugar de meditar en la burla de la gente y tus malas experiencias, medita en lo que Dios ha dicho acerca de ti en su Palabra. Ora para que Dios en su gracia proporcione a hombres valientes para rodearte. Los necesitas.

¿Estás escondido en el equipaje mientras Dios te llama a levantarte e impactar poderosamente a tu familia y tu mundo? ¿A qué le temes? ¿Las burlas del enemigo? ¡Dios está contigo! Él te brindará todo el apoyo que necesites cuando des ese paso de fe.

 

3 respuestas a «Escondido en el equipaje: I Samuel 10: 14-27»

  1. Que hermoso! No se imaginan cuanto me ha ayudado este estudio / devocional! Me hice la pregunta ¿por qué se escondió Saúl? y aquí lo entendí… muchas gracias!

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